sábado, 3 de junio de 2023

Textos anti-judíos en la liturgia anterior al Vaticano II (1/2)

La declaración conciliar Nostra Aetate, acerca de las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, ha articulado una nueva visión acerca de los judíos y de la religión judía. Es un hecho indiscutible que en el ámbito pastoral de las relaciones judeo-católicas, el Concilio Vaticano II representa una ruptura con el pasado. Y a nadie debe sorprender que en la Iglesia se produzcan rupturas con el pasado en el plano de las directivas pastorales (aunque no sea posible que en la Iglesia existan rupturas en el plano dogmático o doctrinal). El Concilio Vaticano II determinó que la triste historia de desprecio por los judíos y falta de respeto pastoral por el judaísmo, que había empañado el pasado de la Iglesia, ya no debía tener continuidad en el futuro.

Elementos anti-judíos en la antigua liturgia
   
----------Hace quince años, a partir del 7 de julio de 2007, como sabemos, el papa Benedicto XVI, a través de su carta apostólica Summorum pontificum, causaba sorpresa en la Iglesia permitiendo amplio uso de ritos que eran anteriores a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, creando la categoría teológico-jurídica de "forma extraordinaria" del Rito Romano. Aunque inicialmente se prestó mayor atención al rito de la Misa, tres años después, hacia 2010, ya también se permitía el uso de los rituales antiguos de los sacramentos (con excepción del sacramento del orden) y del Breviario en sus ediciones de 1962. Durante catorce años (hasta julio de 2021), el uso de tal "forma extraordinaria" fue promovido de forma activa e indebida.
----------Al respecto, y para citar solamente uno de los tantos ejemplos de esa indebida promoción de los rito que, a causa de sus deficiencias y limitaciones, había reformado el Concilio Vaticano II, recuerdo simplemente lo que declaró, a solo un año de publicarse Summorum pontificum, el cardenal Darío Castrillón Hoyos [1929-2018], por entonces presidente de la Comisión Ecclesia Dei, en una conferencia de prensa del 14 de junio de 2008 en la ciudad de Londres, cuando el cardenal colombiano llegó a afirmar que el papa Benedicto XVI esperaba "ver la forma extraordinaria de la liturgia latina utilizada en cada parroquia", y que "la misa tradicional en latín debería ser reintroducida en todo el mundo católico". Los excesos en estas expresiones son obvios, además del hecho de que Castrillón utilizaba el indebido adjetivo de "tradicional" para la Misa según el rito de 1962, como sugiriendo que el rito de 1969 no fuera también "tradicional" como lo es.
----------Además, cuando se le preguntó a Castrillón si la antigua liturgia eventualmente se usaría en muchas parroquias, el purpurado respondió: "No muchas parroquias; todas las parroquias", y que "los seminarios ingleses deberían formar sacerdotes para celebrar la liturgia preconciliar", agregando: "en muchas parroquias habrá pocos católicos que recuerden la antigua liturgia; por eso los sacerdotes deberían reintroducir a los fieles en la forma extraordinaria". Afortunadamente los deseos y profecías de Castrillón no se han cumplido, y lo que de hecho hoy ha pasado al olvido en la Iglesia son todas esas disparatadas ideas que no hacían sino instrumentalizar Summorum pontificum, traicionando los dictados del papa Benedicto XVI.
----------Pero no es mi intención ahora volver a referirme a la instrumentalización que la Comisión Ecclesia Dei hizo en aquellos años del motu proprio Summorum pontificum, con la pretensión de crear un ficticio y anti-jurídico paralelismo litúrgico entre nuevo Misal y Misal de 1962, ante la sorprendente pasividad de Benedicto XVI (ya volveremos sobre el tema en otra ocasión). Lo que ahora me interesa considerar, es que desde el principio, la imprudente disposición del papa Ratzinger suscitó preocupación entre los fieles católicos y también no-católicos, al considerar que con el renacimiento de la liturgia pre-conciliar se resucitarían los problemas que existían antes del Concilio Vaticano II en relación con los viejos ritos.
----------No debemos olvidar que el esquema preparatorio sobre la Liturgia fue el único que sobrevivió en el seno de la asamblea conciliar, y que la constitución Sacrosanctum Concilium fue la primera en ser promulgada. Estos hechos están indicando lo profundamente arraigada que estaba en los Padres conciliares la convicción de la necesidad de la reforma litúrgica, convicción que venía de muy lejos, pues sabemos que la cuestión litúrgica había surgido ya a fines del siglo XVIII y principios del XIX, originando el intenso movimiento litúrgico, el cual se fue desarrollando por lo tanto muy anteriormente al Vaticano II, con reformas parciales producidas ya en los pontificados de san Pío X, Pío XII y san Juan XXIII. Aquellas muy viejas y razonables preocupaciones acerca de los defectos, lagunas y limitaciones de los antiguos ritos, iban desde aquellas que decían, con toda razón, que los ritos abolidos no expresaban la comprensión actual del papel de los laicos y en especial de las mujeres en la Iglesia, o no permitían un uso adecuado de la Escritura, a aquellas que expresaban la preocupación por la forma en que los antiguos ritos presentaban al pueblo judío. Todas estas antiguas preocupaciones resurgían en el seno de la Iglesia en 2007, al promulgarse el motu proprio Summorum pontificum.
