domingo, 11 de agosto de 2024

Puntos controvertidos del Vaticano II: la Iglesia (1/2)

El aporte doctrinal más importante del Concilio Vaticano II es el que concierne a la Iglesia. Es aquí que los lefebvrianos se han dejado confundir por novedades que a ellos les han parecido contradicciones, aunque sean hombres piadosos, cultos, deseosos de amar sinceramente la Tradición y conscientes de la esencia inmutable de la Iglesia. Ellos no han sabido comprender que la Iglesia no es una pura esencia abstracta o un simple bellísimo y también inmutable cristal, sino que es una esencia concreta y encarnada en la existencia histórica, una esencia en permanente devenir y en camino, a veces accidentado, a veces glorioso, hacia la Parusía, y ya desde ahora, aunque entre miserias, sacrificios y sufrimientos, capaz de pregustar la felicidad de la resurrección. [En la imagen: una fotografía del obispo polaco Karol Wojtyla junto a un obispo africano, caminando por la Plaza de San Pedro, en los días del Concilio Vaticano II, en 1962].

----------Es sabido que el papa san Paulo VI ha querido caracterizar el tema central del Concilio Vaticano II, en torno al cual se han recopilado todos los demás, como reflexión de la Iglesia sobre sí misma en servicio del hombre de nuestro tiempo, según la doble orientación propuesta por el Card. Leo Suenens: Ecclesia ad intra y Ecclesia ad extra. La Iglesia, según san Paulo VI, con el Concilio ha tomado una mejor consciencia de sí misma en su esencia y en su historia, en su humanidad y en su santidad, en su relación con Cristo y en su relación con el mundo. El aporte doctrinal más importante del Concilio parece ser el que gira sobre la Iglesia.
----------Es por tanto sobre este tema acerca de la Iglesia, y es comprensible, que han surgido las mayores dificultades acerca de la cuestión de la continuidad. Es conocido el amplio y profundo estudio de Romano Amerio, quien hablaba de "variaciones" de la Iglesia por obra del Concilio. El disenso del obispo Marcel Lefebvre apuntaba sustancialmente a cuestiones ligadas a la eclesiología conciliar: el ecumenismo, la libertad religiosa, el diálogo interreligioso, la reforma litúrgica, la relación con el mundo moderno.
----------Y es sobre el tema de la nueva visión conciliar de la Iglesia que los modernistas han creado los mayores equívocos, tanto en el sentido de una visión optimista, buenista, espiritualista, pancrística de origen hegeliano (por ejemplo, la visión de Hans Küng, en su libro La Iglesia, de los años sesenta), como en el sentido de una visión politizante, clasista, espontaneista, populista, secularizante, de inspiración marxista (por ejemplo, la visión de Leonardo Boff, en su libro Iglesia. Carisma y poder, de principios de los años ochenta).
----------En cuanto a los seguidores de Pierre Teilhard de Chardin, ellos han creído erróneamente reconocer sus teorías evolucionistas y naturalistas del "Cristo cósmico" en el enfoque evolutivo y escatológico de la Iglesia, olvidando que el Concilio no abandona de modo alguno sino que confirma la doctrina de la creación divina del mundo desde la nada, la doctrina de la redención del pecado por obra del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, y la concepción cristiana de la trascendencia del espíritu sobre la materia y de la gracia sobre la naturaleza, todos estos, valores que en Teilhard están de variada manera comprometidos.
----------Todas estas visiones no están auténticamente basadas sobre la fe y tampoco sobre una sana filosofía, y mucho menos sobre enseñanzas del Magisterio, sino que se resienten de los errores modernos, entendiendo el progreso como ruptura con el pasado, y son de tipo inmanentista, historicista, dialéctico, revolucionario.
----------Se suele ver las raíces de la eclesiología conciliar en nombres como el del Card. Suenens o de Congar o del Card. Parente, y eso es correcto: el primero, por el evidenciamiento del aspecto carismático de la Iglesia; el segundo, por haber puesto en luz el rol de los laicos y la apertura ecuménica; el tercero, por haber promovido la doctrina de la colegialidad episcopal. Los tres, por haber todos insistido sobre el aspecto comunional, sobre la necesidad de la modernización y sobre el aspecto humano, pluralista y evolutivo de la Iglesia.
