sábado, 29 de enero de 2022

El Nazismo en Martín Heidegger: sus vínculos con Karl Rahner y prospectiva de la actual situación eclesial de crisis de fe (3/3)

El clima ideológico del heideggerismo, del nietzschenismo y del nazismo, en el fondo, está moldeado por los principios de la tragedia. Han sido los principios ideológicos de la tragedia de la primera y luego de la segunda guerra mundial. Pero el virus de la tragedia no está del todo erradicado. Permanece latente en los pliegues de la historia incluso hoy. Y la historia no ha tardado mucho en despertarlo, con el rahnerismo.

Heidegger y Nietzsche
   
----------Friedrich Nietzsche no escatima críticas hacia el pueblo alemán, pero siempre sobre un presupuesto descontado, que se trata de una "raza de caballeros" o "señores", en medio de la cual él actúa como guía sobrehumano de la nueva humanidad sin Dios, él es su vate y führer filosófico, así como Adolf Hitler será el führer político. Las ambiciones de Martín Heidegger no serán diferentes: se jactaba de haber descubierto de una vez por todas, tras los primeros atisbos de Anaximandro, Heráclito y Parménides, el sentido o la verdad del ser, después de aquella que desde entonces, antes de él, ha sido la "historia del error", cristianismo incluído, según él. Y en una nota escrita en 1933, se refiere a Hitler, quien, según él, "ha despertado una nueva realidad que pone nuestro pensamiento en el camino correcto y le confiere fuerza de choque".
----------El primer contacto con la metafísica, Heidegger lo tiene en su ensayo juvenil de 1916 Die Kategorien und Bedeutungslehre des Duns Scotus, donde él encuentra la univocidad escotista del ser, así como el intuicionismo y el voluntarismo de Juan Duns Scoto [1266-1308]. Estas orientaciones básicas permanecerán siempre en Heidegger, incluso cuando él, en contacto con la metafísica de Parménides y de Heráclito, perderá la luz de la fe católica, en la cual había sido educado, tanto que había tenido la idea, pronto abandonada, de hacerse jesuita. En efecto, entra en su ánimo la presunción, que de ahora en adelante ya nunca lo abandonará, propia del gnosticismo idealista, de haber alcanzado un grado de inteligencia especulativa superior al asegurado por el realismo gnoseológico bíblico y por la teología católica.
----------El interés metafísico permanece, pero al mismo tiempo parecen intervenir influjos luteranos, como el de la "angustia" (Angst), de la deyección (Geworfenheit), de la preocupación (Sorge), de la culpa (Schuld), de la concentración sobre el yo como concreción existencial (Dasein).
----------La pérdida de la fe, en cambio, causa en Heidegger una absolutización de la metafísica en detrimento de la teología. La metafísica ya no conduce a Dios, sino que se repliega sobre sí misma y sobre el hombre, sobre el Dasein. Queda la conciencia de que el ser trasciende al ente (la "diferencia ontológica"); pero este "ser" (seyn) no es el ipsum Esse, no es El Que Es (Ex 3,14).
----------Para Heidegger, el ser no es acto del ente, sino negación del ente. Encontrando el pensamiento de Nietzsche, luego Heidegger, en su monumental obra de 900 páginas sobre Nietzsche, elaborada a lo largo de diez años (1930-1940) en pleno ascenso del nazismo, llega a concebir el ser, precisamente en las huellas de Nietzsche, como impulso irrefrenable, como voluntad absoluta de acción bélica irracional.
----------La verdad para Heidegger, también haciéndole la escolta a Nietzsche, no es adecuación al ente ya dado, sino revelación o aparición del ente deseado por el sujeto. La verdad no es principio sino efecto de la voluntad. No es verdadero lo que existe, sino lo que yo quiero que exista. La verdad coincide con la libertad. El mismo concepto reaparece en Heidegger y se lo encuentra en Karl Rahner.
----------El ser, como ya en Duns Scoto, no es analógico o diversificado, sino unívoco. Es autocomprensión. No es jerárquico, sino horizontal. La trascendencia no es un ascenso, sino un extenderse, una salir de sí, un "éxtasis". El ente no se conceptualiza, sino que aparece; se pre-comprende (Vorverständnis) y se experimenta. Como ya en Duns Scoto, el ser no está conectado al intelecto, sino a la voluntad. No a lo abstracto, sino a lo concreto. No a lo universal, sino al individuo. Lo verdadero es el bien. De aquí surgirá la idea heideggeriana de la verdad como libertad, que reaparecerá también nuevamente en Rahner.
