Últimamente viene siendo noticia en los medios de actualidad católica Enzo Bianchi, fundador y ex prior de la Comunidad Monástica de Bosè. En mayo pasado se conocieron de modo parcial, velado, nada claro, los resultados de la visita apostólica de la Santa Sede, finalizada en enero tras un año de labor. Se determinó, mediante decreto del Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y aprobado por el papa Francisco, que Bianchi y otros tres miembros del monasterio debían abandonar el lugar, dejando todos sus encargos. Las últimas noticias destacan que a tres meses de esta decisión pontificia, Bianchi no ha obedecido, permanece en el lugar, al parecer sin intención de abandonarlo, y con su salud resentida.
----------No pretendo dar cuenta aquí de las últimas noticias referidas a Bianchi y su Comunidad, entre otras cosas porque, francamente hablando, es poco lo que ha trascendido con detalle y certeza. De modo que mi intención es solo, en primer lugar, dar algunos básicos datos informativos del tema para los lectores que poco y nada conocen de él; y en segundo lugar, intentar una interpretación de la decisión disciplinar tomada por el papa Francisco, aunque quizás esto segundo quede para una nota posterior.
----------En los lejanos años 1970s tuve mis primeras noticias, apenas unos simples ecos de la vida y las actividades de una comunidad de monjes en un lugar llamado Bosè, en el Piamonte, Italia, donde -así se oía decir- se estaba realizando un grandioso experimento ecuménico vanguardista, totalmente nuevo en la historia de la Iglesia: una convivencia monástico-religiosa entre miembros de la Iglesia Católica, cristianos protestantes y cristianos de la Ortodoxia cismática, con actos conjuntos en la medida en que podían referirse a valores cristianos comunes a los tres grupos y, en cambio, prácticas y ritos diferentes en cuanto a los elementos en contraste. Más tarde, en mis años de seminario, algunos de mis compañeros hablaban de este lugar con una especie de veneración, no sin una pizca de envidia porque, según ellos, nosotros no éramos capaces de realizar empresas por el estilo. A decir verdad, mis tendencias tradicionalistas me hacían más bien sospechar de semejantes iniciativas, demasiado progresistas para mi gusto.
----------Desde entonces he sentido hablar muchas veces de esta comunidad monástica, también de parte de personas que habían estado allí, incluso sacerdotes amigos míos. En tiempos anteriores a la Internet, varias publicaciones daban mucho espacio al tema (recuerdo ahora algunas notas de la desaparecida revista Actualidad Pastoral). Fue el 8 de diciembre de 1965, día de la clausura del Concilio Vaticano II, cuando el laico católico italiano Enzo Bianchi [1943-....] fundó la Comunità monastica di Bosè, organización religiosa cristiana interconfesional de monjes, formada por hombres y mujeres de diversas confesiones cristianas, cuyo objetivo es el diálogo ecuménico y la convivencia entre las diferentes denominaciones. Bianchi, al terminar sus estudios de economía en la Universidad de Turín, se había retirado a la localidad de Bosè, en el municipio de Magnano, diócesis de Biella, para hacer vida solitaria. A él se unieron amigos de diversas confesiones cristianas para vivir la experiencia de la oración, iniciando así una comunidad monástica interconfesional. Los primeros miembros empezaron a llegar en 1968, entre ellos un pastor protestante.
----------La primera reacción del obispo de Biella fue determinar un interdicto a la comunidad, en 1967, por la presencia de protestantes en ella. Sin embargo, con la ayuda del cardenal Michele Pellegrino [1903-1986], fue restablecida. Fue el mismo cardenal Pellegrino quien aprobó la regla monástica el 12 de abril de 1973, con ocasión de la profesión de los primeros siete frailes. Los monjes viven según unos estatutos compuestos con elementos de las reglas de Pacomio, Basilio y Benito, exaltando la oración y el trabajo manual; se dedican a la vida contemplativa, en celibato, en comunión fraterna de bienes y en obediencia al Evangelio; trabajando por su propio sustento. Según los últimos datos conocidos, la comunidad se compone hoy de 85 monjes, algunos de los cuales son protestantes y ortodoxos, cinco presbíteros y un pastor. El instituto está presente en Jerusalén, Ostuni, Asís, Cellole di San Gimignano y Civitella San Paolo.
