viernes, 5 de mayo de 2023

Benedicto XVI frente a Karl Rahner y los rahnerianos: drama personal y drama para la Iglesia durante sesenta años (2/4)

Joseph Ratzinger, dándose cuenta dramáticamente del peligro para la fe que el movimiento de los modernistas encabezados por Rahner, a una con el movimiento correspectivamente afín de la reacción lefebvriana, habían hecho surgir en la Iglesia una amenaza atroz, advirtió la necesidad de recoger las ideas tan atacadas por la marea ascendente modernista junto con la corriente opuesta lefebvriana, y tomó conciencia de que se estaba perdiendo la idea de lo que es el cristianismo o que en todo caso fuera urgente aclarar al mundo de hoy cuál es la esencia del cristianismo.

La traición
   
----------A partir de ese momento comenzaron las hostilidades entre Ratzinger y Rahner, quienes comenzaron a presentarse cada vez más, con sus fuertes personalidades y la autoridad que habían adquirido en el Concilio, como símbolos y líderes de las dos interpretaciones progresistas del Concilio, que aún hoy siguen haciéndose la guerra: la correcta, que luego será expresada por el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 y por el magisterio de los Papas del postconcilio, y la modernista, que encontrará su primera expresión importante en el Catecismo holandés de 1966 y en el rahneriano Curso fundamental sobre la Fe de 1976 (edición española de Herder). La tercera toma de posición frente al Concilio, como es sabido, es la de los lefebvrianos, los cuales están en contra del Concilio, porque creen que haya sido inspirado por los rahnerianos. Por tanto, ellos también rechazan la contribución positiva que Rahner ha dado al Concilio, calificándolo como modernista.
----------La primera incursión o intervención del modernismo en gran estilo tuvo lugar, como sabemos, ya en 1966, con el famoso Catecismo Holandés, aprobado nada menos que por el Episcopado holandés bajo la presidencia del cardenal Alfrink. Es sorprendente la tempestividad con la que se publicó este Catecismo, obra voluminosa y con una edición notablemente cuidada, la cual, por haber aparecido apenas un año después de la finalización del Concilio, muestra así con toda evidencia que había sido preparada durante las mismas labores del Concilio, mientras que el material estaba ciertamente dado por obras anteriores al Concilio, obras ligadas a ese intento de hacer resucitar el modernismo que fue el movimiento francés de la nouvelle theologie, atacada por el venerable papa Pío XII en la encíclica Humani generis, de 1950.
----------Los modernistas mostraron, con la repentina publicación del Catecismo Holandés, que poseían una tempestividad y ese sentido de las oportunidades favorables a la difusión de sus ideas, que siempre han tenido. Un similarmente hábil difusor e infatigable propagandista de sus propias ideas había sido Lutero. Ya el papa san Pío X en la Pascendi Dominici gregis notaba este celo ardiente y la hábil organización de la propaganda modernista. Se ha alardeado mucho acerca del sentido pastoral de la Iglesia en el Vaticano II, pero en realidad, desde este punto de vista, ha tenido más sentido pastoral el Concilio de Trento.
----------De modo similar a Lutero, los holandeses se dieron cuenta de la importancia de un catecismo y fueron extremadamente oportunos, porque entendieron que si se hubieran adelantado en el tiempo a la Iglesia Romana, previniéndola en el tiempo, habrían tenido una ventaja en la conquista de las almas.
----------Y de hecho así ha sido. Cuando finalmente, después de 30 años desde el final del Concilio, salió a la luz el Catecismo Católico, el holandés ya había conquistado a un número de fieles ahora perdidos para el verdadero catolicismo, católicos de nombre, pero de hecho modernistas o scillebeeckxianos. Providente fue en cambio el tan maltratado Concilio de Trento al publicar de inmediato su Catecismo, por lo que sus doctrinas se difundieron enseguida, evitando las infinitas discusiones y litigios de la Iglesia post-Vaticano II.
----------El alma de esta formidable empresa del Catecismo Holandés fue Edward Schillebeeckx [1914-2009], teólogo tomista pero fuertemente influenciado por la exégesis protestante y por una visión filosófica que desposaba la gnoseología idealista de Kant, Habermas y Gadamer con la ética hedonista de Hume y la buenista de Rousseau. La visión de Schillebeeckx se desposa bien con la de Rahner, ligado ante todo a Hegel y Heidegger, influenciado también él por la exégesis protestante de Bultmann. Detrás de Schillebeeckx y Rahner está la sombra de la así llamada "filosofía moderna" de Descartes y de la reforma luterana.
----------En mi opinión, detrás de los moderniistas holandeses estaban los rahnerianos, los cuales, con un plan altamente organizado, al propio estilo de aquellos modernistas ya denunciados por san Pío X, organizaron de modo secreto, ya desde las labores del Concilio, el ataque a la Iglesia (ataque que ellos dieron en llamar "modernización") en dos etapas, según la táctica tradicional de las acciones bélicas: una primera fase, moderada, para desconcertar al enemigo; y una segunda, más agresiva y decisiva, para abatirlo por completo.
----------Se puede pensar que mediante acuerdos secretos los rahnerianos alemanes, durante los trabajos del Concilio, habían confiado la primera fase a los modernistas holandeses, de antigua tradición protestante, aparentemente suaves y dulces, mientras que se habían reservado para sí mismos la segunda fase, que contaban con que fuera la definitiva, una especie de blitzkrieg: conquistar para el modernismo la propia Sede Romana, según el proyecto ya enunciado en su momento por Ernesto Buonaiuti.
