viernes, 26 de mayo de 2023

El pueblo judío: identidad y misión (3/7)

Es necesario aclarar a nuestros hermanos mayores, los judíos, que Cristo ha venido a completar la verdad sobre Dios ya conocida por Moisés; ha venido lógicamente a abolir y a sustituir lo que, habiendo agotado su función, ya no sirve más. Sin embargo, esto no significa que Dios sustituya una alianza por otra, sino que, en su indefectible fidelidad, ha mejorado aquella misma alianza que inicialmente había hecho con Noé. El Padre ha establecido esta nueva alianza en Cristo sobre todo a favor de Israel, en la persona de los apóstoles y de los hebreos que la aceptan y le son fieles. Sin embargo, ¿por qué gran parte del pueblo hebreo hasta hoy no la ha aceptado? ¿Por qué no aceptar un contrato más ventajoso que el precedente?...

El método y los contenidos del diálogo
   
----------El diálogo no puede detenerse simplemente en la constatación de las verdades de fe que son comunes a judíos y cristianos, y que son enseñadas por el Antiguo Testamento, sino que es nuestro deber de cristianos, donde y cuando se verifique un clima de suficiente confianza recíproca, a partir de la base de estas verdades comúnmente aceptadas y en particular de las profecías mesiánicas, mostrar a nuestros hermanos judíos cómo esas verdades se han cumplido en la vida y en las obras de Jesús de Nazaret.
----------Deber especial nuestro, y tarea esencial, para un adecuado diálogo con los judíos, es tomar ejemplo de la predicación de Juan el Bautista y llevar a cabo hacia los judíos la misma misión del Bautista, exhortándolos a preparar los caminos del Señor. Sin embargo, se supone que estos judíos a quienes nos dirigimos todavía están esperando al Mesías. Cosa que no siempre puede verificarse. En cuyo caso habrá que verificar en el interlocutor cuál puede ser su instancia, ya sea de verdad o de justicia o de salvación o a qué otro valor nos es posible vincularlo, para acercarlo al descubrimiento de Cristo.
----------Juan el Bautista llevó claridad a sus oyentes, acerca de quién era el Mesías, indicándolo presente y exhortando a todos a seguirlo. El Bautista presenta lo esencial de la misión redentora del Mesías, indicándolo como el Cordero que quita los pecados del mundo. De hecho, hubo en aquella época muchas preguntas y discusiones sobre la identidad del Mesías. ¿El Mesías vendrá en el desierto como parece decir Oseas? ¿O será un líder que liberará a Israel del yugo de los romanos? ¿O tal vez será un profeta? ¿O tal vez será un hijo de David quien traerá a Israel paz, bienestar, seguridad y victoria sobre sus enemigos? ¿O acaso el Mesías es el mismo Israel como luz de las naciones, destinado a dominar el mundo?
----------Respecto a la afirmación de que el Mesías debía venir en el desierto, ésa era la tesis de la comunidad monástica de Qumrán. No sabemos cómo a este grupo de judíos les vino en mente la idea de fundar una comunidad monástica, que era un ideal de vida existente desde hacía milenios en el Tíbet y en la India, un ideal completamente ajeno a la mentalidad judía y a las propuestas de perfección espiritual explícitamente enseñada tanto por el Antiguo como por el Nuevo Testamento. Probablemente Juan Bautista había entrado en contacto con este grupo y quedó impresionado por su vida austera. Sin embargo, era muy consciente del aspecto social de la vida cristiana, como se desprende de su predicación.
----------Muchos pensaban que el Mesías que debía venir sería un simple hombre, por más que fuera extraordinario y predilecto de Dios. Nadie se imaginaba que pudiera ser incluso una Persona divina, Dios en cuanto Hijo de Dios, el Verbo Encarnado. Quizá pudiera haber hecho sospechar eso remotamente la grandiosa profecía del hijo del hombre, de Daniel 7,13-14, donde el profeta anuncia: "vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido".
----------Poquísimos en cambio pensaban en un Mesías humillado, castigado y sufriente, que salvaría al pueblo expiando sus pecados mediante la ofrenda sacrificial de sí mismo, como predice Isaías (c.53). En cambio Jesús, por mandato del Padre, había elegido precisamente ese camino, que había convencido a pocos.
