domingo, 5 de marzo de 2023

Un intelectual católico y su camino hasta renegar de la fe (2/2)

No faltan en la literatura católica autobiografías en las cuales su autor narra cómo ha llegado a Dios. En cambio Severino, en el libro que a grandes rasgos hemos analizado, narra cómo Lo ha perdido. Pero no parece preocuparse demasiado por esta pérdida o por este rechazo. Afecta mucha calma y tranquilidad como si hubiera dejado algo que su mente ha superado. Está convencido, como todos los gnósticos, de haber encontrado una verdad superior. Sin embargo, un día, el último de su vida, él también ha debido hacer las cuentas con Dios.

El imprudente elogio del padre Agostino Gemelli
   
----------Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta aquí, vemos que Emanuele Severino, sin embargo, en un cierto momento se dio cuenta de que la propuesta bontadiniana de conciliación de Giovanni Gentile con santo Tomás de Aquino y con la fe cristiana no se mantenía en pie, pero en lugar de renunciar al idealismo para salvar la fe y en lugar de abrazar por tanto el realismo, que es el verdadero sostén de la fe, prefirió seguir adelante con el idealismo y abandonar la fe, hasta llegar en los últimos años de su vida al idealismo panteísta de marca hegeliana, con la diferencia de que Severino sustituye al Dios de Hegel por un "Destino", que por su inexorable determinismo negador del libre albedrío, tiene todas las apariencias de ser una reasunción de la antigua Ananké o Moiras o Himarmene del paganismo.
----------A esta influencia negativa de Bontadini probablemente haya que añadir también la del padre Agostino Gemelli [1878-1959], quien en 1956, en ocasión de la publicación por parte de Severino de uno de sus artículos en un volumen de la "Rivista di filosofia neoscolastica", hizo el siguiente comentario:
----------"Aparece entonces cómo el esencial núcleo metafísico consista en el mismo principio de no-contradicción, asumido en su auténtico y absoluto valor ontológico. Y no en su simple aspecto formalista; de modo que la esencia de la metafísica clásica encuentra su más pura individuación en la metafísica eleática, de la que el ensayo de Severino es una notable valorización: el principio de no-contradicción implica la misma inmediata afirmación del Absoluto" (pp.75-76).
----------De estas sorprendentes líneas del padre Gemelli se puede notar cómo el mismísimo Fundador de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de Milán, seguramente sin darse cuenta del potencial disruptivo contenido en estas afirmaciones, deja en cierto modo abierto a Severino ese camino desastroso que en los años siguientes él habrá de recorrer hasta el fondo, al precio de la pérdida de la fe.
----------En efecto, situar -como hace Gemelli- la esencia más pura de la metafísica en el eleatismo, es decir, en el ser parmenídeo, de modo que la noción de Dios se convierta en una simple explicación de la intuición de este ser, implicaba evidentemente el rechazo de la demostración de la existencia de Dios a partir de las creaturas, las cuales por lo tanto venían a ser excluidas como irrelevantes con respecto a un "principio de no-contradicción" que se resuelve únicamente en la intuición inmediata del Absoluto.
