viernes, 14 de enero de 2022

¿Alienígenas no humanos?

Retornando a la cuestión acerca de los extraterrestres, hay quienes plantean la pregunta en estos términos: ¿es posible que Dios haya creado otras formas de vida similares a la vida humana? Los términos no son precisos, hay que clarificarlos, y dar la respuesta, la cual, como se verá, no es hipotética, sino cierta.

Desbrozando el terreno: distinciones y precisiones
   
----------El padre Athos Turchi es un fraile miembro de la Orden de Predicadores, docente de filosofía en la Facultad Teológica de Italia Central, y es conocido también por su columna en el diario Toscana Oggi, donde mantiene una sección dedicada a contestar preguntas de temas tanto filosóficos como teológicos. Precisamente en esa sección, hace ya algunos años atrás, el 8 de enero de 2014, Turchi publicó un artículo titulado: ¿Es posible que Dios haya creado formas de vida en otros planetas?, cuestión que tiene relación con lo que en este blog he publicado días atrás con mi artículo: ¿Alienígenas?
----------Por lo pronto, debemos precisar la cuestión, pues el modo como titula su articulo el padre Turchi: ¿Es posible que Dios haya creado formas de vida en otros planetas?, es una formulación muy general. Así planteada la cuestión, no tiene dificultad, y la respuesta es afirmativa. Efectivamente, Dios puede haber creado en otros planetas otras especies de vivientes inferiores, que pueden existir actualmente, e incluso pueden existir en otros planetas condiciones físicas para la vida humana. La respuesta a la pregunta tal cual es formulada en el título del artículo del padre Turchi no tiene ninguna dificultad. Pero la tiene si se hace una precisión, y la pregunta es formulada en estos términos: ¿Es posible que Dios haya creado formas de vida inteligente en otros planetas?, la cual es una cuestión distinta, y es la que aquí dilucidaremos.
----------Siguiendo la habitual estructura de su sección en el diario Toscana Oggi, el artículo del padre Athos Turchi comienza con las preguntas formuladas por un lector, quien se plantea la cuestión acerca de la posibilidad de vida en otros planetas, y si ello es compatible con la fe católica. El lector pregunta: "¿Es posible que Dios, en su omnipotencia, haya creado otras formas de vida similares a la vida humana? Y en ese caso, ¿debería haber enviado a su Hijo también a esos planetas? ¿O bien en algún lejano planeta existen creaturas inteligentes esperando ser evangelizadas por nosotros, cuando podamos llegar a ellas?".
----------La primera frase con la que el padre Turchi intenta dar respuesta a la cuestión planteada por el lector, en realidad desorienta, y pone un falso fundamento: "La pregunta es hipotética, y la respuesta sólo puede quedar en el campo de las hipótesis" dice Turchi. El atento lector que conozca mi artículo anterior, ¿Alienígenas?, ya sabe que en esta cuestión, los católicos, gracias a nuestra Fe, no estamos en el ámbito de las meras hipótesis, sino que tenemos certezas. En aquel artículo ya señalé algunas, y hoy señalaré otras.
----------De inmediato, Turchi pone de manifiesto una sorprendente confusión en la lectura que él hace del relato genesíaco de la creación del mundo y del hombre, pues dice: "El Dios en el cual nosotros los cristianos creemos, no es ciertamente un Dios de brazo corto, que crea sólo el mínimo indispensable, de lo contrario nos habría bastado el sistema solar, o como mucho la galaxia en la que estamos". Es evidente que esta afirmación olvida que la humanidad creada por Dios no es la humanidad en el presente estado, consecuente al pecado original, humanidad a la que acaso podría bastar "el sistema solar, o como mucho la galaxia en la que estamos". El estado, las condiciones y las posibilidades de la humanidad creada por Dios eran muy distintos, tal como lo sabemos por nuestra fe en la divina Revelación enseñada por la Iglesia católica.
----------Las actuales condiciones en que se desarrolla la vida humana, como consecuencia del pecado original, implican el sufrimiento y la muerte; por lo tanto, la constante sustitución y sucederse de las generaciones de seres humanos, a los cuales, de mantenerse las actuales condiciones del planeta, les bastaría este planeta para seguir subsistiendo. Pero el padre Turchi parece haber olvidado que la muerte no existía en aquella humanidad salida de las manos de Dios y habitante del paraíso original. Supuesta esa inmortalidad en la que se habría mantenido la humanidad de no haber pecado nuestros primeros progenitores, ¿acaso no parece razonable la inmensidad del cosmos para albergar a esa humanidad inmortal?
----------Pero enseguida, Turchi expresa una confusión aún más grave acerca del preciso problema que aquí abordamos, y del que ya comencé a tratar en mi artículo anterior, sobre si pueden existir personas humanas en otros planetas. En referencia a ello, Turchi sostiene lo siguiente: "no es contradictorio ni herético pensar que pueden existir en otros planetas formas de vida racional, y por tanto asimilables al ser humano, que vivan su propia existencia: hay espacio para todos y hasta para muchos".
   
