domingo, 25 de agosto de 2024

Puntos controvertidos del Vaticano II: el diálogo interreligioso

Continuamos con nuestra serie sobre la interpretación del Concilio Vaticano II de acuerdo con la línea de reforma y progreso en la continuidad respecto del Magisterio precedente. Ahora bien, cuando aquí hablamos de "puntos controvertidos" en las nuevas doctrinas del Concilio, no se quiere decir, obviamente, que tales doctrinas puedan ser discutidas o rechazadas, sino simplemente que han sido y siguen siendo controvertidas o bien rechazadas o bien malinterpretadas por algunos, tanto modernistas como indietristas. [En la imagen: el rabino Abraham Heschel reunido con el cardenal Augustine Bea, quien dirigió el proceso de elaboración de la declaración Nostra aetate”. Fotografía del 31 de mayo de 1963, American Jewish Committee].

----------Una de las novedades de las doctrinas conciliares es ciertamente cuanto el Concilio dice sobre las otras religiones, en particular sobre el judaísmo y el islamismo. Tratándose de importantes valores teológicos, conexos con las verdades de fe, no se debe dudar que estas enseñanzas comprometen la infalibilidad del Magisterio, no obstante la forma literaria sencilla y simplemente propositiva, como es por lo demás siempre el estilo de todos los documentos finales del Concilio Vaticano II promulgados por san Paulo VI.
----------Característica del Concilio es, en efecto, la propuesta de una inmensa ampliación de mentalidad, como para querer superar los precedentes límites de la cristiandad, e ir más allá de inveterados modos y hábitos de pensamiento, y ampliar la capacidad de la inteligencia cristiana, para superar antiguas barreras con espíritu de integración, de asunción, de conciliación. Pero tal vez en la historia de los concilios, lo "conciliar" ha querido ser la mirada de este Concilio: asumir antes que excluir, ampliar antes que precisar, intentar lo nuevo antes que repetir lo ya dicho. Pero esto sin revoluciones, sin subversiones, sin dejarse engatusar por los errores de la modernidad y del mundo exterior a la Iglesia, sino con un firme anclaje en la verdad perenne, en la Palabra de Dios, en la Tradición eclesial, por tanto en la continuidad.
----------Sin este anclaje inicial y fundamental, sin estas raíces profundas, lo nuevo habría sido vano e ilusorio, peligroso y engañoso. Se trata, en el fondo, de un espíritu misionero, de conquista del mundo para Cristo. Esta es la verdadera intención del Concilio Vaticano II, no una no se sabe qué mundanización o secularización o naturalismo o antropocentrismo que quieren ver en el Concilio los lefebvrianos, mareados por la interpretación modernista de la revista "Concilium" o de la Universidad de Nimega.
----------Los documentos del Concilio Vaticano II que están dedicados al encuentro con el mundo moderno, al diálogo ecuménico, a la profundización de la libertad religiosa, a la llamada universal a la salvación, a la serena confrontación con el ateísmo, a la misión, a las competencias propias del laicado, a la misma renovación de la liturgia, responden a este estilo de enriquecimiento, de ampliación, de integración, de avance, de apertura, de mirada profética dirigida al porvenir. Es el "progresismo" conciliar.
----------En el marco de esta impostación de apertura, el Magisterio de la Iglesia, con el Concilio Vaticano II, por primera vez en toda su historia, hace objeto de su enseñanza los valores contenidos en las religiones no cristianas y, como he dicho, tratándose de materia evidentemente conexa con la fe, la autoridad de la doctrina enseñada no puede sino poseer la nota de la infalibilidad, ciertamente no aquella del dogma definido, porque no es éste el modo de las declaraciones del Concilio; y sin embargo se trata ciertamente de aquellas doctrinas que la Ad tuendam fidem llama "definitivas", que deben asumirse, por consiguiente, si bien no con esa fe divina y teologal que nos hace adherir a la Palabra de Dios, sí ciertamente con esa fe con la cual el católico acepta la doctrina de la Iglesia -llamada "fe eclesiástica" o "fe católica"- en cuanto expresión fiel de la verdad evangélica: "Quien a vosotros escucha, a mí me escucha".
----------Cuando en una doctrina aparece lo nuevo, puede ser legítimo, al menos en línea de principio, preguntarse si eso nuevo está o no está en continuidad con lo antiguo que trataba del mismo tema, si por hipótesis esto antiguo es perenne e inmutable. Sin embargo, cuando esto doctrinalmente nuevo aparece en las doctrinas de un Concilio ecuménico de la Iglesia, el católico, en base al hecho que él sabe que la doctrina de la Iglesia no puede nunca desmentirse a sí misma, delante de esto nuevo que ha aparecido, está cierto y seguro que ello no está en ruptura con lo antiguo, aún cuando la continuidad no aparezca inmediatamente evidente. Será competencia entonces del teólogo demostrar esta continuidad, más allá del cambio.