----------Pero aparte de este resumen de datos, tengo referencias más vivenciales. Hace unos cuantos años, tuve conocimiento de que una comunidad dominicana había acogido para una jornada de espiritualidad al Hermano Enzo Bianchi, y recibí personalmente el testimonio de un fraile amigo que había participado en ella. A pesar de la gran fama del prior de Bosè, a mi interlocutor no le había causado una impresión particularmente favorable. No que en sus pláticas Bianchi hubiera dicho cosas inconvenientes, pero tampoco -según mi amigo- había dicho nada excepcional que pudiera explicar su fama. Recuerdo muy bien un pequeño aunque significativo dato, un particular detalle, referido por mi informante: en cierto momento su discurso recayó en el tema de la humildad, tópico clásico de la espiritualidad monástica, sobre el cual han hablado todos los grandes maestros de la mística, como de virtud básica de todo el edificio espiritual, ese "buen terreno", como dice santa Catalina de Siena, en el cual crece el "árbol de la caridad". Y el caso fue que, de repente, sobre este tema, en apariencia casi sin una precisa intención, Bianchi inmediatamente interrumpió su discurso suelto y fluido, se ruborizó su rostro y parecía como confundido y embarazosamente avergonzado, hasta que casi balbuceando, tartamudeando, declaró su incapacidad para tratar tal tema y súbitamente pasó a otro, como si, habiendo tocado un asunto que le fuese fastidioso, estuviera ansioso por liberarse de él lo antes posible.
----------Por supuesto, mi amigo se quedó muy sorprendido: "¿Pero cómo? ¿Un monje que no tiene el gusto por la humildad? ¿Que no quiere detenerse y hablar de la humildad? ¿Que no nos enseña nada sobre la humildad?". De ahí su perplejidad frente a esta figura de monje, por lo demás extraña también por el hecho de que se sabía que él continuamente andaba en gira y viajaba para conferencias y encuentros, mientras que parecía experimentar muy poco la vida solitaria, silenciosa y retirada. ¿Dónde está aquello de "o beata solitudo, o sola beatitudo", de la cual había hablado tan claramente San Bernardo de Claraval?
----------No pretendo dar cuenta aquí de las últimas noticias referidas a Bianchi y su Comunidad, entre otras cosas porque, francamente hablando, es poco lo que ha trascendido con detalle y certeza. De modo que mi intención es solo, en primer lugar, dar algunos básicos datos informativos del tema para los lectores que poco y nada conocen de él; y en segundo lugar, intentar una interpretación de la decisión disciplinar tomada por el papa Francisco, aunque quizás esto segundo quede para una nota posterior.
----------En los lejanos años 1970s tuve mis primeras noticias, apenas unos simples ecos de la vida y las actividades de una comunidad de monjes en un lugar llamado Bosè, en el Piamonte, Italia, donde -así se oía decir- se estaba realizando un grandioso experimento ecuménico vanguardista, totalmente nuevo en la historia de la Iglesia: una convivencia monástico-religiosa entre miembros de la Iglesia Católica, cristianos protestantes y cristianos de la Ortodoxia cismática, con actos conjuntos en la medida en que podían referirse a valores cristianos comunes a los tres grupos y, en cambio, prácticas y ritos diferentes en cuanto a los elementos en contraste. Más tarde, en mis años de seminario, algunos de mis compañeros hablaban de este lugar con una especie de veneración, no sin una pizca de envidia porque, según ellos, nosotros no éramos capaces de realizar empresas por el estilo. A decir verdad, mis tendencias tradicionalistas me hacían más bien sospechar de semejantes iniciativas, demasiado progresistas para mi gusto.
