sábado, 4 de marzo de 2023

Un intelectual católico y su camino hasta renegar de la fe (1/2)

Dice el apóstol san Pablo: "Cuidad de dejar que nadie os esclavice con la vacuidad de una engañosa filosofía" (Col 2,8). Se trata de una advertencia que parece no haber tenido en cuenta, o no haber conocido, Emanuele Severino, cuya vida y derrotero intelectual, tal cual él mismo nos lo cuenta, siguió el itinerario de una fe católica recibida durante su infancia, a la renegación gradual de esa fe, a causa de la filosofía que había abrazado. 

----------Hace ya más de una década, en 2011, el filósofo italiano Emanuele Severino [1929-2020] publicaba un libro para la editorial Rizzoli titulado Il mio ricordo degli eterni. Autobiografia, en el cual, al evocar muchos hechos de su vida, traza una breve síntesis de su pensamiento- Por cierto, si bien no son pocas ya las obras de Severino vertidas al español, sin embago, hasta donde sé, no se ha traducido ésta todavía. Este libro autobiográfico es muy interesante, porque allí encontramos los principales temas de su especulación en sí mismos y en su desarrollo histórico, con las referencias a sus principales obras, donde son tratados y desarrollados dichos temas. El lenguaje es muy accesible, a diferencia de otros trabajos teóricos de este autor, y la exposición es muy digna de crédito en cuanto ha sido realizada por el mismo famoso filósofo.
----------El hilo conductor o leitmotiv de este escrito de Severino es la evolución de su pensamiento, a partir de una fe cristiana que él había aprendido durante su infancia, hasta acabar en un gradual desfallecimiento de esta fe, progresivamente sustituida por la filosofía, la cual se había inicialmente inspirado en un puro parmenidismo, con su característico tema del Ser, el mismo parmenidismo absorbido por Gustavo Bontadini [1903-1990], y posteriormente a un parmenidismo ligado a la dialéctica hegeliana con el tema del "Destino".
   
El ser no puede no ser
   
----------Sin embargo, en Severino permanece el monismo acósmico determinista de fondo, según el cual "el ser no puede no ser", y la impostación idealista heredada de Gentile y Bontadini de la negación del "presupuesto naturalista", es decir, de la externalidad y de la independencia del ser o bien de las cosas del pensamiento, de la intranscendibilidad del pensamiento y de su coincidencia con el ser. El ser es el ser pensado. El pensamiento humano es confundido con el pensamiento divino, señor del ser e idéntico a su ser.
----------El primer Severino afirma la identidad, inmutabilidad, univocidad y unidad del Ser, considerando que ello sea requerido por el principio de no-contradicción y, en base a esta interpretación de dicho principio, niega la existencia del no-ser, del devenir, de lo contingente, de lo múltiple.
----------Severino, por consiguiente, no capta la analogía del ser y el modo analógico con el cual se debe aplicar el principio de no-contradicción, que vale no sólo para Dios (el "Ser"), sino también para los entes finitos. Es verdad que más allá del ser no hay nada; pero dado que Severino confunde el ser metafísico con el teológico, él es coherente en el decir que fuera de Dios (por él llamado "Ser") no existe nada.
----------En cambio, santo Tomás de Aquino distingue con mucha precisión el ser como tal (ens ut ens, ens in communi) del Ipsum Esse, que es Dios, Ser personal, unicísimo y especialísimo, como dice el Concilio Vaticano I: "Una singularis simplex omnino et incommutabilis substantia spiritualis" (Denz. 3001). Si el ser como tal fuera Dios, todo ente finito, toda creatura que tiene el ser, sería Dios. Y tenemos el panteísmo.
----------El error de Severino no es el de entender el ser absoluto como totalidad. Es verdad que Dios tiene en su esencia la totalidad de todas las perfecciones. El error de Severino, en cambio, es el de no darse cuenta de que junto, al lado y por debajo del Ser por esencia, existe también el Ser por participación, que es el mundo.
----------La generación y la corrupción de los entes, por tanto, para él, no tiene nada que ver con la relación potencia-acto, conceptos que él juzga falsos, sino que para él, mientras la generación es la aparición de eso que existe ab aeterno, la corrupción es el ocultarse de lo que existirá eternamente. Todo aparece y todo desaparece en un ciclo eterno y al mismo tiempo todo es eterno. Severino considera el mundo como el aparecer de Dios, confundiendo con ello mismo el aparecer del mundo con el aparecer de Dios.
   
