jueves, 4 de enero de 2024

Los celos de Dios y la llamada a la conversión (2/4)

Aquellos que en su escalada personal hacia cualquier tipo de poder, mundano o eclesial, fingen mansedumbre excusando cualquier prevaricación, si luego tienen la oportunidad de ser o deben ser severos, devienen crueles, mostrándose más severos que aquellas personas que declaran abiertamente la necesidad de la severidad, pero saben practicarla con medida, clemencia, equilibrio y en el momento correcto, porque tienen un claro y cierto punto de referencia, que los demás no tienen. [En la imagen: fragmento de "El Rey David coronado", óleo sobre lienzo del siglo XVII, de autor anónimo, conservado en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].

Enzo Bianchi entre Dios y el mundo
   
----------Al respecto de lo que he venido diciendo en este artículo, creo necesario hacer algunas observaciones sobre ciertas palabras de Enzo Bianchi, que son también típicas del neo-modernismo. Bianchi habla de nuestro deber de "discernir aquello por lo cual Jesús ha venido al mundo". Y explica: "el discernimiento surge siempre de la doble escucha del evangelio eterno (Ap 14,6), del 'Cristo que es el mismo ayer, hoy y siempre' (Heb 13,8) y del hoy histórico, de las contingencias presentes en los diversos lugares en los cuales los hombres viven" (de "Per una lettura della storia. Con occhio cristiano", discurso en la Universidad Urbaniana de Roma, publicado en L’Osservatore Romano del 14-15 de marzo de 2017).
----------Sin embargo, es necesario hacer la observación de que esta doble escucha no es igualitaria, no tiene el mismo valor, no es pareja, sino jerarquizada: ante todo es necesario escuchar el Evangelio y, a la luz del Evangelio, debemos emitir un juicio sobre el mundo, para discernir en el mundo lo que es conforme al Evangelio y lo que en el mundo no se conforma al Evangelio. El mundo, ciertamente, tiene su propia verdad, el mundo ya da una orientación para discernir el camino correcto; pero en él también están presentes la falsedad y el mal, que sólo el Evangelio nos permite reconocer y eliminar.
----------Si no se reconoce esta subordinación del mundo al Evangelio, se corre el riesgo, típico del modernismo y del hegelianismo, de invertir la relación mundo-Evangelio, como si fuera posible y obligadamente necesario regular también el Evangelio según el mundo y como si el mundo completara de algún modo el Evangelio, como si el mundo tuviera algo que el Evangelio no tiene o no contiene en sí al menos virtual o implícitamente.
----------Pero esto es falso y peligroso, porque crearía una doble moral, fuente de doblez y de oscilación entre Cristo y el mundo. En esta visión, de hecho, el mundo, liberado de su dependencia de Dios, deviene otro absoluto al lado de Dios y surge un peligroso dualismo, donde ya no nos ordenamos a Dios, sino que nos balanceamos navegando entre el mundo y Dios. Se llega así a servir a "dos señores", algo que Cristo detesta, porque significaría que Él ya no sería nuestro sumo Bien, sino que dividimos nuestro corazón entre Él y el mundo, como si se tratara de dos bienes a la par.
----------Pero es aún peor. Quedaría comprometida la misma concepción de la relación de Dios con el mundo y con la humanidad de Cristo. El mundo aparecería como un completamiento de Dios y se llegaría a la famosa aserción de Hegel: "sin el mundo, Dios no es Dios" (Philosophie der Religion, XV, vol. 1, p. 125).
----------El verdadero Dios, como por otra parte ha dicho Bianchi en otra ocasión siguiendo a Hegel, precedido por Lutero y hasta por Marción, sólo sería el Dios encarnado, el Dios que ha asumido la humanidad de Cristo. En efecto, para todos ellos no existe un verdadero Dios antes y fuera de la humanidad de Cristo. Ciertamente, si se considera a Cristo en cuanto Dios, está claro que no existe Dios fuera de Cristo. Pero si se considera la humanidad de Cristo, se debe decir a claras letras que la humanidad de Cristo no es en absoluto necesaria a la esencia y a la existencia de Dios y no le añade nada, no la completa en nada.