No existe un viviente corpóreo inteligente que no sea el hombre
   
----------Ahora bien, demostraré en este artículo, en cambio, que tal tesis implica contradicción y herejía, porque va contra la razón y la fe, fe en particular en algunos dogmas: el dogma de la esencia del hombre, compuesto de espíritu y cuerpo definido por el Concilio Lateranense IV; el alma humana como forma sustancial del cuerpo, dogma definido por el Concilio de Viennes y el dogma de la inmortalidad del alma, definido por el Lateranense V, así como el dogma de la esencia y de las consecuencias del pecado original, definido por el Concilio de Trento y precisado por Pío XII, con la exclusión del poligenismo.
----------Por cuanto respecta a la esencia de la naturaleza humana, debo recordar al lector que la naturaleza humana es definida por la Iglesia como sustancia viviente y personal, compuesta de alma y cuerpo, animada por un alma espiritual, racional e intelectual y por lo tanto inmortal.
----------Esto quiere decir que no pueden existir sujetos racionales que no sean personas humanas, porque por definición el hombre es un viviente racional y por lo tanto donde hay un viviente racional hay un hombre. No puede existir un viviente racional que no sea un hombre, no puede existir un hombre que no sea un viviente racional, así como, por ejemplo, si existe una figura de tres lados, esa figura es un triángulo y si hay un triángulo, no puede sino ser una figura de tres lados, porque por definición el triángulo es una figura de tres lados. No puede existir una figura de tres lados que no sea un triángulo.
----------La hipótesis del padre Turchi, por lo tanto, de un viviente que tenga una razón similar a la nuestra, debe ser aclarada: si por "similar" entiende una razón que no sea la razón humana o una razón similar y no idéntica a la razón humana, una tal razón no existe y es contradictoria. Si, por el contrario, por "formas de vida racional, y por tanto asimilables al ser humano", entiende ciertamente formas racionales y por tanto humanas, entonces se tratará ciertamente del hombre. Pero incluso en tal caso la hipótesis, como veremos, es inaceptable.
----------En efecto, la razón es una universalmente para todos los hombres y presente en todos, donde quiera se encuentre incluso en otro planeta, siempre idéntica a sí misma, no en el sentido, como creía Averroes, de que el intelecto sea un intelecto trascendente a los individuos, uno para todos sin ser propiedad de ninguno. Por el contrario, cada uno tiene su propio intelecto, diferente de individuo a individuo.
----------Está claro que cada hombre tiene su razón y razona con su razón, en modo diverso el uno del otro, quien razona bien, quien razona mal. No estoy hablando de eso. Estoy hablando de la razón como tal, de la esencia universal de la razón, no como posesión del individuo, tal como el anatomista habla del corazón o del cerebro como tales. Si la razón es esencialmente y universalmente la misma en todos, idéntica a sí misma, esto no quiere decir que individualmente cada uno no tenga su razón.
----------La razón es el principio de la igualdad específica de los hombres entre sí. Kant y los iluministas habían entendido que la razón es esencialmente siempre la misma en todos los hombres, de lo contrario no serían hombres, por diferentes individualmente que puedan ser unos de otros. Para usar el lenguaje del papa Francisco, la razón es el principio y el correlativo o contraparte de la fraternidad universal. En cualquier caso, se puede hablar analógicamente de una razón humana y de una razón divina.
----------Pero la razón humana es siempre esencialmente idéntica y funciona esencialmente del mismo modo en todos los hombres. Similarmente se puede decir que todo hombre tiene un corazón y un cerebro, los cuales, cuando están sanos, funcionan en todos del mismo modo: el funcionamiento normal. De igual forma, la razón humana tiene su funcionamiento normal, el cual es conocido y regulado por la lógica.
----------El concepto de razón es uno y unívoco, como el concepto del número cuatro o el concepto de triángulo o el concepto de "día" o el concepto de "noche". El concepto de razón no es analógico, como por ejemplo el concepto del ser o de la vida o de la bondad, por lo que se pueda hablar de diferentes analogados similares entre sí. Existen diferentes modos y grados de actuar la razón, pero no existen diferentes razones, como no existe un cuatro diverso de un cuatro o un negro diverso de un negro. El cuatro es cuatro y el negro es negro. Así la razón. O está toda en su esencia o no lo está. Tertium non datur. Por esto, ni siquiera la omnipotencia divina puede hacer que un sujeto pueda tener razón sin ser un hombre.
----------Sin embargo, hay una cosa a tener en cuenta y es que nosotros no sabemos hasta qué punto la configuración física o corpórea de un sujeto puede ser distinta de la que comúnmente por nosotros es conocida, sin perder la animación racional, es decir, sin perder su ser humano. Por ejemplo, en la época en que se descubrieron los pigmeos, en el mundo científico se dudó de que ellos pudieran ser personas humanas. Pues bien, de modo similar, ¿cómo hacemos para saber si un registro fósil pertenece a un hombre o a un simio? Una cosa es cierta: siempre en base a los razonamientos precedentes, debemos excluir absolutamente que pueda existir un viviente intermedio entre el simio y el hombre, ni hombre ni simio.
----------O bien es hombre o no es hombre. No existe el cuasi-hombre, el aparente-hombre, no existe un para-hombre, un medio-hombre, un hombre-mono, no existe el similar al hombre, hombre y no hombre. En cambio, en principio es posible que Dios cree seres humanos con una configuración física muy diferente a aquella por nosotros conocida. Pero no puede crear un hombre sin la razón o un ser racional que no sea un hombre. Pero se mantiene siempre el problema: ¿podrían existir tales personas humanas en otros planetas?
----------Un argumento que viene esgrimido a favor de la posibilidad de que en otros planetas vivan seres inteligentes corpóreos, diferentes de la humanidad que vive en esta tierra, es el argumento de la omnipotencia divina. Nosotros no sabemos hasta dónde puede llegar el poder creativo divino. Dios podría crear un mundo mejor que este, con criaturas más nobles que las que existen actualmente. Es verdad.
----------Pero tanto la razón como la fe nos dicen que lo creado puede comportar solo dos géneros de sustancias; las materiales o cuerpos (visibilia) y las espirituales (invisibilia). Dios no puede crear nada que no pertenezca a uno de estos dos géneros de entes, porque dividen el ente creado como tal. No se trata de un límite a la potencia divina, sino de entes no creables, porque no pueden existir.
----------El ente causado, el ente creado, en efecto, está compuesto de esencia y existencia. Si la esencia es pura forma, tenemos al ángel; si la esencia está compuesta de materia y forma, tenemos el hombre y los entes inferiores, animales, plantas, cuerpos inanimados. Como he dicho anteriormente, en otros planetas pueden existir otras especies de vivientes inferiores, y pueden existir condiciones físicas para la vida humana.
----------La creatura puramente espiritual es el ángel, espíritu puto; el hombre es un compuesto de espíritu y cuerpo. Ciertamente, Dios puede crear hombres más nobles y ángeles más nobles. Pero Dios no puede crear lo imposible: no puede existir creatura intermedia entre la creatura material y la creatura espiritual. No puede existir una creatura intermedia entre el hombre y el ángel. Y no puede existir una creatura superior a la espiritual. Pretender que Dios cree creaturas de tal género es pretender lo imposible.
----------Entonces, hay que decir que no pueden existir vivientes corpóreos inteligentes, o sea, no pueden existir otras personas humanas más allá de las de esta tierra. No pueden existir no en modo absoluto, considerando la pura omnipotencia divina, sino que  no pueden existir en relación a lo que de hecho Dios ha decidido crear teniendo en cuenta la obra de la redención, como aclararemos a continuación.
   