----------Además, Jesús, con su conducta aparentemente indisciplinada y presuntuosa, parecía oponerse a la tradición de los padres e instigar a la desobediencia a la Ley mosaica. Había propuesto dar de alimento su carne para tener la vida eterna, lo que suscitó horror. Se había arrogado el poder de remitir los pecados, cosa que sólo pertenece a Dios. Había preanunciado resucitarse a sí mismo, lo que sólo un Dios encarnado podía hacer. Por eso no fue entendido. Y se atrevió a presentarse como Hijo de Dios, igual a Dios, atribuyéndose ese Nombre sagrado "Yo Soy", que Dios usa para Sí mismo ante Moisés, y eso fue el colmo.
----------Digamos, entonces, que nuestro deber fundamental hacia nuestros hermanos judíos, según los ejemplos antes mencionados, es el de demostrarles, sobre la base de las Sagradas Escrituras, que Jesús de Nazaret es el Mesías prometido y preanunciado por los profetas, es el Hijo de Dios, enviado por el Padre para la salvación del mundo y sobre todo para la salvación de Israel.
----------Debemos demostrarles que Jesús con su cruz y resurrección ha procurado a Israel aquella gloria ante todos los pueblos, que había sido preanunciada por Dios a Moisés (cf. Dt 7,6). Debemos demostrarles que Jesús ha confirmado y fortalecido la esperanza de Israel acerca del cumplimiento de las promesas divinas hechas a Abraham. Debemos recordarle a Israel que es un pueblo mesiánico y sacerdotal, llamado a participar en los dolores del Mesías para la redención de la humanidad.
----------Una cosa importante de explicar a los hebreos es el verdadero sentido de las palabras pronunciadas por Juan evangelista y san Pablo sobre la diferencia entre la obediencia a Moisés y la prestada a Jesucristo, presentada como más ventajosa a los fines de nuestra salvación y de nuestra comunión con Dios.
----------En efecto, parece que para obtener la justificación no son necesarias las obras de la ley, que no sea necesario obedecer a los preceptos mosaicos, sino que sea suficiente la fe en Cristo, la cual nos salva gratuitamente. No se necesita ningún esfuerzo, ningún sacrificio: basta creer que es Cristo mismo quien hace todo con su gracia, basta la fe en que Cristo nos salva. Tal parecerían ser las enseñanzas de los dos Apóstoles, Juan y Pablo (cf. Jn 1,17; Rm 3,21-24; Gal 2,16.21). Juan, luego, especifica que mientras la ley nos ha sido dada por Moisés, la gracia y la verdad vienen de Cristo.
----------Pero entonces un hebreo podría correctamente objetar: ¿acaso Moisés no nos obtuvo la gracia y la verdad? ¿Acaso la fe que predicaba Moisés no era ya fe en Dios? ¿Y acaso vuestro Cristo abole la ley? ¿Y acaso nosotros no teníamos fe en Dios también antes de que viniera vuestro Cristo?
----------Debemos admitir con franqueza que esos pasajes de Juan y Pablo no son los más felices, con su tono drástico, para delinear con claridad el mejoramiento de nuestra relación con Dios introducido por Cristo. Aquí, en efecto, cuando los dos Apóstoles hablan de "ley", no se refieren a los diez mandamientos, que Cristo confirma y cuya práctica es siempre necesaria para salvarnos. Sino que se refieren a las prescripciones transitorias rituales, ceremoniales, prefigurativas de la venida de Cristo, venido el cual debía ser claro que decaían, así como es inútil usar la foto de una persona si encontramos a esta persona en carne y hueso.
----------Es necesario aclararles que Cristo ha venido a completar la verdad sobre Dios ya conocida por Moisés (Mt 5,17); ha venido lógicamente a abolir y a sustituir lo que, habiendo agotado su función, ya no sirve más. Si la Carta a los Hebreos (8,9) habla de una "nueva alianza" citando a Jer 31,31, como "alianza mejor" (8,6), esto no significa que Dios sustituya una alianza por otra, sino que, en su indefectible fidelidad, ha mejorado aquella misma alianza que inicialmente había hecho con Noé.
----------El Padre ha establecido esta nueva alianza en Cristo sobre todo a favor de Israel, en la persona de los apóstoles y de los hebreos que la aceptan y le son fieles. ¿Por qué gran parte del pueblo hasta hoy no la ha aceptado? ¿Por qué no aceptar un contrato más ventajoso que el precedente?
