miércoles, 24 de mayo de 2023

El pueblo judío: identidad y misión (2/7)

Pedro se encuentra actualmente en Roma en misión; pero la sede originaria y definitiva de Pedro es Jerusalén, según las profecías que dicen que no Roma, sino Jerusalén es la ciudad celestial en la cual todos los predestinados encontrarán un día su felicidad, como profetiza Isaías. [En la imagen: fragmento de una extraordinaria pintura mural del siglo XVII, en el arco posterior de la Porta Triumphalis del Coliseo de Roma, en el acceso occidental al monumento; la pintura representa una vista ideal de la ciudad de Jerusalén].

Jerusalén, ciudad santa de las tres religiones monoteístas y ciudad escatológica
   
----------La ciudad de Jerusalén tiene una doble finalidad: por un lado, una finalidad meramente terrena, encerrada dentro de los confines de la historia de aquí abajo hasta el fin del mundo. Esta finalidad, sobre la cual Herzl ha concentrado su atención, se refiere al bien del Estado de Israel, y es el valor en torno al cual gira ese movimiento hebreo político-nacional, que constituye el sionismo, que sostiene el derecho de Jerusalén a sentarse en el conjunto de las capitales de todos los países del mundo bajo la égida de la Organización de las Naciones Unidas. Y por otro lado, la otra finalidad, en cambio, es de orden escatológico, objeto de la revelación bíblica, y por tanto objeto de la fe tanto de los judíos como de los cristianos.
----------En la visión hebrea, Jerusalén es la madre de todos los pueblos, todos los cuales deberán un día reunirse en Jerusalén para adorar al Señor (Zac 14,17); en tal día afluirán a Jerusalén las riquezas de todos los pueblos (Is 66,12); y a Jerusalén todos los pueblos acudirán en masa, para pedir a Dios que les muestre sus caminos, "porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor" (Is 1,2-3). Jerusalén es parangonada por Isaías a una madre que consuela y amamanta a sus hijos (Is 66,10-13).
----------¿Por qué Pedro ha querido ir a Roma? Porque Cristo le había hecho entender que por su medio Él habría de triunfar sobre el Imperio Romano. Y en efecto, después de tres siglos de tenacidad, de perseverancia, de fidelidad, de humillaciones, de sacrificios, de martirios, de fe, de esperanza y de valentía, en el año 323 el emperador Constantino le habría de decir: "¡Has vencido, oh Galileo!". De modo que Pedro, que es el Papa, al final del mundo, habiendo cumplido su misión, volverá a Jerusalén, porque es allí donde deben converger todos los salvados, como también profetiza el Apocalipsis de san Juan.
----------Pedro se encuentra actualmente en Roma en misión; pero la sede originaria y definitiva de Pedro es Jerusalén, según las profecías que dicen que no Roma, sino Jerusalén es la ciudad celestial en la cual todos los predestinados encontrarán un día su felicidad, como profetiza Isaías:
----------"El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados. El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones. Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor. Y se dirá en aquel día: Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación! Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña" (Is 25,6-10).
----------Al mismo tiempo, es importante que la comunidad internacional favorezca el acuerdo entre israelíes y musulmanes acerca de la administración política de Jerusalén, para así fomentar una vida pacífica y tranquila en lo interno de Israel y en las relaciones de Israel con los Estados musulmanes.
----------En el medioevo, los musulmanes construyeron dos espléndidas mezquitas en la explanada del templo de Jerusalén, la mezquita de Omar y la mezquita de Al-Aqsa. Así han querido recordar el amor especial de Mahoma por la Ciudad Santa. Por otra parte, los judíos más sabios se dan cuenta de que la reconstrucción del templo es una idea absolutamente impracticable e improponible, también porque han entendido que el sacerdocio de Aarón se extinguió con la destrucción del templo.
----------Desde entonces, Israel ya no ha pensado en la reconstitución de aquel sacerdocio levítico, que sin embargo había sido querido por Dios, pero, también por evidente voluntad de Dios se había extinguido. El templo puede ser llorado, pero no debe lamentarse. Esto lo comprenden hoy incluso los rabinos. Por eso, desde entonces la guía de Israel ya no ha sido la figura del sacerdote, sino la del rabino. Existen entonces todavía los fariseos, como modelo de observancia de las prácticas judaicas.
----------Por eso, algunos hebreos, si rechazan a Jesús como Mesías divino, no lo rechazan como rabbí, como ciertamente Él mismo se presentaba al principio, como fue llamado y como Él permitió que se lo llamase. Es interesante cómo hoy en Israel existen intelectuales orgullosos del hecho de que Jesús fuera un judío. Cesada la clase sacerdotal, la guía del hebraísmo ha pasado a los rabinos, mientras que en tiempos de Jesús el rabbi tenía un papel muy modesto de guía popular no oficial, más bien espontáneo. Por eso las autoridades preguntan repetidamente a Jesús quién lo autoriza a hacer lo que hace. Un rabbi, de hecho, no podía desviarse del enseñar palabra por palabra todo y sólo lo que era enseñado por los sacerdotes, por los escribas y por los fariseos. Los profetas habían desaparecido desde hacía tiempo, si excluyéramos la controvertida figura del Bautista, el cual, sin embargo, reprimido por Herodes, ya no creaba problemas particulares a la clase dirigente.
----------Además, sobre este tema de la identidad del pueblo hebreo debemos hacer otra consideración: Cristo ha declarado haber venido sobre todo para la salvación de Israel, pueblo que había sido premurosamente y por siglos preparado por Dios para tal evento por medio de los profetas y de la Ley mosaica.
----------Salvo que, sin embargo, como bien sabemos, el Evangelio de Juan comenta con gran amargura: "Vino entre los suyos, y los suyos no le recibieron" (Jn 1,12). El Mesías ha venido y no ha sido reconocido. Por el contrario, ha sido confundido por las autoridades por falso Mesías, seductor, endemoniado, "hombre que se hace Dios", siervo de los romanos, mago, blasfemo, desobediente a Moisés, y fue castigado por las autoridades con la muerte. Algunos hebreos aún hoy continúan creyendo que Jesús ha sido justamente ajusticiado. Es interesante, en cambio, que el Corán reproche a los hebreos el haber asesinado a un hombre justo, aunque para el Corán Jesús exageraba en su pretensión de ser Hijo de Dios.
----------Pero Jesús mismo observa: "ningún profeta es aceptado en su propia patria" (Lc 4,24). Por eso surge la pregunta: ¿cómo ha sido posible que la mayoría del pueblo y de los líderes, no obstante todas las pruebas de credibilidad que Jesús había dado, no lo han reconocido? Porque Jesús no era como ellos esperaban que debiera ser el Mesías; o bien porque simplemente inmersos en los negocios y en los placeres de este mundo, no lo esperaban, no estaban interesados en el asunto. Y de hecho lamentablemente muchos hebreos siguen estando escandalizados, algunos hipócritamente, otros sinceramente.
----------En cualquier caso, la verdad es que Jesús ha sido malentendido y aún en la actualidad la mayoría del pueblo hebreo no puede o no quiere ver en Jesús al Mesías. Otros no lo han sabido reconocer no por malicia, sino por limitaciones mentales o porque han sido engañados por impostores o porque han sido víctimas de falsas filosofías. Otros ven en el Mesías no a un individual hombre, sino al mismo pueblo hebreo. Otros incluso son ateos o están completamente secularizados. Otros siguen ideologías anticristianas como la masonería o diversas formas de gnosticismo o esoterismo. Recordemos que no pocos destacados filósofos irreligiosos, aunque no por eso desprovistos de valores e instancias espirituales, humanistas y morales, como Mendelssohn, Marx, Freud, Bergson, Buber, Bloch, Lévinas, Husserl, han sido hebreos.
   
