Desde que vengo escribiendo en este blog acerca de las consecuencias dañosas que han producido en la Iglesia las enseñanzas de Karl Rahner [1904-1984] no he dejado de recibir algunos comentarios críticos negativos, afirmando que exagero en mi valoración acerca de las obras del teólogo alemán, perito del Concilio Vaticano II, traidor al mismo Concilio, y opositor al Magisterio Pontificio.
----------Supongo que tales apreciaciones de algunos lectores y comentaristas de este blog sólo brotan de su desconocimiento o ignorancia inculpable (nesciencia) acerca del pensamiento rahneriano, y de sus negativas consecuencias. Sea como sea, adelanto que no dejaré de indicar estas que para mí son claras señales de las causas de la actual crisis en la Iglesia: el haber aceptado la interpretación rahneriana de los documentos conciliares como la auténtica interpretación católica, lo cual es absolutamente falso.
----------A continuación, un resumen de siete enseñanzas ranherianas que el católico culto no puede dejar de conocer, si quiere mantenerse a salvo de los errores actualmente muy difundidos por el modernismo:
----------Primera. Para Rahner, el hombre no es un animal racional, compuesto de un alma inmortal, creado a imagen de Dios, herido por el pecado original, redimido por el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo y abierto a la vida de la gracia, sino que es un espíritu en la historia, sujeto auto-trascendente siempre en gracia, extendiéndose por su misma esencia hacia el horizonte de esta su auto-trascendencia, que es Dios.
----------Segunda. Para Karl Rahner, Dios no es la primera causa y el creador del mundo desde la nada. La existencia de Dios no se puede demostrar racionalmente por vía de causalidad, partiendo de los efectos mundanos creados; no es purísimo espíritu inmaterial, trascendente, inmutable e impasible, independiente del mundo, sino que es el vértice espiritual supremo de la evolución de la materia auto-trascendente. De modo que para Rahner Dios existe solo en relación con el mundo y para el mundo. Como el espíritu no existe sin materia, es impensable un Dios que existiera sin el mundo. Por eso, Dios, al igual que el mundo, deviene, cambia, muta, sufre y es historia, deviene en la historia. Dios no trasciende el mundo, sino que está en el mundo. En Dios no hay tres personas, es decir tres subsistencias, las así llamadas "personas" son tres modos de subsistencia del mismo Dios. En definitiva, la Santísima Trinidad es inconcebible sin la relación con el mundo ("la Trinidad económica es la Trinidad inmanente").
----------Tercera. Para Rahner, Dios no puede ser conocido mediante conceptos, ni siquiera conceptos analógicos, que son siempre relativos y cambiantes. Por lo tanto, los dogmas del catolicismo también tienen su tiempo y varían según las culturas, por lo que siempre es necesario encontrar nuevos conceptos para expresar quién es Dios o para expresar el contenido de la Revelación, aún cuando estos conceptos estén en contradicción con los precedentes. La Iglesia, por lo tanto, no puede imponer dogmas fijos e inmutables, aunque más no sea porque Dios mismo cambia. La infalibilidad pontificia no consiste en el poder o facultad que tiene el Papa de definir verdades de fe de una vez y para siempre, sino en el hecho que él reconoce aquellos modos de expresar la fe que son válidos en el mutar de los tiempos.
----------Cuarta. Para Rahner, la fe no consiste en una doctrina, sino en una experiencia a-temática en gracia del ser divino como ser pensado. Es en verdad una experiencia de la verdad, pero la verdad no consiste en la adecuación del pensamiento a un real externo y objetivo (como afirma santo Tomás de Aquino), sino que la verdad consiste en la conciencia del ser como ser pensado, según el modelo del cogito de Descartes.
----------Quinta. Para Rahner, todo hombre tiende a Dios a-temáticamente y sobrenaturalmente en virtud de su propia esencia. Todos los hombres, por lo tanto, al menos inconscientemente, son cristianos (Rahner los llama "cristianos anónimos"). Por tanto, todo hombre está siempre en gracia, y la gracia no se adquiere porque Dios perdone el pecado, ni se pierde a causa del pecado. Por consiguiente, todos se salvan y nadie se condena. El pecado, por lo tanto, aunque fuese también el ateísmo, no pone obstáculo sobre el camino de la salvación, no interrumpe ese camino, por lo que es simplemente un detenerse en el camino, el cual debe ser reanudado. Por esto, el creer que el pecado sea cancelado por un sacrificio expiatorio, redentor y reparador, es una idea religiosa primitiva, hoy superada. Nuestro Señor Jesucristo no paga por nosotros ningún rescate en lugar nuestro, sino que simplemente representa la plenitud suprema del hombre en gracia, que se vuelve completamente hombre en el momento en que se convierte en Dios. No hay necesidad de "quitar" el pecado. El pecado es por su naturaleza una acción fallida, que se quita por sí sola. Los sacramentos no confieren la gracia, sino que son los signos externos de la gracia ya recibida.
----------Sexta. Para Rahner, la Iglesia se equivoca al querer definir de una vez y para siempre la naturaleza humana, como si fuera una esencia inmutable y universal con leyes y fines obligatorios. El hombre, por el contrario, tiene la facultad y la posibilidad de plasmar libremente la propia naturaleza y la propia corporeidad y, por lo tanto, de determinar libremente su propia esencia, su naturaleza.
----------Séptima. Para Rahner, finalmente, la relación social no es efecto de una elección de la persona, naturalmente inclinada a la relación social, y por lo cual tal relación supone ya la persona constituida y es su propia expresión en la sociedad civil y en la Iglesia. Por el contrario, la relación social es la que constituye a la persona como tal, de modo que si esta relación no existe, la persona no existe. Consecuencia de esto es que un embrión humano, que no realiza actos propios de la persona, no es persona humana.
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