domingo, 25 de junio de 2023

El Dios de una teología desorientada (3/3)

El artículo que del padre Paolo Gamberini ahora terminamos de analizar, demuestra que su autor es un ejemplar de esa corriente de la Compañía de Jesús que cree todavía en la victoria del rahnerismo, no obstante la clara y firme exhortación del papa Francisco a retornar a santo Tomás de Aquino. Gamberini debería darse cuenta de que su modernidad no es otra cosa que un retorno al paganismo, y que su "Dios Dospuntocero" está, por tanto, fuera del curso vivo de la historia y es una propuesta sin futuro. [En la imagen: fragmento de "La Santísima Trinidad", óleo sobre lienzo, pintado hacia 1754 por Corrado Giaquinto, conservado, aunque no expuesto, en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].

----------Otro punto considerado por el padre Paolo Gamberini en otra de las tesis de su artículo se titula: "La doctrina trinitaria y la purificación de la imagen de Dios". Dice: "La doctrina trinitaria como metáfora entre Dios y el mundo permite trascender las formas no duales de la relación entre Dios y el mundo. Es necesario trascender las formas antropomorfizantes con las cuales Dios ha sido pensado, imaginado y también creído".
----------Objeción 14. La doctrina trinitaria no pone en juego metáforas antropomórficas sino en vía simbólica y subordinada, y con fines pedagógicos, como por ejemplo aquella del "paraclito" (abogado) o del "fuego" o de la "paloma" (el Espíritu Santo) o del maestro ("él os enseñará"). Pero su contenido no puede ser captado sino mediante nociones metafísicas, como la de persona, la de sustancia, la de naturaleza, la de esencia, la de subsistencia, la del ser, la de relación, etc.
----------Dice Gamberini: "Para realizar esta purificación de la imagen de Dios, es necesario recurrir directamente a su realidad, tal como sugiere Meister Eckhart, concibiendo la divinidad más allá de toda determinación y limitación, incluso personales deus-trinitas, recurriendo a esa realidad que Meister Eckhart llama lo profundo, el fondo del alma, donde se da la forma más alta de la unidad entre Dios y el hombre que es el espíritu".
----------Objeción 15. No existe una realidad por encima de la realidad de la persona, porque la persona es el ente más perfecto y más elevado que existe. El espíritu no es la forma más alta de la unidad entre Dios y el hombre. El espíritu es simplemente la realidad espiritual en general. Hombre y Dios son dos personas, sin duda entidades espirituales, Dios purísimo Espíritu y el hombre compuesto de espíritu y cuerpo, ciertamente capaces de unirse en una íntima unión espiritual, pero permaneciendo dos personas distintas.
----------Dice Gamberini: "Finalmente, la interpretación metafórica de la doctrina trinitaria nos permite repensar lo que significa decir que Dios es persona y personal, y finalmente la identidad entre el ver a Dios y devenir Dios".
----------Objeción 16. La interpretación metafórica de la doctrina trinitaria lleva a confundir, como ya he dicho anteriormente, el misterio trinitario como si fuera un programa de TV para niños. Si yo me convierto en ese Dios que veo, quiere entonces decir que ese Dios no es el verdadero Dios, sino un producto de mi imaginación con el cual, como decía Feuerbach, hipostasiaré aquellas cualidades humanas que yo no tengo, consolándome al imaginarlas como si realmente las tuviera.
----------El siguiente punto considerado por el padre Gamberini es "¿Qué oración?", y dice lo siguiente: "Durante el tiempo de la pandemia y ahora con la guerra en Europa, ha vuelto al centro la cuestión de la oración. ¿Por qué Dios no interviene en la vida de los hombres? ¿Por qué no responde a nuestras oraciones? La maduración de la fe, también en el modo de concebir la oración de petición, implica un camino de transformación que hace pasar de la plegaria entendida prevalentemente como coloquio o diálogo con un Tú, a una lenta y profunda transformación del orante en el ser mismo de Dios. Nos convertimos en lo que contemplamos; todo hombre, toda mujer, están llamados a convertirse en Cristo, plenamente Dios".
