Las reflexiones metafísicas y trinitarias de ayer, acerca del Dios Uno y Trino, me parece que quedarían inconclusas si no las completara con algunas breves referencias acerca de la experiencia de Giordano Bruno, no privada de vínculos con el monismo-panteísmo moderno, del cual también aquí hablaremos sucintamente, para llegar luego a la consideración de ciertos actuales y descaminados intentos por construir una teología trinitaria sin el debido respeto y distinción entre los dos ámbitos del saber, el filosófico y el teológico.
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
jueves, 19 de noviembre de 2020
Dios, que hace salir su sol sobre cristianos y musulmanes (2/2)
----------A decir verdad, la comprensión de todo lo que aquí escribo no supera el nivel de lo que en mis tiempos se enseñaba en las cátedras de Metafísica, en el trienio o cuatrienio de filosofía, y del De Deo Uno et Trino, en el cuatrienio de teología. La espontánea pregunta que viene a la mente es: ¿porqué entonces han surgido esas corrientes de ciertos católicos que se horrorizan cuando el papa Francisco, en el actual contexto del diálogo entre la Iglesia y el Islam, afirma, con total razón, que tanto cristianos como musulmanes le rezamos a un mismo y único Dios? ¿Qué han estudiado los sacerdotes que asesoran a tales corrientes de católicos? Desconozco la curricula de estudios que se cumple en los actuales seminarios, pero supongo que se sigue enseñando Ontología, Teodicea y al menos los capítulos más importantes del De Trinitate. Ahora bien, si esto es así, entonces, ¿por qué se nota tanta dificultad en comprender que una cosa es Dios en Sí mismo, y otra cosa es el conocimiento que el hombre puede tener de ese único Dios? Nadie duda que los cristianos, a partir de la Revelación que nos ha hecho Nuestro Señor Jesucristo tenemos un conocimiento de Dios superior al conocimiento que de Él pueden tener los judíos o los musulmanes, ¡pero es el mismo Dios, el Dios del monoteísmo, a cuyo conocimiento se puede llegar por la razón, conocimiento que aúna a cristianos, judíos y musulmanes, y que permite, como lo afirma el Concilio Vaticano II, el diálogo interreligioso!
El caso de Giordano Bruno
----------A propósito de la cuestión desarrollada ayer sobre la relación entre la Mónada y la Tríada, es interesante recordar la experiencia de Giordano Bruno [1548-1600], experiencia no privada de vínculos con el monismo-panteísmo moderno. Sabemos cómo Giordano Bruno, ya desde joven fraile dominico, contando con una mente muy ferviente y rica de intereses teóricos, pero también de intereses mágicos, rechazó la fe en la Trinidad en nombre de la unidad, que él, a la inversa de lo que hemos visto, consideraba como la instancia suprema del pensamiento, descuidando las exigencias de la fe y situándose en la estela del neoplatonismo, del hermetismo, de la cábala y de los presocráticos, como Pitágoras, Anaxágoras, Heráclito y Parménides, una perspectiva que luego resurgirá más tarde en su libro De la causa, principio, et Uno, donde esta instancia llega a los extremos en una visión monista de tipo materialista, dado que para Bruno la composición de potencia y acto, materia y forma, concierne al conjunto de la realidad, comprendido Dios mismo.
----------Para Bruno todo está vivo, todo es materia, todo es infinito y todo es Dios (el "Universo" o la "Naturaleza") y en este sentido todo es humano en base a una concepción mágica del hombre obrador de prodigios como actuante unidad con el alma del mundo, con las deidades, con los ángeles, con los demonios y con Dios.