----------Aquí ya está, al menos in nuce, la tesis severiniana de la contradictoriedad de la noción de creatura y, en consecuencia, el rechazo de la fe cristiana, que en cambio admite que el principio de no-contradicción vale también, aunque analógicamente y participativamente, para la creatura. En cambio Severino al formular el principio de no-contradicción, pasa por alto la referencia al tiempo, que nos permitiría comprender la identidad del devenir. En efecto, la formulación correcta de dicho principio es la de santo Tomás de Aquino: "Es imposible que el ente sea y no sea simultáneamente bajo el mismo respecto".
----------Ahora bien, Severino, en lugar de criticar la propuesta de Bontadini, a partir del realismo y de su fe católica, acaba abandonando la fe. La reflexión severiniana, entonces, a lo largo de los años, se da cuenta de que la intuición parmenídea del ser deja el mundo afuera. Es cierto que en un primer momento Severino intentó insertar el mundo en la esencia del Ser como opus ad intra excluyendo el opus ad extra, que recordaba la idea de la creación de un mundo externo a Dios. Pero por otra parte, Severino no quería renunciar a su monismo acósmico, según él necesario para salvar el principio de no-contradicción.
----------Además, la negación del devenir y del principio de causalidad eficiente, reducía evidentemente el sistema severiniano a una simple estructura formal, donde estaba también ausente la causalidad final. ¿Cómo resolvió el problema? Rechazando la solución ontológica, que le habría llevado a la reintroducción del devenir y por tanto de la creación, Severino creyó poderse refugiar en una nueva versión de la dialéctica hegeliana, donde el "Destino" ocupa el puesto de la "Idea absoluta" hegeliana y del Dios cristiano, jugando el papel de motor fundamental, pero no en el sentido de la causalidad eficiente o creadora, sino más bien sólo como autodeterminación y finitización lógica y necesaria del Absoluto en lo interno de sí mismo en la finitud del mundo.
----------Dice Severino: "A partir de mi libro Destino della necessità (ediciones Adelphi 1980) se hace explícito que la alienación, es decir, la locura extrema de Occidente, no es una culpa o un error que el mundo habría podido evitar, sino que es el mismo destino de la verdad el que envía, ineludiblemente, la locura extrema (la envía precisamente como aparecer finito, es decir, en la constelación del Yo del destino: en nuestro ser originario ser más allá del "hombre"). Y precisamente porque la locura extrema es enviada con necesidad por el destino, precisamente por eso puede manifestarse la superación de ella misma, a la cual estamos destinados" (p.99).
----------Tal como sucede en Hegel, la contradicción, representada aquí por la "alienación", ya no queda fuera del ser, como en el puro parmenidismo del primer período de Severino, sino que, después de haber funcionado, restablece la identidad, como en la dialéctica hegeliana, que suscita el no-ser del ser y viceversa, precisamente en el momento en el cual se opone a la identidad.
----------En la concepción que se ha explicado, Severino piensa encontrar dos ventajas: primero, superar la estaticidad del sistema parmenídeo en virtud del movimiento dialéctico y, segundo, abrazar la verdadera totalidad, que requiere incluir no sólo el ser sino también el no-ser; no sólo lo verdadero sino también lo falso, no sólo la sabiduría sino también la locura, no sólo la virtud sino también el pecado, no sólo el bien sino también el mal, no sólo la vida sino también la muerte. Así, siempre según Severino, Todo es verdaderamente Uno. Todo sigue siendo eterno y todo sigue siendo necesario y en tal modo Severino piensa haber redescubierto, pero después de un adecuado proceso lógico necesario, la instancia inicial parmenídea.
   