----------La segunda fase la ha promovido precisamente Rahner con su Curso fundamental sobre la fe, de 1976. Este curso es el programa del actual cristianismo modernista, en el cual es superado el enfoque kantiano, propio del modernismo de los tiempos del papa san Pío X, y ahora es manifiestamente fundado en el idealismo hegeliano de la identidad del pensamiento con el ser, identidad ya afirmada en el libro programático Oyente de la palabra (edición alemana de 1963, edición española de 1976).
----------En el modernismo kantiano está de algún modo salvada la distinción entre Dios y el hombre, ya que, si bien para Kant Dios es la suprema Idea de la razón, sin embargo no es la razón. En cambio para Rahner, es decir, para el modernismo hegeliano, Dios, como dice en su Curso Fundamental sobre la Fe, es el "fundamento y horizonte trascendental de todo existente y de todo cognscente"; es el "cumplimiento total del hombre" y "el elemento más íntimo del hombre"; es "el punto de partida real de la auto-actuación y del auto-cumplimiento del hombre". Identifica entre sí antropología, cristología y teología.
----------En efecto, Rahner hace explícita profesión de panteísmo, definiéndolo exactamente (siempre en su Curso Fundamental sobre la Fe) como "experiencia trascendental del hecho de que Dios es la realidad absoluta, el fundamento originario, el último horizonte de la trascendencia" (humana). Además, reconociendo que en el panteísmo Dios puede devenir cualquier cosa, malinterpreta la expresión joannea "el Verbo ha devenido carne", por lo cual no tiene problemas en aceptar el panteísmo.
----------Por otra parte, Rahner mantiene el concepto de Dios, ya condenado en la encíclica Pascendi, como "Incognoscible", afirmando que es "sin rostro" y "sin nombre", afirmaciones que no corresponden en absoluto con lo que dice sobre Dios la Escritura, en la cual la aspiración suprema del hombre es precisamente la de ver el rostro de Dios y conocer su nombre. Por otra parte, Dios, para la Escritura, viene entre nosotros precisamente para mostrarnos su rostro y decirnos cuál es su nombre, es decir, para mostrarnos su esencia. Si eliminamos estas revelaciones de la Biblia, la vaciamos de su significado y de su propósito esenciales.
----------Pero 1978 fue también el año de la muerte de Paulo VI. El nuevo Papa, después de Juan Pablo I, Juan Pablo II, dándose cuenta de las tramas presentes en la Compañía de Jesús, incluso tenía en mente suprimirla, si no hubiera sido inducido a renunciar a su intento por el cardenal Casaroli, Secretario de Estado.
----------Las dos fases de la agresión neo-modernista responden a dos ataques al catolicismo que tienen una asonancia o sintonía con cuanto ha acontecido en la misma historia de la filosofía alemana: el primer golpe significativo, continuador de la reforma luterana, puesta en filosofía por Descartes, ha sido el de Kant, inspirador precisamente de ese modernismo de los tiempos del papa san Pío X.
----------En cambio, la segunda fase de la agresión, que los modernistas alemanes se reservaron para sí, la fase rahneriana, ha sacado inspiración de Hegel, y constituyó una escalation con respecto a Kant, porque Hegel, como es bien sabido, lleva a cumplimiento el idealismo kantiano. En efecto, mientras Kant deja la puerta abierta a la cosa en sí, lo que todavía permite la admisión de un Dios creador de la cosa en sí, la inmanentización de la cosa en sí en la Idea hegeliana, fruto extremo del cogito cartesiano, bloquea el camino de la mente humana hacia Dios y desemboca al mismo tiempo en el panteísmo y en el ateísmo.
----------Excepto que, como se suele decir popularmente, el diablo hace las ollas, pero no tapas. El intento de rahneranizar el catolicismo, como veremos, será intentado nuevamente por la mafia de San Galo, con la promoción del cardenal Bergoglio al trono de Pedro, pero de nuevo, como veremos, sin que los modernistas pudieran alcanzar éxito. El demonio ataca porque siempre se engaña de poder tener la batalla vencida, pero -como decía santa Catalina de Siena- él no te vence si voluntariamente tú no lo permites.
----------El Catecismo holandés, como es bien sabido, no ciertamente privado de valor doctrinal y formal, fue en todo caso la primera gran proeza modernista, bien encubierta bajo una ortodoxia de máxima o general, pero que fue frenado por la intervención de san Paulo VI, el cual, lo hizo examinar por una comisión especial cardenalicia, lo hizo corregir en numerosos puntos que se desviaban de la auténtica doctrina católica.
----------Interesante es el estilo literario del Catecismo. Si el lenguaje del Concilio Vaticano II propende excesivamente hacia el estilo literario, dejando de lado el estilo jurídico-didascálico, en cambio, el Catecismo holandés, en lugar de corregir este defecto, lo acentúa todavía más, de modo que al final apenas se diferencia casi de una agradable colección de pensamientos o anécdotas espirituales, religiosos o morales católicos. Es significativo que el Catecismo holandés esté acompañado de muchas composiciones poéticas. Ha recibido premios literarios. ¡Pero, Ay! No ha recibido ningún premio de la Iglesia, aunque, como he dicho, Paulo VI, en su magnanimidad, lo haya elogiado por todo lo que tenía de válido.
   
