miércoles, 8 de marzo de 2023

Con un pie en el Concilio y con el otro en el anti-Concilio

En la raíz de ciertos equívocos comportamientos parece subyacer una cuestión originaria que incluso podría haber afectado al motu proprio Summorum pontificum: la sospecha de que tal vez haya sido el fruto de una "enfermedad curial", que tiene su centro en ciertos ambientes eclesiásticos romanos. [En la imagen: una escena de la procesión de entrada para las Vísperas de la 11ª Peregrinación Anual del Populus Summorum Pontificum, Roma, 28 de octubre de 2022, presididas por el cardenal Matteo Zuppi].

----------Las cuestiones terminológicas, como aquella a la que he hecho referencia ayer, para poder escapar de lo banal e intrascendente, sólo pueden tener sentido y utilidad si los términos o locuciones hacen referencia a cuestiones realmente importantes y, en el caso de nuestra vida de fieles cristianos, las cuestiones terminológicas solo pueden tener razón de ser si ellas se refieren a la verdad y a la vida cristianas. Caso contrario, se trata de tonterías. Y lo planteado ayer no entraba en el género tontería, pues argumentábamos que la expresión "forma extraordinaria del rito romano" hoy no tiene sentido, pues ya no existe la Misa según la "forma extraordinaria": esa creación doctrinal-jurídica (digámoslo así) fue derogada por el papa Francisco con su carta apostólica Traditionis custodes, restableciendo una disciplina litúrgica en la que queda mucho más en claro la unidad de la lex orandi (eclesial) en la Iglesia una, como no puede ser de otro modo.
----------La cuestión a la que me refiero hoy se deriva de la de ayer, y nos permite advertir la gravedad de las consecuencias (y lo que viene implícito en ellas) cuando hay quienes se distraen (o se hacen los distraídos, vaya usted a saberlo) acerca del hecho de que la disciplina litúrgica ha cambiado, y de que entonces está en juego la obediencia y la unidad de la Iglesia, que se manifiesta en la Sagrada Liturgia, origen y cumbre de toda la vida de la Iglesia. También esta nota tiene algo que ver con una cuestión de palabras.
----------¿Que motivo justificatorio o razón de ser puede haber para que hoy, cuando ya no rige la ley litúrgica establecida por el papa Benedicto XVI, un grupo de católicos de libre asociación se autodenominen "el pueblo de Summorum pontificum"? ¿Cuál es la razón de ser para que tal nombre asociativo se mantenga, incluso después de la derogación de las normas de Summorum pontificum, sino una velada o explícita declaración de rebeldía a Traditionis custodes y al Romano Pontífice que ha promulgado la actual ley litúrgica? Y hay algo más: ¿cuál es el motivo para que nada menos que un miembro del Sagrado Colegio Cardenalicio, cuya razón de ser en cuanto Cardenal es servir como uno de los más cercanos y consecuentes colaboradores del Sumo Pontífice, se avenga a presidir una ceremonia litúrgica organizada por el mencionado "pueblo de Summorum pontificum", recurriendo a una "forma extraordinaria" ya derogada y, por ende, no actualmente permitida?
----------El hecho sub examine se produjo a fines de octubre del año pasado en Roma. Se ha tratado, por cierto, de un pequeño suceso, apenas trascendente a nivel de medios, aunque llamativo, sobre el que quisiera plantear esta brevísima reflexión. En este blog, los hechos de la vida de la Iglesia (se trate de poca, mediana o amplia trascendencia) no nos interesan en sí mismos (no hacemos crónicas, y menos cotilleos). Esos hechos sólo nos interesan aqui en cuanto a su valor doctrinal o pastoral. Vale decir, en la medida en que, ante todo, se refieran a cuestiones teológicas que tengan relación con la Fe de la Iglesia católica, o bien, en el caso que esos hechos se refieran al gobierno de la Iglesia, en la medida en que pongan en riesgo su unidad.
----------El caso es que el cardenal Matteo Zuppi [n.1955], actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, presidió en Roma, el viernes 28 de octubre de 2022, las Vísperas de la llamada: "11ª Peregrinación Anual del Populus Summorum Pontificum". La peregrinación toma su nombre de la carta apostólica Summorum pontificum del papa Benedicto XVI, del 7 de julio de 2007, que reconocía el derecho de todos los sacerdotes a celebrar la Santa Misa según el Misal Romano de 1962. Tal documento ha sido ya derogado, y por tanto, actualmente no tiene vigencia. Ningún sacerdote tiene ya derecho a celebrar la Misa o a rezar el Oficio de las Horas, según los libros litúrgicos anteriores a la reforma promovida por el Concilio Vaticano II, a menos que medie un expreso permiso individual del Obispo, avalado por la Sede Apostólica.
----------La mencionada peregrinación a Roma de grupos católicos "tradicionalistas" (sin que hagamos en esta ocasión distinciones en esta denominación excesivamente genérica) nació y desarrolló sus peregrinaciones de años precedentes, con anterioridad al motu proprio Traditionis custodes del papa Francisco, con el cual se derogó la antes mencionada disposición litúrgica del papa Benedicto XVI, creándose una situación en la que se han producido prohibiciones, restricciones y cambios respecto a la posibilidad de celebrar la Misa vetus ordo o rezar las Horas según los libros anteriores a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.
----------Ahora bien, en mi opinión, el propio hecho de que el cardenal Zuppi haya presidido las vísperas de los nostálgicos de Summorum Pontificum, en Roma el 28 de octubre de 2022, no obstante su condición de nada menos que presidente de la CEI, con todo el simbolismo que ello entraña, pone de manifiesto una situación que lamentablemente se viene prolongando desde hace décadas en ciertos ambientes eclesiásticos romanos, que consiste en una actitud de doblez característica de algunos prelados de alto rango que, contra todo sentido común, honestidad y lealtad hacia el Papa, parecen querer poner el pie en ambos zapatos.
----------Mi asombro (y el lector me dirá si comparte o no mi estupor) se deriva de algunos factores que a mi entender el card. Zuppi no podía dejar de considerar en su actitud de disponibilidad para presidir las vísperas de esta asociación que, al fin y al cabo, está "fuera de la ley" y que pretende alimentar una situación a la cual el motu proprio Traditionis Custodes ha puesto necesariamente término y ha convertido en obsoleta e ilegal con la derogación precisamente del "objeto" que la mencionada peregrinación a Roma tiene por finalidad recordar. Pero intentaré a continuación aclarar mejor la cuestión:
----------1. En primer lugar, parece que el cardenal Zuppi haya querido amortiguar la sorpresa diciendo haber aceptado la invitación mucho antes de llegar a ser presidente de la CEI, pero parece estar suficientemente claro que la aceptó después de la publicación de Traditionis custodes. Por otra parte, es indudablemente cierto que estar en la presidencia de una acción litúrgica que la carta apostólica Traditionis custodes censura y hace posible sólo en casos limitados y circunstanciados, constituye un hecho de singular gravedad.
----------2. En segundo lugar, la denominación de "peregrinación romana" del así llamado "Pueblo de Summorum Pontificum", en la condición de abrogación del documento que da el nombre al propio grupo, habría debido volver prudente a Zuppi, al menos en segunda instancia, respecto a la aceptación inmediatamente aceptada. Como dije al principio, el hecho de que luego de la promulgación de Traditionis custodes, una asociación de fieles continúe denominándose con el título de "Pueblo de Summorum pontificum", como mínimo hace sospechar de oposición hacia lo expuesto y determinado por el Romano Pontífice en Traditionis custodes. Y esta mínima, pero inevitable, sospecha, debió detener, al menos en segunda instancia al arzobispo de Bologna, para decidirlo a no aceptar la invitación, o bien a rechazarla luego (aún a riesgo de que los invitantes se sintieran ofendidos), volviendo sobre sus pasos, al advertir la potencial nocividad de su participación en tal acto.
----------3. En tercer lugar, la función de "representación" del Presidente de la CEI no puede dejar de sonar estridente respecto de la reiterada afirmación (tanto en Traditionis custodes como más tarde en Desiderio Desideravi) según la cual la única lex orandi (eclesial, por supuesto), incluso para la celebración de vísperas, es la establecida por los libros litúrgicos de Paulo VI y Juan Pablo II y no por los libros precedentes.
----------En la raíz del equívoco comportamiento, sin embargo, parece que subyace una cuestión originaria que marca tal vez al motu proprio Summorum pontificum: la sospecha de que parece haber sido el fruto de una "enfermedad curial" que tiene su centro en ciertos ambientes eclesiásticos de Roma. La nostalgia de las formas litúrgicas preconciliares (pero también de la Iglesia y de las relaciones y de los lenguajes y de las doctrinas y de las disciplinas y de las formas preconciliares) es una enfermedad no principalmente de la periferia, sino del centro romano de la curia. En la medida en que te conviertes en un "hombre de curia" comienzas a escuchar las sirenas de una "extraña misericordia", que llega a convencerte de poder pararte, por misericordia, con un pie en el Concilio Vaticano II y con el otro en el pre-Concilio y en el anti-Concilio.
----------Y esta ilusión puede llegar a contagiar incluso a los mejores, en la medida en la cual se dejan reducir a funcionarios de una falsa "misericordia" de la confusión y de la reacción. La carta apostólica Desiderio Desidevi lo dice bien: no es el "sentido del misterio" aquello de lo cual tenemos necesidad, sino que es el asombro (o el estupor, pues "stupore" dice la versión italiana, ya que no ha sido publicada la versión latina) por el misterio pascual que alimenta la identidad y la formación en la fe celebrada (Desiderio Desideravi n.25).
----------En el percibir con claridad esta diferencia radica la posibilidad de aceptar o de rechazar la invitación a presidir unas vísperas que pone en juego un ordo ritual sobre el cual se proyectan simbólicamente todas las resistencias al Concilio Vaticano II, resistencias tanto litúrgicas como eclesiales, tanto aquellas disciplinarias como aquellas doctrinales y dogmáticas. Si un hombre de real valor como el cardenal Matteo Zuppi cae en esta trampa simbólica, me sorprende y me pregunto: ¿pero cómo se hace para aceptar la solicitud de un grupo que se intitula y organiza peregrinaciones con referencias explícitas a un documento derogado en 2021? ¿Cómo ha hecho un cardenal Presidente de una Conferencia Episcopal para no haber tenido en cuenta la imagen que a todas luces ha dado: la de un pesado secuestro simbólico e ideológico?