----------En el caso del reconocimiento conciliar de los valores teológicos presentes en las otras religiones, el elemento de continuidad con el pasado puede ser encontrado remitiéndose a la concepción tomista de la religio naturalis (cf. Summa Theologiae, II-II, qq. 81-100) fundada sobre la doctrina paulina de la ley y de la conciencia naturales. Documentos del Magisterio del pre-concilio acerca del reconocimiento de la religión natural pueden ser aquellos que he citado en las notas anteriores de esta serie, sobre todo en referencia a Pío IX y Pío XII.
----------La religión natural es aquella que surge espontáneamente de la razón y de la conciencia natural humana universal, en base a la demostración racional de la existencia de Dios. Esta religión es indicada también en la Carta a los Hebreos (Heb 11,6) y, si el sujeto la sigue con honestidad, puede alcanzar la salvación, aún cuando no conozca a Cristo, en cuanto que sin que el sujeto tenga conciencia, recibe la gracia de la salvación. Es lo que ya hemos visto en las notas inmediatamente anteriores de esta misma serie. Esta doctrina está también vinculada con la doctrina de la fe implícita, expuesta también en esta misma serie de artículos, y con la doctrina conciliar de la pertenencia implícita a la Iglesia, presentada también en artículos anteriores de esta serie.
----------Es precisamente esta comunidad de nociones de la religión católica con las otras religiones, sobre la base de la razón común a todos los seres humanos, la que permite al Concilio Vaticano II reconocer los valores (de religión natural) presentes también en las otras religiones no cristianas. Mención especial sin embargo debe ser hecha para el judaísmo, el cual, poseyendo el Antiguo Testamento, en el cual el conocimiento y el culto naturales de Dios son también objeto de divina Revelación (véase la Ley mosaica), entra dentro del campo no de las simples religiones naturales, sino de la religión revelada, aún cuando no posea la plenitud final de tal divina Revelación, comunicada al mundo por nuestro Señor Jesucristo.
----------Es esta conexión con la conciencia religiosa natural (incluso implícita) de la humanidad lo que constituye el fundamento y la justificación teológicos de las famosas "Jornadas de Oración" de Asís, ideadas por san Juan Pablo II y vueltas a presentar por el papa Benedicto XVI, encuentros de oración similares que el actual Pontífice, papa Francisco ha repetido en multitud de ocasiones. Es evidente que cada uno de los participantes se toma sus propias responsabilidades, siendo siempre posible que alguno ruegue a un Dios falso o que no existe o a un ídolo de su mente o a un fantasma de su yo o en cualquier caso a alguna otra cosa diferente del verdadero Dios.
----------Volvamos ahora nuestra serena, atenta y respetuosa mirada a las declaraciones del Concilio Vaticano II: "La Iglesia católica no rechaza nada de cuanto hay de santo y verdadero en las otras religiones. Ella considera con sincero respeto esos modos de obrar y de vivir, esos preceptos y esas doctrinas que, por más que discrepen en muchos puntos de lo que ella profesa y enseña, sin embargo no raramente reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres" (Declaración Nostra Aetate, n.2.).
----------El Concilio entra luego en detalle, aunque sea por breves capítulos, en el reconocer los valores de las otras religiones. Y entre ellas nombra con precisión cuatro: el judaísmo, el islamismo, el hinduismo y el budismo. Releamos estas importantes declaraciones. 
----------Comprensiblemente el mayor espacio está dedicado al judaísmo, la religión del Antiguo Testamento, el "árbol", para decirlo con el apóstol san Pablo (Rom cc. 9-11) sobre el cual nosotros los cristianos hemos sido injertados. Se le reconocen, obviamente, los valores veterotestamentarios que también para nosotros cristianos son Revelación Divina, de modo que nosotros cristianos vemos en el Nuevo Testamento nada más y nada menos que la plenitud de la Revelación veterotestamentaria.
----------En cuanto al islamismo, el Concilio tiene las siguientes palabras: "el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, los cuales, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso, que juzgará a los hombres en el día postrero" (Lumen Gentium, n.16). "La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres. Ellos procuran también someterse con toda el alma a los ocultos decretos de Dios, como se ha sometido Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia" (Nostra Aetate, n.3).
----------Esta es otra sorprendente declaración del Concilio Vaticano II, absolutamente nueva en toda la historia del Magisterio de la Iglesia, el cual nunca se había pronunciado sobre el Islam, mucho menos para apreciar sus lados positivos, como su monoteísmo. No faltan algunos que objetan diciendo que el Dios de Mahoma no es el Dios cristiano, por el hecho de que Mahoma no reconoce a la Santísima Trinidad. Se les debe responder distinguiendo a Dios en si mismo de lo que nosotros sabemos de Dios. En sí mismo Dios, es uno solo; no existen dos dioses, uno para los cristianos y otro para los mahometanos. Los atributos del Dios uno que nosotros cristianos afirmamos -el Dios de la razón natural- son los mismos que aquellos afirmados por el Islam, el cual por lo demás aquí se basa en el Antiguo Testamento, el Dios de Abraham.
