También se advierte un progreso doctrinal en las enseñanzas del Concilio Vaticano II acerca de la Sagrada Escritura, de la Sagrada Tradición y del Magisterio "vivo", único intérprete auténtico de la divina Revelación. Demostremos, entonces, cómo esas nuevas doctrinas del Concilio de nuestro tiempo están en perfecta continuidad con el Magisterio precedente. [En la imagen: fotografía del obispo Karol Wojtyla, futuro papa san Juan Pablo II, durante una de las sesiones del Concilio Vaticano II].
----------También por cuanto respecta al concepto de Tradición, el Concilio Vaticano II retoma aquel establecido por el Concilio de Trento, que fue a su vez retomado por el Concilio Vaticano I, y nos lo vuelve a proponer en una visión más rica y más ampliada, sobre todo en relación a la Sagrada Escritura, visión que podría dar la impresión de una discontinuidad por no decir de una contradicción con la concepción tridentina, pero que en realidad, como trataremos de demostrar, está con ella en continuidad, y no podría ser de manera diferente, dado que tanto el pronunciamiento tridentino como el del Vaticano II son infalibles, tratándose de materia de fe.
----------Comencemos por examinar la doctrina tridentina y luego confrontémosla con la del Vaticano II. Trento-Vaticano I: "Haec porro supernaturalis revelatio, secundum universalis Ecclesiae fidem, a sancta Tridentina Synodo declaratam, continetur 'in libris scriptis et sine scripto traditionibus, quae ipsius Christi ore ab Apostolis acceptae, aut ab ipsis Apostolis Spiritu sancto dictante quasi per manus traditae, ad nos usque pervenerunt' (Concilio Tridentino, Decretum de libris sacris et de traditionibus recipiendis, Sessio IV, Denz.1501)" (Denz.3006).
----------Una versión al español: "Ahora bien, esta revelación sobrenatural, según la fe de la Iglesia universal declarada por el santo Concilio de Trento, 'se contiene en los libros escritos. y en las tradiciones no escritas, que recibidas por los Apóstoles de boca de Cristo mismo, o por los mismos Apóstoles bajo la inspiración del Espíritu Santo transmitidas como de mano en mano, han llegado hasta nosotros'".
----------Como podemos advertir, en la enseñanza tridentina tenemos un concepto de Tradición como patrimonio inmutable, que viene transmitido "como de mano en mano", para significar que ni el transmisor ni el receptor intervienen sobre el contenido del dato divinamente revelado, sino que se limitan a transmitirlo. Aquí no está insinuada ninguna idea de desarrollo o profundización del dato revelado, ninguna idea de que él pueda estar sujeto a un conocimiento progresivamente siempre mejor.
----------Por otra parte, está claro que el concepto de la Revelación está contenida en parte en "libros escritos" y en parte en "tradiciones no escritas", o sea orales. Esta sobreentendida la precisión, contra Lutero, de que la Revelación no está contenida toda y sólo, en la Escritura, sino también en la Tradición.
----------No está precisado si, no obstante la mencionada distinción, aquello que es escrito forme parte de alguna manera de la Tradición, y tampoco está precisado si la Tradición haya sido o venga de algún modo puesta por escrito, sino que parece tratarse de una Tradición siempre y solamente oral. Escritura y Tradición aparecen por lo tanto netamente distintas; no se habla del vínculo entre ellas, sino en cuanto Escritura y Tradición provienen entrambas de la enseñanza de Nuestro Señor. Ellas constituyen, juntas, la única Divina Revelación confiada por Cristo a la Iglesia y enseñada por la Iglesia.
----------De todos modos es evidente que si la Tradición de por sí es oral, de hecho ella, en el curso de los siglos ha sido al menos en parte puesta por escrito: pensemos en la doctrina de los Padres, de los Papas, de los Concilios, de los Doctores, de los escritores eclesiásticos. De todos modos, más allá de todo lo que pueda ser puesto por escrito, la Tradición permanece siempre por su naturaleza una transmisión y una interpretación orales de la enseñanza de Cristo, que llega per manus hasta nuestros días en el Magisterio vivo de la Iglesia y durará hasta el fin del mundo. La Tradición es predicación. La Escritura es registración escrita de la Tradición.
----------El Vaticano II agrega estas precisiones respondiendo a las demandas que pueden surgir del texto escaso, aunque sustancioso, del Tridentino-Vaticano I. Leamos los textos: "Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones. Por ello Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total del Dios sumo (cf. 2 Cor 1,20 y 3,16-4,7), mandó a los Apóstoles que predicaran a todos los hombres el Evangelio, comunicándoles los dones divinos. Este Evangelio, prometido antes por los Profetas, lo completó El y lo promulgó con su propia boca, como fuente de toda la verdad salvadora y de toda regla moral.
----------Lo cual fue realizado fielmente, tanto por los Apóstoles, que en la predicación oral comunicaron con ejemplos e instituciones lo que habían recibido por la palabra, por la convivencia y por las obras de Cristo, o habían aprendido por la inspiración del Espíritu Santo, como por aquellos Apóstoles y varones apostólicos que, bajo la inspiración del mismo Espíritu, escribieron el mensaje de la salvación" (Dei Verbum, n.7).
----------Observemos, en primer lugar, que aquí no se habla de "dos fuentes" sino de una única fuente de la Revelación, como había sugerido Congar, vale decir, la boca misma del divino Maestro. Lo que no quita en absoluto la distinción entre las dos partes de la Revelación: la escrita y la oral.
