domingo, 4 de junio de 2023

Textos anti-judíos en la liturgia anterior al Vaticano II (2/2)

Respecto a los aspectos anti-judíos del Misal de 1962, la conclusión es clara: la sustracción de una palabra o de una frase o la corrección de una sola rúbrica no ofrece ninguna garantía de que el proceso gradual de eliminación de los aspectos anti-judíos del Misal se hubiera completado en 1962, y mucho menos que tal proceso se pueda considerar suficientemente cumplido en 1962 para los actuales parámetros con que juzgamos el diálogo judeo-cristiano. De hecho, la expurgación de textos que podían interpretarse como anti-judíos no estaba completa ni era suficiente. La labor sólo fue cumplida en el Misal de 1969 y actualizaciones posteriores. Por lo tanto, la hipótesis de permitir la vigencia del Misal de 1962 supone un retroceso doctrinal y pastoral en abierta contradicción con la declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II.

Trasfondo histórico
   
----------Es importante recordar que la cuestión acerca de cómo la liturgia presenta a los Judíos y al Judaísmo no es meramente de interés académico o algo simplemente políticamente correcto. La historia de las relaciones judeo-cristianas antes del Concilio incluye numerosos episodios de persecución y violencia contra los Judíos. Este trasfondo influye legítimamente en nuestra lectura de estos textos litúrgicos y nuestra evaluación de su potencial impacto. Sería una cosa si los católicos contemporáneos pudieran recordar una historia ininterrumpida de armonía y relaciones respetuosas con los Judíos; entonces podríamos considerar los aspectos negativos de estos textos como erróneos pero irrelevantes para nuestra experiencia histórica. Desafortunadamente, esto es imposible. En cambio, nos enfrentamos a una larga historia de chivos expiatorios, persecución y malos tratos cuando miramos hacia atrás en la relación de la Iglesia con los Judíos.
----------No es mi intención repasar aquí toda aquella trágica historia de despreciativa actitud hacia los judíos, pero puede valer la pena señalar al menos que la liturgia parece haber desempeñado un rol en la catalización de la violencia anti-judía cuando otras condiciones estaban maduras. La Semana Santa, en particular, ha sido a menudo un momento peligroso para los Judíos en las sociedades cristianas. Durante la Edad Media en Europa, la ira y la violencia anti-judía eran particularmente evidentes durante la Semana Santa. El teólogo agustino padre Gregory Baum [1923-2017], en su libro The Gospel and the Jews, explicó que "La gente, excitada por la liturgia que representaba el crimen de 'los Judíos', al salir de la iglesia, molestaba y maltrataba a la población judía. En algunas zonas, la humillación de los judíos tenía lugar incluso en la iglesia como parte de la ceremonia" (The Jews and the Gospel, The Newman Press, Westminster 1961, p.10).
----------Testimonios a este propósito no faltan. En el siglo XI, por ejemplo, era costumbre en la ciudad francesa de Toulouse traer a un judío a la catedral durante la Semana Santa y abofetearlo, en recuerdo de los golpes que sufrió Jesús durante la pasión (A.Dumas, en Histoire de l’Eglise depuis les Origines Jusqu’a nos jours, vol.7, Fliche & Martin, Paris 1940, p.464). La costumbre de arrojar piedras a los judíos durante la Semana Santa estaba tan extendida y arraigada (cf. Cecil Roth, The Eastertide Stoning of the Jews and Its Liturgical Echoes, The Jewish Quarterly Review, vol. 35, n.4, 1945, pp.361-370) que la práctica fue condenada por el papa Calixto II en su Constitutio pro Judaeis (ca.1120), y la prohibición fue reeditada nueve veces por otros ocho papas (John M. Oesterreicher, Pro Perfidis Judaeis, Theological Studies 8, 1947, p.93, cf. S.Grayzel, The Church and the Jews in the XIIIth Century, Dropsie College, Philadelphia 1933).