La agresion
   
----------La agresión inicial de los modernistas, en el inmediato postconcilio, se produjo a dos niveles: por una parte, un nivel en el plano académico de la cultura civil y eclesial, así como de la teología y de la moral; y por otra un nivel en el plano político, educativo y de las instituciones.
----------Los rahnerianos, que con sus herejías eran el alma de la revolución y de la subversión, aparecían ante los ingenuos como hombres del progreso y de la moderación, por lo cual muchos no se dieron cuenta de que las raíces ideológicas de los famosos desórdenes de 1968 se encontraban precisamente en las herejías de Rahner y Schillebeeckx, los cuales fingían desaprobar aquellos desórdenes, pero en realidad eran bien conscientes de haber provocado ellos la protesta estudiantil, que bien pronto se habría de unir a las clases trabajadoras para iniciar una serie de agitaciones sociales, en parte también justas, pero que, agitadas por las ideas subversivas provenientes del rahnerismo social, pronto habrian de degenerar y a dar comienzo en Italia, en Europa y en América Latina a una serie de sangrientas agitaciones subversivas, que eran comprensiblemente bien vistas por la Rusia soviética y los partidos comunistas, y que podrían estar conectadas con una simultánea revolución político-cultural en China, donde triunfaba el maoísmo, tanto que el famoso Librito Rojo de Mao se convirtió en el Evangelio de los movimientos obreros y estudiantiles marxistas-leninistas.
----------Surgió así toda la temática y la ideología del '68: el espíritu hegeliano-marxista de contradicción que se expresó en el famoso fenómeno de la "contestación", la negación sistemática de los valores absolutos, las interminables diatribas de las asambleas estudiantiles, el bloqueo o el desorden de las actividades académicas y escolásticas, la rebelión contra la autoridad, el fanatismo ideológico, el pacifismo cualunquista y de comodidad, el juventudismo, el desprecio por la ancianidad, el libertinaje sexual, el permisivismo, la violencia verbal, física y revolucionaria, la abolición de los méritos y de las penas, la libertad desenfrenada, la impiedad, el odio hacia la ascética o el sacrificio y la expiación, así como el conjunto de famosos slogans: "prohibido prohibir", "haz el amor y no la guerra", "todo aprobados y promovidos", el "voto político", la "imaginación al poder".
----------Ahora bien, está muy claro que, detrás de la revolución de 1968, está el concepto rahneriano de que la realidad es lo-que-yo-pienso, de la conciencia como autodeterminación, del conocimiento como praxis, de la libertad como afirmación de sí mismo y absolutización del yo, de la naturaleza humana como material maleable a disposición o arbitrio o antojo de la individual persona.
----------1968 fue el año de la encíclica Humanae vitae, el programa de la ética sexual renovada por el Concilio; pero Paulo VI no pudo elegir el momento menos propicio para emitir este espléndido e inmortal documento, ya que precisamente en ese momento se desataba en el mundo la apología de la lujuria, por lo que, como es bien sabido, no sólo Rahner, sino incluso algunos Episcopados expresaron su disidencia, lo que deja claro hasta qué punto los rahnerianos ya se habían infiltrado en el Episcopado internacional.
----------Pero lo que por entonces estaba sucediendo era solo el comienzo. Como sabemos, los años 1970s estuvieron marcados por la irrupción de la teología de la liberación con sus desfogues terroristas y guerrilleros, inaugurada en 1970 por el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrrez, quien pretendía presentar esta teología como un producto autóctono de Sudamérica, pero que en realidad está influenciada por la así llamada "teología política" del alemán Johann Baptist Metz, discípulo de Rahner.
----------Respecto a Gutiérrez, un tema famoso de su teología, es la negación de la doctrina evangélica de los dos mundos: el más acá y el más allá. Gutiérrez dice que el mundo es uno solo, vale decir, éste en el que vivimos, que sin embargo debe ser liberado del mal por Cristo. Ahora bien, esto es cierto. Sin embargo, surge una dificultad, porque la cuestión permanece abierta: ¿dónde está entonces el paraíso del cielo? Si el mundo es uno solo, ¿qué pasa con ese otro mundo que es el mundo celestial?
----------Respecto a Metz, el cardenal Ratzinger, después de un primer encuentro positivo con él, se dio cuenta de que su teología "ya no era la interpretación de la fe de la Iglesia católica, sino que establecía como podía y debía ser". No existe mejor definición del modo protestante modernista de hacer teología.
----------Todo el curso de los años 1970s, como bien sabemos, estuvo marcado en Italia y en otros países del mundo (como es el caso de Argentina) por el intento comunista, avivado por la Rusia soviética y la China de Mao, de difundir sus ideas mediante el terrorismo y la guerrilla, movimientos revolucionarios, tales como para derribar las democracias para instaurar un régimen comunista. Los Estados Unidos y otras democracias europeas mostraron entonces resistencia a la avanzada del comunismo.
