domingo, 1 de noviembre de 2020

Los homosexuales según el papa Francisco y según James Martin

Es bien conocida la postura del padre James Martin, acerca de los homosexuales. La posición del sacerdote jesuita, redactor de "America", órgano de la Compañía de Jesús en USA, y consultor vaticano, es bien conocida, ya que él mismo no pierde ocasión de expresarla en twitter y en entrevistas. Aún más, no vacila en afirmar estar en línea con la postura pastoral del papa Francisco hacia las personas homosexuales, y para ello se basa en expresiones del Papa, como las que se han conocido días atrás, hechas públicas en un docufilm presentado en un festival de cine, y que han generado tanto debate. ¿Qué de cierto hay en esto?

----------Como viene ocurriendo desde hace ya cinco décadas, la versión de Martin es la del actual relato modernista: son ellos, los modernistas, los que entienden el Concilio Vaticano II, los que nos ofrecen su interpretación auténtica, y son ellos los que entienden al papa Francisco y los que manifiestan sus enseñanzas, porque el Papa piensa lo mismo que ellos. Como bien sabemos, este relato modernista es creído a pie juntillas desde hace cinco décadas por aquellos que forman la variada galaxia de los pasadistas, pseudo-tradicionalistas de variado pelaje; y hoy, en tiempos del papa Francisco, es el mismo relato pasadista, aunque con calificación negativa: el modernismo que ha inficionado a la Iglesia ha llegado con su veneno hasta su mismo vértice, y el propio Papa es un modernista. Pero a diferencia del padre James Martin, que se alegra considerando al Papa un activista gay como él, los pseudo-tradicionalistas, interpretando lo mismo, se lamentan y, sin discernimiento ni el mínimo respeto, aprovechan la ocasión para lanzar sus renovadas críticas al Papa, a quien consideran un hereje, y hacia lo que ellos consideran la apostasía modernista de la Iglesia.
----------¿Pero, acaso puede un católico sospechar que un Papa, al cumplir con su oficio de Maestro de la Fe, al que ha sido llamado y comprometido por el mismo Nuestro Señor Jesucristo, que ha garantizado que en este oficio las potencias del infierno "no prevalecerán", puede equivocarse y enseñar el error en la doctrina de Fe sobre la creación, o sobre la esencia de la unión de la pareja humana en el matrimonio, o sobre cuestiones antropológicas sobre la naturaleza humana, o sobre las características y finalidad de la facultad humana del sexo? Por supuesto que no. En cualquier caso, los buenos católicos saben que el error puede afectar al Papa cuando no actúa en su oficio de Maestro de la Fe, o sea cuando actúa, como suele decirse, como doctor privado, o bien cuando toma una decisión de índole pastoral, o disciplinar, o de gobierno, como Primado de la Iglesia universal, ocasiones en las que puede errar e incluso también pecar.
----------Pero, vayamos despacio. No cometamos el mismo error de tantos (medios periodísticos, páginas web, grandes portales, o blogs personales) que se han ocupado estas semanas de la cuestión de la declaración del Papa sobre los homosexuales con esa ligereza y superficialidad que sólo pueden provenir de posiciones ideológicas y sectarias previamente tomadas, prejuiciosas, tanto modernistas, como pasadistas. Pero, tratar de clarificar la cuestión a mis amigos lectores me insumirá no sólo esta nota, sino varias más.
   
Los fundamentos doctrinales del Papa acerca de los homosexuales
   
----------En la última parte de su reciente encíclica Fratelli tutti, el papa Francisco, argumentando con algunas elevadas consideraciones filosóficas, muestra el fundamento ontológico, antropológico y moral de la fraternidad humana universal, ante todo refiriéndose a la dignidad de la persona humana y a la universalidad de la naturaleza humana, creada a imagen y semejanza de Dios, hombre y mujer, fundamento de la igualdad humana y de la universalidad de la ley moral natural, que es igual para todos, y fundamento en consecuencia de los inalienables e insuprimibles derechos e indispensables deberes universales del hombre, que se corresponden precisamente con los divinos preceptos del decálogo mosaico, normas supremas de la legislación de la Comunidad internacional, así como de las constituciones y de los códigos civiles de los Estados.