----------Las crónicas hebreas medievales atestiguan muchas ocasiones de sufrimiento judío en esta época del año eclesiástico, al igual que las fuentes latinas (el profesor Erich Werner, identifica las fechas que se encuentran en varios ejemplos citados según el calendario judío en R.Joseph ha Cohen, Emek habacha, Ostar Leiner, Leipzig 1858, como perteneciente a la Semana Santa cristiana. Cf. ha Cohen, pp.30, 36, 51, 56, 59, 63). Los Anales de Hildesheim registran una masacre de Semana Santa de 1014 judíos y el incendio de una gran parte de su ciudad, en Mainz, en 1096 (Annales Hildesheimenses, In Usum Scholarum ex Monumentis Germaniae Historicis Recusi, Hannover 1878, p.50). La gran masacre de Judíos en Praga en 1389 también ocurrió durante la Semana Santa (alrededor de 3000 fueron asesinados allí el 18 de abril de 1389; Gotthard Deutsch, Schulim Ochser, Prague, The Jewish Encyclopedia, 1901, pp.153-154).
----------En 1420 en la ciudad de Enns, Alberto V, duque de Austria, tomó prisioneros a los judíos para forzarlos a convertirse al cristianismo. Veintiuno de los que no se convirtieron fueron quemados vivos el miércoles de la siguiente Semana Santa, así como 110 hombres y mujeres judíos en Viena (Werner, p.6, nota 2, cf. Chronicon Joannis Staindelii). El famoso falso caso del niño italiano Simón de Trento es particularmente embarazoso y doloroso para la Iglesia. En 1475, en la ciudad de Trento, un niño cristiano fue supuestamente asesinado por Judíos en un Jueves Santo para obtener sangre para sus ritos de Pascua. Pero el papa san Paulo VI abolió el culto a Simón de Trento en 1965 (cf. R.Po-chia Hsia, Trent 1475: Stories of a Ritual Murder Trial, Yale University Press, New Haven 1992, p.135). Esta acusación de "muerte ritual" es una de las más notorias registradas. En represalia por la muerte de Simón de Trento, toda la población judía de la ciudad fue detenida y torturada para obtener confesiones. Todos los hombres murieron o fueron ejecutados y las mujeres obligadas a convertirse (Werner, p.6a, nota 2 continuación, cf. Chronicon Salisburgense).
----------Ciertamente, los aspectos anti-judíos de la oración litúrgica son solo uno de los ingredientes en la oscura mezcla tóxica de circunstancias culturales e históricas que dieron como resultado la violencia y el maltrato de los Judíos. En la larga lista no puede olvidarse la masacre de Maguncia, que estuvo asociada con la Primera Cruzada, pero los conflictos económicos y políticos jugaron también un papel. Son conocidas las persecuciones de judíos durante la primera cruzada, en los que grupos de cruzados procedentes de Francia y Alemania pertenecientes a las clases sociales más bajas (campesinos en su mayoría) atacaron a las comunidades judías asentadas en Europa. En la masacre de Maguncia, fueron muchos pobladores ordinarios de esa ciudad y de otras ciudades los que se unieron al frenesí salvaje de los cruzados, tomando parte en las acciones de persecución y pillaje en mayo de 1096, con al menos 1100 judíos masacrados (para una discusión sobre la influencia de las costumbres paganas pre-cristianas en la lapidación de judíos en Semana Santa, véase Raphael Patai, Note on Roth, Jewish Quarterly Review, vol. 34, n.4 1946, p.415).
----------Sin embargo, es precisamente porque la Iglesia hace ya décadas que se ha embarcado claramente, por parte de sus miembros, en un camino de arrepentimiento motivado en la complicidad de nuestros antepasados católicos en reales y graves hechos de pecado como los aquí relatados, que ha providencialmente ha evolucionado la conciencia moral católica con respecto a textos litúrgicos como los que hemos venido considerando. La elaboración de la declaración Nostra Aetate, del Concilio Vaticano II, tuvo lugar cuando la memoria de la Shoah aún estaba muy viva. Los crímenes terribles tienen un efecto aleccionador. Deben hacernos reconocer que la representación religiosa de los Judíos como malvados o como un pueblo réprobo no solo es abominable en sí misma, sino que también presta apoyo a las malas acciones que, naturalmente, están más allá de las acciones o intenciones de la Iglesia en cuanto tal: son acciones de sus miembros.
   
