jueves, 27 de julio de 2023

La Orden Dominicana: decadencia y recuperación (1/3)

La insistencia del papa Francisco en recomendar a Santo Tomás de Aquino como modelo de teólogo y de santo llama poderosamente la atención: lo ha hecho repetidamente, ha promovido un trienio jubilar 2023-2025 de celebraciones, e incluso ha confirmado para el Aquinate el título de Doctor Communis Ecclesiae, que los Papas ya no habían repetido desde los tiempos de Pío XI. Todo ello hace pensar de modo inevitable en la Orden de Frailes Predicadores, pues ¿no deberían ser ellos los primeros en tener a Tomás como modelo? Sin embargo, no son pocos los Dominicos que se han alejado del Doctor Angélico. ¿Qué es lo que ha pasado y pasa con la Orden Dominicana? ¿Cuáles son las razones de su decadencia, y cuáles serían las líneas de su recuperación? [En la imagen: fragmento de "Santo Domingo de Guzmán en la Batalla de Monforte", óleo de Antonio Acero de la Cruz, obra de 1651, conservada y expuesta en el Museo Colonial de Bogotá, Colombia].

Una historia de luces y de sombras
   
----------Hace solamente algunos años, en 2016, la Orden Dominicana, llamada oficialmente Orden de los Frailes Predicadores, celebraba el 800° aniversario de su aprobación por decreto del papa Honorio III [1216-1227]. De allí en más, los frailes dominicos han recorrido una larga historia, donde, como en toda cosa humana, aunque se trate de una obra de la Iglesia, las luces se mezclan inevitablemente con las sombras.
----------Lo que no deja de sorprender y suscitar inmensa admiración es el impulso apostólico de los primeros hijos de santo Domingo de Guzmán [1170-1221], que se extendieron por toda Europa en el espacio de pocas décadas, sobre todo si pensamos en el enorme atraso de los medios de comunicación y de transporte en aquellos tiempos. Hoy, con los medios inmensamente más avanzados de los cuales disponemos, ¿qué es lo que no habrían hecho, si han logrado tanto, que suscita en nosotros tanta admiración? ¿Y no se debería conseguir actualmente mucho más? ¿Qué es lo que les falta a los Dominicos?
----------Sin embargo, debe tenerse presente que la Orden Dominicana surge en una Europa que estaba ya cristianizada, y ello en varias formas y grados, bajo la influencia no solo religiosa, sino también política del Papado. La feliz idea que tuvo santo Domingo de ponerse a sí mismo y a sus hijos a las órdenes del Romano Pontífice, como para compartir su misma misión universal, fue ciertamente, además de sus dotes personales, el factor principal del éxito inmediato de la nueva orden mendicante.
----------Por el contrario, los Dominicos actúan hoy en una Europa descristianizada (lo que puede decirse también de todo el mundo), luego que tres siglos de Iluminismo han atacado ferozmente a las Órdenes religiosas y en particular precisamente a los Dominicos, adversarios peligrosísimo de la Ilustración, precisamente porque juegan en ese plano de la razón, sobre la cual los Iluministas quisiera salir victoriosos.
----------Otro elemento del éxito inicial de los Dominicos fue el hecho de que existía en la época de Domingo una fuerte comunión del Episcopado europeo con el Papa y éste verdaderamente estaba a la altura de su tarea. Además de esto, es necesario recordar que en 1215 el IV Concilio Lateranense había decretado que los Obispos debían elegir entre el clero colaboradores especializados para la predicación del Evangelio.
