La cuestión del permiso de la Comunión eucarística a los hermanos separados (y en concreto a los luteranos y protestantes en general) es efectivamente de competencia del Derecho Canónico, pero la materia está vinculada a la dogmática sacramental y a la eclesiología, mientras que hoy hay quienes, incluso miembros del Sacro Colegio Cardenalicio, lamentablemente, no tienen en cuenta estos vínculos, vínculos que de ningún modo son de poca importancia, terminando por avalar las herejías luteranas.
El cardenal Kasper y el acceso de los luteranos a la Comunion eucarística
----------Para intentar comprender las motivaciones de los Obispos alemanes al sustentar la posibilidad de la Comunión eucarística a los protestantes, retornando a nuestro tema de ayer, es de mucha utilidad recordar una entrevista realizada por Andrea Tornielli algunos años atrás al cardenal Walter Kasper sobre este mismo tema: la cuestión de la licitud de la Comunión Eucarística a los luteranos. Por cierto, en aquella entrevista del 2018, Tornielli fue estigmatizado por los ambientes pasadistas; pero en realidad no está en cuestión, en este concreto reportaje periodístico, el entrevistador sino el entrevistado.
----------Ya hemos motivado, en el escrito publicado ayer, la enseñanza y las directivas de la Iglesia sobre este delicado tema del sacramento de la Eucaristía y su administración, que, como ha dicho el papa san Juan Pablo II en la encíclica Ecclesia de Eucharistia de 1993: "encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia" (n.1); la Eucaristía "edifica la Iglesia" (c.2) y es "culminación de todos los Sacramentos, en cuanto lleva a perfección la comunión con Dios Padre, mediante la identificación con el Hijo Unigénito, por obra del Espíritu Santo" (n.34). Es el principio generador y propulsor, el vértice y la cumbre de la vida de la Iglesia, en sí misma y en los individuales creyentes, la razón de ser de su existencia, que da forma a su esencia. Es el vínculo de amor que une a Cristo con su Esposa, es el alimento del Cuerpo Místico de Cristo.
----------La Sacratísima Eucaristía genera la unidad en la variedad; la obediencia en la libertad, la caridad en la verdad. Une a los hermanos entre sí y con Dios; une a los pastores con el rebaño; une el rebaño a Pedro y Pedro a nuestro Señor Jesucristo. La Eucaristía contiene todos los misterios de la fe, todo el tesoro de los dones del Espíritu Santo, toda la fuente y la fuerza de las virtudes y los secretos de la santidad. Impulsa continuamente el progreso y a la reforma; da el fervor de la caridad; mantiene firmes en la perseverancia y en la fidelidad. Hace pregustar la gloria futura y es prenda de la vida eterna. Debe asumirse con devoción, recta intención, fe sincera e integral, plena comunión eclesial, con el propio Obispo y con el Sumo Pontífice (Ecclesia de Eucharistia, n.39), con una conciencia preparada y purificada del pecado.
----------El cardenal Kasper sostiene que la concesión del permiso de la Comunión a los luteranos está contenido tanto en el decreto Unitatis Redintegratio del Concilio Vaticano II, como en dos encíclicas de san Juan Pablo II. Ahora bien, si leemos estos documentos, notaremos que ellos se ajustan a los dictados del Derecho Canónico (canon 844 § 3-4), que he citado y comentado en el artículo precedente.
----------En cuanto al citado documento conciliar, se expresa de la siguiente manera en una sentencia que es fundamental para nuestro tema: "Esta communicatio depende, sobre todo, de dos principios: de la significación de la unidad de la Iglesia y de la participación en los medios de la gracia" (n.8). Al respecto de esta afirmación de Unitatis Redintegratio, hago la observación de que se trata de dos principios en tensión entre sí, que por tanto deben estar coligados de manera prudente: el primero se preocupa de la Comunión con la Iglesia; el segundo vela por la salvación del creyente. El primero está más atento al foro externo; el segundo, al foro interno. En el primero es acentuada la justicia; en el segundo, la misericordia.
----------En esta materia, como señala el propio Código de Derecho Canónico, funciona la competente autoridad pastoral de cada Conferencia Episcopal o de cada Obispo diocesano. El decreto Unitatis Redintegratio, en efecto, especifica: "La autoridad episcopal local ha de determinar prudentemente el modo de obrar en concreto, atendidas las circunstancias de tiempo, lugar y personas".
