miércoles, 28 de agosto de 2024

Puntos controvertidos del Vaticano II: el ecumenismo (2/3)

A fin de corregir los errores que actualmente se cometen en la práctica del ecumenismo, es sumamente útil recordar las doctrinas enseñadas por Pío XI en la encíclica Mortalium animos, de 1928, pues no están en absoluto desmentidas por las enseñanzas del Concilio Vaticano II -sería absurdo el solo pensarlo tratándose de principios de fe-, sino que son o explícita o implícitamente confirmadas y de hecho conducidas a nuevas consecuencias, infalibles como los principios mismos: se trata de las nuevas doctrinas del Vaticano II. [En la imagen: fotografía del 5 de junio de 1960, día de Pentecostés, cuando el papa san Juan XXIII, con el motu proprio Superno Dei nutu, creó el Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Junto al Papa están el Card. Agustín Bea, Mons. Willebrands y Mons. Arrighi y a la derecha el padre Thomas Stransky].

----------De los documentos finales del Concilio Vaticano II y de las subsecuentes enseñanzas de la Iglesia postconciliar se desprende claramente que tarea fundamental del ecumenismo es la búsqueda en conjunto de las verdades cristianas que tengamos en común con los no-católicos, eliminando equívocos y malentendidos, en actitud de recíproca confianza y de respeto, sin ingenuidades ni desconfianzas, sino con la debida prudencia, competencia teológica, lealtad, franqueza y caridad, en un clima de oración y de confianza en la poderosa acción del Espíritu Santo y en el recuerdo de la antigua unión perdida.
----------En las actividades ecuménicas es necesario asociar verdad y caridad, pero también distinguirlas, porque si por una parte ambos dialogantes deben tener una actitud de humildad, de escucha y de contrición por las culpas del pasado, con el propósito de no repetirlas más, por lo cual se trata de desaprobar una conducta equivocada, por otra parte la verdad de fe exige que acerca de ella no cedamos ni una jota ni una tilde, por más que esto pueda causar desagrado al hermano, pero precisamente por el bien del hermano, porque él tiene el deber y el derecho de conocer la verdad y de corregirse de sus propios errores, tomando de ellos conciencia precisamente sobre la base del precedente acuerdo acerca de las verdades que con él tenemos en común y que él mismo por tanto reconoce y acepta como fundamento de su propia fe.
----------Recordemos, por otra parte, nosotros los católicos, que si bien el catolicismo es verdad absoluta y plena acerca de la divina Revelación cristiana, en cambio, nosotros los católicos somos hombres limitados, frágiles, ignorantes y pecadores como nuestros hermanos no-católicos. Por eso no nos sorprenderemos ni nos irritaremos si, tras la advertencia o el reclamo al hermano, descubrimos que individuales creyentes no sólo cometen alguna falla moral, sino que también tienen alguna laguna doctrinal, de la cual no nos habíamos dado cuenta, aceptando por tanto ser corregidos e instruidos sobre este punto por el hermano.
----------El inicio de la actividad ecuménica promovido por el Concilio ha sido una iniciativa providencial no sólo para poder trabajar con esperanza para la recomposición de nuestra comunión con los no-católicos, sino también para poder coexistir pacíficamente entre católicos. En efecto, en el post-concilio han surgido lamentablemente profundas divisiones entre nosotros, los católicos (piénsese por ejemplo en la oposición entre lefebvrianos y modernistas), debido al retorno y al difundirse de muchas herejías.
----------Por eso tenemos la ocasión y el deber de practicar el ecumenismo no sólo con los no-católicos, sino también con aquellos católicos, que tal vez viven y operan en nuestra misma familia, comunidad, ambiente político, en la escuela o en el trabajo, los cuales siguen llamándose a sí mismos católicos y siguen siendo por otros considerados católicos, pero en realidad están influidos, con o sin culpa, por ideas heréticas. De hecho a veces puede suceder que encontramos a un protestante más católico que un católico, así como podemos encontrar a un católico más protestante que un protestante. A este respecto, y a modo de ejemplo, son interesantes las críticas que el protestante Pannenberg hace en su Teología sistemática (UP Comillas, Madrid 1996) al católico Rahner de tener poco respeto por santo Tomás de Aquino.
