El razonar sofístico no es la lógica del tercero excluido, sino la lógica del tercero incluido. Es la lógica que no opone el sí al no, sino que los une. Es la lógica de los dos señores: no solo el sí al sí, sino también el sí al no. Es la lógica de la doblez. Es el decir ser a lo que no es y el decir no-ser a lo que es. Es la lógica de la mentira. Es el hacer aparecer verdadero aquello que es falso y el hacer aparecer falso aquello que es verdadero. Es la lógica de la simulación y de la hipocresía. [En la imagen: detalle de las figuras de los apóstoles san Juan y san Pedro en "Asunción de la Virgen", óleo sobre tela de Daniele da Volterra, de alrededor de 1541, conservado y expuesto en la Iglesia de Trinità dei Monti, Roma, Italia].
Las operaciones lógicas fundamentales
----------La operación lógica fundamental es la constitución del ente de razón lógico. Se trata del mismo ente real externo al pensamiento, pero inmanentizado y hecho propio por el pensamiento o por la razón bajo forma de concepto, idea, juicio, razonamiento. En este punto la razón se relaciona con el ser de dos modos opuestos según se trate del ente real o del ente lógico.
----------En el campo de lo real, la razón ve la oposición radical y absoluta entre ser y no-ser. Ellos no tienen nada en común y se excluyen, se niegan el uno al otro recíprocamente de modo absoluto.
----------En el campo de lo real, la razón formula por tanto el principio de identidad, que podemos desarrollar en las siguientes observaciones: es imposible que un ente dado sea y no sea simultáneamente y bajo el mismo aspecto. Cada ente tiene su propia identidad y es identificable por esta identidad. Cada ente es un ente determinado y no otro. Los contrarios no pueden realizarse juntos simultáneamente, sino sólo sucesivamente. Invierno y verano no pueden verificarse simultáneamente, sino sólo sucesivamente. Todo deviniente, en cada momento de su devenir, tiene su propia identidad, y no puede no ser lo que es, en el momento en el cual es, mientras que ya no es lo que ha sido y no es todavía lo que será.
----------El devenir, por tanto, no es, como quisiera hacernos creer Hegel, "unidad de ser y nada", porque una cosa es o no es; no puede ser y no ser al mismo tiempo. El devenir es ciertamente pasaje. En esto Hegel tiene razón. Pero pasaje es, como intuyó Aristóteles, acto de lo que está en potencia. El deviniente pertenece al ser, y no tiene nada que ver en absoluto con la nada. Sólo que es precisamente ser deviniente y no fijo ni estable.
----------El devenir no justifica en absoluto una lógica de la contradicción, porque no se trata en absoluto de afirmar y negar que el deviniente existe, cosa que no tiene sentido, sino que se trata simplemente de reconocer que el devenir deviene, lo cual es inteligible, conceptualizable, tiene una identidad propia y no es en absoluto contradictorio. El uso de la lógica está regulado por la virtud de la honestidad intelectual.
----------Una cosa que es muy interesante en Aristóteles es la vinculación que él hace del uso de la lógica con la ética, ya sea la ética personal de nuestra relación con la verdad, que concierne a la consecución del propósito de nuestra vida, ya sea la ética social, concerniente a nuestro deber de decir la verdad, de oponernos a la falsedad, y de guardarnos y defendernos de aquellos que tratan de desviarnos del sendero de la verdad, aprendiendo a desenmascarar sus engaños y a refutarlos.
----------Se trata de un aspecto de la virtud de la justicia, que actúa nuestra natural propensión a la vida social y al servicio del bien de la polis. La vida social para Aristóteles es una elevada manifestación de la racionalidad humana en el ejercicio de la comunicación entre los individuos. Aquí también el respeto a las reglas de la lógica es un preciso deber de justicia y de honestidad a los fines de una vida común pacífica y concorde.
----------De estas normas que ayudan a hacer funcionar bien a la razón contra los errores y los sofismas, Aristóteles trata en los Elencos sofísticos. Así Aristóteles, acerca de la cuestión de lo posible y de lo imposible, tratando del ejercicio lógico del pensar y del decir, distingue lo que es posible pero ilícito, de lo que es absolutamente imposible. Esto implica la distinción entre lo falso y lo contradictorio.
----------Así, para Aristóteles, mientras que es posible concebir y decir lo falso, obteniendo crédito por parte de la ingenuidad de los otros o por connivencia con ellos, pero es moralmente reprobable, y es por lo tanto posible pero moralmente ilícito contradecir lo verdadero, cosa que está en la base de la mentira o de la impostura en la relación social, es posible, aunque prohibido por la lógica, contradecirse, pero en tal caso nos refutamos solos; y además de que el concepto contradictorio -como por ejemplo un círculo cuadrado o una montaña sin valles- es absolutamente impensable, son palabras sin sentido.