----------Objeción 17. Dios interviene continuamente, solo que a veces no escuchamos su voz y no acogemos su ayuda. Habíamos pedido el fin de la pandemia y la pandemia ha terminado. Pedimos el fin de la guerra en Ucrania. Si no somos escuchados es porque Dios quiere darnos algo mejor.
----------La plegaria supone un diálogo entre el hombre y Dios como personas distintas. En ella el orante cumple ciertamente un camino de progresiva adecuación de la propia voluntad a la de Dios. Pero el concebir al orante como un sujeto humano que deviene la persona divina a la cual él se dirige, esto se lo podrá entender representativamente en el conocerla, pero el creer que el hombre pueda devenir Dios realmente por el simple hecho de pensarlo, es una pura absurdidad, que confunde a la creatura con el Creador y sólo expresa la soberbia delirante del yo que cree ser igual a Dios o que cree producir a Dios como el cabalista con el poder de su pensamiento produce el Golem, ya sea para devenir aquello que ha pensado, así como yo puedo devenir ingeniero porque he decidido graduarme en ingeniería o puedo convertirme en Napoleón porque he pensado en Napoleón. Aquí ya no estamos en el horizonte de la teología sino en el de la psicopatología.
----------Termina diciendo el padre Gamberini: "La necesidad de actualizar la imagen de Dios es subyacente a nuestra comprensión de la fe. En los primeros siglos del cristianismo, especialmente durante el período de los grandes Concilios como el de Nicea y el de Calcedonia, la fe cristiana ha dado un giro determinante: del rígido monoteísmo hebreo, a una forma relativa de monoteísmo que luego ha pasado a expresarse en la doctrina trinitaria. La idea de la encarnación fue fundamental para implementar esta transformación. Este desarrollo nunca fue considerado por la Iglesia una traición a la fe bíblica: de hecho, podríamos decir que en un sentido evolutivo ha sido su cumplimiento. Lo que impulsó en los primeros siglos del cristianismo a la evolución de la idea cristiana de Dios, en el actual giro post-teísta es lo que impulsa a diversos autores a hacer cumplir a la forma monoteísta de la fe cristiana un paso más hacia el más allá de Dios. La presente revolución teológica pretende repensar a Dios sin el Dios de la secularización, fenómeno este típico de la edad moderna contemporánea, en dirección de una actualización post-secular de la idea de Dios. DospuntoCero".
----------Objeción 18. El padre Gamberini expresa la exigencia o necesidad de elaborar un nuevo concepto de Dios que pueda hablar a la capacidad de comprensión de nuestros contemporáneos, y la idea es ciertamente correcta. Su intención es buena. Pero luego la propuesta de Gamberini es la presente colección de graves errores ya bien conocidos en la historia de la teología, errores que aquí me he ocupado de refutar.
----------Estos errores son la expresión de esa soberbia que lamentablemente seduce e infla nuestros ánimos desde los tiempos de la tentación de la antigua serpiente, soberbia por la cual nosotros, rebeldes a la voluntad de Dios, quisiéramos poder prescindir de Él, denigrado de varias maneras, para reemplazarlo arrancándole sus atributos para apropiarnos nosotros de ellos.
----------La exposición del padre Paolo Gamberini, por lo tanto, está hecha para estimular nuestra soberbia, con la alarmante consecuencia de empujarnos por el camino de la perdición. Estos horribles errores ya están largamente extendidos en la actualidad, y están causando un enorme daño. En cambio, lo que se necesita urgentemente es redescubrir el verdadero concepto de Dios, olvidado por la charlatanería alborotada de los modernistas, por las falsas sublimidades de los gnósticos, por la arrogancia de los pelagianos, por las tonterías de los buenistas y por el compasionismo de los misericordistas.
