sábado, 1 de enero de 2022

Año nuevo, de la tierra al cielo: el recorrido de la vida cristiana (2/3)

La muerte del justo marca el final de la condición de naturaleza caída y el inicio de la historia de la naturaleza sanada, la cual culmina en la resurrección escatológica. Pero el proceso de curación inicia desde aquí abajo. Por lo tanto, a medida que avanza, se pueden dejar atrás aquellos remedios o aquellas medicinas que sirven para curar aquella parte de la enfermedad que queda gradualmente curada a lo largo del tratamiento o curación.

Las prácticas propias de la vida presente
   
----------En el estado de naturaleza caída existe un conjunto de normas morales vinculadas a este estado y justificadas por la necesidad de lidiar con las miserias de tal estado, a fin de convertirlo en camino de salvación y de hacerlo pasar lo más rápido y mejor posible. Se trata, por lo tanto, de prácticas de emergencia, que ya no serán necesarias en el cielo, ya que entonces dejan de existir las condiciones que las justifican y las vuelven meritorias. Así, por ejemplo, el sistema sanitario es necesario en una humanidad sujeta a las enfermedades. Pero es evidente que en la humanidad sanada del cielo el sistema de salud ya no será necesario.
----------Tenemos así todas las prácticas de la educación, de la mortificación, de la purificación, de la corrección, de la renuncia y de la abstinencia. Mortificación o eliminación de las malas tendencias, purificación de las culpas y de las impurezas, corrección o rectificación de las tendencias torcidas o desviadas, abstinencia de aquellos bienes o afectos o intereses o renuncia a aquellas tendencias o a esos apetitos o a esos bienes, los cuales, aunque son en sí mismos auténticos, crean sin embargo, porque son demasiado invasivos o absorbentes, impedimentos u obstáculos a la afirmación de los valores superiores, como dice Nuestro Señor Jesucristo: "si tu ojo te escandaliza, quítatelo"; pero si no te escandaliza, consérvalo. Al final, en la otra vida, comenzando ya desde ésta, se trata de encontrar purificado y mejorado, pero en una condición de mayor libertad, lo que se ha dejado para seguir a Cristo: lo que Jesús llama el "céntuplo".
----------La curación cesa cuando uno está curado. La muerte del justo marca el final de la condición de naturaleza caída y el inicio de la historia de la naturaleza sanada, la cual culmina en la resurrección escatológica. Pero el proceso de curación inicia desde aquí abajo. Por lo tanto, a medida que avanza, se pueden dejar atrás aquellos remedios o aquellas medicinas que sirven para curar aquella parte de la enfermedad que queda gradualmente curada a lo largo del tratamiento o curación.
----------Así, por ejemplo, un enfermo o paciente en el cual avanza el proceso de curación, debe mantener un fármaco que le sirve para el aspecto persistente de la enfermedad y abandonar otro fármaco que servía para curar otro aspecto de la enfermedad, que ahora está curado. Por eso no está dicho que ciertas prácticas ascéticas o dietéticas deban ser conservadas hasta la muerte, si antes de la muerte el sujeto está curado con respecto a ese mal que debía ser quitado por esas prácticas ascéticas. Por ejemplo, si se recupera de dolencias del estómago que lo mantuvieron a dieta, puede dejar de cumplir esa dieta.
----------No se debe confundir la renuncia con el rechazo. Se renuncia a un bien en vista de otro mayor, para rencontrarlo mejorado gracias a la conquista del bien mayor. Se rechaza el mal y el pecado, es decir, un falso bien, para no retomarlo jamás. Así, si el asceta y el religioso se separan del mundo y de la sociedad terrena, no es por miedo o por un exceso de prudencia o por un desdeñoso, altivo o escrupuloso rechazo de estos grandes valores, sino al contrario, porque el sujeto, uniéndose más a Dios en la soledad y en la oración, de Dios saca una superior energía para servir mejor al prójimo y a la sociedad.
----------Cabe señalar, sin embargo, que la vida religiosa consagrada, gracias al ejercicio de los votos, constituye la forma de comunidad humana que, en mayor grado que lo que ocurre con la civil y con la cristiana laical, lleva a cabo desde la vida presente el proyecto de la humanidad escatológica, en la más alta comunión con Dios, en la más íntima comunión fraterna, con la más equitativa comunión y distribución de los bienes, en la máxima libertad del espíritu y la mejor reciprocidad espiritual entre hombre y mujer.
----------El rechazo del mundo, de la materia, del cuerpo, de la carne, del sexo, de los bienes económicos, de la relación social, no es ascetismo, no es cristianismo, no es santidad, sino que es dualismo gnóstico, platónico-origenista, es cosa cruel, inhumana y ultra-pretenciosa, como si fuéramos ángeles y no criaturas hechas de carne y hueso, falsa e hipócrita ascesis condenada por san Pablo (Col 2,21).
----------Incluso el "cuerpo espiritual" de la resurrección sigue siendo un cuerpo humano, material y sexuado, apto para el placer sensible y espiritual. El cuerpo humano animal sigue siendo animal también en el cielo, aunque san Pablo parece afirmar lo contrario, porque el hombre es un animal racional, varón y mujer, en la tierra y en el cielo, porque Dios lo ha querido y creado para siempre así para la vida eterna.
   