55 comentarios:

  1. Sergio Villaflores8 de marzo de 2023, 14:49

    Estimado padre Filemón:
    Sigo sus artículos casi cotidianamente, y le respeto, por su claridad de exposición, solidez de argumentos, y generosidad en las explicaciones.
    Sin embargo, he notado en su artículo de ayer, y en lo publicado hoy, un par de sugerencias críticas acerca de los motivos que dieron origen al motu proprio Summorum Pontificum del fallecido papa Benedicto XVI.
    Hoy usted escribe: "En la raíz del equívoco comportamiento, sin embargo, parece que subyace una cuestión originaria que marca tal vez al motu proprio Summorum pontificum: la sospecha de que parece haber sido el fruto de una "enfermedad curial" que tiene su centro en ciertos ambientes eclesiásticos de Roma. La nostalgia de las formas litúrgicas preconciliares (pero también de la Iglesia y de las relaciones y de los lenguajes y de las doctrinas y de las disciplinas y de las formas preconciliares) es una enfermedad no principalmente de la periferia, sino del centro romano de la curia."
    He comprendido, creo que correctamente, a qué enfermedad curial romana usted se refiere. Pero ¿podría explicarme en qué sentido tal problema pudiera estar en el origen precisamente de SP?
    Gracias

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    1. Estimado Sergio: mucho me temo que en su última pregunta subyace el erróneo presupuesto de que el papa Benedicto XVI, de santa memoria, ha vivido su pontificado sólo presionado por el partido de los modernistas. Si usted lo piensa de ese modo, personalmente creo que se equivocaría. El opuesto partido de los tradicionalistas también ha presionado, y mucho, a Benedicto. Repase la historia de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, y podrá entender algo de lo que digo.