----------Desde entonces he sentido hablar muchas veces de esta comunidad monástica, también de parte de personas que habían estado allí, incluso sacerdotes amigos míos. En tiempos anteriores a la Internet, varias publicaciones daban mucho espacio al tema (recuerdo ahora algunas notas de la desaparecida revista Actualidad Pastoral). Fue el 8 de diciembre de 1965, día de la clausura del Concilio Vaticano II, cuando el laico católico italiano Enzo Bianchi [1943-....] fundó la Comunità monastica di Bosè, organización religiosa cristiana interconfesional de monjes, formada por hombres y mujeres de diversas confesiones cristianas, cuyo objetivo es el diálogo ecuménico y la convivencia entre las diferentes denominaciones. Bianchi, al terminar sus estudios de economía en la Universidad de Turín, se había retirado a la localidad de Bosè, en el municipio de Magnano, diócesis de Biella, para hacer vida solitaria. A él se unieron amigos de diversas confesiones cristianas para vivir la experiencia de la oración, iniciando así una comunidad monástica interconfesional. Los primeros miembros empezaron a llegar en 1968, entre ellos un pastor protestante.
----------La primera reacción del obispo de Biella fue determinar un interdicto a la comunidad, en 1967, por la presencia de protestantes en ella. Sin embargo, con la ayuda del cardenal Michele Pellegrino [1903-1986], fue restablecida. Fue el mismo cardenal Pellegrino quien aprobó la regla monástica el 12 de abril de 1973, con ocasión de la profesión de los primeros siete frailes. Los monjes viven según unos estatutos compuestos con elementos de las reglas de Pacomio, Basilio y Benito, exaltando la oración y el trabajo manual; se dedican a la vida contemplativa, en celibato, en comunión fraterna de bienes y en obediencia al Evangelio; trabajando por su propio sustento. Según los últimos datos conocidos, la comunidad se compone hoy de 85 monjes, algunos de los cuales son protestantes y ortodoxos, cinco presbíteros y un pastor. El instituto está presente en Jerusalén, Ostuni, Asís, Cellole di San Gimignano y Civitella San Paolo.
----------Pero aparte de este resumen de datos, tengo referencias más vivenciales. Hace unos cuantos años, tuve conocimiento de que una comunidad dominicana había acogido para una jornada de espiritualidad al Hermano Enzo Bianchi, y recibí personalmente el testimonio de un fraile amigo que había participado en ella. A pesar de la gran fama del prior de Bosè, a mi interlocutor no le había causado una impresión particularmente favorable. No que en sus pláticas Bianchi hubiera dicho cosas inconvenientes, pero tampoco -según mi amigo- había dicho nada excepcional que pudiera explicar su fama. Recuerdo muy bien un pequeño aunque significativo dato, un particular detalle, referido por mi informante: en cierto momento su discurso recayó en el tema de la humildad, tópico clásico de la espiritualidad monástica, sobre el cual han hablado todos los grandes maestros de la mística, como de virtud básica de todo el edificio espiritual, ese "buen terreno", como dice santa Catalina de Siena, en el cual crece el "árbol de la caridad". Y el caso fue que, de repente, sobre este tema, en apariencia casi sin una precisa intención, Bianchi inmediatamente interrumpió su discurso suelto y fluido, se ruborizó su rostro y parecía como confundido y embarazosamente avergonzado, hasta que casi balbuceando, tartamudeando, declaró su incapacidad para tratar tal tema y súbitamente pasó a otro, como si, habiendo tocado un asunto que le fuese fastidioso, estuviera ansioso por liberarse de él lo antes posible.