----------En segundo lugar se debe notar que se retoma aquí el concepto de Revelación no sólo como enseñanza doctrinal, sino también como aparición o presencia viva, operante, experimentada y "vivida" (erlebnis) del Señor (también las apariciones del Resucitado o el episodio de la Transfiguración o Jesús que se hace tocar por Tomás o que unta de barro al ciego de nacimiento, son Revelación del Señor). La filosofía fenomenológica puede dar una contribución a la comprensión del concepto de Revelación.
----------En tercer lugar, el hecho de que el anuncio de la salvación, inicialmente comunicado de voz por Cristo a los Apóstoles, haya sido luego puesto por escrito, no significa en absoluto que haya sido todo puesto por escrito, como quisiera la tesis protestante, sino que lo ha sido sólo en parte, como por lo demás lo dice el mismo Evangelio de Juan, por lo cual sigue habiendo espacio para la Tradición oral, aún cuando ésta en el curso de los siglos viene parcialmente pueta por escrito, permaneciendo siendo siempre y de todos modos el anuncio oral -el "Magisterio vivo"- también de aquello que ha sido escrito.
----------Continúa el Concilio: "los Apóstoles, comunicando lo que de ellos mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han aprendido o de palabra o por escrito (cf. 2 Tes 2,15), y que sigan combatiendo por la fe que se les ha dado una vez para siempre (Jud 3). [...] Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón (cf. Lc 2,19 y 51) y, ya por la profunda inteligencia que ellos experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios" (Dei Verbum, n.8).
----------En este texto está enseñado clarísimamente la doble actitud que la Iglesia mantiene frente a la transmisión oral y escrita de la Revelación: conservar y progresar, crecer en el conocimiento del dato revelado, tendiendo incesantemente a la plenitud de la verdad, no en el sentido de que esta verdad no esté en sí misma plena ya desde el inicio, sino en el sentido de plenitud del conocimiento de la verdad. Distinguir siempre el contenido del conocimiento del conocimiento del contenido, el pensamiento de la cosa de la cosa misma. El primero progresa, la segunda sigue siendo siempre ella, no crece y no cambia. Confundir el pensamiento con lo real o con el ser es el gravísimo error del idealismo y del modernismo.
----------Continúa el Concilio: "la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo sentimiento de piedad y respeto" (Dei Verbum, n.9).
----------Cuando en el pasaje citado antes, la constitución dogmática Dei Verbum expresa que "la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas" está sobreentendido: sino también de la Tradición. La Escritura, por tanto, no contiene todas las verdades reveladas, sino que es necesario tener en cuenta también la Tradición. El Concilio Vaticano II, confirma el pronunciamiento del Concilio de Trento contra el principio luterano de la sola Scriptura.
----------Debemos destacar que este importante texto del Concilio no dice sic et simpliciter que Tradición y Sagrada Escritura forman "una sola cosa", sino que "en cierto modo forman una sola cosa" o, en la traducción dada: "se funden en cierto modo" (original latino: "in unum quodammodo coalescunt"). ¿Y cuál es el modo? Precisamente el que ha dicho en precedencia: "surgiendo ambas de la misma divina fuente" y lo que se deriva, o sea que la una y la otra son Palabra de Dios: la Escritura es Palabra escrita; la Tradición en cambio es transmisión integral de la Palabra de Dios. la Escritura está en cierto modo contenida en la Tradición, mientras que el contenido de la Revelación no se encuentra en la sola Sagrada Escritura.
----------Por lo tanto, la tentativa de Rahner de interpretar esta enseñanza como si ella diera la razón al principio protestante de la sola Escritura es verdaderamente indefendible, es un trepar por espejos. Y así también estaba fuera de camino Mons. Brunero Gherardini quien también veía aquí una claudicación al protestantismo. Rahner está complacido y satisfecho, Gherardini permanece turbado, pero entrambos malinterpretan al Concilio. Se trata, en definitiva de las dos interpretaciones equivocadas del Concilio que hemos examinado en artículos anteriores: la modernista y la lefebvriana, una contenta, la otra perturbada, pero ambas mancomunada en interpretar equivocadamente al Concilio en sentido modernista.
----------Por cuanto respecta luego a la interpretación de la Sagrada Escritura, el Concilio Vaticano II no presenta, a decir verdad, particulares novedades, sino que nos recuerda que "el oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente, no está por encima de la Palabra de Dios [o sea de la Revelación], sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido transmitido, en cuanto que por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, piadosamente la escucha, santamente la custodia y fielmente la expone, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone para creer como revelado por Dios" (Constitución dogmática Dei Verbum, n.10).
----------He dicho que respecto a la interpretación de la Escritura, el Concilio no presenta particulares novedades. Es necesario sin embargo recordar la enseñanza del Concilio concerniente a la tarea de los exegetas, acerca de la cual el Vaticano II asume cuanto de válido había sido elaborado por el trabajo de los exegetas del pre-Concilio, con referencia a los aspectos positivos de la exégesis protestante. De este punto de vista es para recordar la obra precursora del Siervo de Dios padre Joseph Lagrange OP, en los tiempos de san Pío X. Estas novedades sin embargo ya habían sido presentadas por Pío XII en su encíclica Providentissimus Deus, de 1943.
----------La expresión nueva aquí es la de Magisterio "vivo", acerca del cual podemos preguntarnos qué es lo que significa. En la segunda parte de este artículo daremos respuesta a esta pregunta.
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