----------A diferencia de la sociedad cristiana del pasado en la cual los ambientes confesionales eran netamente distintos y estaban claramente separados entre sí, incluso localmente o geográficamente, hoy todos estamos mezclados entre católicos y no católicos en cualquier ambiente, civil o eclesial. Viven lado a lado y se quiere que estén pacíficamente católicos y herejes sobre la base de principios comunes de convivencia que la actividad ecuménica viene eficazmente a poner en evidencia. Ciertamente esta situación es casi habitual en países de antigua tradición católica y protestante, como Alemania, pero hoy se ha extendido también por todo el mundo católico, como el mundo latino, en el pasado sin presencia protestante.
----------Pero el problema más delicado hoy es el de los católicos de nombre pero protestantes de hecho, con la pretensión de ellos de dar lecciones de catolicismo (y además lecciones de catolicismo "avanzado") a aquellos que están en comunión con Roma. Idéntico problema es hoy el de los católicos de nombre pero lefebvrianos de hecho, con la pretensión de ellos de dar lecciones de catolicismo (y además lecciones del catolicismo "de siempre", o del catolicismo "puro") a aquellos católicos auténticos, en comunión con Roma.
----------Por eso debemos practicar el ecumenismo no sólo con protestantes y ortodoxos o las variadas sectas cristianas, sino también con ciertos "católicos" sólo de nombre, y frecuentemente es más difícil el ecumenismo con ellos que con quien es declaradamente y explícitamente no-católico.
----------Por eso, mientras en el pasado, faltando las actividades ecuménicas, la convivencia o mezcla católico-heréticos era casi siempre muy difícil, por no decir imposible, hoy, gracias a la prudencia y a la caridad enseñada por el ecumenismo, es posible, aunque no sea ciertamente el ideal, un modus vivendi dentro de la Iglesia católica entre católicos reales e integrales y católicos falsos o doble-jueguistas o católicos a medias o falsos católicos. Es impresionante hoy la despreocupación con la que muchos católicos mezclan las doctrinas católicas con otras del todo extrañas sin darse cuenta o sin dar importancia a la contradicción.
----------En países como Alemania, Inglaterra, Holanda, Suiza o Estados Unidos, donde desde hace siglos se da la coexistencia entre católicos y protestantes, se observan dos fenómenos interesantes e instructivos: o bien, por un lado, tenemos católicos claros, bien fundados, conscientes, preparados, lineales y convencidos, hábiles refutadores de los errores protestantes, reacios a dejarse tomar por la nariz, mejor que ciertos católicos de países de tradición católica, como son por ejemplo Italia o España o Argentina, con un bagaje de catolicismo que se transmite cansinamente o fatigosamente como se conservan las fotos de los abuelos, católicos no habituados a la confrontación con los herejes; o bien, por otro lado, tenemos católicos de compromiso, católicos sincretistas, oportunistas, proteiformes, confusionarios, que mezclan -bien o mal, sea como sea- catolicismo y protestantismo, se consideran quizás estar a la vanguardia ("progresistas") en comparación con los católicos que conservan las tradiciones, se aferran a su identidad y saben evitar los errores de los protestantes.
----------Hoy en día todavía existen los herejes, son más numerosos que en el pasado y se encuentran entre los mismos católicos, además de las otras confesiones no-católicas, que tradicionalmente son cualificadas como herejes. No debemos ocultarnos esto; pero ya no debemos concebirlos como se los concebía en otro tiempo, casi como si fueran los apestados o las herejías hechas persona, los "demonios encarnados", como decía santa Catalina da Siena, ni por lo tanto debemos en absoluto considerarlos con aquel horror y con aquel desprecio que se tenía en otro tiempo, como si también fueran -y la cosa no es imposible- influenciados por el demonio.