El diálogo judío-cristiano
   
----------Aunque hasta el día de hoy persiste en la inmensa mayoría del pueblo hebreo la negativa a aceptar a Jesús como Mesías y Salvador de Israel, mientras que muchos hebreos incluso son ateos, no podemos menos que alegrarnos de que el Concilio Vaticano II haya creado entre cristianos y judíos un clima de acogida, atención, interés, respeto y confianza recíprocos, actitudes que han tenido y tienen como efecto la intensificación de las comunicaciones, de las convivencias comunes, de los intercambios culturales, de las conversaciones, de las discusiones teológicas, de las relaciones de amistad y colaboración en diversos campos.
----------Todo esto nos toca muy de cerca y nos alegra profundamente, si lo comparamos con los siglos pasados, casi siempre marcados por amargas incomprensiones recíprocas, odios, enemistades, injusticias, persecuciones, marginaciones, conflictos sangrientos, expresiones recíprocas de insultos y calumnias, difusión de falsas noticias, de injustas acusaciones y difamaciones, juicios de condena global e indiscriminada. Y lamentablemente hay que señalar que el mayor peso de estos pecados recae sobre los hombros de los cristianos más que sobre las espaldas de los hebreos, que han sido en la diáspora casi siempre pequeñas minorías en comparación con la habitual mayoría cristiana. Pero también se debe tener en cuenta que los judíos creyentes a menudo eran perseguidos por hebreos no creyentes. Después de todo, ¿acaso los primeros cristianos, que eran hebreos, no fueron perseguidos por sus connacionales que no habían acogido a Cristo?
----------Por el contrario, hoy, en un clima generalmente tranquilo, de serena convivencia y de recíproca estima, ambiente de recíproca escucha, clima en el cual nos encontramos con alegría y experimentamos grandes valores comunes, ya sea teológicos, religiosos, humanos, morales, civiles y culturales, surge un nuevo riesgo, opuesto al precedente: el de acomodarnos a los resultados conseguidos, el de limitarnos a constatar las diversidades o de reducir toda oposición a diversidades, perdiendo interés por la franqueza, la verdad, la refutación, la condena del error, tal vez por cierto respeto humano y por exagerada preocupación por no provocar rechazo o desagrado en el otro (es lo que se puede ver en el libro Judíos y Cristianos, cuyo autor fue el papa emérito Benedicto XVI en diálogo con el rabino Arie Folger, Ediciones Encuentro 2019).
----------Es sorprendente cómo después del curso de dos milenios el pueblo hebreo, aún en las difíciles condiciones de la diáspora, haya logrado mantener su identidad y unidad étnica, organizativa y religiosa en torno a la Escritura y a las tradiciones exegéticas, religiosas, rituales, jurídicas, ascéticas y morales, que ha recabado Israel del texto sagrado, aunque sin disponer de una genealogía sacerdotal después de la destrucción del Templo en el año 70 d.C. Sin duda este rico y compacto complejo de valores y de tradiciones inspira respeto, tanto que ciertos cristianos, en su diálogo con los judíos, no se atreven a poner en discusión esa compleja realidad religiosa, olvidando nuestro deber de anunciar a Cristo también a los hebreos, y por sobre todo a ellos, ya que Cristo ha venido en primer lugar para su pueblo.
----------En sustancia, existe el riesgo para nosotros cristianos de renunciar a evangelizar a los hebreos, cuando sabemos bien que Cristo ha venido para anunciar el Evangelio de modo particular a ellos. Es cierto que quien entre los hebreos de buena fe no está en conocimiento de Cristo, se salva entonces con Moisés. Pero esto no quita el sagrado deber de nosotros, los cristianos, siguiendo el ejemplo de san Pablo, de anunciarles a Cristo también a ellos, a costa de recibir hostilidad, de encontrar sordera, o de suscitar escándalo.
----------La situación actual de relación serena con los hebreos no debe llevarnos a dormirnos en los laureles, no debe hacernos creer que hemos puesto en acto toda nuestra actividad como testigos del Evangelio. De hecho comienza ahora, que se ha formado el terreno propicio, por lo cual aún nos queda un inmenso trabajo por delante, que nos llena de esperanza y que debemos afrontar con amor y espíritu de sacrificio.