----------Por su parte, el papa san Paulo VI, excesivamente confiado en el diálogo con los comunistas, fracasó trágicamente en apoyar el intento del primer ministro italiano, Aldo Moro, de iniciar un gobierno de colaboración entre católicos y comunistas, en aplicación de su encíclica de 1964 sobre el diálogo, Ecclesiam suam, atenta insuficientemente al deber del católico de oponerse a los errores del marxismo.
----------Este trágico período de sangre, como es bien sabido, que mantuvo a poblaciones enteras angustiadas durante una década a causa de pequeños grupos de exaltados criminales, ha sido designado con la expresión eficaz de "años de plomo". Todos fuimos testigos en Italia, en Europa y especialmente en América Latina, del desencadenarse de una violencia revolucionaria inspirada en Marx, sí, pero, como he dicho, con verdaderas raíces en Hegel a través de la Escuela sociológica hegeliana de Frankfurt de Marcuse, Bloch y Horkheimer. Incluso en la Universidad Católica de Milán estalló la rebelión comunista.
----------Sin embargo, la teología de la liberación no se inspira propiamente tanto en Marx, cuanto sobre todo en Hegel. De hecho ella no se presenta en absoluto como atea, porque precisamente quiere ser teología, sólo que el suyo es un falso teísmo, como aparece en el pensamiento de Metz, porque no es relativo al saber, sino al hacer, no a la teoría sino a la praxis. Es decir, la fe, para Metz, no pertenece al orden del saber, sino al del hacer, y la misma verdad no reside en una adecuación, sino en una producción, en una acción política. La acción no debe basarse en la verdad, sino que la verdad misma surge de la acción y es efecto de la acción.
----------Ahora bien, todo esto es Hegel en su aspecto fichtiano. El teísmo consiste aquí en el hecho de que Dios mismo es concebido hegelianamente como el Absoluto que deviene historia y praxis en la conciencia y en el actuar social del hombre. No se trata, por tanto, del verdadero Dios inmutable, creador del hombre, sino de Dios entendido como autodivinización del hombre y humanización de Dios.
----------Así, el fulmíneo ataque de los modernistas a la doctrina católica preconciliar y conciliar no se produjo de forma explosiva como sucedió con Lutero, sino de forma suave y disfrazada, bajo un disfraz literario, el del Catecismo holandés, atractivo y seductor por la belleza de su estilo, la eficacia de las imágenes, lo agradable de las comparaciones, la innegable validez de muchas de sus tesis.
----------Se procedía con cautela, para no suscitar un escándalo general. El Papa, gracias a Dios, se dio cuenta de la insidia, pero pocos tuvieron en cuenta el famoso "Apéndice", añadido por él al Catecismo, que contiene las proposiciones ortodoxas queridas por el Papa. Sin embargo, en mi opinión, fue cometido un error pastoral. El Apéndice, para ser verdaderamente eficaz, habría debido pura y simplemente sustituir los textos erróneos. En cambio, el Papa permitió o quiso que fuera colocado al final del texto, precisamente como apéndice.
----------De este modo, parece que el mismo Papa se haya resignado a permitir dar la impresión de que el texto romano y el holandés no se excluyen como lo verdadero excluye a lo falso, sino que se presentan como dos optional, donde al fin de cuentas, uno elige lo que se prefiere. Las verdades de fe se volvieron opcionales: eres católico ya sea que las aceptes o las rechaces. Estamos unidos solo de nombre. Una hermosa forma de nominalismo aplicada al más sagrado de los valores: ser católico.
----------Pero Ratzinger, teólogo despierto, se había dado perfecta cuenta de que el Catecismo holandés, a causa de su anticonceptualismo, su teología subjetivista y agnóstica, su cristología arriana, su eclesiología horizontal, su antropología secularista, su moral relativista, liberal y buenista, su indiferentismo religioso, su aridez espiritual, ponía en crisis el cristianismo desde las raíces, por lo cual se dio cuenta de que había surgido el problema desde las raíces, y la cuestión era ahora: ¿qué es el cristianismo?
----------Así fue que Ratzinger, dándose cuenta dramáticamente del peligro para la fe que el movimiento de los modernistas, a una con el movimiento correspectivamente afín de la reacción lefebvriana, habían hecho surgir en la Iglesia una amenaza atroz, advirtió la necesidad de recoger las ideas tan atacadas por la marea ascendente modernista junto con la corriente opuesta lefebvriana, y pensó que se estaba perdiendo la idea de lo que es el cristianismo o que en todo caso fuera urgente aclarar al mundo de hoy cuál es la esencia del cristianismo. Se trata en el fondo de la idea germinal de ese nuevo Catecismo que en 1992, como primer colaborador del papa san Juan Pablo II, publicaría con el nombre de Catecismo de la Iglesia Católica.