----------Al respecto de la última preocupación, en la lista que he señalado, es bien sabido que la declaración conciliar Nostra Aetate, acerca de las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, ha articulado una nueva visión acerca de los judíos y de la religión judía. Es un hecho indiscutible que en el ámbito pastoral de las relaciones judeo-católicas, el Concilio representa una ruptura con el pasado. Y a nadie debe sorprender que en la Iglesia se produzcan rupturas con el pasado en el plano de las directivas pastorales (aunque no sea posible que en la Iglesia existan rupturas en el plano dogmático o doctrinal). El Concilio Vaticano II determinó que la triste historia de desprecio por los judíos y falta de respeto pastoral por el judaísmo, que había empañado el pasado de la Iglesia, ya no debía tener continuidad en el futuro.
----------Respecto a este tema puntual, la pregunta que surge espontáneamente y la que quiero plantear, es la siguiente: ¿es posible que la liturgia más antigua, anterior a este desarrollo histórico, encarnara el antisemitismo que el Concilio Vaticano II ha tratado de dejar atrás? 
----------Ciertamente, debemos reconocer que la liturgia anterior al último Concilio ecuménico se desarrolló dentro de entornos históricos y culturales marcados por una profunda ambivalencia hacia el judaísmo y, a menudo, una abierta hostilidad hacia los judíos. Por lo tanto, no sería sorprendente que tuviera rastros, o incluso fuertes expresiones, de sentimiento anti-judío. Sin embargo, hasta qué punto este sea el caso, hasta donde yo conozco, todavía este tema no se ha estudiado ni documentado a fondo.
----------Frecuentemente, la atención crítica acerca de cómo se representa a los judíos en la liturgia anterior al Concilio Vaticano II se ha centrado principalmente en la oración del Viernes Santo "Por la conversión de los judíos". Esta oración se identificó de inmediato como un problema para las relaciones judeo-católicas. Dice así: "Oremos también por los judíos, para que el Señor nuestro Dios quite el velo de sus corazones y reconozcan también a nuestro Señor Jesucristo. Oremos: Dios todopoderoso y eterno, no niegas tu misericordia ni siquiera a los judíos; escucha las oraciones que ofrecemos por la ceguera de ese pueblo para que reconozcan la luz de tu verdad, que es Cristo, y sean librados de sus tinieblas".
----------Después de promulgarse el motu proprio Summorum pontificum en julio de 2007, estalló una protesta por la restauración de esta oración, y entonces el papa Benedicto XVI autorizó una redacción revisada: "Oremos por los judíos. Que nuestro Dios y Señor ilumine sus corazones para que reconozcan a Jesucristo, el Salvador de toda la humanidad. Oremos: Eterno Dios Todopoderoso, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, concédenos que por la entrada de la abundancia de todos los pueblos en tu Iglesia, Israel se salve. Por Cristo nuestro Señor".
----------La revisión, aunque bien recibida en principio, fue de hecho una decepción para judíos y ciertos cristianos que, comprometidos en el diálogo interreligioso, están sin embargo demasiado inclinados a reducir (o hasta el punto de anular) las pretensiones evangelizadoras de la Iglesia, pasando por alto que tanto el ecumenismo como el diálogo interreligioso forman parte de la evangelización. De hecho, si bien con la modificación ordenada por Benedicto se habían eliminado algunas referencias peyorativas, sin embargo les molestaba que la oración siguiera estando dirigida a la conversión del pueblo judío a Cristo.
----------Mientras que la oración en la "forma ordinaria", establecida por el Misal de 1969, por el contrario, orar para que crezcan en la fidelidad a la alianza de Dios con el pueblo hebreo, era considerada por estos críticos una expresión más satisfactoria de intercesión respetuosa. Dice así: "Oremos también por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde antiguo por los profetas, para que el Señor acreciente en ellos el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza que selló con sus padres". Es evidente que cuando el nuevo Misal reza para que el pueblo judío se mantenga en "fidelidad a la alianza que selló con sus padres", está rezando para que descubran que esa antigua alianza se cumple en la nueva alianza sellada en la sangre de Cristo. 
----------Sin embargo, por importante que pueda considerarse la oración del Viernes Santo por los judíos, no es el único texto que debería preocuparnos respecto al tema que aquí estamos tratando. En realidad, parecería que la oración del Viernes Santo es solo uno de los numerosos textos de la liturgia pre-conciliar que retrata a los judíos de manera injusta y negativa. La mayoría de los católicos de hoy desconocen totalmente la existencia de estos textos porque fueron eliminados en el curso de la reforma que siguió al Concilio Vaticano II. De modo que parece necesario sacarlos a la luz, para así llegar a una comprensión completa de las implicaciones de aquella indebida promoción de la liturgia pre-conciliar que desde 2007 a 2012 era realizada, no ciertamente por el Papa, sino por los ideólogos de la Comisión Ecclesia Dei, y no solo por ellos.
   
