miércoles, 4 de marzo de 2020

¿Por qué debemos seguir a santo Tomás de Aquino?

Hoy, permítanme apenas dos palabras sobre Santo Tomás de Aquino, Doctor Communis Ecclesiae.

----------Quienes realmente aman de la verdad, reconocen perfectamente el hecho de que la verdad, aun siendo subjetivamente una, en cuanto adecuación del pensamiento al ser, adecuación a la realidad, tiene una doble fuente objetiva: 1) la verdad de la razón, que descubrimos partiendo de la experiencia, y las evidencias incontrovertibles del sentido común. Y procediendo con el razonamiento, ella nos conduce a las conclusiones y certezas de la ciencia, de la historia, de la moral, de la filosofía, de la metafísica y de la teología natural; y 2) la verdad de fe, que nos es comunicada por la revelación de Nuestro Señor Jesucristo, contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición y transmitida por el Magisterio de la Iglesia.
----------Ahora bien, el Magisterio de la Iglesia nos enseña ante todo 1) las verdades de fe, que la Iglesia formula en los artículos de fe y en los dogmas. Pero, dado que estas verdades reveladas por Dios presuponen 2) las verdades naturales a las que llegamos a través de nuestra razón, en particular por la filosofía, la Iglesia oportunamente también se ocupa de indicar aquellos maestros o aquellos teólogos, que mejor que otros, ayudan a que nuestra razón se acerque válida y fructuosamente a la verdad revelada.
----------De ahí y bajo esta luz las numerosas intervenciones de la Iglesia a lo largo de los siglos, encaminadas a indicar también doctrinas humanas a seguir y otras a evitar, para lograr una auténtica y mejor comprensión de la Palabra de Dios. De ahí las numerosísimas intervenciones pontificias desde la muerte del Doctor Angélico en el siglo XIII, hasta hoy, a favor de la doctrina de santo Tomás de Aquino [1225-1274], con particular insistencia y abundancia de indicaciones, sobre todo a partir del pontificado del papa León XIII en el siglo XIX, en la encíclica Aeterni Patris, hasta la encíclica Fides et Ratio del papa san Juan Pablo II.
----------En este contexto, el Concilio Vaticano II, sin embargo, por primera vez en toda la historia de los Concilios ecuménicos, recomienda un teólogo como privilegiado guía tanto en la educación católica, como en la investigación teológica, y también  en la formación sacerdotal: santo Tomás de Aquino.
----------El Aquinate, el Doctor Communis, es recomendado "para ilustrar los misterios de la salvación, cuanto más puedan, y comprenderlos más profundamente y observar sus mutuas relaciones por medio de la especulación" (Optatam totius, 16). Y por lo demás, el Concilio decreta que, "considerando con toda atención los problemas y los hallazgos de los últimos tiempos se vea con más exactitud cómo la fe y la razón van armónicamente encaminadas a la verdad, que es una, siguiendo las enseñanzas de los doctores de la Iglesia, sobre todo de Santo Tomás de Aquino" (Gravissimum educationis, 10).
----------Por consiguiente, la tarea de los filósofos y teólogos tomistas de la actualidad, como se desprende de las indicaciones conciliares -y aquí encontramos un gran ejemplo en Jacques Maritain, recomendado también por el papa san Pablo VI y por el papa san Juan Pablo II- es la de enriquecer la doctrina del Doctor Común de la Iglesia por medio de una sabia y vasta obra de discernimiento, que sepa, a la luz de la fe, del Magisterio de la Iglesia y de los principios de santo Tomás, acoger los valores del pensamiento y las culturas modernas, refutando los errores, de modo de ofrecer al pueblo de Dios un reforzamiento y avance en la fe y en las virtudes humanas y cristianas, y el estímulo para una nueva evangelización. 

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