domingo, 15 de enero de 2023

Comunión eclesial, excomunión, diferentes grados de pertenencia a la Iglesia, situaciones de herejía y de cisma (1/3)

En esta nueva serie de notas, partiendo de un hecho histórico concreto, la bula Decet Romanum Pontificem del papa León X en 1521 excomulgando a Martín Lutero, que analizaremos brevemente en sus características generales y puntos fundamentales, reflexionaremos acerca de cómo es la situación de los luteranos hoy, y de modo general de los protestantes, y luego, advertiremos cómo ha ido cambiando la disciplina de la Iglesia respecto a temas como la comunión eclesial, la excomunión, los diferentes grados de pertenencia a la Iglesia, y las situaciones de herejía y de cisma. [En la imagen: fragmento del inicio de la escritura en el primer folio de la bula Decet Romanum Pontificem, ASV, Reg. Vat.1160, f.305r].

La excomunión de Martín Lutero en 1521
   
----------Como es bien sabido, el 3 de enero de 1521 el papa León X, con la bula Decet Romanum Pontificem, excomulgó a Lutero y a sus seguidores, acusándolos de obstinada desobediencia al Papa, de haber caído voluntariamente en la herejía y de distanciar deslealmente a los católicos de la recta fe. De modo general, puede decirse que la medida disciplinaria es correcta, la excomunión está bien; sin embargo, lo que en primer lugar nos preguntamos en este artículo es si no podría haberse hecho de otro modo.
----------El tono de la excomunión es severísimo; comienza subrayando el deber del Papa de denunciar y castigar a los herejes y a aquellos que crean divisiones en la Iglesia; se nota a un Papa fuertemente indignado, que repite varias veces la misma acusación de herejía; afirma haberle dado a Lutero suficiente tiempo para arrepentirse y retractarse, pero que desafortunadamente él en lugar de arrepentirse, ha hecho peor.
----------En toda la historia de las condenas pontificias de un hereje, no existe, que yo sepa, un documento pontificio que con tanta severidad, tono airado y tan largamente se lance contra el réprobo. Impresiona el hecho de que el Papa no mencione en lo más mínimo ninguna parte de verdad que quedara en la doctrina de Lutero, ni siquiera parece considerarlo todavía cristiano, sino que parece considerarlo un apóstata; y el Papa no se limita a denunciar el error, sino que incluso expresa sobre Lutero juicios morales negativos, reprochándole una grave culpabilidad, juzgándolo en estado de pecado mortal. También lo acusa de perfidia, obstinación en el mal, malicia y soberbia. Lo considera inspirado por el demonio y hasta parece preverle la pena del infierno.
----------El papa León X cita la precedente bula Exsurge Domine del mismo año, donde había condenado los errores de Lutero, aunque luego él añadió otros. El Papa recomienda a los fieles no tener contactos con Lutero y sus seguidores para no quedar infectados con el error y para no seguir su mal ejemplo. Alaba a aquellos que, después de haberse sentido atraídos por Lutero, se han arrepentido y han retornado a la verdadera fe, a la comunión eclesial y a la obediencia al Papa. Exhorta a los predicadores a anunciar la verdadera fe y a refutar los errores de Lutero. Lanza el interdicto sobre aquellas regiones y sobre aquellas ciudades que todavía apoyan o protegen a Lutero o que han abrazado los errores de Lutero. Manda quemar todos los libros de Lutero. El papa León habla de Lutero como si fuera irrecuperable y no hubiera esperanza en un futuro arrepentimiento suyo. Exhorta a los poderes eclesiásticos y civiles a tomar medidas contra Lutero y sus seguidores con adecuados castigos hasta la confiscación de bienes. Recomienda que el decreto de excomunión sea dado a conocer a todos los fieles y sobre todo allí donde estén presentes los luteranos.
----------En su juicio sobre Martín Lutero, el papa León no le reconoce en absoluto nada de bueno, ni siquiera el hecho de que, en definitiva, al menos se había mantenido cristiano. No le reconoce la permanencia en él de algunos valores cristianos, en base a los cuales Lutero podría recuperar los valores perdidos, sino que el Papa parece considerarlo un hijo perdido sin esperanza de retorno.
