Los lectores saben que el Index librorum prohibitorum, era una lista de las publicaciones que la Iglesia catalogaba como perniciosas para la fe. Mientras estuvo vigente, todos los católicos sabían que no estaban autorizados a leerlas. Había sido el Concilio de Trento [1545-1563], con su suprema autoridad, el que lo había ordenado crear, y fue promulgado por el papa Pío IV el 24 de marzo de 1564. Luego el Index conoció más de cuarenta ediciones, a cargo de la Congregación del Índice, creada por el papa Pío V en 1571. La última edición fue la de 1948, hasta que el 8 de febrero de 1966 el papa san Pablo VI lo suprimió.
----------Si la idea y las motivaciones del Index fueran hoy todavía viables, debería tenerse en cuenta que, a diferencia de la época del Tridentino, ya no sólo hay libros, revistas y todo tipo de publicaciones en papel, sino que existen además la radio, el cine, la TV y, sobre todo, las publicaciones digitales: grandes portales de noticias, bibliotecas digitales, páginas webs de multimedios de información, y millones de blogs de creación libre por parte de cualquier persona con mínima instrucción. Hace un par de años atrás se rumoreaba que en la Curia Romana, en torno al papa Francisco, circulaba la idea de otorgar una especie de "carnet católico" a los blogs que se autodenominaban tales, y que los organismos romanos podrían auditar la "membresía" de esos blogs a la comunidad católica. Era, precisamente, la idea de revivir sin más ni más el Index librorum prohibitorum, pero el disparate (supuesto o verdadero) duró lo que un suspiro.
----------De modo que hoy, lo que es fructuoso o pernicioso leer para un católico, debe decidirlo el propio fiel católico, quizás ayudado por su párroco o por su guía espiritual y, en definitiva y última instancia, por su propia consciencia, más o menos cristianamente instruida e iluminada por la fe. Para colmo de males, estos no son tiempos donde irradie la luz de la Fe, sino que vivimos en una época obscura, de confusiones, ambigüedades y equívocos. ¿Cómo saber si tal o cual portal, página web o blog sigue hoy siendo católico? ¿Puede un católico actualmente, seguir leyendo -por citar un puñado de sitios conocidos- Religión Digital, Correspondencia Romana, o Adelante la Fe?... Por supuesto, no soy yo quien se atreverá a responder sobre esto al lector, aunque supongo que alguna idea de mi opinión al respecto seguro que el lector ya la tiene. Pero se trata sólo de eso: mi opinión, la cual, sin embargo, me esfuerzo, espero, y rezo para que cuando ella sea expresada en este blog esté conforme al Magisterio de la Iglesia y por él esté respaldada.
----------Un problema similar al que intentaba solucionar en su tiempo el Index es el que plantean muchos miembros de la actual Jerarquía en su actividad docente, y aquellos que, munidos de las debidas licencias, ejercen también una misión docente en la Iglesia, como los profesores de universidades e institutos católicos. Desde el siglo XVI existió la Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, que cumplía el fin de mantener y defender la integridad de la fe, examinar y proscribir errores y falsas doctrinas. En 1908 el papa san Pío X reorganizó esa Congregación y le cambió su nombre por el de Sagrada Congregación del Santo Oficio, y en 1965 el papa san Pablo VI cambió su nombre por el de Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (el término "Sagrada" le fue excluido a todas las congregaciones de la Curia por el papa san Juan Pablo II en 1988). Pero lo que nos importa sobre todo es que desde 1948, cuando el venerable papa Pio XII aprobó la última edición del Index, las tareas de la Santa Sede en lo que respecta a la aprobación o no de publicaciones o la condena de errores doctrinales a docentes católicos, se había limitado mucho. De hecho, las actividades de censura de Pío XII se limitaron a prohibir citar en clases y libros a los autores censurados, pero no prohibió leerlos; y ya hemos hablado de la actitud de Pablo VI, que prefirió no censurar a nadie, con lo que el llamado "magisterio paralelo" terminó siendo enseñado en las universidades pontificias y en los seminarios, y los que lo enseñaban aclaraban que esas doctrinas no habían sido censuradas. Esto también fue comentado por lectores de este blog, la semana pasada, y es absolutamente cierto.
----------El problema es complejo y no fácil de solucionar ante todo por parte de los editores de publicaciones católicas. En principio, cada autor católico puede ser más o menos competente en lo suyo, y aún así, en su propio ámbito disciplinario también puede equivocarse. Nadie duda que, por ejemplo, el profesor Roberto de Mattei tiene competencia en el ámbito de la ciencia histórica, pero ¿qué ocurre cuando pretende interpretar el dogma y enseñarlo a los demás? El arzobispo Carlo Maria Viganò adquirió renombre hace exactamente dos años, cuando a mediados de 2018 reveló lo que reveló sobre la mendacidad del papa Francisco acerca del caso McCarrick. Ahora bien, ¿sigue teniendo el mismo crédito hoy el arzobispo Viganò cuando enseña la desobediencia a un Concilio Ecuménico de la Iglesia? El propio De Mattei se ha acercado a estas heterodoxas posturas de Viganò. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Pueden seguirse llamando católicos las páginas webs y blogs que difunden estos errores a los fieles indefensos?