----------Me acabo de referir en el párrafo anterior, precisamente a esta declaración de Enzo Bianchi: "Y nosotros creemos que la única narración de Dios la ha hecho un Jesús de Nazaret. Por lo cual, nosotros debemos creer de Dios sólo lo que nos ha narrado Jesús. Ahora bien, aquello que no ha narrado Jesús, yo, como cristiano católico, no estoy obligado a creerlo como venido de Dios" (tomado de "Mutazioni – ogni cosa ha la sua stagione", vídeo de Youtube de 01:34:25, publicado por "Alzo gli Occhi", 19 de febrero de 2014, según lo comprobado el 3 de septiembre de 2018, en el pasaje entre los minutos 45:16 y 49:38).
----------En efecto, debemos decir claramente, que Dios habría sido Dios, aunque no hubiera creado la santísima humanidad de nuestro Señor Jesucristo, aunque no hubiera creado el mundo. Pero de esta concepción del contraste entre el Dios de Cristo y el Dios de Moisés, surge la nefasta oposición entre el Dios guerrero o belicoso y el Dios amoroso y amable que llega hasta Bianchi.
----------Pero también se advierte en Bianchi otra huella del Dios de Lutero, huella mediada por la teología hegeliana. En efecto, en una entrevista al periódico La Stampa hace algunos años, Bianchi dijo que, incluso si él estuviera en el infierno, no dejaría de alabar la misericordia de Dios. Obviamente, Bianchi plantea en tono enfático una simple hipótesis, que sin embargo sigue siendo muy significativa acerca del modo como él se siente objeto de la divina misericordia y de cómo entiende esta misericordia.
----------De cuanto dice Bianchi se desprende que incluso un condenado del infierno podría sentirse objeto de esta misericordia. Sin embargo, la pena o castigo infernal afecta al hombre rebelde. Por tanto, Bianchi parece crear una síntesis dialéctica hegeliana entre misericordia y severidad divinas. La misericordia es severidad; la severidad es misericordia. Me viene a la mente una expresión de Lutero, quien afirma que él permanecería con gusto también en el infierno, si esta fuera la voluntad de Dios.
----------Se trata, en el fondo, de la famosa interpretación de Lutero del pasaja de Rm 3,21: la "manifestación de la justicia de Dios" coincide con su misericordia. Ahora bien, Lutero está seguro de salvarse. Pero posteriormente, en la convicción de profundizar el misterio de Dios y de estar más disponible a su voluntad, que es todavía y siempre "misericordia", pero también parece crueldad, retornará el Dios fatalista de Ockham, que puede haber decidido su propia condenación. Las obras no cuentan para nada. Entonces la única solución parecerá ser la resignatio ad infernum, que es siempre "misericordia".
----------Se trata del Lutero posterior a la "experiencia de la torre" de 1514, en la cual quedó convencido de que Cristo le había prometido que sería salvado (véase al respecto, J.Lortz-E.Iserloh, Storia della Riforma, Società Editrice Il Mulino, Bologna 1990, p.41). En cambio, el Lutero que acepta el infierno, corresponde a una fase posterior de su relación con Dios, por lo que él ya no insiste en su salvación, sino en la obediencia a Dios, en la aceptación de lo que Dios quiera, incluso si lo mandara al infierno.
----------En definitiva, se confunde la misericordia con la severidad. Estamos en la concepción dialéctica de los opuestos, según el esquema de la coincidentia oppositorum de Nicolás de Cusa, ya presente en Ockham: Dios no quiere para mí lo que es bueno, sino que es bueno lo que Dios quiere, aunque fuera el infierno. Es el Dios de la doble predestinación, presente en el pensamiento de Lutero; que lleva a decir que, incluso si Dios me quiere en el infierno, esto sería una manifestación de su misericordia.
   