Elementos anti-judíos en el Oficio de las Horas anterior al Vaticano II
   
----------El motu proprio Summorum pontificum daba permiso a los sacerdotes para usar la edición del Breviario Romano que estaba en uso en 1962 (no, por supuesto, las anteriores ediciones de ese Breviario). Ese documento de 2007 hablaba de "clericis in sacris" (n.9.3). El permiso dado a los "clericis in sacris" significaba que aquellos clérigos que están obligados a rezar el oficio podían usar el Breviario de 1962 para cumplir con esta su obligación, pero ello no implicaba que otros fieles (laicos, por ejemplo) no pudieran usarlo también.
----------El Breviario Romano u Oficio Divino de las Horas, es parte del gran cuerpo de textos litúrgicos que componen la liturgia anterior a la reforma litúrgica impulsada por el Concilio Vaticano II. En su versión reformada el antiguo Breviario se llama ahora Liturgia de las Horas.
----------El rezo de las horas litúrgicas, como bien sabemos, desempeña un importante papel en la formación de la espiritualidad de los sacerdotes, religiosos e incluso de los más devotos entre los fieles laicos. Los sacerdotes y diáconos deben rezar el Oficio Divino diariamente. Y aquellos que entre los años 2007 y 2021 usaban la que se llamaba "forma extraordinaria", se supone naturalmente que oraran con esos viejos textos de manera regular. Naturalmente, la oración diaria que da forma a la piedad de los sacerdotes en el Oficio Divino no puede sino influir en su comprensión, predicación y perspectiva pastoral, y así influir en toda la Iglesia.
----------No hay que insistir aquí sobre lo que es bien sabido: la comprensión o inteligencia de fe de la Iglesia en el depósito de verdades inmutables cerrado a la muerte del último Apóstol crece y se desarrolla con una cada vez mejor compresión de los misterios de la fe y de la forma en que deben ser vividos esos misterios por el cristiano en la Iglesia y en el mundo. Por tanto, la reforma litúrgica supone ante todo una mejor cristología y eclesiología respecto al pasado. Ahora bien, si los textos litúrgicos y, en este caso especialmente, el rezo del Oficio Divino da forma a la espiritualidad de los fieles, sobre todo de los sacerdotes, son obvios las diferentes consecuencias de estar rezando a partir de textos anteriores a la reforma del Concilio Vaticano II.
   