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    2. Estimado Sergio,
      los motivos del motu proprio Summorum pontificum, fueron debidamente explicados por el papa Benedicto XVI en 2007 (y más tarde en otras ocasiones), y esos motivos fueron recordados también por el papa Francisco, en 2021, explicando la justificación que él encontraba para derogar aquellas directivas de su antecesor, y promulgar en su lugar Traditionis custodes.
      Esos motivos explícitos, que dejan bien clara la recta intención del papa Benedicto al establecer aquella disciplina litúrgica, no excluyen que, como es usual que ocurra, existan otras motivaciones que complementan aquellas razones explicitadas.
      En lo personal, estoy convencido de que en el horizonte de la actuación de los Papas del postconcilio se halla la lucha o grieta o herida aún no resuelta, entre las extremas ideologías del modernismo y del pasadismo, que en ocasiones, en sus formás más radicales y extremas llegan a constituirse, como sabemos, en verdadero cisma, pero que también laten en el seno de la Iglesia, en formas más moderadas, acercándose a lo que podemos llamar un sano progresismo y un sano tradicionalismo (comprensibles y hasta necesarios en la vida de la Iglesia), pero que, por obra de la propaganda de los ideólogos extremistas, también tienden (consciente o inconscientemente) hacia los extremos, es decir, tienden a ser envenenados por el cisma y la herejía.
      Así como Benedicto realizó ingentes esfuerzos para acercar la cultura moderna a la fe, denunciando los errores de la modernidad, asumidos por el neo-modernismo, pero también rescatando sus valores como consensuables con la fe cristiana, así también buscó un acercamiento con el pasadismo que desde hace seis décadas no logra digerir (en mayor o menor medida) el progreso y la actualización eclesial propuestos por el Concilio Vaticano II.
      En orden a cumplir esta misión hacia el pasadismo (incluso el cismático) Benedicto promulgó, a modo de instrumento de acercamiento con el tradicionalismo, el motu proprio SP "ad experimentum" por el plazo de tres años. Diversos hechos hicieron que el "período de excepción" establecido en la disciplina litúrgica, se prolongara más allá de esos tres años.
      ¿Ha sido del todo libre Benedicto para tomar tales decisiones, no solo la de firmar SP, sino la de prolongar su "experimento" más allá de los tres años iniciales?
      Personalmente estoy convencido de que Benedicto (con una personalidad que, según propia confesión, no se sentía inclinada a las tareas de gobierno), no sólo ha sido presionado en su pontificado por la poderosa ala modernista, sino también por el ala pasadista, sobre todo focalizada en la Comisión Ecclesia Dei (quizás explicaré esto en próximos artículos).
      Considero que lo que acabo de explicar, ofrece alguna pista para entender las cosas, cuando digo que buena parte del problema al cual hago referencia en el presente artículo, podría también tener su origen en SP.

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    3. Estimado Berengario,
      es un tema que hemos podido conversar en varias ocasiones.
      Como sabes, estoy de acuerdo contigo en lo que afirmas.
      En buena medida, lo que tú afirmas, se lo acabo de repetir al amigo Sergio.

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  2. En mi opinión, salvando por supuesto, las buenas intenciones del papa Benedicto XVI, puedo decir que nunca me sentí totalmente cómodo con lo decidido por aquel Motu Proprio. Creo haber comprendido las intenciones de Benedicto, pero me parece que era un secreto a voces que su idea no tenía futuro, no podía llevarse a cabo, no podía aplicarse, era una locura, y terminó produciendo lo que se temía: mayor alejamiento de los tradicionalistas de la Iglesia Una.

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    1. Nunca te sentiste cómodo?
      Y te molestaba el magisterio y la disciplina de Benedicto?
      Entonces entendé al que no se siente cómodo con las disposiciones de Francisco.

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    2. ¿Cómo podría sentirme incómodo con el magisterio de un Papa? No sería católico. Por lo demás, con Benedicto XVI, además de su carisma docente petrino, prerrogativa de todo Romano Pontífice, contábamos con un gran teólogo, uno de los mejores en su tiempo.
      Respecto a sus directivas disciplinarias, ése es otro ámbito, en el cual no entra el carisma pontificio de la infalibilidad. El ámbito disciplinario, que es el ámbito del gobierno y de la pastoral, encuentra a todo Papa en su falibilidad (aunque siempre asistido por una especial gracia de estado), pero en este ámbito, el disciplinar, el Papa es falible, puede equivocarse y pecar.
      Si en tu pregunta te referías a la disciplina litúrgica, pues sí, es lo que dije en mi comentario, no me sentía del todo cómodo o satisfecho con lo que el papa Benedicto había resuelto en SP, más allá de la debida obediencia que toda directiva del Papa exige a los fieles.

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    3. Entonces entendé al que no está cómodo con la disciplina de Francisco.