----------Debemos hablar de los herejes a razón vista, o sea con sensatez, con calma, ponderación y serenidad, después de un atento y objetivo examen, sí, si queremos, también con indignación y dolor, sobre todo para aquellos que consideramos o parecen astutos, culpables y seductores, pero sobre todo con compasión, como era la costumbre de santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Frailes Predicadores ("Dominicos") y de los mismos santos inquisidores de la Orden, como san Pedro Mártir o san Pío V. El padre Daniel Ols, eximio teólogo de la Orden, hace muchos años, en la revista teológica "Angelicum", de la Pontificia Universidad Santo Tomás de Roma, escribió un interesante artículo sobre la "espiritualidad de los inquisidores".
----------Debemos, sobre todo si somos pastores, predicadores o teólogos, tener siempre en mente a los herejes o a los presuntos tales, con caridad, orar por ellos, darles el buen ejemplo, no dejarnos turbar por su arrogancia o su obstinación, sino esperar con paciencia cada mínima señal de arrepentimiento de su parte y aprovecharla; debemos incesantemente estudiar con atención la situación, sobre la base de una sólida preparación doctrinal, para que podamos elaborar métodos y modos eficaces de ayudarles a liberarse de sus errores y de los vicios morales que se derivan de ellos o que son la causa o el presupuesto. Y vigilar continuamente para no caer, escuchando consejos y advertencias de amigos competentes y confiables. Además, naturalmente, el deber de orar continuamente por nosotros y por ellos.
----------Esta actividad debe estar inescindiblemente unida con el ecumenismo. Un error del actual ecumenismo es que no se habla de estas cosas. Pero así el mismo ecumenismo ha fracasado, se estanca, se desvía, se limita a los besos y a los abrazos, juega sobre el equívoco y en lugar de conducir a la unión y a la recomposición, acentúa los conflictos bajo la máscara de un hipócrita buenismo y del tout va bien, madame la Marquise.
----------Veamos ahora la delicada cuestión de la fractura que, según algunos, se ha dado, en materia de ecumenismo, entre las disposiciones del Concilio y la actitud de la Iglesia del pre-concilio. Un panorama crítico se lo puede encontrar en el libro de monseñor Brunero Gherardini, Ecumene traicionada. El diálogo ecuménico entre equívocos y pasos en falso (Fede & Cultura, Verona 2009), doctísimo teólogo de la corriente tradicionalista, docente emérito de las Universidades Pontificias Romanas, profundo conocedor del luteranismo.
----------Un contraste entre la doctrina conciliar y la doctrina preconciliar parece surgir por ejemplo de estas palabras del beato papa Pío IX (de la encíclica Iam vos omnes, del 13 de septiembre de 1868, con la cual invita a los disidentes al Concilio Vaticano I.): "Cualquiera que fije la propia atención y reflexione sobre la situación en que se encuentran las variadas sociedades religiosas, en discordia entre ellas y separadas de la Iglesia católica, la cual, sin interrupción, desde el tiempo de Cristo Señor y de sus Apóstoles, por medio de sus legítimos sagrados pastores, siempre ha ejercido, y ejerce aún, el divino poder a ellos conferido por el mismo Señor, deberá convencerse fácilmente de que en ninguna de esas sociedades, ni siquiera en su conjunto, puede ser reconocida de ningún modo esa única Iglesia católica que Cristo Señor edificó, constituyó y quiso que existiera; ni podrá decirse jamás que sean miembros y parte de esa Iglesia mientras permanezcan visiblemente separados de la unidad católica. Estas sociedades, careciendo de esa viva autoridad establecida por Dios, que enseña a los hombres sobre todo en las cosas de la fe y en la disciplina de las costumbres, los dirige y los gobierna en todo lo que concierne a la salvación eterna, han cambiado continuamente en sus doctrinas y esta movilidad e inestabilidad en las mismas sociedades no cesa nunca.