Admitiendo el problema
   
----------Indudablemente, cuando el papa Benedicto XVI decidió promulgar en julio de 2007 el motu proprio Summorum pontificum, descartó la idea de que los ritos litúrgicos vigentes en 1962 pudieran causar algún daño. En su carta explicativa a todos los Obispos, afirmaba con confianza que "aquello que las generaciones anteriores consideraban sagrado, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no puede ser de repente totalmente prohibido o incluso considerado dañino".
----------En la debacle subsiguiente relacionada con el conocido caso del obispo Richard Williamson, de la lefebvriana Fraternidad Sacerdotal de Pio X, quien en 2012 negó el holocausto (por entonces Williamson era rector de un seminario lefebvriano en Argentina), el Papa parecía no darse cuenta de los llamativos casos de antisemitismo entre aquellos que se encontraban (y aún se encuentran) ferozmente apegados a la liturgia preconciliar. Recordemos que el papa Benedicto había levantado la excomunión de Williamson y de otros tres obispos lefebvrianos, el 24 de enero de 2009. La rehabilitación de Williamson provocó una muestra excepcional de preocupación en todo el mundo. En el punto álgido de la polémica, la canciller alemana, Angela Merkel, llamó públicamente al Papa a aclarar su posición sobre el Holocausto.
----------Según una declaración emitida en aquella ocasión por la Secretaría de Estado del Vaticano, el Papa "no sabía" de las bien publicadas opiniones antisemitas de Williamson. No pocos comentaristas han juzgado inverosímil esta afirmación. Personalmente no tengo dudas de que el papa Benedicto estaba en su buena fe, pero ¿cómo explicar todo esto? El cardenal Ratzinger había tenido un amplio contacto con Williamson y la Fraternidad de San Pío X antes de convertirse en Papa, cuanto era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sin embargo, dando crédito al Papa, probablemente no sabía de la entrevista televisiva transmitida en Escandinavia en 2012, en la que Williamson reiteraba su negación del holocausto.
----------Tampoco parece haber notado el papa Benedicto XVI la propagación de opiniones similares entre aquellos que pertenecen a la agrupación lefebvriana y a otras corrientes pasadistas filo-lefebvrianas, no formalmente ligadas al lefebvrismo, puntos de vista que han sido bien documentados por la Liga Judía Anti-Difamación y por otras organizaciones. Las expresiones anti-semitas son abundantes en citas del obispo Marcel Lefebvre y del obispo Richard Williamson, así como en ensayos y artículos de varios sacerdotes de la FSSPX, publicados en periódicos patrocinadas por la Hermandad.
----------Frente a una considerable consternación e indignación pública por el levantamiento de las excomuniones, Benedicto repudió cualquier simpatía por el antisemitismo y la negación del Holocausto. El Papa reiteraba sus declaraciones anteriores, y la excomunión permanecía levantada. Aunque los comentarios del Papa obviamente habían sido expresados en razón de la presión de los hechos, sobre todo por el clamor contra las expresiones de Williamson, el Papa ni lo mencionó a Williamson ni a la FSSPX. Aunque las expresiones de Benedicto fueron claras y firmes, es difícil no mantenerse con la incómoda sensación de que el Papa no hubiera reconocido la profundidad o la extensión del problema. Una cosa me parece cierta: que yo sepa, al menos públicamente, Benedicto XVI nunca ha admitido la vinculación de este problema con la liturgia.
----------Señalo un dato que no parece menor para nuestro tema. En 2007, luego de promulgado Summorum pontificum, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos intentó disipar las preocupaciones acerca del anti-semitismo en los ritos de 1962, y en tal sentido, los Obispos norteamericanos, publicaron en aquella ocasión una lista de "preguntas frecuentes" sobre la que entonces era la "forma extraordinaria" (esta categoría teológica-jurídica ya no existe a partir del motu proprio Traditionis custodes de 2021, del papa Francisco). En aquella lista de preguntas, aparece la siguiente: "¿El uso más amplio de la forma extraordinaria de los ritos de Semana Santa refleja un cambio en la enseñanza de la Iglesia sobre el antisemitismo?" (pregunta 14).
----------La respuesta que los Obispos estadounidenses dieron a esa pregunta fue la siguiente: "No. El Missale Romanum de 1962 ya reflejaba la revisión del lenguaje litúrgico, a menudo interpretado como antisemita, realizada por el Beato Juan XXIII". Debido a que la pregunta se formulaba como un interrogante acerca de la enseñanza católica, la respuesta negativa es discutiblemente correcta. Comúnmente hablando, la liturgia y la enseñanza de la Iglesia son dos cosas separadas. Sin embargo, si se entiende que la doctrina de la Iglesia incluye la liturgia (lex orandi, lex credendi), la respuesta es incorrecta. Pero la respuesta también da la impresión de que no hay antisemitismo por el que valga la pena preocuparse en la liturgia preconciliar, o al menos ningún antisemitismo que permanezca desde la revisión menor del papa san Juan XXIII a la oración del Viernes Santo en 1959. La oración por los judíos se refería a ellos como "perfidis judæis": judíos incrédulos. Perfidiam era traducido muy a menudo como "pérfido", sin embargo, en razón de todas sus connotaciones malvadas de traición y engaño, el papa Juan finalmente decidió eliminar el término.