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    4. Una cosa es entender, otra cosa es admitir. Entiendo perfectamente al católico que puede sentirse incómodo con alguna norma disciplinar del papa Francisco (o de cualquier Papa). Yo también puedo no sentirme cómodo con una norma disciplinar de este pontificado. Por eso entiendo a quien le ha costado aceptar la derogación de SP, y la actual vigencia de Traditionis custodes.
      Pero lo que no se puede admitir es la desobediencia, o la rebeldía, o el actuar en socavamiento de un pontificado.
      Volviendo las cosas aún más atrás: es admisible que algunos católicos, a pesar de haber transcurrido sesenta años todavía sigan siendo nostálgicos de la Misa de Pío V. Lo que no es admisible es la oposición a la Misa de Pablo VI, el rechazo del Concilio Vaticano II y el rechazo de todo lo que dicen y hacen los Papas después del Concilio. Eso no es católico.
      Yo comprendo a los cristianos no católicos, pero no admito que se llame católico a quien no cree y vive como católico. Rezo por ellos, y hago por ellos lo que está a mi alcance, como conversar aquí contigo.

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    5. Che Filántropo, si no te sentís cómodo en la Iglesia católica ¿a qué esperás para irte?

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    6. Estimado Ross,
      sus intervenciones me han sorprendido muy gratamente, las comparto totalmente, y, si me permite una confidencia, me siento también complacido de haber tenido algo que ver en su postura, pues refleja en gran medida lo que en este sitio vengo diciendo desde hace mucho tiempo.
      La distinción entre la función docente (infalible) del Romano Pontífice, y la función pastoral o disciplinar (falible) del mismo Romano Pontífice, es algo que debemos tener siempre presente, cuando se trata de formar una opinión al respecto.
      Sin embargo, otra cosa que se debe subrayar, es que las expresiones que brotan de ambos oficios del Papa, son, para los fieles católicos (clero, religiosos, laicos) siempre vinculantes. Repito: en ambos casos vinculantes.
      La enseñanza de la Palabra de Cristo por parte del Papa será, para el católico, vinculante por vínculo de fe divina, de fe católica, o de respetuoso obsequio de la voluntad.
      La enseñanza o directiva pastoral o disciplinar (también la disciplina litúrgica) será, para el fiel católico, vinculante por obediencia.
      En el segundo ámbito (el pastoral o disciplinar), donde el Papa puede equivocarse e incluso puede pecar, es cierto que el fiel puede mantener a veces un disenso teórico, pero ese disenso no lo exime de la obediencia al Papa en su directiva, si es que el fiel quiere permanecer siendo católico (esto con mucha más razón si el fiel católico es sacerdote).

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    7. Gracias, padre Filemón, por sus elogios. Y no tenga ninguna duda: valoro sus publicaciones, que sigo día a día, y procuro comprenderlas (no siempre creo que lo logro), por lo que seguramente ya mis maneras de pensar tienen mucho de sus ideas.
      Un pedido, si me lo permite: procure no dejar de escribir sobre Liturgia. Sé que a usted le atraen más las cuestiones del dogma o de la metafísica, pero como puede ver por estos artículos, las cuestiones de la liturgia impulsan mucho a los comentarios y al debate. Sé que en todo esto hay mucho de opinable, pero también resulta interesante conocer las otras opiniones. Aclaro: no todo en la liturgia es opinable: sí lo es la disciplina litúrgica, aunque no el dogma litúrgico y todo lo que tiene que ver con la sacramentaria, pero sí las leyes litúrgicas, donde el Papa no es infalible, aunque siempre sigue siendo la autoridad a obedecer.

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    8. Estimado Filántropo,
      permítame agregar un breve pensamiento a lo ya dicho en este diálogo. Por mi parte, entiendo perfectamente que usted pueda no sentirse cómodo con la disciplina litúrgica (entiendo que de esto estamos hablando) promulgada por el papa Francisco.
      Conozco a varios sacerdotes amigos, aquí en Mendoza, y también en otras partes, que tampoco lo están del todo.
      Sin embargo, ninguno de ellos ha dramatizado la situación, y, como otras veces nos ha ocurrido en nuestra ya larga vida como sacerdotes, la incomodidad con alguna medida disciplinar del Papa, no nos impide serle obedientes, leal y sinceramente, pese al disenso teórico, porque eso es lo que corresponde.
      ¿Es esa también su actitud, sea usted sacerdote o laico? Espero que así sea, porque ésa es la única actitud que le corresponde a un católico.

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  3. Lo que fue bueno ayer no puede ser malo hoy.
    Amén

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    1. Anónimo: por eso vos seguís viajando en carreta, cocinás a kerosene, y te comunicás con palomas mensajeras.

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    2. Estimado anónimo que quiere seguir usando lo que ha usado ayer porque lo considera todavía bueno. A decir verdad, no sé cuánto de lejano está su ayer: ¿treinta años? ¿Cuarenta o cincuenta años? ¿O acaso tenemos que hablar de sesenta o setenta años? Da lo mismo, sea cual sea su edad, le animo a vivir una semana sin celular, ni tablet ni ordenador. O lo invito a escribir en su vieja Olivetti, que tan buena y útil seguramete le ha resultado y tan buenos recuerdos de ella conserva tal vez. O si es más joven, y tiene hijos que van a la Primaria, le animo a convocar a una reunión de padres y hacer una movida para que se vuelvan a aplicar los castigos corporales, porque antes se consideraban buenos para educar. ¿Acaso no se da cuenta de la estupidez que ha escrito?

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    3. Se les pasó por alto decir que en los años '90 era justo un salario mensual de $1500 y en 2023 no lo es.

