miércoles, 19 de agosto de 2020

Fe cristiana e iniciación esotérica (2/2)

Marqué dos distinciones en mi nota anterior: 1) hay que distinguir la magia respecto de la mística cristiana, y 2) hay que distinguir la magia respecto de los fenómenos paranormales. Lo dicho: 1) es un engaño demoníaco confundir la magia con los sacramentos, los milagros, las profecías, el misticismo y los carismas de la religión cristiana; y 2) también es un engaño confundir la magia con las facultades parapsicológicas y los fenómenos paranormales, que son naturales, excepcionales sí, pero innocuos y beneficiosos en sí mismos.

----------Como ya se ha dicho, la iniciación esotérica, y en concreto la magia, es una corrupción de la religión, causada por la soberbia del hombre en estado de naturaleza caída desde el pecado original, el cual fue precisamente un pecado de soberbia"querer ser como dios". Todo lo contrario enseña la religión cristiana: el hombre alcanza su verdadera grandeza solo en la humildad y en la obediencia a Dios. La soberbia, en cambio, lleva al hombre a creerse divino o Dios mismo o, en todo caso, un ser superior al hombre ordinario (a la realidad humana empírica y que no tiene inmediata consciencia de su divinidad, en cuanto sería un yo o un sí inmerso en la materia u obstaculizado por la materia).
----------La tradición mágica, que aquí también podríamos llamar gnóstica y esotérica, quiere convencer al hombre de que el hombre es un dios que no se da cuenta de que lo es. El esoterismo confunde lo divino con lo humano. Se propone como una gran espiritualidad que ve en la materia o en el cuerpo un lastre a abandonar. El verdadero ser del hombre no sería su ser empírico y animal, sino que sería un yo absoluto o, como dicen ciertas filosofías, "trascendental". Para descubrir este yo absoluto, sería necesaria precisamente la llamada meditación "trascendental", al término de la cual el iniciado oye decir del maestro: "tú eres Ello" (en sánscrito: "Tat tvam asi"), es decir: tú eres Dios. Emocionante descubrimiento, que debería dar una paz, un saber, un poder, una libertad, que se suponen absolutos. He aquí la perspectiva mágica.
----------Debe advertirse que el pensamiento mágico es una cosmovisión de tipo panteísta, o sea, es un pensamiento "holístico", es decir, monista, como se advierte en el esoterismo masónico, en la mística de los Sufíes islámicos, en la cábala mágica, en el hinduismo, en la teosofía, en el hermetismo, en el chamanismo y en la New Age. En efecto, el poder mágico supone que el mago se siente el momento o la teofanía de una Totalidad divina que es el Fondo de todo, lo abraza todo y a él mismo, por lo que esta ósmosis universal permite esas conjunciones y esas afinidades entre todos los elementos del universo (como afirma la alquimia), como ocurre en un único cuerpo orgánico, donde cada órgano comunica con todos los otros, y de tal modo el mago obtiene todo de todo porque ve todo en todo, todo comunica con todo y todo se transforma en todo: omnia in omnibus, según un célebre lema del panteísmo mágico, característico de la magia renacentista, como por ejemplo la de Giordano Bruno [1548-1600] con su doctrina del anima mundi.
----------Ahora bien: ¿Pueden realizarse verdaderamente tales increíbles perspectivas del esoterismo? ¿Acaso "yo" puedo ser creador del mundo, amo del mundo, omnisciente y omnipotente? Desde un punto de vista realista, en base al cual conocemos bien nuestros límites y nuestras miserias, toda esta cosmovisión aparece inmediatamente como una pura locura. Pero el punto es precisamente éste: que la filosofía esotérica enseña a abandonar la visión realista de las cosas, visión por la cual creemos, o sea, cada uno de nosotros cree, que existen cosas reales fuera de mí e independientemente de mí, que yo tengo una naturaleza que no me he dado a mí mismo, sino una naturaleza que simplemente descubro, que yo estoy sometido a una ley moral que no depende de mí y que yo dependo de un Dios que me ha creado.