----------El Derecho Canónico concede a la Iglesia atender las solicitudes de los hermanos separados sólo en casos de grave urgencia. En el Código de Derecho Canónico no está en absoluto contemplado el caso de que el solicitante sea el cónyuge no-católico. En efecto, la situación del luterano en peligro de muerte, cónyuge o no cónyuge, prevista por el Derecho, es imparangonable con la situación del cónyuge luterano en buena salud. El primero, como se supone, está a punto de tener que rendir cuenta a Dios de su vida, mientras que el segundo se supone que tiene tiempo y modo para instruirse y corregirse sobre el sacramento de la Eucaristía y para arrepentirse de su precedente conducta como luterano.
----------El cardenal Kasper cita los textos de las dos encíclicas de Juan Pablo II y dice: "Ut unum sint (1995) y Ecclesia de Eucharistia (2003) han formulado una posición más avanzada que puede ser la norma interpretativa del canon en plena sintonía con el Concilio Vaticano II". En la primera de las dos encíclicas de san Juan Pablo II, en el número 46 leemos: "Es motivo de alegría recordar que los ministros católicos pueden, en determinados casos particulares, administrar los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y la Unción de enfermos a otros cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia católica, pero que desean vivamente recibirlos, los piden libremente y manifiestan la fe que la Iglesia católica confiesa en estos sacramentos".
----------Mientras que en la segunda encíclica del mismo Papa, se puede leer: "Si en ningún caso es legítima la concelebración si falta la plena comunión, no ocurre lo mismo con respecto a la administración de la Eucaristía, en circunstancias especiales, a personas pertenecientes a Iglesias o a Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica. En efecto, en este caso el objetivo es satisfacer una grave necesidad espiritual para la salvación eterna de los fieles, singularmente considerados" (n.45).
----------Y el cardenal Kasper comenta acerca de estos textos en la mencionada entrevista: "Las dos encíclicas insisten mucho en la adhesión de la parte protestante a la doctrina católica sobre la Eucaristía, es decir, en manifestar 'la fe que la Iglesia católica confiesa', para citar al mismo Juan Pablo II. Esto me parece muy importante, porque los sacramentos son sacramentos de la fe. Para un verdadero luterano, que se basa en los escritos confesionales, la presencia real de Cristo en la Eucaristía es obvia [...] Ciertamente, no se puede pedir a un protestante cuanto se requiere normalmente a un católico. Basta creer: 'Esto es (est) el cuerpo de Cristo, dado para tí'. Sobre esto también Lutero ha insistido mucho. Ni siquiera un fiel católico 'normal' conoce las doctrinas más desarrolladas sobre la transubstanciación o la consubstanciación...".
Refutación de los errores del cardenal Kasper
----------En el citado pasaje de su entrevista con Tornielli, el cardenal Walter Kasper cae, por decirlo de manera gráfica, en un aterrador pozo de aire. En efecto, si "no se puede pedir a un protestante cuanto se requiere normalmente a un católico", entonces es necesario decirle francamente a este protestante que no puede acceder a la Comunión. Luego, el avión incluso precipita cuando Kasper dice: "Basta creer: 'Esto es (est) el cuerpo de Cristo, dado para tí'. Sobre esto también Lutero ha insistido mucho. Ni siquiera un fiel católico 'normal' conoce las doctrinas más desarrolladas sobre la transubstanciación o la consubstanciación".
----------Pero ¿creer qué? Digámoslo claro: un católico que no conoce y acepta el dogma de la transubstanciación no es un católico "normal", sino que es un católico ignorante, al que es necesario instruir de modo urgente, a fin de que no caiga en la herejía y no le suceda, como advierte el apóstol san Pablo, de comer indignamente el cuerpo del Señor, es decir, de no reconocerlo y por tanto de "comer su propia condenación" (1 Cor 11,29). En todo caso, si, como dice el cardenal Kasper, el protestante cree verdaderamente en las palabras "esto es el cuerpo del Señor", pronunciadas por el sacerdote en la Misa, entonces ello querrá decir que cree en la transubstanciación. Y si cree en ello, no puede seguir manteniendo la fe luterana, y debería decir: "en este pan está el Señor". Pero entonces significará que se ha convertido al catolicismo.