   
Importancia del tema suscitado por el padre Gamberini
   
----------El artículo del padre Paolo Gamberini es una de las tantas expresiones de la tendencia modernista actualmente presente en la Compañía de Jesús. El artículo toca un tema fundamental de la vida del espíritu: el problema de cómo concebir a Dios y nuestra relación con Él.
----------Se está difundiendo un método equivocado de abordar el tema. Se trata del tema no como si fuera una cuestión especulativa, sino como si fuera una cuestión práctica, no por tanto con actitud y método científico, rigor lógico-deductivo, argumentación racional demostrativa, orden sistemático o bien sistematización conceptual.
----------El teólogo, según este nuevo método, no asume el método de la ciencia, no tiene la actitud de quien quiere analizar y decirnos las cosas tal como son, como podría hacerlo un fisiólogo que estudia y describe las funciones del cerebro o las funciones del corazón, sino que tiene la actitud de la creatividad o del hacer artístico, como el cocinero que inventa un nuevo plato combinando sus componentes según su genio e inventiva, o como el poeta que da rienda suelta a la fantasía para sorprendernos con sus creaciones.
----------El Dios del padre Gamberini no es el Dios real, sino un Dios inventado, no es el Dios que existe en sí independientemente de nosotros. Al contrario, es un Dios producido por nosotros, al que la Sagrada Biblia llama "producido por las manos del hombre" (cf. Dn 14,5; Sal 115,4; 136,15; Is 2,8; Jer 1,16), un Dios construido por el pensamiento y efecto del pensamiento, aquello que la Escritura llama "ídolo".
----------En cambio, es urgente repristinar una visión de Dios según sus verdaderos atributos entre sí ordenados y conectados, para mostrar la razón de la conexión de los unos con los otros, de modo que los unos no puedan estar sin los otros y nada en esta visión debe ser inconveniente e incompatible con la naturaleza y el obrar divinos. Ningún atributo debe faltar o ser negado. Ninguno se debe agregar si todos están presentes. Introducir un atributo no necesario o inconveniente, negar un atributo que a Dios le pertenece, poner los atributos de Dios en contradicción entre sí, concebirlos al modo humano, significa desvirtuar el concepto de Dios.
----------Y es claro que si Dios es la regla de la voluntad humana, un Dios que es un ídolo no podrá hacer el bien al hombre. Un Dios al cual le falta algún atributo esencial o al cual se le asigna un atributo que no le conviene, un Dios de ese tipo no podrá ser el salvador del hombre. Obedecer a un tal Dios será más bien servir al demonio que no al verdadero Dios. Obedecer a un Dios construido por el hombre, será un obedecerse a si mismo, poniéndose uno mismo en el lugar de Dios.
   
El Papa está poniendo orden en la Compañía de Jesús reconociendo sus lados positivos
   
----------La divina Providencia ha querido que por primera vez en la historia un jesuita ascienda al trono de Pedro, precisamente en un momento histórico en el cual la Compañía de Jesús desde hace unos sesenta años está causando gravísimos daños a la Iglesia bajo las apariencias de un falso progresismo y a causa de una falsa interpretación de la reforma conciliar.
----------Como mis amables lectores saben, por mis artículos anteriores, san Juan Pablo II, plenamente consciente de este enorme daño que la Compañía estaba haciendo a la Iglesia, había concebido ciertamente con gran dolor como remedio extremo a tanto mal el plan para abolirla (la historia está narrada por el jesuita Malachi Martin en su libro I Gesuiti. Il potere e la segreta missione della Compagnia di Gesù nel mondo in cui fede e politica si scontrano, Sugarco Edizioni, Milano 1988. El título del original en inglés es mucho más franco: La Compañía de Jesús y la traición a la Iglesia Católica Romana). Todo el pontificado de san Paulo VI había sido un calvario para él, provocado por la poderosísima corriente de los rahnerianos, por no hablar de los seguidores de Teilhard de Chardin y del dudoso espiritualismo de De Lubac y de Von Balthasar, teólogos que en ciertos aspectos han sido de gran valor (sobre las relaciones de san Paulo VI con los jesuitas, véase: Antonio Caruso SJ, Tra grandezze e squallori, Edizioni Viverein, Monopoli 2008).