----------Bruno confunde la potencia pasiva con la posibilidad, concibe a Dios como acto infinito de una infinita potencia pasiva, olvidando la limitación de la potencialidad, mientras nada se opone, como ya pensaba Leibniz, a concebir a Dios como actuación de una infinita posibilidad: Dios es infinitamente posible y por eso Él existe. Leibniz, sin embargo, fue demasiado lejos diciendo que Dios, en cuanto infinitamente posible, existe necesariamente, olvidando que a fin de que lo posible se realice, se necesita un ente para lo realice. Ahora bien, está claro que Dios no es realizado por ninguno, siendo el ens realissimum. Sin embargo, quoad nos Él existe porque extraemos su existencia de la consideración de los efectos creados, como enseña san Pablo en Rm 1,20: "porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad". Para Bruno, en cambio, Dios produce un mundo infinito, porque el mundo mismo es el aparecer o la múltiple determinación de Dios.
----------Bruno, engañado por un concepto de persona ligado sólo a lo finito y a lo humano, no fue capaz de formarse el concepto de persona divina, salvo en el sentido de las divinidades paganas y por tanto en el horizonte del politeísmo. Y viceversa, la divinidad en Bruno es, sí, el Absoluto al vértice del mundo, pero sin trascenderlo, ya que Bruno ve al mundo mismo como única absoluta sustancia, cuyos accidentes y manifestaciones representan los grados del ser, las formas del devenir y la multiplicidad de las cosas.
----------Bruno no tiene dificultad en definir con exactitud los atributos divinos, signo esto de la formación tomista recibida, salvo para ver luego al mundo y al hombre como "sombra", materia o cuerpo o manifestación de la forma divina. Supuesta la existencia de una única sustancia absoluta, Dios mismo, Bruno no admite una multiplicidad de sustancias espirituales, aunque reconozca la existencia de las almas y de los ángeles. Sino que incluso estas entidades no son más que modos finitos de la única sustancia, la cual, por otra parte, sigue siendo acto de la potencia y forma de la materia.
Distinción entre monismo y monoteísmo
----------Debemos recordar que la unidad divina puede ser concebida de dos modos: en sentido monístico o en sentido monoteístico. Giordano Bruno está en la línea del monismo, que parte de los antiguos griegos, sobre todo Parménides, y llega a Spinoza, Hegel, Gentile y Severino.
----------1) En el monismo existe solo el ser entendido como único y absoluto, y existe por lo tanto solo Dios. Todas las cosas están solo en Dios como sus finitizaciones, particularizaciones o manifestaciones. Dios es "todo" no en el sentido de su infinita perfección, lo que es obvio, sino en el sentido de que es todas las cosas, todo se resuelve en él y él se resuelve en todas las cosas.
----------Ya hemos observado que un "Absoluto" que se determina a sí mismo o aparece como mundo no puede ser un verdadero Absoluto, porque carece de la simplicidad y perfección necesarias. A la inversa, nada impide al verdadero Absoluto crear un mundo distinto de Él, de hecho, esto manifiesta Su sabiduría e infinito poder. Tampoco el mundo se presenta como otro Absoluto tal como para limitar al primero, ya que sólo Dios es el Ser por esencia; los entes del mundo poseen el ser sólo por participación. Después de todo, el mundo no le quita nada a Dios, que sigue siendo el Absoluto.
----------Antes de seguir adelante: aclaremos que aquello que técnicamente en filosofía y teología se llama "inmanentismo", condenado por el papa Pío XII en la carta encíclica Humani generis, no es la simple presencia íntima de Dios en el mundo y en el hombre, de lo contrario deberíamos condenar el "Cristo en nosotros" del cual habla san Pablo (2 Cor 13,5) o la palabra de Cristo, cuando dice: "Yo en vosotros y vosotros en mí" (Jn 14,20), sino que se trata de un residir de Dios en el mundo así como una propiedad esencial está sujetada en la esencia de un sujeto (mundo) para formar un único ente o ser.
