lunes, 10 de agosto de 2020

Notas sueltas en la Novena de la Asunción (5/9)

Si quisiera resumir en pocas palabras lo que he tratado de decir hasta ahora, y sobre todo en mi nota de ayer, debería decir que hay que considerar errónea la noción simplista de que la definición de 1950 relativa a María Asunta al cielo en cuerpo y alma sea la "imposición" de un "nuevo dogma", o dicho con crudeza: lo definido en 1950 no es aumento doctrinal, sino reduccionismo doctrinal.

----------Repito una explicación básica de ayer: los textos tradicionales, sobre todo del primer milenio, comunes a muchas iglesias locales de la Iglesia Universal (comunes a Roma o, por ejemplo, a Canterbury antes del cisma anglicano, en Occidente, y a Constantinopla y a todo el Oriente cristiano) expresaron una creencia común: que María sufrió la muerte temporal; que, sin embargo, ella no podía ser retenida por los lazos de la muerte, y que la razón precisa por la que Dios se la llevó de este mundo fue que ella pudiera interceder fielmente por nuestros pecados. Esta es la antigua Tradición común de Oriente y Occidente que, de hecho, se expresa claramente en gran parte de la evidencia litúrgica y patrística que el venerable papa Pío XII citó como prueba del dogma en la constitución Munificentissimus Deus; pero que luego se deja fuera de la definición; lo que, de hecho, significa que esa Tradición ha desaparecido de la conciencia de la cristiandad.
----------Sin embargo, es claro que lo que hace falta decir, para no confundirnos, y para compensar lo dicho en mi nota de ayer domingo, es que seguramente el hecho de que la definición del venerable papa Pío XII excluyera los mencionados datos de la antigua Tradición común, no significa en manera alguna que sea para nosotros un error creer en esos datos. Porque incluso en la actualidad, las iglesias orientales en comunión con Roma hablan en sus Liturgias de la muerte de María Santísima, porque así lo han creído y lo siguen creyendo los católicos orientales, y por lo que parece que nada ha cambiado, y que sigue siendo parte del Magisterio ordinario (o al menos algo de más valor que una mera opinión piadosa), aunque Pío XII no incluyera esa antigua Tradición (o no todos sus aspectos) en su definición de 1950.
----------Como ya he dicho, todos esos aspectos (incluso el más importante, el de la universal mediación de María) se han visto eclipsados por la preocupación por la idea, verdadera en sí misma, de que la Asunción de María es la consecuencia lógica de su completa preservación de todo pecado. Es decir, el problema con la Inmaculada Concepción es que puede inducir al fiel católico a negar que María Santísima haya muerto. San Pablo dice que la paga del pecado es la muerte. ¿Cómo se puede reconciliar esto con la Asunción si Nuestra Señora fue concebida sin pecado y, de hecho, careció incluso de pecado original?
----------Parece, entonces, que la muerte de María se volviera problemática a la luz de la Inmaculada Concepción; pero la muerte (y resurrección) de María está en la milenaria antigua Tradición común de la Iglesia (Oriental y Occidental), que el papa Pío XII no negó, y que incluso citó como prolegómeno a su escueta definición dogmática, aunque excluyera ese aspecto en su formulación definitiva. Una hipótesis teológica sería pensar que la muerte como castigo del pecado significa la violenta separación de cuerpo y alma en el que muere, y la posibilidad de la muerte eterna, en el fuego del infierno. Entonces, habría que decir que el final de la vida de María Santísima fue pacífico, es decir, ajeno a ese sufrimiento y violencia.
----------Sin embargo, si se acepta metodológicamente esa hipótesis, surgen otros problemas: ¿Qué hay de su alma? ¿Se habría separado o seguiría estando unida a su cuerpo? Y otra cuestión: ¿Por qué esperó Nuestro Señor? ¿Para que la muerte de su Madre pudiera imitar la suya? ¿No debería ser la visión beatífica y la resurrección del cuerpo instantánea y sin separación de alma y cuerpo?
----------Podríamos interpretar benévolamente el pensamiento del venerable Pío XII cuando deja fuera el 99% de la antigua Tradición común en la específica frase solemne de la definición, o sea, en la definición dogmática tomada en sí misma. En tal sentido, podríamos decir que la frase del Papa: "completado el curso de su vida terrena" no hace referencia a la muerte, pero tampoco la excluye de modo implícito. En cualquier caso, debería decirse al menos que esa frase de Pío XII es muy antigua, al punto de no excluir necesariamente el mencionado sentido implícito. En otras palabras, si leemos esa frase bajo la óptica de la hermenéutica de la continuidad, es decir, si leemos esa frase con los lentes de la "continuidad" ratzingeriana, no sólo unida a la antigua Tradición común (la que, por supuesto, apoya la lectura maximalista, y no minimalista), sino también unida al mismo texto anterior de la constitución apostólica Munificentissimus Deus (o en esta versión en español), especialmente sus citas patrísticas, parece que la definición de Pío XII favorece más bien la lectura maximalista, es decir, comprendiendo una gran inclusión de la antigua Tradición común. Aunque se ignoran y quedan afuera la bella tradición del transporte milagroso de los Apóstoles a su lecho de muerte, así como los relatos sobre santo Tomás, quien aparece demasiado tarde para ver a María Santísima. Y también aunque, en defensa de Pío XII, quizás haya que aplicar aquí la distinción entre "Tradición Apostólica" y "tradiciones". Porque al fin de cuentas, de hecho, el mandato recibido por el Sucesor de Pedro es conservar y mantener intacto el depósito de la Fe, o sea la auténtica Tradición Apostólica, no simplemente "relatos inmemoriales"...
----------Sea como sea, el creyente fiel es libre de creer que la Santísima Virgen murió y resucitó, o que no murió. El dogma, tal cual la definición de 1950, no dice nada específico en uno u otro sentido.
----------Respecto a la objeción antes mencionada acerca de cómo la afirmación que hace san Pablo, de que la paga del pecado es la muerte pueda reconciliarse con la Asunción, si Nuestra Señora fue concebida sin pecado, puede citarse un texto de san Juan Damasceno, que sobrevivió hasta el Breviario de 1962: "Ella, de quien la Vida verdadera fluyó a todos los hombres, ¿cómo podría gustar la muerte? Pero se rindió a la ley establecida por Aquel a quien concibió y, como hija del viejo Adán, se sometió a la antigua sentencia (porque su Hijo, que es la vida misma, no la rechazó); pero, como Madre del Dios viviente, fue llevada a su lado", y del Sermón de san Juan Damasceno sobre la Dormición (quinta lección de Maitines).
----------Pero puede argumentarse una razón prudencial en defensa de la estrecha definición de Pío XII. Sin duda, su definición es estrecha (independientemente que luego pueda ser interpretada de modo maximalista o minimalista), pero hay que decir que las definiciones dogmáticas casi siempre son estrechas. La Iglesia tiene una Tradición enormemente rica, y a veces con sutiles diferencias entre distintas iglesias locales. Pero las definiciones dogmáticas obligan al consentimiento de fe divina y católica de todos los creyentes y, por lo tanto, excluyen a aquellos que no las aceptan, porque no quieren perder la libertad de la que gozaban antes de la definición. Entonces: ¿por qué definir el dogma más ampliamente de lo absolutamente necesario?... De modo que puede decirse que Pío XII dio en 1950, prudentemente, una definición estrecha, sí, pero también  suficientemente "ambigua", en la que muchos (¿todos?) podrían estar de acuerdo: María fue asumida en el Cielo en cuerpo y alma. Se omite si ella murió o no, y sin duda es una omisión notable, pero no es exactamente el punto principal de la historia. De todos modos, los detalles sobre Tomás y la tumba, etc., no son sino el tipo de detalles puramente accesorios, que uno nunca esperaría encontrar en un Dogma.