----------Cada uno comprende fácilmente y se da cuenta plenamente de que esto está absolutamente en contraste con la Iglesia instituida por Cristo Señor, en la cual la verdad debe permanecer siempre estable y nunca sujeta a cualquier cambio como un depósito confiado a ella para ser custodiado perfectamente íntegro, por cuya custodia fue prometido a la Iglesia misma la presencia y la asistencia del Espíritu Santo perpetuamente. Nadie entonces ignora que de estos desacuerdos en las doctrinas y en las opiniones derivan también divisiones sociales, se originan innumerables comuniones y sectas que se difunden cada vez más con grave daño para la sociedad cristiana y civil [...]. Nosotros, por lo tanto, en virtud de nuestro supremo ministerio apostólico, confiándonos del mismo Cristo Señor, teniendo que cumplir con sumo empeño todas las tareas del buen pastor y seguir y abrazar con amor paterno a todos los hombres del mundo, enviamos esta Nuestra carta a todos los cristianos que están separados de nosotros, con la cual les exhortamos con toda firmeza, y les conjuramos a que se apresuren a retornar al único redil de Cristo; porque deseamos su salvación en Jesucristo desde lo más profundo de nuestro corazón, y tememos tener que rendirle cuentas un día, a él, Nuestro Juez, si por cuanto nos es posible, no les hubiéramos indicado y preparado el camino para alcanzar la salvación eterna".
----------Siempre en este mismo tono, el papa León XIII, el 20 de junio de 1894 escribió una encíclica -la Praeclara gratulationis- a los cismáticos orientales, para invitarlos a volver al seno de la Iglesia católica. Todavía el papa Pío XI parece rechazar ese ecumenismo que ha sido promovido por el Concilio Vaticano II. Al respecto me parece interesante y útil volver a leer una famosa encíclica del papa Pío XI, la Mortalium animos de 1928. En efecto, más allá del concepto de "ecumenismo", ausente en el documento de Pío XI, podemos decir, más en general, para poner de relieve el tema verdaderamente común, que uno y otro documento trata de la cuestión de las relaciones de los católicos con los cristianos no-católicos.
----------Si leemos atentamente este documento, nos daremos cuenta de que en realidad no hay contraste, sino diversidad de puntos de vista, entrambos indiscutibles y por lo tanto siempre válidos, por cuanto respecta a la temática doctrinal. En efecto, el contraste en este campo, tocando puntos que directamente o indirectamente se refieren a la fe, para un católico ni siquiera es hipotetizable, porque eso significaría decir que en este terreno o se ha equivocado Pío XI o se ha equivocado el Concilio, cosa que para el católico es totalmente inadmisible.
----------En cambio, por cuanto se refiere a la actitud pastoral de Pío XI y del Concilio, indudablemente hay que decir que la línea del papa Ratti corresponde a una situación y a exigencias históricas propias de su tiempo, que han sido superadas por las del Vaticano II. Hoy la práctica del ecumenismo no siempre se lleva a cabo en el sentido correcto, querido por la Iglesia hodierna, sino que sufre de aquellos errores y vicios que preocupaban a Pío XI, y contra los cuales el pone en guardia en su encíclica.
----------Por eso, a fin de corregir los errores que actualmente se cometen en la práctica del ecumenismo, es sumamente útil recordar aquellas doctrinas enseñadas por Pío XI en la mencionada encíclica, pues no están en absoluto desmentidas por las enseñanzas del Concilio Vaticano II -sería absurdo el solo pensarlo tratándose de principios de fe-, sino que son o explícitamente o implícitamente confirmadas y de hecho conducidas a nuevas consecuencias, infalibles como los principios mismos: son las nuevas doctrinas del Vaticano II.
----------En la última parte de este artículo, brindaremos un elenco de aquellos principios de Pío XI.