Algunos ejemplos del rezo de Maitines
   
----------Los siguientes ejemplos de textos que hablan de los judíos están tomados de lecturas patrísticas para la Hora de Maitines en el Breviario de Cuaresma, Pasión y Semana Santa. Esta es solo una pequeña porción de la oración diaria de la Iglesia, pero debido a su preocupación por el pecado, el arrepentimiento y la Pasión, es particularmente rica en las referencias a los judíos. Desafortunadamente, estas referencias son uniformemente negativas y retratan a los judíos como un pueblo incrédulo, pecador, codicioso y sanguinario. Todos los ejemplos que siguen están tomados de la edición de 1962 del Breviario.
----------"Los judíos han sido declarados culpables" (L.I, Iudaeorum plebe damnata…) comienza la lectura de Maitines del miércoles de la primera semana de Cuaresma. Este es un extracto del comentario de San Ambrosio sobre Lucas 11, acerca de la señal de Jonás. Ambrosio finalmente hace un punto loable: los pecadores pueden arrepentirse. Sin embargo, en el proceso afirma la culpabilidad del pueblo judío sin calificación. Al hacerlo, Ambrosio también va más allá del texto de la Biblia que está comentando, donde los términos condenatorios se dirigen explícitamente a "esta generación" (Lc 11,29). La misericordia es posible para aquellos que están dispuestos a hacer penitencia, "incluso los Judíos", dice Ambrosio (L.III, Unde etiam Iudei debent non desperare indulgentiam, si velint agere paenitentiam). Da la impresión de que el pueblo judío se encuentra en el extremo de la benevolencia de Dios. Este sentimiento se repite en la oración del Viernes Santo, cuando se dice: "Tú no niegas Tu misericordia ni siquiera a los Judíos".
----------El lunes de la segunda semana de Cuaresma, el Breviario Romano prescribe la lectura de una selección del tratado de san Agustín sobre Juan. Agustín nos dice: "Es una cosa mala buscar la vida de Cristo como lo hicieron los Judíos, para destruirla" (L.II, …et malum est quaerere animam Christi, sed quo modo eam Iudaei quaresierunt). El pasaje contrasta a los judíos con los discípulos de Jesús. Los discípulos también eran Judíos, por supuesto, pero este texto usa el término Judíos exclusivamente para referirse a los enemigos de Jesús. Esta manera de hablar acerca del pueblo hebreo, común antes del Concilio Vaticano II, refleja el uso polémico del término "judíos" por parte del evangelista Juan. Sin embargo, al llevar las polémicas del Nuevo Testamento más allá de su contexto original (como una disputa entre Judíos), tales pasajes representan a todos los Judíos como enemigos de Jesús. Según Agustín, el castigo impuesto a estos malhechores es cierto y severo: "estos Judíos devolvieron mal por bien. Y así el Señor predijo su castigo diciendo que morirían en su pecado" (L.III, Cum enim homines, quorum spes in Deo est, non debeant mala reddere nec pro malis; reddebant isti mala pro bonis. Praenuntiavit ergo illis Dominus, dixitque sententiam praescius, quod in suo peccato morerentur. El pronombre iste implica desprecio o desagrado).
----------El jueves de la misma semana, se escucha al papa San Gregorio comentar la parábola del rico y Lázaro, diciendo: "Amados hermanos, ¿a quién se refiere el rico vestido de púrpura y lino fino y que festeja cada día espléndidamente si no el pueblo Judio? Hicieron un culto de lo externo en la vida; se deleitaron en usar la Ley que habían recibido para brillar más que para hacer el bien" (L.I, Quem, fratres carissimi, quem dives iste, qui induebatur purpura et bysso, et epulabatur cotidie splendide, nisis Judaicum populum signat: qui cultum vitae exterius habuit, qui acceptae legis deliciis ad nitorem usus est, non ad utilitarem?). Este pasaje tiene la intención de advertir a sus oyentes contra los pecados de la vanagloria, pero el autor, para poder expresar su tema, se basa en estereotipos negativos del pueblo Judío como codicioso, superficial e infiel.
