sábado, 31 de agosto de 2024

Idealismo y castidad. La soberbia conduce a la lujuria

El soberbio o aquel que se cree superinteligente, paseándose en procesión por la vida con sus auto-incensaciones, es castigado por Dios con la necedad y la ceguera mental, y termina encaprichándose de sus propias desmesuradas pretensiones y considerándose infinitamente por encima de la común masa de los mortales. Así vemos pasearse hoy a unos cuantos, autodenominados "católicos". San Pablo diría: "comienza con el espíritu y termina en la carne", en lugar de vencer la rebelión de la carne con el sujetar la carne al espíritu. [En la imagen: fragmento de "Resurreccion de los muertos", óleo sobre lienzo de 1870, obra de Víctor Louis Mottez, pintura conservada y expuesta en el Museo de Lille, Francia].

Mucho humo y poco asado
   
----------Es interesante cómo los historiadores del idealismo alemán, que tiene sus fundadores en Lutero y Descartes y pasa por Berkeley, Böhme, Kant, Fichte, Schelling, Hegel, hasta llegar a Husserl, Gentile, Heidegger, Rahner, Severino y Bontadini, presentan a sus héroes como genios del espíritu, de la conciencia, de la libertad, del yo trascendental, del pensamiento, heraldos de la verdad, maestros de la ciencia rigurosa, de dialéctica y de agudeza crítica, filósofos de la identidad, de la certeza, de lo universal, de lo absoluto y del infinito, revelaciones y apariciones de Dios, del ser y de lo eterno, y pasan por alto sobrevolando sistemáticamente las vicisitudes de su conducta moral con particular referencia a su consideración de la castidad y sobre todo a las consecuencias prácticas de sus principios en relación a la práctica de la castidad. De todo ello, los historiadores del idealismo alemán nada dicen, como si no tuviera importancia para sus conclusiones históricas.
----------El idealismo alemán se distingue del idealismo platónico, abrazado por los Padres de la Iglesia y por san Agustín de Hipona, y apreciado con reserva por santo Tomás de Aquino. En efecto, en el idealismo platónico la idea es visión interior y beata revelación de la verdad divina, más allá de las vanas, fugaces y engañosas apariencias y de las opiniones, es modelo, paradigma, ejemplar divino, absoluto, trascendente, espiritual e inmutable, regla y fin de nuestro ser, pensar y actuar. Acoger y aceptar el ideal en nuestra vida es signo de humildad, sinceridad y sabiduría, fuente de salvación, de perfección, de libertad y de felicidad.
----------¿Y por qué motivo Tomás aceptó sólo con reservas el idealismo platónico? La respuesta es muy fácil de entender. El problema del idealismo platónico es el hecho de permanecer bloqueados en un dualismo espíritu-materia y por lo tanto espíritu-sexo, del cual no se puede salir, por lo que para salvar y liberar el espíritu se considera obligado a rechazar el cuerpo y el sexo. Pero esto es evidentemente contrario al destino del hombre querido por Dios, creador tanto del espíritu como del sexo, tanto del varón como de la mujer, cuya felicidad final está en su por ahora misteriosa unión alma y cuerpo en la futura resurrección gloriosa.
----------Santo Tomás de Aquino está muy lejos de ignorar que de hecho, como consecuencia del pecado original, el hombre, según la ocasión lo indique, debe saber renunciar a la carne para poder salvar al espíritu, y sin embargo el Aquinate no acepta en absoluto la oposición dualista platónica alma-cuerpo, que requiere incluso el abandono del cuerpo para salvar el alma, sino que, por el contrario, elige la concepción aristotélica, la cual es más conforme a la antropología bíblica,  del alma forma sustancial del cuerpo, doctrina que será dogmatizada por la Iglesia en el Concilio de Vienne de 1311-1312. Tomás sabe bien que la voluntad de Dios para el hombre, animal racional, es la conjunción de la felicidad espiritual con la felicidad sexual.
----------Ahora bien, el idealista alemán, por su parte, con su conocida preocupación por lo "concreto", por el "sentimiento", por la "historicidad" y por el "devenir", parecería a primera vista conciliar espíritu y sexo, pero lo que en realidad ocurre es que, como él también los opone a la manera de Platón, cae en la falsa solución de confundirlos en lugar de unirlos después de haberlos distinguido.
----------Y así el sublime genio idealista que inicia desde el Absoluto y se extiende por los horizontes infinitos del Ser y del Absoluto, cuando desciende del a priori al a posteriori, de lo trascendental a lo categorial empírico, muestra al desnudo, y hace como tocar con la mano, en su miserable mezquindad, toda la vacuidad ilusoria de sus altísimas especulaciones sobre el ser, sobre el absoluto, sobre lo eterno, sobre el puro yo, sobre la auto-conciencia, sobre el infinito, sobre el pensamiento y sobre todo lo que discurre.
----------Pero todo esto depende del hecho de que el idealista alemán, no obstante sus grandilocuentes afirmaciones, no tiene en realidad en absoluto la idea del puro espíritu, sino que para él el espíritu no es, al fin y al cabo, por su propia declaración, sino el "espíritu del mundo". No es, para usar el lenguaje de san Pablo, sino el "dios de este mundo", un "dios" que, "sin el mundo", para decirlo con Hegel, "no es Dios".
----------En cambio, para el idealista alemán la idea subjetiva, como en Lutero (que llama "palabra de Dios") y en Descartes (la llamada "idea innata"), no se funda sobre una visión objetiva de lo trascendente espiritual, sino que es el efecto de un repliegue dubitante, narcisista y complaciente del yo sobre sí mismo.
----------La idea en el idealismo alemán no es, como en Platón, propuesta por Dios al hombre como regla absoluta de la verdad y de su conducta, como entendían los Padres de la Iglesia y san Agustín de Hipona, sino que es "a priori", es decir, puesta por el yo mismo que piensa en sí mismo y así hace de sí mismo fuente originaria de la verdad. El yo no mira ya al objeto, sino que se mira a sí mismo. Es lo que Rahner llama "giro al sujeto", que sería el carácter de la "filosofía moderna", y que Kant llama "revolución copernicana".
----------Ahora bien, quisiera señalar que, dejando aparte el abierto desprecio por la castidad en Lutero, y la nada edificante vida al respecto de un Descartes, de un Schelling o de un Rahner, no quiero decir que muchos de ellos no hayan tenido a este respecto una conducta decente y digna, y que no hayan sabido dominar las pasiones, quizás hasta llegar al punto del rigorismo o de la sexofobia, pensemos por ejemplo en un Kant o en un Husserl.
----------Pero si esto ha ocurrido, no ha ocurrido por la aplicación de sus principios morales, sino porque han sido retenidos por razones de conveniencia o por un residuo de conciencia moral.
----------Porque si en su conducta hubieran aplicado hasta el fondo sus ideas, que confunden el pensamiento con el ser, el ser con el actuar, el espíritu con la materia, el sentido con el intelecto, la voluntad con la pasión, Dios con el hombre, se habrían permitido cualquier forma de prevaricación, transgresión y libertinaje a causa de la confusión entre ser y aparecer, de la idea del devenir de Dios y de la infinitud del hombre, de su relativismo y evolucionismo moral, la identidad del saber humano con el divino, de la libertad humana con la divina, de la naturaleza humana con la naturalza divina, y del yo trascendental o de la experiencia atemática.
   