El dogma del pecado original vuelve imposible la existencia de los extraterrestres
   
----------Con esto pasamos a la consideración de otro dogma, el del pecado original. Ese dogma nos dice que la culpa cometida por la pareja primitiva en el Edén, perteneciente a esta tierra, se ha propagado a todo el género humano. En base a este hecho, Pío XII en la encíclica Humani generis ha excluido el poligenismo porque sería incompatible con el hecho de la transmisión por generación de la culpa original.
----------Si Dios hubiera creado otra humanidad en otro planeta, ¿cómo la infección de la culpa habría podido involucrar también a esa humanidad? O bien: suponiendo, como narra la Escritura, que la culpa se originó en esta tierra, ¿cómo la humanidad habría podido entonces propagarla en otro planeta? ¿Con qué medio de transporte? ¿Se imagina el lector a un grupo de colonizadores prehistóricos que sale de la tierra en una nave espacial para llegar a un planeta a 5.000 años luz de distancia?
----------Por otra parte, también es inaceptable la hipótesis de la existencia en otros planetas de una humanidad superior no herida por el pecado original o salvada por Nuestro Señor Jesucristo en modo diferente del cual hemos sido salvados nosotros en la tierra. En efecto, esa hipótesis supone el poligenismo y, además y por lo tanto, es contraria a la fe en el pecado original y en la redención.

24 comentarios:

  1. Más allá de todas las consideraciones teológicas, me parece absurdo que en el universo no existan criaturas que hayan alcanzado el mismo nivel que el ser humano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Paracelsomol,
      hoy la ciencia está mostrando particular interés en relación al problema de si en otros planetas existan seres pensantes similares a nosotros. Sin embargo, sucede que, al formular la hipótesis de la existencia de similares sujetos, la configuración de tales sujetos viene elaborada en manera tal que el concepto que se propone parece ser contradictorio.
      En efecto, imaginar a los alienígenas como si fueran sujetos corpóreos inteligentes, que sin embargo no son hombres, sino similares a nosotros los hombres, que por tanto tienen simultáneamente nuestra naturaleza humana porque son inteligentes, pero no la tienen porque tienen sólo una naturaleza similar, provoca una contradicción. ¿Qué son, entonces?
      Dos cosas o bien son idénticas o bien son diferentes. No pueden ser idénticas y diversas al mismo tiempo. Entonces, estos extraterrestres, o tienen nuestra misma naturaleza o tienen una similar. Si la tienen idéntica son hombres; si no la tienen no son hombres.
      Si se comunican con nosotros deben tener nuestra misma naturaleza.
      La similitud es entre dos cosas diversas. Puede haber dos diferentes inteligencias, pero no dos especies de inteligencia entre ellas similares. La inteligencia humana tiene una esencia unívoca porque es la diferencia del género inteligencia.

      Eliminar
  2. ¿Y por qué deberíamos excluir que existan otras especies diferentes de la humana (un ADN diferente) pero a pesar de ello dotadas de un intelecto raciocinante? ¿Quizás en un exoplaneta a 10 mil millones de años luz del cual, por lo tanto, nunca sabremos ni siquiera su existencia? ¿Por qué Dios no podría preparar un camino de redención para esos vivientes también?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Anónimo,
      ya he respondido a sus preguntas, en los dos artículo publicados y en mi respuesta anterior a su comentario. Considerando la Omnipotencia de Dios, Dios podría haber creado en otro planeta otra humanidad. Sólo que este tipo de pensamiento está prohibido por la fe, la cual nos dice que la única humanidad existente es la que se encuentra en esta tierra. O bien se debería hipotetizar que un grupo de hombres haya salido desde la tierra y haya llegado a otro planeta. ¿Pero cómo lo habrían hecho?

      Eliminar
    2. Disculpe, Padre, pero esto excluye el sentido común y la ciencia. La tierra tiene unos 4 mil millones de años y se ha vuelto habitable hace menos de mil millones de años. Se necesitarían 12 mil millones de años para llegar a los planetas en los confines hoy conocidos del universo. Por lo tanto, una colonización no es concebible. Estoy de acuerdo en que la especie humana es la única, pero no podemos excluir que existan, en planetas no alcanzables por el hombre, otras especies no humanas pero inteligentes, para los cuales el buen Dios en su amor haya preparado un camino de salvación.