----------Además, hay que recordar que Jesús mismo, como está bien explicado en el Catecismo de la Iglesia Católica (nn.577-586), se ha adaptado a la ley del Templo, ha frecuentado el Templo de Jerusalén, ha realizado, junto con sus padres, las prácticas rituales y disciplinarias mosaicas, negándose sin embargo a absolutizar simples tradiciones humanas, pero en el pleno respeto de la tradición bíblica. Y si por exigencias superiores de justicia y de misericordia, Jesús se ha sobrepuesto a ciertas normas mosaicas, lo ha hecho para demostrar que "el hijo del hombre es señor del sábado" (Lc 6,5).
----------Esto no quita que Israel, aun convirtiéndose a Cristo, a fin de mantener y significar su identidad étnica y religiosa en medio de los otros pueblos, pueda mantener algunas de sus propias usanzas religiosas. Todo pueblo tiene facultad de practicar la caridad y la ley de Cristo a su manera. Por esto, la suficiencia para la salvación de la fe y la gracia, de las cuales hablan Pablo y Juan no tienen nada que ver con la sola fides y sola gratia de Lutero, sino que es esa fe que está unida a las obras y a esa gracia que mueve el libre albedrío al cumplimiento del bien, para que el hombre colabore con Cristo en su misma redención.
----------Por lo tanto, las palabras de los dos Apóstoles no se deben entender como si Moisés no obtuviera gracia para los israelitas y no se debe entender la "verdad" de la cual habla Juan como si Moisés no hubiera conocido la verdad acerca de Dios, al que vio en el Horeb cara a cara.
----------También debemos hacer comprender a nuestros hermanos hebreos que Jesús, nuevo Moisés, ha convocado a la asamblea de Israel, vale decir, ha venido a "reunir a las ovejas dispersas de la casa de Israel" (Mt 15,24). Esta sagrada convocación (que en hebreo se dice: qahal) no es otra que la Iglesia (término que viene del griego ekklesia, que viene de kaleo, llamo), la cual por tanto es la asamblea de los que han sido convocados por Cristo, la asamblea del nuevo Israel en el Espíritu, que reúne ante Dios no sólo a Israel, sino también a todos los demás pueblos para participar en un único banquete mesiánico al cual Dios ha convocado primeramente a Israel, pero al que también están invitados todos los demás pueblos.
----------También debemos exhortar a nuestros hermanos mayores a no insistir en prácticas y creencias, que si bien fueron queridas por Dios en su tiempo, sin embargo, desde hace 2000 años el mismo Dios por medio de Jesús ha declarado superadas y abolidas, por ser sólo prefigurativas del Mesías venidero, que es Él mismo; por lo cual, una vez que Él ha venido, todos debemos escucharle a Él.
----------Debemos hacer entender a los judíos que Jesús, hijo de David y rey de Israel con su predicación y su obra ha dado a Israel la fuerza y la posibilidad de vivir sereno, en paz y seguridad en su propia tierra, libre de la opresión de los enemigos, en el propio territorio, en la propia nación con capital Jerusalén. Debemos hacer entender que Jesús es el sumo sacerdote de la nueva alianza en su sangre, verdadero sacerdote cuyo sacrificio es plenamente grato a Dios, sacrificio verdaderamente eficaz capaz de reconciliarnos con Él, más allá del sacerdocio de la alianza mosaica.
----------Debemos hacer entender a los hebreos que el hecho de que Jesús haya sido rechazado por los líderes del judaísmo de su tiempo, eso ha sido su error, que aquellos hebreos se han engañado al juzgarlo un falso Mesías. Por tanto, debemos hacerles entender que Jesús ha dado suficientes pruebas de ser realmente el Mesías, no obstante ciertas apariencias en contrario. Su conducta fue sólo aparentemente escandalosa, pero a una mirada atenta y límpida, se revela de una divina sabiduría.
----------Él parece mandarnos cosas odiosas y repugnantes, pero pensándolo bien, nos damos cuenta del gran amor que nos tiene. Pareciera haber sido débil ante la opresión romana, pero en realidad le ha dado a Israel esa fuerza espiritual que en los siglos sucesivos, por medio de la Iglesia, habría de derrotar al Imperio Romano y haría triunfar a Cristo en Roma por medio de los Sucesores de Pedro, de tal modo que Roma de ser enemiga de Israel se habría de convertir en protectora de Israel e hija de Israel en el Espíritu.
----------Debemos hacer comprender a nuestros hermanos mayores que la tierra prometida a Abraham, si bien era inmediatamente la Palestina, sin embargo, esta patria terrena tan sólo era la prefiguración y la pregustación de una patria eterna y bienaventurada más allá de la muerte, en la resurrección de los justos. Debemos hacer entender a nuestros hermanos judíos que la beatitud celestial no consiste en la simple visión de Dios, sino en la sublime visión de la Santísima Trinidad.