----------Es el conocimiento de Dios el que es diferente en nosotros, los cristianos, y en los musulmanes: ellos no conocen como nosotros conocemos el misterio trinitario. Y si ellos lo niegan como imposible, terminan por comprometer su misma concepción del Dios Uno. En efecto, el Misterio Trinitario no está en contradicción con el Dios Uno, por lo cual, si se concibe el Dios Uno en contradicción con el Dios Trinitario, quiere decir que se concibe a Dios de manera equivocada.
----------De cualquier modo, sabemos bien que el Misterio Trinitario es objeto de pura divina Revelación, por lo cual la simple razón natural por sus solas fuerzas no tendría nunca -ni hubiera podido imaginar- la posibilidad de este Misterio, así como su realidad. Se mantiene sin embargo el hecho de que la concepción o la idea del Dios Uno no contrasta en absoluto con el Misterio Trinitario.
----------Llegados a este punto nos podríamos preguntar: ¿pero qué valor tiene este pronunciamiento de la Iglesia sobre otra religión? Se responde diciendo que la Iglesia, al juzgar acerca de las religiones, es infalible, porque se trata de materia proxima fidei. ¿Por lo tanto, una novedad de ruptura? En absoluto, de ningún modo; se trata de una novedad en la continuidad, porque aquí la Iglesia no hace otra cosa más que enseñarnos más a fondo aquellos que son los valores de la religión. Por lo tanto, ateniéndonos a la graduación de la Ad tuendam fidem, se trata de doctrina no de primer grado ("definida") sino de segundo grado ("definitiva").
----------Acerca del hinduismo dice el Concilio: "en el Hinduismo los hombres investigan el misterio divino y lo expresan mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con las penetrantes tentativas de la filosofía, y buscan la liberación de las angustias de nuestra condición, ya sea mediante las modalidades de la vida ascética, o a través de la profunda meditación, o bien buscando refugio en Dios con amor y confianza" (Nostra aetate, n.2).
----------Hablando de "misterio divino" parece insinuada la idea monoteísta, confirmada por la explícita referencia a Dios en las palabras finales de la citada declaración, aún cuando se habla de "tentativas de la filosofía", lo que deja pensar que existan también los defectos teoréticos.
----------Sobre el budismo dice: "En el Budismo, según sus varias escuelas, viene reconocida la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña un camino por el cual los hombres, con espíritu devoto y confiado, son capaces de adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio que les llega de lo alto" (Ibid.).
----------¿Qué es este "auxilio venido de lo alto"? Todo hace pensar que también en el budismo, más allá del aspecto apofático y aparentemente nihilista -véase por ejemplo el nirvana- se esconda el misterio inefable de la divinidad, y por tanto de nuevo se prospectaría una visión monoteísta.
----------¿Ruptura con la Tradición? No, sino mayor penetración en las enseñanzas de Cristo: "Quien no está contra vosotros, está con vosotros". Por otra parte, piénsese en el aprecio que Pablo tenía por la cultura y la misma religión pagana. Son conocidas la teorías de la praeparatio evangelica y de las semina Verbi ya en los primeros escritores eclesiásticos, por ejemplo san Justino y Clemente Alejandrino, y en los Padres.
----------Esta tradición continúa con la escolástica, que asume y purifica el pensamiento greco-romano y luego también el árabe. Un cierto período de cierre hubo de comenzar en el siglo XVII (¡una mala interpretación del Concilio de Trento!) hasta casi llegados los tiempos del Vaticano II, el cual de nuevo lanza a la Iglesia a agregar al Evangelio los valores del mundo profano y de las otras religiones. Está claro que cuando aquí el Concilio habla de "diferencias" o "discrepancias" (discrepent), se trata de un eufemismo para decir "errores" o "lagunas": "La Iglesia... considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña..." (Ibid. n.2).
----------Ciertamente, el modo como se expresa en esto el Concilio no es demasiado feliz, porque puede generar la impresión de que en esas "discrepancias" se trate de diferencias legítimas; lo que evidentemente llevaría a ese indiferentismo religioso que ha sido condenado por los Papas del pre-concilio. Pero dado que tal indiferentismo supone una gnoseología escéptica y relativista, claramente contraria a la fe, he aquí que la interpretación que da espacio al indiferentismo debe ser absolutamente excluida. Por lo demás, un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la declaración Dominus Iesus, del 6 de agosto del 2000, reafirmando la universalidad y el primado del catolicismo como religión de la salvación, implícitamente confirma la doctrina tradicional que reconoce la presencia de errores e insuficiencias en las otras religiones.
----------Sin embargo, considero que no estaría mal si el Magisterio, sin renegar de las aperturas del Vaticano II, volviese a recordar la presencia de errores en religiones diferentes al cristianismo, como por ejemplo el rechazo de Cristo como Mesías en el judaísmo, la negación de la divinidad de Cristo en el islamismo, la tendencia panteísta en el hinduismo, el apofatismo agnóstico y acósmico en el budismo.