----------No debemos engañar a nuestros hermanos judíos con el falso argumento de que ellos puedan continuar muy bien su camino de salvación siguiendo a Moisés y dejándonos a nosotros los cristianos con Jesucristo, con similar actitud de aquellos que, por ejemplo, siendo argentinos, se complacen en vivir la propia argentinidad, mientras se complacen de los brasileros que quieren ser buenos brasileros.
----------Esta situación de tranquilidad, por tanto, no debe ser ocasión para caer en la ingenuidad de que a estas alturas todos somos amigos y hermanos, porque si nos dejamos convencer por ideas similares, significaría que perdemos de vista una parte esencial de la realidad. Y es que, si existe un Israel que nos respeta y nos ama, existe también un Israel que nos odia. Si bien existe un Israel abierto a la verdad, existe todavía un Israel de la presunción, de la hipocresía, de la avaricia, del odio contra Cristo.
----------Los cristianos que así argumentan, en lugar de dar verdadero testimonio de Cristo e iluminar a nuestros hermanos mayores, los adulan deshonestamente, ponen a Cristo a la par de Moisés, presentan el cristianismo como un optional y toman pretexto del diálogo para menospreciar su fe cristiana.
----------Nosotros los cristianos debemos mantener ese sano realismo y discernimiento bíblico que nos hace conscientes de que existen hebreos justos y hebreos impostores, judíos honestos y judíos hipócritas (y Jesús sabía algo de esto) tal como sucede también entre nosotros. Así como era cruel en el pasado considerar malos a todos los judíos, hoy es una tontería considerarlos a todos buenos. Hebreos han sido, sí, Cristo, Nuestra Señora, los Evangelistas y los Apóstoles. Pero hebreos también han sido Spinoza, Marx, Freud, Husserl y Bergson. Ciertamente la Biblia ha sido escrita por hebreos, pero por hebreos han sido propaladas también las más odiosas mentiras, calumnias y blasfemias contra Cristo y Nuestra Señora.
----------Ciertamente ha existido durante 2000 años una rica y respetable literatura judía relativa a la Biblia, como el Targum, el Midrash y la Mishná. Pero también existe una turbia y blasfema literatura gnóstica y esotérica, como la Cábala, donde la magia y el libertinaje sexual se mezclan con el panteísmo, la mística y la teología.
----------Al respecto, interesante es cuanto nos dice sobre el nacimiento y el desarrollo de la Cábala, un importante investigador hebrero, Gershom Scholem [1897-1982]: "La evolución de la Cábala tiene sus fuentes en las corrientes esotéricas y teosóficas existentes entre los hebreos en Palestina y en Egipto en el época que vio nacer el Cristianismo. Estas corrientes están ligadas a la historia de la religión helenística y sincretista, al final de la edad antigua. Los eruditos están de acuerdo acerca de la medida de la influencia ejercida por estas tendencias, y también por la religión persa, sobre las formas iniciales del misticismo judío. Algunos apuntan a la influencia iraní en el desarrollo general del Judaísmo durante el período del Segundo Templo, en particular sobre ciertos movimientos como el apocalíptico judío: una opinión, ésta, apoyada por muchos expertos de las diferentes formas de gnosticismo, como R. Reitzenstein y G. Widegren.
----------La existencia de una notable influencia griega sobre esas corrientes es afirmada por un buen número de estudiosos, y para explicarla se han propuesto diversas teorías. Muchos especialistas en el Gnosticismo de los primeros tres siglos de la era común lo consideran fundamentalmente un fenómeno griego o helenístico, ciertos aspectos del cual aparecieron en ambientes hebreos, particularmente en las sectas periféricas del Judaísmo rabínico, ha-minim. La posición de Filón de Alejandría y su relación con el Judaísmo palestinense tiene un especial peso en estas controversias. Contrariamente a algunos estudiosos como Harry Wolfson, que ven a Filón como un filósofo griego con vestes hebreas, otros, como Hans Lewy y Erwin Goodenough, lo interpretan como un teósofo o incluso como un místico. La obra de Filón, según su juicio, debe ser vista como una tentativa de explicar la fe de Israel en términos del misticismo helenístico, cuya coronación era el éxtasis" (G.Scholem, La Cabala, Edizioni Mediterranee, Roma, Introducción. Véase también del mismo autor: Los orígenes de la Cábala, Editorial Paidós, Buenos Aires 2001; Todo es Cábala, Editorial Trotta, Madrid 2001).