----------En cuanto a Juan Pablo I, como todos sabemos, murió imprevistamente en circunstancias misteriosas precisamente pocas semanas antes de una importante reunión de la Compañía que pretendía continuar con su línea modernista, mientras que el Papa estaba preparando para esta reunión (la llamada Congregación General) un discurso de severísima admonición para que dejaran de causar tanto daño a la Iglesia, y de fortísima exhortación (casi a modo de ultimátum, después de tanta heroica paciencia demostrada por Paulo VI) a trabajar de una vez por todas por la verdadera realización del Concilio, recuperando verdaderamente, como el Concilio prescribía, el espíritu de san Ignacio sin deformarlo con los errores de la modernidad.
----------Juan Pablo II, por su parte, tan pronto como asumió el oficio petrino, conociendo bien la situación y las intenciones del anterior Pontífice, había concebido el mismo plan, si no le hubiera disuadido el poderoso y hábil Secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, quien mostró al Papa los méritos que la Compañía sin embargo conservaba frente a la Iglesia y todo lo positivo que estaba haciendo para la realización del Concilio.
----------El Papa se convenció y desistió del propósito, pero también todo el recorrido de su pontificado habría de estar marcado por un inmenso sufrimiento que le habrían de causar los rahnerianos, sobre todo en la aplicación filomarxista en América Latina de la ética social rahneriana, la así llamada "teología de la liberación".
----------La impotencia de los Papas del postconcilio para obtener la verdadera realización del Concilio contra la falsificación modernista ha sido provocada por el hecho de que una cierta tendencia buenista, de algún modo presente en el mismo Concilio, se había extendido en el episcopado, persuadiéndose los obispos de que habían terminado los tiempos de las condenas y que era necesario dejar a todos los teólogos la libertad de expresar cualquier opinión y en particular al rahnerismo, dotado de la particular astucia de proponerse como consejeros a la jerarquía sobre qué hacer para implementar la reforma conciliar.
----------Solo poquísimos teólogos, en su mayoría tomistas, Obispos y Cardenales, algunos muy conocidos y autorizados, lograron sustraerse a la fascinación seductora y maléfica del rahnerismo, solo poquísimos se dieron cuenta de la enorme estafa, e individuaron las causas y los remedios, sin embargo, fueron Obispos y Cardenales mal soportados y fácil blanco de la burla por parte de muchos cohermanos, con el resultado de dejar al Papa en soledad, expuesto a ataques feroces, sin apoyos, sin defensas y sin el suficiente poder para intervenir y para poder tomar medidas disciplinarias. El caso extremo de este fenómeno ha sido el de Benedicto XVI.
----------El poder de los rahnerianos durante el pontificado de Benedicto XVI devino de tal manera fuerte en el ámbito del propio Colegio cardenalicio, que, como es bien sabido, el grupo rahneriano que es conocido con el nombre de "mafia de San Galo" logró hacer elegir precisamente a un jesuita como Romano Pontífice, en la esperanza de hacer triunfar finalmente el rahnerismo, expulsando de una vez por todas el primado de santo Tomás de Aquino en teología y sustituyéndolo por el de Rahner.
----------Pero la operación, estudiada con gran cuidado y despliegue de medios, y llevada a cabo con tanta perseverancia, digna de mejor causa, fracasó. Francisco, presentándose la ocasión de expresarse sobre esta importantísima cuestión decisiva para el bien de la Iglesia y que está en la raíz de los males que la afligen, se ha pronunciado con claridad inequívoca, como todos sus predecesores desde hace ocho siglos, a favor del Aquinate, retomando por otra parte la recomendación hecha por el mismo Concilio Vaticano II.