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    4. Estimado Anónimo,
      quiero suponer que su expresión ("Lo que fue bueno ayer no puede ser malo hoy") ha sido sólo un distraído lapsus mental, como el que tantas veces tenemos, sobre todo los que llegamos a cierta edad y, como suele decir el Papa, cuando "a veces se nos sube el tuco a la cabeza".
      Es absolutamente necesario que la Iglesia, a la vez que sigue creyendo en aquella Palabra de Cristo que "no pasa", inmutable en su valor de verdad, aunque comprendida cada vez mejor a través del paso del tiempo, también adapte su mensaje al mundo y su vida, teniendo en cuenta los inevitables cambios que el paso del tiempo produce en nuestro modo de ver las cosas.
      En la sociedad actual, el modo de comunicar la verdad ha cambiado de manera veloz y radical. A comienzos del siglo XX nos comunicábamos escribiendo una carta sobre un papel, introduciendo la punta de la pluma en un tintero, y esto sucedia tambien a mediados del siglo, como yo también lo he vivido; y luego debías ir al correo y estampillar el sobre y arrojarlo en el buzón. Hoy todo eso ha cambiado: se puede enviar al instante un mensaje por email al otro lado del planeta, o con un celular a través de los mensajes, y al segundo de haberlo escrito en Buenos Aires, lo está recibiendo un amigo en Siberia.
      Y comprendamos bien que de la pluma embebida en el tintero, de la vieja máquina de escribir, al correo electrónico enviado por internet, ha cambiado mucho. Ha cambiado nuestro lenguaje, y en particular el lenguaje escrito, y ha cambiado el modo de referirse a las cosas cotidianas, e incluso el modo de percibir, vivir, y transmitir la fe.
      ¿Cómo no iba a cambiar también la disciplina litúrgica en nuestro tiempo, como también había ido cambiando desde el inicio mismo de la Iglesia?
      Eso es lo que han comprendido los Padres del Concilio Vaticano II junto con los papas san Juan XXIII y san Paulo VI.

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    5. Genial el email, y todos los avances.
      La estampilla y el sobre de papel no son malos.
      Será más cómodo el email, pero las cartas de papel y tinta no son malas.

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    6. Entonces, seguí usando vos cartas de papel y escribilas con tinta. Viajá en carreta, porque no es malo, en lugar de hacerlo en tu carro, viajá en barco al extranjero, en lugar de viajar en avión como lo hacés varias veces al año, y tratá de vivir pobremente, como cualquier cura del pasado consciente de su misión, en lugar de solventar tu vida con una comunidad de gente de buenos ingresos que te mantienen en un barrio privado, etc., etc. etc.

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  4. La homilía de Tucho Fernández este último domingo fue una gran proclama de la herejía. Todo lo argumentó apoyado en Francisco y contradiciendo el Evangelio.
    Veamos si es reprendido por decir herejías desde el púlpito y en nombre del Papa.

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    1. Che, ¿y qué tiene que ver eso que decís?

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    2. Estimado Raúl,
      no sé cuál ha sido el motivo por el cual usted ha introducido este mensaje que no tiene nada que ver con el tema tratado en el artículo y debatido en este foro. Sea como sea, le señalo algo brevemente.
      Supongo que usted se refiere a monseñor Víctor Fernández, arzobispo de La Plata, en Argentina.
      Desconozco la homilía a la cual usted se refiere.
      Sea lo que sea que se haya expresado en ese sermón, incluso sin conocer lo que se ha dicho, yo puedo distinguir siempre las siguientes cosas:
      1) Solamente el Papa, entre toda los hombres que pertenecen al género humano, sólo él, goza del carisma de la infalibilidad cuando enseña la Palabra de Cristo, que "no pasa". Así lo ha querido Cristo: Pedro es quien confirma en la Fe a la Iglesia. Y así sucederá hasta el final de los tiempos. Afirmar lo contrario, sería blasfemia, pues estaríamos cualificando de mentiroso a Nuestro Señor.
      2) Un Obispo, cualquier Obispo, por más que sea, como lo es, sucesor de los Apóstoles, no goza de infalibilidad, ni siquiera cuando enseña el Evangelio, a menos que esté en comunión con la enseñanza del Papa.
      3) Por lo tanto, un Obispo puede expresar palabras que suenen a herejía (herejía material); aún más, un Obispo, cualquier obispo, puede incluso caer en herejía (herejía formal). Puede incluso predicar sus herejías diciendo que lo que expresa lo expresa y argumenta "apoyado en Francisco y contradiciendo el Evangelio" (como usted dice que se hizo). Pero esto no quiere decir que el Papa pueda expresar herejías sobre las que puedan sostenerse las herejías de un Obispo. Y en tal sentido: puedo estar de acuerdo con su última frase: si ese fuera el caso debe ser "reprendido por decir herejías desde el púlpito y en nombre del Papa": también porque el Papa no puede ser hereje.

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  5. Coincido con el autor en la conclusión de su articulo. Realmente, Desiderio desideravi dice más de lo que parece a primera vista.

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    1. Estimado Anónimo,
      gracias por su consenso.
      Respecto a la carta apostólica Desiderio desideravi, dedicada a la formación litúrgica del Pueblo de Dios, ya he publicado algo en este blog, pero también advierto la necesidad de publicar algo más. También porque, como usted dice, "Desiderio desideravi dice más de lo que parece a primera vista". Confío en hacerlo en el futuro próximo.

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  6. Excelente texto. También coincido con la valoración del hecho relatado.

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    1. Estimado Gabriel,
      me complace que usted concuerde conmigo, lo cual confirma mi punto de vista.
      Sin embargo, nada impide que, acerca del hecho relatado (la participación del cardenal de Bologna en aquel insólito acto) puedan realizarse diferentes interpretaciones. Yo simplemente he dado mi modesta opinión, con la cual, como es obvio, es posible disentir. Precisamente este foro está destinado para: 1) esclarecer aquello sobre lo cual no se puede opinar ni dudar, y 2) para opinar sobre lo que es opinable.