La verdadera espiritualidad es la conciliación del espíritu con el sexo
   
----------La verdadera espiritualidad y nuestra verdadera grandeza, y por consiguiente la verdadera afirmación de la dignidad del hombre, de los valores morales y de la santidad, y por consiguiente la salvación eterna, se alcanzan con la observancia consciente y fiel de los divinos mandamientos, socorridos por el don de la gracia, reconociendo que hemos sido creados por Dios a su imagen y semejanza, en la práctica de la ascesis y de la penitencia, dóciles a las inspiraciones del Espíritu, en comunión con la Iglesia católica, con la humilde conciencia de los límites de la naturaleza humana y en particular de nuestra animalidad y la necesidad que tenemos por tanto de extraer nuestras ideas, incluso las más elevadas, de una adecuada e inteligente elaboración de lo que nos dan los sentidos, gobernando las pasiones con la buena voluntad, comprendiendo la dignidad de la distinción y conjunción entre varón y mujer, distinción querida por Dios, realizada en el edén, perdida con el pecado, reconquistada con la gracia de Cristo mediante el sacrificio y la abstinencia, pregustada como primicia del Espíritu en la vida presente, destinada a plenitud en la futura vida de la resurrección gloriosa.
----------El soberbio o aquel que se cree superinteligente, paseándose en procesión por la vida con sus auto-incensaciones, es castigado por Dios con la necedad y la ceguera mental, y termina encaprichándose de sus propias desmesuradas pretensiones y considerándose infinitamente por encima de la común masa de los mortales. Así vemos pasearse hoy a unos cuantos, autodenominados "católicos".
----------El idealista alemán, como demuestran las aplicaciones históricas e individuales de su ética, termina por sumergir el espíritu humano en el torbellino de las más bajas pasiones. San Pablo diría: "comienza con el espíritu y termina en la carne", en lugar de vencer la rebelión de la carne con el sujetar la carne al espíritu.

