martes, 25 de agosto de 2020

Papa Francisco: ¿el Gran Reformador?

Pendiente aún por cumplir la promesa de tratar de interpretar la decisión disciplinar tomada por el papa Francisco sobre el Hermano Enzo Bianchi, fundador y ex prior de la Comunidad Monástica de Bosè (cf. la primera nota sobe este tema), intentaremos dar algunos pasos en esa dirección. Y al respecto, formulo una pregunta que señala el centro de nuestro interés: ¿puede la medida disciplinar impuesta sobre Enzo Bianchi ayudarnos a comprender qué está pasando ahora con el papa Francisco?
   
----------Porque, en mi opinión, el papa Francisco está dando señales de que un cambio se ha producido en su actitud de gobierno y, sobre todo, en su personal comprensión de la misión que le compete como Pastor de la Iglesia universal. Si tuviera que señalar un punto cronológico para este cambio de mentalidad que me parece advertir en el Papa, mencionaría en primer lugar, el mes de julio de 2019, cuando envía su Carta al Episcopado Alemán, en vista del así llamado "Camino Sinodal" de la Iglesia germana; y, en segundo lugar, el mes de enero de este año 2020, en las vísperas de su exhortación post-sinodal sobre la Amazonía, cuando el papa emérito Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah dieron a publicidad "Desde lo profundo de nuestros corazones", libro en coautoría, de inocultables consecuencias para la redacción final de la mencionada exhortación apostólica, en la que desilusiona absolutamente a todas las usinas de rumores de reforma de la Iglesia en sentido modernista. Posteriormente llegó el duro golpe de la epidemia del Covid-19 en Italia, el cierre de la Ciudad del Vaticano, la pandemia planetaria, el aislamiento social que aún perdura y, ahora, esta medida disciplinaria a un verdadero ícono intocable del postconcilio en su interpretación modernista: Enzo Bianchi.
----------En otras palabras, lo que intento decir es que no debemos entender la expulsión de Enzo Bianchi como una mera medida disciplinaria, sino como una señal que el papa Francisco está dando a toda la Iglesia encomendada a su cuidado, una señal que nos ayuda a responder a una pregunta que quizás todos, en mayor o menor medida, nos hemos venido planteando desde hace casi ocho años: ¿Quién es en realidad el papa Francisco? ¿Qué clase de Papa es? ¿Es un Sumo Pontífice semejante a sus predecesores o es distinto a todos los demás? ¿Vale para este Papa todo lo que la Iglesia siempre ha creído acerca del Vicario de Nuestro Señor Jesucristo y Sucesor de San Pedro?... Lo que intento en esta nota es iniciar un camino, junto a los lectores que quieran acompañarme, para tratar de comprender este pontificado.
----------Partamos de una fácil constatación en los mass media. Más o menos desde el inicio de este pontificado del papa Francisco, pero sobre todo en los últimos años, una poderosa organización modernista de medios de comunicación ha construido alrededor de la figura del papa Bergoglio el mito fantástico del "Papa diferente a todos los demás", y por eso suele decirse fácil y repetitivamente que "nunca ha habido un Papa así". Esta maquinaria mediática ha venido alentando sin interrupción una mastodóntica glorificación del papa Francisco, que no se había visto tributada al Romano Pontífice ni en los tiempos del muy publicitario Pío XII, ni en los dorados años del "juanpablismo" como algunos suelen adjetivar los recursos mediáticos que la Santa Sede movilizaba durante el pontificado de Juan Pablo II. En realidad, podemos decir que ni siquiera en los tiempos de los Emperadores de Roma o los Faraones de Egipto, se le había tributado semejante glorificación a un ser humano, aunque en el presente caso con la evidente intención de exaltar no al verdadero Papado, no a la Cátedra Petrina, y sus valores eternos y sobrenaturales, sino a un personaje de dimensiones ciclópeas, un superman, presentándolo no tanto como Vicario de Cristo, que parecería ser demasiado poco, sino como el supremo líder con vocación universalista de quien hoy el mundo estuviera necesitado.
----------Podríamos extendernos mucho más sobre las características de esta propaganda mediática (y en alguna próxima nota diré algo más al respecto), pero centrémonos ahora en uno de esos brillantes calificativos que la maquinaria mediática modernista suele adscribir al papa Francisco. Entre los títulos grandilocuentes atribuidos por los modernistas al Papa no podía faltar el de reformador de la Iglesia, naturalmente en el sentido de una reforma radical, como no podía ser de otra manera tratándose de usinas modernistas; una reforma a fondo, ab imis, como nunca jamás hasta ahora se haya visto, pero no según el modelo de la reforma señalada por el Concilio Vaticano II, sino de la de Lutero, como es precisamente la misma línea en que se halla mayoritariamente la Conferencia Episcopal Alemana, como se expresa en su sínodo.