      Eliminar
    3. Estimado desconocido,
      ya he explicado, en mis dos artículos referidos a los extraterrestres, que imaginar un sujeto viviente inteligente y corpóreo, que no sea un hombre, no tiene sentido, es un concepto contradictorio y por lo tanto es un ente que no puede existir, por lo cual ni siquiera puede ser creado y no puede ser un producto de la Omnipotencia divina, porque Dios no puede crear entidades que no pueden existir.
      Desde un punto de vista metafísico, Dios podría, si quisiera, crear o haber creado en otros planetas otros sujetos humanos, quizás con una configuración física muy diferente a la nuestra. Aquí la razón se detiene. ¿Están ahí o no están? En este punto interviene la fe, la cual nos dice que en realidad la única humanidad existente es la que vive en esta tierra, por lo cual, queriendo hipotetizar la presencia del hombre en otro planeta, estamos obligados a considerar que haya llegado hasta él partiendo desde la tierra.
      Otra hipótesis racionalmente posible, es la poligenista, que consiste en el hecho hipotético de que Dios haya creado una humanidad en un planeta y otra en otro planeta. Salvo que aquí la fe no nos da ningún permiso para pensar en ello, porque de hecho la fe nos dice que la humanidad ha tenido origen en esta tierra, y ha sido infectada por el pecado original, el cual se ha extendido a toda la humanidad.
      Si en cambio hubiera habido poligenismo, admitiendo el hecho del pecado original cometido en esta tierra, parecería que en el otro planeta los habitantes estarían exentos del pecado original. Y esto también va contra la fe, porque toda la humanidad ha sido contaminada por el pecado original. Por cuanto respecta a la obra de la Redención, Jesucristo es el Salvador de toda la humanidad.
      Algunos plantean la hipótesis de que Jesús nos haya salvado tanto a nosotros en la tierra como a los habitantes de otros planetas. Pero incluso esta hipótesis es contraria a la fe, porque supondría el poligenismo.
      Una última consideración: este estupendo e ilimitado universo hubiera estado todo a nuestra disposición, si nuestros primeros progenitores no hubieran pecado. Sin embargo, no todo está perdido, porque Nuestro Señor Jesucristo nos da la posibilidad de recuperar aquellas fuerzas maravillosas que habíamos recibido para la conquista total del universo, por lo cual el progreso de la ciencia constituye a lo largo de los siglos el camino de retorno a la perfección original, mientras que, por añadidura, las promesas del Señor Resucitado nos garantizan poder construir un mundo nuevo, que es el mundo de los resucitados en cielos y tierra nuevos.

      Eliminar
    4. Sigo sin entender por qué sería contradictorio un sujeto viviente inteligente y corpóreo que no sea un hombre. ¿Quiénes somos nosotros para poner límites a la fantasía creadora de Dios?

      Eliminar
    5. Estimado Anónimo,
      en esta cuestión de la naturaleza del alienígena, la omnipotencia divina no entra para nada. La cuestión es la de definir cuál sería la naturaleza del alienígena. Ahora bien, ateniéndonos a las propias palabras de los alienistas o ufólogos, el alienígena debería ser un sujeto inteligente corpóreo. Pero no debería ser un hombre, sino que debería poseer una naturaleza similar a la naturaleza humana.
      Ahora bien, aquí hay un vicio lógico, porque se confunde lo idéntico con lo similar. Ahora bien, la naturaleza humana es esencia unívoca. En cambio lo similar es un predicado que pertenece a las nociones analógicas. Por ejemplo, una noción analógica es la de la vida, la cual involucra muchas formas similares entre sí, como la vida vegetativa, la vida sensitiva, la vida racional, la vida angélica y la vida divina. En cambio, el concepto unívoco es la diferencia específica de un género. Por ejemplo, la inteligencia encarnada o in-corporada, que es el hombre, es la diferencia del género inteligencia creada.
      La otra diferencia específica es la del ángel, que es una inteligencia incorpórea. En conclusión, la inteligencia incorporada o encarnada es un concepto unívoco y no analógico, por lo cual no pueden existir dos esencias intelectuales similares entre ellas. Pero, la inteligencia encarnada o incorporada es idéntica en todos los sujetos de esta inteligencia. Lo que quiere decir que la naturaleza humana es una sola, idéntica en todos los individuos.
      En este punto podemos hacer una hipótesis precisamente en relación con la omnipotencia divina y decir que, si Dios hubiera querido, podría crear otra humanidad en otro planeta. Sin embargo, esta hipótesis se revela imposible, no desde el punto de vista de la razón, sino desde el punto de vista de la fe cristiana, porque contrasta con el hecho de la transmisión por generación de Adán y Eva del pecado original. Dios Padre ha querido que la humanidad fuera una sola cosa en su Hijo Jesucristo.

      Eliminar
    6. Entiendo el sentido del razonamiento pero no lo comparto. La categoría de ser corpóreo pensante y la de ser humano no coinciden unívocamente. No veo motivos metafísicos para excluir que existan seres inteligentes corpóreos con un ADN diferente al nuestro y por lo tanto rasgos y características totalmente diferentes a las nuestras aunque no sean puros espíritus.

      Eliminar
    7. Estimado Anónimo,
      antes que nada le recuerdo que la definición del ser humano es "animal racional", lo que quiere decir que el hombre es una sustancia viviente compuesta de cuerpo y alma racional. Racional quiere decir que la inteligencia humana conoce la realidad abstractivamente, o sea, el conocimiento humano parte, como el de los animales, del contacto sensible con las cosas materiales, pero la posesión del intelecto permite al hombre formarse un concepto abstracto de la realidad. En este punto interviene la razón, que consiste en el poder que tenemos de conectar conceptos y juicios, formando el razonamiento. De cuanto he dicho, usted comprende que la razón no puede prescindir del uso de los sentidos.
      Existe también un viviente incorpóreo, que posee el intelecto, pero no la razón, porque, como hemos dicho, la razón supone el cuerpo. Este viviente, puramente espiritual, es el ángel.
      El animal se define como un viviente dotado de sólo conocimiento sensitivo, en cuanto que el animal no posee la razón, es decir, no está animado por un alma racional o espiritual. Por esto usted puede entender que no es posible que exista un ser viviente, dotado de alma racional y de cuerpo, que no sea un hombre.
      Por cuanto respecta al ADN, el ADN humano tiene características diferentes al ADN del animal. En este punto, está claro que un viviente que posee ADN humano es un hombre. Siendo así las cosas, no es posible que exista un ser inteligente corpóreo con un ADN diferente al nuestro.

      Eliminar
  3. No nos corresponde a nosotros poner límites a la Omnipotencia de Dios. Y en todo caso, nada cambia respecto a nosotros y al mensaje salvífico que nos concierne.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado José,
      no se trata de poner límites a la omnipotencia divina, sino el hecho es que los partidarios de los extraterrestres se encuentran ante una alternativa cuyos términos son ambos inaceptables. Algunos sostienen la existencia de vivientes corpóreos inteligentes, que no serían hombres, pero esto es contradictorio, porque por definición el hombre es un viviente racional. Otros sostienen que serían seres humanos, pero creados por Dios como parte de la humanidad viviente en esta tierra. Este principio poligenista es excluido por Pío XII, porque está en contradicción con la transmisión por generación del pecado original. Por consiguiente, como usted ve, la omnipotencia divina no entra para nada aquí.