----------Hoy, sin embargo, el papado en Europa, después de cinco siglos de invectivas luteranas, ha perdido su antiguo prestigio (con más o menos variables, lo mismo se puede decir de la influencia del Papa en todo el mundo). A muchos el Pontífice de Roma les parece solamente el residuo simbólico de una Europa que está ya en el pasado, mientras que la actual Europa debería estar guiada por fuerzas puramente seculares, sin ninguna referencia a sus raíces cristianas (como preguntaba en vano el papa san Juan Pablo II hace dos décadas atrás) para que ya no se las considere un valor común y fuentes de vitalidad moderna.
----------Ciertamente se admite actualmente el derecho a la libertad religiosa (salvo en ciertos países islámicos), pero no se ve ninguna universalidad en la institución del Papado, ni siquiera como maestro y garante de los derechos humanos, que se consideran fundados no en la ley natural establecida por Dios y mucho menos sobre la Biblia, sino sobre la filosofía del Iluminismo y de la razón kantiana. De ahí la discrepancia en ciertos puntos del derecho entre la visión liberal-iluminista y la concepción cristiana.
----------Y mientras en la visión cristiana los contenidos de los derechos son contenidos objetivos, inmutables, universales y universalmente vinculantes, el Iluminismo liberal europeo que se erige como base doctrinal de la Unión Europea, parte por el contrario de una concepción subjetiva y fenoménica, de la que se deriva su relatividad con respecto a las diferentes culturas en el tiempo y en el espacio.
----------Todo esto implica que hoy el papado en Europa y en los demás continentes, reciba solo un respeto formal, y es aceptado e incluso estimado solamente allí donde apoya puntos de vista que ya son comúnmente compartidos, pero inmediatamente se convierte en objeto de ataques o de hostilidad tan pronto como al Papa se le ocurre recordar ciertos valores morales o religiosos, como por ejemplo la familia o la ética sexual.
----------Lo verdaderamente lamentable es que incluso en ciertos ambientes del episcopado o en ambientes teológicos y de la propia Orden Dominicana, condescendiendo con esa visión secularista y mundana, se acepte y se alabe al Papa con tal de agradar a la multitud, pero a condición de que no se atreva a hablar de dogmas ni de herejías ni de pecados ni de penitencias ni de leyes ni de excomuniones ni de castigos divinos.
----------De ahí la necesidad hoy de que los Dominicos muestren al mundo el significado y el valor del ministerio petrino, y apoyen al Papa en su Magisterio. Por tanto, la Orden no sólo debe ser ejemplo en la obediencia a ese Magisterio, sino que también, siguiendo su mejor tradición, debe explicarlo e ilustrarlo al pueblo de Dios, así como justificarlo y defenderlo, en sede teológica, de las críticas injustas y de las calumnias.
----------La idea de santo Domingo de Guzmán fue, por lo tanto, muy previsora y providencial en una Iglesia europea, en la cual el Papa, con los pobres medios de la época, apenas si podía llegar, mediante los Obispos, a las regiones de Europa más alejadas de Roma. Los Obispos eran entonces, en general, profundamente conscientes de su función de representar al Romano Pontífice y de su deber de colaborar con él en la difusión de la Palabra de Dios; por lo cual, para los mejores de ellos, ajenos a sesgos independentistas o apego al poder, el hecho de que los Frailes Predicadores fueran enviados desde Roma en las directas dependencias del Papa y exentos de la jurisdicción episcopal, muy lejos de suscitar los celos de los mismos, era algo apreciado y deseado por los mismos Obispos, que así se sentían aprobados y apoyados por Roma.
   