8 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    Ud. ha escrito: "Rahner mantiene el concepto de Dios, ya condenado en la Pascendi, como 'Incognoscible'...".
    Le pregunto: ¿podemos excluir que Rahner haya querido decir que una plena cognoscibilidad de Dios, por parte del hombre, no sea posible en esta vida?
    En otras palabras, le pregunto si sería posible interpretar este pensamiento de Rahner, al menos en parcial sintonía, con lo expresado en el documento "La teología hoy" (https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_cti_doc_20111129_teologia-oggi_sp.html), publicado en el 2012 por la Comisión Teológica Internacional, en el que se lee:
    "El sentido del misterio que propiamente caracteriza a la teología conduce a un reconocimiento de los límites del conocimiento teológico, contrario a todas las pretensiones racionalistas de agotar el Misterio de Dios. La enseñanza del Lateranense IV es fundamental: 'entre el creador y la criatura no puede apreciarse semejanza sin apreciar una falta desemejanza mayor'. La razón, iluminada por la fe y guiada por la revelación, es siempre consciente de los límites intrínsecos de su actividad […] La teología intenta hablar de manera verdadera del Misterio de Dios, pero al mismo tiempo sabe que su conocimiento, si bien verdadero, es inadecuado en lo referente a la realidad de Dios, que nunca puede 'comprender'. Como dijo San Agustín: 'Si le comprendes, no es Dios'...".
    Además, en el comunicado de prensa de la Conferencia Internacional sobre "Teología negativa para el siglo XXI" (https://press.vatican.va/content/salastampa/it/info/2021/05/31/comunicato-stampa-conferenza-internazionale--teologia-negativa-p.html), celebrada en 2021 por iniciativa de la Academia Pontificia de Teología y de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, se informaba:
    "Judíos, cristianos y musulmanes, comparten la conciencia de que Dios es incognoscible y la actividad de Dios insondable. Esto puede ayudar a superar el fundamentalismo y a mantener intacto el sentido del misterio, favoreciendo el diálogo, la libertad religiosa, la tolerancia y el respeto".
    También en este caso, ese "Dios es incognoscible" ¿debe entenderse como "no puede nunca ser completamente entendido"?, ¿o bien debemos reconocer, también en este texto, una lamentable influencia rahneriana?