----------El ser, el sentido o la verdad del ser para Heidegger, es posibilidad, es poder hacer, es tendencia, es querer, es actuar, es devenir, es finitud, es presencia, es tiempo, es acontecimiento, es vida, es libertad, es historia. El ser no es anterior a la nada, sino que emerge de la nada. El ser es lo pensado, lo vivido, lo oculto. También el no ser, el mal y lo falso entran en el ser. El devenir es mejor que el ser. Yo estoy en la totalidad del ser (Dasein). En definitiva: el ser es el hombre agente en el mundo.
----------Por consiguiente, cambiar, devenir, mutar, es mejor que conservar. El hombre es un ser "histórico". El ser es "evento" (Ereignis). La voluntad está siempre en movimiento, sin meta fija; la voluntad establece la ley y decide sobre el bien y sobre el mal. No lee la ley en la situación; sino que la situación crea la ley. En esto está la libertad. "Yo quiero" en lugar de "tú debes". Destruir y crear. "Libertad para la nada en la necesidad libremente deseada de un eterno retorno" (el heraclíteo polemos pater panton). Por lo tanto, el pensamiento es rememorante (andenken) porque pensar es rencontrar lo originario, lo que se ha perdido. El futuro es retorno del pasado. No existe un progreso, sino una circularidad.
----------Pero debe tenerse presente, entonces, que cuando todo deviene, el caso es que nada deviene. En la ética heideggeriana, como en la de Nietzsche, no hay pasaje o progreso de la muerte a la vida, de lo menos a lo más, sino una eterna, desesperante y exasperante conflictualidad entre la muerte y la vida. Como en el mito de Prometeo, el hígado del dios siempre vuelve a crecer y es devorado por el cuervo, o en el esfuerzo de Sísifo, él siempre debe recomenzar después de alcanzar la cumbre.
----------Amor Fati, según la perspectiva nietzscheana. Y Platón: "Todo lo que es grande está en la tempestad" (véase sus proposiciones condenadas por el papa Juan XXII en 1329, Denz.950-980). Emerger sobre los otros es mejor que servir a los otros. La violencia es el signo de la fuerza. El fuerte no levanta al débil, sino que lo domina. El odio es el arma de la victoria. El vencedor tiene siempre razón. El derrotado está siempre equivocado. El dato de hecho coincide con lo justo y con lo bueno.
----------Ahora bien, con esos presupuestos, la Alemania nazi se formó la convicción de que el pueblo alemán tenía de Dios (Gott mit uns) la sagrada misión de instaurar en Europa, bajo la guía del Führer, mediante el uso de la fuerza y a través de una guerra-relámpago de conquista (blitz Krieg), un nuevo orden revolucionario político-espiritual "milenario" (precisamente el III Reich) "socialista" ("nacional-socialista"), que implicaba la eliminación del pueblo judío, en cuanto este pueblo era considerado el máximo representante de la religión del Dios trascendente esclavista, de la cual había tomado origen el cristianismo.
----------El antisemitismo, antes de ser odio por el pueblo judío, es odio por su texto sagrado, es decir, el Antiguo Testamento y, por lo tanto, por el Dios creador trascendente y legislador, que castiga el pecado y exige reparación mediante un sacrificio. Como sucede en la herejía de Marción (inspirador también para los buenistas actuales), los alemanes con Lutero rechazaron a este Dios para sustituirlo por el Dios de Cristo. Pero esa concepción hostil al Dios veterotestamentario se volvió contra el Dios cristiano falsificándolo. En efecto, sucedió con Lutero que, siempre en la línea de Marción, pretendía exaltar la misericordia del Dios cristiano, las obras reparadoras ya no son necesarias, por lo que la ley moral viene relativizada y se vuelve facultativa, la libertad cristiana se convierte en pretexto para la licencia y la vida de gracia comenzó a ser entendida en sentido panteísta, mientras la dignidad humana exaltada por Cristo comenzó a ser de tal manera inflada, que al final se terminó en el ateísmo. El primer resultado fue el de Hegel; el segundo fue el de Nietzsche.
   
