Nuevo Consistorio convocado por el papa Francisco y creación de nuevos Cardenales. ¿Pero cuál es la tarea del Cardenal? (2/3)

Tal como lo prometimos ayer, luego de ofrecer en la primera nota de esta serie algunas referencias acerca del origen de la institución del Cardenalato, sus características y competencias, y habiendo también hecho referencia a la Curia Romana y a los Cardenales de Curia, examinaremos ahora algunos jalones históricos del Colegio Cardenalicio, para intentar comprender sus actitudes y comportamientos en la actualidad.

Aventuras y desventuras en la historia del Colegio Cardenalicio

   

----------El Cardenalato es un servicio sacerdotal de primer nivel para la Iglesia y para el Papa, pero por ello mismo es un oficio muy delicado, que requiere una especial preparación teológica y cultural, entrada social, capacidad de relaciones humanas, aptitudes administrativas, sensibilidad política y sensibilidad por las más graves necesidades del hombre y del propio tiempo, especialmente de los pobres, gran equilibrio doctrinal, moral y psicológico, así como gran sabiduría pastoral y diplomática. Para ello existe en Roma una especial escuela de formación sacerdotal y eclesiástica, el Colegio Capranica, que se propone formar al personal eclesiástico más idóneo para colaborar con el Papa en el gobierno de la Iglesia.

----------Donde están las mayores chances (no digo de santidad, porque para eso es mejor no ser cardenales), sino de prestigio eclesial (que también se necesita), allí se ocultan las mayores tentaciones. Lo que, obviamente no significa que no haya tantos Cardenales Santos, también entre los Doctores de la Iglesia.

----------En cualquier caso, es indudable que un Cardenal de la Santa Romana Iglesia puede estar sujeto frecuentemente a una doble tentación: 1) o bien la de tomar demasiado poder o demasiada autonomía frente al Papa, subestimando su autoridad y sus virtudes, y aprovechándose de sus debilidades, ambiciones o ingenuidad; o bien 2) la de la timidez, de la excesiva sumisión, de la adulación y del servilismo.

----------Conviene decir aquí que también el Papa puede verse sometido a una doble tentación: ya sea 1) la del abuso de poder, sometiendo demasiado a sí al Colegio, sin aceptar observaciones o críticas que de él puedan provenir, e imponiendo su visión política; ya sea 2) la de la timidez y falta de coraje frente al Colegio, temer o descuidar de corregir o de reclamar, dejarse llevar o condicionar por la facción dominante, ser dócil o demasiado indulgente o tolerante frente a las desviaciones doctrinales o morales presentes en el Colegio.

----------Los acontecimientos que han jalonado la historia de la relación del Papa con el Colegio Cardenalicio atestiguan la alternancia de estos riesgos y peligros tanto para los Cardenales como para los Papas. Así, por ejemplo, precisamente en el siglo XI, se produjo el doloroso cisma de Oriente, primer grave testimonio de una recíproca incomprensión entre el Cardenalato latino y el Patriarcado oriental, y por lo tanto de lo difícil y delicado que es para el Pontífice mantener y promover la función y la dignidad del Colegio Cardenalicio y su influencia positiva sobre toda la Iglesia, influencia que por desgracia en esa época se limitaba a la Iglesia latina, y este hecho ciertamente no contribuyó al entendimiento con Constantinopla.

----------En el siglo XIV, sin embargo, tenemos una desafortunada división entre el Papado y el Cardenalato con el cisma de Occidente. El Colegio Cardenalicio, bajo el influjo del nacionalismo francés, se yergue contra el Papa y le contrapone un antipapa. Grave traición del oficio cardenalicio. El término "Cardenal", de por sí, sería suficientemente significativo. Viene del latín cardo, gozne o bisagra, que es el pivote sobre el que gira la puerta, ese hierro firmemente insertado en la pared, sobre el que gira la puerta al abrirse y cerrarse. Por tanto, evoca la imagen de la puerta y esta a su vez se refiere al portero. Aquí, pues, está el símbolo de Pedro, que dispone de las llaves para abrir y cerrar la puerta del reino de los cielos. Sin la bisagra, la puerta no funciona.

