Constructores de paz

Solo el papa Francisco y el patriarca Cirilo saben lo que verdaderamente está sucediendo en Ucrania, cuáles son las causas profundas de esta insensata guerra y, por lo tanto, saben cuáles son sus únicos y definitivos remedios. Sólo la Europa occidental católica es capaz de comprender el alma de los ortodoxos rusos. [En la imagen: el patriarca Kiril de Moscú se reunió el jueves 29 de junio con el enviado del papa Francisco, el cardenal Zuppi. Foto: Moscow Patriarchate Press Service, vía Reuters].

----------En el prolongado conflicto que enfrenta a los Rusos y a los Ucranios aún no se había hecho sentir el Espíritu Santo. Por el contrario, lo que advertíamos era tan sólo la crueldad, las mentiras, el odio, la violencia, la facciosidad del demonio y de la maldad humana, la agonía de los que sufren, de los heridos, de los moribundos, de los que quedan sin techo, de los presioneros, de los desplazados, de los deportados.

----------Pero he aquí que esta semana pasada, imprevistamente, una imagen de paz ha emergido entre el humo de las batallas y de la destrucción. He aquí que se nos abre el corazón y renueva el vuelo de la esperanza. He aquí ante nuestros ojos un día de luz. El cardenal Matteo Zuppi, enviado del Papa, sonriendo con la típica dulzura de su sonrisa, ante el patriarca Cirilo, también sonriente y satisfecho. Cirilo que llama a Francisco no el "Papa de Roma", sino "Santo Padre", Zuppi que llama a Cirilo "Su Santidad".

----------Más allá de las declaraciones de circunstancias y medias palabras a los medios periodísticos, en realidad es a partir de este encuentro histórico que comienza el camino de la paz entre Rusos y Ucranios. Vale decir: la paz nacerá del ecumenismo católico-ortodoxo. Este ecumenismo ha sido querido por el Concilio Vaticano II a fin de que diese ahora la prueba de lo que él es capaz de obtener. Porque es de la mutua comprensión y del mutuo perdón, del mutuo pedido de perdón, es de la común penitencia de los propios pecados cometidos, es de la común imploración de la divina misericordia, que brotará la paz en Ucrania.

----------Solo el papa Francisco y el patriarca Cirilo saben lo que verdaderamente está sucediendo en Ucrania, cuáles son las causas profundas de esta insensata guerra y, por lo tanto, cuáles son sus remedios. Sólo la Europa occidental católica es capaz de comprender el alma de los ortodoxos rusos.

----------Conmovedora es la foto de Zuppi rezando frente al veneradísimo y famosísimo Icono de Nuestra Señora de la Ternura, la Virgen de Vladimir, del siglo XII, el más antiguo de origen bizantino (desde 1930 se conserva en la galería Tretiakov). El hombre ruso se reconoce a sí mismo como poseedor de un ánimo cruel, pero, si sabe llevarlo en la dirección correcta, también es capaz de generosidad y de impulsos místicos.

----------Para la solución de lo que está sucediendo en tierras ucranianas desde hace año y medio, no es cuestión de meras mediaciones y humanos planes de paz, por importantes que fueren y aunque sean también necesarias las mediaciones y las negociaciones. Es algo más lo que se necesita. Los Chinos, con toda su buena voluntad, en cuanto son comunistas, son absolutamente incapaces de convertirse en verdaderos mediadores de paz. Lo mismo dígase de los musulmanes de Erdogan. La ONU y la Unión Europea, ligadas como están a la masonería, no comprenden la profundidad espiritual del conflicto que opone Ucranianos y Rusos.

----------Los Estadounidenses, más allá de su poderío político y económico a nivel internacional, son demasiado occidentales, además de demasiado superficiales, como para comprender la profundidad del alma rusa, como podemos comprenderla nosotros los católicos, particularmente los católicos europeos, que durante mil años han vivido flanco a flanco con los cismáticos surgidos en 1054 en Constantinopla.

----------Es necesario que Biden, Xi, Zelensky, Putin, Van der Leyden, y todos los demás actuales actores de la escena mundial extraigan las consecuencias de lo que el cardenal Zuppi y el patriarca Cirilo se han dicho en esta conversación. Sólo poniendo en práctica el contenido de este coloquio podrá cesar la guerra y se encontrarán, juntos, sobre todo los Rusos y los Ucranios, las condiciones para una paz justa y respetuosa de los derechos de todos, bajo la égida de las Naciones Unidas y de la Unión Europea.

----------El patriarca Cirilo, líder espiritual de los cristianos ortodoxos rusos, deberá entonces reflexionar sobre si es precisamente el caso de mantener obstinadamente la doctrina de la Tercera Roma, o si quizás no ha llegado el momento de rencontrar la comunión con el Sucesor de Pedro, comunión rota hace mil años, y agravada por la pretensión de Moscú de estar por encima de la Segunda Roma, es decir, de Constantinopla, viviendo así en una estratosfera ideológica que no es el "tercer cielo" del cual habla san Pablo (II Cor 12,2), sino que es la tercera ilusión del imperialismo cismático oriental, una mísera y vana construcción idealista sin ningún fundamento evangélico, sino sólo expresión de un mal disimulada voluntad de dominio, vano sueño de grandeza, que con el desastre de esta guerra fratricida ha demostrado ad abundantiam, si todavía hubiera alguna necesidad después de las precedentes desventuras históricas, su total fracaso.

----------Vale decir, que no puede haber sinodalidad (sobornost) sin el Papa, y que la libertad de la Iglesia local y nacional, que está tan en el corazón de la mentalidad ortodoxa oriental, no depende de su apoyarse en el gobierno o poder político o por la protección o colaboración ofrecida por el poder político o por el permiso que le da el poder político, sino por su comunión con el Sucesor de Pedro, verdadero garante de la libertad de la Iglesia universal y, por lo tanto, de todas las Iglesias locales y nacionales, libertad de los obstáculos o de las amenazas o de las presiones y restricciones que pueden venir del poder político, de modo tal que será el poder espiritual el que anime al poder temporal y no que el poder temporal político quiera convertirse en guía de la Iglesia (cesaropapismo) y servirse de la religión como instrumentum regni.