La falsa concepción de la paz en Enrico Peyretti
   
----------Ante esta posición de Bianchi contra el Antiguo Testamento, se entiende la reacción indignada que tuvo contra él, hace algunos pocos años atrás, el rabino Laras, quien ve la postura de Bianchi como ofensiva no sólo para el pueblo de Israel, sino también para la verdadera concepción de Dios, dado que el Dios de Cristo es en realidad el mismo Dios de Moisés, aunque en Cristo Dios revela el misterio trinitario.
----------Por lo tanto, es de apreciar el servicio de Sandro Magister, quien, en el artículo Antiebraismo cattolico e papale. L'allarme del rabbino Laras, en su blog Settimo Cielo del 13 de marzo de 2017, dio la noticia de una conferencia programada por la Asociación Bíblica Italiana en Venecia del 11 al 16 de septiembre subsecuente, titulada "Israele, popolo di un Dio geloso. Coerenze e ambiguità di una religione elitaria".
----------"Pero -comenta Magister- si se va leer el texto original de la presentación del congreso, se descubre también algo aún peor: 'Pensarse como un pueblo perteneciente de modo elitario a una divinidad única ha determinado un sentido de superioridad de la propia religión'. De lo cual 'intolerancias', 'fundamentalismos', 'absolutismos' no sólo hacia los demás pueblos, sino también autodestructivos, ya que 'habrá que preguntarse hasta qué punto los celos divinos incineran o no la libertad de elección del elegido'...".
----------Notamos por otra parte que esa posición de Enzo Bianchi recuerda mucho la herejía de Marción. De hecho, clicando online en la palabra "marcionismo" en el mismo artículo antes citado, encontramos un servicio de gran actualidad de "L´espresso" n.5, del 23-30 de enero de 2003, titulado "Addio Bibbia crudele", dedicado a Enrico Peyretti, un así llamado "pacifista" conocido desde hace mucho tiempo. La gran actualidad del artículo, todavía hoy, está dada por la temática planteada por Peyretti hace unos veinte años, concerniente a la idea actualmente muy difundida de origen marcionita, pero también presente en Lutero, correctamente denunciada por el rabino Laras con las siguientes palabras: "un marcionismo más o menos latente, ahora presentado en forma pseudo-científica, insistente hoy en la ética y en la política".
----------Según Marción, hereje del siglo II, el Dios del Antiguo Testamento, belicoso y severo punidor, no sería el verdadero Dios, que en cambio es el Dios de Jesucristo, todo y sólo ternura y misericordia, sino que seguiría siendo todavía un dios pagano. Pues bien, Peyretti, que en cambio es consciente del hecho de que también el Dios de Jesucristo castiga y bendice la guerra justa, ha llegado ahora a la posición de Marción, en la convicción de que la promoción de la paz implique la negación de que Dios castiga a los malhechores y presupone un Dios, que excluya el uso de armas y la imposición de sanciones penales.
----------A continuación, Sandro Magister describe en el mencionado Peyretti las ideas emblemáticas del típico buenista de hoy, incluso si han pasado ya veinte años de su publicación:
----------"Era la Biblia la que lo enojaba, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, con todas sus páginas llenas de violencia. 'Basta', ha concluido Peyretti, 'estas páginas no son palabra de Dios'. 'Pero cuanto más leo libros sobre conquistas y guerras, más los odio y más los rechazo. Lo peor es que la Biblia me presenta estos horrores no como hechos humanos, sino como acciones de Dios, cuando en realidad son blasfemia'.
----------Y entonces ha decidido desechar gran parte del Antiguo Testamento. Fuera el patriarca Abraham que también él empuñó las armas, fuera Moisés, fuera David. 'Si tuviera que leer todavía ciertos libros bíblicos de teología guerrera, terminaré por despreciar el judaísmo que los ha producido y transmitido, y eso no quiero hacerlo. Seguiré apreciando los libros de la sabiduría, del amor universal. Los demás los cerraré'.
----------El Antiguo Testamento es el que más cae bajo el hacha de los censores. Pero Peyretti también rechaza partes de los Evangelios y de los otros libros de la Biblia posteriores a Jesús. Fuera entonces con las parábolas de los reyes que se hacen la guerra, fuera con las amenazas del llanto y el crujir de dientes, fuera con los fuegos de la gehenna. Sobre el infierno lo expresa así: 'El infierno es este mundo gobernado por poderosos criminales, los únicos verdaderos diablos, que todos los días aparecen en la televisión aterrorizándonos y pidiendo adoración. Si las religiones no maldicen este infierno, ellas mismas son parte de él, como diablos'.
