viernes, 23 de junio de 2023

El Dios de una teología desorientada (1/3)

Dante Alighieri comienza la Divina Comedia, hallándose desorientado y perdido, a mitad del curso de su vida: "Nel mezzo del cammin di nostra vita / mi ritrovai in una selva oscura, / chè la diritta via era smarrita (Infierno, Canto I, v.1). Más o menos como parecen estarlo hoy ciertos teólogos "más perdidos que turco en la neblina".

----------Un amigo mío me ha enviado, con solicitud de mi opinión, el texto de un artículo del sacerdote jesuita Paolo Gamberini [n.1960], titulado Aggiornare Dio, publicado en la revista Rocca n.14, del 15 de julio del año pasado. El artículo se reproduce en el blog AlzogliOcchiversoilCielo, el 22 de febrero de este año.
----------Se trata de la propuesta de un nuevo concepto de Dios, que se presenta como "adecuado a nuestros tiempos". He respondido al pedido de mi amigo dividiendo en pasajes el escrito del padre Gamberini, y a cada uno de ellos planteo mis objeciones. Y conforme a este enfoque, también quiero presentar mis consideraciones a los lectores, pensando que quizás resulten interesantes y hasta útiles.
----------El padre Paolo Gamberini comienza su artículo diciendo: "El título de mi nuevo libro Deus. DospuntoCero. 2.0 sugiere un aggiornamento, una actualización, un update, del concepto de Dios. El subtítulo del libro es éste: Repensar la fe en el post-teísmo.
----------El texto ha nacido de una serie de encuentros de un Seminario Online (titulado "Deus dp": después de la pandemia) ofrecido durante el año de la pandemia, es decir, desde octubre de 2020 a junio de 2021. Durante las sesiones de este seminario, ha surgido cada vez más la exigencia de ofrecer a aquellos que no habían participado del Seminario lo que habíamos vivido: es decir, cómo lentamente se estaba madurando la necesidad de pasar a una nueva concepción de Dios. Al mismo tiempo orientarse hacia una concepción aggiornada de Dios que estuviera en continuidad con lo que nos testimonia el depósito de la fe, el kerygma, sin cerrarnos a las innovaciones que provienen de las ciencias en particular, la biología, la física cuántica, las neurociencias, así como de la sabiduría de las otras tradiciones religiosas.
----------Observación general: Como introducción (que adelanta en cierto modo mi conclusión final) es que en el pensamiento expresado por el padre Gamberini no existe ningún nuevo concepto de Dios, sino un concepto antiguo y además erróneo. Cualquiera que conozca la historia de la filosofía (bastan tres años en el seminario) puede darse cuenta de esto. Así que veamos dónde está el error. El texto de Gamberini continúa así:
----------"Dios no está separado del mundo. A diferencia del ateísmo de los siglos XIX y XX, el post-teísmo no rechaza ningún tipo de trascendencia, sino sólo aquella trascendencia en la cual Dios viene concebido como 'separado del mundo', 'interviniendo' sólo de vez en cuando, con alguna revelación sobrenatural y con alguna acción milagrosa. Así el teísmo ha pensado los hechos fundantes del Éxodo y de la resurrección de Jesús de Nazaret: intervenciones divinas desde lo alto, desde lo externo del cosmos, interrumpiendo de este modo las leyes de la naturaleza, para salvar al mundo de la muerte".
----------Objeción 1. Dios, aunque en contacto con todo en cuanto su Creador, es efectivamente no sólo distinto, sino separado del mundo, sin que por ello deje de comunicarse con el mundo. Sin embargo, entre Dios y el mundo existe un desnivel ontológico infinito: Dios es el "Altísimo" (del hebreo El-elión), Dios es ente infinito, infinitamente superior y trascendente al mundo en su finitud.
----------Las intervenciones extraordinarias de Dios en el mundo no son fantasía, sino realidad. Son efectivamente las intervenciones milagrosas y reveladoras, registradas y atestiguadas por la historia y por innumerables testimonios irrefutables. Ellas no perturban en absoluto el curso regular de la naturaleza y el funcionamiento de sus leyes, queridas y operadas por Dios mismo, sino que aumentan o reparan maravillosamente sus fuerzas, como efectos sobrenaturales de su benévola y misericordiosa omnipotencia en beneficio y salvación del hombre, como signos de la credibilidad de cuanto Él se complace en revelarle para hacerlo hijo de Dios.