La empresa del Nacional-socialismo
   
----------Los nazis creían haber conducido a término la reforma luterana de liberación de la conciencia, que a través de Hegel llega a Nietzsche. Heidegger fue el mayor intérprete de esta evolución espiritual, por lo cual fue el filósofo que dio a la cultura nacional-socialista sus bases teóricas. La base teológica del nazismo es la convicción del nazi de tener a Dios con él. Tal convicción se desarrolla en el idealismo panteísta hegeliano con la doctrina de la divinidad del Estado. Por cuanto respecta a la ética, el nazismo asume la concepción nietzscheana de la voluntad de poder. Sobre la base de Nietzsche, Heidegger en cambio ofrece al nazismo la concepción del hombre y de su destino como auto-comprensión atemática en situación emotiva y pre-comprensión histórica de sí como estar ahí, proyecto y decisión de la propia existencia creadora y dominadora en el mundo como "ser-para-la-muerte". De ahí el gran proyecto nazi de la invasión armada de Europa con el fin de ocupar aquello que Hitler llamaba "espacio vital" del pueblo alemán, al cual, según él, tenía derecho, por lo cual le era permitido ocuparlo por la fuerza. Era este también el programa de Mein Kampf.
----------Para obtener este objetivo, Hitler aplicó a rajatabla la lección transmitida por Nietzsche de aumentar gradualmente la agresividad sin un término preciso, ilimitadamente, pero de manera indefinida e insaciable, hasta el límite de las propias fuerzas, es decir, hasta el derrumbe y fracaso final. Y así efectivamente sucedió. Un camino trágico hacia la muerte mediante el ejercicio de la voluntad de poder. No se trataba de conquistar un dominio en Europa, que fuera esperado y favorecido o grato a la propia Europa. Sino que el principio nietzscheano era precisamente el que la "raza de los caballeros y señores", raza exponente del superhombre, tenía por destino la misión de someter a los pueblos decadentes, aún enredados en los ideales burgueses de la democracia y de la igualdad, en suma, de la "existencia inauténtica", como dirá Heidegger, cuando no precisamente en la trampa de la religión, de la moral y de la espiritualidad.
----------Por consiguiente, en la base de la empresa hitleriana estaba la doctrina de la nietzscheana voluntad de poder, que Heidegger interpretó en las huellas de Nietzsche como esencia del hombre alemán (la "bestia rubia", como lo llamaba Nietzsche), destinado al dominio del mundo y conjuntamente como totalidad del ser (seyn) auto-proyectándose (Entwurf) y "lanzado" (Geworfenheit), en la "preocupación" (Sorge) y en la culpa (Schuld), emergente de la nada (Nicht) y tendiendo hacia la muerte.
----------Por más que Alemania durante el nazismo fuera elevada al nivel de una gran potencia mundial con su cultura, su industria, su técnica, su economía, su organización social y sus fuerzas armadas, así como con sus colonias y con las alianzas de Italia y de Japón, una Alemania que había sido capaz de volverse atractiva, y no faltaron simpatías por Hitler en varios ambientes europeos, sin embargo, la empresa bélica de la conquista de Europa desde Francia, a Inglaterra, a Escandinavia, a Rusia, a los Balcanes, hasta el norte de África, asociada además con la eliminación de los Judíos, no podía no aparecer en toda mente sana como una locura. Por ello, es necesario decir que, si Heidegger apoyó esta empresa, esto se explica (y no podría ser de otra manera) con los mismos principios, fundamentalmente nihilistas y ateos de su metafísica, sobre todo de esa fase central, que dio el sostén al superhomismo ateo y nihilista nietzscheano. Creo que los mismos nazis, Hitler y Heidegger incluídos, ya sabían desde el principio que la empresa terminaría mal.
----------¿Por qué motivo, entonces, emprenderla? Aquí entramos en el corazón del ateísmo nihilista o digamos sic et simpliciter del nihilismo, porque, como hemos visto, todo ateísmo es un nihilismo. Sin embargo, debemos tener presente que el nihilista niega el ser y por tanto el bien no en modo absoluto, ya que, como hemos visto, esto es imposible. Más allá de las expresiones rimbombantes, que repercuten en los ingenuos ("todo es nada", "el ser es el no ser", "todo es vanidad", etc.), el hombre nihilista no es en realidad más que un vulgar y miserable homúnculo desesperadamente aferrado a sí mismo, no es otro que el hijo de Adán pecador, bien apegado a los bienes de esta tierra. Ciertamente está movido por un espíritu mortífero y destructivo, que es la esencia misma del pecado. En efecto, el clima ideológico del heideggerismo, del nietzschenianismo y del nazismo son en el fondo los de la tragedia, descrita por el propio Nietzsche, del cual han quedado famosas palabras "incipit tragoedia", para significar que se estaba por entrar en una tragedia. Habría de ser la tragedia de la primera y luego de la segunda guerra mundial. Pero el virus de la tragedia no está del todo erradicado. Permanece latente en los pliegues de la historia incluso hoy. Y no tardaría mucho en despertarlo.
   