----------Es lamentable el caso de los errores dogmáticos que actualmente difunde mons. Viganò, pero afortunadamente también contamos con muy autorizadas voces que le han salido oportunamente al cruce, personalidades competentes en dogma y teología (voces mucho más competentes doctrinalmente que la de Viganò, quien ha transcurrido toda su vida como diplomático). Tras medio siglo de postconcilio donde se difundieron de tal modo los errores modernistas, y habiendo emergido una voz tan clara como la de Benedicto XVI durante su pontificado, quien en continuidad con el pontificado de Juan Pablo II emprendió la tarea de aplicar correctamente el Concilio Vaticano II, libre de los errores modernistas, es nefasto que surjan voces que repitan los errores lefebvrianos y filo-lefebvrianos de hace cincuenta años; y es trágico para la unidad en la Iglesia, que se ve afectada por nuevas sangrías y divisiones.
----------Incluso la pasada semana se difundió en varias páginas webs y blogs el modo artero como Viganò manipuló expresiones de un reconocidísimo teólogo, el fraile capuchino Fr Thomas G. Weinandy. Hoy contamos con las debidas aclaraciones del padre Weinandy en Catholic World Report, esclareciendo su postura y refutando una por una las tergiversaciones de Viganò. Recomiendo a los lectores cotejar las versiones, y reflexionar con serenidad y objetividad lo que afirma cada una de las partes en disputa. Si lo hacen con calma y espíritu de fe no será poco el provecho que obtendrán.
----------San Bernardo de Claraval [1090-1153] se distinguió entre otras cosas por su incansable labor de esclarecimiento doctrinal en un momento de grandes divisiones en la Iglesia. Hoy, día de su Memoria, le pido su intercesión para que se moderen los ánimos y las pasiones entre los fieles católicos, y todos nos esforcemos por construir la unidad en la verdad.
----------Un problema similar al que intentaba solucionar en su tiempo el Index es el que plantean muchos miembros de la actual Jerarquía en su actividad docente, y aquellos que, munidos de las debidas licencias, ejercen también una misión docente en la Iglesia, como los profesores de universidades e institutos católicos. Desde el siglo XVI existió la Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, que cumplía el fin de mantener y defender la integridad de la fe, examinar y proscribir errores y falsas doctrinas. En 1908 el papa san Pío X reorganizó esa Congregación y le cambió su nombre por el de Sagrada Congregación del Santo Oficio, y en 1965 el papa san Pablo VI cambió su nombre por el de Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (el término "Sagrada" le fue excluido a todas las congregaciones de la Curia por el papa san Juan Pablo II en 1988). Pero lo que nos importa sobre todo es que desde 1948, cuando el venerable papa Pio XII aprobó la última edición del Index, las tareas de la Santa Sede en lo que respecta a la aprobación o no de publicaciones o la condena de errores doctrinales a docentes católicos, se había limitado mucho. De hecho, las actividades de censura de Pío XII se limitaron a prohibir citar en clases y libros a los autores censurados, pero no prohibió leerlos; y ya hemos hablado de la actitud de Pablo VI, que prefirió no censurar a nadie, con lo que el llamado "magisterio paralelo" terminó siendo enseñado en las universidades pontificias y en los seminarios, y los que lo enseñaban aclaraban que esas doctrinas no habían sido censuradas. Esto también fue comentado por lectores de este blog, la semana pasada, y es absolutamente cierto.
----------El problema es complejo y no fácil de solucionar ante todo por parte de los editores de publicaciones católicas. En principio, cada autor católico puede ser más o menos competente en lo suyo, y aún así, en su propio ámbito disciplinario también puede equivocarse. Nadie duda que, por ejemplo, el profesor Roberto de Mattei tiene competencia en el ámbito de la ciencia histórica, pero ¿qué ocurre cuando pretende interpretar el dogma y enseñarlo a los demás? El arzobispo Carlo Maria Viganò adquirió renombre hace exactamente dos años, cuando a mediados de 2018 reveló lo que reveló sobre la mendacidad del papa Francisco acerca del caso McCarrick. Ahora bien, ¿sigue teniendo el mismo crédito hoy el arzobispo Viganò cuando enseña la desobediencia a un Concilio Ecuménico de la Iglesia? El propio De Mattei se ha acercado a estas heterodoxas posturas de Viganò. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Pueden seguirse llamando católicos las páginas webs y blogs que difunden estos errores a los fieles indefensos?