----------El teísmo, como lo presenta Gamberini, es la admisión de la existencia de Dios como creador del mundo, por tanto Dios entendido como sustancia espiritual infinita distinta del mundo como conjunto de sustancias corporales y espirituales. Gamberini propone un "post-teísmo", que no es otro, como veremos, que la concepción spinozista de Dios como única sustancia, mientras que los entes del mundo serían accidentes o atributos o modos de esta sustancia, es decir, el panenteísmo. Todos los entes estarían en Dios como en su sujeto.
----------Se trata de una visión errónea de la relación de Dios con el mundo. La correcta es el teísmo, que no está en absoluto superada con el panenteísmo, sino que por el contrario debe ser recuperada y liberada de las actuales visiones panenteístas, panteístas y ateas.
----------Sigue diciendo Gamberini: "En la visión post-teísta, en cambio, el cosmos ya no es concebido como fuera del ser de Dios sino radicalmente dentro de Su ser. En tal sentido se habla de pan-en-teísmo: expresión esta acuñada por el filósofo alemán Karl Krause (Lecciones sobre el sistema de la filosofía, 1828) para indicar su propia doctrina teológica, que pretendía mediar entre panteísmo y teísmo. Todas las cosas están en Dios y Dios está en todas las cosas. Cabe señalar que esta visión de la realidad ya estaba presente en muchos autores, entre ellos Ignacio de Loyola quien en la contemplación para obtener el amor en los Ejercicios Espirituales invita al ejercitante a ver a Dios, presente y operante en todas las cosas".
----------Objeción 2. El mundo está efectivamente fuera del ser divino. Naturalmente este "fuera" no debe ser entendido en sentido espacial, sino en sentido ontológico, para decir que el ser de Dios es distinto del ser del mundo y es superior al ser del mundo. Mientras el Ser divino es necesario, el ser del mundo es, en cambio, contingente. El ser divino subsiste por sí (Ego Sum Qui Sum, Ex 3,14); el ser del mundo es creado por Dios de la nada (In principio Deus creavit caelum et terram, Gen 1,1).
----------El mundo en cuanto ideado por Dios es en Dios idéntico a Dios, pero en cuanto creado por Dios, tiene su ser propio a semejanza participativa del ser divino. El mundo es por tanto un opus ad extra de Dios, distinto del opus ad intra, que son las procesiones trinitarias.
----------No existe, por consiguiente, ninguna mediación posible entre el panteísmo y el teísmo, así como no existe ningún Dios-mundo que esté en medio entre Dios y el mundo. Ahora bien, decimos que todo está en Dios, no como los accidentes están en la sustancia, sino como la pluralidad de las sustancias del mundo son mantenidas en el ser por la divina sustancia. El panenteísmo es reducible al panteísmo. El uno y el otro sostienen que existe sólo Dios, con la diferencia de que mientras el panteísmo hace de Dios un ídolo confundiéndolo con el mundo, el panenteísmo hace de Dios el alma y la sustancia del mundo y hace del mundo el cuerpo de Dios. Esta idea ya está en la Cabala. y en Giordano Bruno.
----------Cuando el apóstol san Pablo dice que nosotros "vivimos, nos movemos y existimos" en Dios (Hch 17,28) no afirma ningún panenteísmo, no pretende decir que nosotros seamos los accidentes de la divina sustancia, la cual, siendo ser completísimo en sí mismo, no tiene ningún accidente, sino que, como explica Pablo inmediatamente después, pretende referirse al hecho de que nosotros, ya como criaturas, somos en sentido lato "hijos de Dios", en sentido natural, vale decir, prescindiendo del significado sobrenatural de esta expresión, lo que Pablo llama "filiación adoptiva", fruto de la gracia de Cristo.
----------Aunque luego el mundo se asemeje a Dios, el mundo, como dice el IV Concilio Lateranense, es más desemejante que semejante a Dios. Los confines o límites del mundo están infinitamente por debajo de la infinitud de Dios, así como entre finito e infinito existe un desnivel infinito. El mundo, por lo tanto, no puede infinitizarse, así como Dios no puede finitizarse. Esto es claro, pero expliquémoslo más:
