La lógica del razonador sofista no es otra que la lógica hegeliana, es decir, no fundada en el principio de no-contradicción, sino en el principio de contradicción. Estamos aquí en el corazón de la lógica hegeliana. La contradicción es su motor fundamental, así como la no-contradicción es la obligación fundamental de la lógica de la sana razón y, por tanto, de la lógica cristiana. [En la imagen: fragmento de "La Escuela de Atenas", pintura al fresco de Rafael Sanzio, obra de 1509-1511, conservada en los Museos Vaticanos, Palacio Apostólico].
La lógica de Hegel, fundada en la contradicción
----------Hegel está convencido de haber encontrado una "nueva filosofía", y considera que ella requiere una nueva lógica. La nueva filosofía parte del repudio del realismo. Ahora bien, el realismo admite la existencia de cosas fuera de nosotros, existentes independientemente de nuestro pensarlas, y nuestro pensamiento como inicialmente solo en potencia, privado de contenidos, pensamiento que recibe su contenido del contacto con la cosa, la cual es a él preexistente y presupuesta, de modo que la verdad y certeza del saber está dada por el conformarse de nuestro pensamiento a la realidad de las cosas externas.
----------De hecho Hegel, para sostener e ilustrar sus ideas, con frecuencia sabe ser cuando se expresa completamente unívoco y respetuoso del principio de no-contradicción y tiene mucho cuidado al refutar a sus adversarios basándose en ese principio. Sin embargo, a la vez, a Hegel no le preocupa la contradictoriedad de sus principios, aduciendo el pretexto de la contradictoriedad de lo real.
----------De hecho Hegel declara: "la elevación de la razón en el espíritu supremo de la nueva filosofía" está motivada por el hecho de que "se ha discernido la la necesaria contradicción de las determinaciones del intelecto para consigo mismas". Por ello, la cuestión de la verdad y del saber y, por tanto, la nueva lógica no supone una conformidad del intelecto con una realidad externa al intelecto, ya dada y existente antes e independientemente del intelecto, sino que radica en "superar lo concreto inmediato, determinarlo y dividirlo" (véase Ciencia de la Lógica, Ediciones Solar/Hachette, Buenos Aires 1976, p.43). Pero la reflexión debe también ir más allá de estas determinaciones divisorias suyas y ponerlas en primer lugar en relación unas con otras. Ahora bien, en este punto de ponerlas en relación surge su contraste.
----------"Esta relación de la reflexión pertenece en si a la razón; elevarse sobre aquellas determinaciones, hasta alcanzar a conocer el contraste contenido en ellas, es el gran paso negativo hacia el verdadero concepto de la razón. Pero esta investigación, si no se realiza de manera acabada, cae en el error de presentar las cosas como si la razón estuviera en contradicción consigo misma; no se da cuenta de que la contradicción es justamente la elevación de la razón sobre las limitaciones del intelecto y la solución de las mismas" (Ibid., p.44).
----------"En vez de dar el último paso desde aquí hacia lo alto, el reconocimiento de que las determinaciones del intelecto no son satisfactorias ha vuelto a refugiarse en la existencia sensorial, creyendo hallar en ella un objeto sólido y acorde. Como, por otro lado, este conocimiento sabe que sólo es el conocimiento de las apariencias, admite sin duda su carácter insatisfactorio, pero al mismo tiempo presupone que si no es posible conocer correctamente las cosas en si, por lo menos puede conocérselas en la esfera de los fenómenos, como si justamente sólo la especie de los objetos fuera diferente, y sólo una especie formara parte del conocimiento, es decir, no las cosas en sí, sino la otra especie, la de los fenómenos. [...] Por mucho qu esta sea una proposición absurda, igualmente absurdo es un verdadero conocimiento, que no conoce el objeto tal cual es en sí" (Ciencia de la Lógica, op.cit., p.44).
----------Hegel admite que podemos conocer las cosas en sí, pero sólo por el hecho de que la cosa para él coincide con el concepto de la cosa obtenido no por conformidad del pensamiento con la cosa externa, sino mediante la síntesis racional, es decir, dialéctica de los conceptos contradictorios del intelecto. Hegel quisiera ciertamente superar el fenomenismo kantiano, pero recae en un fenomenismo peor, que ya no es el del aparecer sensible sino el del ser entendido como aparecer interior a la conciencia.