----------Pero la existencia de elementos anti-judíos en la liturgia se discutió aún después de 1959, en el propio ámbito oficial vaticano, o sea en el entonces llamado Secretariado para la promoción de la Unidad de los Cristianos (comisión preparatoria al Concilio, que luego se llamaría Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos). En 1961, los representantes del Comité Judío Estadounidense presentaron un memorando de veintiséis páginas al cardenal Augustin Bea en preparación para una reunión con él para discutir cómo el futuro Concilio podría fomentar mejores relaciones entre católicos y judíos. El memorandum se tituló "Elementos antijudíos en la liturgia católica". Fue una presentación de evidencia y argumento ofrecido con la expectativa de un diálogo constructivo, y aducía ejemplos del Misal Romano, Breviario, Gradual, Antifonal y Vesperal, así como Misales obsoletos y literatura secundaria de escritores católicos, para mostrar que el problema había existido durante mucho tiempo y todavía existía en 1961.
----------Aquel importante memorandum, escrito por el profesor Erich Werner (docente de musicología y liturgia en el Hebrew Union College), afirma con abundancia de argumentos y no sin razón, que cuando la liturgia católica retrataba a los judíos de manera distorsionada, contribuía de tal modo a la hostilidad y a la incomprensión. El documento afirma que la liturgia es poderosa: "Las actitudes comunicadas a los católicos en el culto público de la Iglesia están profundamente implantadas y respaldadas por la autoridad de la Iglesia y la solemne majestad del servicio. Por lo tanto, cuando llamamos la atención en este memorándum sobre pasajes de la liturgia católica romana que son hostiles a los judíos, lo hacemos asumiendo que estos pasajes, y los comentarios que tradicionalmente han suscitado, contribuyen a actitudes y comportamientos anti-judíos, una suposición lamentablemente justificada por la experiencia histórica judía".
----------La delegación que se reunió con el cardenal Bea estaba compuesta por distinguidos eruditos y teólogos: Abraham Heschel de Nueva York, Max Hornkeimer de Frankfurt, y Zachariah Shuster de París. La reunión se consideró un éxito (cf. Judith Hershcopf, The Church and the Jews: The Struggle at Vatican II, American Jewish Year Book, volumen 66, 1965, p.110). El cardenal Augustín Bea reconoció con franqueza sus preocupaciones y solicitó ulteriores propuestas, que Abraham Heschel redactó posteriormente.
----------Hubo otros esfuerzos. La Conferencia Mundial de Organizaciones Judías también envió un memorando al papa san Juan XXIII, en marzo de 1962, pidiendo la eliminación de las referencias anti-judías de la liturgia católica (íbíd., p.113 y ss.). Las organizaciones que respaldaron aquel nuevo memorando, que también pidió la eliminación de textos hostiles, inscripciones y representaciones pictóricas de los judíos, fueron: el American Jewish Congress, el Canadian Jewish Congress, B’nai B’rith, el Conseil Représentif des Juifs de France, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, el Council of Australian Jewry, el South African Board of Deputies, el Jewish Labor Committee, y el World Jewish Congress.
----------En la reforma litúrgica que fue implementada siguiendo las directivas del Concilio Vaticano II, se eliminaron discretamente numerosas características anti-judías de la oración oficial de la Iglesia. La eliminación de material hostil a los judíos se llevó a cabo como parte del llamado al "aggiornamento". Se había promulgado la declaración Nostra Aetate. Un nuevo día había amanecido. En la reforma posterior al Concilio Vaticano II se modificaron o desaparecieron muchos textos objetables. La oración del Viernes Santo por los judíos fue alterada considerablemente. Los Improperios se hicieron opcionales. Todos los textos problemáticos del Breviario que hemos identificado aquí fueron omitidos en la nueva Liturgia de las Horas.
----------Se encargó a un grupo específico de eruditos la tarea de revisar las lecturas patrísticas en la reforma del Breviario, o Liturgia de las Horas (Grupo de estudio 5, cf. Annibale Bugnini, The Reform of the Liturgy 1948–1975, tr. Matthew J. O'Connell, The Liturgical Press, Collegeville 1990, pp.538ss). Del gran tesoro histórico de escritos de los padres de la Iglesia, seleccionaron 2093 pasajes para considerarlos como posibles lecturas para la oración diaria. Este fue el fruto de la primera ronda de los trabajos. Finalmente, se consideraron muchos más textos, incluidos los de escritores eclesiásticos de otros períodos históricos (véase Bugnini, op.cit. pp.540, 541, 543). Claramente, había muchos textos para elegir. El Oficio de Lecturas, que reemplazó a Maitines en la reforma, contiene lecturas de obispos patrísticos, maestros venerados y los documentos del Vaticano II. Los autores patrísticos identificados anteriormente están bien representados en el Oficio de Lecturas. Sin embargo, ninguna de las lecturas utilizadas para la Cuaresma y la Semana Santa muestra ni siquiera atisbos del anterior anti-semitismo o algún tipo de condena total del pueblo judío.
----------Por el contrario, encontramos textos luminosos como el siguiente, del papa san León Magno, a propósito de la Transfiguración, en Lecturas del II domingo de Cuaresma: "¿Qué palabra podría estar más firmemente establecida, y fundamentada con mayor seguridad, que la palabra que es proclamado por las trompetas del antiguo y del nuevo testamento, sonando en armonía, y por las expresiones de la antigua profecía y la enseñanza del Evangelio, en pleno acuerdo entre sí?". Este punto de vista puede ser considerado demasiado optimista por algunos, pero ciertamente invita a una apreciación positiva, en lugar del desprecio.
   