La cuestión de la castidad
   
----------Acerca de esta amplia temática del paso de la tierra al cielo, un tema sobre el que merece focalizarse en modo especial la atención, es el de la castidad, porque desde hace demasiado tiempo se tiene una concepción de la castidad, como si se tratara de la única situación de la vida presente y no se refiriera también a la resurrección. Quien ha arrojado una nueva luz sobre este tema interesantísimo ha sido san Juan Pablo II en sus famosas catequesis de los miércoles sobre la "teología del cuerpo" desde 1979 a 1982.
----------El papa san Juan Pablo II ha hecho presente que el motivo fundamental, por el cual Dios ha querido la distinción y la unión entre hombre y mujer no ha sido un simple propósito terreno, por más santo que fuera, que es la procreación y el matrimonio, sino que ha sido su voluntad de que el hombre varón no estuviera solo (Gen 2,18), sino que tuviera una compañía similar a él, la mujer, que diera sentido a su vida, por lo cual lo que Dios ha querido, finalmente y para siempre, ha sido el amor entre los dos, algo que tendrá su plenitud en la resurrección, cuando la actividad procreadora haya cesado.
----------A partir de estos presupuestos comprendemos cuán insuficiente es una cierta concepción de la castidad que la vacía de su aspecto emotivo-afectivo y la confunde con la frigidez. En efecto, la verdadera castidad no es como la desvitalización de un diente operado por el profesional dentista, sino una sabia regulación o moderación del placer sexual, que en sí es algo bueno, incluso prescindiendo de la capacidad procreativa, o sea, es un componente esencial de la naturaleza humana, y creado por Dios.
----------La imagen evangélica del eunuco (Mt 19,12) debe ser entendida correctamente, no en el sentido de una supresión pura y simple de la sensibilidad o emotividad sexual, sino en el sentido de una voluntaria abstinencia del placer, para dar espacio a esa superior espiritualidad que consiste en el seguimiento total e incondicional de Nuestro Señor Jesucristo. La rama se poda para que dé más fruto (Jn 15,2).
----------La alabanza tradicional de la Santísima Virgen Maria, "inviolada e intacta", debe ser entendida correctamente. Significa simplemente la absoluta ausencia en María de cualquier género de culpa. En cambio, se puede dar el riesgo de que en esa expresión subyazca la idea platónica de la materia o del cuerpo como tentación o contaminación del espíritu y, por lo tanto, la idea de que el acto y el placer sexuales no sean el acto y el efecto de una potencia vital natural esencial para el hombre, creada por Dios y, por lo tanto, buena en sí, sino que sean una violación y una desintegración o disolución, por ende un destruir algo íntegro, una profanación de algo puro, que no debe ser tocado o disfrutado por el acto y por el placer sexuales, sin ser ensuciado o contaminado o corrompido, como si el sexo fuera una fuerza corruptora.
----------La ausencia, en un determinado sujeto, de la inclinación sexual emotivo-práctica, no es necesariamente virtud, sino que puede ser ese fenómeno psicopatológico que se llama "frigidez sexual". En efecto, toda potencia vital está hecha para ser actuada, para pasar de la potencia al acto: la vista para ver, el oído para oír, el tacto para tocar, etc. Igualmente, la potencia sexual está hecha para su acto propio: para procrear en la vida presente, y para expresar el amor entre hombre y mujer en la vida futura.