----------Por supuesto, mi amigo se quedó muy sorprendido: "¿Pero cómo? ¿Un monje que no tiene el gusto por la humildad? ¿Que no quiere detenerse y hablar de la humildad? ¿Que no nos enseña nada sobre la humildad?". De ahí su perplejidad frente a esta figura de monje, por lo demás extraña también por el hecho de que se sabía que él continuamente andaba en gira y viajaba para conferencias y encuentros, mientras que parecía experimentar muy poco la vida solitaria, silenciosa y retirada. ¿Dónde está aquello de "o beata solitudo, o sola beatitudo", de la cual había hablado tan claramente San Bernardo de Claraval?
----------Al mencionar este testimonio, sin embargo, quiero aclarar que no intento en absoluto restar al Hermano Enzo Bianchi sus méritos. Y cuando digo méritos, me refiero al menos, aunque más no sea, al hecho de su gran fama tanto en el mundo católico como en el no católico, lo cual, si no constituye una prueba segura del valor de una persona, al menos es una señal que nadie puede ignorar.
----------Al mismo tiempo, no puedo ocultar el hecho de que en los últimos años he venido recibiendo de gente de mi confianza noticias no demasiado reconfortantes y alentadoras sobre las actividades de la Comunidad de Bosè, en el sentido de un ecumenismo no precisamente en línea con el Concilio Vaticano II, sino de tendencia protestante, y por tanto dominado por el prestigio de esta forma desviada de Cristianismo, minimalista, carente de esencialidad católica, desde el punto de vista dogmático, desconfiado frente a la Iglesia institucional en nombre de un indisciplinado biblicismo, carismatismo o profetismo, débil desde el punto de vista litúrgico, débil en la cristología, inerte por cuanto respecta al testimonio católico, renunciatario respecto al deber del católico de obrar para conducir a todos al seno de la Iglesia Católica.
----------Esta opinión o impresión mía se vio reforzada después de haber leído hace más o menos unos diez años en un sitio web católico un juicio muy severo sobre Bianchi pronunciado por uno de los máximos teólogos católicos de nuestra época, hombre doctísimo y fidelísimo a la Iglesia, fallecido recientemente, mons. prof. Antonio Livi [1938-2020], Académico Pontificio, autor de numerosas publicaciones de alto nivel, ilustre tomista, profesor emérito de Gnoseología en la Universidad Lateranense, presidente de la Asociación internacional "Sensus communis", Director editorial de la Casa Editora Leonardo da Vinci.
----------Mons. Livi, expresando obviamente su simple opinión, como él mismo afirmaba, no temía sin embargo juzgar a Bianchi con duros y sorprendentes apelativos, como los de "falso profeta" y "neognóstico", lo que incluso constituye acusación peor que la de hereje, ya que el gnosticismo, como es bien conocido por los estudiosos, es una forma de sabiduría presuntuosa y falsa, que se autodenomina inspirada por el Espíritu Santo, pero que impide o extingue la fe de raíz, considerándose superior a la misma Divina Revelación, expresada en los dogmas de la fe comunicados al mundo por el Magisterio la Iglesia.
----------Recuerdo que la intervención de mons. Livi llevó al director de Avvenire, Dr. Marco Tarquinio, a una firme e intransigente defensa de Bianchi, pero desafortunadamente sin la presentación de argumentos serios a su favor, aunque no quiero dudar de las buenas intenciones del director del prestigioso diario católico patrocinado por la Conferencia Episcopal Italiana. Sin embargo, es difícil decir cuánto en aquella ocasión decía Tarquinio según sus opiniones y cuánto incluso con el apoyo de algún prelado de la CEI.