      Eliminar
    2. En mi opinión la Omnipotencia divina tiene que ver aquí, estimado padre. Sabemos que la Omnipotencia de Dios es inescrutable porque Dios mismo es inescrutable y escapa a cualquier intento humano de comprender su grandeza. Lo que nada tiene que ver en mi opinión son las "alternativas" expuestas que quisieran explicar lo inexplicable. Pero es un falso propósito (en artillería apuntas al visor por una parte, pero el objetivo, el blanco no es ese, es otro). Me explico: admitir una vida inteligente diferente a la nuestra, existente en planetas distintos al nuestro, en realidad pretende cuestionar todo el planteo bíblico. Tengamos cuidado: no se aparta de las tesis abstrusas de un tal llamado Biglino (no sé si ha oído hablar de él) un personaje muy activo en las redes sociales como Youtube, que viaja por todos lados dando conferencias, con el objetivo en demostrar que el Antiguo y Nuevo Testamento no hablan en absoluto de Dios sino de los Elohim, entidades extraterrestres confundidas por los antiguos con divinidades. El diabólico fin de este fulano y de tantos otros es el de poner en crisis la fe religiosa del prójimo, del ingenuo, en su mayoría, que se aventura en el terreno muelle de las conjeturas, lleno de trampas ideológicas. Y a este respecto digo que tenemos que estar atentos: es una manzana envenenada, un fruto que se quiere recoger del árbol de los razonamientos humanos y temerarios, de los cuales es bueno tener cuidado. Y entonces, sin excluir la posibilidad y dejando todo en manos de la Omnipotencia divina, me abstengo de formular hipótesis al respecto que en definitiva no sirven para mi camino de Fe.

      Eliminar
    3. Estimado José,
      es muy cierto que nosotros no podemos escrutar las infinitas posibilidades de la Omnipotencia divina y estamos muy lejos de conocer todas las infinitas maravillas del universo. Sin embargo, hay algunas cosas que Dios no puede hacer, no porque haya un límite a su Omnipotencia, porque entonces ya no sería Omnipotencia, sino porque en sí mismas no se pueden hacer, en cuanto implican contradicción. Por ejemplo, Dios no puede hacer una montaña sin valles, o bien no puede hacer un círculo cuadrado. Similarmente no puede crear un sujeto compuesto de espíritu y cuerpo, o bien un sujeto inteligente corpóreo o bien un animal racional, que no sea hombre, porque esto sería contradictorio y atentaría contra el principio del tercero excluido. Vale decir: si una sustancia viviente es racional, esta es el hombre. Si no es el hombre, no es una sustancia viviente racional. Tertium non datur. La fe no puede contravenir al principio de no contradicción. Por cuanto respecta a Biglino, no lo conozco. Estoy totalmente de acuerdo con usted, cuando usted afirma que el admitir los extraterrestres "pretende en realidad poner completamente en discusión el planteamiento bíblico".

      Eliminar
  4. Estimado padre Filemón, lamentablemente encuentro errónea esta identificación suya: "no pueden existir sujetos racionales que no sean personas humanas, porque por definición el hombre es un viviente racional y por tanto donde hay un viviente racional hay un hombre".
    En efecto, como usted mismo afirma, "el hombre es UN viviente racional" precisamente porque no podemos estar seguros de que sea "EL viviente racional" en sentido absoluto: en un lugar inalcanzable para el hombre, Dios podría haber dado origen a otras generaciones de creaturas vivientes racionales, compuestas de alma y cuerpo, que nunca habrían podido interferir con nuestra generación humana. Sin embargo, podemos imaginar que la perfección de Dios, habiendo proyectado para la encarnación del Hijo nuestra naturaleza, haya por lo tanto elegido definitivamente y para toda otra generación las mismas características (pero no podemos excluir que pudiera crear otras).
    No se trata del "poligenismo" que fue condenado por Pío XII, que teoriza más primeros progenitores del género humano y es incompatible con la transmisión de la culpa original y es por lo tanto incompatible con la fe católica: porque el tema de discusión es la existencia o no en el universo de generaciones análogas a la humana, no heridas por el pecado original o salvadas mediante la encarnación y muerte de la segunda Persona divina.
    Como ya se ha evidenciado en un comentario a sus artículos, la profundización teológico/filosófica del caso es si sean compatibles las otras hipóstasis de la segunda Persona a favor de generaciones análogas a la humana y que, por la distancia inalcanzable, nunca pueden interferir con nosotros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Carlos,
      cuando se dice que el hombre es EL viviente corpóreo racional y cuando se dice que el hombre es UN viviente corpóreo racional, se dice la misma cosa, con la diferencia de que en el primer caso doy la definición de hombre, mientras que cuando digo UN viviente me refiero al individuo de la especie hombre. Cuando se dice UN viviente racional no se entiende uno entre otros racionales diferentes de él en cuanto racionales, como si pudieran existir o más especies de razón o más especies humanas. La razón humana es esencialmente una, igual, idéntica y unívoca para todos los individuos humanos. No es analógica. No pueden existir "generaciones análogas a la humana". Ciertamente pueden existir formas diferentes de racionalidad, pero la razón en sí misma es la misma e idéntica en todos los individuos humanos. Sólo los vivientes no hombres son los que no tienen razón. Del mismo modo, la función digestiva o circulatoria es esencialmente la misma para todos, aunque existen diferencias individuales. Y si hablamos de "hombre" entendemos un individuo dotado de razón. NO EXISTE UN HOMBRE, NI EL HOMBRE, QUE NO TENGA RAZÓN; PORQUE DE LO CONTRARIO NO SERÍA UN HOMBRE.
      Por consiguiente, los alienistas o ufólogos, si no nos dicen claramente y coherentemente cómo se imaginan a su alienígena, corren el riesgo de ser ellos mismos los alienados. Un ente contradictorio en sí mismo no puede existir. No sirve invocar la omnipotencia divina porque Dios crea lo que puede existir y no lo que no puede existir.
      Pueden existir diferentes formas de humanidad en sentido empírico, no en sentido específico. Entonces, tenemos por ejemplo las diferentes razas. Pero entre las razas solo tenemos diferencias empíricas, no específicas, de lo contrario caeríamos en el racismo.
      En efecto, no hay diferentes especies de seres humanos como hay diferentes especies de perros o de caballos, porque estas diferentes especies se establecen mediante diferencias empíricas. Por otra parte, las diferencias raciales no son netas e incomunicables como las diferencias específicas. Las razas se pueden mezclar entre sí, mientras que las diferencias específicas no se pueden mezclar. No se puede, por ejemplo, mezclar un ángel con un hombre y obtener un viviente intermedio. No se puede mezclar un hombre con una bestia. (sigo...)