¿Ha sabido alguna vez Severino lo que es verdaderamente la fe católica?
   
----------Llegados a este punto, nos surge un interrogante bastante serio. ¿Severino alguna vez ha sabido lo que verdaderamente es la fe católica? ¿Alguna vez verdaderamente Severino ha tenido la fe católica? Él afirma haberla tenido desde niño y haber sido practicante. Pero cuando vamos a mirar cómo en el libro al que aquí nos referimos, él concibe o entiende la fe cristiana, se nos caen los brazos, a tal punto llega la falsedad de la noción de fe que Severino nos presenta. Ya lo hemos señalado.
----------Podríamos añadir algunos otros restos o rastrojos que quedan sobre el terreno tras la cosecha que hemos realizado: "La Locura extrema es la madre de todas las fes, es decir, de todas las formas de locura -incluida la cristiana, por tanto" (p.66). En los Studi di filosofia della prassi, obra de 1962, escrita cuando aún era profesor en la Universidad Católica, libro que dio origen luego al proceso canónico por el cual Severino fue expulsado de la Universidad de Milán, él afirma: "En la fe lo que no es verdad es asumido como verdad", "si la fe es contradicción, mientras se permanece en la fe, se permanece en la contradicción" (p.72). En el Poscritto de su libro Ritornare a Parmenide, de 1965, Severino declara: "El contenido mismo de la fe cristiana es contradictorio, [...] es decir, algo imposible y por tanto necesariamente inexistente" (p.73).
----------Indudablemente a estas alturas se hace difícil entender cómo un docente de la Universidad Católica de Milán, con semejantes ideas, pudiera seguir enseñando en esa alta sede docente. De aquí se comprende la intervención de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1970, que llevó a su expulsión del Ateneo. Sin embargo, Severino, ya arraigado en sus ideas, no captó en absoluto el alcance y el significado del severo reclamo disciplinar, sino que se arraigó todavía más en el error, pasando en los años siguientes, como hemos visto, desde un monismo parmenídeo, libre de los aspectos negativos del mundo, a un monismo dialéctico de marca hegeliana, revestido por el mito pagano del "Destino", según el cual el no-ser, lo falso, el mal y la muerte llegaban a constituir la estructura misma de lo "Eterno" y de lo "Necesario".
----------Lo que en mi opinión ha conducido a Severino a perder la fe fue la idea que le vino en mente y a la cual siempre ha quedado luego apegado, cuando comenzó siendo adolescente a advertir la cuestión de la verdad, y es la idea, como ya he señalado, que no hay otra verdad cierta, definitiva e irrefutable, sino aquella verdad que es dada o por la ciencia o por la evidencia inmediata y no tanto la verdad del sentido, sino más bien la verdad de la razón, ya que sobre todo el Severino maduro será muy escéptico respecto del conocimiento sensible, como lo atestiguan claramente muchos pasajes del libro que estamos comentando. Ahora bien, dado que el saber de fe es un conocimiento mediado, ya este simple hecho a los ojos de Severino invalida la fe, al margen de las cuestiones de contenido que ya hemos visto, como el dogma de la creación.
----------En cualquier caso, lo que desconcierta es el concepto de fe que expone Severino en su libro, concepto que no corresponde para nada al concepto católico, según el cual la fe no es ni ilusión ni contradicción ni falsedad, sino suprema verdad revelada por Dios mismo, suma Verdad.
----------En efecto, como enseña el Concilio Vaticano I, la fe católica es aquella "virtud sobrenatural, por la cual bajo la inspiración divina y la ayuda de la gracia, creemos ser verdaderas aquellas cosas que han sido reveladas por Dios, no a causa de la intrínseca verdad de las cosas vista a la luz natural de la razón, sino gracias a la autoridad de Dios mismo revelante" (Denz. 3008).
----------Ahora bien, la fe cristiana supone la evidencia incontrovertible tanto de la verdad del sentido como de la verdad de la razón, en cuanto verdad espontáneamente, necesariamente y originariamente percibida por la mente. La fe cristiana supone indudablemente la percepción de la no-contradictoriedad del ente. Sobre ello, indudablemente Parménides nos da una pista importantísima.
----------Pero la razón humana, deduciendo de las percepciones primarias del sentido común, mediante la aplicación del principio de causalidad, la existencia de Dios en cuanto Dios es suma y suprema Verdad creadora de la misma verdad natural percibida por la razón, se da cuenta posteriormente de la naturaleza personal de la divinidad, divinidad que le aparece además infinitamente buena y sabia, por lo cual espontáneamente la razón es llevada a pensar en la posibilidad de que Dios, si quiere, pueda revelarle algo de su Ser divino. De aquí, con la ayuda de la gracia, como dice el Concilio Vaticano I, el acto de fe, supremamente razonable y bien motivado, gracias al cual la mente humana, de por sí abierta a la totalidad de la verdad, acoge la divina revelación ofrecida por nuestro Señor Jesucristo a través de la Iglesia.
----------El defecto del eleatismo radica en el hecho de que bloquea el pensamiento en una concepción del ser únicamente como ser absoluto, de modo que ya no queda espacio para esa realidad mundana que, al fin de cuentas, es ese ente finito y contingente que se manifiesta primero a nuestra mente, antes de que nuestra mente, reflexionando sobre la causa del mundo, llegue a saber de la existencia del Ser absoluto.
----------Por el contrario, Severino ha quedado bloqueado en el principio de identidad sin pasar al principio de causalidad, de modo semejante a como una máquina se atasca y no puede continuar trabajando. Lo que ha ocurrido entonces, es que Severino, no pudiendo sin embargo dejar de reconocer la evidente existencia del mundo y por tanto la existencia de lo múltiple y del devenir, pero obstinándose al mismo tiempo en considerarlos contradictorios en cuanto distintos del Ser absoluto, ha enmarcado por la fuerza esta realidad en lo interno del Absoluto mismo, al que comprensiblemente Severino ya no le apetecía llamar "Dios", cayendo por otra parte en su característico monismo panteísta acósmico e idealista.
   