Conclusión
   
----------Cuando se emitió la carta apostólica Summorum pontificum del papa Benedicto XVI, el padre Richard Neuhaus (a quien ya conocen los lectores de este blog) elogió su sabiduría al elegir establecer la edición de 1962 de los ritos litúrgicos de la Iglesia en lugar de ediciones anteriores que contenían características más objetables. Otros defensores de la decisión del papa Benedicto se han hecho eco de este tema.
----------De hecho, se hicieron algunas mejoras antes del Concilio. En 1948 se concedió permiso para traducir "perfidus" a la lengua vernácula como "incrédulo", en lugar de "pérfido" (AAS 40, 1948, 342). Sin embargo, siguió traduciéndose como pérfido en numerosos textos). En la revisión que en 1955 hizo el papa Pío XII de la Semana Santa, la rúbrica para que los fieles se arrodillen mientras oran por los judíos el Viernes Santo (rúbrica suprimida desde el siglo IX, por lo cual los judíos eran la única categoría de personas ante las cuales el pueblo no se arrodillaba), fue finalmente restaurada (Feria Sexta in Passione et Morte Domini, 13, 13a, intercession 8, Ordo Hebdomadae Sanctae Instauratus, Typographica Polyglotta, Rome 1956).
----------Como ya hemos recordado, el adjetivo perfidus finalmente fue eliminado por completo de la oración del Viernes Santo por el papa san Juan XXIII en 1959. Durante la mayor parte de la era posterior al Concilio de Trento, a los catecúmenos judíos se les había pedido que "aborrecieran la incredulidad judía, y rechazaran la superstición hebrea" ("Si ex Hebrais, dicat: Horresce judaicam perfidiam, respue hebraicam superstitionem". Rituale Romanum, Pauli V et Benedicto XIV, Nova Editio Romana, Typographica Polyglotta, Rome 1874, p.22). Los idólatras, los musulmanes y los herejes también tenían renuncias específicas, pero se trata de una adición tardía a la primera sección del Rito del Bautismo para adultos (lo que hoy sería tratado como el primer rito catecumenal, distinto de las renuncias y la profesión de fe inmediatamente anteriores al Bautismo). Hasta donde conozco, el ejemplo más antiguo de una renuncia explícita a la creencia judía en el Rito del Bautismo es del Ritual Romano de 1614. Pues bien, todo eso fue eliminado en las modificaciones de 1962.
----------Teniendo en cuenta todos estos avances, algunos podrían hoy sugerir que el problema del anti-semitismo en los ritos preconciliares había sido finalmente superado en 1962. Desafortunadamente, esta suposición no está justificada ni se sostiene tras una atenta indagación de los textos. Los problemas recién se estaban comenzando a abordar, pero solo gradualmente, paso a paso, un elemento a la vez. La sustracción de una palabra o de una frase o la corrección de una sola rúbrica no ofrece ninguna garantía de que este proceso gradual se hubiera completado en 1962, y mucho menos que tal proceso se pueda considerar suficientemente cumplido en 1962 para los actuales parámetros con que juzgamos el diálogo judeo-cristiano. De hecho, como hemos visto, la expurgación de textos que podían interpretarse como anti-judíos no estaba completa ni era suficiente.