----------Un nombre que en cambio ha permanecido en la sombra, pero que por su gran doctrina y amor por la Iglesia merecería ser mucho más citado por sus méritos, es el nombre del Card. Charles Journet, amigo de Maritain y de Paulo VI. Es la eclesiología de este eximio teólogo de santa vida, fidelísimo al Magisterio y a santo Tomás, que hace de trait d'union entre la eclesiología conciliar y la pre-conciliar, mostrando la renovación y la reforma en la continuidad. Famoso, pero no en la medida en que lo merece, es su poderoso y magistral tratado L'Eglise du Verbe Incarné en dos gruesos volúmenes, que luego se convirtieron en tres, cuando Journet quiso actualizarlo en base a los aportes doctrinales del Concilio.
----------La Iglesia del Vaticano II es la Iglesia de siempre, pero mejor conocida, más iluminada por Cristo, más vigorosa que en el pasado, más rica de santidad, más orientada a la misión, más atenta a las necesidades y a los valores del hombre de nuestro tiempo, más animada por la existencia escatológica, más en relación con la Santísima Virgen María, más señora de la historia bajo el impulso del Espíritu, más rica de dones espirituales, más consciente de los errores del pasado y deseosa de no repetirlos más.
----------Es aquí que los lefebvrianos se han dejado confundir por novedades que a ellos les han parecido contradicciones, aunque sean hombres piadosos, cultos, deseosos de amar sinceramente la Tradición y conscientes de la esencia inmutable de la Iglesia. Ellos no han sabido comprender que la Iglesia no es una pura esencia abstracta o un simple bellísimo y también inmutable cristal, sino que es una esencia concreta y encarnada en la existencia histórica, una esencia en permanente devenir y en camino, a veces accidentado, a veces glorioso, hacia la Parusía, y ya desde ahora, aunque entre miserias, entre sacrificios y entre sufrimientos, capaz de pregustar la felicidad de la resurrección (el "ya" y el "no todavía").
----------La demostración más clara y oportuna de la continuidad podemos hacerla, en mi opinión, confrontando la enseñanza conciliar con la de la gran e inmortal encíclica de Pío XII Mystici Corporis, de 1943, escrita en plena segunda guerra mundial, por lo cual habría que preguntarse: ¿pero era precisamente pastoralmente oportuno proponer una visión tan sublime, incluso "mística" de la Iglesia, acompañada de altas consideraciones especulativas, en un momento tan trágico de la historia, en el cual millones de personas, también del mundo católico, estaban desgarradas por un conflicto inmenso, en el interior mismo de la Europa cristiana, a tal punto de oponer, como el Papa mismo dice, hermanos a hermanos? ¿Podían estas multitudes innumerables otra cosa distinta en qué pensar más que en salvar la propia vida y resolver día a día el angustioso problema del pan cotidiano? ¿Estaban los ejércitos, el uno contra el otro armados, en el estado de ánimo para poder comprender y apreciar las sublimes consideraciones espirituales del Sumo Pontífice, del Pastor Angelicus?
----------Y aún así el Papa quiere de todos modos intentar la empresa, ciertamente en la conciencia, inteligente como era, de poder quedar incomprendido y despreciado y atraerse hacia sí ironías y acusaciones de falta de sentido de las circunstancias. Y en cambio, si reflexionamos, el papa Pacelli tuvo un profundo sentido de estas circunstancias, obviamente no con simple mentalidad humana, sino con ojo de fe. Por lo tanto, si queremos comprender el sentido de esta obra maestra del Santo Pontífice, debemos ponerla en el género literario apocalíptico, cuyo más espléndido monumento es el Apocalipsis de san Juan.
----------¿Qué sentido tiene, en efecto, el libro del Apocalipsis? Precisamente el sentido de estimular y consolar a los cristianos en la prueba. Y eso quiere ser, por explícita declaración del venerable Papa, su encíclica: por consiguiente, no un simple docto tratado de eclesiología para seminaristas, para almas místicas o personas piadosas recogidas en la soledad de los monasterios, sino eficaz medicina y consuelo del espíritu, poderosa arma de batalla para la victoria contra las potencias del mal en ese tiempo desencadenadas, sobre la base de una profunda comunión con el Cuerpo místico de Cristo, para la reconstrucción de la estructura civil y eclesial, para la edificación de la paz y de la justicia y de un nuevo orden internacional, y -para usar expresiones caras al gran Pontífice- para la actuación de esa consecratio mundi y de ese nuevo mundo que es necesario conducir "desde lo inhumano a lo humano, y desde lo humano a lo divino".
