miércoles, 3 de enero de 2024

Los celos de Dios y la llamada a la conversión (1/4)

Dice la Escritura: "Yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos" (Éx 20,5-6). Proponemos aquí una reflexión teológica acerca de los celos de Dios como llamada a la conversión [En la imagen: fragmento de "El Buen Pastor", mosaico en el mausoleo de Galla Placidia, de alrededor del 425, en Ravenna, Italia].

Lo que la Escritura quiere decir con "celos divinos"
   
----------La Sagrada Escritura, como bien lo sabemos, nos habla de Dios y de su actuar, en términos a menudo antropomórficos, términos materiales y metafóricos, como por ejemplo cuando habla de "ira" (passim), de "compasión" (Dt 32,36 y otros pasajes), de "estar ofendido" (Neh 9,26 y otros), de "ser aplacado" (1 Sam 3,12), de "arrepentimiento" (Gen 6,6), de "redención" (passim, nótese que en hebreo al que nosotros llamamos "redentor" se le llama goél, que quiere decir "vengador") y así sucesivamente, como si Dios tuviera pasiones o imperfecciones como nosotros (Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.21, a.1; q.20, a.1, 1m; asimismo, también se puede hablar de sufrimiento en Dios en sentido metafórico).
----------Ahora bien, para no malinterpretar lo que significan estas imágenes, y para no caer por consecuencia en un concepto falso e idólatra de Dios, estos conceptos impropios, aunque sean representativamente eficaces, deben ser iluminados y ennoblecidos por los conceptos espirituales, metafísicos o trascendentales, a los cuales hacen referencia, y deben ser explicados a la luz de estos conceptos.
----------Pues bien, el concepto bíblico de "celos" es uno de ellos. Veamos ante todo qué son los celos en general. Se trata de ese movimiento del ánimo, por el cual el celoso custodia con premura a la persona amada y se opone a que ella, de la cual está celoso, tenga relaciones con otras personas, de las cuales pueda correr peligro o con las cuales pueda comportarse mal. En el caso del amor entre varón y mujer, el celoso considera a su pareja como de su exclusiva propiedad, por lo cual no tolera que pueda tener con otras personas relaciones de amor similares o superiores a las que tiene con él.
----------La persona amada por el celoso es preferida a otras. La imagen de los celos se adapta, por tanto, de manera especial, a las relaciones de Dios con Israel, que es el pueblo elegido y predilecto de Dios como pueblo profético, sacerdotal y mesiánico, encargado de llevar la salvación a todos los pueblos.
----------Los celos empujan al celoso a contrastar y oponerse a aquello o a quién perturba su unión con la persona amada, como observa santo Tomás de Aquino: "Los celos (zelus) provienen de la intensidad del amor. En efecto, es claro que cuanto más intensamente tiende una virtud a algo, con tanta mayor fuerza rechaza todo lo que le es contrario o contrastante" (Summa Theologiae, I-II, q.28, a.4).
----------Los celos son correctos, virtuosos y necesarios u obligados, en el caso que surjan de un verdadero amor por la persona amada y si tienen un motivo legítimo, por ejemplo los celos entre esposos o entre familiares o entre amigos, y si se ejercen dentro de los límites correctos, pero sin espíritu posesivo o intereses egoístas y en el respeto de la autonomía de la persona amada, concediéndole una razonable confianza y aprobando sus relaciones con otras buenas personas.
----------Los celos, por el contrario, son malos y pecaminosos, por las razones contrarias: si el celoso quiere dominar a la amada, la atrae hacia sí con malos propósitos, la engaña, la seduce, la quiere sólo para sí, la limita injustamente en su libertad, la amenaza, la explota y la instrumentaliza, la vuelve contra los demás.
----------Los celos sanos resplandecen ante todo en Dios, que quiere que el hombre sea enteramente suyo y que no tenga otros dioses. Ellos son sumamente beneficiosos para el hombre, porque son manifestación del gran amor y celo de Dios por el hombre y por su salvación, y quieren preservarlo de todo peligro y de todo pecado. Por eso, Dios derrama todo su infinito amor, toda su premura y su cuidado sobre la persona amada, le revela sus secretos, le hace sentir toda su ternura y su misericordia, es indulgente con sus debilidades, pero la castiga severamente si no le es fiel, si le es desleal, rebelde y lo traiciona.
----------Ciertamente, los celos divinos en la Escritura (cf. Ex 20,5; 34,14; Dt 4,24; 5,9; 6,15; 32,21; Jos 24,19; Sal 78,58; Ez 39,25; Joel 2:18; Na 1,2; 1 Cor 10,22; 2 Cor 11,2) se muestran a veces con la severidad y con el castigo, que sin embargo están dictados por el amor y por la voluntad de Dios de sacudir la conciencia del pecador, de suscitar en él un saludable temor y de llamarlo a la penitencia y a la conversión.
   