Del parmenidismo a la concepción hegeliana, del creacionismo al nihilismo
   
----------En esta concepción está ya en germen lo que será sostenido por el último Severino, a saber, que incluso la muerte, el mal y el no-ser son eternos y por tanto no niegan el principio de no-contradicción, sino que lo reafirman. Sin embargo, aquí ya no tenemos un puro parmenidismo, sino la concepción hegeliana, dialéctica, del principio de no-contradicción, que concibe la identidad precisamente como la identidad de los contradictorios. Ya no tenemos la oposición del sí al no, sino la síntesis y la coexistencia del sí con el no.
----------Por lo demás, esto es concebible y posible en una gnoseología idealista como la de Severino, que reduce el ser al ser pensado o, como diría Hegel, al "concepto": si en efecto es posible (como es posible) en el plano lógico del ente de razón admitir la coexistencia a la par del ser y del no-ser, una concepción como la de Severino, que reduce todo a pensamiento, no tiene dificultad en admitir la legitimidad de esa contradicción también en el plano ontológico. Santo Tomás también reconocía que eadem est scientia oppositorum, pero el Aquinate tiene sumo cuidado en distinguir el plano de la lógica del plano de la metafísica.
----------Para el primer Severino el principio de no-contradicción vale sólo para el Ser eterno, que es el Ser parmenídeo, mientras que un ente contingente o deviniente, mezcla de ser y no-ser, sería para Severino algo contradictorio y por lo tanto algo que no existe. Por eso Severino acaba por negar la creación divina del mundo y también acaba por juzgar contradictoria la misma fe cristiana, que admite precisamente la absoluta trascendencia de Dios y la creación desde la nada de un mundo distinto de Dios.
----------Ahora bien, para comprender esas conclusiones, tengamos en cuenta que Severino confunde la doctrina creacionista del ente finito creado de la nada con la tesis nihilista, correctamente condenada por él, según la cual el ser es nada, por lo cual acusa absurdamente al cristianismo de nihilismo.
----------Posteriormente, el segundo Severino, en cambio, como ya hemos visto, admite hegelianamente como eterno también el no-ser, de modo que la contradicción pasa a identificarse con la identidad. En tal modo Severino, siguiendo en ello a Hegel, cree haber abrazado verdaderamente la totalidad, pero lo hace al costoso precio de esa "contradicción" en base a la cual había rechazado la fe en su juventud. La fe queda así excluida en cuanto "contradictoria", pero Severino no tiene reparos en legitimar el no-ser y el mal en nombre de una "totalidad", que reduce lo real a lo pensado, y reduce la metafísica a la lógica.
----------En esta segunda y última fase de su pensamiento, Severino, por tanto, con la intención de unir el ser con el no-ser y el bien con el mal en una superior omnicomprensiva totalidad, acepta el principio hegeliano de la contradicción. En tal modo, eterno no es sólo el ser sino también el no-ser, no sólo el bien sino también el mal.
----------Severino niega por tanto el principio de causalidad, según el cual el ente contingente es causado. Para él, el intelecto humano tiene la inmediata y originaria evidencia de la Verdad absoluta como Ser absoluto, que es la totalidad y unidad del Ser. Severino, por tanto, no acepta la doctrina de la Iglesia, basada en san Pablo (Rm 1,20), según la cual la mente humana llega a captar al Ser absoluto, es decir, a Dios, a partir del conocimiento de las cosas, o bien de los efectos de su poder creador (cf. Concilio Vaticano I, Denz. 3026).
   