7 comentarios:

  1. Fr Filemón: Sí, parece que es así nomás: la definición dogmática de la Asunción de María está formulada en términos reduccionistas respecto a la tradición anterior respecto a la muerte, resurrección y asunción de María a los Cielos, dormición de María, etc. Pero también parece que es como Ud. dice: es lógico que las definiciones dogmáticas sean estrechas (y por ende, reduccionistas).
    ¿Hay algún problema similar con la Definición de la Inmaculada Concepción de Pío IX?

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  2. Cristero: También pasa, me parece, con el dogma de la Inmaculada. El problema de la Inmaculada Concepción es que puede llevar a uno a negar que la Virgen murió, precisamente porlo que dice San Pablo, de que el salario del pecado es la muerte.
    Es lo que dice en la nota el padre Filemón, y que todos sabemos.
    Por lo tanto: ¿Cómo se puede poner de acuerdo eso que dice San Pablo con la Asunción? Porque si la Virgen fue concebida sin pecado y, de hecho, si carecía del pecado original, entonces no ha sufrido la muerte tal como la conocemos nosotros, porque en nosotros la muerte es la paga del pecado.
    Claro que podemos pensar que "la muerte como castigo del pecado", como dice San Pablo, significa la violencia de la corrupción del cuerpo, y la violenta separación del alma.