----------La encíclica de Pío XII constituye una síntesis orgánica de toda la eclesiología hasta entonces enseñada por la Iglesia, naturalmente con el agregado del aporte personal del Papa, que desarrolla sustancialmente el concepto paulino de Iglesia como "cuerpo" de Cristo, con el agregado del adjetivo "místico", para distinguir este "cuerpo" hecho de personas, del cuerpo físico de Cristo y de aquello que comúnmente se llama "cuerpo moral", o sea un conjunto de personas unidas por la prosecución de un mismo fin o ideal. Por el contrario, observa el Papa, el adhesivo que une a los miembros de la Iglesia es infinitamente más fuerte y los conecta mucho más estrechamente, ya que es la acción misma del Espíritu Santo presente en los miembros.
----------Al ilustrar las novedades aportadas por el Vaticano II, me referiré por tanto directamente a esta encíclica, la cual precede inmediatamente, aunque a veinte años de distancia, la eclesiología del Vaticano II. Está claro que la definición de Iglesia sigue siendo la misma en Pío XII y en el Concilio, y la podríamos retomar del Catecismo de san Pío X: "La Iglesia es la Sociedad de los verdaderos cristianos, es decir, de los bautizados que profesan la fe y la doctrina de Jesucristo, participan de sus sacramentos, y obedecen a los Pastores establecidos por Él".
----------El Concilio Vaticano II, por consiguiente, no hace más que reconfirmar cuanto dice Pío XII en la Mystici Corporis Christi, que es ciertamente doctrina dogmática e infalible, por lo cual también el Concilio sobre este tema, en cuanto prolonga y desarrolla la doctrina de Pío XII, es a su vez infalible. El Concilio presenta sin embargo novedades, pero tratándose precisamente de doctrina dogmática, no es admisible, como hacen algunos, entender tales novedades como ruptura o desmentida de la doctrina pre-conciliar. Se trata, en cambio, como intentaremos demostrar, de una ampliación de horizontes, ampliación implícitamente contenida en las enseñanzas de la Escritura y de la Tradición.
----------La Iglesia contemplada por Pío XII en la Mystici Corporis es la Iglesia en su divina belleza y perfección como cuerpo místico y esposa de Cristo. Es una "sociedad perfecta" tanto desde el punto de vista de la propia organización humana como sobre todo desde el punto de vista de su estructura por obra del Espíritu Santo. Esto último hace, ciertamente, que ella sea de algún modo una mística "persona", aunque resultante de una pluralidad de reales personas, las cuales por tanto no pierden su consistencia ontológica y sustancial, sino que en la comunión recíproca y en el intercambio de los servicios y de los ministerios, aparecen -según la enseñanza de san Pablo- como los "miembros" de un único cuerpo, cuya "cabeza" es Cristo, conectados entre ellos por la gracia y por la presencia operante del Espíritu Santo.
----------Claro que, cuando se dice que la Iglesia es "sociedad perfecta", se entiende "perfecta", obviamente, no en el sentido que esté compuesta solo de hombres perfectos, como imaginaba Jan Hus junto con otros utopistas o milenaristas, sino en el sentido, como explica León XIII en su carta Praeclara gratulationis, del 20 de junio de 1894, que la Iglesia es una sociedad autosuficiente, es decir, provista de principios tales que son suficientes para su constitución, desarrollo y reforma, sin que ella tenga necesidad de ayudas o correcciones desde lo externo o dependa de sociedades superiores.
----------La Iglesia contemplada por Pío XII es la "Iglesia militante" y sufriente por la persistente hostilidad contra ella por parte de las fuerzas del mal; es por tanto la Iglesia que, confortada por la presencia del Espíritu Santo e iluminada por el Evangelio, se regocija por la feliz esperanza de la venida del Esposo al final de los tiempos.