23 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    he leído las dos partes de su artículo sobre la identidad del pueblo judío, pero me da la impresión de que tendrá continuación. Eso al menos es lo que yo espero.
    Lo publicado hasta ahora me ha asombrado (y no es solo un benevolente adulación de mi parte).
    Quiero subrayar un pasaje de su artículo que se refiere al cambio de actitud de la Iglesia hacia el pueblo judío, cambio producido a nivel pastoral (no doctrinal, por supuesto).
    Me interesan especialmente los ecos de aquel viejo desprecio preconciliar por el pueblo hebreo que se había experimentado en muchos pasajes de la liturgia preconciliar, y que en los últimos años (desde 2007 a 2021) había vuelto a salir a la luz tras el amplio permiso (en mi opinión impropio o imprudente, pastoralmente hablando) del papa Benedicto XVI para el uso de textos litúrgicos preconciliares. ¡Después de todo, eran textos que, debido a sus defectos, el Concilio había querido reformar!
    Aunque mis conocimientos teológicos son limitados, he venido investigando sobre este tema, recopilando textos, tanto de la Misa preconciliar como del Breviario preconciliar, donde se nota esa actitud despreciativa hacia los judíos, que el Concilio Vatiano II ha querido cambiar.
    Lamentablemente, el desacertado proyecto del papa Ratzinger en 2007 había permitido la re-utilización de textos que expresaban cómo los antiguos ritos presentaban al pueblo judío.
    La declaración conciliar Nostra Aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, articuló una nueva visión de los hebreos y del judaísmo. Es un hecho indiscutible que en el campo pastoral de las relaciones judeo-católicas el Vaticano II representa una ruptura con el pasado. Y a nadie debe extrañar que en la Iglesia haya rupturas con el pasado a nivel de directivas pastorales (aunque no es posible que la Iglesia tenga rupturas a nivel dogmático). El Concilio Vaticano II estableció que la triste historia de desprecio hacia los judíos y de desprecio pastoral por el judaísmo, que había empañado el pasado de la Iglesia, no debía tener continuidad en el futuro.
    Al respecto, la pregunta que me surge es la siguiente: ¿es posible que la liturgia preconciliar, anterior a este desarrollo histórico, encarnara el antisemitismo que el Concilio Vaticano II ha pretendido dejar atrás?
    Ciertamente, la liturgia preconciliar se desarrolló dentro de contextos histórico-culturales marcados por una profunda ambivalencia hacia el judaísmo y, a menudo, también marcados por una abierta hostilidad hacia los hebreos. Por lo tanto, no sería sorprendente que tuviera rastros, o incluso fuertes expresiones, de sentimiento antijudío. Sin embargo, en qué medida este sea el caso, que yo sepa, no se ha investigado ni documentado a fondo.
    Pues bien, a la luz de lo que personalmente he podido advertir de los textos de la liturgia de la Misa de 1962 y de los textos del Breviario de 1962, esos textos antijudíos existían.
    ¿Cuál es mi punto?
    Pues bien, esta cuestión del carácter antijudío de los textos litúrgicos anteriores a la reforma impulsada por el Concilio Vaticano II, está señalando un tema que, probablemente, en su probable falta de prudencia pastoral, Benedicto XVI no ha tenido suficientemente en cuenta, concediendo así un amplio permiso en 2007 y en los años siguientes para permitir que se volvieran a usar los textos litúrgicos que, repito, por sus defectos, el Concilio Vaticano II había querido reformar.

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    1. Estimado Gabriel,
      ante todo, quisiera dejar claro algo que se sabe, pero que conviene recordar, a causa de las actuales tergiversaciones. En el motu proprio de Benedicto XVI de 2007, vienen indicados los textos del Misal Romano de 1962 de san Juan XXIII (no los anteriores) y de 1970 de san Paulo VI. Además, viene indicado claramente que también san Juan Pablo II había hecho lícito el Misal Romano de 1962, excluyendo los textos precedentes. Lo mismo sucede con el motu proprio Traditionis custodes del papa Francisco del 2021.
      Ha sido san Juan XXIII quien comenzó a cambiar o a eliminar las referencias que pudieran ser interpretadas como antisemitas.
      Además, no faltan los liturgistas que afirman (no careciendo de buenos argumentos) que se debería hacer una investigación histórica para verificar el significado originario de algunas expresiones, como por ejemplo la de "pérfidos judíos", al momento en que ellas se establecieron, porque parece ser que cuando han sido formalizadas no tenían el significado negativo o peyorativo que nosotros hoy les atribuimos. Sin embargo, esto no está del todo claro, y tampoco carecen de buenas razones quienes piensan lo contrario, o sea, que ese sentido peyorativo o despreciativo era el originario.
      Sin embargo, me parece que quizás deberían atenuarse un tanto las críticas al papa Benedicto por su decisión del 2007. En todo caso, habría que tomar en consideración las posiciones de los Papas del Concilio y del postconcilio, que parecen indicar que debemos exonerar al papa Benedicto y a todos los demás Papas de la acusación de haber permitido textos litúrgicos anti-judíos. De todos modos, sé perfectamente que esto que afirmo puede ser debatible.
      Desafortunadamente, muchos grupos pasadistas que desean o siguen obstinadamente decididos a celebrar la Santa Misa en el rito de San Pío V, usaban y usan, sin ningún permiso oficial, textos anteriores al de 1962. Esto podría ser uno de los motivos que han inducido al papa Francisco a intervenir con su motu proprio del 2021.