----------La lógica de Hegel no es, por lo tanto, la lógica de lo-que-es, sino la lógica de lo-que-me-parece-a-mí. De hecho, Hegel define la razón no en relación con la naturaleza humana, sino en referencia al yo, a la manera cartesiana. Esto está conectado con su gnoseología idealista, según la cual la cosa coincide con el concepto de la cosa; lo real no trasciende lo racional, sino que coincide con lo racional, es decir, con lo lógico. El ser no trasciende el pensamiento, sino que es inmanente al pensamiento.
----------La razón, para Hegel, supera al intelecto, que desarrolla un rol solamente preparatorio y subordinado a la razón, cuyo movimiento no parte del intelecto para detenerse en el intelecto, sino que se opone a la separación fija y abstracta operada por el intelecto, para volver sobre sí misma como auto-conciencia enriquecida con todas las determinaciones del devenir estructurado según el esquema de la dialéctica de tesis, antítesis y síntesis. Por lo tanto, según Hegel, el proceso del saber no es la ascensión desde lo sensible hacia la cumbre de la visión de Dios, sino que es la misma Razón, que por esencia, para Hegel, es divina, la cual en el hombre y en la historia disuelve la rigidez del intelecto y anima el movimiento circular de la dialéctica, que corresponde al devenir mismo de Dios en el hombre y en el mundo.
El intelecto y la razón en acción en la lógica hegeliana
----------El tema de fondo de la filosofía hegeliana es el Espíritu, al que Hegel también llama Yo, Auto-conciencia, Sujeto, Idea, Concepto; es el Absoluto, Dios mismo. Ahora bien, Dios no como ipsum Esse, opuesto al no-ser, Dios como Identidad absoluta, sino Dios entendido como idéntico-no-idéntico, Ser-no-Ser, como autonegación o, como se expresa Hegel, "negatividad absoluta", que para Hegel es el Devenir, pero devenir del Espíritu, por tanto Historia. Sin embargo, el Espíritu, siempre para Hegel, no existe sin la materia. Dios no es Dios sin el mundo. Lo Universal no es abstracto sino concreto.
----------No existiendo oposición entre ser y no-ser, no existe para Hegel oposición entre verdadero y falso, entre bien y mal, sino que todas estas parejas son idénticas y coinciden en el Absoluto, en Dios, de hecho son Dios. Es ésta la dialéctica. El Dios de Hegel no es monoléptico, sino dialéctico. En su cristología, Cristo está de acuerdo con Beliar. Dios no es uno solo, el ipsum Esse, el Dios del sí, sino que es doble: es el Dios del ser-nada, verdadero-falso, bien-mal, vida-muerte, sí-no. No es el Dios de la coherencia, sino de la doblez.
----------A la inversa, en Hegel la conflictualidad es erigida en sistema, porque el ser mismo está dividido en sí mismo, opuesto a sí mismo y contra sí mismo. Dios está contra sí mismo. El pensar hegeliano no es un pensar de conciliación, sino un pensar esencialmente polémico e incluso un pensar contradictorio.
----------Es verdad que Hegel habla de conciliación, pero la suya es la conciliación de lo inconciliable, del ser con la nada, de lo verdadero con lo falso, del bien con el mal. En cambio, allí donde podría haber verdadera conciliación, es decir, entre enemigos y adversarios, Hegel no sólo se niega a obrarla, sino que la considera imposible e incluso estima necesaria la conflictualidad para que se produzca el progreso de la vida y de la historia, porque para él no existe amor del bien sin amor del mal y no hay vida sin muerte. De hecho, Hegel describe con los siguientes términos la actividad dialéctica del Espíritu:
----------"El intelecto determina y mantiene firmes las determinaciones. La razón es negativa y dialéctica, porque resuelve en la nada las determinaciones del intelecto; es positiva, porque crea lo universal, y en él comprende lo particular. [...] Pero, en su verdad, la razón es espíritu, que está por encima de los dos, como razón inteligente, o intelecto razonante. El espíritu es lo negativo, es lo que constituye las cualidades tanto de la razón dialéctica como del intelecto; niega lo simple, y fundamenta así la determinada diferencia del intelecto; al mismo tiempo la resuelve, y por tanto es dialéctico" (Ciencia de la Lógica, op.cit., p.29).
----------"Pero no se detiene en la nada de esos resultados, sino que en esto es igualmente positivo, y de esta manera ha estaurado lo primero simple, pero como un universal, que es concreto en sí mismo; bajo aquél no se subsume un particular, sino que en esa definición y en la solución de la misma lo particular ya se ha determinado".
----------"Este movimiento espiritual, que en su simplicidad se da su determinación y en ésta se da su igualdad consigo mismo, y representa al mismo tiempo el desarrollo inmanente del concepto, es el método absoluto del conocimiento, y al mismo tiempo, el alma inmanente del contenido mismo. [...]