Los sanos celos del buen pastor
   
----------Los celos divinos son manifestación de la divina providencia hacia el hombre y, en particular, son expresión unitaria y armoniosa de su infinita bondad, la cual es síntesis de justicia y de misericordia. En consecuencia, precisamente esa misma bondad debe ser la virtud del buen pastor hacia su rebaño. En él esa virtud es tradicionalmente llamada "celo". De tal modo, dependiendo de la idea que el pastor se haga de los celos divinos, su conducta hacia el rebaño será un reflejo de esta idea.
----------Si al pastor no le complace la idea de un Dios celoso, porque le parece que se trata de un Dios opresivo, legalista y posesivo, que no deja libres a los hombres, dispuesto como está a castigar a los que se extravían, entonces el pastor querrá mostrarse liberal y tolerante, dialogante y abierto a todos, pero entonces correrá el riesgo de perder de vista la distinción entre el bien y el mal, de carecer de ese celo que toma cuidado por la salud y por la seguridad del rebaño, por alentar a las ovejas sanas y curar a las enfermas, por incrementar el crecimiento del rebaño y por defenderlo de los lobos.
----------Careciendo de un criterio objetivo y universal de juicio, el buenista o misericordista correrá el riesgo de carecer de equilibrio, de coraje y de imparcialidad, dejándose llevar por preferencias indebidas, por el miedo a los lobos y por el deseo de explotar a las ovejas débiles, para hacer sentir que el pastor es él y así consolarse de no poder espantar a los lobos: fuerte con los débiles y débil con los fuertes.
----------De tal modo estará a medio camino entre la severidad hacia las ovejas y la condescendencia hacia los lobos. Jugando a dos puntas, como suele decirse. Aparecer como un liberal, evitando problemas. Es la oscilación típica del oportunismo buenista hegeliano (muy de moda hoy) entre la afirmación y la negación, el sí y el no, que al final es el servir a dos señores: Dios y el mundo por igual. Un hacer dulce, persuasivo y bien-educado, politically correct, que sin embargo esconde doblez y crueldad. "Veneno de áspid bajo los labios" (Sal 140,4).
----------Ezequiel describe bien este tipo de pastores y la situación resultante del rebaño: "Ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana, sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño. No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las bestias salvajes. Mis ovejas se han dispersado, y andan errantes por todas las montañas y por todas las colinas elevadas. ¡Mis ovejas están dispersas por toda la tierra, y nadie se ocupa de ellas ni trata de buscarlas!" (Ez 34, 3-6).
----------Y santa Catalina de Siena se hace eco de esas palabras del profeta: "el prelado u otros señores que tengan súbditos, si ellos, viendo un miembro entre sus súbditos afectado por el hedor del pecado mortal" -que puede ser herejía o en todo caso pecado grave- "aplican inmediatamente el ungüento de la adulación" -hoy se habla de "misericordia" o de "pluralismo"- "sin la reprensión, no cura nunca, sino que malcría a los demás miembros que lo rodean, unidos a un mismo cuerpo, es decir, a un mismo pastor. Pero si él es verdadero y buen médico de esas almas, como lo fueron esos gloriosos pastores, no dará ungüento sin fuego de reprensión. Y si el miembro fuera también obstinado en su hacer el mal, lo cortará de la congregación, para que no se le pudra con la culpa del pecado mortal". Naturalmente hoy en día existen muchas maneras, mejores que los métodos medievales, para proteger a la comunidad del daño que puede provenir de herejes o malhechores; pero el problema señalado por Catalina persiste y, de hecho, ha empeorado.
----------"Pero ellos hoy no lo hacen, incluso fingen no ver. ¿Y sabes tú por que? Porque en ellos vive la raíz del amor propio, de donde deriva el perverso amor servil; porque por miedo a no perder el estado y las cosas temporales o las prelaciones" -ciertamente no por temor a Dios-, "no corrigen; sino que actúan como si estuvieran ciegos y, por tanto, no conocen cómo se conserva el estado. Porque si ellos vieran cómo ellos pueden conservarse para la santa justicia, lo mantendrían; pero como están privados de la luz, no lo conocen. Sino que, creyendo que pueden conservarlo mediante la injusticia, no reprenden los defectos de sus súbditos; sino que son engañados por su propia pasión sensitiva y por el apetito del señorío o de la prelación".
----------"Y tampoco corrigen porque el hecho es que ellos tienen iguales o mayores defectos que sus súbditos, sintiéndose incluidos en la culpa; y por eso pierden el ardor y la confianza y, atados por un temor servil, fingen no ver. Y aunque vean, no corrigen, incluso se dejan atar con las palabras halagadoras y con muchos presentes; y ellos mismos encuentran las excusas para no castigarlos" -la "misericordia" del misericordista-. "En ellos se cumple la palabra que dijo mi Verdad cuando habló en el santo Evangelio, diciendo: 'estos son ciegos y guías de ciegos; y si un ciego guía al otro, ambos caerán en la fosa' (Mt 15,14)" (Dialogo o Libro de la divina Providencia, a cargo de G.Cavallini, Edizioni Cateriniane, Roma 1968, pp.291-292).
   