11 comentarios:

  1. Con mis alumnos digo esto:la predicación de Lutero se divide en dos partes.La primera consistía en impugnar un cierto número de malas costumbres eclesiásticas,compartidas también por los católicos,la segunda, sin embargo, fue la de impugnar la doctrina católica,inaceptable para nosotros. Espero haber simplificado bien para un segundo año de secundaria.

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    1. Antonio Pellegrini28 de agosto de 2024, 16:51

      Nunca es fácil para un pobre de espíritu como yo entender algunos de sus escritos por lo que le ruego acepte lo que estoy diciendo con misericordiosa tolerancia: leyendo su escrito me han venido a la mente los políticos de hoy, en este momento, que piensan en grandes temas pero no piensan en la gente, hablan de sofisticadas reformas pero no ven y no quieren ver las colas de pobres y hambrientos... un 80 por ciento de argentinos está bajo la línea de pobreza. Ecumenismo con los protestantes, con los islámicos, grandes proyectos pero ¿vemos a los católicos? ¿Podemos ver el estado de confusión, de abandono en el que viven los católicos? Paz con los luteranos pero ¿es llevando a Lutero o a la pachamama al vaticano que se logran grandes conquistas? ¿No es importante cómo viven estas cosas los que se creen católicos? ¿No cree que ciertos hechos ponen en fuga a otros católicos? El buen samaritano ha ayudado a ese desdichado porque el segundo se dejó ayudar, no tuvo que correr detrás de él para ayudarlo. Luego lo entregó a alguien que pudiera tratarlo, se hizo cargo de él pero luego el samaritano siguió su camino. ¿Nos preocupan de veras nuestras iglesias desiertas? Nuestra tierra es la verdadera tierra de misión porque si la dejamos morir en la fe, también se echarán de menos los misioneros para las otras tierras. En resumen, Padre no me parece el momento de mirar lejos sino de mirarnos dentro y alrededor, y a mí me parece, seguramente equivocado, que el Papa no nos mira lo suficiente. Le oímos expresar su pesar por mil muertes de todas las religiones pero nunca una palabra para los sacerdotes católicos asesinados, nunca por las matanzas de los cristianos y si lo hace lo hace con poca fuerza, tan poco que no nos damos cuenta. Perdóneme, perdóneme pero estos son sentimientos comunes que circulan entre los pobres de espíritu como yo.

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    2. Estimado Roberto,
      sí, has comprendido perfectamente la verdad sobre esos dos períodos en la predicación de Lutero.

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    3. Estimado Antonio,
      concuerdo en su conjunto con tu análisis, que demuestra tu preocupación de católico al constatar tantas traiciones y desviaciones.
      Tú subrayas la importancia primordial de mirar ante todo a nuestros problemas internos de católicos, también en el campo político.
      En otros artículos, al tratar del tema de Lutero, uno de mis objetivos ha sido señalar cómo la falta de vigilancia con respecto a sus errores hace que muchos queden hoy infectados por esos errores, creyendo que aún así siguen siendo católicos.
      Por cuanto respecta al Papa, tengamos presente que no deja de recordar a menudo a cuantos en el mundo son martirizados o perseguidos por causa de la fe.

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    4. Gracias Padre por su respuesta, que me gratifica

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    5. Antonio Pellegrini29 de agosto de 2024, 4:57

      Estimado Padre, usted siempre es bueno, pero me gustaría que al menos los buenos como usted se preocuparan por nosotros cristianos. Los pobres de espíritu como yo no mirarían a Lutero si hubiera buenos maestros que enseñaran como lo hacía Jesús.
      En cuanto al Papa, no me parece que él haga a menudo lo que usted dice.

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    6. Estimado Antonio,
      la benevolencia hacia el prójimo debería ser la actitud permanente del cristiano, tratando de pensar siempre bien del prójimo hasta tanto no tengamos señales de plena certeza de su mala intención.
      Por cuanto respecta a los buenos maestros, seguramente los encontrará en su lugar, en sus parroquias más cercanas, créame. El problema es que los malos pastores suelen notarse más que los buenos, pero si usted se propone buscarlos y reza por encontrarlos, seguramente Dios le proveerá un guía espiritual, porque en tal caso, en su oración, usted está pidiendo algo que Dios también quiere darle: los medios seguros para su salvación.
      Por cuanto respecta al Papa, piense siempre que Cristo no ha podido mentir a su Iglesia. Por eso debemos ver en el Papa quien nos quía con seguridad por el camino de la salvación, y ver en él nuestro supremo Maestro en la Fe. Esta es precisamente la Fe que nos distingue como católicos. Por lo tanto, trate de percibir con atención sus enseñanzas en este sentido, sus lados buenos, que los tiene (y no podría ser de otro modo), y dejar pasar sus lados humanos falibles.

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  2. ¿Y el Papa que hace? Quisiera entender pero... ¿Tiene las ideas claras!!!???????? Es Pedro para nuestra Fe, no para otra cosa!??????????
    Creo que él trata de mantener a todos contentos así, y mezcla todo en todo, pero esto no es fraternidad cristiana!!!!!

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    1. Estimada Isabela,
      pasa por alto los defectos del Papa y mira a sus lados buenos, que nos son útiles para nuestra salvación eterna.

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    2. Gracias, padre Filemón!!! Que Dios le bendiga!!!

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