21 comentarios:

  1. Pero para muchos todas las religiones son iguales, ¿quién predica ya en la actualidad el evangelio a los judíos y a los musulmanes??? Me gustaría saber cuántos obispos y sacerdotes católicos piensan que el Islam es una verdadera religión "del Libro"...

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    1. Estimado Dino,
      los métodos misioneros postconciliares son más complejos que los anteriores, por el hecho de que hoy nos damos cuenta mejor de cuántos pasos hay que dar antes de llegar al anuncio explícito.
      Lo esencial es moverse hacia los no creyentes de tal manera de no forzar las cosas y para hacer ciertamente que la acogida de la Palabra de Dios se haga por motivos razonables y sobre la base de una convicción auténtica y un testimonio sincero de caridad fraterna.

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    2. Por supuesto, Padre, pero mi duda se refiere al hecho de que alguien en la iglesia piensa que todas las religiones aunque no son iguales salvan, alguien cree que el arcángel Rafael realmente visitó a Mahoma ???

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    3. Estimado Dino,
      por cuanto respecta a la función salvífica de las diversas religiones es necesario hacer una distinción: 1. una cosa es el fiel que abraza las verdades de su propia religión no-cristiana, y 2. otra cosa es el conjunto de las verdades de una determinada religión no-cristiana.
      Ahora bien, si este fiel está en buena fe, se salva.
      Si, en cambio, consideramos las verdades contenidas en las religiones no cristianas, esas verdades, como tales, ciertamente no representan la totalidad de las verdades salvíficas.

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    4. Sobre esto estoy seguro, de acuerdo con usted.., yo solo me pregunto cuántos católicos creen que el arcángel Rafael realmente visitó a Mahoma datos que la llaman religión del libro, pero ¿qué libro?...

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    5. Estimado Dino,
      los musulmanes dicen que Mahoma ha sido iluminado por el arcángel Gabriel. Evidentemente ello no es creíble, ya que Gabriel fue a la Virgen para anunciarle su maternidad divina.
      Por cuanto respecta a la religión del libro, en lo que concierne al islam, la expresión se refiere al Corán.

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    6. Gracias, Padre.

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    7. Estimado padre Filemón, me parece que el catecismo de San Pío X sobre el cual fui instruido a principios de los años 60 decía que un fiel de otras religiones si respetaba la ley de Dios o los 10 mandamientos y NO por su culpa no conociera el Evangelio, se puede salvar. Pero si nadie predica el Evangelio a los musulmanes que están presentes en los países de Occidente, ¿de quién es la culpa si no se salvan?

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    8. Estimado Dino,
      hoy por hoy los musulmanes tienen a su disposición mil medios proporcionados por la técnica y por los misioneros para conocer el Evangelio. Sin embargo, siempre debemos reconocer la posibilidad de que muchos de ellos no lleguen a entender por qué deberían creer en Cristo.
      Estos, como usted ha recordado oportunamente citando al Beato papa Pío IX, si están en buena fe, indudablemente se salvan.
      Aún así, reconozco con usted que nosotros, los cristianos, deberíamos ser más explícitos y valientes al anunciar a Cristo a los musulmanes.