----------Pacíficamente, pero como un terrorista, Peyretti hace estallar la Biblia y el Credo católico en nombre, explica, de una superior 'ética de la unidad humana'. Porque sólo quien -como él- posee 'la ética originaria de la paz puede juzgar todas las religiones' y condenar desde hoy las que no se ajustan a ella, 'gracias a la irresistible conciencia que Dios nos da del bien y del mal'...".
----------Ahora bien, es difícil imaginar dónde haya podido encontrar Peyretti la "ética de la unidad humana" superior a la ética de la Sagrada Biblia. O quizás, no sea tan difícil después de todo, porque basta considerar la concepción masónica de la ética, que es precisamente de este tipo. Esa ética masónica asegura que puede proporcionar a la humanidad la paz y la concordia entre las naciones y las religiones gracias tan sólo al progreso de la ciencia y de la virtud, mediante tratativas pacíficas y diplomáticas, sin necesidad de recurrir a la guerra ni a la ayuda que se supone debería venir de las religiones reveladas, que en cambio en la historia ha demostrado ser fuente de fundamentalismos y de irresolubles conflictos.
----------Por el contrario, debemos constatar en rigor de verdad, si no queremos terminar soñando con los ojos abiertos, que, dadas las consecuencias del pecado original, que empujan a los hombres a la violencia y a la opresión recíproca, la historia milenaria de la civilización cristiana y mundial demuestra, con sus conquistas, que la afirmación y la defensa de la justicia, de la libertad y de la dignidad humana, requieren periódicamente un moderado, autorizado, disciplinado y organizado uso de la fuerza, sin dejar de lado jamás el uso de los medios pacíficos y la implementación de los recursos espirituales de la religión, sobre todo del cristianismo. La Sagrada Escritura enseña que una sociedad pacífica, en la cual el uso de la fuerza ya no será necesario, sólo puede ser la nueva humanidad de la resurrección escatológica.
----------El hecho es que, sobre esta tierra, los pacifismos utópicos de inspiración masónica, liberal, permisiva o rousseauniana a lo Marco Pannella, son precisamente aquellas orientaciones morales, sociales, políticas y religiosas que, bajo la fachada de una incondicional mansedumbre, tal vez hecha pasar por evangélica, esconden la rasgos de una verdadera crueldad, que se revela cuando estas formaciones disponen del poder político o religioso, o bien, con su ablandamiento de la fuerza del carácter, difundiendo el escepticismo y corrompiendo la honestidad de las costumbres, preparan a un pueblo extraviado y desintegrado para ser sometido y dominado por otro fanáticamente seguro de sí y de sus propias perspectivas humanas. Éste es el riesgo que está corriendo hoy Europa ante la a veces insensible invasión islámica.
----------Quien es un pusilánime y demasiado indulgente hacia los pecadores, si adquiere una posición de poder, o alcanza un rol importante en la sociedad o en la Iglesia, deviene intolerante y prepotente. Estas personas pasan de un exceso al otro, porque en su conducta no se refieren a una medida firme, segura y objetiva, equidistante de los excesos, en base a la cual establecer el defecto o el exceso.
----------Por el contrario, aquellos que en su escalada personal hacia cualquier tipo de poder, mundano o eclesial, fingen mansedumbre excusando cualquier prevaricación, si luego tienen la oportunidad de ser o deben ser severos, devienen crueles, mostrándose más severos que aquellas personas que declaran abiertamente la necesidad de la severidad, pero saben practicarla con medida, clemencia, equilibrio y en el momento correcto, porque tienen un claro y cierto punto de referencia, que los demás no tienen.
----------El pastor celante imita el celo divino, que está basado en una perfecta lealtad frente a la verdad, fidelidad a las promesas, valentía en el ejercicio de su misión, coherencia de conducta, síntesis de justicia y de misericordia, sin importar la hostilidad que le viene por el modo y por las fuerzas del mal. Toda su conducta se basa en la afirmación del sí contra el no, de lo cual deriva el principio fundamental del actuar virtuoso, que es la búsqueda coherente del bien y el rechazo neto del mal.

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