----------Imaginemos la humillación de los rahnerianos, los cuales habían lisonjeado y mimado al papa Francisco desde el inicio de su pontificado, engañándolo con todo tipo de halagos y adulándolo descaradamente con los títulos más altisonantes que jamás se hayan podido imaginar. Pero Francisco, aunque "un poco ingenuo y un poco astuto", como él mismo se ha definido en alguna ocasión, sabe ser bueno pero no tonto.
----------Los modernistas parecen haber acusado el golpe y continúan impertérritos por el mal camino con su habitual atrevimiento. Pero ahora su suerte está sellada: deben reconocer, si no quieren permanecer ciegos, que el Papa, ¡y precisamente un Papa jesuita! no está con ellos. Sino que es el Papa, y que no son ellos, quien interpreta el verdadero espíritu de san Ignacio de Loyola, su santo fundador, quien también recomendó encarecidamente a sus hijos seguir en teología a santo Tomás.
----------Y de hecho la Compañía, a pesar de su enfoque voluntarista, ha dado a la Iglesia, en el curso de su gloriosa historia, excelentes tomistas. Baste citar, durante el último siglo, los nombres del cardenal Billot, Dieckmann, Pesch, Lange, de Tonquédec, Mattiussi, Petazzi, de Finance, Siwek.
----------Por lo tanto, debemos reconocer que el consejo dado a san Juan Pablo II por el cardenal Casaroli no ha sido erróneo. La Providencia ha querido y quiere una reforma de la Compañía desde su mismo interior. La medida disciplinar que tenían en su ánimo Luciani y Wojtyla era demasiado drástica y humillante para un Instituto religioso que, al fin de cuentas, en el pasado había hecho mucho bien a la Iglesia y todavía puede hacerlo.
----------Sin embargo, ahora es necesario que la Compañía no deje escapar la chance que le es brindada por el Papa y no se aproveche de su bondad para seguir haciendo como hasta ahora, confundiendo a Francisco por un débil, un manipulable, o un connivente. Ingenuo, si se quiere, excesivamente optimista, pero no irresponsable ni temeroso. Misericordioso sí, pero no cómplice ni idiota útil.
----------Los Jesuitas, por tanto, sin aprovecharse del hecho de que el Papa es uno de ellos, también jesuita, deben por el contrario sentirse más que nunca en el deber de ofrecer a toda la Iglesia el testimonio de una ejemplar obediencia al Vicario de Cristo, pero obediencia ante todo sobrenatural, al Papa en cuanto Papa, no tanto concordancia con sus límites humanos y discutibles.
----------Por lo tanto, los rahnerianos de la mafia de San Galo deben dejar de creer que pueden servirse del Papa para la realización de su plan subversivo. Si han sido determinantes en la elección del cardenal Bergoglio, deben recordarse a sí mismos que ahora el Papa no depende de ellos, sino del Espíritu Santo (supuesto que crean en él). Por eso, obedecer al Papa en cuanto Papa quiere decir, entre otras cosas y sobre todo, obedecer al Papa cuando recomienda a santo Tomás de Aquino y no a Karl Rahner, por mucho respeto que se le pueda tener también a este teólogo por sus aspectos positivos.
----------Atrás ha quedado el tiempo del Jesuita que se siente en el deber de ser el primero de la clase, de creérselas los hombres de las medallas de oro, como los atletas de la Unión Soviética en las Olimpiadas del pasado. Si los Jesuitas pueden sobresalir en la disponibilidad para cumplir todos los mandatos del Papa, en la iniciativa valiente e innovadora, en el emprender grandes empresas salvíficas, en el guiar a las almas santas, en el aconsejar la acción política de los poderosos, en la audacia apostólica y en el dinamismo de la acción misionera, deben dejar el campo de la teología especulativa y sistemática, teórica y moral, a santo Tomás y a sus discípulos, o sea, a los teólogos dominicos, frailes de aquella Orden de la que Tomás, como se sabe, es el hijo que mejor de todos representa el carisma dominicano del contemplata aliis tradere.