----------En cuanto a la Santa Sede, personalmente no me consta que Bianchi haya tenido de la Sede Petrina alguna vez un elogio o reconocimiento particular (quizás algún lector me pueda ilustrar sobre este punto), mientras que, a la vez, tampoco tengo conocimiento de que la propia Comunidad de Bosè, que en sí misma es una realidad verdaderamente anómala desde el punto de vista del Derecho Canónico, haya jamás recibido algún reconocimiento o status jurídico de parte de Roma, lo que ciertamente no da garantías de prueba a favor ni de la naturaleza auténticamente católica ni de las actividades, equívocas y confusas, de esta extrañísima comunidad, que se cubre con el escudo del ecumenismo, pero que en realidad crea un "ecumenismo" que no parece ser conforme a las directrices de la Iglesia Católica.
----------Por el contrario, la experiencia histórica nos pone de manifiesto que la Santa Sede, cuando advierte el valor de algún nuevo Instituto, no escatima los reconocimientos oficiales, necesitada como está la sede pontificia de apoyo en el actual clima de desorden moral y doctrinal, como sucedió en su momento, por ejemplo, con los Franciscanos de la Inmaculada, que pasaron a ser de derecho pontificio a poquísimos años después de su nacimiento, o para Institutos como los Legionarios de Cristo o la Universidad de la Santa Cruz, por citar sólo el caso de algunos institutos que, sin embargo, han tenido nuevos y accidentados derroteros y sufrido estos años otras contingencias en su relación con Roma.
----------Por supuesto, el caso Bosè, no es el único en el confuso y degradado panorama del ecumenismo italiano e internacional, que se refiere de manera cada vez menos persuasiva al Concilio Vaticano II para darse una patente de legitimidad, mientras que en modo siempre más desembozado este así llamado "ecumenismo", como por lo demás todo el fenómeno modernista, no es más que longa manus de un mundo protestante más vivo, fascinante e invasivo que nunca, aún quinientos años después de la muerte del "reformador" Lutero, como si quinientos años de historia todavía no les hubieran enseñado a los hermanos protestantes que su "reforma" fue en realidad la ruina de la Iglesia y el fin de la misma civilización, con las corruptas y corruptoras corrientes teológicas y filosóficas a las cuales la Reforma ha dado inspiración, así como las enormes tragedias políticas, sociales y militares, que han sido su extrema consecuencia en la práctica.
----------El ecumenismo es algo bueno, pero mientras sea hecho, pudiera decirse, "como Dios manda", sin ser un lío o un amasijo siempre inconcluso, inacabado, donde los protestantes se involucran aún más en sus errores mientras que los católicos, por lo común atontados ingenuos inconscientes, conservan una etiqueta de "católico" privada de contenido esencial, mientras los unos y los otros, en su barco que se hunde, bailan y se consideran los pilotos que guían hacia nuevas y exaltantes metas del futuro.
----------Sin embargo, es de esperar que el debate en torno a Bianchi y la Comunidad Monástica de Bosè que se ha encendido recientemente se mantenga dentro de los límites de la urbanidad y de la seriedad doctrinal, en la voluntad de recomponer las laceraciones por las cuales sufre el mundo católico. La reciente visita apostólica de la Santa Sede al monasterio de Bosè y las sanciones disciplinarias que ha recibido su fundador y otros miembros, alientan la esperanza de corrección en el rumbo pseudo ecuménico que se había tomado. Desde hace más de una década se vienen presentando ocasiones favorables para una seria y respetuosa confrontación y esclarecimiento: hace diez años el debate sobre los "castigos divinos" a propósito de De Mattei, Cavalcoli y otros, el affaire Castellucci, la discusión en torno a Celentano, y últimamente las desviaciones doctrinales que tienen al arzobispo Viganò en el ojo de la tormenta, pero que alientan a esperar nuevos y mejores rumbos. De estas ocasiones que a primera vista lucen caóticas, surgen sin embargo fenómenos de maduración y de pacificación y no la exasperación de los contrastes, de la que todos estamos cansados y que no refleja la caridad mutua que Cristo ha querido para sus discípulos.
----------Y tal como lo anticipé, sólo he podido desarrollar en esta nota el primer punto que me propuse, de modo que el segundo, o sea intentar una interpretación de la decisión disciplinar tomada por el papa Francisco sobre Enzo Bianchi, quedará para una próxima nota, que espero poder brindar pronto a mis lectores.