El Dios de la paz es victorioso sobre el mal
   
----------Siguiendo las enseñanzas de la Escritura y de la sana razón, no debemos por tanto considerar a Dios, con la excusa de la misericordia, como un Dios elástico, ambivalente, complaciente, impotente, permisivo y sumiso, como hoy se escucha aquí y allá, sino que no se debe temer considerarlo un Dios roca sólida (cf. Dt 32,4; 2 Sam 22,2; Sal 31,4; Sal 62,3; Sal 89,27; Sal 92,16; Sal 95,1; Sal 144,1; Is 26,4), firme, lineal, fiel a sí mismo (cf. Dt 7,9; Sal 31,6; Sal 86,11; 143,1; 146,6; Sab 15,1; Is 49,7; Os 12,1; 1 Cor 1,9; 10,3; 1 Tes 5,24; 2 Tes 3,3; 2 Tim 2,13; Heb 10,23; 11,23; 1 Pe 4,19; 1 Jn 1,9), fuerte, celoso, celante y guerrero, el "Dios y Señor de los ejércitos", que combate por la justicia, vengador de los oprimidos, dulcísimo y tiernísimo para con los humildes y los arrepentidos, pero terrible para con los soberbios y con sus enemigos.
----------Precisamente porque Dios quiere la paz, Él hace la guerra contra los enemigos de la paz. Contra ellos Él "es fuerte en la guerra" (Ex 15,3). Sólo él conoce el secreto de la paz y puede obtener la paz para el mundo devastado por las guerras. Su gran arte consiste en el ablandar o enternecer los corazones endurecidos, haciéndolos pasar del odio al amor, de la venganza al perdón.
----------Él "suprime las guerras" (Jdt 16,2) y si Él quiere una guerra (1 Cr 5,22), es sólo porque ella sirve para derrotar a los enemigos de la paz. Pero Él prepara, para quienes le son fieles, un mundo en el cual los hombres "ya no practicarán el arte de la guerra" (Is 2,4). "Él pondrá fin a las guerras hasta los confines de la tierra" (Sal 46,10). "De sus espadas forjarán rejas de arado" (Mi 4,3-4).
----------Él es el gran mediador y fautor eficaz de toda pacificación y de la resolución de todos los conflictos, siempre que exista entre los contendientes buena voluntad hacia la paz. Una vez obtenida la paz, Dios vuelve a dominar y reafirma su autoridad sobre el mundo haciendo completa justicia: "Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente despiadada" (Sal 43,1).
----------Castigando a los pecadores, derrotando a sus enemigos y liberando a los humillados y a los oprimidos, Dios hace retornar la paz, mientras con la misericordia perdona a los pecadores arrepentidos y se reapropia en Cristo del mundo que se le había vuelto enemigo: el paraíso para los arrepentidos y el infierno para los rebeldes.
----------Si el hombre con el pecado ha sido vencido por la muerte, y ha caído bajo el dominio de Satanás, he aquí que el demonio (Lc 1,18; Rom 16,20) y la muerte a su vez son vencidos (1 Cor 15,26.55; Ap 20,9- 10.14) y el hombre es restituído a su legítimo Señor gracias a la sangre de Cristo.