¿Alguna vez Severino se ha preocupado por conocer y profundizar
lo que es verdaderamente la fe católica?
   
----------Uno no puede evitar preguntarse entonces: ¿pero Severino nunca ha conocido y aceptado esta definición de la fe dada por el mismo Magisterio de la Iglesia Católica? Todo buen método implica que si yo debo definir algo que es producido por un cierto autor, debo mantenerme en la definición que ha dado el autor. Ahora bien, debería ser evidente que para saber qué es la fe católica, uno se debe informar precisamente en esa misma Iglesia Católica que promueve de esa fe su conocimiento y su ejercicio.
----------Por lo tanto nos preguntamos: ¿Severino no ha vivido su fe según tal definición? ¿Ha recibido una instrucción sobre lo que verdaderamente es la fe? De hecho, son tales y tantas las enormidades y barbaridades que él dice al respecto, que uno viene casi al hecho de preguntarse si alguna vez él haya sabido qué es verdaderamente la fe y si, por lo tanto, alguna vez la haya tenido verdaderamente.
----------Y entonces sobreviene, urgente, otra pregunta: ¿cómo ha hecho Severino para lograr ser contratado en la Universidad Católica de Milán? ¿Ha creído poder resistir al engaño del idealismo? ¿Ha sucumbido a la seducción del idealismo incluso presente en la Universidad Católica? Antes de que fuera contratado, ¿no ha sido hecha ninguna verificación en cuanto a la autenticidad de su fe? ¿O bien Severino se hizo pasar por ser creyente? ¿Pero a qué propósito? ¿Por qué necesitaba ser contratado en una Universidad Católica?
----------Severino, que tuvo un buen comienzo en su juventud planteándose la cuestión de la verdad, luego se derrumbó ante el problema de Dios. De ahí la falsedad o la renegación de su fe católica, admitido que alguna vez la haya tenido. El encuentro con Parménides a través de Bontadini ha sido a la vez fascinante y fatal. De hecho, el ser de Parménides puede ser interpretado como el bíblico Ipsum Esse, pero a condición de que se lo distinga del ser analógico y múltiple del mundo y no se lo excluya en virtud de un exasperado univocismo.
----------En cambio, Severino interpreta el ser de Parménides como exclusivamente necesario, único, eterno, por lo tanto tal como para excluir el ente creado y la divina actividad creadora. Por consiguiente, en contacto con Parménides, Severino concibe un Dios cerrado y obstruído en sí mismo, que no crea. Confunde la divina autosuficiencia con un irrazonable egoísmo y una árida esterilidad.
----------Este Dios así concebido por Severino, ciertamente no es el Dios cristiano. Queda un Ser eterno, absoluto, necesario, que sin embargo no es el verdadero Dios, sin que por ello Severino caiga en el ateísmo, que implica la absolutización de la materia, del hombre o de lo finito. Sino que Severino está en las antípodas de tal visión, tanto como para considerar lo finito como inexistente o como una ilusión.
----------Más bien se puede hablar, para el caso de Severino, de panteísmo, en cuanto el mundo es absorbido en Dios y se disuelve en Dios, aunque esto implique entonces una inversión, por lo cual toda cosa acaba por ser Dios y por ser eterna. Entonces, no puede concluirse más que yo también soy Dios. Severino, sin embargo, a partir del idealismo alemán, admite dos niveles del yo: el "Yo del Destino", que recuerda el Yo absoluto de Fichte, el Yo que coincide con la Verdad y con el Ser; y el "yo humano", correspondiente al yo empírico de los idealistas, que es sueño, ilusión, apariencia, vanidad, error, maldad. Sin embargo, en el segundo Severino también este yo es el aparecer del Eterno y es él mismo eterno.
   