----------Esta poderosa afirmación de la objetividad y de la universalidad de la naturaleza humana, conjuntamente con aquella de la absoluta obligatoriedad para todos de la ley moral natural, obedeciendo a la cual todo hombre alcanza su perfección y su felicidad, va acompañada a lo largo de toda la Encíclica por una severa y contundente condena de todas las formas de individualismo, subjetivismo, hedonismo, idealismo, cerrazón mental, egocentrismo, opresión, injusticia individual y social, política y económica, violencia física, psicológica o moral, subterfugio, falsa libertad y voluntad de dominio y de poder, ya sea del sujeto individual o bien del sujeto colectivo (por ejemplo el Estado, o la misma comunidad internacional), que pretenda sustraerse a la obediencia a la ley de Dios y al respeto de la ley y del derecho natural.
----------El papa Francisco, por lo tanto, rechaza netamente la concepción rahneriana de la persona, entendida como sujeto individuo auto-referencial, que se auto-regula, que no aplica en lo concreto las exigencias de una naturaleza humana objetiva y universal, sino que determina libremente el propio ser individual, en una plasmación de sí mismo y en una autotrascendencia atemática e inmanentista, en forma totalmente subjetivista y existencial, por fuera y al margen de toda participación en un bien común y universal.
----------Para Karl Rahner [1904-1984] no existe una naturaleza humana universal, porque él reduce la esencia universal al existente concreto. Para Rahner no existe una naturaleza humana inmutable, porque él la disuelve en el devenir histórico. Para él no existe una única definición de hombre objetiva, absoluta y universalmente verdadera, porque según él existen tantas definiciones de hombre cuantas son las filosofías, las culturas, las ciencias y las religiones, las cuales son todas verdaderas, aunque contradictorias entre sí en relación al punto de vista de cada uno. Para Rahner, la concepción propuesta por la Iglesia y por la Biblia no es más que una entre las otras y está históricamente y culturalmente condicionada. Entonces, por ejemplo, para Rahner la condena de la sodomía no tiene valor absoluto y hoy podría ser rechazada.
----------Por ello Rahner es un evolucionista poligenista, que considera un mito el relato de la creación de Adán y Eva con el relacionado relato del pecado original y de su castigo, rechaza y relativiza todos los dogmas del Magisterio que tratan de la naturaleza humana, en particular la distinción entre naturaleza humana y persona humana del Concilio de Calcedonia del 451, la distinción espíritu-cuerpo del IV Concilio Lateranense de 1215, el anima forma corporis del Concilio de Vienne de 1312, el dogma de la visión beatífica de 1336, la inmortalidad del alma del V Concilio Lateranense, así como la doctrina del libre albedrío del Concilio de Trento y la del poder de la razón humana del Concilio Vaticano I. También rechaza las enseñanzas de Pío XII y san Pablo VI sobre la universalidad y la inmutabilidad de la ley moral natural.
----------Para Rahner no existe una norma universal, de la cual deban derivar, como su aplicación en lo concreto, para ser lícitos y buenos, todos los individuales actos humanos, una ley al interno de la cual los actos deben ser situados. Por el contrario, para Rahner, la norma moral es un simple marco o ideal abstracto, que para hacerse efectivo en lo concreto, debe ser superado, completado y concretizado por la iniciativa del individuo, que debe actuar. Es decir, para Rahner, el hombre no tiene solo el deber de aplicar la ley, sino de completar el dictado de la ley, quitándole la abstracción, volviéndola concreta.
----------Ahora bien, es necesario decir que la relación de la ley con el acto humano concreto no es exactamente esta, la que enseña Rahner. El hombre no debe en absoluto agregar nada a la ley, sino que simplemente debe obedecerla y ponerla en práctica, encarnar la ley en los hechos. El acto humano moralmente bueno no debe tener lugar por encima de la ley, sino en el horizonte de la ley. Tras-pasar o trans-gredir (= gradior = avanzar, dar el paso) la ley quiere decir no poner en práctica la ley.
----------Para Rahner, el individual hombre no determina su propio actuar según una norma universal objetiva, una norma que fuera preexistente al hombre, y de él independiente, sino según su voluntad individual. Esto sería para Rahner, precisamente, la "libertad". La ética de Rahner no se funda sobre la verdad, sino sobre la libertad. Para Rahner no es la verdad lo que hace libres, sino que es la libertad lo que vuelve verdadero. Para él no es el concepto y la razón lo que capta lo real, sino que es la voluntad, con una "trascendencia" activa, una "opción fundamental" dinámica, preconceptual (el Vorgriff) y atemática. Por esta razón, para Rahner la verdad racional es incierta y relativa; no es ciencia sino opinión.
