sábado, 7 de marzo de 2020

El padre Ernesto Cardenal y la teología de la liberación

Ha habido algunos excesos discursivos y dialécticos en las crónicas de internet que se han referido al reciente fallecimiento del padre Ernesto Cardenal, y también las hubo cuando hace un año el papa Francisco le levantara las sanciones canónicas que pesaban sobre el sacerdote nicaragüense.

----------No han faltado quienes han dogmatizado fundándose en hechos de su vida pasada y también sobre suposiciones: "Murió Ernesto Cardenal: sacerdote... y guerrillero marxista... Murió sin pedir perdón y hasta despreciándolo...", y tras varias más presuposiciones personales, han concluido: "Que Dios lo guarde y a nosotros de él", sin tomarse siquiera la precaución de tener en cuenta la mera incógnita de que precisamente esa posibilidad de conversión, y esa chance de "que Dios lo guarde" en la otra vida, nos permita encontrarnos también con él, si es que nosotros tendremos la misma chance de que "Dios nos guarde"... y en tal caso: ¿qué significa ese "que Dios nos guarde de él"?... ¿Es que seremos capaces de pretender indicarle a Dios quiénes serán nuestros adláteres en el Cielo, supuesto que allí lleguemos?... 
----------Y hubo otras varias crónicas, cuando hace un año y ahora, han afirmado sin más ni más y de modo general: "defensor de la teología de la liberación..." 
----------Los sufrimientos de esta vida, los desencuentros en el camino, frecuentemente nos hacen tomar posiciones y perder objetividad. Personalmente me ha tocado también sufrir (mucho o poco, no lo sé, me ha tocado lo que me ha tocado) por la teología de la liberación: discusiones acaloradas con condiscípulos, desencuentros con hermanos de religión, convivencias que parecían imposibles de sacar adelante en comunidades y presbiterios... Y a pesar de todo ello, si somos dóciles a su gracia, Dios nos permite mantener la convicción de que es imposible aquí en la tierra separar trigo de cizaña...
----------Cuando los tradicionalistas atacan la teología de la liberación, dicho así, sin más, de modo general, a menudo desearía que se tomaran la molestia de hacer las mínimas distinciones. Es decir, que hicieran al menos por ejemplo la distinción entre las dos declaraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe (firmadas por el entonces cardenal Joseph Ratzinger) enfocadas de manera muy diferente sobre el tema de la teología de la liberación. Vale decir, que hicieran la debida distinción entre aquellos aspectos de la teología de la liberación que están efectivamente o pueden interpretarse dentro de la Tradición, tomada ésta como fuente de la revelación, y aquellas partes y aspectos que derivan manifiestamente de las tonterías transitorias del marxismo cultural que explotó en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo (y que aún sigue vivo, por supuesto). Este tipo de distinciones no es, y no debería ser, tema teológico muerto.
----------Sin pretender hacer comparaciones odiosas: el padre Ernesto Cardenal sufrió, es cierto, la sanción canónica impuesta por la potestad jurisdiccional del papa Juan Pablo II, potestad jurisdiccional que el mismo pontífice ejerció también sobre preclaras figuras de la resistencia ortodoxa contra los excesos del post-Concilio. El padre Ernesto Cardenal buscó y solicitó (en qué términos no lo sé) al papa Francisco, y éste decidió "con benevolencia, abolir todas las censuras canónicas" impuestas en razón de "su militancia política" dentro del régimen sandinista y el 18 de febrero de 2019 se le concedió la restauración de sus facultades sacerdotales.
----------Poco más de un año después, el pasado 1° de marzo, el padre Cardenal ha muerto. Su funeral fue vergonzosamente interrumpido por maniáticos zurdos que lo consideran un traidor.
----------Por supuesto, lo recuerdo bien, y también mi generación recuerda la escena aquella cuando, como ministro del gabinete sandinista, se arrodilló para ser bendecido por el papa Juan Pablo II... y no fue bendecido por el Sucesor de Pedro. En su lugar recibió una advertencia paterna para "regularizar" su relación con la Iglesia.
----------Pero este héroe de los "liberacionistas", este que fuera considerado "santón de los teólogos liberacionistas", cuando le llegó el momento que la divina Providencia había dispuesto, vio que la teología de la liberación había sido manipulada para ser simplemente otra barata tiranía latina, como las que se repiten en estos países latinoamericanos, o como las que bien conocemos los argentinos. Y al parecer, todo indica que la condenó enérgicamente. De ahí los gritos de "Traidor", en su funeral.
----------Si a pesar de las varias notas que le dediqué a la exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonía del papa Francisco, señalando críticamente sus aspectos oscuros, por un momento decidiéramos ser algo más benevolentes con ella, creo que deberíamos estar abiertos a aquellas partes de la exhortación que se refieren a la explotación despiadada de las tierras amazónicas por intereses financieros. Es una lástima que la campaña llevada a cabo por quienes impulsaron el Sínodo sobre la Amazonía, la Iglesia Alemana y el propio papa Francisco, para reemplazar la Iglesia Católica por una "Iglesia de rostro amazónico" basada en el liberalismo, el relativismo, el espíritu del tiempo y el actual estilo de vida burgués sexualmente promiscuo, haya enfocado con éxito la discusión sobre ridículas irrelevancias como las "Mujeres Diáconos" o "Diaconisas". Por supuesto, éste es otro ejemplo más de la habilidad del enemigo.
----------Volviendo a la citada parábola del trigo y la cizaña: no nos corresponde a nosotros juzgar el equilibrio entre el bien y el mal en esta tierra, ni en cualquier vida humana. Pero rezo por el bien que pudo haber hecho (no lo sé) el padre Ernesto Cardenal; su propia ofrenda sacerdotal, actuando "in persona Christi", inmerso como estuvo y lo estamos yo y todos los sacerdotes en los ilimitados méritos del Redentor, Nuestro Señor Jesucristo; méritos que la Fe nos dice que pueden interceder por este sacerdote de Dios ante el Trono de la Misericordia.
----------Dios lo bendiga; Dios lo purgue; Dios le otorgue el descanso.
----------Y que él ore por nosotros.

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