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    1. Estimado Matías,
      el atributo que usa Rahner es "incomprensible".
      Este atributo ha sido utilizado por San Jerónimo al traducir Rom 11,33, mientras que la traducción exacta sería "inexplicable".
      El atributo también ha sido utilizado por algunos Papas y se lo encuentra también en el Concilio Lateranense IV y en el Concilio Vaticano I.
      El problema entonces no es el del uso del término, sino que el problema está dado por el hecho de que lamentablemente Rahner rechaza la posibilidad de conceptualizar la naturaleza divina y dice que Dios es el "sin nombre".
      Por tanto, desafortunadamente, Rahner no excluye una comprensión total, sino que excluye el comprender sic et simpliciter.
      Esto implica naturalmente una forma de agnosticismo, que podría conducir al ateísmo por el hecho de que, si yo digo que de Dios no sé nada, es como si dijera que no existe.
      En realidad Rahner admite la existencia de Dios en una forma que también podríamos decir exagerada, en el sentido de que para él el hombre posee una experiencia originaria de Dios preconceptual y atemática. Él no excluye la posibilidad de conceptualizar la naturaleza divina, pero tiene una doctrina relativista del concepto, que lo hace caer en el relativismo dogmático.
      En lo que se refiere al documento de la CTI, el atributo "incognoscible" no puede ser aceptado ya sea porque es contrario al lenguaje bíblico, el cual habla claramente del conocimiento de Dios, ya sea porque ha sido condenado por san Pío X en la Pascendi.
      Sin embargo, conviene precisar que cuando la Escritura habla del conocimiento de Dios, excluye un conocimiento exhaustivo, el cual requeriría un poder cognoscitivo infinito, que es propio sólo de la mente divina, y aun cuando la Iglesia habla de visión beatífica, ella deja intacto el misterio de la naturaleza divina.
      Si Dios no pudiera ser conocido, fracasaríamos en llegar a nuestro fin último, que consiste precisamente en un conocimiento tan perfecto que implica la visión inmediata, sin que ese conocimiento incluya, sin embargo, la comprensión de manera exhaustiva de la esencia divina, porque se trata de una comprensión finita, mientras que la esencia divina es infinita.