----------En cambio, lo que para Rahner es seguro es que somos libres. Por eso, si es imposible establecer la verdad sobre el hombre y sobre la ley moral con la simple razón, queda la posibilidad, la facultad y, en efecto, el deber de parte de cada uno, en ausencia de una ley universal, de establecer y decidir él mismo, cada vez, en el variar de las situaciones y de los tiempos, lo que es bueno y lo que es malo.
----------Pero está claro que será un bien o un mal solo para él, para cada individuo, sin la pretensión de captar un valor universal válido para todos, también porque cada uno tiene el derecho de establecer por cuenta propia y no recabando de un inexistente principio universal lo que es bueno para él. Por tanto, para Rahner, no existe un bien en sí válido para todos, sino que cada uno decide por cuenta propia cuál es su bien.
----------De este modo, desaparece el concepto de un bien objetivo, universal y común. Todos los valores filosóficos, morales, teológicos y dogmáticos se resuelven en lo histórico y en lo relativo. En consecuencia, en el plano social, ya no existe el bien común, es decir, el bien público, sino solo el bien privado. El gobernante no puede imponer a los ciudadanos el respeto por el bien común, porque en la visión de Rahner, lo común y lo universal son solo una mera abstracción privada de conexión con la realidad. Por lo tanto, el gobernante puede imponer sólo su interés privado haciéndolo eventualmente figurar como bien común, habiendo aprendido bien de las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo [1469-1527].
----------Por consecuencia, de modo similar, el ciudadano no tiene ninguna obligación de servir a un supuesto "bien común", que en realidad son los intereses de los que mandan, sino que solo velará por sus propios intereses, ignorando el bien común. ¿Y por qué para Rahner no existe un bien común? ¿Por qué no existe un bien universal? Porque no existe una ley moral universal. ¿Y por qué no existe una ley moral universal? Porque no existe una naturaleza humana universal. ¿Y por qué no existe una naturaleza humana universal? Porque la razón no capta lo universal, sino sólo lo concreto. No se trata más que de la gnoseología de Guillermo de Ockham [1287-1347] aderezada con el irracionalismo de Martín Lutero [1483-1546]. Todo está lógicamente conectado y es consecuente; lástima que sea equivocado el punto de partida.
----------Está claro que en esta concepción desaparece la idea de una fraternidad o de una ley universal y de un bien común. Y aplicando este principio en el campo de la ética sexual, desaparece la ley moral universal, y cada uno, para decirlo con el modo de expresarse del padre James Martin, es libre de elegir su propia "orientación sexual", sin tener en cuenta las leyes universales, que no existen, sino sólo en base a su preferencia personal, a la tendencia de su instinto y al placer que le procura. Reaparece así el viejo lema epicúreo de Aminta, de Torquato Tasso [1855-1935]: "S’ei piace, ei lice", si te gusta, es lícito.
----------Pero alguien debería decirle al padre James Martin que los sexos no son multiplicables a voluntad, a gusto y piacere, como se haría con los productos de una industria, porque el sexo del hombre no es producto del hombre, y no es sólo una facultad animal, sino que es facultad humana de altísima dignidad en la pareja humana, creada por Dios hombre y mujer, destinada a la vida eterna, inescindiblemente ligada al espíritu humano y a la vida de gracia, facultad esencial para la constitución de la persona humana. Sin ir más lejos, el papa Francisco recientemente  ha llamado al sexo "don de Dios".
----------¿Por qué, entonces, solo dos sexos y no más? Porque es evidente que sería como preguntarnos: ¿por qué solo dos ojos, dos orejas, dos manos, dos brazos, dos piernas y no más? ¿Qué tiene de inteligente quien se plantea preguntas de este tipo? ¿Y por qué nosotros debemos tomar en serio a quienes se preguntan por qué los sexos no pueden ser más de dos?... Pero, precisamente, con todo esto que escribo en esta nota, quiero tomar en serio al padre James Martin, y queremos tomar en serio a todos los que quizás piensan como él. Solo que es lamentable que esta discusión esté así tan caída de tono, después de, por ejemplo, aquella memorable, gloriosa y grandiosa disputa entre dominicos y jesuitas, el debate De Auxiliis, a fines del siglo XVI, durante la cual, en presencia del Papa, el padre Domingo Báñez [1528-1604] defendió a capa y espada la "premoción física" contra la "ciencia media" del padre Luis de Molina [1535-1600].