----------En cambio, el inmanentismo de Giordano Bruno no es, lamentablemente, simple inmanencia como presencia de Dios en todo o inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma en gracia (cf. las palabras de Cristo: "Yo en vosotros y vosotros en mí"); eso sería verdadero, si se salvara la distinción sustancial, real y abisal entre Dios y las cosas (no existe semejanza entre el hombre y Dios, dice el Concilio Lateranense IV de 1215, que no implique entre ellos mayor diferencia). Llegados a este punto, también estaría bien el famoso dicho de Virgilio, citado por el propio Bruno, spiritus intus alit, pero el error está en concebir a Dios como causa formal, lo que evidentemente no transmite la idea de la trascendencia divina, ya que es claro que la causa formal forma con la materia una única sustancia. Tenemos aquí, por lo tanto, el panteísmo.
----------Observamos que para salvar la trascendencia divina necesitamos el modelo de la causa eficiente, según la sugerencia de la propia Biblia, que presenta a Dios como un artífice (como dice el Salmo 100,3: "Él nos hizo y nosotros somos suyos"). Solo aquí se da distinción real entre el efecto y la causa.
----------2) Por el contrario, el monoteísmo es enseñado por una sana filosofía, está vislumbrado en la India, en Platón y Aristóteles y está claramente presente en la Biblia. Comporta la admisión de un Dios distinto del mundo y creador del mundo. Implica, de modo especial, una distinción entre sustancia espiritual y sustancia material: Dios pertenece al horizonte del espíritu, al cual en un grado infinitamente inferior, también pertenecen las almas humanas y los ángeles, mientras que a un grado de ser aún inferior y ciertamente mínimo, cercano al no-ser, prope nihil, como dice Aristóteles, se ubica el mundo puramente material, también ciertamente perteneciente al horizonte del ser porque fue creado por Dios, pero dotado de un ser por participación infinitamente inferior al divino Ser por esencia.
----------El monoteísmo bíblico implica una purísima e infinita espiritualidad: Dios es pura forma inmaterial e infinita: ciertamente la materia tiene su propia dignidad ontológica en cuanto contribuye a constituir ontológicamente la sustancia material creada por Dios, pero su potencialidad es relativa a la finitud. La materia no sólo no puede entrar en el horizonte de lo divino a causa de su ubicación en el espacio-tiempo, mientras que el Absoluto no puede sino ser inextenso, eterno e inmutable, pero no aparece ni siquiera al plano del espíritu, que también es insuficiente por sí para caracterizar lo divino, dado que también aquí encontramos todavía composición, devenir y finitud, todas cosas que no se ajustan a la naturaleza divina.
----------El monoteísmo concede, por lo tanto, espacio a la idea de una personalidad puramente espiritual, que se realiza en el ángel, ya sea el ángel santo o ya sea condenado. La ratio analógica de persona también es participada en el hombre, animado por un alma espiritual, pero aquí tenemos una persona corpórea, que presenta el carácter de la personalidad solo por el hecho de que el alma humana es espiritual.
----------Es partiendo de la idea de la persona como puro espíritu, por tanto el ángel (véase a los tres Ángeles visitando a Abraham) más que el hombre, que la Biblia permite formar la idea de una persona divina trinitaria, tras la intervención de esenciales precisiones que hacen de la persona trinitaria algo infinitamente diverso de la persona humana y angélica -la famosa "relación subsistente" (definida por el Concilio de Firenze en 1439)- es decir, de la persona creada, sea ella ángel u hombre. Esto no quiere decir que la Persona divina no pueda presentarse como modelo ético para la persona humana, ¡pero salvando las proporciones!
----------El monoteísmo bíblico, por lo tanto, no es un monismo panteísta, sino que se configura, para usar el lenguaje tomista, como doctrina del ipsum Esse, "El Que Es", por lo tanto como Acto puro de ser, Ser infinito y absoluto, Ser subsistente por esencia, uno, necesario y eterno, evidentemente exento de toda materia, dado que la materia sirve para desplegar la extensión y las otras cualidades sensibles de la sustancia, la transformación, la multiplicidad y las diferencias de los individuos bajo una misma especie, todas cosas por las cuales el ser se divide, se multiplica, se particulariza, se finitiza.