      Eliminar
    2. (...)
      La diferencia "racional" es la diferencia específica del género "intelecto", el cual puede ser incorpóreo y entonces tenemos el ángel, o bien puede ser in-corporado o encarnado, y entonces tenemos el intelecto humano, que llamamos razón.
      Según la razón y la fe sabemos que Dios ha creado dos géneros de sustancias: el cielo (invisibilia) y la tierra (visibilia); los espíritus (ángeles) y los cuerpos (entidades de la naturaleza física: animales, plantas, sustancias químicas) y luego ha creado al hombre, compuesto de espíritu y de cuerpo.
      Es absurdo hipotetizar diversas especies de razón específicamente diferentes la una de la otra, porque la diferencia específica divide al género y no a la especie.
      El intelecto es un género que implica dos diferencias específicas: el intelecto puro (angélico) y el intelecto racional (humano). Pero este es una especie átoma, es decir, no ulteriormente diferenciable o divisible.
      La razón humana es una diferencia específica del género intelecto, porque el intelecto puede ser o intelecto incorpóreo (ángel o Dios) o corpóreo (intelecto humano). Introducir en lo interno de la especie humana, como si fuera un género, ulteriores diferencias específicas, sería disolverla. Es cierto que existe la diferencia varón-mujer; pero esta diferencia no divide la especie porque es un ser humano tanto el varón como la mujer, e iguales, sólo que tienen caracteres psicofísicos esencialmente diferentes, de tal manera que es posible determinar empíricamente la esencia de la masculinidad y de la feminidad sin dividir la especie humana sino precisándola y determinándola concretamente en la diferencia sexual.
      La fe nos dice que Jesucristo es el Salvador de toda la humanidad proveniente de Adán y Eva e infectada por generación por el pecado original, por lo cual es herético creer que Dios haya creado a parte en otro planeta, como quisiera el poligenismo, otra parte de humanidad exenta de la culpa original.

      Eliminar
    3. Estimado padre Filemón, aún reconociéndole muchos méritos, me doy cuenta de que usted, conforme a la doctrina tomista, no reconduce toda la actividad divina a la incontenible prolificidad del amor inherente a la naturaleza divina.
      Ya para la generación del Hijo usted desconoce que ésta haya brotado de tal eterno motor como es el amor divino, como afirma en cambio Ricardo de San Víctor (considerado excelso teólogo en la Divina Comedia) y como se teoriza en el llamada "teología franciscana"; así como no reconoce que lo creado haya sido ideado y formado en conformidad con el proyecto de dar al Hijo un trono totalmente suyo.
      Admitir que el amor de Dios pueda limitarse por su propia naturaleza, nos obliga a no admitir que, hasta el fin del mundo, ya no se generan otros seres capaces de participar de la naturaleza divina: una pareja que no puede tener hijos tiene en efecto necesidad de realizar de otros modos su connatural propensión.
      He aquí entonces que el pensamiento formula otras hipótesis como la de otras generaciones, que usted define en cualquier caso humanas, pero que no hubieran podido interferir con la nuestra, por el espacio y por el tiempo que Dios mismo podría haber establecido; cuya separación absoluta haría a cada generación independiente de la culpa de origen de las otras generaciones.
      Todo esto daría una explicación verosímil a la eterna propensión al amor que es connatural a la naturaleza divina. Desgraciadamente entiendo que a su venerable edad ya no esté dispuesto a poner en discusión las tesis tomistas, pero quizás es por esto que Jesús, refiriéndose a su tiempo, dijo a sus discípulos "vino nuevo en odres nuevos".

      Eliminar
    4. Estimado Carlos,
      el generar en el Padre no es, como en nosotros, efecto del amor, es decir, de la voluntad, no interviene el Espíritu Santo, sino que es efecto del conocimiento, del intelecto del Padre. Por eso Juan llama a Logos (Verbum) al Hijo. Es decir, el Padre genera al Hijo en modo similar al modo con el cual nosotros formamos un concepto o una idea. El Hijo es imagen del Padre así como el concepto es imagen de la mente y en la mente que lo ha formado. Y al mismo tiempo el concepto es aquello por lo cual la mente piensa la realidad, representación mental de la realidad.
      Del mismo modo, como enseña Juan, el Logos es aquello por medio del cual y en el cual el Padre se concibe a Sí mismo y ha concebido y creado todas las cosas: per quem omnia facta sunt. El Amor, es decir, el Espíritu Santo, no es, como en nosotros, el estímulo que nos mueve a generar, no induce al Padre a engendrar, el Padre no genera por amor, sino por esencia, no engendra porque ama sino porque piensa, porque el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo y es una procesión distinta de aquella por la cual el Hijo procede del Padre. Aquí santo Tomás no entra. Entra el dogma de la fe.
      Nadie niega la inagotable inventiva, fecundidad y generosidad del amor divino y las infinitas posibilidades de su providente omnipotencia. Negar la posibilidad de la existencia de alienígenas, los cuales serían seres racionales pero no hombres, no es poner un límite al poder de Dios, sino que tal negación está motivada por el hecho de que el extraterrestre entendido en tal sentido es un concepto contradictorio, porque si existe un viviente racional, este es un hombre y si existe un hombre, este es un viviente racional, precisamente porque la definición de hombre es: animal racional.
      Dios, si hubiera querido, hubiera podido crear junto con Adán y Eva, otras parejas en otros planetas. Pero la revelación cristiana y por tanto la fe -por los motivos que he explicado en este blog- nos dice que esto no ha sucedido y que la única humanidad existente es la que existe sobre esta tierra.
      La filosofía y la fe (Concilio Lateranense IV de 1215) nos dicen que pueden existir sólo tres géneros de criaturas dotadas de conocimiento: el animal, el hombre y el ángel. No pueden existir vivientes intermedios entre el animal y el hombre y entre el hombre y el ángel. Si debieran existir (pero no existen) criaturas racionales en otros planetas, no podrían existir otras sino hombres.
      Es cierto que tengo 80 años, pero por mi formación tomista correcta, bien orientada, recibida en los años '70, he aprendido a mantenerme joven y siempre abierto a lo nuevo. Pero esto nuevo debe ser POSIBLE, si no no es nuevo, pues en tal caso es una mentira. Mi firmeza de ideas no depende por consiguiente de mi edad ni de un cierto obstinarse propio de ciertos ancianos o de la arterioesclerosis, sino de un largo hábito a la fidelidad absoluta a las verdades de fe, así como a un razonar honesto, lineal y coherente, animado por el amor, ese rigor teorético que se le exige a un filósofo y teólogo y que veo que lamentablemente le falta a Usted.