----------Volviendo a Karl Rahner, podemos decir que en sustancia, en la impostación o enfoque moral rahneriano, existe efectivamente la posibilidad de admitir o construir un tercer sexo, ya que la sodomía y por tanto la convivencia entre homosexuales puede no aparecer como un pecado, sino como una posible legítima elección de vida sexual, sobre la base del principio que la ética sexual no está regulada por la observancia de aquellas normas morales que permiten a la facultad sexual realizar su propio fin, que es la unión entre hombre y mujer en el matrimonio abierto a la procreación. Sino que está regulada solo por el placer personal. Ahora bien, sin embargo, la posesión de la facultad sexual se basa sobre el hecho de que el hombre posee una naturaleza animal. Esta posesión es esencial para el hombre, aunque no solo para el hombre, sino también para los animales. Pero el hombre, más allá de lo animal, posee la razón.
----------Ahora bien, sin embargo, según Rahner, la naturaleza humana no es una naturaleza definida, fija, determinada e inmutable, igualmente presente en cada hombre, aún cuando diversificada de individuo a individuo. No es una sustancia o esencia estable, con propias finalidades y leyes de funcionamiento inmodificable por el hombre mismo. Todo lo contrario. Para Rahner, la naturaleza humana es indefinible e indefinidamente variable y plasmable. Cada hombre plasma la propia naturaleza individual con su propia voluntad.
----------Por esto, para Rahner cada hombre no vive la propia sexualidad sólo de un modo diferente a la del otro, aunque ella siga siendo esencialmente la misma, masculina y femenina, en todos los individuos humanos; Rahner no se contenta con estas diferencias del todo normales y legítimas, sino que de su ética se deriva la pretensión de que el hombre, con su libre voluntad, tenga la posibilidad y la libertad de determinar incluso formas de sexualidad extrañas a la natural, deseada por el Creador. Esto es absolutamente inaceptable.
----------Por eso el padre James Martin demuestra ser un perfecto rahneriano, un perfecto seguidor de todas las ideas antropológicas y éticas de Rahner que he expuesto, cuando sostiene que el homosexual no peca, sino que simplemente elige una diversa orientación sexual, como si elegir entre la heterosexualidad y la homosexualidad fuera absolutamente igual que elegir libremente entre las vacaciones junto al mar, viajando a Mar del Plata, y las de la montaña, pasando un mes en Potrerillos.
----------La expresión "orientación sexual" utilizada por Martin con referencia a la facultad o libertad de elegir entre heterosexualidad y homosexualidad, deja claramente entrever el trasfondo rahneriano: la elección humana legítima no es aquella que existe entre dos posibles diferentes concretizaciones o aplicaciones de una ley universal conforme a la naturaleza humana, sino que es entre actos voluntarios con los cuales el sujeto eleva arbitrariamente a ley la volición privada de su propia voluntad. Sit pro ratione voluntas. Es el concepto hegeliano de la voluntad: "la voluntad se quiere a sí misma". Estamos en el puro voluntarismo: el placer y deleite de todos los dictadores, de todos los prepotentes, de todos los violentos.
----------La legitimación de la homosexualidad nace de este enfoque. Por eso, para Rahner, la acción humana no es la aplicación en lo concreto de una ley general, sino que es el cumplimiento de un acto que coincide con la ley. De aquí viene que para Rahner, la libertad humana no es sólo la elección de un acto concreto, sino que es la determinación misma de la ley, porque la ley misma es una dirección concreta.
----------El papa Francisco también señala en su Encíclica que aunque los hombres han sido creados con la inclinación a la fraternidad y están llamados por Dios a practicarla, con el ejercicio del amor fraterno, de la solidaridad, de la justicia y de la misericordia, encontrando así paz y felicidad, lamentablemente a menudo de hecho, a causa de las consecuencias del pecado original, que tiene su primer efecto en el asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, también tienen una tendencia a todos aquellos pecados contra la fraternidad, enumerados anteriormente, de los cuales son liberados solo si la fraternidad natural deviene hermandad cristiana por obra de la gracia divina, que, con el bautismo, los vuelve hijos del Padre, hermanos de Cristo, movidos por el Espíritu, miembros de la Iglesia.
----------Pero sobre esta clara afirmación del Papa en su encíclica Fratelli tutti, volveré en mi próxima publicación, en la que trataré de explicar el sentido y el peso de esa última expresión del Papa acerca de las personas homosexuales, que ha originado tanto injustificado revuelo. Lo haré, Dios mediante, en mi nota de mañana.

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