----------Esta opinión o impresión mía se vio reforzada después de haber leído hace más o menos unos diez años en un sitio web católico un juicio muy severo sobre Bianchi pronunciado por uno de los máximos teólogos católicos de nuestra época, hombre doctísimo y fidelísimo a la Iglesia, fallecido recientemente, mons. prof. Antonio Livi [1938-2020], Académico Pontificio, autor de numerosas publicaciones de alto nivel, ilustre tomista, profesor emérito de Gnoseología en la Universidad Lateranense, presidente de la Asociación internacional "Sensus communis", Director editorial de la Casa Editora Leonardo da Vinci.
----------Mons. Livi, expresando obviamente su simple opinión, como él mismo afirmaba, no temía sin embargo juzgar a Bianchi con duros y sorprendentes apelativos, como los de "falso profeta" y "neognóstico", lo que incluso constituye acusación peor que la de hereje, ya que el gnosticismo, como es bien conocido por los estudiosos, es una forma de sabiduría presuntuosa y falsa, que se autodenomina inspirada por el Espíritu Santo, pero que impide o extingue la fe de raíz, considerándose superior a la misma Divina Revelación, expresada en los dogmas de la fe comunicados al mundo por el Magisterio la Iglesia.
----------Recuerdo que la intervención de mons. Livi llevó al director de Avvenire, Dr. Marco Tarquinio, a una firme e intransigente defensa de Bianchi, pero desafortunadamente sin la presentación de argumentos serios a su favor, aunque no quiero dudar de las buenas intenciones del director del prestigioso diario católico patrocinado por la Conferencia Episcopal Italiana. Sin embargo, es difícil decir cuánto en aquella ocasión decía Tarquinio según sus opiniones y cuánto incluso con el apoyo de algún prelado de la CEI.
----------En cuanto a la Santa Sede, personalmente no me consta que Bianchi haya tenido de la Sede Petrina alguna vez un elogio o reconocimiento particular (quizás algún lector me pueda ilustrar sobre este punto), mientras que, a la vez, tampoco tengo conocimiento de que la propia Comunidad de Bosè, que en sí misma es una realidad verdaderamente anómala desde el punto de vista del Derecho Canónico, haya jamás recibido algún reconocimiento o status jurídico de parte de Roma, lo que ciertamente no da garantías de prueba a favor ni de la naturaleza auténticamente católica ni de las actividades, equívocas y confusas, de esta extrañísima comunidad, que se cubre con el escudo del ecumenismo, pero que en realidad crea un "ecumenismo" que no parece ser conforme a las directrices de la Iglesia Católica.
----------Por el contrario, la experiencia histórica nos pone de manifiesto que la Santa Sede, cuando advierte el valor de algún nuevo Instituto, no escatima los reconocimientos oficiales, necesitada como está la sede pontificia de apoyo en el actual clima de desorden moral y doctrinal, como sucedió en su momento, por ejemplo, con los Franciscanos de la Inmaculada, que pasaron a ser de derecho pontificio a poquísimos años después de su nacimiento, o para Institutos como los Legionarios de Cristo o la Universidad de la Santa Cruz, por citar sólo el caso de algunos institutos que, sin embargo, han tenido nuevos y accidentados derroteros y sufrido estos años otras contingencias en su relación con Roma.
----------Por supuesto, el caso Bosè, no es el único en el confuso y degradado panorama del ecumenismo italiano e internacional, que se refiere de manera cada vez menos persuasiva al Concilio Vaticano II para darse una patente de legitimidad, mientras que en modo siempre más desembozado este así llamado "ecumenismo", como por lo demás todo el fenómeno modernista, no es más que longa manus de un mundo protestante más vivo, fascinante e invasivo que nunca, aún quinientos años después de la muerte del "reformador" Lutero, como si quinientos años de historia todavía no les hubieran enseñado a los hermanos protestantes que su "reforma" fue en realidad la ruina de la Iglesia y el fin de la misma civilización, con las corruptas y corruptoras corrientes teológicas y filosóficas a las cuales la Reforma ha dado inspiración, así como las enormes tragedias políticas, sociales y militares, que han sido su extrema consecuencia en la práctica.