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  7. Este fenómeno paradojal, la alianza de tradicionalistas y de carismáticos, podríamos decir que está generando "tradismáticos".
    El activista cardenal Zuppi forma parte de esa clase de personas que calculan sus propios intereses para lo inmediato, pero que no llegan a tener una visión para el futuro. Para eso engañan.
    Ahora que está al frente de la Conferencia Episcopal Italiana, lo veremos multiplicar sus típicos trucos para resolver los problemas. Al hacerlo, la Providencia le permitirá mostrar a todos sus defectos (Habacuc 2,16) que protegerán a la Santa Iglesia de tener un Papa de Sant'Egidio.

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    1. Estimado Marino,
      si bien su comentario parece en línea con un aspecto de mi artículo, no me siento completamente de acuerdo en suscribir sus opiniones.
      No conozco tan concreta y detalladamente al cardenal Zuppi como para asegurar lo que usted asegura.

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  8. Estimado Padre Filemón:
    Decir, como se dice literalmente en el artículo, "fuera de la ley" es más bien su manera de leer y de interpretar la historia jurídica del rito romano clásico.
    Si es cierto que Summorum pontificum ha sido ahora abrogado, no lo es la liturgia antigua, que por otra parte no puede serlo: sigue siendo válida la consideración de SP según la cual el misal de Juan XXIII nunca ha sido abrogado, ni ha caído nunca en desuso, habiendo sido usado siempre (permaneciendo de ese modo dentro del ámbito de la "legalidad") ya sea para sacerdotes ancianos antes, o ya sea para los institutos Ecclesia Dei después.
    La presencia del cardenal Zuppi (finalmente un obispo acogedor no sólo de palabras, y con todos, no sólo con los que piensan en todo y para todo como él) a ese hermoso encuentro en Roma, en el que tuve la gracia de participar y que reunió a muchas personas de todo el mundo y sobre todo jóvenes (¡jóvenes! No los habituales canosos o calvos... aparte de los que padecen, según usted, la "enfermedad curial") demuestra que la maldad y estrechez intelectual que subyace en TC (esa que es fruto de confabulaciones curiales y académicas), sea quien llegue a ser el próximo Papa, pronto será reconocida por lo que es, y ese documento será enviado delicadamente a la papelera de la historia.
    Asimismo, la generosidad del papa Francisco al eximir completamente a la Fraternidad de San Pedro de la aplicación de TC, demuestra que detrás de ese acto, en realidad, hay muchos otros: enfermos con poder curial, ciegos y llenos de rencor...

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    1. Estimado padre Jorge H.,
      la enfermedad de invertir lo real, de darle ideológicamente la vuelta a la realidad, y de centrarse en lo que está objetivamente superado, puede ser mortal, porque nos vuelve rígidos y nos hace estar fuera de la historia. Confundir la misericordia con la indiferencia es un error grave.

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    2. Y negar que el movimiento de recuperación de la liturgia tradicional nace y crece "desde abajo", imputándolo a fantasmáticas confabulaciones curiales, ¿no es acaso una excelente forma de inversión de la realidad?
      Yo diría que sí, ya que parece ponerle rígido y fuera de la historia.

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    3. Y si el sacerdote quisiera decir Misa según el Misal de Pablo VI en latín Ad Orientem o con la cruz en el centro del altar, animar a los fieles a recibir la Comunión en la boca y de rodillas, y usar el canto gregoriano, etc. Es lo que hace, por ejemplo, la Comunidad San Martín, compuesta por sacerdotes y diáconos, y fundada en 1976 por el padre Guérin, siendo aprobada por el Cardenal Siri.

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    4. Estimada Marina,
      los que usted menciona, son casos diferentes al uso del VO.

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    5. ¿Y qué pasa con los otros ritos occidentales de la Misa, por ejemplo, dominicano, carmelitano, lyonés, mosárabe o de Braga? En el caso de los ritos orientales, sin embargo, el Papa no tiene tal poder para cambiar nada. Entonces ustedes, los creyentes, podrían, por ejemplo, reconvertirse a la Ortodoxia.

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    6. Estimada Marina,
      son casos bien distintos, justificados por lógicas ya sea locales o ya sea personales. Nada que ver con las pretensiones de quienes pretenden seguir celebrando el VO.

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  9. Marino O. Napolitano16 de marzo de 2023, 9:32

    Tradicionalismo y modernismo son dos tendencias iguales y contrarias del mismo tronco: el racionalismo, el ideologismo.

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    1. Estimado Marino,
      a mi entender, si bien usted usa el término correcto de "modernismo", sin embargo, viendo el contexto, no está usando el término "tradicionalismo" del modo correcto.
      Se puede entender "tradicionalismo" como sensibilidad o inclinación por mantener la Tradición de la Iglesia. Por eso puede decirse que existe en la Iglesia un sano tradicionalismo, e incluso que el sano tradicionalismo es una necesidad en la Iglesia. Tal como, a la par y complementariamente, es una necesidad en la Iglesia el "progresismo", vale decir, el sano progresismo: sensibilidad o inclinación a renovar lo renovable en la Iglesia.
      En lugar de tradicionalismo, en el sentido que usted lo emplea, como nocivo, debía haber empleado el término "indietrismo", como suele decir el Papa, o bien "pasadismo", como es mi costumbre: que significa la ideología de estar apegado a tradiciones y usos del pasado (no a la verdadera Tradición).
      Pues bien, corregida así su terminología, entonces sí, yo estaría de acuerdo: puede decirse que tanto el pasadismo como el modernismo son dos ideologías aparentemente contrarias nacidas de un tronco común: el racionalismo (subjetivismo, relativismo, idealismo cartesiano e idealismo alemán).