----------El mundo no puede devenir Dios y Dios no puede devenir mundo. Y ello es así porque el devenir concierne sólo al mundo. Dios es inmutable. Ciertamente, nosotros estamos en Dios y estamos fundados en Él, pero no en el sentido spinozista de que nosotros seamos atributos, modos de ser o accidentes de la única Sustancia divina, sino en el sentido de que nosotros somos conservados en el ser por Dios. Si nuestro Señor Jesucristo se parangona a Sí mismo con una vid de la cual nosotros somos los sarmientos, no debemos entender estas palabras como si nosotros y Él formáramos una única sustancia.
----------El modo de hablar de Cristo es solo un modo de decir para expresar el hecho de que nuestra existencia y nuestro actuar son mantenidos en el ser por su acción conservadora de nuestro ser, que si ella debiera cesar, caeríamos en la nada. Se refiere a la vida de gracia que Él nos otorga, faltando la cual con nuestro pecado, nuestra vida de gracia se extinguiría y ya no podríamos dar frutos de vida eterna.
----------Por otra parte, se dice que Dios es inmanente en nosotros no en el sentido de que Dios necesita estar en el mundo para ser Dios, sino en el sentido de que Él está presente en nuestro espíritu y en nuestra conciencia, aunque Su Ser sigue siendo infinitamente trascendente, es decir, superior al nuestro. Dios puede muy bien existir incluso sin el mundo, el cual no añade nada a su perfección, siendo ella infinita.
----------El mundo ni siquiera está en Dios como la forma sustancial está en la materia para formar una única sustancia compuesta de materia y forma. El mundo es un conjunto de sustancias, algunas de ellas son puras formas, las almas separadas de los difuntos y los ángeles, otras sustancias son formas informantes de una materia, los hombres y los entes subhumanos. El mundo no es la forma de Dios.
----------En todo caso, se podría decir que es Dios quien es la forma del mundo, pero por lo demás una forma que no es inmanente al mundo, como la forma del fuego es inmanente a la materia del fuego, sino más bien como la forma de la obra de arte está en la mente del artista, vale decir, trascendente en cuanto espiritual a la forma de la obra de arte concreta, obra de arte realizada según esa forma o esa idea.
----------En cambio, Dios es una forma subsistente en sí misma, infinita, una esencia completa, que no tiene necesidad de informar ninguna materia. Dios es un ente personal autoexistente (aseidad) y autosubsistente, creador de la multiplicidad de los entes del mundo. Por lo tanto, Dios es superior al mundo como la causa es superior al efecto, sin que tenga Dios ninguna necesidad del mundo para existir.
----------En resumidas cuentas, una cosa es ver a Dios presente y obrando en todas las cosas; este es un sacrosanto deber (y esto es lo que dice san Ignacio en sus Ejercicios); y otra cosa distinta es concebir a Dios cuya esencia para ser completa tenga necesidad de existir en las cosas. Esto es una herejía.
----------Dice el padre Gamberini: "¿Cómo podemos comprender las verdades de la fe cristiana, desde el pecado original hasta la resurrección corpórea de Jesús, desde la encarnación del Verbo hasta la concepción trinitaria de Dios, desde el sacrificio de la cruz hasta la unicidad salvífica de Cristo, de modo tal que estas verdades sean entendidas a partir de un concepto de 'Dios' y de 'salvación' que ya no es teísta? ¿Cómo comprender las verdades esenciales de la fe cristiana a la luz de una versión actualizada de Dios, Deus 2.0?".
----------Objeción 3. Comprender las verdades esenciales de la fe cristiana a la luz de "una versión actualizada de Dios, Deus 2.0", significa transformarlas todas en una ficción farisaica que conserva las fórmulas verbales, pero les da una interpretación no bíblica sino cabalística. De hecho, la visión panenteísta tiene un fundamento cabalístico que inspira la teología spinoziana, que he mencionado y que concuerda con la visión del Dios que hace lugar al mundo según la visión de Isaac Luria, a la cual mencionaré más adelante.