----------El ecumenismo es algo bueno, pero mientras sea hecho, pudiera decirse, "como Dios manda", sin ser un lío o un amasijo siempre inconcluso, inacabado, donde los protestantes se involucran aún más en sus errores mientras que los católicos, por lo común atontados ingenuos inconscientes, conservan una etiqueta de "católico" privada de contenido esencial, mientras los unos y los otros, en su barco que se hunde, bailan y se consideran los pilotos que guían hacia nuevas y exaltantes metas del futuro.
----------Sin embargo, es de esperar que el debate en torno a Bianchi y la Comunidad Monástica de Bosè que se ha encendido recientemente se mantenga dentro de los límites de la urbanidad y de la seriedad doctrinal, en la voluntad de recomponer las laceraciones por las cuales sufre el mundo católico. La reciente visita apostólica de la Santa Sede al monasterio de Bosè y las sanciones disciplinarias que ha recibido su fundador y otros miembros, alientan la esperanza de corrección en el rumbo pseudo ecuménico que se había tomado. Desde hace más de una década se vienen presentando ocasiones favorables para una seria y respetuosa confrontación y esclarecimiento: hace diez años el debate sobre los "castigos divinos" a propósito de De Mattei, Cavalcoli y otros, el affaire Castellucci, la discusión en torno a Celentano, y últimamente las desviaciones doctrinales que tienen al arzobispo Viganò en el ojo de la tormenta, pero que alientan a esperar nuevos y mejores rumbos. De estas ocasiones que a primera vista lucen caóticas, surgen sin embargo fenómenos de maduración y de pacificación y no la exasperación de los contrastes, de la que todos estamos cansados y que no refleja la caridad mutua que Cristo ha querido para sus discípulos.
----------Y tal como lo anticipé, sólo he podido desarrollar en esta nota el primer punto que me propuse, de modo que el segundo, o sea intentar una interpretación de la decisión disciplinar tomada por el papa Francisco sobre Enzo Bianchi, quedará para una próxima nota, que espero poder brindar pronto a mis lectores.
No le encuentro sentido a una "comunidad monástica interconfesional" o "ecuménica". Podría juntarme un rato con un protestante a conversar o compartir un par de horas, pero ¿vivir toda una vida en una comunidad compuesta por católicos, protestantes y ortodoxos cismáticos? ¿Qué sentido tiene? No lo veo. No veo que se puedan compartir muchas cosas: las esenciales no (la misa, la fe).
ResponderEliminarBueno, bueno! Se trata del ecumenismo. "Podría juntarme un rato con un protestante a conversar o compartir un par de horas, pero ¿vivir toda una vida en una comunidad compuesta por católicos, protestantes y ortodoxos cismáticos? ¿Qué sentido tiene? No lo veo", dice N.Márquez.
ResponderEliminarSupongo que algún sentido tendrá. Quizás habría que ver no el vaso medio vacío, sino el vaso medio lleno.
Quizás estamos acostumbrados a convivir en la misma manzana del barrio con protestantes, evangelistas (algunos pocos), y casi todos: descreídos, ateos prácticos, católicos de bautismo y casamiento pero nada más, gente en la que Cristo y la fe en Cristo no significa nada ni tiene consecuencias para la propia vida.
Esa Comunidad de Bosé al menos es un "barrio cerrado" donde convive gente que conscientemente son cristianos, y que han decidido reunirse por ser cristianos (aunque no todos sean católicos).
¡Algunas ventajas tendrá!