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  2. Estimado padre Filemón: sobre la Teología de la liberación y, en particular sobre Gustavo Gutiérrez, registro, en estos últimos años, un cierto cambio de rumbo, por parte de la Iglesia, respecto a principios de los años 80 del siglo pasado.
    En 2013, L'Osservatore Romano publicó una doble página dedicada a los escritos de Gutiérrez, con un extracto del libro "Del lado de los pobres: Teología de la liberación", escrito por el teólogo peruano junto con Gerhard Ludwig Muller, por entonces arzobispo, prefecto de la CDF.
    Y en 2018, con motivo del nonagésimo cumpleaños del propio Gutiérrez, el papa Francisco le envió un mensaje de buenos deseos, con palabras de estima y aprecio por el trabajo realizado:
    "Con motivo de tu 90 cumpleaños, te escribo para felicitarte y pasa asegurarte mi oración en este momento significativo de tu vida. Me uno a tu acción de gracias a Dios, y también a ti te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad, a través de tu servido teológico y de tu amor preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad. Gracias por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión. Con estos sentimientos, te animo a que sigas con tu oración y tu servicio a los demás, dando testimonio de la alegría del Evangelio".

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    1. Estimado Ross,
      los juicios de Müller y del Papa sobre Gutiérrez me complacen.
      Por si Ud. quizás no lo sepa, hace años que se ha hecho dominico y ha sido nombrado maestro en teología, que es el más alto título honorífico que la Orden de Frailes Predicadores da a los beneméritos en el campo de la teología.
      No he seguido la evolución de su pensamiento en las últimas décadas. Se hizo famoso cuando en 1970 publicó su obra "Teología de la Liberación", que dio origen a la teología que lleva el mismo nombre. Desde entonces ha demostrado un fuerte interés por la acción política cristiana encaminada a la liberación de las clases populares explotadas por los regímenes tiránicos.
      El error que por entonces le fue notado, y del cual yo supongo que se haya corregido, consistía en el hecho de que él negaba que el Evangelio admitiera dos mundos: uno del más acá y otro del más allá, es decir, después de la muerte. En otras palabras, Gutiérrez sostenía que el mundo es uno solo y que es en el cual vivimos ahora.
      Decía que la salvación concierne a este mundo, en sí mismo bueno en cuanto creado por Dios, y que la obra cristiana a realizar es el liberarlo del pecado y del sufrimiento. Hasta aquí, todo está bien.
      Salvo por el hecho de que, sin embargo, cuando el Evangelio habla del otro mundo, no se refiere a un doble de este mundo, sino a lo que es el mundo de Dios, es decir, el paraíso del cielo. De modo que en la visión auténticamente cristiana, el mundo, como realidad material, es efectivamente uno solo, pero la plenitud de la resurrección implica también una vida sobrenatural, que es la vida de la gracia de los hijos de Dios, que constituye un mundo espiritual superior a este presente y que comienza ya desde ahora con la Iglesia.