----------En cambio, es bien conocida la peculiaridad de san Ignacio: contemplativus in actione. Dejemos que los dos carismas, ignaciano y dominico, se complementen entre sí, demos a cada uno lo suyo sin ningún pasticho ni confusión, sin contraposición, interferencias, intromisiones o invasiones de campo y sin envidias, rivalidades, protagonismos, afán de influir o sugestionar o primeriar, sino con modestia, seriedad, espíritu de servicio, honrándose unos a otros, imitando a los mejores, aunque sean desconocidos o despreciados por el mundo, no los más admirados por el mundo, aprendiendo de los que saben más que ellos, y permaneciendo en el propio puesto. Compitiendo en la santidad, no en el éxito mundano ni en la búsqueda del consenso.
   
Se debe sustituir el voluntarismo con la prudencia
   
----------El valor de la acción está en el centro de la espiritualidad ignaciana de la Compañía de Jesús. Esta espiritualidad hace referencia al hecho de que entre nosotros, en relación a este fundamental valor vital y existencial, existen dos actitudes diferentes: la de los decisionistas y la de los prudenciales. Tanto los unos como los otros están absolutamente interesados en la acción, conociéndola como problema vital del sentido de la propia vida y de la felicidad. Pero mientras los decisionistas son los emotivos y los impulsivos, que sienten prepotente e impelente la necesidad de actuar, de afirmarse y de influir sobre los demás y sobre la realidad, los prudenciales (la prudencia, como dice santo Tomás de Aquino, es la recta ratio agibilium) saben bien también ellos que al final, para vivir es necesario actuar y que la vida es acción.
----------Pero precisamente porque saben bien esto, quieren primero absolutamente y prudentemente saber con certeza y objetividad cuál es el verdadero bien, cuál es el objetivo de la vida, para poder actuar con inteligencia, sagacidad, lucidez, razonabilidad, sensatez, cautela, solidez, seguridad, sin precipitación e impulsividad, sino con fundada esperanza de obtener y ser eficaz, de triunfar y de conseguir la meta prefijada.
----------Vale decir, para los prudenciales el primer problema a resolver es el problema de la verdad. Ellos aspiran a la caridad. Pero es precisamente por eso que los prudenciales primero quieren saber qué es la caridad, para no amar o caminar con la cabeza en el saco y caer víctimas de las más amargas desilusiones, que podrían ser evitadas con un sincero y humilde amor por la verdad, una atención a las cosas tales como son y no como nos las imaginamos o nos gustaría que las cosas fueran.
----------Los prudenciales entienden la obediencia como adaequatio intellectus ad rem, antes de hacer ejecución fiel de la voluntad manifestada por el superior. Los prudenciales aprecian la obediencia, pero para ellos la obediencia práctica, obediencia al mandato del superior, supone y está condicionada y justificada por la obediencia especulativa, la obediencia del intelecto a la realidad. Vale decir, si no estoy seguro de que ese bien sea un verdadero bien, ¿con qué prudencia puedo perseguirlo? Si no estoy seguro de que ese mandato sea razonable, ¿es entonces verdaderamente bueno, está fundado en verdad y justicia, con qué prudencia obedezco y con qué certeza de actuar bien y hacer el bien?
----------Un decisionista que hace gnoseología se convence, como Descartes, de que los sentidos no dan la verdad de cosas externas, sino que me corresponde a mí decidir que la nieve es blanca y que el sol manda luz. El decisionista duda no porque esté obligado por el intelecto ante una duda razonable, sino por un forzamiento de la voluntad, y precisamente por ese forzamiento de la voluntad decide sobre la verdad sin haber consultado antes al intelecto. Así, la duda permanece irresuelta y la voluntad deviene doble y libre de poner el sí junto con el no. Este es el famoso cogito cartesiano.