El ideal dominicano
   
----------El ideal o espíritu dominicano está dotado de un fuerte impulso misionero apto para inducir a las almas a la penitencia y convertirlas a nuestro Señor Jesucristo. La preparación teológica del Dominico, sus elevadas intenciones, su amplitud de visión, la límpidez de su alma, la penetración de su inteligencia, su gran humanidad, su íntima comunión con Cristo, su ardiente caridad y su amplia misericordia, su prudencia pastoral, su cualidad de hombre de paz, le vuelven capaz de comprender a fondo y evaluar la situación de las almas y los diferentes contextos humanos y sociales en los cuales obra, para así poder ofrecer a cada uno una buena palabra o una guía según las necesidades, para saber dialogar con todos, para argumentar eficazmente a fin de conducir a los no-creyentes a la fe, para llamar a la Iglesia a los apóstatas, para fortalecer la fe de los creyentes y para defenderla contra los ataques de los impíos y de los incrédulos.
----------Ahora bien, todo el carisma dominicano gira en torno al tema de la fe: cómo suscitar la fe, cómo justificar la fe, cómo fundar la fe, cómo explicar la fe, cómo profundizar la fe, cómo difundir la fe, cómo consolidar la fe, cómo defender la fe. Se comprende entonces por qué el lema dominicano es Veritas.
----------Verdad de la razón y verdad de la fe. Verdad especulativa y verdad práctica. Verdad del ser, verdad del pensamiento, verdad del actuar, verdad del hablar. Verdad en su conexión con la caridad. Caminar en la verdad. Hacer la verdad en la caridad. Enseñar la verdad con caridad. Refutar, argumentar y corregir en la caridad. Verdad en la libertad y libertad en la verdad.
----------Y todas las virtudes unidas al amor por la verdad: honestidad intelectual, limpidez y fuerza del lenguaje, humildad, disponibilidad para aprender y para corregir los propios errores, modestia en las opiniones, fidelidad a los compromisos asumidos, firmeza en las convicciones racionales y de fe, linealidad de conducta, obediencia a la Palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia, valentía en el testimoniar la verdad hasta el martirio, odio a toda forma de doblez, hipocresía, doble juego, deslealtad, oportunismo, ambigüedad, arrogancia, astucia, falsedad, subjetivismo, mentira, infidelidad, herejía.
----------El carisma dominicano es el conocimiento y la contemplación de Dios en la razón y en la fe, y la comunicación a los demás de este conocimiento y de esta contemplación: contemplata aliis tradere. Hablar con Dios y hablar de Dios, este es el interés fundamental del Dominico. Si el Dominico trata sobre temas profanos, lo hace siempre con referencia a Dios y con la preocupación de beneficiar o de salvar las almas.
----------De lo dicho se comprende cuán precioso es para la Iglesia el carisma dominicano. Ninguna Orden o Instituto en la Iglesia se toma cuidado ex officio de la verdad, de la doctrina y de la virtud de la fe y por tanto del dogma católico, en comunión con el Papa y con el Magisterio, tanto como la Orden Dominicana, como es demostrado por sus leyes y Constituciones, por razón de la cual la Iglesia la ha aprobado, por su historia y por la de sus Santos, entre los cuales, como es bien sabido, sobresale santo Tomás de Aquino.
----------Se trata de un carisma muy preciso, específico y delicado, similar a lo que puede ser una especialidad médica. Esto no quiere decir, naturalmente, que en la Familia dominicana no haya espacio para otras formas de ser dominicano. Por el contrario, la Familia dominicana conjuga en modo excelso, en la Iglesia, la máxima especificidad con la máxima variedad de modos de realizar el fin de la Orden, modos que aquí no es el caso enumerar, para no extenderme en cosas sobre las cuales es fácil informarse. El riesgo, sin embargo, hoy es el de diluir o descuidar el carisma peculiar y específico.
----------En efecto, se trata de una atención especial a la verdad de fe y a sus exigencias, en un tiempo como el nuestro, de incertidumbre, de historicismo, de evolucionismo y de relativismo imperantes, un tiempo que desprecia la verdad, la objetividad del conocimiento, los valores perennes, el recto pensar y la abstracción conceptual, la atemporalidad y la universalidad del pensamiento y de la solidez y certeza teórica, un tiempo adorador de la duda o, por el contrario, obstinadamente apegado a una certeza subjetiva, o rígido y cerrado conservador de un pasado superado o de espíritu subversivo bajo el pretexto del progreso, presuntuoso o escéptico desdeñoso de los principios del ser, del pensamiento y del actuar, de la metafísica, del Magisterio de la Iglesia y de la obligatoriedad y de la inmutabilidad de los dogmas.
----------Las características del carisma dominicano emergen, no sólo del programa sancionado por las Constituciones de la Orden, sino también de la historia de los teólogos dominicos. Naturalmente, no se debe reducir la predicación dominicana a la sola enseñanza de la teología. Ella consiste esencialmente en la predicación de la Palabra de Dios, algo que, para ser hecho convenientemente, requiere simplemente una preparación catequética de base y la docilidad al impulso del Espíritu Santo en el don de la sabiduría, que otorga el "lenguaje de la sabiduría" (cf. 1 Cor 12,8, Summa Theologiae, II-II, q.177).
----------La predicación del Dominico puede ser pública pero también privada, en el coloquio interpersonal. Un momento privilegiado de su ejercicio es el sacramento de penitencia. La predicación dominicana está abierta a todos los modernos medios técnicos de comunicación.
   
