jueves, 12 de marzo de 2020

Elogio de santo Tomás de Aquino

La filosofía de santo Tomás de Aquino es recomendada por el Magisterio de la Iglesia porque el dogma se sirve de conceptos filosóficos, para expresar la verdad revelada; por lo cual, si la noción racional, de la cual la fe hace uso, es verdadera, se alcanza la verdad revelada. Si por el contrario es falsa, se cae en la herejía.

----------El hecho, por lo tanto, de que la verdad revelada trascienda la verdad filosófica o no esté vinculada a una filosofía en particular, no conduce a la Iglesia a autorizar el uso de un determinado y concreto sistema de filosofía, sino que el Magisterio de la Iglesia, correctamente, entre todas las filosofías, aprueba, recomienda y usa aquella que es o se supone ser la mejor filosofía de todas, que es precisamente la del Aquinate. Debemos ofrecerle a Dios lo mejor, comenzando por lo que produce nuestra inteligencia.
----------De hecho, es cierto que existe una multiplicidad de filosofías diversas, objeto de la libre elección, frecuentemente con opiniones contrastantes las unas con las otras. Pero no todas las filosofías son de la misma calidad. Las hay más válidas y menos válidas; y la filosofía verdadera es una sola.
----------Las verdades filosóficas evidentes o demostradas son universales, objetivas, irrefutables e inmutables. La verdad de la fe no es a la verdad de la razón como lo universal es a lo particular o, peor aún, como lo cierto a lo opinable, sino como un universal superior es a un universal inferior o lo más cierto a lo menos cierto.
----------Si la sola razón humana no logra alcanzar una verdad universal, la universalidad de la fe sería imposible, carecería de base racional, y caería en el error del fideísmo. Por supuesto, no se trata de reducir la verdad de fe a la verdad de razón, que sería el error opuesto al anterior, es decir, el error del racionalismo.
----------La Iglesia, en cambio, recomienda la filosofía del Aquinate, precisamente por su universalidad, que hace inteligible la universalidad del concepto de fe. En efecto, el Evangelio debe ser inculturado en las culturas china o india, por ejemplo, pero el el caso es que el Concilio Vaticano II ha prescrito la filosofía de Santo Tomás de Aquino también para los intelectuales, filósofos y teólogos chinos e indios.
----------En efecto, se puede expresar un dogma o una enseñanza del Evangelio  a la manera china o india, por ejemplo, pero la mente humana como tal puede ya de por sí concebir un pensamiento o una verdad universal en el campo de la teología natural, ya sea la mente de un chino o de un indio o de un italiano o de un argentino. Y es esta verdad universal de la razón, que tiene por objeto el mundo, Dios y el hombre, que hace de base y presupuesto racional universal de los contenidos de la revelación cristiana. Y es esta base universal la que es elucidada de modo excelente por la filosofía de Santo Tomás de Aquino.
----------El Concilio Vaticano II prescribe que el pensamiento moderno debe ser examinado a la luz de Santo Tomás, de modo de elaborar una nueva y más avanzada teología, que asuma críticamente los valores del pensamiento moderno y no, como la teología de Karl Rahner, que utiliza la filosofía del idealismo , ya en su momento condenado por la Iglesia. Lamentablemente, los errores del rahnerismo se vienen difundiendo desde hace más de cinco décadas, siendo tales errores los responsables de una falsa interpretación de las enseñanzas del Concilio y, por ende, los responsables de la amarga crisis de fe que hoy se vive en la Iglesia.
----------Por lo demás, el papa Francisco, ha reafirmado con toda precisión la condena de la filosofía del idealismo en sus dos encíclicas Evangelii Gaudium y Laudato si', cuando ha sostenido con toda claridad, como nunca había hecho antes el Magisterio pontificio, la distinción entre la idea y la realidad y que es la idea humana la que depende de lo real y no a la inversa, que es también el riesgo actual del gnosticismo, por el que el hombre se diviniza a sí mismo pretendiendo poseer una ciencia igual a la divina. Por consiguiente, hay que advertir en esta clara enseñanza del Santo Padre la doctrina que constituye el núcleo de la destrucción de la base gnoseológica y metafísica del rahnerismo pululante hoy en la Iglesia. Uno se pregunta entonces cómo es posible que haya quienes puedan afirmar que el Papa actual es un rahneriano, cuando es él precisamente quien ha sentado más claramente que nunca antes las bases para destruir la herejía del rahnerismo.

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