----------El cardenal Kasper agrega luego: "Si estas personas, en un contexto bastante secularizado, son verdaderos fieles que creen y están unidos en el mismo bautismo y por tanto son parte de la única Iglesia de Cristo (aunque no en plena comunión), y también están ligados en el mismo sacramento del matrimonio y representan el misterio de la unión entre Cristo y su Iglesia y lo viven, son junto con sus hijos una iglesia doméstica. Es normal que sientan el íntimo deseo de compartir también la Eucaristía. Si comparten también la fe eucarística católica, ¿qué lo impide? (cf. Hechos de los Apóstoles 7,37; 10,47)".
----------Sobre este punto hay que decir que los textos de san Pablo no sirven para nada a la tesis del cardenal Kasper, porque en realidad tratan de otras cuestiones. Sabemos en cambio cuán exigentes son la eclesiología y la sacramentaria de san Pablo Apóstol, quien no ignora los grados inferiores o imperfectos de comunión eclesial que son propios de los catecúmenos, pero cuando se trata de la Comunión eucarística exige la plena comunión eclesial, como se evidencia por el mismo término "Comunión".
----------San Pablo es maestro de ecumenismo por su extraordinaria apertura de mente, por su respeto hacia las diversidades y por los valores de la cultura greco-romana, por el sentido de la universalidad del mensaje evangélico, y por su comprensión por las formas inferiores y por las debilidades de la espiritualidad humana, por su capacidad de diálogo con todos y de captar por doquier lo positivo para conducir a Cristo.
----------Sin embargo, el ecumenismo de san Pablo Apóstol no es un juego de malabarismos sobre el equívoco, no es un callar el error en lugar de corregirlo; no es un inconcluyente girar en el vacío, no es un permanecer siempre en el umbral de la Iglesia sin jamás estimular al hermano a entrar al interior del santuario, sino al contrario, es un factor de auténtica reconciliación recíproca en Cristo y en la Iglesia bajo la guía de Pedro, es siempre una franca invitación a la conversión y a aceptar en plenitud la verdad, es una poderosa y cálida invitación a experimentar a fondo el misterio de Cristo y de su Iglesia.
----------Respecto a la invitación del Papa a los Obispos a "encontrar una solución común", dice el cardenal Kasper: "Creo que el Papa ha dado una respuesta muy sabia. Él ha permanecido en plena sintonía con la idea de la sinodalidad de la Iglesia. Pero también ha señalado que en las cuestiones fundamentales no basta una mayoría desde el punto de vista canónico legal, se requiere la unanimidad".
----------Pero sobre esto hay que tener las cosas claras: el Papa, al exhortar a los Obispos a llegar a una "posible unanimidad", ciertamente no puede haber entendido que pueden conceder la Comunión eucarística a los hermanos separados en el sentido pretendido por el cardenal Kasper, lo que comportaría una profanación de la Eucaristía, ni puede haber entendido que deben estar de acuerdo mediante una simple votación a mayoría, como otros quisieran interpretar, dispuestos a acusar al Papa de irresponsabilidad, de no saber evaluar la seriedad de la cuestión y de mentalidad política, sino que ciertamente implica que el acuerdo debe estar basado sobre la Sagrada Escritura, sobre la Tradición, y sobre el Derecho Canónico.
----------No se puede excluir que de la discusión de los Obispos sobre este tema emerja una propuesta al Papa de modificar las actuales disposiciones en materia de derecho canónico, pero siempre obviamente en consonancia con las exigencias imprescriptibles del derecho divino, por lo cual no puede ser lícito tratar a un hermano que no está en plena comunión con la Iglesia, ni pretende estarlo, como si lo estuviera, ni le puede ser lícito fingir estar en una plena comunión con la Iglesia, que él mismo en realidad rechaza, salvo el caso de que él intente o desee hacerse católico, como está implícito en el caso de la Comunión al protestante en peligro de muerte.
----------Prosigue luego el cardenal Kasper en la entrevista del 2018 a la que nos estamos refiriendo: "Pienso en la advertencia del apóstol Pablo, examinarse uno mismo para verificar si se puede comer y beber del altar (1 Cor 11,26): una indicación que es no solo para los protestantes sino también para los católicos. Las preguntas iniciales son las mismas: ¿creo realmente en el misterio eucarístico y mi conducta de vida está en armonía con lo que se celebra y que está presente en la Eucaristía?".