3 comentarios:

  1. Pierino Savelloni5 de junio de 2023, 16:41

    Estimado padre,
    He leído con atención todo su estudio acerca de los que usted llama elementos anti-judíos en los textos litúrgicos anteriores a la Reforma de 1970. Sin embargo, no puedo evitar pensar que estos aspectos han sido sin duda debidamente tenidos en cuenta por el papa Benedicto XVI en 2007, y particularmente en 2008, precisamente al reformar la oración por los judíos del Viernes Santo.
    ¿Cómo es posible pensar que Benedicto no se haya movido con la prudencia necesaria al disponer estas medidas? Sobre todo él, siendo un Papa alemán, con todo lo que eso significaba en cuanto a la nada fácil buena predisposición de algunos respecto al tema de la relación con los judíos.
    En todo caso, debemos asumir una actitud de humilde obediencia ante lo resuelto por el Papa. Quiero decir: debimos en 2007 y 2008 asumir una actitud de confiada obediencia en lo dispuesto disciplinarmente por el Papa Benedicto, más allá de que hoy ya esas medidas no estén en vigor despues del motu proprio Traditionis custodes.
    Claro que entiendo perfectamente que un teólogo, un liturgista, a nivel teórico, puede manifestar un respetuoso disenso ante este tipo de medidas, pero me cuesta aceptar los argumentos que usted aporta para fundar sus conclusiones.

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    1. Estimado Pierino,
      comprendo sus dificultades para admitir que Summorum pontificum pueda contener virtualidades pastoralmente nocivas, contrarias precisamente a aquellas directivas que sabiamente los Padres del Concilio Vaticano II nos legaron sobre la liturgia y sobre nuestra actitud hacia los judíos.
      Permítame, entonces, añadir algunas reflexiones (quizás un tanto más directas y más expresivas) a las que he ofrecido en mis dos artículos.
      Creo que tenemos derecho a pensar que un rito de 1962, que ha estado fuera de uso desde 1969, si alguien de repente quiere volver a usarlo, inevitablemente se retrotrae a 1962, y esto puede ser afirmado fundándonos en razones no sólo psicológicas, sino también sociológicas, históricas e incluso teológicas. Es precisamente éste el hecho que se notó de inmediato, unos meses después de julio de 2007, cuando en la siguiente Semana Santa había que hacer frente a una grave cuestión: el Viernes Santo de 2008, cuando había que rezar por nuestros hermanos judíos, aquellos católicos que se hubieran plegado al uso de las fórmulas del Misal de 1962, ¿cómo habrían podido evitar hacer sonrojar a todos aquellos que los escucharan usar las palabras de la fórmula de oración por los "perfidos judíos"?
      Y ocurrió entonces que los cobardes e hipócritas mistificadores de aquel entonces (por cierto tan parecidos a los de hoy), no tuvieron mejor ocurrencia que decir: construyamos una nueva fórmula para la oración por los judíos en los Improperios del Viernes Santo, una oración que sea diferente a la de 1962, pero también diferente a la de 1969. Entonces en 2008 se inventó una fórmula que no era tan anti-judía como la de 1962, pero a la vez no tan pacífica como la de 1969. Era como si en 2008 se fingiera vivir en 1966, un poco después del 62 y un poco antes del 69. Y así fue creado uno de los primeros "monstruos" posteriores a Summorum pontificum. Pero han sido muchos los "monstruos" que hemos visto nacer en esos 14 años entre 2007 y 2021, hasta que apareció Traditionis custodes.
      Como cuando, tres años después de aquel primer "monstruo", la comisión Ecclesia Dei, en 2011, de nuevo con el "placet" del entonces Prefecto de la Congregación del Culto, estableció ese otro principio, que parece sacado directamente de "Granja de los Animales" de Orwell: "existe grupo válido para la solicitud del rito extraordinario cuando la solicitud es hecha por al menos tres personas, aunque sean pertenecientes a distintas diócesis". ¡Mire usted, Pierino, qué fantástico invento! ¡Qué maravilloso juego de acrobacia e ilusionismo!