----------La Iglesia del Vaticano II aparece indudablemente en una luz diferente, aparecen elementos nuevos y no se mencionan otros enseñados por Pío XII, pero, lo repetimos, tanto la visión del Papa como la del Concilio podrían muy bien ser reconducidas a la definición del Papa Sarto, la cual retoma aquella famosa de Belarmino, que a su vez indudablemente se detiene en el aspecto jurídico y visible, pero no excluye en absoluto el plano místico y celestial, a la vez que tiene el mérito de la precisión y de la univocidad. Para entender cómo la definición belarmiana esté abierta a los aspectos trascendentes y más universales de la Iglesia, basta reflexionar sobre la existencia de la fe implícita y del bautismo de deseo. La visión conciliar de la Iglesia se recaba por explicitación homogénea de la concepción belarmiana.
----------La Iglesia del Concilio, considerando la continuación de los capítulos de la Lumen Gentium, parecería a primera vista invertir el orden de los grupos o estratos que componen la estructura eclesial. Si en la eclesiología de Pío XII aparece claramente el primado de la "Iglesia docente", o bien del episcopado, sobre la "Iglesia discente", compuesta de los grados inferiores de la jerarquía, de los religiosos y de los laicos, el Vaticano II, como es sabido, inicia su exposición por el "pueblo de Dios" -definición ausente en Pío XII, aunque ya presente en la Tradición- y luego pasa a tratar de la Jerarquía.
----------Naturalmente, los modernistas de izquierda han tomado impulso en esto para la elaboración de su teoría de la Iglesia popular, o "Iglesia desde abajo" en exacta oposición a aquella concepción de Iglesia condenada en su tiempo por Pío XII, la cual sustituye el elemento democrático al monárquico. De ello surge una "Iglesia" como una especie de asamblea parlamentaria o constituyente basada en el autogobierno, movimiento espontáneo, fruto de un pacto social o codificación jurídica de la experiencia colectiva atemática del encuentro existencial con Cristo, lo que ellos llaman "Revelación".
----------La Iglesia desde abajo, en la visión de estos modernistas, se cualifica como "Iglesia de los pobres y de los oprimidos". Ella se opone, combate y rechaza a la "Iglesia de arriba", propia del pre-concilio, la cual, incluyendo la Jerarquía y sobre todo la romana, es expresión de las clases dominantes en confabulación con el gran capitalismo internacional y las sociedades financieras internacionales, especialmente estadounidenses.
----------En esta concepción el fin de la Iglesia no está en absoluto proyectado en el más allá, sino que está todo en el más acá; ella no admite, como dicen los dominicos Albert Nolan, Edward Schillebeeckx y Gustavo Gutiérrez, "otro mundo", sino que el único mundo es este mundo y la Iglesia debe llevar la felicidad a este mundo. Para estos autores, el futuro escatológico no debe ser entendido en el sentido de una vida de ultratumba, sino simplemente como el futuro de la historia de este mundo; el objetivo de la Iglesia es el mismo del progreso humano: por tanto, no hay ningún destino misterioso o sobrenatural -esta es sólo "mitología" o ingenua "apocalíptica"-, sino la justicia y la paz, que deben obtenerse si es posible con negociaciones y tratativas, de lo contrario con la insurrección armada.

4 comentarios:

  1. P. Filemón, cuàl es su opinión del caso Fabiola?

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    1. Estimado R.Márquez,
      supongo que se refiere al tema del ex presidente argentino y su mujer. Si es así, entonces le digo que no estoy informado del asunto, así que nada le puedo decir al respecto.

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  2. ¿Por qué no aparecen mis comentarios?
    He comentado en la página: https://linumfumigans.blogspot.com/2024/08/los-puntos-controvertidos-del-vaticano_0693111887.html
    Pero mi comentario no aparece.
    ¿Han borrado mi mensaje? ¿No se me permite comentar?

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    1. Estimado Anónimo:
      La página en la que ha querido comentar ya ha recibido 200 comentarios, que es el límite máximo. Trate de publicar su comentario en cualquier otro artículo que no haya recibido 200 comentarios.
      Paolo Fitzimons (administrador del blog)

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