----------¿Qué sentido entonces puede tener la virginidad o la abstinencia sexual? ¿Por qué el voto de castidad? ¿Por qué es alabada la virginidad de María? La virginidad o voto de castidad representa en los religiosos consagrados una práctica que asegura, en el actual estado de naturaleza caída, una más alta espiritualidad y un mejor servicio a Dios y al prójimo, mientras que en María, exenta de la culpa original y de la concupiscencia, la virginidad no tiene un significado ascético y catártico como en nosotros, sino que es condición psicológica y don divino exclusivos de María, adecuados y convenientes para su intimísima unión con el Dios trinitario, el Cual evidentemente no es sexuado sino purísimo Espíritu.
----------Por cuanto respecta a la doctrina de la virginidad en el apóstol san Pablo, los exégetas modernos han notado un contraste en las Cartas paulinas entre las alabanzas de la virginidad en 1 Cor 7,25-35 y las del matrimonio en Ef 5,32. En efecto, mientras que en la Carta a los Corintios, Pablo desaconseja casarse (vv.26-27) y dice que quien se casa, aunque lo haga -¡qué concesión!-, no comete pecado (v.28), agregando que mientras el que se casa se encuentra dividido entre Cristo y su cónyuge (v.33), la virgen no está dividida entre su marido y Cristo, sino que piensa solo en Él (v.34), en la Carta a los Efesios exalta de tal manera la unión conyugal hasta llegar a parangonarla con la unión de Cristo con la Iglesia (5,32).
----------Entonces, se podría objetar: pero si el marido representa a Cristo, ¿por qué entonces la esposa debería encontrarse dividida entre el marido y Cristo? Y por otra parte, el presentar a la virgen como "esposa de Cristo", aunque yo reconozca que esta imagen haya incidido en la doctrina de la espiritualidad de la religiosa (basta con que pensemos en la famosa Constitución apostólica Sponsa Christi de Pío XII, de 1950), francamente me pregunto: ¿qué sentido tenga presentar a Cristo como "esposo"?, porque los casos son dos. 1) O se quiere quitar a la imagen cualquier referencia al amor sexual, que en este caso parece no sólo conveniente sino obligatorio; pero entonces se vacía a la imagen de su sentido característico y por lo tanto es inútil usarla. 2) O bien se la usa en su sentido obvio, pero entonces está claro que se vuelve inconveniente.
----------Y si entonces se quiere simplemente expresar la íntima unión de caridad, de la hermana religiosa o de la monja, con Cristo, está muy bien; pero que se dejen en paz, por respeto a Cristo mismo y a la normalidad sexual de la misma religiosa, imágenes rimbombantes, equívocas y distorsionadas en su sentido natural, cuando hay muchas más adecuadas, significativas y convenientes, que se pueden recabar de la Biblia como por ejemplo las del maestro, del amigo, del confidente, del padre, del señor, del hermano.
----------La idea de la esponsalidad no dice solo unión afectiva, sino que agrega la idea del placer sexual, que caracteriza la sponsalidad en cuanto tal. Por eso, una esponsalidad sin esta propiedad del placer sexual ya no es esponsalidad, sino simple afectividad. Y entonces, si no se quiere aludir a esa propiedad, ¿por qué hablar de esponsalidad? Sé que ya en el Antiguo Testamento está la imagen de Dios como "esposo" de Israel (Is 54,5; 61,10; 62,4), mientras que en el Nuevo Testamento Jesús aparece bajo la imagen veterotestamentaria del "esposo" (Mt 9,15; 25,1; 2 Cor 11,2). Pero creo que debería reconocerse con toda franqueza que tal imagen no concuerda con la pura espiritualidad asexuada de Dios, y con toda probabilidad se ha llegado a infiltrar de modo disimulado en la teología bíblica, procedente de las antiguas hierogamías paganas.
----------En efecto, probemos de preguntarnos por qué en la Suma Teológica de santo Tomás de Aquino, la imagen de la esponsalidad o el atributo del placer sexual no aparece en el concepto de divina bienaventuranza. Jesucristo, como en otros casos, se adapta aquí a usar aquella imagen del Antiguo Testamento. Pero la Iglesia no ha pensado, ¡nunca jamás!, hacerla entrar en el dogma cristológico.