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  2. Un detalle. Has vencido, Galileo, si es que alguien lo dijo, se atribuye más bien a Julián el Apóstata, nieto de Constantino.

    Gabriel:
    En lo que respecta al Misal permitido por el Motu proprio SP, el mismo Benedicto XVI reformuló la oración del Viernes Santo por los judíos. O sea, que no se autorizó la oración que traía el viejo Misal, con o sin el adjetivo pérfidos.
    Lo que no llego a comprender es a cuáles textos del breviario romano de 1962 se refiere que expresen hostilidad hacia los judíos. ¿Podría referirlos puntualmente?
    Muchas gracias.

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  3. Estimado padre Filemón:
    Sé perfectamente que hay grupos tradicionalistas que, queriendo celebrar la Santa Misa en el rito de san Pío V, utilizan textos anteriores a 1962 sin ningún permiso oficial. Pero en mi primer comentario yo no me refería a estos casos, sino que, por el contrario, he citado el Misal Romano de 1962 y el Breviario de 1962.
    En segundo lugar, si bien tanto Pablo VI, como Juan Pablo II, y también Benedicto XVI y Francisco, consideraron lícitos los textos litúrgicos de 1962, sin embargo, siempre han hecho esto a modo de "excepción", o permisos, o indultos, más o menos amplios o más o menos estrechos, según sea el caso.
    Sin embargo, lo decidido por Benedicto XVI en 2007 creo que sobrepasó los límites de un cauteloso "permiso" o limitado "indulto", y fue una medida pastoralmente imprudente. Entre todos los motivos que considero que convierten en imprudente dar tanta libertad para ser usado un texto tan "provisorio" (asi lo consideraba Juan XXIII) como el Misal de 1962, está el que aquí estamos discutiendo: la existencia de pasajes que pudieran ser entendido como despectivos hacia los judíos.
    De todos modos, someto mis humildes opiniones a su seguramente mejor entendimiento de este tema. Al respecto, le digo que espero ansioso sus comentarios, pues hace rato que vengo tomando sus publicaciones como guías para la comprensión de muchas cuestiones teológicas aún debatidas, pero que usted viene exponiendo de manera magistral.

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    1. Estimado Gabriel,
      aprecio mucho su análisis, que demuestra gran competencia en campo litúrgico y una posición equilibrada que evita los opuestos extremismos.
      Por mi parte, debo confesar que no me siento del todo competente en campo litúrgico (al menos como me gustaría), por lo que sus elogios me crean un poco de confusión.
      Ahora bien, estoy totalmente de acuerdo en considerar que el motu proprio de Benedicto XVI ha sido demasiado liberal, por lo cual los pasadistas lo han aprovechado para sentirse confirmados en sus posiciones.
      En cuanto a las expresiones anti-judías en los textos litúrgicos (sobre lo cual pronto publicaré un artículo), creo que lo bueno es constatar con agrado que han sido depuradas, mientras que nos produce mucho desagrado y disgusto el apego de los pasadistas a esas expresiones anti-hebreas.
      Oramos para que el Señor los ilumine.

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    2. Estimado padre Filemón,
      me parece exagerado que me considere competente en temas litúrgicos. Solamente me he informado en los últimos años sobre estos temas, a partir de algunas preguntas que me vinieron a la mente, tratando de explicarlas a partir de un puñado de principios teológicos que, francamente, también he aprendido en buena medida de usted en estos años. Y esto no es adulación, sino la pura verdad. Espero que esto aclare lo de su "confusión".
      Lo cual no quiere decir que no deje de tener pequeñas discrepancias con usted en algunas menudencias, las cuales me parece que son sobre todo cuestiones terminológicas, pero que no hace falta comentar aquí.

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    3. Estimado Gabriel,
      al hablar de "confusión" entendía referirme al embarazo que uno siente cuando un amigo le hace un elogio que nos parece exagerado. En todo caso, le agradezco y no le oculto que los elogios me han agradado, no tanto porque se refieran a mí, sino porque son el signo de que tal vez estoy poniendo en práctica mi misión de teólogo al servicio de las almas.
      Por cuanto respecta a sus eventuales disensos, puede usted expresarse con la mayor libertad y tranquilidad, porque yo soy muy consciente de mi falibilidad y siempre hay que aprender de las personas que nos corrigen, sobre todo personas sabias como usted, que cuentan con buenos principios y criterios de juicio y discernimiento.

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    4. Estimado padre Filemón:
      Aprovechando su invitación para interrogarle sobre mis dudas sobre la corrección o inexactitud de algunas de sus afirmaciones, planteo ahora el siguiente problema:
      Contra lo que Ud. ha sugerido en algunos artículos acerca de la "complementariedad" entre vetus ordo y novus ordo (expresiones vagas que pueden generar equívoco), me inclino a pensar que es mejor o más preciso decir que el Misal de 1962 está efectivamente prohibido (de no mediar personal permiso de la Santa Sede para su uso), por lo cual la complementariedad entre Misal de 1970 y Misal de 1962, sólo puede verse en el plano diacrónico, pero no sincrónico: sencillamente porque en la actualidad no están los dos vigentes, sino sólo uno de ellos, el Misal de 1970. Creo que tener bien en claro esto, es de gran interés para encontrar una solución definitiva al enfrentamiento con el tradicionalismo que aún rechaza el motu proprio Traditionis custodes.