----------El jueves de la tercera semana de Cuaresma escuchamos de nuevo el comentario de san Ambrosio sobre Lucas. Está reflexionando sobre la narración evangélica de la curación de la suegra de Simón. Ambrosio usa el pasaje para comentar sobre la misericordia de Jesús hacia los Judíos: "Él no abandona al pueblo Judío. Más bien, sin hacer caso de la ofensa, se muestra atento a la misericordia y procura ablandar los corazones de ese pueblo incrédulo" (L.I, Vide clementiam Domini Salvatoris: nec scelere offensus, nec iniuria violatus Iudaeam deserit… infidae plebis cordia demulcet). A pesar del contenido positivo del pasaje, la dureza de corazón y la incredulidad aparecen como características generales del pueblo Judío.
----------Así como la Cuaresma es un tiempo de penitencia y devoción, la Pasión es un tiempo de sentimiento y drama religioso particularmente intenso, que conduce al Viernes Santo. Durante la Pasión y la Semana Santa, los Judíos son mencionados cinco veces (Miércoles de Pasión Maitines, L.III; Maitines del Viernes de la Semana de Pasión, L.II; Lunes de Semana Santa Maitines, L.I; Viernes de Pasión y Muerte del Señor Maitines, L.V y L.VI) en textos patrísticos para la oración diaria como ejemplos de incredulidad, maldad y dispersión "en las tinieblas" (la L.I de Maitines del Viernes Santo, tomada del Tratado 49 de san Agustín sobre Juan, presenta la destrucción del templo y la dispersión del pueblo Judío por parte de los Romanos como un ejercicio del justo juicio de Dios: "Y les sigue la suerte de que se habló en otra parte: Los hijos de este reino saldrán a las tinieblas de afuera", et illud eos sequitur, quod alibi dictum est: Filii autem regni huius ibunt in tenebras exteriores). Un texto de san Agustín dice que un "velo cubre sus corazones" (praedicaverunt enim prophetae Christum: sed divinitatem Christi et in prophetis et in ipso Evangelio nec haeretici intellegunt: quanto minus Judaei, quamdiu velamen est super cor eorum? Miércoles de Pasión Maitines, L.III, cf. 1 Cor 3,13-16), una imagen que hace volver nuestra atención a la oración del Viernes Santo, mencionada al comienzo de este artículo.
----------De todas las caracterizaciones difíciles de justificar que se han hecho de los Judíos, la acusación de deicidio es una que ha sido particularmente penosa y gravosa para el pueblo hebreo. El alivio de esta carga de culpa por la crucifixión ha sido uno de los beneficios más bien recibidos del Concilio Vaticano II. Sin embargo, en la "forma extraordinaria" que permitía usar Summorum pontificum, en el día más solemne en que la Iglesia celebra la Pasión, el Viernes Santo, existía un texto que afirma audazmente la culpa judía. "Que los Judíos no digan 'nosotros no le dimos muerte a Cristo'" (Segundo Nocturno, L.VI, Non dicant Iudaei: Non occidimus Christum), como leemos en uno de los nocturnos del Viernes Santo, del comentario de san Agustín al Salmo 63/64. La "maliciosa multitud" descrita en ese salmo deviene una "reunión de Judíos malhechores" (Segundo Nocturno, L.V, Nostis qui conventus erat malignantium Judaeorum, et quae multitudo erat operantium iniquitatem). en la exposición de san Agustín de Hipona.
----------Por consiguiente, a partir de estos ejemplos se hace evidente que la oración del Viernes Santo, con sus referencias a la "ceguera" y "oscuridad" de los Judíos, y al "velo que cubre sus corazones", de ninguna manera se trata de una referencia aislada o rara en su representación claramente negativa de los Judíos, sino que se apoya en pasajes de la oración diaria de la Iglesia que conducen al Triduum, según la vieja liturgia, que es precisamente la que el Concilio Vaticano II ha decidido con autoridad y suficientes motivos reformar.
   