----------El cardenal Kasper no se da cuenta de la diferencia que existe aquí entre el católico y el protestante. En efecto, mientras el católico ciertamente puede hacer una Comunión sacrílega, si se acerca a la Eucaristía en estado de pecado mortal y sin las debidas disposiciones, el luterano está privado de las necesarias disposiciones en cuanto luterano, por lo cual, salvo el caso de la buena fe, si no remedia de antemano quitando estas malas disposiciones, sino que las mantiene conscientemente y voluntariamente, no puede no ser reo del cuerpo y de la sangre del Señor en forma y medida mucho más graves que el católico, que acepta el dogma de la Eucaristía con todas las verdades de fe y los valores morales que están conectados y está en plena comunión con la Iglesia, aunque con ese sacrilegio el mal católico comprometa esta comunión y por tanto deba repararla. Sin embargo, a diferencia del protestante, que permanece en una comunión sólo parcial, el católico al menos sabe lo que debe hacer para recuperar la comunión lacerada y se supone que lo haga.
----------Inmediatamente dice el cardenal Kasper en el reportaje: "Si un protestante participa en la celebración eucarística, escucha lo que decimos en la plegaria eucarística. Debemos preguntarnos: ¿puede al final de la doxología verdaderamente responder con toda la asamblea: 'Amén, sí creo'? También el protestante escuchará que mencionamos los nombres del Papa y del obispo, lo que quiere decir que celebramos en comunión con él. Es necesario que él se pregunte: ¿Realmente quiero esta comunión?".
----------Sin embargo, el simple sentido común nos dice que si un protestante, verdaderamente, sinceramente, sin fingir, en una Misa hace y cree todas esas cosas, más bien debe preguntarse si no ha abandonado el luteranismo para hacerse católico. En este caso él ciertamente está preparado, dispuesto y admitido para hacer la Comunión, después de haber entrado en la comunión de la fe católica.
----------Kasper agrega: "Me he encontrado con muchos protestantes que tienen más estima y, a menudo, también más amor por los Papas actuales que el que tienen algunos católicos críticos y escépticos".
----------Desgraciadamente, la estima que muchos protestantes tienen por el Papa actual nada tiene que ver con la aceptación del primado del Romano Pontífice, Maestro infalible de la doctrina de la fe, poseedor de las "supremas llaves", supremo Liturgo, Custodio y Dispensador. de los Misterios celestiales y de los Sacramentos de la salvación y Moderador de la divina Liturgia, sino que está motivada por intereses puramente humanos, es decir, por el simple hecho de que el papa Francisco no los corrige de sus errores y no los exhorta a convertirse a la Iglesia católica. Pero si estos protestantes leyeran lo que el papa León X o san Pío V o el beato Pío IX o León XIII o san Pío X dijeron sobre Lutero, creo que cambiarían su opinión sobre el papado.
----------Por otra parte, es verdad que en la actualidad existen ciertos católicos inauténticos, los pasadistas, excesivamente apegados al pasado y heréticamente rebeldes al Concilio Vaticano II, los cuales dan un mal ejemplo de conducta hacia el Papa. Pero existen también quienes dirigen al Papa, con el respeto que le es debido, legítimas críticas, precisamente a fin de ayudarlo en la guía de la Iglesia, que es el Pueblo de Dios, guiada por el Espíritu, colegialmente, rebaños y pastores, sub Petro et cum Petro.
----------Concluimos estas consideraciones observando que el deseo del cónyuge luterano de recibir la Comunión debe ser tomado en seria consideración, pero debe ser examinado cuidadosamente, para verificar que no esté dictado por la emotividad psicológica, por simpatías humanas, por la necesidad de compartir empáticamente, por instinto de imitación, por la necesidad de ser aprobados, por el deseo de no sentirse excluidos o de volverse interesantes, por la ficción con segundas intenciones y cosas por el estilo.
----------El cónyuge protestante que desea recibir la Comunión eucarística, deberá ser iniciado gradualmente y metódicamente, con una oportuna catequesis, a la experiencia de ese sublime Misterio, de modo que sean removidos, como lo indica el decreto Unitatis Redintegratio (n.3), todos aquellos "obstáculos" y "defectos" que Lutero puso en el camino, con su falsa reforma, a la digna manducación del pan eucarístico.
