miércoles, 24 de enero de 2024

Modernistas y pasadistas: en disonancia cognitiva

Modernistas y pasadistas mantienen obstinados sus necias batallas. ¿Qué es lo que les pide Dios a estos nuestros hermanos descarriados? No les pide necesariamente que paguen la factura completa, ya que muchos tienen enormes deudas acumuladas durante los últimos sesenta años. Dios, en el fondo, pide algo bastante simple, que sin embargo requiere la victoria sobre el propio orgullo: pide la humildad del arrepentimiento. En efecto, como bien sabemos, este es el acto esencial que está en el corazón de Dios y que a Dios le importa para perdonarnos incluso los pecados más graves. [En la imagen: Benedicto XVI recibe la imposición de las cenizas en su última Misa en la Basílica de San Pedro, el miércoles 13 de febrero de 2013].

----------Bienaventurados quienes son capaces de aportar serenidad y sabiduría en un momento como el que hoy vive la Iglesia, de excesiva ebullición polémica, y lacerada por tantas divisiones.
----------Pensando en el modo en que esta polémica sobre las "bendiciones pastorales" ha llegado a "poner en evidencia divisiones que preexistían en la Iglesia" (como ha dicho el cardenal Víctor Manuel Fernández en una entrevista de hace algunos días), he venido reflexionando acerca de las dificultades que tenemos nosotros, pobres creaturas humanas, en acceder a veces a las verdades, incluso las más simples, sobre todo cuando hay una historia personal detrás nuestro, y a veces (¡Dios no quiera que sea nunca nuestro caso!) una larga historia de errores obstinadamente sostenidos y cimentados a cal y canto. Trataré de explicarme.
----------Supongamos que hoy yo, por gracia y providencia divinas, pudiera encontrarme, por ejemplo, con Karl Rahner. Y supongamos también que, por otro maravilloso milagro divino, aquel jesuita alemán, que murió hace cuarenta años, estuviera con ánimo inmejorablemente dispuesto a reconocer la justicia y verdad de todos y cada uno de los pasajes de los libros, ensayos y artículos de aquellos apologetas de la fe, de la doctrina católica, y de las sanas filosofía y teología, que han escrito refutando sus manifiestos errores. Mi simple pregunta sería la siguiente: ¿le sería tan sencillo a Rahner desdecirse de todos y cada uno de sus errores afirmados y repetidos en sus miles y miles de libros? Ciertamente que no, no es para nada sencillo.
----------Los psicólogos llaman hoy "disonancia cognitiva" al estrés (situación de tensión física y emocional) que se produce cuando se nos aparece patente que no hemos actuado como creíamos haber actuado o, en el fondo, que nos damos cuenta que no somos la persona que creíamos ser.
----------En cuanto seres humanos, dotados de falible libre albedrío, estamos, por mucho que nos cueste trabajo admitirlo, predispuestos a cometer errores. Y el caso es que, aunque los errores en toda vida humana resultan una evidencia cotidiana, no todos los seres humanos tienen el mismo grado de capacidad para aceptar sus propios errores. Esto hace que, aunque tengamos absoluta evidencia de la constante posibilidad de cometer errores, sufrimos la dificultad de reconocernos equivocados y pecadores; lo cual puede suceder por diversos motivos, no sólo por vicios de nuestra personalidad, sino también por razones en cierto modo externas a nosotros, por ejemplo, por haber construido una vida, que se ha prolongado por años y décadas sobre el error, incluso una vida de aparentes victorias y éxitos, pero cimentados en el error.
----------Pues bien, como he dicho, el estrés o tensión física y emocional que se produce en el momento en que se da la toma de conciencia de tal situación, es un fenómeno psicológico muy común, cuya causa los psicólogos la atribuyen a una psicopatía: la disonancia cognitiva, descripta por los psicólogos como la experiencia de advertir que chocan dos pensamientos o creencias u opiniones o actitudes contradictorias como consecuencia de haber cometido un error, experiencia que hace psicológicamente incapaces a estas personas (en diferente grado y umbrales de soportación) para aceptar que cometieron tal fallo.
----------Por cierto, la psicología experimental no es disciplina de mi competencia, por lo cual aquí estoy refiriendo datos ajenos a mi conocimiento específico; pero alcanzo a comprender su verosimilitud. En cualquier caso, en el plano de nuestra fe, podemos integrar el morbo psicológico de la disonancia cognitiva entendiéndolo como una más de las consecuencias derivadas de la caída original, para hacer frente a la cual nos es necesaria la vida sobrenatural de la gracia. Ahora bien, en el plano moral, esta patología psíquica puede ser entendida como atenuante de responsabilidad en sus primeras y más débiles manifestaciones, pero no ya en la medida que entran a jugar la consciente obstinación y pertinacia en el error.