----------La muerte del hombre es vencida por la muerte de nuestro Señor Jesucristo. En la muerte de Cristo se esconde la vida del hombre, sub contraria specie (que es una famosa expresión de Lutero, referida al hecho que, en la cruz, Cristo parece perder su aspecto divino). Dios sabe cómo sacar el bien del mal. De la muerte surge la muerte de la muerte no por un "mágico poder de lo negativo", como decía Hegel (en Fenomenología del Espíritu), sino porque la muerte ha sido absorbida por la Vida. "Oh muerte, yo seré tu muerte", tal como canta la Iglesia en la liturgia del triduo pascual, la muerte vence a la muerte, porque es la muerte del Rey de la Vida, la muerte que tiene en sí la Vida, la muerte de Cristo.
----------Tengamos bien presente que entre Dios y el mundo no hay una relación dialéctica, sino analéctica. Es decir, es cierto que el concepto de Dios y el concepto de mundo se refieren o reclaman entre sí en el plano de la lógica; y en esto Hegel ha visto correctamente; pero lo cierto es que lo que nos interesa en primer lugar no es el concepto, sino la realidad de Dios y del mundo.
----------Y en el plano de la realidad es necesario decir que Dios puede muy bien existir solo, sin el mundo (como bien lo explica santo Tomás, en la Summa contra Gentes, l.I, c.83). Y de hecho, antes de crear el mundo, Él existía solo. Y aún ahora, aunque exista una reciprocidad entre Dios y mundo, o entre Dios y el hombre, hasta tal punto que hay que hablar de una relación interpersonal entre el hombre y Dios, sin embargo el hombre con sus sacrificios y Cristo mismo no ofrecen nada a Dios que Él aún no tenga.
----------Por cuanto respecta a ese "antes" que he mencionado, se trata ciertamente de un "antes" trascendental, no temporal, ya que, dado que el tiempo ha tenido inicio con la creación, es evidente que no ha podido existir un antes del tiempo. Sin embargo, esta expresión ha sido usada por Cristo: "antes que el mundo fuera" (Jn 17,5), para expresar precisamente la existencia de Dios antes de la creación.
----------Evidentemente, al decir líneas arriba que el hombre con sus sacrificios y Cristo mismo no ofrecen nada a Dios que Dios aún no tenga, esto no debe ser entendido en el sentido de menoscabar en algún modo la infinita preciosidad del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Sólo que debe decirse que, cuando se habla de "reparación" o "satisfacción" o "compensación" dada por Cristo al Padre, aunque aquí esté en juego el dogma, se trata sólo de expresiones metafóricas, porque el fruto de este sacrificio es todo y sólo para nosotros: "satisfecit pro nobis", como dice el Concilio de Trento (Denz.1529).

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