----------Sin embargo, hoy la realidad contradice lo que las usinas mediáticas modernistas propalan, pues el papa Francisco ha dado una clara advertencia a los Obispos alemanes para que permanezcan en su puesto, en su rol, en su jurisdicción y competencia, y no aborden cuestiones doctrinales, que no están dentro de su ámbito docente y pastoral, tanto más si se trata de la idea herética adelantada por ellos de admitir las mujeres al sacerdocio ministerial, idea contra la cual el Papa ya se ha expresado retomando la definición dogmática de san Juan Pablo II, y repitiendo lo que ya el mismo Francisco les había dicho poco tiempo atrás a los partidarios del diaconado femenino: "Si encuentran otra religión, son libres de irse".
----------Ahora bien, hay que tener en cuenta que esta deformación modernista de la Iglesia, que los modernistas han querido adscribir al papa Francisco, es de hecho ya de vieja data, es el caldo caliente que ya se cocinaba a fuego lento y se servía en los comederos doctrinales modernistas del revolucionario año 1968, pero que es importante no confundirla con la auténtica eclesiología del Concilio Vaticano II.
----------La auténtica eclesiología del Vaticano II está contenida sobre todo en dos grandes documentos: la constitución dogmática Lumen Gentium y la constitución pastoral Gaudium et spes, con los decretos anexos sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio, sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae y sobre el diálogo interreligioso Nostra aetate. Sin embargo, como es bien sabido, la eclesiología conciliar tuvo ya en los inmediatos años del postconcilio dos interpretaciones erróneas, dos nefastas consecuencias:
----------1) Si por una parte comenzó a ser inmediatamente instrumentalizada y manipulada por los modernistas, por ejemplo por la revista Concilium, propalando como conciliar la eclesiología modernista, básicamente fundada en Karl Rahner [1904-1984],
----------2) Por otra parte, suscitó una reacción de rechazo, en un ambiente católico ultra-tradicionalista, que no alcanzó a entender y a apreciar el valor de los mencionados documentos del Concilio Vaticano II; ambiente que, engañado además por la apabullante difusión de los errores de la eclesiología modernista, cuyos teólogos afirmaban fundar sus enseñanzas en los propios documentos conciliares, fue un ambiente que se convenció (erróneamente) de que el Concilio había cambiado la esencia de la Iglesia quitándole su primado sobre el mundo y reduciéndola a una organización humanitaria sujeta al mundo moderno.
----------Un ejemplo de esta incomprensión ultra-tradicionalista del valor de la verdadera eclesiología conciliar apareció ya en los años '60 en la obra del docto filósofo católico Romano Amerio [1905-1997], con su famoso libro bien documentado, pero lamentablemente contaminado por este malentendido tradicionalista, Iota unum. Studio delle variazioni della Chiesa cattolica nel XX secolo. En ese título, precisamente, el término "variaciones" es un eufemismo, porque en realidad Romano Amerio quería sostener que el Concilio ha cambiado la esencia de la Iglesia, lo cual es impensable para un católico, porque sería como acusar al Concilio de herejía. Por el contrario, ha sido precisamente la operación de los modernistas falsificar el concepto de Iglesia en un sentido herético y protestante, haciéndolo pasar por eclesiología conciliar.
----------Todos conocemos la historia posterior de estos lamentables malentendidos. Esta reacción de rechazo en nombre de un falso concepto de tradición que no llegaba a reconocer la Tradición en las doctrinas del Concilio, fue iniciada, como todos sabemos, por mons. Marcel Lefebvre [1905-1991] y sus seguidores con la fundación de la conocida Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Pero la actitud de excesiva dureza del papa Francisco frente al tradicionalismo anticonciliar ha terminado por ampliar y agravar la oposición por no hablar de su hostilidad hacia sectores más amplios del mundo católico, hasta que ellos han llegado a acusarlo de herejía, por no hablar de acusaciones aún más insensatas. En este sentido, es de lamentar la actitud poco leal que ha mantenido durante años el prof. Roberto de Mattei [1948-....], historiador de la Iglesia, quien, sin acusar formalmente al Papa de herejía, se esfuerza por demostrar la posibilidad de un Papa hereje con ejemplos históricos, que en realidad no logran sostenerse.
----------Si hay que reconocer que el papa Francisco es negligente en la represión de la herejía y conduce a la Iglesia con excesiva indulgencia hacia los modernistas, y si también hay que reconocer que es demasiado severo contra los tradicionalistas anti-conciliares, esto no justifica en modo alguno que estos últimos hablen despreciativamente de "neo-iglesia" o de "Iglesia de Bergoglio", como si el Papa hubiera concebido su propia idea de Iglesia, contraria a la Tradición y la quisiera imponer a la Iglesia misma. En realidad, esa es una idea falsísima, de mentes malvadas, que sólo el diablo puede inspirar.
----------Precisamente, los últimos actos de gobierno del papa Francisco y, en particular, la sanción disciplinar sobre Enzo Bianchi (que aún nos queda por interpretar) son, a mi entender, señales inequívocas que el Papa nos está dando. Pero me explayaré sobre esto en una próxima nota.