----------Esta imagen del cardenal como cardo, gozne, es extremadamente eficaz para simbolizar y manifestar la dignidad y la utilidad, por no hablar del carácter indispensable del cardenal, aunque su oficio no sea de derecho divino, sino de institución eclesiástica. Santa Catalina de Siena [1347-1380] elabora una verdadera y propia espiritualidad, por no decir una mística, del oficio cardenalicio, que ella no duda en considerar un don del Espíritu Santo, un servicio de amor por el Papa, por la Iglesia y por la almas, dones y servicios disponibles y actuados hasta llegar, si es necesario, al martirio. "Ese rojo de vuestro manto -advierte ella- representa el rojo de vuestra sangre, que debéis estar dispuesto a derramar por amor a Cristo y a la Iglesia".

----------Estas encendidas palabras de Catalina llegan providenciales en aquel dramático período de la historia de la Iglesia, que fue el cisma de Occidente, provocado por la rebelión de un grupo de Cardenales contra el papa Urbano VI [1378-1389]. Y por mucho que Catalina sea respetuosa con el carisma cardenalicio, también usa palabras terribles contra los Cardenales rebeldes llamándolos "demonios encarnados".

----------En el siglo XV, providencialmente, los Cardenales pudieron redimir aquella, su traición perpetrada contra Urbano VI en 1378, cumpliendo una función providencial en el Concilio de Constanza de 1415, que extinguió el cisma que ellos mismos habían provocado en 1378.

----------A fin de hacer volver a la Iglesia a la obediencia de un solo pastor, el cardenal Pietro d'Ailly [1350-1420] promovió en el Concilio de Constanza de 1415 la publicación de un decreto, la declaración Haec Sancta, del 6 de abril de 1415, que tuvo su aplicación en el decreto Frequens, del 9 de octubre de 1417, que declaraba al Concilio superior al Papa no en el campo doctrinal, porque de esto no se trataba, sino en el campo pastoral y disciplinar en casos de extrema gravedad para preservar la unidad de la Iglesia. Y eso fue precisamente de lo que se trataba. Y la iniciativa del cardenal D'Ailly tuvo éxito, fue aprobada por los Padres y fue verdaderamente providencial, porque desbloqueó la situación, para que la Iglesia retornara a tener "un solo pastor con un solo rebaño" (cf. Jn 10,16) con el papa Martín V. Se equivocan, por consiguiente, los historiadores de tendencia extremadamente conservadora, como Roberto de Mattei, sacando de estos datos históricos incorrectas extrapolaciones teológicas, en su afán de interpretar que un Concilio pueda equivocarse en cuestiones doctrinales, de Fe y Moral, o conexas con ellas, con el nada velado propósito de aplicar estas falsas premisas para lograr lo que ansían contra el Concilio Vaticano II.

----------El caso fue que el cardenal D'Ailly obtuvo así el consentimiento de los demás Cardenales del Concilio, según el tradicional cónclave, para la elección del nuevo Papa, que fue el papa Martín V [1417-1431], en medio del júbilo de toda la Iglesia, con la correspondiente remoción o renuncia de los tres Papas precedentes, entre los cuales se encontraba el Papa legítimo Gregorio XII [1406-1415]. Al mismo tiempo, Martín V decidió condenar en 1415 la eclesiología de John Wycliffe [1320-1384] y de Jan Hus [1369-1415], quienes negaban el primado pontificio sobre el Concilio y la visibilidad de la Iglesia, herejía que sería retomada por Martín Lutero [1483-1546]. Además, el Papa anuló el decreto conciliarista emanado del Concilio, porque podía poner en duda el primado del Papa sobre el Colegio Cardenalicio.

----------Otra circunstancia histórica significativa, que demuestra cuánto daño puede hacer a la Iglesia un Colegio Cardenalicio que pierde de vista su misión evangélica, para dejarse seducir por el mundo, es la dramática historia de Martín Lutero. Pero esta vez los Cardenales no estuvieron a la altura de las circunstancias como en Constanza. El hecho fue que el Renacimiento los había mareado de poder, de honores, de riquezas y de placeres. El mismo Papado se había mundanizado.