----------Sin embargo, gracias a Dios, existe también un Israel "en el cual no hay engaño" (Jn 1,47), un Israel honesto y en buena fe, que rechaza a Cristo no porque sepa quién es y por eso lo odia, sino que, sin culpa, malinterpreta la misión del Mesías, porque ha entendido mal, y por eso no se da cuenta de que Jesús es el verdadero Mesías, aunque espera al Mesías; un Israel, por tanto, que, si nos acercamos nosotros los cristianos con amor, tacto, respeto, lenguaje apropiado, exhibición de pruebas y signos persuasivos, citas apropiadas de la Escritura, preparación teológica adecuada, paciencia, comprensión, capacidad argumentativa, exhortaciones sabias, amables reproches, testimonio de caridad, está dispuesto a escucharnos y a corregirse y, bajo la inspiración del Espíritu Santo, está dispuesto a acoger a Cristo.
----------En fin, para llevar a cabo un diálogo fecundo con los hebreos, diálogo útil para nuestra salvación y su salvación, debemos estudiar atentamente los casos más importantes y famosos de grandes conversos, comenzando por el de san Pedro, el de san Pablo, el de los Apóstoles y, a lo largo de la historia del cristianismo, los casos más significativos, sobre todo los ocurridos en la época moderna, como por ejemplo los casos de Max Scheler, Edith Stein, Raissa Maritain, Alphonse Ratisbonne, Israel Zoller (luego Eugenio Zolli), así como como el de Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París (1981-2005).
----------También es fundamental la referencia al camino espiritual de la Virgen, camino que no se puede llamar propiamente "conversión", si por conversión entendemos un cambio de la voluntad del mal al bien, porque notoriamente María es inmaculada, y sin embargo ella ha progresado en la verdad, y en la santidad de modo que ha pasado evolutivamente desde la fe mosaica a la fe en su Hijo, sin rupturas doctrinales y sin negar en nada esa verdad de fe que ella ya conocía, sino simplemente acrecentándola.
----------Así es posible que muchos hebreos todavía hoy, compartiendo la verdad enseñada por Moisés e ignaros en buena fe del Evangelio, víctimas involuntarias de equívocos sobre el Evangelio, no tengan dificultad en corregir sus puntos de vista y mejorar su conocimiento de Dios dejándose iluminar por el Evangelio, con sólo que nosotros sepamos proponérselo de manera convincente y persuasiva.
----------Para ilustrar esta posibilidad, leamos, a título de ejemplo, la narración hecha en 1842 por Marie-Alphonse Ratisbonne a la edad de 26 años. Él, al entrar casualmente con un amigo en la iglesia romana de Sant'Andrea delle Fratte en 1840, tuvo una visión de la Virgen y así describe esta experiencia mística fulgurante y beatificante:
----------"La Virgen no pronunciaba ninguna palabra, pero entendí perfectamente [...] sentí un cambio tan total que creí ser otro, la alegría más ardiente estalló en lo profundo de mi alma; no podía hablar [...] no podría rendir cuenta de las verdades de las cuales había adquirido la fe y el conocimiento. Todo lo que puedo decir es que el velo cayó de mis ojos; no un solo velo, sino toda la multitud de velos que me habían rodeado, desapareció [...] salí de un abismo de tinieblas, vi en el fondo del abismo las extremas miserias de las que había sido sacado por obra de una misericordia infinita [...] tantos hombres descienden tranquilamente a ese abismo con los ojos cerrados por el orgullo y por la indiferencia [...]
----------Se me pregunta cómo he aprendido estas verdades, ya que es cierto que nunca he abierto un libro de religión, nunca he leído una sola página de la Biblia: todo lo que sé es que, al entrar en la iglesia, ignoraba todo, y saliendo de la iglesia, vi todo claro [...] no tenía ningún conocimiento literal pero interpretaba el sentido y el espíritu de los dogmas, todo sucedía dentro de mí, y estas impresiones, mil veces más rápidas que el pensamiento, no sólo habían conmovido el alma, sino que la habían dirigido hacia una nueva vida […] los prejuicios contra el Cristianismo ya no existían, el amor de mi Dios había ocupado el lugar de cualquier otro amor" (posteriormente Ratisbonne fue consagrado sacerdote jesuita).

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