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  3. Estimado padre Filemón,
    Usted escribe:
    "1968 fue el año de la encíclica Humanae vitae, el programa de la ética sexual renovada por el Concilio; pero Paulo VI no pudo elegir el momento menos propicio para emitir este espléndido e inmortal documento...".
    Sí, pero... tal vez viendo las cosas en modo demasiado humano.
    Por el contrario, san Juan Pablo II, en el capítulo 27 de "Cruzando el Umbral de la Esperanza" (en mi opinión, en muchos sentidos, un verdadero documento magisterial del Santo Padre), dice:
    "Con su encíclica Humanae vitae, ha puesto en práctica la exhortación del apóstol Pablo, que escribía a su discípulo Timoteo: 'Anuncia la palabra, insiste en toda ocasión, oportuna e inoportuna... Llegará el día en que la sana doctrina no sea tolerada' (2 Tim 4,2-3)".
    Quizás el Espíritu Santo conceda a los Papas un sentido diferente de lo que se debe hacer según las "oportunidades".

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    1. Querido Ernesto,
      debes tener por seguro que yo no me permito en absoluto juzgar la intervención de Paulo VI, que sin duda ha sido una intervención muy valiente, de hecho, en mi opinión, ha sido el acto de mayor coraje que ha realizado en todo su pontificado.
      Hablando de inoportunidad, estoy siendo irónico y por un momento tomando el punto de vista de los modernistas, a los cuales, como se suele decir, aquella encíclica ha roto los huevos de su canasta. De ahí que se explica su feroz reacción, encabezada por Rahner y por Häring, acompañada incluso por la sorda resistencia de algunos Episcopados del norte de Europa.
      Paulo VI tuvo tal dolor por esta escandalosísima desobediencia, que ya no escribió más encíclicas hasta su muerte.
      Pero, ¿había imaginado él la reacción que habría de desencadenar? Es difícil dar una respuesta.
      Probablemente no se esperaba encontrar resistencia en Episcopados completos, y se imaginaba que la resistencia vendría solo de los modernistas.
      ¿Era prudente prescindir de esta intervención? ¿El clima era propicio para intervenir? Dado que se trata de un santo, seguramente el asunto habrá sido examinado durante el proceso de canonización, y creo que se puede decir con certeza que los actores del proceso han podido constatar que ha sido un acto de prudencia y tal vez de prudencia heroica.

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    2. Estimado padre Filemón,
      totalmente de acuerdo con Ud.
      Fue un acto de prudencia heroica.
      Es cierto que Pablo VI desde 1968 no escribió más encíclicas, pero ¿la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi no vale más que una encíclica? De hecho, el papa San Juan Pablo II, en el libro que cité en mi comentario anterior, "Cruzando el Umbral de la Esperanza", dice que la exhortación EN "vale diez encíclicas".
      Esa declaración de Juan Pablo II me ha hecho reflexionar mucho acerca de los documentos pontificios. Es simple y fácil juzgarlos simplemente en base a su calificación formal. En efecto, cuando conocí la historia de ese texto (la forma y las circunstancias en que fue escrito), escrito de puño y letra del mismo Juan Pablo II, que contenía declaraciones doctrinales de enorme importancia (no sólo opiniones teológicas o pastorales), he comprendido que ese texto, "Cruzar el umbral de la esperanza", es claramente un documento magisterial. Lo he releído muchas veces y lo tengo como texto de referencia permanente para muchos temas.

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    3. Querido Ernesto,
      estoy de acuerdo contigo cuando distingues el nivel formal de las publicaciones de un Papa del contenido de las mismas publicaciones, por lo cual es posibilísimo que una encíclica contenga afirmaciones de modesto alcance o significado, mientras que un libro contenga afirmaciones de tipo magisterial, las cuales sin embargo deben ser tomadas de precedentes afirmaciones contenidas en documentos cuyo nivel formal corresponda al alcance de dichas afirmaciones.

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