La confusión del "ser" en Severino
   
----------El ser en cuanto ser en Severino es confundido con el Ser absoluto o divino. Severino niega la existencia de una multiplicidad de entes dispuestos según grados jerárquicos, al vértice de los cuales exista un Summum Ens, es decir, Dios. Para él, contrariamente a cuanto enseña la Iglesia (Concilio Vaticano I, Denz.3001), el Ser es único, necesario y eterno y no existe nada fuera de él.
----------Por consiguiente, para usar el lenguaje de la religión, según Severino no existe un Dios distinto del mundo, ni el mundo es distinto de Dios. Por lo tanto, no existe un Dios que sea trascendente al mundo y que sea creador del mundo. Por el contrario, según Severino, el mundo no es más que el aparecer de Dios, de modo que toda cosa es eterna, y estos son los que Severino llama los "eternos".
----------¿Por qué Severino rechaza la fe en nombre de la filosofía? Porque él, como narra (p.37 del libro citado), desde muy joven se afanó por llegar a una verdad "incontrovertible y definitiva"; salvo que, sin embargo, él tuvo la pretensión, o cayó en el error de creer que el hombre pueda conocer tal verdad sólo con el método o con la evidencia o con la ciencia; la verdad tenía que aparecérsele directamente e inmediatamente, de lo contrario no la consideraba verdad: o ver la verdad o nada. O toda entera o nada.
----------Ahora bien, se debe reconocer que es correcto el deseo de una verdad absoluta, perenne, divina y total; pero Severino olvidaba que esta verdad intelectual viene alcanzada por el hombre sólo gradualmente a partir y a través de la verdad parcial y particular que encontramos en las cosas sensibles.
----------Por lo tanto, la de Severino es una concepción demasiado pretenciosa para el ser humano y por consiguiente una concepción falsa e ilusoria del conocimiento humano, que en realidad, con el rechazo del acto de fe, se cierra al verdadero conocimiento de la verdad total, que solamente viene revelada por Dios al hombre precisamente en la virtud de la fe teologal. En efecto, el hombre, con la fe cristiana, puede captar una verdad divina, muy superior a la que la razón por si sola puede captar.
----------Por consiguiente, Severino se ha equivocado al preferir el modo del conocer al contenido del conocer. Ciertamente el modo del conocer que resulta de la evidencia o de la manifestación inmediata o de la ciencia es el modo perfecto. Pero Severino ha pasado por alto que el contenido más alto de verdad que la mente puede accoger no puede más que provenir de una revelación divina, que es precisamente el contenido de la fe cristiana por medio de nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia.
----------Aquí, en el conocimiento por la virtud de la fe de la verdad revelada, como observa santo Tomás, no tenemos la evidencia de los contenidos y, sin embargo, tenemos una certeza superior a aquella asegurada por la razón. La razón, por su parte, aunque iluminada por la fe, no puede comprender exhaustivamente el misterio divino; y, sin embargo, ella es elevado por Dios a una cierta comprensión beatificante, que corresponde al máximo de conocimiento que la mente humana puede alcanzar.
   
Severino tras los pasos de Bontadini que abandona la filosofía escolástica para seguir a Gentile
   
----------De cuanto luego Severino relata sobre su vida, parece desprenderse que él comenzó a rechazar la fe o cuanto menos a tener dudas ya desde antes de ser contratado en la Universidad Católica. Probablemente comenzó a ser desviado de la fe por ciertas enseñanzas de Bontadini ya desde 1949 (p.31), cuando Bontadini, que sin embargo permaneció católico durante toda su vida, creía posible y urgente fundamentar la fe católica de modo moderno, abandonando filosofía escolástica y haciendo referencia en cambio a Gentile, quien según él captaba el alma de santo Tomás mejor que los doctores escolásticos.
----------Esta extraña idea parece haber nacido en la mente de Bontadini por haber fallado en realidad en captar el alma verdadera del tomismo, que no es el ser parmenídeo que de algún modo revivía de manera idealista en Gentile, después de haber germinado en Descartes. Al respecto, recordemos el famoso enunciado de Parménides: "to autó to einai kai to noéin" (la misma cosa es el ser y el pensamiento).
----------Bontadini probablemente ha pensado que el núcleo del tomismo no fuera la percepción del ser analógico extraída de los sentidos, sino su doctrina de las Ideas divinas (cf. Summa Theologiae, q.15), más cónsona con el idealismo. Pero el hecho es que esto no corresponde a lo verdadero. El verdadero centro de la especulación tomista es, en cambio, el ente, el cual ciertamente conlleva el ideal, pero para Tomás la realidad es ante todo el ente real. El ideal es representación mental o proyecto o modelo mental de realidad.
----------Para Tomás, lo real tiene primacía sobre lo ideal. Lo ideal se funda sobre lo real y supone lo real, pero lo real no requiere necesariamente lo ideal, excepto cuando surge la cuestión del espíritu, del conocimiento y de la verdad. Pero en cuanto tal, el ideal presupone el ente y es dependiente del ente. El Dios de santo Tomás de Aquino no es "El que piensa" o no sé qué cogito o Autoconciencia o Yo trascendental de vago sabor cartesiano o fichtiano, sino que es "El que Es", es el "Yo soy" de matriz bíblica.
----------Considero además que el proyecto bontadiniano, aunque discutible, pretendía encuadrarse dentro de la impostación filosófica general de la Universidad Católica, la cual pretendía promover un tomismo abierto al pensamiento moderno, de alguna manera anticipándose así a las indicaciones del Concilio Vaticano II.

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