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    5. Estimado Gabriel,
      a la luz de lo que llevamos dialogando, podríamos quizás ir fijando los siguientes puntos, acaso para ser ulteriormente profundizados. Enumero diez puntos con algún detalle:
      1. Sabiendo, como bien sabemos, que existen grupos tradicionalistas, o más bien directamente pasadistas, que, queriendo celebrar la Santa Misa en el rito de san Pío V, utilizan sin embargo textos anteriores a 1962, para lo cual no existen ningún permiso oficial de la Santa Sede, por lo tanto, podemos acotar el ámbito de nuestros análisis exclusivamente al Misal Romano de 1962 y al Breviario de 1962.
      2. No puede existir ninguna duda de que tanto san Paulo VI, como san Juan Pablo II, y asimismo Benedicto XVI, y también el papa Francisco, han considerado lícitos los textos litúrgicos del Misal de 1962, pero siempre a título de "excepción", o de simple permiso, o de indulto, un indulto más o menos amplio o más o menos estricto, según el caso de cada Papa. Y esto ha sido así porque en todos los pontificados durante el Concilio Vaticano II y durante el postconcilio hasta ahora, siempre los Papas han considerado los textos litúrgicos posteriores a 1969 como la única lex orandi (eclesiástica) en vigor, declarando no vigentes el Misal de 1962 y el Breviario de 1962, sustituyéndolos por el actual Misal Romano y por la actual Liturgia de las Horas (más allá de que esta ley positiva tuviera excepciones, establecidas a través de los "indultos").
      3. Debe recordarse que la legislación litúrgica se inscribe en lo que llamamos la disciplina eclesiástica, establecida por la autoridad pontificia por prudentes razones pastorales. En consecuencia, nada impide a los fieles, salvado siempre el debido respeto y la fiel observancia de la actual disciplina litúrgica vigente, el poder disentir a nivel teórico, o sea, el poder criticar serena y respetuosamente las razones o motivos de prudencia juzgados por un Pontífice al instituir una determinada ley litúrgica.
      4. En mi opinión, aquello que resolvió el benemérito papa Benedicto XVI en su carta apostólica Summorum pontificum, concediendo tan amplias autorizaciones para servirse no sólo del Misal de 1962, sino también para servirse de los ritos pre-conciliares de los sacramentos (con excepción del sacramento del Orden), y también para usar el Breviario de 1962, fue una decisión que no ha gozado de la suficiente prudencia. Cualquiera que sea el valor de ésta mi opinión, el hecho es que el papa Francisco se ha pronunciado sobre un dato evidente: la decisión de Benedicto XVI ha sido malinterpretada por grupos pasadistas (incluyendo entre ellos no sólo a laicos, sino también a cardenales, obispos y sacerdotes) que habían establecido una especie de "paralelismo ritual", entre dos ritos que ni Benedicto ni los demás Papas del Concilio o del postconcilio han considerado nunca "a la par" o "iguales", y por eso el papa Francisco constató que muchos (aunque con honrosas excepciones) han usado el Misal de 1962 o el Breviario de 1962 como una forma de oponerse tanto al Concilio Vaticano II, como a la reforma litúrgica de Vaticano II, y a todo el magisterio del postconcilio.
      5. No hay ninguna duda, pues es un dato histórico, que el papa san Juan XXIII había comenzado a modificar o eliminar referencias en los textos litúrgicos que pudieran interpretarse como anti-hebreas. Sin embargo, el mismo papa Juan afirmó explícitamente que estas pequeñas reformas eran simplemente preliminares, y explicitamente dijo que su nueva edición del Misal de 1962 (séptima editio typica) eran tan solamente "provisoria" respecto a la nueva edición que se llevaría a cabo respetando los "altiora principia" que estableciera el Concilio Vaticano II para la Reforma litúrgica. Tal edición fue la promulgada por san Paulo VI en 1969, y que entró en vigor en 1970 (teniendo luego ulteriores modificaciones).