----------Sin embargo, para el esoterismo gnóstico y mágico toda esa visión realista constituye solamente un conjunto de ingenuas ilusiones de quien no ha sido iniciado, de quien está afirmado en el vulgar pensar ordinario y aún no se ha elevado al punto de vista del Absoluto, aún no ha alcanzado el verdadero conocimiento de sí mismo, no ha llegado a la verdadera sabiduría, a la verdadera filosofía, al verdadero Conocimiento, solo del cual proviene la omnipotencia y la libertad propias del mago.
----------¿Idealismo? Efectivamente: el esoterismo gnóstico nos enseña en realidad que el ser no es distinto del pensamiento, el ser no es regla del pensamiento, sino que se resuelve en el pensamiento, depende del pensamiento. Y el pensamiento no es distinto de la acción: pensar es ya actuar. Querer es poder. No existe una regla del actuar distinta del sujeto agente, sino que el sujeto es regla en sí mismo y de sí mismo. De modo que, si el ser es pensar, el ser es también actuar, por lo cual ser, pensar y actuar son lo mismo. Como en Dios. El yo no existe antes de pensar, sino que existe porque piensa, pone en el ser a su propio yo. Ésta es la posición de Johann G. Fichte [1762-1814], que deriva de René Descartes [1596-1650] y que será llevada a los extremos por Giovanni Gentile [1875-1944]: el autoctisi, la creación de sí mismo.
----------Si los lectores han leído algo sobre historia del esoterismo, quizás saben que hubo un erudito italiano del siglo pasado, Julius Evola [1898-1974], seguidor de doctrinas gnósticas y esotéricas, admirador de Friedrich Nietzsche [1844-1900], que sostuvo la vía o salida mágica del idealismo alemán, levantando la indignación de los círculos académicos, que se sintieron ofendidos al ver su especulación descendida al nivel de la charlatanería y de la irracionalidad. Sin embargo, un gran estudioso de Georg W.F. Hegel [1770-1861], Richard Kroner [1884-1974], dijo que no hay en toda la historia de la filosofía un pensamiento más irracional que el hegeliano, precisamente ese Hegel que quiso identificar lo real con lo racional, pero sobre la base de la contradicción de lo real. Pero precisamente este es el principio metafísico de la magia, por el cual el hombre se siente libre de las leyes de la realidad y por lo tanto a la par de Dios, creyendo poder operar como Dios.
----------¿Cómo satisface el mago sus propios incontenibles deseos, que parecen ilimitados? ¿Cómo realiza una espiritualidad que parece irrealizable? Al final, la solución es muy simple: el extremo espiritualismo se convierte en materialismo, precisamente por la identidad-oposición que el esoterismo pone entre espíritu y materia. La materia enemiga del espíritu se convierte en materia idéntica al espíritu. Pero si la materia es espíritu, entonces el espíritu será materia. He aquí entonces que esa materia que al principio parece despreciada, al final se vuelve absoluto, hace de amo; ese saber que parecía trascender los sentidos, acaba afirmándose en ellos, ese poder que parecía divino, al final no es más que el poder de las pasiones. La voluntad se confunde con el instinto. Al final, no nos elevamos por encima de lo humano, sino que descendemos al nivel de las bestias.
----------En el término de estas inferencias, debemos finalmente considerar la relación que el mago establece con las poderosas entidades extracorpóreas del universo vistas como divinidades. Vale decir: la magia no es ajena al politeísmo. Y tratándose de la práctica mágica, ajena a los preceptos morales de la voluntad del Dios del monoteísmo, no es difícil imaginar qué tipo de fuerzas, qué tipo de personalidades invisibles entran en acción: no se trata ciertamente de entidades benéficas, sino de agentes sobrehumanos, al fin de cuentas enemigos del hombre, esas personalidades que el cristianismo llama demonios y de los cuales no ciertamente la magia, sino sólo la religión de Cristo puede salvar.

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