7 comentarios:

  1. Fr Filemón, agradezco estas notas que, se ve, implican de su parte un esfuerzo por hacernos comprensible un gobierno del Papa Francisco que en gran medida nos resulta incomprensible y hasta escandalizador.
    Confieso que, sin negar los interesantes detalles aportados por su nota de hoy, me quedo todavía en ayunas, y con muchos interrogantes.
    Por eso espero ansiosa sus próximas notas.

    Nadia

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  2. Mi comentario es muy breve. En realidad es una pregunta: ¿Es Bergoglio verdaderamente el Papa? Porque si es cierto lo que dicen sobre los confabulados de la mafia de San Galo, entonces Bergoglio está excomulgado.

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  3. P. Filemon...no le demos mas vueltas...

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  4. P. Filemón, Si es posible, me gustaría conocer su opinión sobre lo que fray Alexis Bugnolo informó sobre la nulidad de la renuncia al mandato pontificio por parte del Papa Benedicto XVI. Lo publicaron varias páginas en español. Por ejemplo:
    https://veritaspirit.wordpress.com/2020/06/13/p-alexis-bugnolo-la-renuncia-de-benedicto-xvi-no-es-vinculante-para-nadie/
    https://www.gloria.tv/post/XFutXj9NZJi36rDR3JtsGy9JF

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  5. Querido Anónimo de las 19:04 de ayer, Ud. debería tener en cuenta que la institución disciplinar de la excomunión está bajo la suprema jurisdicción del Papa, quien puede excomulgar a cualquier fiel, pero no evidentemente a sí mismo.

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  6. Querido Anónimo de las 21:27 de ayer: No sé Ud., pero lo que es yo, a mi edad, no puedo dejar de dar vueltas, y enclaustrado en esta prolongada cuarentena, no tengo más remedio que dar vueltas dentro del convento, yendo y viniendo por las galerías, rezando quince misterios del Rosario. Viejo como soy, no puedo dejar de dar algunas cuantas vueltas al día, varios kilómetros en realidad, si quiero seguir manteniendo agilidad en mis piernas.

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  7. Querido Capitán Hastings, la cuestión es muy simple. Es cierto que nos ha conmovido a todos cuando hace casi ocho años se produjo la renuncia del papa Benedicto XVI, por sorprendente, por inusual, y también por las a veces agobiantes características personales del hombre que hoy ocupa el Solio Pontificio, las cuales ahondan nuestro desconcierto a veces. Pero no hay ninguna duda sobre la cuestión: el Papa válido es el papa Francisco. De ahí que cualquier católico, sin necesidad de haber hecho quién sabe qué investigación sobre si la renuncia del papa Benedicto es válida o no, puede deducir simplemente y por sentido común, que su renuncia es válida. De hecho, si el mismo papa Benedicto XVI ha hecho profesión de obediencia al papa Francisco, evidentemente su renuncia ha sido válida, al igual que la elección del papa Francisco.

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