----------Y si un decisionista hace metafísica, entonces es un idealista, para el cual el ser no es un ser externo a él e independiente de él, sino que es sólo el ser pensado y querido por él. El decisionista es intolerante con una realidad, con un tú que está frente a él, independiente de él, o incluso de su propio yo, no puesto por su acto de pensar, no efecto de su querer y de su actuar, sino una realidad, un objeto o un tú, al cual el intelecto deba adecuarse para de ese modo estar en la verdad. No, para él la verdad es la que decide él, no la que le es impuesta desde fuera, una realidad externa a él.
----------De hecho, como sucede en el idealismo, el decisionista llega a creer -¡qué poderosa es la imaginación!- que toda la realidad, incluido Dios, es puesta por él, la decide él y la quiere él con su pensamiento y su acción. Y he aquí está la teología de Fichte, de Hegel, de Gentile y de Rahner. He aquí la teología de Gamberini.
----------El pensar del idealista no es un conceptualizar, un representar o un formar ideas, sino un hacer, es una acción mágica o demiúrgica: la realidad está puesta, plasmada y hecha por su voluntad. Con esta pretensión loca y exorbitante, él se imagina sustituirse a la acción creadora de Dios y así de poseer una omnipotencia igual a la de Dios. Cree producir a Dios con su pensamiento tal como yo pongo con mi pensamiento o en mi mente la imagen de Mickey Mouse o de Santa Claus.
----------El decisionismo es el lado débil de la Compañía de Jesús como el intelectualismo es el lado débil del dominico. El estar demasiado absorbidos por los principios abstractos ha conducido a los dominicos en el pasado a descuidar las contingencias y los cambios de la historia y lo concreto de las circunstancias que atenuan responsabilidades y disminuyen la entidad de las culpas. De ahí ese conservadurismo, esa rigidez, ese inmovilismo y esa abstracticidad que el papa Francisco lamenta como todavía presentes en algunos católicos. Si los miembros de la Orden de Predicadores hubieran sido más fieles a santo Tomás de Aquino, no les habrían sucedido las lamentables desventuras que todos conocen.
----------El Concilio Vaticano II ha impulsado a los dominicos a corregir los errores del pasado. A menudo, sin embargo, ha sucedido que para remediarlos se ha caído en el error opuesto del escepticismo, del relativismo, del modernismo. El pensamiento de santo Tomás ha estado contaminado por los errores de Ockham, Eckhart, Descartes, Kant, Hume, Hegel, Freud, Husserl, Heidegger, Gentile, Severino, Bontadini y Rahner. Pocos han sabido encontrar en Maritain, aunque haya sido recomendado por los Santos Pontífices Paulo VI y Juan Pablo II, el camino correcto (a este respecto, aquí en Argentina, la descaminada crítica al filósofo francés realizada por Meinvielle y continuada fanática y neciamente por otros, aún cuando hayan pasado varias décadas, les ha imposibilitado encontrar la vía hacia un auténtico tomismo).
----------Pero el mismo reproche, aunque de forma especular, podríamos dirigir a los Jesuitas: si ellos hubieran sido más fieles a santo Tomás de Aquino en la limpidez del razonar y en la lealtad del pensar, sin artimañas, escapatorias, escamotages y dobleces, a estas horas no habrían creado tantas divisiones, contrastes y conflictos de intereses en las luchas y las maniobras de poder, fingida obediencia, intrigas políticas, acciones sediciosas, injusticias sociales, politización de la religión, liberalismo moral, etc.