      Eliminar
  5. Padre, imagínese un animal dotado de razón que tenga más sentidos respecto a nuestros cinco sentidos o que se reproduzca con mecanismos del todo diferentes a cuanto sucede en los mamíferos.
    ¿Diría Ud. que hay algo contradictorio en el ser que he descrito?
    ¿O bien Ud. diría que tal ser es siempre de la misma especie que los hombres de los cuales tenemos experiencia?
    No veo contradicciones, pero veo que no podría volver a entrar en nuestra propia especie metafísica, porque teniendo por naturaleza facultades distintas a las nuestras, diferiría de nosotros esencialmente y no sólo accidentalmente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Abel,
      un animal dotado de razón, que puede tener una conformación física muy diferente a la nuestra, sería en cualquier caso un ser humano, precisamente porque el hombre se define como animal racional.
      Que pueda existir un sujeto humano con una conformación física muy diferente a la nuestra, ciertamente no va en contra del principio de no contradicción. Por consiguiente, la cosa es posible. Ciertamente, de todos modos, tal sujeto sería un hombre, en cuanto sujeto dotado de razón.
      En efecto, ¿qué se entiende por razón? La razón es aquella facultad del alma humana, por la cual el intelecto, unido a los sentidos, produce una conexión de conceptos o de juicios, llamada razonamiento o silogismo, que es el principio de la ciencia y cuyas reglas de procedimiento, de esta conexión, son fijadas por la lógica, que es el arte de saber razonar correctamente y en la verdad.
      El ejercicio de la razón, a diferencia del simple intelecto, que puede ser puramente intuitivo, distingue al hombre del ángel, por el hecho de que, mientras la razón se sirve de los sentidos, que pertenecen a la vida animal, propia del hombre, el intelecto como tal puede funcionar solo, sin los sentidos, como por ejemplo el alma de los difuntos y la criatura angélica.
      Así, la creatura humana es un animal racional. En cambio, un sujeto puramente espiritual es un alma humana separada del cuerpo o es un ángel. También el animal tiene un alma, pero esta no es racional, porque el animal no tiene un alma espiritual; no tiene el intelecto, que es espíritu; sino que el principio de su conocimiento son sólo los sentidos.
      La razón humana, en cuanto espiritual y fundada en el intelecto, tiene la capacidad de abrirse a la totalidad del ser y por lo tanto al conocimiento de Dios, creador del universo y de todas las cosas visibles e invisibles. He aquí la importancia de la ciencia y de la filosofía, por las cuales el hombre puede conocer a Dios y todas sus obras.
      Así que aquí vemos la diferencia entre el hombre y el animal. En conclusión, sólo pueden existir tres niveles ontológicos de la creatura que tiene conocimiento: el animal, el hombre y el ángel. Por debajo de los vivientes cognoscentes, están los vivientes puramente vegetativos, que son las plantas; ellos tienen un alma vegetativa. Por debajo de los vivientes están las sustancias químicas y las diversas fuerzas electro-magnéticas, que constituyen el mundo de las sustancias materiales no vivientes.
      (sigo...)