----------La conciencia es el espíritu como conocimiento concreto y circunscrito en la exterioridad; pero el movimiento progresivo de este objeto, tal como el desarrollo de toda la vida natural y espiritual, sólo se funda en la naturaleza de las puras esencias, que constituyen el contenido de la lógica. La conciencia, como espíritu que se manifiesta, y que en su camino se libera de su carácter inmediato y concreto exterior, deviene puro conocimiento que se da por objeto a sí mismo esas puras esencias, tales como están en sí y para sí. Son los pensamientos puros, o sea el espíritu que piensa su propia esencia. Su propio movimiento representa su vida espiritual, y es aquél por cuyo medio se constituye la ciencia, y del cual ésta es la exposición" (Ibid., pp.29-30).
----------Hegel define a la razón con los siguientes términos: "La verdad en sí y por sí, que es la razón, es la simple identidad de la subjetividad del concepto y de su objetividad y universalidad. La universalidad de la razón tiene, pues, el significado del objeto, que en la conciencia como tal sólo es dado, pero que es ahora eso mismo universal y abraza y penetra el yo, y asimismo aquello del puro yo, de la pura forma que supera al objeto y lo encierra en sí.
----------La autoconciencia, es decir, la certeza de sus determinaciones son tan objetivas -determinaciones de las esencias de las cosas- como sus propios pensamientos, es la razón, la cual, en cuanto es tal identidad, no es sólo la sustancia absoluta, sino la verdad como saber. Ya que la verdad tiene aquí su peculiar determinación, por forma inmanente, el concepto puro, que existe por sí, el yo, la certeza de sí mismo como universalidad infinita. Esta verdad que sabe es el espíritu" (Enciclopedia, p.401).
----------Por esto Hegel eleva la dialéctica al nivel de ciencia. De hecho, sabemos que existe otra dialéctica, tal como la había establecido ya Aristóteles. Para Aristóteles y para Tomás de Aquino, la dialéctica es el arte del argumentar probable, fundada en la apariencia. Ella conlleva el contraste entre dos opiniones opuestas, entre las cuales no es posible decidir cuál es la verdadera. La conclusión de la confrontación dialéctica, por tanto, es solo interlocutoria, no da un resultado unívoco y definitivo, sino un resultado que siempre puede ser puesto en discusión, porque no emerge claro y con certeza cuál de los dos dialogantes tiene razón.
----------En la dialéctica no es que uno tiene razón y el otro está equivocado, de modo tal que el que tiene razón pueda llegar a persuadir al errante de estar equivocado. Por el contrario, en la dialéctica las dos tesis son ambas verdaderas y ambas falsas, en relación con los dos puntos de vista de los dialogantes. La discusión, por tanto, nunca puede terminar con la rendición del equivocado ante quien lo ha refutado, porque ambos creen que su propio parecer no es objetivo, sino que es lo que le parece a cada uno: el ser se resuelve en el pensamiento; el ser es ser pensado; la realidad es lo que pienso de la realidad.
----------La dialéctica, por tanto, no produce un verdadero saber, firme y definitivo, es decir, la adecuación común de los dialogantes al común dato objetivo por mutable o inmutable que sea, es decir, a la realidad tal como es en sí misma fuera de los dialogantes e independientemente de los dialogantes, sino que produce una perpetua e irresoluble forzada conjunción (la llamada "síntesis") del sí con el no, sin que jamás sea posible alcanzar un sí y un no seguros y definitivos, sino que siempre -para expresarnos en términos populares- un continuo, inconcluyente y exasperante tira y afloja, donde uno nunca sabe cuál es y dónde está la verdad, sino que siempre uno se contenta escuálidamente o astutamente u obstinadamente con apariencias subjetivas arbitrarias, que se anulan entre sí. Es algo parecido a ciertos interminables y afectuosos "diálogos ecuménicos" promovidos por los modernistas del postconcilio.
----------En la dialéctica no se llega a una conclusión única compartida por entrambos dialogantes, sino que cada uno se mantiene en su propia idea porque a cada uno de los dos le parece tener razón, quedando apegado a su propia opinión, aunque no sea capaz de demostrar al otro que tiene razón.
La dialéctica en el puesto de la ciencia
----------Aristóteles, codificando la dialéctica, como lo ha hecho, ha dado estatuto legal a una situación de verdadero malestar de la razón humana, siempre deseosa de verdad, pero de hecho atraída por dos fuerzas contrarias, una que la empuja a consentir a lo verdadero y otra a rechazarlo, de modo que la razón no alcanza o no quiere encontrar la certeza. No se trata siempre cuestión de mala voluntad, sino que se trata de una real debilidad o propensión a los opuestos, inherente a la misma razón humana.