----------De hecho, golpea dolorosamente y escandaliza el hecho de que ningún Cardenal alemán se haya interpuesto, mediando como pacificador entre el monje rebelde y el Papa, y que los Cardenales del Sacro Colegio, en su mayoría italianos, a excepción del encomiable cardenal Tomás de Vio Gaetano [1469-1534], se quedaran para hacer la buena vida, apartados, para disfrutar tranquilamente de sus ingresos procedentes de Alemania. Casi todo el peso de la durísima lucha recayó sobre los hombros de los frailes Dominicos, memoriosos del himno a Santo Domingo: "aquam sapientiae propinasti gratis".

----------Lutero pensó entonces en abolir el Cardenalato. Ciertamente, una medida demasiado drástica y espuria. Con esto, sin embargo, no comprometió la esencia inmutable de la Iglesia. Sin embargo, fue un grave error, porque el Colegio Cardenalicio, a pesar de algunos inconvenientes y peligros que he señalado, se ha revelado y todavía sigue revelándose como un precioso instrumento en las manos del Papa, para dar prestigio a la Iglesia y para que él pueda cumplir convenientemente su oficio petrino. y difundir la Iglesia por el mundo. En todo caso, puede necesitar periódicas reformas, como es inevitablemente necesario en todas las instituciones humanas, incluso si en este caso ciertamente es aprobado y bendecido por Dios.

----------La Reforma Tridentina muestra en cambio lo que un Colegio Cardenalicio voluntarioso y dispuesto es capaz de hacer por el bien de la Iglesia y en plena comunión y sintonía con las directivas y deseos del Papa para el bien y la expansión de la Iglesia en el mundo y la victoria sobre sus enemigos. Eminente figura cardenalicia diocesana de la reforma tridentina fue, como es sabido, san Carlos Borromeo [1538-1584].

----------Espléndida figura de Cardenal Secretario de Estado de san Pío X [1903-1914] fue Rafael Merry del Val [1865-1930], hombre de vida santa, además de consumadísimo diplomático y fidelísimo servidor del santo Pontífice, en estrecha colaboración con el cual combatió y venció en la lucha contra el modernismo.

----------Pensando en cambio en lo que sucede hoy, podemos notar que ciertas corrientes pauperistas, que siempre reaparecen en la historia, afectando desprecio por la pompa cardenalicia, se presentan falsamente como evangélicas, pero olvidan que sin la ayuda a los pobres provenientes del Colegio Cardenalicio, la Iglesia perdería gran parte de los recursos que le permiten cumplir esta obra de caridad y de justicia.

----------No es un discurso forzado, por otra parte, identificar una parcial relación de responsabilidad de los Cardenales franceses frente a la Revolución Francesa, teniendo en cuenta la decadencia de un Cardenalato todavía nacionalista desde la época de Armand Jean du Plessis cardenal-duque de Richelieu [1585-1642], debido a su apego a las así llamadas "libertades galicanas", a causa de las cuales la Iglesia francesa se había separado de la tutela papal, cosa que la hacía expuesta a los dardos e insidias del Iluminismo, de modo que en el momento de la prueba los Cardenales franceses fugitivos no pudieron impedir ni el desastre de Francia ni el de la Iglesia francesa, ni supieron defender el honor del Papado.

----------Testimonio de gran unidad del Colegio Cardenalicio en torno al Papa es, en cambio, el pontificado del beato Pío IX [1846-1878], a pesar de los tiempos procelosos y de los terribles ataques lanzados contra la Iglesia por sus enemigos. Momentos culminantes de esta perfecta, casi entusiasta, comunión de mentes, de corazones y de voluntades han sido los tres acontecimientos eclesiales y doctrinales de suprema importancia y de inmortal memoria, como la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, el Concilio Vaticano I y la proclamación del dogma de la infalibilidad pontificia.

----------Reflexionar sobre el Colegio Cardenalicio y la Curia Romana en tiempos del Concilio Vaticano II y posteriores hasta la actualidad, será el cometido de la tercera y última parte de esta serie de notas.