----------Sigue diciendo Gamberini: "Veamos qué es el post-teísmo. ¿Pero, qué es el post-teísmo? El post-teísmo realiza cuanto ya el ateísmo (bien subrayado con el alfa privativo, a - teísmo) ya había intentado hacer, es decir, negar el 'Dios' de la religión. Sin embargo, el proyecto del ateísmo fue un intento -parcial en mi opinión- de negación, porque de hecho ha negado una particular y específica imagen de Dios, precisamente la teísta, pero no ha querido negar la realidad de Dios, como fondo originario de la realidad".
----------Objeción 4. Dios no es el fondo originario de la realidad, como cree Severino. Dios es el creador del fondo originario de la realidad, que es la sustancia. El problema de hoy, entonces, no es en absoluto el de llevar a cumplimiento la empresa del ateísmo, sino: a) demostrar la existencia de Dios "per ea quae facta sunt" (Rom 1,20) frente a la necia negación atea (Sal 14,1); b) corregir un difundido concepto de Dios, que lo confunde con el mundo o con el hombre. La Biblia llama "idolatría" a esta adoración del mundo o del hombre divinizado en el puesto del verdadero Dios, Creador y Señor del hombre y del mundo.
----------Continúa Gamberini: "Esta cuestión ha quedado, digamos así, en suspenso. Basta pensar en la categoría de 'trascendencia sin ninguna trascendencia celestial' en el libro Principio esperanza de Ernst Bloch. Se trata de una negación de la trascendencia de lo trascendente, y no de la trascendencia en cuanto tal. El post-teísmo hace suya esta visión 'inmanente' de Bloch en cuanto niega el Dios trascendente del teísmo, entendido como alguien que está fuera y separado del cosmos, y el cosmos como algo externo, fuera de la trascendencia".
----------Objeción 5. La verdadera trascendencia no es un trascenderse de la auto-conciencia en lo interno de sí misma, no es la actividad con la cual el hombre aumenta su propio ser por medio del pensar-querer hasta elevarlo a las dimensiones de Dios (este es el proyecto cartesiano-cabalístico que es propio del magia, condenada por la Sagrada Escritura); y es precisamente lo que Karl Rahner llama con arrogancia discursiva la "auto-trascendencia humana que tiene a Dios como horizonte último e infinito".
----------Pero lo cierto es que la verdadera trascendencia, es decir, aquello que san Agustín de Hipona llama el "trascende teipsum", no es un aumento ontológico del propio yo, sino que es un acto de nuestro intelecto que mira hacia el cielo, vale decir, que vuelve la mirada hacia lo alto, hacia Dios.
----------Objeto de nuestra esperanza, por lo tanto, no es, como cree Bloch (y cree Gamberini), devenir Dios, sino poder ver a Dios en el cielo, en la beatífica visión. Por lo tanto se trata para el hombre de subir con Cristo al cielo para ver a Dios, cuya trascendencia, por tanto, no es terrenal, sino celestial.
----------Por consiguiente, el Dios de la inmanencia no se concilia con el Dios de la trascendencia. Y por lo tanto, se hace necesario elegir. El primero es el dios de este mundo, el demonio, el Weltgeist de Hegel; el segundo es el verdadero Dios, el de nuestro Señor Jesucristo. "No se puede servir a dos señores".
----------Seguiremos analizando el artículo del padre Gamberini otro día, pero, para hacer ahora un paréntesis, hagámoslo con una frase que mis alumnos de Metafísica o del tratado de Dios Uno podrían entender fácilmente: Gamberini está más perdido que turco en la neblina.
----------Esa frase popular, tiene más miga de lo que de primeras parece. La expresión es producto de una serie de derivaciones que comienzan cuando en España se denominaba "turca" a la borrachera que generaba el vino puro también conocido como vino moro o vino "turco". El uso popular derivó en la utilización de esta metáfora para referirse a alguien que está sumamente perdido. Como lamentablemente "perdido", "turco" y "borracho" está (¡en el específico sentido que he indicado!) el padre Paolo Gamberini, con la "borrachera" o "turca" de una filosofía idealista y la teología de Karl Rahner.