----------Aristóteles observa, entonces, la relación de la lógica con la ética, vale decir, cómo el partir de premisas falsas o la incoherencia lógica o el contradecirse o el rechazo de la evidencia o la duda afectada o el contradecir a lo verdadero afirmando lo falso o negando lo verdadero, son ya instrumentos habituales del sofista y del impostor para engañar al prójimo. A veces sucede que es el mismo mal razonador quien, quizás sin darse cuenta, se enreda y se engaña a sí mismo a causa de un mal razonamiento.
----------Aristóteles, por tanto, sostiene un preciso deber para el hombre: un deber de docilidad y por ende de honestidad del intelecto a la aparición de la verdad del ser, es decir, a la aparición de la verdad del dato objetivo, el ente extramental, en su propia identidad, ya se trate de ente inmutable o de ente mutable, ente sensible o inteligible, eterno o temporal, uno o múltiple, corruptible o incorruptible, no importa. Es suficiente que se trate de ente, de realidad, objeto natural del intelecto.
----------Para Aristóteles, el reconocer las cosas como son es un preciso deber moral de honestidad. A la inversa, oponerse a la evidencia, oponerse a reconocer la realidad tal como es, manipular la realidad, cambiarle las cartas en la mesa, escabullirse para no ser descubiertos, jugar con el equívoco, dudar de lo indudable, es "indocilidad" (apaideusía). Santo Tomás de Aquino la llama "protervia". Esto lleva como consecuencia necesaria el dar por cierto lo que es dudoso o reducir el ser al aparecer o el hacer aparecer aquello que no es. Este es el arte típico, la típica hipocresía, la típica duplicidad, la ilusión típica del sofista.
----------Dada la validez del principio de identidad, según el cual todo ente, necesario o contingente, deviniente o no deviniente, mutable o inmutable, tiene siempre su propia identidad y no otra por sí, por consiguiente, el respeto al principio de identidad se convierte en grave obligación moral, a fin de decir la verdad sobre la realidad, para evitar afirmar y negar simultáneamente de una misma cosa el mismo atributo, sin tomar como pretexto, como lo hacía Hegel, el hecho de que esta tal realidad está en devenir.
----------La lógica para Aristóteles implica dos aspectos fundamentales, correspondientes a las dos funciones fundamentales de la razón: la primera es partir de premisas verdaderas y llegar a conclusiones ciertas, y la segunda es proceder correctamente sin contradicciones.
----------La primera es la lógica de la demostración, llamada lógica "material", porque trata de la materia del discurso o del razonamiento, materia que debe reflejar la verdad de las cosas, por tanto objeto de un precedente conocimiento directo de la realidad. Esta lógica determina qué y cómo debe ser la materia del discurso para que pueda ser adecuada y proporcionada a la razón y por ella comprensible, profundizada y demostrable.
----------La segunda, relativa a la otra función fundamental de la razón, es la lógica que regula la corrección y la coherencia formal del discurso, independientemente de su contenido o materia, por lo que se denomina lógica "formal". Ella es la lógica de la consecuencialidad, que enseña a sacar las últimas consecuencias a partir de las premisas, independientemente del hecho de que sean verdaderas o falsas.
----------Por otra parte, Aristóteles concibe la actividad de la razón como un devenir (acto de lo que está en potencia), un movimiento, un sucederse de conceptos, de juicios y de razonamientos conectados entre sí de modo necesario en el respeto del principio de identidad y de no-contradicción.
----------El razonamiento parte de un principio o verdad primera intuidos por el intelecto y a la luz de este principio la razón avanza en el saber científico ya sea por inducción en contacto con la experiencia del ente sensible o por deducción, más allá de la experiencia, en lo puro inteligible, hasta alcanzar una conclusión, que deviene objeto incorruptible por la contemplación del intelecto.
----------Esta conquista del razonamiento se convierte a su vez estímulo y principio de otras nuevas conquistas. Término último del camino de la razón es la visión del óptimo inteligible, Dios, que es el motor inmóvil, la causa primera de la realidad y el fin último del movimiento de la razón.
----------El sujeto de este devenir es, por consiguiente, el intelecto (nus). El cual, pasando de la potencia al acto, al inicio vacío de contenidos, en contacto con la realidad sensible, abre camino a la actividad del conocimiento y por tanto de la razón, la cual, partiendo de las primeras evidencias del sentido y del intelecto, aplicando el principio de razón de ser y de causalidad, aplicando las reglas de la lógica, conquista verdades cada vez más vastas y elevadas, demuestra la existencia de una causa primaria, y extiende su saber indefinidamente en un continuo progreso en el campo de las verdades empíricas y racionales.