----------Es cierto que menciona el hecho de haberlo invitado a presentarse a él, pero por el tono general del discurso del Papa, esta invitación a presentarse no parece en absoluto implicar la disponibilidad a escuchar las razones de Lutero, sino que parece ante todo ser la orden de una autoridad judicial dada a un reo para escuchar los delitos que se le imputan y para enmendarse de sus propias culpas.
----------A 500 años del hecho, surgen varias preguntas. ¿No hubiera sido más eficaz alternar los reproches y los comentarios negativos con el reconocimiento de sus aspectos buenos tanto doctrinales como morales? Con una recriminación tan dura, aunque justa, ¿no ha dado sin embargo el papa León la impresión de estar movido por una cierta pasionalidad? ¿No da la impresión como del desfogue de alguien que ha perdido la paciencia? En lugar de un análisis sereno, ¿no parece verse el estallido de una furiosa ira?
----------¿Acaso no debería reconocerse que, haciéndolo del modo como lo hizo, el Papa ha faltado, en definitiva, en la moderación, en la justicia, en la caridad y en la misericordia? ¿Acaso era para sorprenderse si Lutero luego habría de reaccionar de una manera violentísima, quemando la bula de excomunión? Es sabido que si se reprocha así a un orgulloso, eso lo vuelve aún más orgulloso.
----------Ahora bien, Lutero había dado suficiente prueba de contar con una personalidad orgullosa. Y por tanto, un correcto sentido pastoral ¿no requería acaso una cierta moderación, que no impedía poner a Lutero delante de sus responsabilidades? Quizás el papa León, en un tono tan aterrador que no dejaba ningún respiro, pretendía atemorizar o intimidar a Lutero. Pero, lamentablemente, todavía no se había dado cuenta qué tipo de persona fuera Lutero, y que el hereje tenía consigo a media Alemania.
----------Por lo demás, así como en su ardorosa bula el Papa citaba al diablo como inspirador de la herejía, ¿no habría podido también citar, y con mayor razón, como motivo de confortación y de consuelo en tanta angustia, y como eficaz incentivo para la esperanza, al Espíritu Santo, del cual era bien sabido que Lutero era muy devoto (aunque podemos preguntarnos con cuánta sinceridad)?
----------En todo caso, ¿no habría sido conveniente en una situación tan dramática que amenazaba la unidad de la Iglesia, invocar el Principio divino de la unidad y de la santidad de la Iglesia, así como de la comunión fraterna de los cristianos entre sí y con el Romano Pontífice? ¿Cómo es que esto no se le ocurrió al Papa?
----------Por otra parte, junto a las acusaciones y a las amenazas, y junto a la también justa punición, ¿no hubiera podido ser conveniente dirigirle a Lutero, monje de la orden de San Agustín y además doctor en sagrada teología, una sentida súplica en nombre de Dios para que desistiera de su malsano propósito, exhortándole encarecidamente al arrepentimiento y a la conversión? Sin embargo, absolutamente nada de todo esto aparece en la famosa bula de 1521, sino solo reproches y amenazas.
----------¿Qué hubiera hecho un san León Magno, un san Gregorio VII, una santa Catalina de Siena o un santo Domingo de Guzmán o un san Francisco de Asís o un san Bernardo de Claraval? Parece que el papa León, en esta gravísima circunstancia, no sabe lo que es la misericordia, que es algo que un buen pastor nunca debe olvidar, ni siquiera en el cumplimiento de sus más graves deberes judiciales.
----------Además, una cosa notable de la excomunión, es el hecho de que el Papa la extiende a los seguidores de Lutero, presentes y futuros. Por lo cual, según la lógica de la excomunión, uno debería deducir que también los luteranos de hoy están excomulgados. Por otra parte, teniendo en cuenta el hecho de que también los luteranos de hoy se niegan a considerar al Papa como Vicario de Cristo, infalible en el enseñar la doctrina de la fe, por lo cual no aceptan los dogmas definidos por los Papas antes y después de Lutero, aún cuando es cierto que están muy lejos de manifestar por el papa Francisco aquel odio que Lutero sentía por León X, no creo precisamente que quieran estar en comunión de fe y de disciplina con nosotros los católicos, con la Iglesia y con el papa Francisco, por más que él exprese un espíritu acogedor e indulgente. Y por otra parte, si valorasen la comunión con nosotros los católicos, se harían católicos, cosa que sucede muy raramente.
   