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  10. Un comentario general, que entiendo vale para buena parte de los que aquí han opinado, es el siguiente.
    La derogación de Summorum pontificum implica que el acceso a la liturgia antigua ya no es un "caso normal" de uso de la "forma extraordinaria" del rito romano. El rito romano tiene una sola forma vigente. Éste es el dato irrefutable producido por Traditionis custodes. Esto es lo que debería haber tenido en cuenta el buen Cardenal Zuppi, en el hecho mencionado en el artículo.

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    1. ... pero lo cierto es que el Papa nunca dijo las palabritas: "quedan abolidos todos los ritos y libros litúrgicos anteriores a 1969-70, porque son herejes y cismáticos" (ni podrá decirlo jamás, como usted padre Filemón, lo sabe muy bien. No nos vayamos por las ramas). ¡Que tenga un buen domingo!

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    2. ¿Cómo harían para ser "herejes y cismáticos" si son anteriores al 69-70?

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    3. De hecho, esos ritos son considerados "herejes y cismáticos". ¿Acaso no es esa la actitud que implican muchas expresiones de Traditionis Custodes y Desiderio Desideravi, por no hablar de otras intervenciones de Bergoglio sobre el "indietrismo"?
      La realidad es que no se quiere tener el coraje de cortar… de lo contrario todo parecería demasiado claro. De hecho, ahora existe otra iglesia que celebra otra cosa. Se desconoce qué es lo que se celebra, pero es suficiente con que sea emocionalmente inclusivo. Y en todo caso, hasta los "los indietristas" tienen sus objetivas culpas: en primer lugar, la de jugar con antigüedades y cachivaches obsoletos. En esto, permanece una puerta abierta.

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    4. Estimado Carlos,
      dos cosas.
      1) En cualquier caso, aquellos ritos anteriores al vigente actualmente, no son "herejes y cismáticos". Las tendencias heréticas y cismáticas son precisamente las de aquellos que pretenden seguir celebrando el VO como bandera simbólica del rechazo a la Misa actual, al Concilio Vaticano II y al magisterio de los Papas del postconcilio.
      2) Es interesante su apreciación de "la realidad es que no se quiere tener el coraje de cortar…". Es una frase muy interesante, y habría que explicarla. Puede ser incluso que usted haya dicho algo que no ha querido decir (a veces nos pasa que actuamos un poco como aquella burra de Balaam).
      Depende de lo que usted esté entendiendo por esa frase suya, yo estaría de acuerdo.
      Mi consenso se daría en el caso que el concepto sea el siguiente:
      Si por "cortar" usted se refiere al "cisma", pues bien, el Papa nunca puede ser cismático, y esto es obvio, porque el cismático es el que se separa del Papa.
      Pero los Papas pueden (y así ha sucedido en la historia), con sus actitudes pastorales, no digo conscientemente siempre, sino inconscientemente, provocar el cisma o decidirr no provocarlo, o sea, no hacer nada para provocarlo. Es precisamente, a mi entender, la actual situación y la actitud pastoral de la Santa Sede, que viene desde hace décadas.
      De hecho, a mi entender, existe (así lo veo yo) una clara actitud del Papa hacia los cismáticos (cismáticos materiales, diríamos).
      El papa Francisco no es el que quiera (¡ni podría en absoluto!) cortarlos, y, si me lo permite, reduzco el problema a dos polos: los que están en la disyuntiva de "cortar" (vale decir de optar por el cisma formal) o de volver a la plena comunión con el Obispo de Roma, son los neo-modernistas del sínodo alemán y los pasadistas que de un modo u otro se reconducen o están en las huellas del obispo Lefebvre. La única Iglesia de Cristo es la que tiene al Papa por vínculo de unidad. La disyuntiva de cortar o de ser católicos, están en los que hoy son cismáticos materiales (neomodernistas o filolefebvrianos, ambos formando un mismo frente de rechazo al Concilio y al magisterio postconciliar).

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  11. 1 – No soy experto en liturgia, ni en teología;
    2 – he nacido y crecido en un período absolutamente posconciliar;
    3 – cristianamente me formé también dentro de algunos movimientos surgidos a raíz del CVII que estaban y están muy alejados del rito en latín;
    4 – nunca he asistido a una misa en latín/rito antiguo/etc.
    5 – hace algunos años, en una pequeña parroquia de provincia donde de vez en cuando se celebraba una misa en latín, observé una participación muy grande de fieles. Fieles sencillos, pulcros y piadosos (por supuesto también pecadores).

    A partir de estos puntos, mi duda es: ¿por qué debería prohibirse la misa en latín? Hay fieles que quieren celebrar tocando la guitarra, otros que quieren poner banderas en el altar, otros que quieren cantar a coro, otros que quieren hacerlo en su propio idioma. Se está hablando -me parece- del rito amazónico. Suponiendo que todo esto es correcto, ¿por qué alguien que quiere celebrar la misa en latín y con particularidades (debido a raíces históricas, culturales, sociales, etc.) debería recibir una prohibición?
    Entre otras cosas, la lengua latina utilizada durante las misas podría ser una herramienta útil para unir a todos los fieles y sentirse parte de una sola iglesia.

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    1. Estimado Arturo,
      no es el latín lo que está prohibido, es el viejo ritual, no es lo mismo.

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  12. He visto algunos videos de esas Vísperas en Roma. El cardenal Zuppi me pareció correcto… En mi opinión la cuestión es muy simple: ¡él también está feliz de celebrar las Visperas con el Vetus Ordo!