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    2. De esta manera, hasta 2021, tres personas, de tres diócesis diferentes, podían, en las tres diócesis diferentes, fundar tres grupos de fieles "Misal de 1962", teniendo cada uno los mismos tres sujetos como miembros. Una obra maestra de mistificación e hipocresía, con puntual bendición romana. Y así llegamos a nuestros días. Y así se fue llegando al 2021, en que se vió cómo la curia romana, en algunos determinados y limitados de sus sectores, favorecían abiertamente estas mistificaciones, con sus propios rígidos cierres al Concilio Vaticano II y a la Reforma litúrgica, favoreciendo sus propias fijaciones y obstinados apegos enfermizos al pasado, llegando incluso a proponer una fantasmagórica "reforma de la reforma" que "actualizara" el misal de 1962, aunque ¡sin tener en cuenta para nada el Misal de 1969, que es precisamente el que ha actualizado la liturgia romana desde 1969!
      Vale decir, han querido volver a reformar el Misal de 1962, precisamente aquel Misal, que el papa san Juan XXIII, al reformarlo en 1962, sólo lo quiso "provisional", porque el Concilio a celebrarse debía superarlo, corregirlo, llenando sus lagunas, eliminando sus inconvenientes y errores, enriqueciendo, y valorizando según los "altiora principia" que debía establecer el Concilio. Precisamente fue san Paulo VI quien desarrolló esa tarea.
      En aquellos los "cerebritos" de la Comisión Ecclesia Dei, con el placet de la Congregación del Culto, estaban decididos a resucitar, maquillar, darle un mínimo de pasabilidad al Misal de 1962, con el ánimo de no hacerlo parecer tan viejo y tan pobre como irremediablemente es. Pero el Misal de 1962 no se puede reanimar, no puede ser revivido. Está muerto. Pensar en "reanimarlo" es el sofisma jurídico y pastoral que está en la base (y hay que decirlo con franqueza) de Summorum pontificum, el cual sin embargo es un documento pequeño, muy pequeño, con una vocesita muy fina, muy frágil, muy débil, muy diferente de la voz sonora del Concilio de la Reforma Litúrgica y de la experiencia de sesenta años del pueblo de Dios, en cinco continentes diferentes. Y así fue demostrado, una vez más en la historia de la Iglesia, que esa pequeña provincia eclesial llamada Curia Romana siempre puede caer en la tentación de querer confundir las voces quebradas con el estruendo de las grandes aguas, pero no puede jugar con la tradición ritual ni con el buen sentido común del pueblo de Dios, sólo para complacerse (o más bien para auto-complacerse auto-referencialmente), y para complacer a unos pocos y obstinados reaccionarios pasadistas. Lo que corresponde a un auténtico católico, en esta cuestión puntual, providencialmente ya superada, es en cambio, dar a las vocecitas el peso de las vocecitas, y al rugir de las cascadas la importancia debida.
      Lo que intento decirle, estimado Pierino, es que lea (y juzgue) Summorum pontificum, a la luz del Concilio Vaticano II.

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