Severino está convencido de haber ido más allá de Dios
   
----------En sus obras, conferencias y artículos, Severino, después de haber perdido la fe, ya no habla de Dios; pero está claro que para él el Ser, la Identidad, lo Eterno, la Verdad, la Necesidad, el Destino tienen algo del Dios cristiano y han tomado su lugar. Sin embargo, carecen de los atributos de la sabiduría, de la voluntad, de la omnipotencia, del amor, de la providencia, de la misericordia y de la Justicia.
----------Para Severino, aquello que él pone en lugar de Dios, no es un Tú que me habla y al cual puedo hablar, un Tú infinito que me ha creado, me ama y toma cuidado de mí. Es en cambio, como el brahman del hinduismo, el fondo y la sustancia de mi yo individual particular, el jivan del hinduismo.
----------A la vez, el mundo, para Severino, no es un conjunto de entes o de sustancias o una familia de personas, que Dios haya creado y de las cuales Él es Señor y Salvador, bueno y providente, sino que es una única estructura, férrea y unitaria, en la cual todo es necesario para la existencia del todo, de modo que si faltara una parte, el Todo fallaría: lo cual es una concepción típicamente panteísta, que confunde la pluralidad de los entes con la pluralidad de los atributos divinos. Sólo en este caso, de hecho, la negación de uno implicaría la negación de todos los otros. El mundo, por tanto, para Severino es la determinación o finitización necesaria, tanto en el bien como en el mal, de la misma esencia divina, que es también mi esencia.
----------¿Qué es lo que tenemos, al fin de cuentas, para aprender de la historia de Severino narrada por él mismo? Que la fe es al mismos tiempo una ardua conquista y don de Dios, que no toda filosofía la permite y la favorece, sino sólo aquella visión realista que es conforme al mismo realismo de la fe.
----------La fe debe ser fundada, justificada, alimentada, defendida y robustecida continuamente hasta el término de nuestra vida, en la espera de la visión beatífica. No debemos tener demasiada prisa por ver a Dios, sino que debemos esperar en la oscuridad luminosa de la fe y a través de las creaturas.
----------Sabemos bien (nos lo enseña san Pablo, por ejemplo) que hay sutiles y fascinantes tentaciones que buscan falsificar o corromper nuestra fe. No lo debemos permitir. Si realmente lo queremos, con nuestro esfuerzo y el sostén de la gracia ninguno puede quitarnos este tesoro, que nos procura la vida eterna y la verdadera alegría que Severino busca en vano en su presuntuoso gnosticismo.
----------No faltan en la literatura católica autobiografías en las cuales el autor narra cómo ha llegado a Dios. Hemos visto que también hay quien narra cómo Lo ha perdido. Severino no parece preocuparse demasiado por esta pérdida o por este rechazo. Afecta mucha calma y tranquilidad como si hubiera dejado algo que su mente ha superado. Está convencido, como todos los gnósticos, de haber encontrado una verdad superior.
----------Severino en este libro suyo que a grandes rasgos hemos analizado, se muestra convencido de haber ido más allá de Dios. El cristianismo para él es un engaño del cual él ha descubierto el por qué. Sin embargo, un día, el último de su vida, él también ha debido hacer las cuentas con Dios.

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