De qué púlpito viene la prédica
   
----------El reclamo o la reprimenda o la amonestación o la medida disciplinaria de un Superior, es moralmente y psicológicamente estimulante, disuasoria, eficaz y persuasiva, aunque siga siendo legítima, solo si el Superior es estimable, creíble, y confiable. Lo cual, naturalmente, no quiere decir que nosotros aceptemos la herejía de Jan Hus de que se debe obedecer solamente a los pastores santos. Sin embargo, nadie querrá negar que el obedecer a un pastor que da pésimo ejemplo de conducta moral y de contravenir a sus deberes pastorales, es extremadamente difícil; hay que ser grandes santos y no todos están a esta altura.
----------Figurémonos entonces, lo que es dable esperarse con un sujeto como Lutero, exaltado, orgulloso, arrogante, centrado sólo sobre sí mismo, y prepotente. El papa León, con su excomunión similar a la ráfaga de una ametralladora o a un bombardeo de barrido total y con una estrepitosa secuencia de fulmíneos rayos y saetas, tanto como para arriesgarse caer en el ridículo, después de acusar cinco veces a Lutero de herejía, no se da cuenta de haber encendido una chispa, que no habría hecho sino hacer arder aún más las violentas llamas del incendio. ¿Pero acaso no podía imaginárselo?
----------Ahora bien, el aspecto trágico del suceso de la llamada "reforma" luterana, está dado por el hecho de que la divina Providencia permitió, en sus planes misteriosos, que surgiera un gigante prometeico como Lutero, que se encontró frente a un Papa como León X, absolutamente inadaptado para afrontar el desafío, de hecho más bien capaz, aunque involuntariamente, de cambiar el rumbo de la lucha a favor de Lutero, el cual, siendo joven monje, se hizo ardiente promotor de la reforma de la Iglesia, en particular del Papado, tronando contra el temporalismo político, el nepotismo y la mundanidad del Papa, contra la corrupción de la corte romana, su avidez de poder y de riquezas y en particular contra la codicia de Roma hacia la Iglesia alemana, muy descontenta por tal conducta escandalosa y reprobable.
----------En el fondo Lutero, al menos en la etapa de sus comienzos, no hizo más que retomar los ataques del fraile dominico Girolamo Savonarola contra el papa Alejandro VI, dado que ya por entonces la corte romana estaba dando pésimo ejemplo de gobierno de la Iglesia. Savonarola había predicho que en el caso que el Papado no se reformara, en breve tiempo habría de ser severamente castigado por Dios mismo. Y este castigo llegó precisamente por medio de la rebelión de Lutero, quien fue (en este sentido y dentro de estos precisos límites) efectivamente instrumento de la divina justicia. Sólo con la reforma tridentina veremos un Papado que vuelve a cumplir con su deber evangélico, libre de temporalismos y mundanidades.
----------Lutero, por otra parte, no rechaza el concepto del Papa como Pastor universal de la Iglesia, ni tampoco rechaza que él pueda enseñar la verdad revelada. Al fin de cuentas, en efecto, él acepta los dogmas de la Trinidad, de la Encarnación y de la Redención, que fueron definidos en Concilios presididos por el Papa.
----------Ahora bien, lo que Lutero no admite es la infalibilidad doctrinal del Papa y que, por lo tanto, el Papa de Roma deba tener la última palabra en la interpretación de la Escritura. Por el contrario, a este respecto, Lutero, como es bien sabido, piensa que todo cristiano, en cuanto individualmente asistido por el Espíritu Santo, puede en ciertos casos interpretar por sí mismo la Palabra de Dios mejor que el Papa, y precisamente fundándose sobre tal convicción Lutero creía poder corregir al Papa en base a la Escritura.
----------En todo caso, según Lutero, no es el Papa quien debe controlar lo que piensa el pueblo de Dios, sino que es el pueblo de Dios que debe controlar lo que piensa el Papa. No es el Papa quien es infalible, sino que es el pueblo, en cuanto guiado por el Espíritu Santo. Por lo tanto, no es el pueblo quien debe escuchar al Papa, sino que es el Papa quien debe escuchar al pueblo. Si el Papa hace esto, Lutero está bien con el Papa.
   