----------Los psicólogos explican la disonancia cognitiva como lo que sentimos cuando el concepto que tenemos de nosotros mismos (soy inteligente, soy amable, soy bueno, soy solidario, y estoy convencido de que esto es verdad) se ve confrontado por el hecho de que lo que hicimos no fue lo mejor, que lastimamos a otra persona y que esa creencia que teníamos acerca de nosotros mismos, no es verdad.
----------Pongamos, para entendernos, un ejemplo simple: supongamos que tú piensas que eres una persona amable y razonable, y entonces un día, al ir conduciendo, le bloqueas el paso a alguien de forma abrupta. Entonces, si tu personalidad no es lo suficientemente madura y rectamente formada, es posible que lo que experimentes a continuación será una disonancia cognitiva, por lo que de inmediato negarás tu error e insistirás en que el otro conductor debería haberte visto o que tenías el derecho de paso, aunque la realidad no haya sido así. Pues bien, de este ejemplo sencillo, tomado de la simple vida cotidiana, pasemos a considerar los graves problemas que hoy afligen el entramado interior mismo de la Iglesia, con sus divisiones causadas por errores y pecados de larga data, principalmente en la actual grieta modernistas vs pasadistas.
----------Pues bien, ¿cómo hacen los modernistas para arrepentirse de todos sus errores? ¿Cómo hacen para reconocer sesenta años de hipocresía, mentiras y escalada al poder? ¿Cómo hacen los rahnerianos, los schillebeeckxianos, los küngianos y los demás neo-modernistas, para reconocer que todo lo que ellos han denominado la "interpretación auténtica del Concilio Vaticano II", no ha sido más que modernismo redivivo, patente engaño al Pueblo de Dios, que ha venido conquistando las mentes ingenuas de gran parte de los fieles, incluidos los obispos y sacerdotes? ¿Cómo hacen para reconocer que toda su obra literaria y propagandística no ha sido otra cosa más que un herético "magisterio paralelo", como lo llamó el sufrido san Paulo VI, que sintió amargamente la insuficiencia de sus débiles fuerzas humanas para enfrentar tal ataque de servidores de Satanás, y desde 1968 ya no escribió más encíclicas hasta el final de su pontificado?
----------¿Cómo hacen los pasadistas para arrepentirse y volver a la plena comunión en la Iglesia? ¿Cómo hacen los lefebvrianos, Williamson y los demás obispos cismáticos de todas las sectas en la que se ha cuarteado la fraternidad fundada por Lefebvre, con su historia de cincuenta años de proselitismo, propaganda herética, negocios y poder económico, para "dejarlo todo y seguir" a Nuestro Señor y no a ideologías que los envenenan? ¿Cómo hacen los filo-lefebvrianos de todos los pelajes, con tantos años defendiendo causas perdidas, para reconocer sus errores? Para peor hay entre ellos quienes han inaugurado empresas, fundaciones, negocios, tienen ejércitos de seguidores, ¿cómo hacen para renunciar a todo eso? ¿Cómo hacen para rechazar lo hecho en sesenta años y volver a la verdad, reconociendo los errores de su ideología?
----------Habiendo diagnosticado la patología de la disonancia cognitiva en uno de sus pacientes, desconozco qué hacen en concreto los psicólogos experimentales para abordar ese morbo y curarlo, incluso desconozco si en realidad tal psicopatía tiene cura. En cuanto a la similar enfermedad en la Iglesia, humanamente es difícil imaginar cómo pueda devolverse la salud al enfermo. Sin embargo, recordamos las divinas palabras que confirman nuestra fe en que no hay nada imposible para Dios: "te basta mi gracia".
----------Al punto en que recapacitamos y volvemos a tener presente que la historia en su aspecto sobrenatural, en cuanto mysterium salutis, es un continuo progreso hacia el Reino de Dios, renovamos nuestra esperanza de que no hay nada imposible para Dios. Sin embargo, nos abruma la contemplación cotidiana del mysterium iniquitatis, el misterio del mal, que también sigue creciendo en nuestra historia a la par del otro misterio.
----------Existen efectivamente en la Iglesia corrientes facciosas (un adjetivo similar sería: fraccionarias, con un matiz quizás más expresivo), las cuales, nacidas inmediatamente después del Concilio Vaticano II, han ido endureciendo sus posiciones y, de hecho, las han reforzado aún más en estos últimos años.
----------La hipótesis de su arrepentimiento es siempre posible. De hecho, no debemos poner límites al poder de la gracia. Lo que entristece es ver esta obstinación inflexible, por la cual estas personas facciosas no se escuchan los unos a los otros y por eso persisten en sus errores, creyéndose que son la luz de la verdad.