----------El error que será el de Hegel, es el de asentarse o resignarse a esta conflictualidad, que puede ofrecer un deshonesto provecho al hacerla un absoluto, en lugar de encontrar la vía para superarla y alcanzar la identidad de lo verdadero, que es lo que es y no puede ser y no ser a un mismo tiempo la misma cosa.
----------En efecto, Aristóteles, que era hombre a quien no le complacían los fingimientos y las hipocresías, no sabía resignarse a este escepticismo y con razón lo odiaba, por lo cual, habiendo tomado nota de esta situación aparentemente desesperada, logró encontrar su aspecto positivo y formativo, y entendió que la razón puede alcanzar la verdad y la ciencia, pero sólo a condición de prepararse para ella con el camino de la dialéctica, es decir, de la confrontación entre opiniones opuestas, como por lo demás ya había intentado Platón, sólo que no había logrado construir una lógica de la demostración, porque, perturbado por la fluidez y la vanidad del devenir, demasiado escéptico frente a la experiencia sensible, se había refugiado en el mundo de las ideas, sin mostrarnos cómo se hace para ascender a ellas partiendo de la experiencia, algo propio en cambio del método inductivo que constituye el saber científico.
----------Llegados a este punto, demos un ejemplo de cómo Hegel aplica el principio dialéctico de contradicción a la cuestión de la oposición entre el bien y el mal. En base al principio de contradicción, el bien, para Hegel, se identifica con el mal. De hecho Hegel dice:
----------"Si el mal es lo mismo que el bien, ello querrá decir cabalmente que el mal no es mal y que el bien no es bien, sino que ambos han sido mas bien superados: que el mal en general es el ser para sí que es dentro de sí y el bien lo simple carente de sí mismo. Cuando ambos son enunciados así con arreglo a su concepto, su unidad es al mismo tiempo evidente; en efecto, el ser para sí que es dentro de sí es el saber simple; y lo simple carente de sí mismo es igualmente el puro ser para sí que es dentro de sí.
----------Del mismo modo que, por tanto, debe decirse que el bien y el mal, con arreglo a este concepto que es el suyo, es decir, en tanto que no son el bien y el mal, son lo mismo, así también debe decirse que no son lo mismo, sino que son sencillamente distintos; pues el simple ser para sí o también el puro saber son igualmente la pura negatividad o la absoluta diferencia en ellas mismas. Solamente estas dos proposiciones completan el todo y a la afirmación y aseveración de la primera debe enfrentarse, con insuperable tenacidad, el aferramiento a la otra; teniendo ambas el mismo derecho, ambas se hallan igualmente fuera del derecho y su falta de derecho consiste en tomar por algo verdadero, sólido y real formas abstractas como lo mismo y no lo mismo, la identidad y la no identidad, y en apoyarse sobre estas formas" (Fenomenología del Espíritu, Editorial Fondo de Cultura Económica, México 1971, p.451).
----------Ahora bien, la lógica del razonador sofista no es otra que la lógica hegeliana, es decir, no fundada en el principio de no-contradicción, sino en el principio de contradicción, ampliamente ilustrado por el mismo Hegel en un capítulo de su Ciencia de la Lógica dedicado precisamente a la Contradicción (Ciencia de la Lógica, Ediciones Solar/Hachette, Buenos Aires 1976, pp.379-389). Estamos aquí en el corazón de la lógica hegeliana. La contradicción es su motor fundamental, así como la no-contradicción es la obligación fundamental de la lógica de la sana razón y, por tanto, de la lógica cristiana.
----------Desafiamos a cualquiera, incluso al más hábil experto en lógica, hegeliano convencido, a que nos explique lo que Hegel quiere decirnos en esas diez páginas dedicadas a la contradicción, que son un sucederse vortiginoso, arremolinado e intrincado, sin dar respiro, de alambicados términos que se persiguen entre sí, y al mismo tiempo se afirman, se niegan, se excluyen, se incluyen, se reflexionan y se median, se ponen y se quitan. En lo que a mí respecta, frecuento el pensamiento de Hegel desde hace medio siglo, conozco a hegelianos y anti-hegelianos, pero nunca me ha ocurrido leer a nadie que se haya adentrado en esa "selva selvaggia e aspra e forte che nel pensier rinova la paura!", como dice el divino Poeta.
----------En la última parte de este artículo, indagaremos algo más sobre ello.
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