La tragedia puede recomenzar
   
----------El pensamiento de Heidegger, en efecto, fue asumido luego por Karl Rahner, como inspiración de fondo, en los años de su formación teológica en la década de 1920, años durante los cuales Rahner siguió con entusiasmo las lecciones de Heidegger. Así, el jesuita alemán, al final de su vida, después de haber intentado hacer de santo Tomás de Aquino, en los años 1939-1941, un idealista, declaró en los últimos años de su vida, de modo abierto, precisamente que Heidegger había sido "su único maestro".
----------Y de hecho, aunque Rahner no cite nunca a Heidegger expresamente, no es difícil notar el influjo heideggeriano en la teología, en la metafísica, en la gnoseología, en la antropología y en la ética de Rahner. A continuación muestro al lector algunas pistas indicativas:
----------En teología, la ininteligibilidad e inefabilidad del misterio divino de la teología rahneriana, recuerda muy de cerca la "nada" heideggeriana, vale decir, la nada de la cual aparece el ser, una nada que no es simple no-ser, sino que pertenece al horizonte impenetrable e inefable del ser escondido.
----------En metafísica, el ser como auto-conciencia, según Rahner, captado a priori como horizonte trascendental de la comprensión categorial, es ciertamente el ser heideggeriano de la auto-comprensión del hombre en el mundo, condición a-priori de posibilidad del conocimiento y de la experiencia del mundo.
----------En gnoseología, la que Rahner llama precomprensión (Vorgriff) atemática del ser, corresponde precisamente a la Vorverständnis de Heidegger. La tematización o conceptualización es el momento sucesivo y derivado, de carácter empírico, de la autoconciencia originaria o experiencia trascendental de la identidad de la esencia con el ser, en la cual el ser coincide con el pensar. De este modo, Dios no se distingue ya del yo, en cuanto el uno y el otro constituyen unívocamente el horizonte del ser, en el cual el ser, aunque finito como ser humano, coincide con el devenir y con el querer como ser divino.
----------Efectivamente, Rahner de hecho habla de Dios, como también por lo demás hace Heidegger. Pero podríamos preguntarnos: ¿de qué Dios se trata? ¿Acaso el Dios del cual hablan Heidegger y Rahner es el verdadero Dios, Ser subsistente, inmutable e impasible, cognoscible "por analogía" (Sab 13,5) y "per ea quae facta sunt" (Rm 1,20), creador del cielo y de la tierra, distinto del mundo, es decir, el Dios de Jesucristo? No lo parecería precisamente, porque los atributos, el camino y el modo con el cual Dios es conocido están en estridente contraste con el verdadero Dios. El Dios de Rahner, vértice del hombre, a-temáticamente, inmediatamente y originariamente experimentado, misterio ininteligible e innominable, se asemeja más al superhombre de Nietzsche que al verdadero Dios de la razón y de la fe.
----------La ética, en Rahner, se configura como "espíritu en el mundo". El hombre aparece como ser ahí (Dasein) del ser, por ende, como historicidad y como auto-trascendencia en el horizonte del ser. Como espíritu, el hombre es libertad que no actúa sobre la base de una ley moral dictada por una naturaleza humana fija y definida; sino que el sujeto agente determina libremente su propio ser destinado para la muerte. El actuar humano, para Rahner, no es regulado por leyes morales objetivas, universales e inmutables. Así como el actuar está en lo concreto y en la mutabilidad y variedad de las circunstancias, corresponde a cada individuo, sujeto concreto, decidir según conciencia qué hacer. El individuo, por lo tanto, según Rahner, tiene el deber, la facultad y la responsabilidad de añadir, a su arbitrio, modificándola, a la abstracción de por sí inoperante de la ley moral, ese elemento de concreción, que la hace operativa, pero por eso mismo mutable.
----------Puede así ocurrir, según Rahner, que un mandato divino, por ejemplo, como el de la misericordia, no teniendo en su abstractismo un carácter de absolutidad, pueda ser sustituido, en ciertos casos, en nombre de la "libertad", por la práctica de la violencia. En tal modo Rahner, con un estilo perfectamente nietzscheano, con estas desconcertantes palabras, viene incluso a justificar la violencia: "La realización de la libertad… es ya restricción del ámbito de la libertad ajena y de su esencia, y esto inevitablemente. Nadie puede actuar libremente, sin con ello usar 'violencia' y ejercer una fuerza física sobre el otro".