----------Es lamentable el caso de los errores dogmáticos que actualmente difunde mons. Viganò, pero afortunadamente también contamos con muy autorizadas voces que le han salido oportunamente al cruce, personalidades competentes en dogma y teología (voces mucho más competentes doctrinalmente que la de Viganò, quien ha transcurrido toda su vida como diplomático). Tras medio siglo de postconcilio donde se difundieron de tal modo los errores modernistas, y habiendo emergido una voz tan clara como la de Benedicto XVI durante su pontificado, quien en continuidad con el pontificado de Juan Pablo II emprendió la tarea de aplicar correctamente el Concilio Vaticano II, libre de los errores modernistas, es nefasto que surjan voces que repitan los errores lefebvrianos y filo-lefebvrianos de hace cincuenta años; y es trágico para la unidad en la Iglesia, que se ve afectada por nuevas sangrías y divisiones.
----------Incluso la pasada semana se difundió en varias páginas webs y blogs el modo artero como Viganò manipuló expresiones de un reconocidísimo teólogo, el fraile capuchino Fr Thomas G. Weinandy. Hoy contamos con las debidas aclaraciones del padre Weinandy en Catholic World Report, esclareciendo su postura y refutando una por una las tergiversaciones de Viganò. Recomiendo a los lectores cotejar las versiones, y reflexionar con serenidad y objetividad lo que afirma cada una de las partes en disputa. Si lo hacen con calma y espíritu de fe no será poco el provecho que obtendrán.
----------San Bernardo de Claraval [1090-1153] se distinguió entre otras cosas por su incansable labor de esclarecimiento doctrinal en un momento de grandes divisiones en la Iglesia. Hoy, día de su Memoria, le pido su intercesión para que se moderen los ánimos y las pasiones entre los fieles católicos, y todos nos esforcemos por construir la unidad en la verdad.
Tanto lio y al final Weinandy dice que la carta no es de Viganó:
ResponderEliminar"Al leer la carta que me envió el arzobispo, se me ocurrió la pregunta, y a otros les ha llegado un pozo: ¿realmente escribió la carta? Sí, firmó la carta, y la carta puede expresar su pensamiento, pero ¿fue él quien compuso en su computadora los principales argumentos contenidos en la carta? Sospecho que no"
Sí, pero eso es sólo lo que sospecha Weinandy, porque es benevolente con Viganó. ¿Pero cuál es la verdad? ¿Por qué si la carta no fuera de Viganó (para mí lo es), Viganó no lo dijo, no ha dicho nada de nada, y dejó que la noticia siguiera su curso? ¿Por qué tantas webs han difundido esa carta como de Viganó? Y webs muy pero muy conocidas.
ResponderEliminarNo. La carta es de Viganó o firmado por Viganó, da lo mismo. El no lo ha desmentido.
Creo que todo es obra de Viganó, a quien ya hace rato se le han volado los pajaritos.
Recemos por él.
Don Benja: eliminé su comentario, pues hubiera ofendido la modestia de Fr Filemón, pues lo ha confundido con Santo Tomás de Aquino, me parece. Aunque el realidad, el Doctor Común no dijo que había que eliminar al mal superior, sino pedirle a Dios por dos cosas: 1) por su conversión, o 2) para que deje de ser superior.
ResponderEliminarAprecio su cariño por Fr Filemón, pero antes de atribuirle cosas que no dijo, trate de cotejar mejor sus referencias.
Prefiero creerle a un obispo,sucesor de los apóstoles,que a un fraile que quiere mantener el statu quo.Y el puesto.
ResponderEliminarAnónimo 22:51: Se ve que Ud. no conoce quien es este fraile: el padre Weinandy está muy lejos de lo que Ud. dice. Recorra las noticias de estos últimos ocho años y verá quien era y quien es ahora Weinandy, y la dignísima actitud que ha mantenido en estos últimos años frente a los desbordes y equívocos del papa Francisco. Infórmese antes de opinar.
ResponderEliminarDon Benja: repase Ud, por favor, sus lecturas tomistas. Sí que tiene que ver, y mucho lo que dice Santo Tomás acerca de lo que se debe hacer ante un superior malo o injusto. Lo trata acerca de la virtud de la obediencia. Fr Filemón, lo recuerdo muy bien, enseñó en aquella nota lo que enseña Santo Tomás. No se trata de pegarle un tiro a nadie. Lo único que queda por hacer ante un mal superior es: 1) rezar por su conversión, y 2) rezar para que, si su conversión no es providencialmente dispuesta, la Providencia le depare otros destinos.
ResponderEliminarDon Benja: mientras sus comentarios sean respetuosos para con todos, serán admitidos, de lo contrario, se los borraré.