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    6. 6. Por otra parte, resulta indudable que ninguno de los Papas del Concilio y del postconcilio puede ser acusado de haber permitido textos litúrgicos anti-hebreos. Lo cual no quita que el buen discernimiento pastoral y la progresiva labor de diálogo ecuménico e inter-religioso, pudiera conducir a los Papas a corregir textos que a posteriori pudieran ser malinterpretados, siempre teniendo en cuenta el contexto de espacio-tiempo y las cambiantes culturas y modos del lenguaje.
      7. Sin embargo, considero que tanto algunos textos del Misal de 1962 como, sobre todo, del Breviario de 1962, contienen textos que pueden ser interpretados en cierto modo como adversos o despreciativos hacia el pueblo hebreo. De hecho, por esto y por muchos otros motivos, el Concilio Vaticano II ha considerado necesaria una Reforma litúrgica, que los Papas del Concilio y del postconcilio han llevado a cabo y siguen implementando, por la misma razón de que todavía es necesario aplicar plenamente las doctrinas y las directivas del Concilio, como único remedio a la actual situación de crisis de la Iglesia.
      8. Lo que acabo de decir es que, en la cuestión aquí planteada (es decir, la actitud de la Iglesia hacia el pueblo hebreo) los Papas del Concilio y los del postconcilio no han llevado a cabo una depuración completa de los textos antijudíos del Misal de 1962 o del Breviario de 1962. Y esto precisamente porque no ha sido necesaria una depuración tan profunda. ¿Por qué razón? Simplemente porque tales textos eran provisorios: ni el Misal de 1962 ni el Breviario de 1962 permanecieron en vigor (salvo excepciones), precisamente porque fueron sustituidos por el Misal actual y la Liturgia de las Horas actual.
      9. En base a lo anterior, considero que podemos sostener la opinión de que las amplias autorizaciones y libertades concedidas en 2007 y años sucesivos por el papa Benedicto XVI, no fueron prudentes para que aquellos textos de 1962 (tanto del Misal como del Breviario) pudieran ser utilizado por cualquier sacerdote y fiel sin necesidad de permiso. Y entre los diversos motivos que ponen en cuestión el uso de esos textos en la actualidad eclesial, está el motivo que aquí estamos considerando: la existencia de textos que pueden interpretarse como antihebreos.
      10. Finalmente, habría que agregar otro hecho, que en los años posteriores a 2007 ha agravado la situación. Estoy convencido de que una cierta falta de predisposición del papa Benedicto XVI a las tareas de gobierno (incapacidad en cierto modo también admitida por el propio papa Ratzinger), haya agravado el problema, al no poder prevalecer su autoridad de gobierno por sobre la instrumentalización que realizaron algunos de sus "colaboradores" (sobre todo presentes en la hoy desaparecida Comisión Ecclesia Dei), para concienciar de modo dañino al Pueblo de Dios de una especie de "paralelismo litúrgico" ficticio entre el novus ordo y el vetus ordo (Misal y Breviario), que no hacía más que acentuar la oposición de los pasadistas al Concilio Vaticano II, a la reforma litúrgica y al magisterio postconciliar.

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    7. Estimado padre Filemón,
      le agradezco el interés que ha tomado usted por el tema de mi preocupación.
      Creo que puedo estar de acuerdo con todos los puntos por usted indicados.

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  4. A la luz de lo que personalmente he podido advertir de los textos de la liturgia de la Misa de 1962 y de los textos del Breviario de 1962, esos textos antijudíos existían.

    Gabriel, podría señalar cuáles son los textos antijudíos del breviario de 1962?

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    1. Realmente hay muchos, y en horas variadas. Para muestra un botón: investigue por ejemplo los textos de maitines tomados de San Ambrosio, San Agustín o San Gregorio.

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    2. Gabriel, mi interés no era investigar, sino conocer los fundamentos de su afirmación. No la entendía porque la mayoría de los textos del breviario son escriturísticos y, en la edición de 1962, en pequeña proporción patrísticos. Las lecturas patrísticas de esa edición fueron reducidas en un 80% respecto de las anteriores.
      Aunque no identifico esos textos específicamente, me queda claro a lo que se refiere.
      Gracias por su respuesta.

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  5. Justamente en la liturgia de hoy del breviario pre-conciliar se encuentra un texto que puede entrar en la categoría que dice G. Matamoros.
    El himno de maitines
    Judǽa tunc incrédula,
    Vesána torvo spíritu,
    Madére musto sóbrios
    Christi fidéles íncrepat.

    Sed éditis miráculis
    Occúrrit, et docet Petrus,
    Falsum profári pérfidos,
    Joéle teste cómprobans.

    Los incrédulos judíos
    en vano pérfidos tratan
    de quitar fuerza al portento,
    cuando a embriaguez lo achacan.

    Pedro, con nuevos milagros,
    les sale al frente, y declara
    que de Joel se ha cumplido
    la profecía sagrada.

    Lo que pasa es que el himno dice poéticamente lo que se lee en los Hechos de los Apóstoles.
    ¿Es un texto antijudío? Sí y no. A saber, del judaísmo genuino ciertamente no. Pero recordemos que el judaísmo luego de Cristo es anticristiano y se separó de su raíz original.
    Podemos leer en la carta a los magnesios de San Ignacio de Antioquía:
    No fue el cristianismo el que creyó en el judaísmo, sino el judaísmo en el cristianismo, en el que se ha congregado toda lengua que cree en Dios (Padres Apostólicos, BAC pág. 464-465).
    Este texto está en la liturgia de las horas el martes XVI del tiempo ordinario y pertenece a la segunda lectura del oficio de lecturas, pero solamente en la edición latina. En la edición argentina misteriosamente está ausente.

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    1. Si se trata de un cristiano quien piensa que el santísimo nombre de la Trinidad puede ofender a un musulmán, entonces puede tratarse quizás de un cristiano modernista vergonzoso de confesar su fe cristiana, o de un católico intoxicado por las ideas kasperianas acerca del diálogo entre católicos y mahometanos.
      Si se trata de un musulmán quien piensa que el santísimo nombre de la Trinidad puede ofender su fe, entonces le animo a acercarse a cualquier cristiano auténtico y culto para que pueda alcanzar el conocimiento de que la fe cristiana en las Tres Personas Divinas en nada contradice la común fe que tenemos musulmanes y cristianos en la única Persona del Dios verdadero. Sólo se trata de distinguir bien los dos conceptos de "Persona" que se usan en estas afirmaciones.