----------Ahora bien, está claro que existe una analogía entre el placer espiritual y el placer sexual, porque entrambos son creados por Dios. Pero si bien este aspecto puede entrar en la felicidad humana, está claro que en la felicidad divina es un aspecto totalmente ausente, a menos que se lo quiera ver como virtualmente contenido en ella, así como el efecto está contenido virtualmente en la causa.
----------Por lo tanto, cuando se dice correctamente que la religiosa o la monja consagra y dedica toda su vida, sus pensamientos, sus intereses y sus afectos, todas sus alegrías y todos sus sufrimientos al servicio de Nuestro Señor Jesucristo y de los hermanos, ¿no se dice ya lo suficiente, sin necesidad de inventar comparaciones sexuales que están fuera de lugar, y son de mal gusto o de dudoso gusto?
----------Santo Tomás de Aquino, por su parte, cuando trata de la castidad, muestra conocer muy bien lo que es el placer sexual por experiencia personal y no solo de oídas, aunque cuando habla del placer sexual exagera su alcance e intensidad, porque lo reconduce a la fuerte y apasionante emotividad propia del joven y no tiene en cuenta la mitigación del instinto y su mayor gobernabilidad por parte del anciano.
----------Aquel famoso relato del joven Tomás, que ahuyenta a una tentadora persiguiéndola con un tizón ardiente, solo para luego quedar rodeado y confortado por los ángeles, más allá del sabor platónico y antifeminista, representa el don que recibió Tomás del perfecto dominio o control de los sentidos, que le permitió precisamente enseñar principios inmortales en términos de femineidad y de castidad.
----------Quien no tiene, como la tuvo perfectamente santo Tomás de Aquino, una visión escatológica de la castidad, en cierto momento termina por sucumbir a la concupiscencia y explota, como le sucedió a Martín Lutero. Careciendo de la perspectiva escatológica y pensando que el sexo ya no se puede disfrutar en la resurrección, se siente tentado a aprovecharlo en la vida presente, para fallar en su compromiso de castidad. Quien en cambio sabe que incluso el sexo resucitará, tiene mayor fuerza para enfrentar el sacrificio en la vida presente, sabiendo que la ascética no hará más que fortalecer el dominio del espíritu sobre la carne con el resultado de que, en la resurrección, la carne bajo el espíritu dará lo mejor de sí misma.
----------En tal sentido, y queriendo hacer ahora una simple y brevísima referencia a la conducta del clero, debemos decir que en verdad son pocos aquellos sacerdotes, que llegan a procurarse una amante, y son menos todavía los que caen en vicios aún más deshonestos. Otros abandonan el sacerdocio y se casan. En cambio, sucede que muchos muestran una conducta correcta y celante en el exterior, pero si sucumben a un lenguaje trivial o licencioso, o se muestran frívolos o despectivos hacia las mujeres, en secreto se satisfacen quizás recurriendo a la masturbación después de ver imágenes obscenas en la TV.
----------Fenómenos miserables de este tipo ciertamente no son argumentos válidos para promover el sacerdocio uxorado, porque el matrimonio, sobre todo para un sacerdote, no puede reducirse a ser una desfogue autorizado de la concupiscencia, sino que, en tal hipótesis, el matrimonio debe estar a la altura de su espiritualidad sacerdotal, debe ser una unión nobilísima y ejemplar también para los laicos. Los sacerdotes en dificultad vencen las tentaciones simplemente fortaleciendo su propia vocación.