Sería bueno confrontar la bula de León con el actual clima de ecumenismo
   
----------El papa León define correctamente como "secta" al movimiento que ya por entonces se había originado de la prédica de Lutero, y lo llama "secta" en cuanto está caracterizado por la actitud presuntuosa, absolutista y fanática de una asociación religiosa que se ha desprendido de la Iglesia o incluso surgido fuera de la Iglesia, que, sin ningún mandato divino, se considera detentadora, y esto contra la Iglesia y por encima de la Iglesia, del conocimiento del camino que debe seguir la humanidad para obtener la salvación.
----------Ciertamente, en la actualidad la Iglesia ya no llama "secta" al movimiento protestante, aunque este movimiento mantenga algunos aspectos que son característicos de las sectas. En cambio, la Iglesia conserva el término "secta" para designar a ciertos movimientos minoritarios supersticiosos, catastrofistas, fundamentalistas, ocultistas, chamanistas, satánicos, ufológicos, fanatizantes y agresivos, muchas veces desprovistos de equilibrio mental, de seriedad teorética, cultural y científica, pero gobernados por visiones apocalípticas, espiritistas, milagrosistas, desproporcionadas y fantásticas, que desmoronan la cohesión social y favorecen el individualismo más grave, la explotación de la credulidad popular y las malas costumbres e ilegalidad.
----------Por el contrario, a diferencia de la manera en que se expresó el papa León en 1521, la Iglesia de hoy, siguiendo el ecumenismo, no tiene dificultad en llamar "iglesias" o "comunidades cristianas" a las comunidades protestantes, precisamente para distinguirlas de las sectas en el sentido antes mencionado, por el hecho de que mientras es posible hoy una seria colaboración entre católicos y protestantes en la edificación del cristianismo, las sectas generalmente, en su dogmatismo, están cerradas a cualquier corrección, son escasísimos sus aportes positivos y no aceptan el diálogo sino con vistas a conquistar adeptos.
----------El riesgo de la pastoral de hoy es, más bien, el de subestimar los elementos positivos contenidos en las sectas y olvidar que, al fin de cuentas, sus ideas son a menudo extremizaciones de doctrinas protestantes. Y además, el riesgo es el de dejarse seducir por falsas místicas, esoterismos, teosofías, gnosis y filosofías de origen luterano, como por ejemplo el idealismo hegeliano o el existencialismo de Heidegger, los cuales son la extremización irracionalista, atea, panteísta o nihilista del fideísmo luterano.
----------Sin embargo, como bien sabemos, hoy, detrás del estímulo del ecumenismo, tanto por parte de los católicos como por parte de los luteranos, asistimos a un recíproco pedirse perdón y perdonarse por los excesos polémicos del pasado. Ningún luterano imita hoy a Lutero en el odio que él cultivó contra el papa León hasta su muerte. Ningún católico hoy aprobaría la severidad del papa León en el juzgar a Lutero. Católicos y luteranos se comprenden mejor y, de hecho, mientras los católicos prestan atención a los aspectos positivos del luteranismo, los luteranos han recuperado algunos aspectos del catolicismo.
----------Tan sólo en años recientes se ha ido difundiendo el conocimiento de la bula del papa León, de la cual hasta ahora prácticamente no habían hablado ni católicos ni luteranos, los primeros por un comprensible sentido de embarazo, los segundos por su total desprecio. Sin embargo, se trata de un documento pontificio necesario para comprender el por qué del terrible y escandalosísimo enfrentamiento que de allí en más se produciría entre hermanos que hacen referencia al nombre de Cristo, y enfrentamiento que alcanzaría incluso a ser sangriento en las desdichadas guerras de religión de finales del siglo XVI.
----------El Concilio de Trento, que se desarrolló entre 1545 y 1563, y que ciertamente fue providencial por haber puesto en guardia a los cristianos contra los errores de Lutero, sin embargo está todavía bajo la sombra de la bula de León X al guardar absoluto silencio sobre los aspectos positivos de la teología luterana, que mientras tanto se estaba formando de todos modos en los países luteranos, para continuar luego floreciendo y produciendo enormemente hasta nuestros días. Basta pensar que hoy en Alemania existen unas cuarenta facultades teológicas reconocidas por el Estado y no ciertamente por la Iglesia Católica.
----------En este clima de providencial diálogo, franco y constructivo, en el cual, como se suele decir, "sacamos los esqueletos del armario", ¿acaso no sería útil para la repacificación que el papa Francisco nos hablara abiertamente de esta bula, que en cambio hoy corre el riesgo de ser instrumentalizada por grupos que son contrarios al ecumenismo? ¿Acaso no sería bueno mostrar que no deja de ser un importante documento pontificio, que debe ser históricamente contextualizado y que, aparte de su excesiva severidad, sirvió para frenar la difusión de los errores de Lutero y que, por tanto, en tal sentido no se opone al ecumenismo, que no debe ser confundido con un ambiguo irenismo que evita poner las cartas sobre la mesa?