----------Por ultimo, Aristóteles distingue lo que es originariamente cierto y evidente, a saber, que el ente no puede simultáneamente ser y no ser bajo el mismo aspecto; de aquello que necesita ser demostrado y por lo tanto rigurosamente reconducido o reducido o resuelto a las primeras certezas del sentido y del intelecto.
El principio de la lógica perversa
----------La razón es la facultad de concebir y de hablar. De hecho, en lengua griega logos significa tanto razón como concepto y palabra. La razón forma el concepto de una cosa o el juicio sobre una cosa, y expresa este concepto o juicio en el lenguaje, en el habla, o sea, dice o afirma algo. El acto inicial de la razón, que pretende expresar y comunicar lo que ha concebido o juzgado, es el decir, la afirmación (fasis, dictio), es una posición o tesis (positio, adfirmatio, thesis). Lo que la razón originariamente afirma es que la cosa es tal en base al hecho de que ella es efectivamente así. Dice ser lo que es, dice sí al sí. Dice las cosas como son. Reconoce en el juicio cómo son las cosas. En ello la razón se manifiesta la virtud de la sinceridad y de la veracidad. En consecuencia, niega que las cosas no sean como realmente son. Dice no ser lo que no es, dice no al no.
----------A la afirmación del ser sigue la negación del no-ser. Este principio fue descubierto por Parménides. No se debe decir contra lo que es. Es reprochable no decir las cosas como son. Decir ser a lo que no es y no-ser a lo que es, es el pecado de la mentira. Esto es el contradecir.
----------Además, no puede afirmarse y negarse simultáneamente de un mismo sujeto el mismo atributo. Esta es la contradicción (contradictio, antífasis, antíthesis). Este es el principio de la lógica perversa, que es la lógica de Hegel, basada no en la dicción sino en la contradicción, no en la afirmación, sino en la negación.
----------No es la lógica del tercero excluido, sino la lógica del tercero incluido. La primera dice que A es B o no es B. Tertium non datur. En cambio, Hegel dice: 1. A es B (tesis); 2. A no es B (antítesis), 3. A es B y no es B (síntesis). Por consiguiente, para Hegel, no se debe oponer el sí al no, sino que se le debe unir: A es B y no es B. Es la lógica de los dos señores: no solo el sí al sí, sino también el sí al no. Es la lógica de la doblez. Es el decir ser a lo que no es y no-ser a lo que es. Es la lógica de la mentira. Es el hacer aparecer verdadero aquello que es falso y el hacer aparecer falso aquello que es verdadero. Es la lógica de la simulación y de la hipocresía.
La revelación cristiana inculca el deber de la honestidad intelectual
----------El método de la lógica cristiana, que es la lógica de la sana razón, está bien expresado y recomendado por las palabras de san Pablo, cuando él, al defender la linealidad y la honestidad de su predicación, se pregunta en forma retórica: "¿acaso lo que decido está fundado en motivos puramente humanos, de manera que yo digo al mismo tiempo sí y no? Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy sí, y mañana no. Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes -tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo- no fue sí y no, sino solamente sí" (2 Cor 1,17-19).
----------Y un poco más adelante el Apóstol aclara: "¿qué tienen en común la justicia y la iniquidad, o la luz y las tinieblas? ¿Qué entendimiento puede haber entre Cristo y Belial?, ¿o qué unión entre el creyente y el que no cree? ¿Qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos?" (2 Cor 6,14-16).
----------El apóstol Santiago, por su parte, recomienda: "que vuestro sí sea sí y vuestro no sea no, para no incurrir en condenación" (Sgo 5,12: un principio que debiéramos tener permanentemente presente los mendocinos, dado que declaramos querer vivir bajo la protección de nuestro patrono, Santiago apóstol). La lógica cristiana es la lógica del sí al sí y del no al no. Es decir, ella supone una decisión absoluta por Dios y el rechazo absoluto a adorar a otro Dios junto a Él. El razonador honesto sabe que el decir la verdad conlleva el rechazo de la mentira, el decir sí a Dios implica el decir no a Satanás. El honesto obedece el mandato de Cristo, de no servir a dos señores: el verdadero y el falso. En efecto, por la tendencia del hombre a pecar, la desobediencia es posible, pero es claro que es cosa reprobable, que repugna a la conciencia.
----------La ética bíblica conjuga, de modo sólo aparentemente contradictorio, un extraordinario espíritu de conciliación entre fuerzas enemigas con la afirmación de una oposición radical y absoluta entre el ser y el no-ser, de la cual deriva la oposición entre lo verdadero y lo falso, la oposición entre el bien y el mal. La ética bíblica nos hace obligación el buscar por cualquier medio lícito el acuerdo y la paz entre dos contendientes, mientras que, a la inversa, nos prohíbe terminantemente cualquier unión o síntesis entre el ser y el no-ser, entre lo verdadero y lo falso, entre el sí y el no, entre el bien y el mal.