----------En efecto, el querer hacer la Comunión eucarística permaneciendo a la vez luteranos, no tiene ningún sentido en absoluto, y es una actitud incoherente, por no decir esquizofrénica, que nada tiene que ver con el verdadero ecumenismo. Hay que tener en cuenta que la carencia de la eclesiología luterana, de hecho, consiste precisamente en la ausencia de los factores más nobles y sobrenaturales de la realidad eclesial, como son propiamente los Sacramentos, entre los cuales el más sagrado y el más divino de todos es precisamente la Santísima Eucaristía, introducida por el sacramento de la Penitencia, para luego llegar a la celebración de la Misa en plena comunión con la Iglesia y con el Sumo Pontífice.
----------Por lo tanto, si un luterano quiere acercarse sinceramente a la Comunión eucarística, esto deberá ser el signo comprobado y claro de que él quiere recuperar todos aquellos elementos de Iglesia y todos aquellos elementos de la fe que Martín Lutero en su momento había destruido, y que hacen de presupuesto o condición previa para la recepción de la Santísima Eucaristía; en otras palabras, será señal de que quiere convertirse en católico. ¡Y Dios sea bendito por esta celestial inspiración!
El error de fondo de la teología del cardenal Kasper
----------Todo el modo de argumentar del cardenal Kasper se apoya sobre un grave vicio o defecto de carácter gnoseológico, que queda bien ilustrado en esta entrevista que Andrea Tornielli le hace al Cardenal alemán. La indicación de tal vicio está dada por sus siguientes palabras: "Ciertamente valen siempre los principios teológicos, pero su aplicación concreta no se hace de un modo sólo deductivo y mecánico. Si así lo hiciéramos, sería la herejía de la gnosis, que justamente viene denunciada por el Papa actual".
----------Se trata del método de la deducción racional, tanto especulativa como moral, que para el cardenal Kasper no está fundado en la objetividad de lo real y de la verdad, sino en el "principio moderno de la subjetividad", es decir, en el cogito cartesiano "por el cual el hombre deviene conciente de su propia libertad como autonomía y se la convierte en punto de partida, medida y medio para una entera concepción de lo real" (cf. Jesús, el Cristo, ediciones Sígueme, Salamanca 1978, p.216). En consecuencia, prosigue el Cardenal: "un Dios que ahora viene pensado en el horizonte de la subjetividad ya no puede ser comprendido como el Ser supremo, perfectísimo e inmutable", para lo cual es necesaria una "de-sustancialización del concepto de Dios".
----------Por lo tanto, para Kasper, como para Hegel, el ser se identifica con el devenir, Dios deviene, cambia, y se identifica con la historia: el Absoluto no está por encima de la historia, sino en la historia, según el título de un estudio suyo sobre Schelling (Lo Absoluto en la historia. Filosofía y Teología de la Historia en el pensamiento del último Schelling, ediciones Sal Terrae, Maliaño 2017). De ahí la mutabilidad de la naturaleza humana y de la ley moral, como ya denunciaba san Pío X en su encíclica Pascendi Dominici Gregis.
----------Ahora bien, el famoso cogito cartesiano contiene en sí, como ha sido demostrado por los estudios de Fabro y de Maritain, el principio del idealismo y del panteísmo hegeliano, como resulta de una atenta observación de la historia de la filosofía, y por el explícito referirse a Descartes de los idealistas y de los panteístas. Esto quiere decir que el cogito contiene ya in nuce, en embrión o en proyecto, el principio del Saber absoluto de Hegel, que es precisamente la forma más elaborada del gnosticismo moderno.
----------Si hay alguien a quien acusar hoy de gnosticismo, este es precisamente el cardenal Kasper y no en absoluto al mecanismo de la deducción lógica, que aplica el principio moral en los casos particulares. La ley positiva eclesiástica admite excepciones, pero no la ley moral natural, salvo el caso de la epikeia, donde propiamente no se trata de hacer excepción, sino de suspender la aplicación de una ley inferior en nombre de la aplicación de una ley superior. En cambio, la ley divina no admite nunca ni siquiera la epikeia.
----------La cuestión del permiso de la Comunión eucarística a los protestantes es efectivamente de competencia del Derecho Canónico, pero la materia está vinculada a la dogmática sacramental y a la eclesiología, mientras que el cardenal Walter Kasper, lamentablemente, no tiene en cuenta estos vínculos, vínculos que no son de poca importancia, terminando por avalar las herejías luteranas.
----------Como dice aquella antífona de santo Tomás de Aquino: O sacrum convivium, in quo Christus sumitur, recolitur memoria passionis eius, mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur.
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