----------¿Qué es lo que les pide Dios a estos nuestros hermanos descarriados? No les pide necesariamente que paguen la factura completa, ya que muchos tienen enormes deudas acumuladas durante los últimos sesenta años. Dios, en el fondo, pide algo bastante simple, que sin embargo requiere la victoria sobre el propio orgullo: pide la humildad del arrepentimiento. En efecto, como bien sabemos, este es el acto esencial que está en el corazón de Dios y que a Dios le importa para perdonarnos incluso los pecados más graves.
----------Nosotros, por nuestra parte, que queremos estar en comunión con la Iglesia y con el Papa, el Vicario de Cristo, trabajemos y esforcémonos para ser constructores de paz, poniendo en luz lo que une (como pedía san Juan XXIII), exhortando a la conversión y a la penitencia y siendo los primeros en dar el ejemplo de católicos normales, que el papa Francisco ha parangonado con la corriente central de un río, mientras que a sus lados la corriente se ve obstaculizada de maneras diferentes y contrarias. Se trata entonces de reforzar esta corriente central, a fin de que todo el caudal del agua corresponda a la verdadera dirección del río.
----------Por mi parte podría sugerir algunas iniciativas:
----------1. Veo necesario que el Papa organice encuentros de alto nivel entre los dos partidos de los modernistas y de los indietristas, entre los Cardenales, los Obispos, los Teólogos y los Laicos, indicando las temáticas precisas a tratar, aptas para favorecer la conciliación y la paz.
----------2. Veo necesario que la Iglesia, hoy ya extendida por todo el mundo, se ocupe con mayor urgencia de sus problemas internos, antes de pensar en la también necesaria obra de pacificación a nivel internacional.
----------3. Veo quizás necesario evaluar la oportunidad prudencial de interrumpir las ofensas y agravios al Papa y al Catolicismo, recurriendo incluso si fuere necesario al Derecho Canónico y/o al Derecho Civil y al Derecho Penal de los respectivos Estados.
----------4. Veo necesaria una Declaración muy precisa, por parte del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, acerca de la definición del ser católico, porque uno de los motivos del actual conflicto es la pretensión, por ambos partidos, tanto el de los modernistas como el de los pasadistas, de definirse a sí mismos como católicos e insultar al partido opuesto con términos ofensivos.
----------5. Veo necesario que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe se dedique, con empeño primordial, no sólo a promover el desarrollo de la intelección de la Fe y de la labor teológica, como se lo ha pedido recientemente el Romano Pontífice, sino sobre todo a su compromiso específico de vigilar las corrientes de ideas en circulación, corrigiendo desviaciones y promoviendo la sana doctrina.
----------6. Por último, veo necesario que los Obispos retomen a conciencia su misión de "vigilar" (episcopoi) su propio Rebaño y sobre todo su propio Clero (empezando desde el seminario), de modo que su propia Diócesis sea ejemplo de fidelidad a la Iglesia, en el campo de la doctrina y de la unidad fraterna.
----------Termino estos pensamientos, que son publicados este miércoles 24 de enero, cuando sólo falta una veintena de días para celebrar el Miércoles de Ceniza, iniciando una nueva Cuaresma en nuestra vida de fe. Me viene a la memoria otro inicio de Cuaresma, hace ya once años atrás, cuando el recordado papa Benedicto XVI celebraba su última Misa como Papa en el cargo, en la Basílica de San Pedro, y en su última homilía reconocía y denunciaba las hipocresías y las divisiones que laceran la Iglesia.
----------Decía con dolor y ánimo penitente Benedicto: "En el camino cuaresmal para responder a la invitación de 'retornar a Dios con todo el corazón' Jesús subraya que lo que caracteriza la autenticidad de todo gesto religioso es la calidad y la verdad de la relación con Dios. Por esto denuncia la hipocresía religiosa, el comportamiento que quiere aparentar, las actitudes que buscan el aplauso y la aprobación. El verdadero discípulo no sirve a sí mismo o al 'público', sino a su Señor, en la sencillez y en la generosidad".
----------Y terminaba diciendo: "...los sacerdotes... con los ojos llenos de lágrimas, se dirigen a Dios diciendo: 'No entregues tu heredad al oprobio, no la dominen los gentiles; no se diga entre las naciones: ¿Dónde está su Dios?'. Esta oración nos hace reflexionar sobre la importancia del testimonio de fe y vida cristiana de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades para mostrar el rostro de la Iglesia y de cómo en ocasiones este rostro es desfigurado. Pienso, en particular, en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial. Vivir la cuaresma en una más intensa y evidente comunión eclesial, superando individualismos y rivalidades, es un signo humilde y precioso para los que están lejos de la fe o son indiferentes".