Algunos ejemplos del Ordinario de la Semana de Pasión
   
----------Es necesario considerar también algunos pasajes del ordinario de la Semana de Pasión en el Breviario de 1962 que, aunque no se hace mención específicamente a los Judíos, reciben un contexto interpretativo problemático por el material anti-Judío que se encuentra en otras partes de la liturgia.
----------Algunos liturgistas han argumentado que los Improperios, cantados durante la liturgia del Viernes Santo, atribuyen injustamente la culpa de la traición y crucifixión de Cristo exclusivamente al pueblo Judío, dejando fuera de consideración a otros que como sabemos comparten la responsabilidad de la Pasión. Si se acepta esta crítica como correcta, como lo hacen algunos, es inquietante y perturbador notar que el Breviario Romano repite la antífona de los Improperios diariamente durante la Semana de Pasión y, por lo tanto, incrementa su eventual impacto en el Viernes Santo. La antífona de los Improperios se recita todos los días de la primera semana de Pasión, a la hora de Sexta, en el Oficio ferial.
----------En el actual Misal Romano, se mantienen los Improperios a modo de opción, y no siempre se usan. De hecho, algunas conferencias episcopales han publicado tropos adicionales para este canto de la liturgia del Viernes Santo que reprochan tanto a los cristianos como al pueblo bíblico de Israel, a causa de la ingratitud y la infidelidad, usando estribillos como por ejemplo: "Pueblo mío, iglesia mía, ¿qué te he hecho?"). 
----------Jeremías 17,18 se lee diariamente en el Pequeño Capítulo del Oficio ferial para todo el tiempo de Pasión: "¡Que se avergüencen mis perseguidores, y no yo; que se aterroricen ellos, y no yo! Atrae sobre ellos un día de desgracia, quiébralos con un doble quebranto". En su marco literario original, este texto es un grito de reivindicación del profeta hebreo Jeremías, pronunciado después de expresar un oráculo contra Judá. En el contexto litúrgico de Pasión, deviene un texto a través del cual Jesús mismo habla. Dado que otras lecturas del Breviario ya han presentado a los Judíos como enemigos y perseguidores de Jesús, es difícil escapar a la inferencia de que este texto clama por la venganza de Dios sobre ellos (puede resultar irónico que la liturgia deba expresar un grito de retribución y castigo cuando el mismo Jesús oró por el perdón de sus perseguidores desde la cruz, Lc 23,34). De hecho, según la lectura de San Agustín en la L.I de Maitines del Viernes Santo, Dios se venga de los Judíos. Esa lectura describe la destrucción del templo y la dispersión del pueblo Judío precisamente como un juicio divino contra los Judíos por su papel en la Pasión.
   