6 comentarios:

  1. Martín Lutero, y sus seguidores que aceptaban sus mismos errores (condenados infaliblemente por el Papa en la bula Exsurge Domine) fueron correctamente excomulgados por el Papa León X en la bula Decet Romanum Pontificem. La severidad del castigo correspondia a la gravedad de las herejías. Los errores contra la fe son errores contra la fe, no hay verdad en ellos, el error es error y la verdad es verdad. La medida dispuesta por el papa León constituía una absoluta necesidad para frenar la expansión de los errores de Lutero en los demás países cristianos.

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    1. Estimado Anónimo,
      hago algunas observaciones a sus comentarios:
      1) en un documento como una Bula papal, la infalibilidad pontificia está involucrada solamente cuando existe en tal documento algún elemento doctrinal en el que el Papa se manifiesta enseñando la divina Revelación. Por lo tanto, no juega el carisma de la infalibilidad papal en una medida disciplinaria o de gobierno; ni por tanto en la decisión de excomulgar a un fiel o a un grupo de fieles;
      2) a mi entender Lutero estuvo correctamente excomulgado, pero aún así no deja de ser una decisión prudencial, sobre la cual podemos disentir acerca de su conveniencia;
      3) respecto a "los errores contra la fe" en los que cayó Lutero, fueron infaliblemente condenados según los alcances de las proposiciones indicadas por el papa León X en otra bula, la Exsurge Domine. Sin embargo, esto no quiere decir que en las enseñanzas heréticas de Lutero, tal cual eran por él predicadas, no existieran verdades, pues de lo contrario no hubieran atraído a tantos fieles. La inteligencia humana no se inclina a lo falso en cuanto falso, sino en cuanto tiene el aspecto o va acompañado de alguna verdad.
      4) estoy de acuerdo con usted en que la excomunión de Lutero y la condenación de sus errores ayudó a frenar en la medida de lo posible la expansión de sus errores en los demás países cristianos. Sin embargo, aún cumpliéndose ese acto (la excomunión de Lutero y la condena de sus errores) sigue siendo discutible el modo de hacerlo, el modo de expresar el Papa la declaración de excomunión (y esto es precisamente de lo que se disiente en este artículo).

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  2. "Además, una cosa notable de la excomunión, es el hecho de que el Papa la extiende a los seguidores de Lutero, presentes y futuros. Por lo cual, según la lógica de la excomunión, uno debería deducir que también los luteranos de hoy están excomulgados".

    Entonces: los actuales luteranos, o, en general, los protestantes actuales ¿están excomulgados o no están excomulgados?
    ¿Qué es lo que se deriva de la bula del Papa León X?

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    1. Estimado Carlos,
      al considerar la medida disciplinaria y canónica de la excomunión, la tenemos que ver no tanto considerándola como una decisión de la autoridad eclesiástica, sino como una declaración de la autoridad eclesiástica acerca de la decisión que ha tomado el hereje o cismático de apartarse de la comunión con el Papa.
      Ciertamente los actuales luteranos y protestantes en general no se encuentran en comunión plena con la Iglesia católica, en tanto no se corrijan de los errores contra la fe que ellos profesan, en tanto no se arrepientan de ellos y vuelvan a la gracia, a través de los sacramentos de la Iglesia.

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  3. "Ningún católico hoy aprobaría la severidad del papa León en el juzgar a Lutero."

    Filemón: ¿por qué no se lo pregunta a un lefebvriano?

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    1. Estimado Anónimo,
      en mi afirmación me refería a los católicos.
      Por otra parte, teniendo en cuenta la generalidad de los católicos, que tratan de vivir la vida cristiana según el sentir pastoral actual del Magisterio, en base a las directrices pastorales del ecumenismo, directivas recabadas del Concilio Vaticano II, creo que me es posible formular una opinión general como la expresada: hoy ningún católico (o bien la inmensísima mayoría) aprobaría la severidad del papa León X en su manera de juzgar a Lutero.

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