6 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    su declaración de que:

    "En cambio, para el idealista alemán la idea subjetiva, como en Lutero (que llama "palabra de Dios") y en Descartes (la llamada "idea innata"), no se funda sobre una visión objetiva de lo trascendente espiritual, sino que es el efecto de un repliegue dubitante, narcisista y complaciente del yo sobre sí mismo."

    me ha hecho pensar... ciertamente el hecho de que exista una especie de "gnosticismo" (para decirlo con el papa Francisco), es decir, de "idealismo", no solo en el modernismo sino también en el indietrismo lefebvriano... ¿no se podría decir que "la idea subjetiva, como en Lutero (que llama 'palabra de Dios') y en Descartes (la llamada 'idea innata')", ¿no es también "la Tradición", para Lefebvre?

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    1. Y su penúltimo pasaje me hace pensar también en los fariseos de la época de Jesús, y en los de hoy, en particular en los lefebvrianos:

      "El soberbio o aquel que se cree superinteligente, paseándose en procesión por la vida con sus auto-incensaciones, es castigado por Dios con la necedad y la ceguera mental, y termina encaprichándose de sus propias desmesuradas pretensiones y considerándose infinitamente por encima de la común masa de los mortales. Así vemos pasearse hoy a unos cuantos, autodenominados 'católicos'..."

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    2. Estimado Dino,
      estoy plenamente de acuerdo en el rastrear una tendencia gnóstica también en el tradicionalismo filo-lefebvriano (pasadismo o indietrismo), porque aquí tenemos la característica pretensión gnóstica de conocer la verdad teológica mejor que el Papa o incluso que Jesucristo.
      Por eso estos tradicionalistas (en realidad falsos tradicionalistas) se permiten juzgar al Papa a la luz de una "tradición", que no es la Tradición católica, que es la interpretada por el Papa, sino que es una interpretación suya de la Tradición, en virtud de la cual se permiten acusar al Papa o al Concilio Vaticano II de traicionar a la Tradición.

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    3. Estimado Dino,
      ciertamente los fariseos de la época de Cristo (que por lo demás todavía existen hoy en Israel), al igual que los actuales lefebvrianos, pueden considerarse como gnósticos, siempre usando el criterio que he expuesto antes, es decir, la pretensión de conocer a Cristo y a Dios mejor que la Iglesia Católica, ya sea a la Sagrada Escritura o a la Sagrada Tradición.

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  2. En los tiempos de mi secundaria, no entendía absolutamente nada del idealismo alemán, me parecía tan tedioso, tan irreal... por no hablar de Kant que siempre he detestado (respetuosamente)... por eso leyendo este artículo en el que con abundancia de lógica y lucidez, usted, querido padre, destruye esos monstruos sagrados, no tiene idea de la satisfacción que siento... obviamente no justifico mi ignorancia, sin embargo me exulto al constatar que el idealismo de Hegel y cía es realmente una gran burla con todas sus palabras ostentosas una sabiduría falsa y vana...

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    1. Estimada Rosa Luisa,
      comprendo el sentido de repugnancia que usted siente ante estas monstruosidades, porque usa su razón con honestidad y limpidez.
      Sin embargo, el hecho es que hoy en día, en la cultura actual y también en lo interno de la Iglesia, estos falsos profetas de la gnosis idealista (tanto de perfil modernista como indietrista) atraen la atención de muchos, tienen seguidores en institutos educativos y a nivel general en internet en sus blogs y en sus canales de youtube, parecen grandes influencers, y hacen la figura de grandes sabios pero, por desgracia, en realidad son embaucadores, que destruyen la inteligencia, y por lo tanto también la moral.
      Entonces, ¿qué hacer?
      Para responder, debemos mirar y pensar ante todo en el ejemplo de Jesús, del que habla a menudo el papa Francisco.
      Jesús, de hecho, también se acerca a los enfermos repugnantes (enfermos tanto en el cuerpo como en el alma) para poder curarlos. Recordamos también el famoso beso de san Francisco al leproso. Por ejemplo, la pastoral a los homosexuales, ante la cual algunos se escandalizan, debe entenderse en este sentido.
      Ciertamente, es necesario el llamado, el reclamo, la refutación y si es necesario también el reproche y la advertencia, pero todo debe ser hecho con misericordia, porque esta es la manera de hacer que el otro se vuelva disponible para ser corregido.
      Toda esta miseria moral, en la cual nos encontramos viviendo, es precisamente un efecto del idealismo alemán, que a primera vista parece una altísima sabiduría, pero que luego, en el lado práctico, favorece las más bajas pasiones.

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