----------Fundamentales a este respecto son las palabras de nuestro Señor Jesucristo: "que vuestro hablar sea sí, sí, no, no: el resto viene del maligno" (Mt 5,37). Cristo supone una absoluta oposición entre el sí, el ser, y el no, el no-ser, entre la afirmación y la negación. Está por lo tanto prohibido decir no al sí y decir sí al no, juzgar no-ser lo que es, y juzgar ser lo que no es. En el hablar, por lo tanto, está prohibido hacer parecer que no es lo que es y que es lo que no es. Es la prohibición de la mentira.
----------La expresión de Jesús: "el resto" o "lo demás", traduce el término griego perissón, que propiamente significa "aquello-que-va-más allá-de-la-medida". Es decir, aquí Cristo nos da la regla o medida fundamental de la sana lógica natural, confirmada por la lógica del Evangelio. ¿Por qué Cristo dice que "el resto" o "lo demás" "viene del diablo"? ¿En qué consiste ese "resto"? Evidentemente en el hacer malabares entre el sí y el no, lo que comúnmente se llama el "doble juego", decir sí al no y no al sí.
----------¿Pero, qué tiene que ver el diablo con todo esto? Cristo se refiere ciertamente a la propuesta hecha por la serpiente a los primeros progenitores en el paraíso terrenal. La serpiente, el mentiroso, se presenta como veraz acusando a Dios, el Veraz, de ser mentiroso. El diablo es el inventor del principio de contradicción. El cual está vinculado con la desobediencia y con la soberbia. El demonio es el inventor de lo falso, de la negación de lo verdadero. Presenta como verdadero lo falso, y como falso lo verdadero.
----------Ahora bien, un engaño diabólico es el engaño de hacernos creer que para Dios sea falso aquello que para nuestra razón es verdadero, y viceversa, que para Dios sea verdadero aquello que es falso para nuestra razón. Se trata éste de un pernicioso error luterano: el creer que la lógica del Evangelio sea contraria a la lógica natural fundada por Aristóteles. De ahí la insensatez en Lutero de su odio contra Aristóteles, el cual, aunque pagano, en este campo está perfectamente de acuerdo con la fe.
----------Precisemos, por consiguiente, que nuestro Señor Jesucristo no se limita a prohibir la mentira; también prohibe el discurso absurdo, es decir la proposición contradictoria, por la cual se afirma y se niega de un mismo sujeto un mismo atributo. Lo falso es pensable, es posible, pero está moralmente prohibido. Lo absurdo es lo que es realmente imposible, y por tanto impensable. Se puede expresar en las palabras, pero son palabras que no tienen sentido. Hegel tiene muchos juicios de este tipo, como cuando dice, por ejemplo, que "lo finito es lo infinito", "lo bueno es lo malo", "lo positivo es lo negativo".
----------Lo contradictorio y lo falso se refieren al pensamiento, vale decir, al juicio, a la lógica. Mientras que lo absurdo o imposible se refieren a la realidad, vale decir, al ser. Ellos se siguen de la negación del principio de identidad, principio según el cual es imposible que un ente sea y no sea simultáneamente una determinada cosa bajo el mismo aspecto. Lo absurdo supone la confusión entre el ser y el no-ser.
----------Ahora bien, ser y no-ser, sin embargo, si se excluyen mutuamente en el plano de la realidad, es decir, del ente real, pueden coexistir en el plano del pensamiento y de la lógica, es decir, del ente de razón, por el hecho de que la nada es concebida sobre el modelo del ser, por lo cual en el horizonte del pensamiento la nada aparece como ser junto al ser real pensado. Hegel sostiene la unidad del ser con la nada porque confunde el ser real con el ente de razón y reduce la metafísica a la lógica.
----------La conducta que deriva de los principios de identidad y de no-contradicción está indicada y recomendada por la Sagrada Escritura con los términos de: sinceridad, humildad, rectitud, justicia, simplicidad, coherencia, perseverancia, firmeza, fidelidad, honestidad, autenticidad, verdad, bondad, perfección, santidad, inspirada, patrocinada y promovida por el Espíritu Santo. Lo contrario es la falsedad, el engaño, la mentira, la soberbia, la turbidez, la infidelidad, la desobediencia, la incredulidad, la tortuosidad, el fraude, la simulación, la doplez, sugerida, orquestada y patrocinada por el demonio, "mentiroso y padre de la mentira" (Jn 8,44).
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ResponderEliminarParco Anónimo: ¿y por qué supuesta razón quisieras que alguien le pase este artículo a... Francisco? ¿A qué Francisco?
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