4 comentarios:

  1. A la luz de su muy interesante artículo, ¿cómo debemos entender correctamente Mc 12,25? "Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo".
    Gracias.
    Siempre lo recuerdo en mis oraciones.

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  2. Estimado Cristero,
    como bien ha explicado el papa san Juan Pablo II en sus catequesis sobre la teología del cuerpo (desde 1979 a 1982), en la resurrección el hombre y la mujer se amarán, pero ya no existirá esa reproducción de la especie que es esencial para la vida presente en el matrimonio.
    En cuanto a la referencia que hace Nuestro Señor Jesucristo acerca de que "serán como ángeles en el cielo" (Mc 12,25), ante todo hay que tener presente que mientras el ángel es una creatura puramente espiritual, el hombre no lo es, sino que es un animal racional, es decir, está compuesto por un cuerpo material y un alma espiritual.
    Por lo tanto, la referencia de Jesús a los ángeles no significa una desencarnación, cosa que sería herética, sino que quiere decir que el espíritu humano tendrá en el cielo pleno dominio sobre el cuerpo, es decir, estará en plena armonía con el sexo, y por tanto ya no serán necesarias esas renuncias, esas abstinencias, esas disciplinas, esas luchas, esas austeridades, esa separación entre hombre y mujer, que son necesarias en la vida presente, para una plena libertad espiritual, dada ahora la rebelión de la carne al espíritu y el estímulo de la concupiscencia.

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  3. Jesús dice es que los hombres y las mujeres no se casarán. Pues justamente, lo que preguntan los saduceos es de quién es esposa la mujer del caso que plantean.
    Y no se ve con quién harán uso del sexo en la resurrección si no habrá matrimonio y el matrimonio de la tierra es hasta la muerte.

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    1. Estimado Anónimo,
      en la resurrección, dado que se realizará en plenitud el amor y la unión entre hombre y mujer en una plena reciprocidad, y dado que la unión sexual expresa el amor, se puede pensar que en la resurrección existirá este tipo de unión, aunque no conozcamos sus modalidades concretas, porque el sexo que tenemos ahora es un sexo procreativo, mientras que en el más allá, aunque sera mucho más satisfactorio, ya no será procreativo.
      Por lo tanto, es absolutamente imposible hablar de una unión conyugal, suponiendo que ella está finalizada por la procreación. En este sentido, Jesús dice que en el más allá no habrá matrimonio. Por esto la mujer, que ha tenido siete maridos, estará en pleno acuerdo con los siete, y los siete la amarán y será para ella un gran bien, aun cuando no conozcamos la modalidad.
      Otro punto a aclarar son las palabras de Jesús: "Serán como ángeles", lo que no quiere decir que serán espíritus desencarnados, en cuanto a que en la resurrección las almas habrán retomado su cuerpo masculino o femenino. La referencia a los ángeles, que son puros espíritus, significa el pleno dominio sobre el propio cuerpo y, por lo tanto, la plena armonía entre espiritualidad y sexualidad.
      Sin embargo, es necesario precisar que la antes mencionada unión sexual escatológica está reservada para la naturaleza gloriosa de la resurrección, y no puede ser permitida en el actual estado de naturaleza caída.
      Un problema que se puede plantear es el de la relación entre dos cónyuges, de los cuales uno esté en el paraíso del cielo y el otro esté en el infierno. Ahora bien, por cuanto respecta al cónyuge bienaventurado, evidentemente no se puede admitir que la suerte infeliz del otro cónyuge atenúe su beatitud. Sin embargo, podríamos usar las expresiones metafóricas, como cuando decimos, por ejemplo, que Nuestra Señora llore a causa de nuestros pecados.
      Lo que es cierto y de hecho es de fe, es que en la resurrección la humanidad estará compuesta por hombres y por mujeres, que expresarán su esencia masculina y femenina en su plenitud espiritual, psicológica, moral e incluso física, en plena reciprocidad. Todas las formas de amor impuro deben ser excluídas, y resplandecerá el amor y la amistad en su más grande pureza.

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