    Y tiene también razón el padre Filemón en preguntarse por el alma de María. ¿Habría estado todavía dentro de su cuerpo, o se habría separado? Porque parecería que en María la visión beatífica y la resurrección del cuerpo deberían ser instantáneas y sin ninguna separación de cuerpo y alma.
    En definitiva: es cierto, parece que la muerte de la Virgen es problemática a la luz de la Inmaculada Concepción, pero ésa es la prolongada tradición de la iglesia que Pío XII no negó, y que la indicó como pruebas antes de dar su definición.
    Claro que los problemas también están en el modo como interpretamos el "mecanismo" de la Asunción. Creo que ésa es un área que deberíamos dejar en paz, porque probablemente no lo entendamos nunca aquí en esta vida terrenal. De todos modos, mucho no nos atañe, porque el resto de nosotros moriremos con los efectos del pecado original y personal.

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  3. Fr Filemon
    Cual es su opinion referente a las visiones de Maria Valtorta sobre la Dormicion de Maria Santisima?

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  4. Disculpen, pero señalaré un punto en defensa del papa Pío XII, y también en nombre de la Tradición.
    Es muy cierto que el mandato de los Sucesores de San Pedro es conservar el depósito de la fe, y ese depósito de Fe es la llamada Tradición Apostólica, que fue "transmitida" por los apóstoles a sus sucesores.
    Y entiendo que el término Tradición Apostólica tiene un significado muy específico y preciso: no es "cosas viejas", "antiguas"; no es "costumbre inmemorial"; no es tradición apostólica "más creencias piadosas"; no es tradición apostólica "más incrementos piadosos a lo largo de los siglos". Tampoco es tradición antigua común. No tomar esta distinción en serio abre a los tradicionalistas a un tradicionalismo que carece de normas excepto simplemente la edad, la antigüedad.
    De modo que las tradiciones, ya sean encarnadas en la Liturgia o transmitidas de otra manera, pueden ser probatorias, pero no veo cómo pueden ser positivamente contenido de la Tradición Apostólica.
    En conclusión: el supuesto "reduccionismo" que se menciona de Pio XII en la definición de la Asunción de María es, simplemente, legítimo y fiel oficio de conservación del Depósito de la Fe y sólo del Depósito de la Fe.

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  5. El problema en torno a la definición de la Asunción no es la Tradición en sí, sino el recurso a la noción de "infalibilidad papal". Cualquiera que sea la validez de la doctrina de la infalibilidad papal, esa doctrina crea el problema inmediato de determinar si esta o aquella declaración pontificia a lo largo de la historia es o no infalible. Personalmente pienso hubiera sido mejor si el Concilio Vaticano I nunca hubiera declarado la infalibilidad papal.
    Por supuesto, sé muy bien que la definición de la infalibilidad papal del Vaticano I es en realidad muy estrecha, etc., etc., pero hay que admitir que creó un aura de infalibilidad en todo lo que dice y hace el Papa, al menos en el pueblo fiel. Vale decir: tras el Concilio Vaticano I se originó un "espíritu del Vaticano I", parecido a como sucedió después del Concilio Vaticano II, cuando inmediatamente surgió un "espíritu del Vaticano
    II". Y ahora estamos en la situación en la que estamos, en la que todos se pelean contra todos (Viganó, Schneider, Zen, De Mattei, Magister,etc.) a causa del "espíritu del Vaticano II"...
    Opino que existe en la Doctrina Católica una jerarquía de verdades.
    Y por eso, me pregunto: ¿Era tan importante la doctrina de la Asunción de María para nuestra salvación, que un Papa tuvo que hacer de ella un obstáculo para la unión de todos los cristianos?

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  6. Cristero Argentino preguntó: "¿Hay algún problema similar con la Definición de la Inmaculada Concepción de Pío IX?"
    Parece que todo lo contrario. Porque todo dice que la creencia en la Inmaculada Concepción ha sido tradicional en Oriente (véase por ejemplo los escritos de Palamas) mientras que era un dogma que estaba descuidado en Occidente.

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  7. sobre María Valtorta, está el juicio contrario del que fuera Card. Ratzinger, en 1985:estos escritos "claramente indican desde la primera página que las 'visiones' y 'dictados' que hace referencia en ella son simplemente las formas literarias utilizadas por el autor para narrar a su manera la vida de Jesús. Ellos no pueden considerarse sobrenaturales en origen ". O sea que no son visiones divinas, sino literatura piadosa sobre la vida de Cristo.
    P. fr. Rafael Rossi o.p.

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