Los grandes hechos del pasado
   
----------Los Dominicos de la Reforma tridentina y del siglo XVII han dado a la Iglesia teólogos muy fieles al Magisterio y a santo Tomás de Aquino, pero desde entonces evitaron los contactos con la teología protestante, que estaba conectada con una floreciente producción filosófica en Inglaterra, Francia y Alemania, y que se continuaría hasta nuestros días. Los Dominicos, aunque siempre al servicio de la Iglesia, enfatizaron más bien la lucha contra los errores que surgían tanto en lo interno de la Iglesia católica como en el mundo protestante, pero se mostraron reacios a aceptar las novedades.
----------Por impulso del papa León XIII [1878-1903] refloreció la escuela tomista, pero quedó abierto el problema de cómo afrontar la modernidad. Las instancias modernistas no llegaron a tener éxito precisamente porque no se valieron de un criterio tomista de discernimiento, sino que siguieron enredadas en el marrco de los errores de la modernidad. La Pascendi Dominici Gregis de san Pío X [1903-1914] condena los errores del modernismo, pero no resuelve el problema de la recuperación de los valores de la modernidad.
----------En la primera mitad del siglo XX, con respecto a esta cuestión de la modernidad, asistimos a numerosas tensiones internas en la Orden Dominicana, que sin embargo registra un gran florecimiento del pensamiento tomista, sobre todo en Francia. Sin embargo, desde finales de la década de los treinta del siglo XX se inicia un doloroso enfrentamiento entre Jacques Maritain [1882-1973] y Réginald Marie Garrigou-Lagrange [1877-1964], tras un largo período de recíproca estima y amistad. El disenso encontró a Maritain inclinado a una aproximación crítica a la modernidad, y a Garrigou inclinado al rigor de los principios.
----------Esto testimonia el hecho de que el problema del modernismo no había sido totalmente resuelto. Existía la oposición entre un tomismo desconfiado hacia la modernidad, que se presentaba más seguro y más cercano al dogma, tomismo preferido por la Santa Sede, y un tomismo que practicaba la confrontación, preferido por los Dominicos franceses, por su capacidad de dialogar con el mundo moderno.
----------En Francia, la Escuela de Le Saulchoir, que en la década de 1930 prometía un inteligente tomismo que se anticipaba al que será promovido por el Concilio Vaticano II, lamentablemente se desvió hacia el modernismo y entró en conflicto con los tomistas del Angelicum y con los españoles, como por ejemplo los padres Santiago Ramírez [1891-1967] y Francisco Marín Sola [1873-1932]. El padre Marie Dominique Chenu [1895-1990], de la Escuela de Le Saulchoir, fue amonestado en 1938 por el padre Mariano Cordovani [1883-1950], Maestro del Sagrado Palacio (cf. Marie-Dominique Chenu, Le Saulchoir. Una scuola di teologia, Marietti 1982. Una obra importante salida de esa Escuela es el libro del p. Ambroise Gardeil, Le donné révélé et la théologie, Les Editions du Cerf, Paris 1932. Allí operaba también el padre Yves Marie Congar, que nos ha dejado un excelente tratado de introducción a la teología: La foi et la théologie, Desclée, Tournai 1962).
----------Este contraste reaparece con el Concilio, y lamentablemente se exacerba, porque aquí tenemos el contraste entre los tomistas del Concilio, como el padre Michael Browne [1887-1971], quien fuera Maestro de la Orden en los años del Concilio, el padre Aniceto Fernandez [1895-1981], Maestro de la Orden en los años del inmediato post-concilio, el padre Raimondo Spiazzi [1918-2002] y el padre Luigi Ciappi [1909-1996] por una parte y, por la otra, el padre Edward Schillebeeckx [1914-2009], seguido por muchos dominicos holandeses, que abandona a santo Tomás para hacer renacer el modernismo. Valiente adversario holandés de Schillebeeckx, fue el biblista dominico Jan van der Ploeg [1909-2004].

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