8 comentarios:

  1. Sergio Villaflores23 de junio de 2023, 15:43

    Disculpe, padre Filemón, pero... hacia el final de la objeción 2, ¿usted no habrá querido más bien expresar que "Dios ni siquiera está en el mundo como la forma sustancial está en la materia", para concluir mejor con la frase : "Dios no es la forma del mundo"? De hecho parece decirlo líneas después.

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    1. Estimado Sergio,
      decir que Dios no es la forma del mundo, está perfectamente bien. Es una expresión muy fácil de entender, incluso para los no filósofos.
      La expresión que he usado es más precisa desde el punto de vista filosófico para una crítica al panenteísmo, que lo destruye desde su raíz.
      En efecto, el panenteísmo, sin ser un verdadero y propio panteísmo que identifique a Dios con el mundo, sin embargo no distingue suficientemente el mundo de Dios, sino que concibe la relación de Dios con el mundo sobre el modelo de la forma sustancial con la materia prima.
      Ahora bien, estos dos elementos son los componentes esenciales de la sustancia material, por lo cual en esta visión Dios aparece no como una forma subsistente completa en sí misma, sino como una forma de la materia, de modo que Dios no podría existir sin la materia. Dios, en cambio, es purísimo espíritu, que para existir no tiene absolutamente ninguna necesidad del mundo.
      Por tanto, el panenteísmo es una concepción falsa de Dios, que lo concibe como una síntesis de espíritu y de cuerpo. Y es también una falsa concepción del mundo, porque no lo concibe como un conjunto de sustancias, distintas de la sustancia divina, sino como una simple materia, que no tiene una forma propia, sino que tiene a Dios mismo como su forma.

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  2. ¿Pero quién eres tú para llamar hereje a otro? Un dogma siempre está en devenir porque Dios todavía habla con su Espíritu y la acogida del espíritu hace nuevas todas las cosas. Mejor ser herejes que ser como tú.

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    1. Estimado anónimo,
      el dogma es una proposición que la Iglesia, por encargo de Cristo, forma para interpretar o explicar el dato revelado contenido en la Sagrada Escritura y en la Tradición.
      El contenido del dogma hace referencia a las enseñanzas de Cristo, cuya verdad no cambia, porque se refiere o a los atributos divinos o a las obras que Dios ha hecho para la salvación del hombre.
      En este sentido, Jesús ha dicho "el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24,35). Esto vale tanto para las verdades teológicas, como para las históricas. Será siempre verdadero, por ejemplo, que Dios es omnipotente. Y será siempre verdadero que Jesús ha muerto en la cruz hace 2000 años.
      Un dogma, en cuanto representa un cierto nivel de conocimiento del dato revelado, puede efectivamente cambiar, no en el sentido de que cambie el contenido, sino en el sentido de que el conocimiento que tenemos de él progresa a lo largo de la historia.
      En este sentido se puede decir ciertamente que el Espíritu Santo ilumina a su Iglesia en esta progresiva profundización del dato revelado. En este sentido, Jesús prometió a los Apóstoles que el Espíritu Santo habría de conducir a su Iglesia a la plenitud de la verdad.
      Sin embargo, debe tenerse en cuenta que este progreso no consiste en un aumento numérico de las verdades reveladas, sino en un conocimiento cada vez mejor de las mismas.
      El Espíritu Santo renueva todas las cosas en el sentido de que lleva a la perfección a todo lo creado, liberándolo de todo mal, gracias a la puesta en obra por parte de la Iglesia de las verdades inmutables de la fe.
      Yo soy muy feliz de ser fiel a la recta fe, que me permite profundizar en la Palabra de Dios. Mientras los herejes me suscitan compasión, porque su alma está en peligro de perderse, a menos que ellos se arrepientan y corrijan sus errores.
      Si usted encuentra tanto placer en ser un hereje, me gustaría saber dónde encuentra tanta satisfacción.