El descaminado proyecto de la llamada "ontología trinitaria"
----------Hace unos diez años tomé conocimiento del surgimiento en campo católico del proyecto de una así llamada "ontología trinitaria", sobre todo por obra de Klaus Hemmerle [1929-1994], Piero Coda [1953-....] y Giovanni Colzani, sobre la base de la convicción de que el dogma trinitario puede inspirar una nueva metafísica que presente la impronta original del cristianismo.
----------Tal metafísica concebiría el ser no como analógicamente uno, sino como trino, según el modelo de la tríada agustiniana de esse, nosse, velle, en particular, como propone Colzani, el ser como "amor" o, según la idea de Coda y de Hemmerle, el ser como persona en relación, simplificando, el ser como "relación", se entiende relación de amor, de modo que al final todos acuerdan con la idea de Colzani.
----------Sin embargo, es necesario recordar que san Agustín, con aquella tríada no pretendía fundar ninguna metafísica, sino simplemente ofrecer con modestia un débil parangón para arrojar algo de luz sobre un Misterio de fe que trasciende totalmente la razón y por tanto la metafísica.
----------Ahora bien, yo observaría que nada se opone a hablar de una metafísica cristiana. Sin embargo, es necesario recordar que este atributo, "cristiana", dado a un campo de la filosofía como es la metafísica, está justificado por el hecho de que históricamente la metafísica ha alcanzado algunas nociones de su competencia, como por ejemplo la noción de creación, de persona o de actus essendi o de ispum Esse, a partir de la sugerencia de la Escritura. Es lo que cualquier seminarista en su primer año de filosofía logra comprender si lee los libros del neotomismo del siglo pasado, cuando se discute la tesis acerca de la existencia de una "filosofía cristiana". En mi primer año de filosofía leíamos dos libritos al respecto: Jacques Maritain, De la philosophie chrétienne (París, Desclée de Brouwer, 1933) y Octavio Nicolás Derisi, Concepto de la filosofía cristiana (Buenos Aires, Cursos de Cultura Católica, 1943).
----------En cambio, lo que intentan Hemmerle, Coda y Colzani, es una operación que acaba por confundir la metafísica, que es obra de la razón, con la divina revelación, que es recibida en la fe, ya que es bien sabido que el Misterio trinitario es exclusivamente objeto de la fe.
----------Por eso no es lícito y no es posible y por consiguiente es engañoso hacer de tal Misterio el objeto de la metafísica modificando y por lo tanto falsificando la misma noción del ser, la cual en cambio no debe confundirse con aquello que tiene relación con el Misterio. Es cierto, de hecho, como hemos visto, que al fin de cuentas el Dios Trino es el ipsum Esse, pero es igualmente cierto, como también he dicho, que nocionalmente debemos distinguir el ipsum Esse de la Persona trinitaria, de lo contrario terminamos secularizando la fe con grave daño de la misma fe y falsa exaltación de la razón.
----------Al término de nuestra reflexión, nos encontramos con que el error de aquellos católicos que no logran comprender las fundadas razones que tiene el papa Francisco para decir y repetir que tanto los cristianos como los musulmanes le rezamos al único y mismo Dios, es un error pariente de quienes como Hemmerle, Coda y Colzani, intentan fundar este proyecto de "ontología trinitaria" que brevemente hemos explicado. Unos y otros (sufriendo un mal que, cual débil consuelo, es de muchos), no logran hacer las debidas distinciones: Dios en sí mismo, Uno y Trino, Mónada y Tríada, y el conocimiento de Dios, el conocimiento del Dios Uno (el Dios del monoteísmo cristiano, judío y musulmán), conocido por la razón filosófica, y el conocimiento del Dios Trino, riqueza exclusivamente cristiana, pues es un saber recibido solamente a través de la gracia de la Revelación cumplida en Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, nuestro Redentor.
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