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  2. Bueno... entre los cristianos y los judíos y los musulmanes se alza, imponente, la cruz de Cristo, totalmente hostigada por las otras dos religiones... Entonces me pregunto si puede haber, a excepción de la estima recíproca, algo en común...
    Que la santísima Virgen María guíe a la Iglesia en su obra de discernimiento.

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    1. Estimada Florencia,
      yo sé que la Cruz es una piedra de tropiezo, pero por desgracia también lo es para muchos cristianos.
      Por otra parte, si Jesús nos manda cargarla sobre nuestros hombros, quiere decir, como dice Él, que su yugo es suave y su carga ligera.
      Por lo tanto, debemos tener confianza en que también nuestros hermanos judíos y musulmanes están misteriosamente a la espera de la Cruz de Cristo, como medio universal de salvación.

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  3. Querido p. Filemón de la Trinidad:
    Respóndame, por favor: ¿cuando nunca antes del Conciliábulo Vaticano II, y desde Jesús, los católicos han respetado las herejías? Yo diría que nunca. Respetar las herejías ofende a Dios y a los Santos. El diablo está de fiesta...

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    1. Estimado Mateo,
      el Concilio Vaticano II ciertamente nos ha dado sobre todo enseñanzas positivas, pero no excluye en absoluto, más bien reafirma nuestro deber de refutar los errores.
      Ciertamente hoy hay muchos errores en circulación entre los cristianos, pero precisamente las enseñanzas del Concilio nos ayudan a combatirlos.

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  4. El diálogo, de medio, transformado en fin?

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    1. Estimado Leonardo,
      por desgracia, ese defecto que usted menciona, es un verdadero defecto del diálogo cuando falta la voluntad de poner en luz la verdad.
      Pero no es ciertamente ese diálogo el que ha querido el Concilio Vaticano II.

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    2. Ciertamente, Padre.
      Tradicionalistas y modernistas con el mismo error:
      Hermenéutica de la ruptura!

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    3. Estimado Leonardo,
      antes que nada, me pondría contento si usted utiliza otros términos. Está bien el uso que ha hecho del término "modernistas", porque no hay posibilidad de interpretar al modernismo sino como una herejía, aunque en cuanto tales, los modernistas y el modernismo tienen aspectos positivos, que son los que han sido valorados por el Concilio Vaticano II, condenando sus errores. Y aquí sí, efectivamente, los modernistas interpretan el Concilio Vaticano II y su progreso, como una ruptura con el pasado.
      Pero debería evitar usar el término "tradicionalistas", porque puede haber en la Iglesia, y de hecho debe haber, un sano tradicionalismo (al igual que hay un sano progresismo). En lugar de ello, debería usar el término pasadismo, o indietrismo como usa el Papa, o bien directamente lefebvrismo. Y efectivamente, sí, también este pasadismo interpreta al Concilio Vaticano II y su progreso como una ruptura, al igual que hacen los modernistas.

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    4. Padre, ¿cómo debemos pensar acerca del papa Pío XII, que los judíos todavía consideran entre los hostiles a ellos a pesar de los miles de judíos escondidos en Roma en palacios o escuelas del Vaticano?

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    5. ¿Y de la fracasada beatificación de León Dehon, fuertemente deseada por San Juan Pablo II y frenada por Benedicto XVI?

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    6. Antonio: Me parece que eso ha dependido de las continuas, lapidarias, e insistentes injerencias que han llegado de todos lados de Israel, que comenzaron a presionar sobre la decisión que iba a tomar la Iglesia Católica, y aprobada por los pontífices después de largo examen, sobre las virtudes y la Sabiduría del Padre Dehon y su consiguiente beatificación. A Benedicto XVI, le tocó soportar el peso ( y sabemos cuánto tuvo que cargar sobre sus hombros...) .. .. De aquí se deduce que cuando del diálogo se pasa a supina aceptación, la Iglesia, lamentablemente, se inclina a deshonrosos compromisos, en mi opinión inaceptables...pero esta es una opinión mía...

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    7. Estimado Antonio,
      hay judíos que son hostiles a Pío XII y hay judíos que le están agradecidos por el socorro que les dio durante la segunda guerra mundial.

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