----------De hecho, Rahner llega incluso a hablar de modo explícito y sin ningún atenuante, de una "necesidad trascendental de la violencia", la cual, "condición de posibilidad de la libertad creatural, debe ser reconocida teológicamente también como natural, querida por Dios e intrínsecamente no pecaminosa" (al respecto, compárese en Heidegger su famosa Carta sobre el humanismo de 1946).
----------En el ámbito de la escatología, por cuanto respecta al significado cristiano de la muerte, Rahner, que no cree en la inmortalidad del alma, sino que considera que con la muerte muere todo el hombre, no concibe ni siquiera una supervivencia después de la muerte, sino que según él la vida eterna consiste en la muerte misma, como "cumplimiento personal de sí" y como momento en el cual el hombre alcanza su "cumplimiento" y la "libertad alcanza la propia definitividad". Es la misma idea de Heidegger del ser humano como "ser-para-la-muerte". Es la misma idea nietzscheana y nazi de la muerte como acto heroico de la libre voluntad en el querer aquello mismo que quiere el Destino (Geschick), o bien el mandato del Führer.
----------He ahí las pistas en las que el lector puede indagar en Heidegger, en Nietzsche, en el Nazismo y en Rahner, la misma corriente de pensamiento. Los virus de la tragedia, por lo tanto, no están en absoluto muertos, sino que solo están durmiendo. De hecho, como ha señalado el papa Francisco, está ya en acto la tercera guerra mundial, la cual, por lo demás, no destruye los cuerpos, como las otras dos, destruye las almas con el pecado mortal. No triunfa la muerte física, sino la muerte interior, bajo las apariencias de la vida. Ruge rabiosamente la tragedia interior bajo la apariencia de la tranquilidad y de la normalidad.
----------Aquello sobre lo cual deberíamos meditar profundamente es cómo ha sido posible que un gran pueblo como el pueblo alemán, tan rico de cualidades humanas y espirituales, de tradiciones cristianas y civiles tan antiguas, haya podido dejarse seducir y arrastrar por un loco endemoniado como Hitler en una empresa criminal absolutamente insensata de querer someter el mundo a Alemania, junto con el proyecto sacrílego de suprimir al Pueblo Mesiánico y Sacerdotal, del cual ha nacido el Salvador de la humanidad.
----------Las preguntas que debemos hacernos son: ¿qué es, qué ideas, qué intereses, qué impulsos, qué propósitos, qué errores, qué ilusiones, qué pretextos, qué malos ejemplos, qué malos maestros, qué deseos habrán empujado al pueblo alemán a tanto? Es necesario responder a estas preguntas, y veremos que los virus que nos envenenaron no están de ninguna manera muertos.
----------Hoy en día, cuando corre el rumor propalado por predicadores buenistas, obispos y sacerdotes, acerca de que el Infierno no existe y que Dios no castiga, en realidad el Infierno y el rabioso furor de Satanás lo estamos experimentando en el interior de la Iglesia. Hoy, cuando se proclama el "primado de la conciencia", nos atormenta más que nunca la conciencia. Hoy, en plena retórica dialogística, nos cerramos ferozmente a quien no piensa como nosotros. Hoy nos imaginamos siendo acariciados por un Dios siempre "misericordioso" que nos hemos inventado, porque queremos tener el permiso de pecar sin ser castigados.
----------Nunca como hoy las almas, esas que según Rahner estarían todas en gracia, han estado en realidad tan desprovistas de la gracia. ¿Cómo se entiende todo esto? Por la ignorancia culpable. De hecho, nunca como hoy hemos tenido a nuestra disposición tantos y tan eficaces medios para instruirnos en la fe. Sin embargo, nunca como hoy se ha llegado a negar tanto o a ignorar de tal modo los fundamentos mismos de la existencia, del conocimiento y de la vida, y nunca han pululado como hoy tantas herejías entre los mismos teólogos, obispos y cardenales (ni hablar entre los simples sacerdotes).
----------Los alemanes, que no han podido conquistar a Europa y al mundo con las armas, no han abandonado su intento de conquistar el mundo. Pero ahora intentan conquistarlo sometiéndolo a Lutero y a sus seguidores, hasta Hegel, Marx, Nietzsche y Heidegger. Rahner es el caballo de Troya por medio del cual Lutero debería someter la Iglesia y el mundo a Alemania. El obstáculo para esta operación es ciertamente el papado. Contra él se concentran hoy todas las potencias diabólicas. Se nota que hoy el Romano Pontífice advierte los golpes, a veces vacila, titubea, parece derrumbarse, siente las seducciones, está rodeado de hijos del Diablo. Es necesario estrujarnos en torno a él, exhortarlo a la vigilancia y ayudarlo en la tremenda lucha contra Satanás.