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    2. Me referí a Matamoros, que fue el que planteó el tema

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    3. Estimado Anónimo,
      está claro que entendí que se refería a mi apelativo.
      Ahora bien, independientemente de lo que le hubiera podido contestar el Sr. Gabriel Matamoros en el supuesto de haber podido conocer su mensaje, yo he sido quien terminó eliminando su comentario, que había dejado publicado la persona que me ayuda en el mantenimiento de este blog. Respecto a ello, en mi criterio, cualquier musulmán culto y conocedor de la historia, podrá comprender el sentido del apellido del Sr. Gabriel, ubicándolo en su contexto de espacio-tiempo, y no debería tener ningún problema ni sentirse ofendido. Y además, como debemos pensar bien de nuestros hermanos islámicos, podemos pensar que ellos tienen el buen sentido común (que por más que sea común, puede escasear en algunos) para comprender que el apellido se recibe de los progenitores a quienes debemos nuestro amor, y que nadie está obligado a cambiarse su apellido, sobre todo si el apellido hace memoria a la vida de aquellos a quienes amamos y que pudieron haber llevado una vida honesta y digna.
      Reitero, pues, mis disculpas, por el equívoco, y ya que Ud. ha tenido la voluntad de entrar en este tema, le invito a reflexionar, y, por qué no, a hacer también sus aportes a la reflexión común, acerca del diálogo interreligioso que debemos impulsar y llevar a cabo los católicos, tanto con nuestros hermanos hebreos como con nuestros hermamos islámicos.

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    4. Es que a eso me refería. Por supuesto que un mahometano lo debe saber. Eso no quita que habla de matarlos, aunque en un contexto histórico determinado.
      Lo mismo sucede con los supuestos textos ofensivos para los judíos que están en el nuevo testamento o en los textos de los padres de la Iglesia o en la liturgia. Eso mismo lo entendieron todos los judíos conversos.

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    5. Estimado Anónimo,
      una cosa es portar un apellido que pueda sonar ofensivo a un hebreo o a un mahometano, y otra cosa distinta es que existan textos ofensivos a los hebreos en la liturgia. Los apellidos quizas no pueden cambiarse o no se los quiera cambiar; pero la Iglesia tiene todo el derecho a cambiar la tradición ritual, es decir, los textos litúrgicos, cuando los considera ofensivos para, por ejemplo, los hebreos (como de hecho existen en la liturgia de 1962). Así fue considerado ya desde los tiempos de Juan XXIII, y así también se ha considerado con la Reforma litúrgica impulsada por el Concilio Vaticano II, la cual puede sin duda tener todavía mucho por corregir y mejorar (y sobre todo tiene mucho por implementar).
      Le adelanto que, sobre esta temática, publicaré un artículo en los próximos días.

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    6. No cabe la menor duda de que la Iglesia puede cambiar su tradición ritual y eliminar esos textos. De hecho ya lo hizo. Por ejemplo el himno que reporté ayer está propuesto en la Liturgia de las Horas para tercia, pero sin esas dos estrofas.
      Y lo hizo siglos antes, ya que Pío V, en 1570, quitó una estrofa de la secuencia de Pascua del Misal Romano, dejando trunco el ritmo de la misma.
      También puede decir que algunos autores eclesiásticos sean santos, doctores y padres de la Iglesia se equivocan en ciertas afirmaciones. La canonización no abarca cada una de las palabras que dijo el santo.
      Sobre los textos de las Sagradas Escrituras podrá precisar su verdadero sentido, pero no censurarlos.

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    7. Estimado Reinaldo,
      estoy de acuerdo, en línea de principio, con su comentario.
      Usted hace referencia a la crítica que es posible hacer a textos de la Escritura y de los Padres y Doctores de la Iglesia (textos eventualmente tomados luego por la liturgia para sus libros rituales).
      Respecto a las obras de los Padres y Doctores de la Iglesia, es necesario recordar que si el Papa es infalible en la doctrina de la fe, todos los otros fieles, comenzando por los Padres de la Iglesia, los Doctores, los más grandes teólogos como santo Tomás de Aquino, y luego todas las supremas autoridades de la Iglesia, pasada y actual, no gozan de ese mismo carisma papal, por lo cual ellos pueden caer en la herejía, y de hecho algunos han caído en ella. Por tanto tales textos pueden ser criticados y censurados.
      Respecto a la Escritura, tiene lugar la crítica histórica, que nos permite distinguir las concepciones culturales históricas del autor sagrado, y la verdad divinamente revelada. En tal sentido, los constantes progresos en las investigaciones históricas, arqueológicas y lingüisticas, permiten realizar esa tarea de crítica y discernimiento entre una cosa y otra. Muchísimos son los ejemplos que se podrían traer a colación, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (por ejemplo, en los textos de san Pablo hay algunas ideas discutibles acerca de la concupiscencia sexual, ideas personales del hagiógrafo y que están ligadas a su anti-feminismo o a la misoginia rabínica, o las cosmovisiones de la incipiente ciencia antigua, etc.). En tal sentido esas ideas del hagiógrafo pueden ser también censuradas y corregidas, sin que por ello se toque en nada la verdad divinamente revelada, que no se ve afectada por esos errores del hagiógrafo.

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