7 comentarios:

  1. Querido Padre, su artículo me ha hecho pensar en todo lo que le debo a la divina Providencia que ha venido guiando mis pasos en la Iglesia durante toda mi vida...
    Soy una mujer bastante cabeza dura, a decir verdad, y cuando me obstino, no es fácil para mí entrar en razones... Y sé perfectamente lo que le cuesta a mis seres queridos ayudarme en tales circunstancias.
    Me pregunto lo difícil, entonces, que me hubiera sido volver al buen camino... si me hubiera extraviado en alguna de las ideologías y herejías que hoy circulan. ¡Le debo tanto al Señor!

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    1. Sentimientos compartidos, querida. ¡Mucho para agradecer a Dios!

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    2. Se trata de problema de discernimiento. Nos cuesta discernir lo verdadero de lo falso en las ideologías o corrientes que hoy circulan en la Iglesia. Distinguir en ellas lo verdadero de lo falso no es lo mismo que distinguir si a nuestra taza de café le hemos puesto azúcar o no, para eso basta con un sorbo. Para mantenernos a salvo de los errores debemos estar atentos a confrontar todo con nuestra fe cristiana, y eso no siempre es fácil.

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    3. Son solamente 12 los artículos del Credo. Esas doce proposiciones bastan en un primer momento para guiarnos en el juicio. El resto depende de que recurramos al Magisterio de la Iglesia (el Papa), que nos guía para comprender lo que por nosotros no entendemos. Todos los herejes comienzan por ponerle algún "pero" a lo que enseña el Papa, y terminan por recortar los doce artículos del Credo, y crearse un credo que les convenga.

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    4. Querida Herminia,
      me complace que mis reflexiones te hayan ayudado para tomar renovada conciencia de todo lo que debemos agradecer a la divina Providencia, sobre todo respecto al sinnúmero de gracias actuales que recibimos cotidianamente (a veces sin advertirlo) para mantener vigente y operante nuestra condición de cristianos.

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    5. Estimado Melchor,
      estoy de acuerdo con lo que usted dice. No siempre, casi nunca, es fácil distinguir los aspectos positivos y negativos de las corrientes de pensamiento hoy en boga. Afortunadamente los fieles católicos (clero y laicado) contamos con el Magisterio de la Iglesia como guía para tal discernimiento.
      Sin embargo, y hay que decirlo con total franqueza, no siempre el Magisterio de la Iglesia ha podido guiarnos de un modo plenamente íntegro en esta tarea que afecta al oficio pastoral del Papa. No es que se haya faltado doctrinalmente; pues siempre el Magisterio doctrinal de la Iglesia ha sido fiel al inmutable depósito de la Fe, pero a veces, las directivas pastorales (o los que algunos llaman el Magisterio pastoral) no ha logrado respetar la integralidad, siempre compleja, de la realidad. Y han sido falencias pastorales.
      Pondré un caso muy conocido, el de la encíclica Pascendi del papa san Pío X, magistral y oportunísima al individuar y condenar los errores del modernismo de su época (redivivos hoy de otras maneras, por el actual neo-modernismo, en aspectos más graves que el modernismo de la época de Pío X).
      Sin embargo, cumpliendo bien ese oficio, Pío X no fue justo y oportuno respecto hacia las instancias razonables planteadas por el modernismo de su época. Tarea que cincuenta años después logró cumplir el Concilio Vaticano II. Aunque tampoco las directivas pastorales del Concilio estén exentas de críticas, al propender a un buenismo y misericordismo del cual hoy se sienten sus efectos.

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    6. Estimado Juan Carlos,
      le felicito por resumir de modo tan breve y expresivo la vía a seguir. Comparto plenamente su juicio.

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