----------Con gran perspicacia, Etienne Gilson, en Études sur le rôle de la pensée médiévale dans la formation du système cartésien (Vrin, Paris 1975) ha mostrado claramente cómo es Descartes quien, procedente de una formación recibida en un colegio de sacerdotes jesuitas, no deja de tener la responsabilidad de haber provocado esa deslealtad y esa astucia en el pensar y en la conducta moral, y ese deseo desmesurado de novedad y de originalidad que está en el origen de ese centrarse del yo humano sobre sí mismo que en los siglos siguientes conducirá al panteísmo hegeliano y al ateísmo marxista.
----------Desgraciadamente, desde los inicios de la actividad de la Compañía, surgió entre Jesuitas y Dominicos una sutil rivalidad por el liderazgo intelectual teológico de la Iglesia. San Ignacio con su nuevo Instituto no intentó en absoluto sustituir o superar a los Dominicos en este campo, de hecho, tenía el máximo respeto por santo Tomás. En cambio, él pretendía unirse a los Dominicos, los cuales, aunque agudos críticos de Lutero, no llegaban a poseer ese dinamismo conquistador a las órdenes del Papa, que era necesario en esa dramática coyuntura en la cual una gran parte de la cristiandad se estaba levantando contra Roma. Y de hecho, los Jesuitas lograron volver a reconducir a la sujeción del Papa a muchos luteranos, así como demostrar un prodigioso impulso misionero en cumplimiento de los decretos del Concilio de Trento.
----------Aquella ambición de estar a la guía de la teología se manifestaba en cambio ya hacia finales del siglo XVI con dos teólogos jesuitas: Francisco Suárez y Luis de Molina: el primero pretendía elaborar un sistema teológico más avanzado y comprensivo que el de santo Tomás de Aquino, siguiendo al Aquinate, sí, pero al mismo tiempo dando cabida de modo incoherente y contradictorio a los errores de Juan Duns Scoto y de Guillermo de Ockham, como si estos debieran completar la obra de Tomás.
----------El segundo atrajo sobre sí las críticas de los teólogos dominicos, al concebir la relación del libre albedrío con la gracia, en modo tal que daba a la voluntad humana un tal poder, que su acto ya no aparecía causado por Dios, sino fundado sobre sí mismo, como si Dios para dar la gracia tuviera que esperar la libre iniciativa del hombre. Se trata del primer signo de esa tendencia voluntarista que ya se encontraba en Scoto y Ockham, e incluso en el mismo Lutero, y que lamentablemente es un principio de corrupción intelectual, que es responsable de todas las desviaciones de la Compañía hasta hoy.
----------El remedio a este vicio del voluntarismo es precisamente el intelectualismo tomista, que, sin caer en el idealismo, reconoce la verdadera dignidad de la voluntad y de la acción, precisamente mostrando que ellas no deben sustituir al intelecto, sino fundarse en el conocimiento intelectual.
----------Por el contrario, los teólogos dominicos encontraron en los teólogos y misioneros jesuitas excelentes maestros en el campo de la casuística moral práctica, de la apologética, de la dirección espiritual, de la ascético-mística, de la aplicación política de la religión y de la acción misionera, de la inculturación de la fe, y de la relación de la psicología con la moral.
----------El mensaje ofrecido por el Concilio Vaticano II exhorta, como Dante en la Divina Comedia, a una humanidad extraviada a rencontrar el camino hacia Dios meditando sobre las consecuencias infernales del pecado, sobre el valor purificatorio de la penitencia y sobre la alegría de la vida eterna. Por consiguiente, tanto los Dominicos como los Jesuitas, están llamados a complementarse y a corregirnos mutuamente, en el oficio de indicar a la humanidad extraviada este camino del retorno a Dios.
----------El padre Gamberini es un ejemplar de esa corriente de la Compañía de Jesús que cree todavía en la victoria del rahnerismo, no obstante la exhortación del Papa a retornar a santo Tomás de Aquino. Gamberini debería darse cuenta de que su modernidad no es otra cosa que un retorno al paganismo. Su Dios Dospuntocero está por tanto fuera del curso vivo de la historia y es una propuesta sin futuro.

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