Lo que expresan algunos Comentarios al Breviario
   
----------Nuestro último ejemplo no está tomado de los textos de las oraciones y lecturas en sí, sino de un comentario pastoral sobre el Breviario Romano escrito por un sacerdote agustino, Pius Parsch [1884-1954], de la Abadía de Klosterneuburg en Austria.
----------Parsch era alemán, nacido en Moravia. Hombre brillante, escritor dotado y uno de los líderes del movimiento litúrgico. Sus comentarios litúrgicos son elegantes, perspicaces y llenos de preocupación pastoral. Es fácil ver por qué los editores de Liturgical Press optaron por incluir partes de ellos en la edición en latín-inglés del Breviario Romano que se imprimió en 1963 (el texto apareció originalmente en el libro de Parsch: Der Wochenpsalter des Römischen Breviers). Sin embargo, hay que considerar lo siguiente. En cada uno de los volúmenes de esta edición del Breviario, el comentario introductor a las oraciones del Viernes Santo comienza con el título: "Dios es fiel, Israel es falso" (God is faithful. Israel is untrue). Continúa diciendo: "Los salmos de Maitines presentan una historia del pueblo judío que es al mismo tiempo una historia del alejamiento de Dios. Es una cadena ininterrumpida de pecado, infidelidad, ingratitud; y su último eslabón lógico es el crimen más grande de todos: la muerte de su Mesías. Maitines es así una historia de trasfondo para la Pasión de Cristo" (The Hours of the Divine Office in English and Latin, 3 vol., Collegeville, The Liturgical Press, 1963–64).
----------Ahora bien, la caracterización que hace Parsch de la hora de Maitines del Viernes Santo confirma la visión oscura del Judaísmo generalmente compartida por la Iglesia de su tiempo. Que este punto de vista hoy nos parezca duro e injusto, es un reflejo de lo lejos que providencialmente hemos llegado en cuanto a considerar la historia del pueblo Judío, en cuanto más compleja, y más digna de respeto y simpatía, de lo que aparece aquí. Es cierto que Parsch agregó que "en la historia de los pecados de Israel, no debemos dejar de reconocer nuestros propios pecados y admitir nuestra parte de culpa en la muerte de Jesús en la cruz". Sin embargo, incluso en el reconocimiento de nuestra responsabilidad general como pecadores por la muerte de Cristo, el punto de referencia siguió siendo el pecado y la infidelidad judíos.
----------No pretendo presentar a Parsch como un destacado anti-semita, o como alguien que se propuso distorsionar el significado de la liturgia con una agenda personal. Por el contrario, ofrezco este ejemplo precisamente porque Parsch ha sido en muchos sentidos un hombre bueno y de espíritu generoso. Parsch tiene hacia los Judíos una actitud más considerada y amable, en algunos aspectos, que otras figuras eminentes del Movimiento Litúrgico, como Prosper Gueranger (The Liturgical Year, vol. 6, tr. Laurence Shepherd, Westminster, MD, Newman Press, 1947, pp.312, 321, 328, 458) o Louis Bouyer (Le Mystère Pascal, Editions du Cerf, Paris 1950, p.339), que escribieron antes del Concilio y dijeron cosas muy duras sobre los Judíos, presentándolos como un pueblo réprobo, perdido y condenado. Empapados como estaban en la antigua liturgia, estos escritores llegaron a la conclusión, naturalmente, de que esto es lo que la Iglesia creía.
----------Sin embargo, hoy en día uno no puede mirar acríticamente tales conclusiones. El padre Parsch escribió extensamente sobre el Breviario Romano (además de la obra citada, véase The Breviary Explained, tr. William Nayden, CSsR and Carl Hoegerl, CSsR, St. Louis and London, Herder, 1952, y The Church’s Year of Grace, The Liturgical Press, Collegeville 1953), y sus comentarios son dignos de ser leídos en muchos aspectos. Pero él era parte de una cultura y un mundo de pensamiento que condenaba a los Judíos. El Concilio Vaticano II decidió acertadamente que no quería perpetuar en la Iglesia esta cultura o forma de pensamiento. La conclusión es clara: aquel católico que hoy, en 2023, pretenda vivir la Misa y la liturgia en general según los textos y ritos de 1962 o, peor aún, según textos y ritos anteriores a las reformas provisorias hechas por san Juan XXIII, se retrotrae inevitablemente a 1962 o a antes, a sus modos de pensamiento y sus formas de vivir la fe.

8 comentarios:

  1. Silvio Romanelli3 de junio de 2023, 7:40

    Estimado padre Filemón,
    Entiendo que Benedicto XVI, al dar libertad para usar el Misal de 1962, tuvo plena conciencia de los problemas planteados por el perfil en cierto modo anti-judío de algunos de los textos de ese Misal. De hecho cambió la oración referente a los judíos en los Improperios del Viernes Santo, con lo cual entiendo que ha dado solución al problema planteado.

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    1. Estimado Silvio,
      suponiendo (aunque no concediendo) que el papa Benedicto XVI haya tenido en 2007, como indica usted, "plena conciencia" de los problemas planteados por el perfil anti-judío de los textos del Misal y del Breviario y de los Rituales de 1962, la modificación que se hizo en la oración de los Improperios en 2008, no alcanzó a solucionar los problemas. En primer lugar, porque se optó por una "oración de compromiso", o sea, no se optó por la oración por los judíos en los Improperios según el Misal de 1969, sino que se construyó otra, que a decir verdad, no conformó plenamente a nadie. En segundo lugar, ese texto de los Improperios no es el único texto en la liturgia de 1962 con aspectos anti-judíos.

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    2. No es admisible tachar de errores, como hace el autor de este artículo, al Misal tridentino, y más bien tiene todo el aspecto de ser una aberración doctrinal. La decisión del papa Benedicto por hacer a este Misal accesible a toda la Iglesia ha sido de lo más importante en su pontificado.