    Esteban

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    1. Estimado Esteban,
      según usted, el cardenal Zuppi estaba contento de celebrar aquellas Vísperas con el VO.
      No lo sé. Pero puede ser.
      Hay gente que está felíz cruzando semáforos en rojo, eludiendo impuestos, estafando a sus clientes, aguando el vino, o vendiendo droga a adolescentes...
      ¿Y eso qué concluye?

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  13. Personalmente siento mucho aprecio por la caridad y la solicitud pastoral demostradas por el cardenal Zuppi. Este prelado, que ciertamente no fue ordenado ni en Ecône ni en La Reja, hizo en aquellas Vísperas, el año pasado en Roma, un gesto de apertura hacia una parte de la Iglesia que está creciendo cada vez más.
    Pero vayamos al rito: a diferencia de la Misa, donde las diferencias son más notables, ¿cuáles son, precisamente a nivel práctico y ejemplificativo, esos puntos de las Vísperas que celebró Su Eminencia, que han hecho pronunciar al padre Filemón frases de tal calibre? Esto lo pregunto manteniéndome en el plano del rito, no en el plano de la ley, desde el momento en que la orientación de Fr Filemón, como saben los que siguen este blog, ha sido contraria al antiguo rito incluso mucho antes de la promulgación del nefasto Traditionis Custodes.

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    1. Ira divina,
      precisamente a esa "misericordia" me refiero, a la supuesta "misericordia" que lleva a algunos a poner un pie en el Concilio Vaticano II y el otro en el anti-Concilio.
      Lo importante es que si usted, en el caso de ser católico (lo cual debo suponer), si considera "nefasta" a la carta apostólica Traditionis custodes, mantenga esta, su consideración, en el ámbito del mero disenso teórico, quiero decir: mero y respetuoso disenso teórico.
      Porque su disenso teórico no lo puede llevar a extender su opinión negativa sobre TC al ámbito práctico, es decir al campo de la vida cristiana, sobre todo si es usted es clérigo, o responsable pastoralmente de cura de almas (en cualquier grado y ambito), porque en tal caso, no se trataría de disenso teórico, sino de rechazo en la práctica, lo cual es: cisma.

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  14. Aclarando, en primer lugar, que no tengo ninguna simpatía por el rito romano preconciliar, me causa de todos modos fastidio e incluso un poco farisaica la postura del padre Filemón: recurre a la ley, de modo riguroso e inapelable, solo cuando le conviene.
    Zuppi es un gran cardenal, y creo que está bien vacunado contra ambos polos (como los llama Filemón: pasadistas y modernistas), además de ser una buena persona. Si hizo lo que hizo tendría sus razones, y no tiene que rendirle cuentas a Filemón.
    Entiendo que el papa Francisco ha vuelto a regular normativamente el uso del rito antiguo, y eso está bien.
    En lugar de hacer la guerra a una minoría de tradicionalistas cabezas duras, preocupémonos de poner en práctica verdaderamente las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que todavía, en lo que respecta a la catequesis, el conocimiento de la Palabra, la vida sacerdotal y consagrada, nuestro ser Iglesia, el anuncio del Evangelio, etc., hay un largo camino por recorrer.

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    1. Estimado Anónimo,
      espero que usted advierta que, con su comentario, al hacer uso de la palabra, ha corrido el riesgo de caer en contradicción. Y efectivamente, ¿no se da cuenta de que ha caído en contradicción? Usted dice, como yo también lo digo, que debemos seguir cuanto ha establecido Francisco en la liturgia. Pero la pregunta es: ¿por qué Zuppi no lo hizo? He aquí el punto débil de su comentario. Hay una ley litúrgica, y todos deben respetarla.

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  15. Un detalle importante fue omitido por Fr Filemón: no ha dicho que al sábado siguiente a las Vísperas presididas por el cardenal Zuppi, vale decir, el 29 de octubre, hubo una Misa Solemne celebrada con el Vetus Ordo en la Basílica de San Pedro, en el altar de la Cátedra…

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    1. Estimado Rubén,
      los abusos no miran a nadie a la cara. Ni siquiera a los santos.

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  16. Habría que darle al padre Filemón el mismo consejo que Gamaliel le dio al Sanedrín que se esforzaba por combatir a los Apóstoles:
    "No se preocupen por estos hombres y déjenlos ir. Porque si de hecho esta teoría o esta actividad es de origen humano, será destruida; pero si ella viene de Dios, no podréis vencerlos; ¡no sea cosa que se encuentren luchando contra Dios!".
    Lo mismo se aplica al renacimiento de la Liturgia Vetus Ordo: si de veras es tan sólo una inútil nostalgia e "indietrismo", entonces desaparecerá poco a poco por sí mismo, pero si en cambio es algo querido por Dios y si Summorum Pontificum ha sido inspirado al papa Benedicto XVI por el Espíritu Santo, no podréis vencerlo, ni siquiera con toda vuestra erudición y poder eclesiástico.

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    1. Estimado Carlos,
      le sugiero que usted advierta el cariz de su comentario. Se lo digo con franqueza, respeto y caridad, para su bien. Por favor, haga el esfuerzo, y llegará a darse cuenta que lo suyo no es otra cosa que la habitual charla desinformada.
      La legislación establecida por Summorum pontificum ya está derogada. Lo legislado por Summorum pontificum ya ha sido prohibido. No hay nada que esperar. El papa Francisco ha hecho un discernimiento después de lo sucedido en catorce años de nociva aplicación del mencionado motu proprio. Fingir que no es así, no sirve para nada y no tiene sentido.
      Un exceso de tonterías y expresiones carentes de sentido parece estar exigiendo un cierre a los comentarios para este artículo. Sin embargo no lo haré, como muestra de que la necedad humana (inadvertida, seguramente, por quienes la manifiestan) puede a veces no tener límites.

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