      Eliminar
    2. (...)
      Para imaginar cómo podría ser un extraterrestre, nosotros, para no trabajar solo con la fantasía, sino para hacer un trabajo científico-filosófico, debemos necesariamente elegir una de estas tres entidades o sujetos vivientes. O el extraterrestre es un animal o es una persona humana o es un ángel. Podría ser una persona humana, con una dimensión física muy superior a la nuestra y muy diferente a la nuestra.
      Pero no es absolutamente posible un sujeto intermedio entre el animal y el hombre, como creía Darwin, o entre el hombre y el ángel, como creen ciertos gnósticos. Y esto por el hecho de que entre sentido y razón, y entre razón e intelecto, existe una clara e infranqueable separación, es decir, no existe, como creía Darwin, un pasaje evolutivo de uno a otro de estos niveles ontológicos.
      Si Dios hubiera querido, habría podido crear la humanidad en dos planetas diferentes: por ejemplo en esta tierra y simultáneamente en otro planeta. Esto sería el poligenismo, que no implica ninguna contradicción metafísica y corresponde bien a la omnipotencia divina.
      Salvo que la fe cristiana nos revela sobre la humanidad las siguientes cosas:
      1) toda la humanidad, en todo el universo, proviene de una pareja originaria;
      2) esta pareja ha pecado y la culpa de este pecado, llamado "original", se extiende por generación física a toda la humanidad;
      3) lo que significa que, si hay seres humanos en otro planeta, estos seres humanos no han sido creados a parte de la humanidad, que habita nuestra tierra. Por lo tanto, el poligenismo no existe, como ha afirmado el papa Pío XII. Esto quiere decir que la fe nos prohíbe hipotetizar que en otro planeta pueda haber una humanidad privada del pecado original.
      4) En base a lo dicho anteriormente, si formamos la hipótesis de que en otro planeta hay personas humanas, es necesario considerar que estas personas están infectadas por el pecado original.
      5) Entonces, si en otro planeta hay personas de este tipo, es necesario considerar que ellos han llegado allí, partiendo de esta tierra. ¿Y cómo lo han hecho?
      6) Ciertamente el plan originario divino, preveía la posibilidad por parte de la humanidad de conquistar, en breve tiempo, el dominio sobre todo el universo físico y el uso de todas las energías del cosmos. Esto no ha sido realizado, a causa de las consecuencias del pecado original.
      Por cuanto respecta a la presencia de seis sentidos, francamente no sé qué pensar. Pero también le pregunto a usted: ¿de qué sirve imaginar un viviente con seis sentidos? Usted se pregunta: ¿un viviente de este tipo, es un hombre? Dado que sabemos que el hombre tiene cinco sentidos, debemos decir que no es un hombre. ¿Entonces, qué es? Es un ser puramente fantástico, que podría ser ubicado en la mitología o en los relatos de fantaciencia o ciencia ficción.
      En este punto no estamos en el ámbito de una hipótesis de un viviente real, sino en el ámbito de la pura fantasía, cosa que de por sí es del todo legítima, porque es el campo de la poesía y del arte. Y si a usted le gustan las películas de Hollywood, pues en paz!
      Ahora bien, aquellos que sostienen la posibilidad de la existencia de los alienígenas, hipotetizan que estos extraterrestres son entidades reales. Excepto que, con la hipótesis del extraterrestre con seis sentidos, estamos fuera de la realidad, por lo cual tal hipótesis está más allá de la cuestión de si existen los extraterrestres.

      Eliminar
    3. Padre, usted afirma con razón que un animal racional físicamente diferente de los hombres que conocemos debería de todos modos llamarse "hombre".
      Distingo. Si difiriera físicamente de nosotros sólo accidentalmente, como en el caso en el cual tuviera la piel verde, no estamos en presencia de nada que tenga implicaciones metafísicas dignas de nota; después de todo, ya tenemos hombres en este planeta de color diferente y podemos decir con seguridad que pertenecen a la misma especie biológica y metafísica.
      Sin embargo, si consideramos la hipótesis de un animal racional con facultades fundamentalmente diferentes de las nuestras por cuanto respecta a los sentidos o a la reproducción (hipótesis puramente imaginativa pero en la cual al menos yo no veo contradicciones) nos veríamos constreñidos a decir que se distingue de nosotros en aspectos esenciales. Por tanto, podríamos decir que también él es un hombre (es decir, animal racional), pero en este punto la humanidad ya no podría ser considerada una especie especialísima sino que se convertiría en un género pasible de ulteriores divisiones, no porque la diferencia "racional" admita divisiones ulteriores, sino porque habría otras diferencias entre "animal" y "racional" que dividen los animales en dos géneros, digamos A y B, tales como la racionalidad pertenece a algunas y sólo a algunas especies del uno y del otro.
      Es necesario admitir que de este modo la racionalidad dejaría de ser una diferencia como clásicamente es entendida, es decir, correspondiente a una rama del Árbol de Porfirio, para pasar a ser una nota que identifica varias ramas que en tal representación resultan separadas una de la otra.

      Eliminar
    4. Estimado Abel,
      usted dice: "Si consideramos la hipótesis de un animal racional con facultades fundamentalmente diferentes de las nuestras por cuanto respecta a los sentidos o a la reproducción (hipótesis puramente imaginativa pero en la cual al menos yo no veo contradicciones) nos veríamos constreñidos a decir que se distingue de nosotros en aspectos esenciales".
      Respondo diciendo que un animal racional profundamente diferente de nosotros en el aparato sensitivo y en la sexualidad pertenecería siempre a nuestra naturaleza humana, porque ella no está definida por una particular conformación psicofísica, sino por la simple posesión del alma racional, que puede animar un cuerpo muy diferente al nuestro. Está sobrentendido el hecho de que en todo caso el alma es forma sustancial del cuerpo, por lo cual tenemos una única sustancia compuesta de materia y forma.
      La animalidad admite sólo dos diferencias: racional e irracional, porque aquí la diferencia es per sic et non. Y entre el sí y el no no hay una tercera posibilidad (tertium non datur). Es el principio del tercero excluido, por cuya contravención se cae en contradicción.
      El género "animal" no se puede dividir en dos, porque está determinado por lo sensible que se opone a lo insensible (vegetativo) per sic et non. Y estamos de nuevo al principio. Por esto es imposible la existencia de dos diferencias específicas "racionales" pertenecientes a alguna especie de dos supuestos géneros animales. La racionalidad es específicamente una, unívoca e indivisible. Es la base de la igualdad humana. Rota ésta, hay racismo.
      La división del árbol de Porfirio es rigurosa porque va per sic et non: no son posibles dos especies hombre de dos géneros animales, porque el género animal es uno solo.
      Las ramas que dividen la especie hombre no pueden a su vez ser especies per sic et non, porque son los individuos que se distinguen entre sí no por el aut-aut (tercero excluido), sino por el et-et (diversidad). Sin embargo, bajo la especie hombre existe sin embargo el macho y la hembra, que sin embargo no se distinguen ni por el aut-aut (diferencia específica) ni por el et-et (diferencia individual), sino por la reciprocidad (diferencia entre los dos).
      La masculinidad y la feminidad no son dos especies del género hombre, no se dividen per sic et non porque la humanidad es ya diferencia específica de la animalidad, sino que son dos semiespecies ("una sola carne"), son dos universales entrelazados, de modo que tienen por debajo al individuo: Sócrates y Platón, Francesca y Giovanna. Esta semiespecie falta en el árbol de Porfirio, que pasa directamente de la especie humana al individuo humano, descuidando el sexo.

      Eliminar

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.