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    3. Estimado Padre Jorge H.,
      comparto su afirmación de que cualquier documento emanado por un Romano Pontífice, incluído un Ordo Missae, como el Misal surgido a partir del Concilio de Trento o como el Misal surgido a partir del Concilio Vaticano II, no puede contener errores de tipo dogmático o doctrinal, porque toda expresión en materia de fe de un Papa y con su voluntad de enseñar la fe y la vida de la fe, es una expresión infalible de su parte. Por tanto, en concreto, en el Misal de 1962, como en cualquier otro Misal de la Iglesia católica romana no existe este tipo de errores.
      Sin embargo, su afirmación sería errónea en el caso que usted quisiera afirmar que se tratara de errores de orden pastoral o de gobierno o de disciplina litúrgica, porque en estos ámbitos, el Papa no goza del carisma de infalibilidad. Por tanto, debe decirse que un texto emanado por un Romano Pontífice o por un Concilio Ecuménico, reunido con el Papa y bajo el Papa, puede eventualmente contener errores pastorales o displinares o gubernamentales, en el sentido que pueden pecar contra la prudencia o la justicia. Y en tal sentido, tales textos pueden ser revisables y corregibles.
      Por lo tanto, no se trata de una "aberración doctrinal", como usted dice, sino que se trata de decisiones que eventualmente pueden ser imprudentes o dañosas a nivel de gobierno pastoral de la Iglesia. Y en tal sentido, nada obsta a que una decisión del papa Benedicto XVI (como Summorum pontificum, por ejemplo) o del papa Francisco (como por ejemplo Traditionis custodes) puedan contener errores de este tipo, y puedan ser corregidos por ulteriores documentos pontificios.

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  2. No se preocupen, que los "errores" de Traditionis custodes serán corregidos por otro Papa que vuelva a legislar como en Summorum pontificum, reconociendo que el Misal tridentino no se ha abrogado ni jamás podía ser abrogado.

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    1. Estimado Anónimo,
      le pido, por favor, que lea mi reciente respuesta al Padre Jorge H., que también vale para responder a su intervención.
      Respecto a aquella afirmación del papa Benedicto XVI en Summorum pontificum acerca de que el Misal tridentino no se ha abrogado ni jamás podía ser abrogado, me remito a las repetidas ocasiones en que ya he explicado el modo correcto en que puede ser entendida esa imprudente y equívoca frase del papa Benedicto.
      De hecho, el Misal de 1962 ha caído en desuso, o sea ha perdido vigencia, o sea ha dejado de ser lícito, y de hecho ha sido prohibido su uso (salvo para puntuales permisos) a partir de la vigencia del nuevo Misal para el rito romano en 1970.

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    2. Lo que dice SP respecto al Misal de 1962 es

      no ha sido nunca jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre permitido.

      O sea, no habla solamente de abrogar o no ese Misal, sino que, en principio, ha quedado siempre permitido. Por lo que, según lo que afirmó Benedicto XVI, no se ha prohibido su uso a partir de 1970.

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    3. Estimado Reinaldo,
      comprendo lo que usted quiere decir.
      Yo he citado al vuelo, pero estamos diciendo lo mismo, y vengo a reafirmar lo mismo.
      Es valedero el modo como usted interpreta las palabras de Benedicto, en el sentido de que el misal de 1962 "ha quedado siempre permitido" o sea "no se ha prohibido su uso a partir de 1970", como usted dice... ¡pero! se ha olvidado usted de aclarar que eso sólo ha sido bajo ciertas condiciones, y en benevolente o misericordiosa atención a quienes permanecían apegados a los ritos anteriores, concesión que desde san Paulo VI en adelante, ha sido a modo de "indultos", y bajo Benedicto XVI a modo de amplia concesión "personal" al sacerdote para celebrar "sin pueblo". Hoy, desde 2021, ese Misal está efectivamente prohibido (como también lo estaba antes), pero ahora mucho más restrictivamente.
      No olvidemos que aquella afirmación de Benedicto XVI citada por usted era solamente una afirmación jurídico-disciplinar, por lo tanto, sujeta a sus condiciones espacio-temporales, determinada por el Papa.
      Hoy, a partir de 2021, es otra la disciplina litúrgica que rige la Eucaristía en la Iglesia de rito romano.

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