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  3. Filemón, Filemón, basta de tantos herejes por aquí y por allá. Recuerde que el amor de Dios es el mismo amor para cada persona, ¡sea de la religión que sea!

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    1. Estimado Anónimo,
      para comprender la severidad de la Iglesia en la condena de las herejías, necesitamos hacer un parangón con el médico. Y de hecho, Jesús se compara a sí mismo con un médico, que ha venido a curar las enfermedades tanto las del cuerpo como las del espíritu.
      Ahora bien, es evidente que el buen médico trabaja no sólo por justicia, sino también por amor a los enfermos, y cuanto más grave es la enfermedad, tanto más el médico la combate. Por eso la medicina es tanto más enérgica, cuanto más daño causa la enfermedad que arruina la salud. Cuanto más ama una persona a la otra, tanto más es fuerte en el vencer al mal que aflige a la otra persona.
      En este punto se explica la severidad tradicional de la Iglesia frente a la herejía, la cual es una enfermedad del espíritu, que pone en peligro la salvación eterna del afectado por ella y también la salvación eterna de aquellos a quienes el hereje conduce a abrazar su herejía.

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    2. Bien Filemón, comprendo lo que dice.
      Sin embargo, el Papa Francisco ha enseñado que el amor de Dios no depende de la religión a la que adhieren las personas, y que el amor de Dios es el mismo incluso para los ateos. El Papa ha dicho que esa sería la única atadura que tendrían los hombres, la atadura del amor de Dios. Y que en todo lo demás somos libres, incluso libres para no amarlo.
      Entiendo que de lo dicho por el Papa, se desprende que Dios nos ama incondicionalmente, seamos de la religión que seamos, lo amemos a Él, o no.
      Entonces, si aún siendo de otra religión, Dios nos amará como al más santo católico, ¿qué problema hay en adherir a una herejía? Una religión distinta al Catolicismo es una especie de suma de herejías. Es decir, si alguien puede no estar de acuerdo en la totalidad de la religión católica, y aún así seguir siendo amado por Dios -igual que un católico-; ¿qué problema hay entonces en disentir en sólo un aspecto de la religión católica, adhiriendo a una herejía en particular? A maiori ad minus...

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    3. Estimado Anónimo,
      el papa Francisco insiste en decir que Dios ama a todos, independientemente de la religión a la que pertenezcan e incluso a los ateos. Sin embargo, esto no quiere decir que todos se salven, sino que se salvan sólo aquellos que se arrepienten de sus pecados e invocan la misericordia divina.
      En cuanto a los herejes, Dios los ama también a ellos y, si ellos están en buena fe, pueden ser salvados.
      Pero está claro que, si uno es un hereje conscientemente, no puede amar a Dios, porque Dios es verdad, y por eso no se puede salvar. Cualquiera que conscientemente rechace incluso un solo dogma, y ​​por lo tanto una verdad revelada o de fe, no se salva, porque los dogmas son como los organismos vitales del viviente. Si a un viviente le quitamos incluso un solo órgano vital, el viviente muere. Por eso incluso una sola herejía, para un católico, basta para hacer perder la salvación.
      Por cuanto respecta a la pluralidad de las religiones, existen legítimas diferencias entre ellas, y también puntos de contacto entre ellas. Sin embargo, es claro que, en la medida en que hay errores en ellas, estos errores no favorecen la salvación.
      Por cuanto respecta a la libertad de decir sí o no a Dios, es claro que todos poseen esta libertad en virtud del libre albedrío, pero cuando el Papa ha recordado esta libertad no ha querido en absoluto decir que el decir sí o no sea indiferente, porque es claro que quien dice que sí, se salva, y es claro que quien dice que no, se condena. Precisamente por eso el papa Francisco subraya tan fuertemente el amor de Dios por nosotros, precisamente para invitarnos a devolver tanto amor con nuestro amor.

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