2 comentarios:

  1. Estimado Fr. Filemón:

    dice usted: "Creo que los mismos nazis, Hitler y Heidegger incluídos, ya sabían desde el principio que la empresa terminaría mal."

    ¿No sería eso contradictorio con el optimismo expresado en el célebre lema "Reich de los mil años" ...?.

    Aurelio

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    1. Estimado Aurelio,
      he tratado de explicar en el artículo que la contradicción dialéctica es constitutiva a la corriente de pensamiento que subyace a la empresa nazi. Se lo resumiré con otras palabras.
      En mi opinión, la doctrina nazi tiene un carácter dialéctico, que se puede vincular con la filosofía de Hegel y con el tema indio (hindú) de la rueda de la vida, simbolizada por la esvástica.
      Por eso, el proyecto de los mil años del III Reich y al mismo tiempo el instinto de muerte (o la pulsión de muerte), constituyen las dos polaridades de un mismo ciclo dialéctico que contrapone el ser al no-ser, la vida a la muerte. En este sentido, es interesante la teoría de Rahner, que concibe la muerte como la culminación de la libertad. A este respecto, resulta atendible pensar a la vez en la convicción que tenían los nazis del fracaso de su empresa, conjuntamente con la perspectiva milenarística.
      En otras palabras, la muerte introduce en el milenio y el milenio se expresa en la muerte. Al menos este es mi punto de vista.
      En base a estas consideraciones, viene espontáneo pensar en una influencia del demonio, el cual, como dice Cristo, es desde el principio el Mentiroso y el Homicida.

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