lunes, 9 de enero de 2023

A diez años de la dimisión de Benedicto XVI (4/8)

Si bien es cierto que los neo-modernistas lograron detener la obra que intentaba desarrollar el papa Benedicto XVI, ciertamente no podrán detener al Papado, y por eso al papa Benedicto ha sucedido el papa Francisco, y al papa Francisco lo sucederá otro Papa, cuando la divina Providencia lo disponga, pero que los modernistas no se sigan engañando ni sigan forjando vanas esperanzas de que un hipotético Papa pueda llegar a negar o a cambiar esa línea de doctrina y de gobierno, que no ha caracterizado a Ratzinger en cuanto persona privada, sino al Magisterio de la Iglesia como tal, llamado en la perpetuidad y en la universalidad de su doctrina a desafiar los siglos y a  guiar a la humanidad a la plenitud final del Reino de Dios. [En la imagen: el papa Benedicto XVI, en una escena de sus primeros años como Papa emérito].

Los modernistas intentaban instrumentalizar al papa Francisco
   
----------Rememorando los primeros meses tras la renuncia de Benedicto XVI y la elección del papa Francisco, un hecho que debe ser relevado y al cual debe dársele toda la importancia y gravedad que lo cualifica, es que de inmediato se notó que los modernistas estaban organizando una operación en gran estilo para acapararse al nuevo Papa jugando con la carta, siempre muy eficaz, de la simpatía universal que el papa Francisco había suscitado hacia los suyos con sus palabras, sus gestos y sus precedentes como Cardenal que lo hacían ver como un hombre simple y humilde, o podríamos decir "franciscano", fuertemente sensible a las necesidades de los pobres y contrario a las actitudes de la prepotencia, de la avaricia y de la mundanidad.
----------Después de haber mandado al frente a Vito Mancuso, los modernistas plantaron a otros dos eminentes y famosos representantes del más refinado modernismo: Leonardo Boff apareció con un artículo suyo en el sitio comunista Bandiera Rossa, y Hans Küng hizo lo mismo en el sitio Leggioggi. La jugada de los neo-modernistas se mostraba hábil y a la vez pérfida, todo ello imbuido de su característico secularismo, que permanentemente les lleva a argumentar no como hombres de fe, conscientes de lo que es el ministerio petrino, el carácter sacramental y el fin sobrenatural de la Iglesia, así como las verdaderas exigencias evangélicas de la doctrina, de la ética y de la vida cristianas, sino con el mismo estilo con el cual en nuestros tiempos se piensa la política o los negocios, vale decir, en una perspectiva meramente humana y terrena, sin ninguna apertura ni comprensión hacia la auténtica realidad de la Iglesia "Esposa de Cristo Crucificado", tal como de hecho la llamó con claridad el papa Francisco en los primeros días de su pontificado. Además, no faltaron en aquellos mencionados artículos periodísticos las veladas amenazas de fracaso mundano, algo que a la Esposa de Cristo, acostumbrada a seguir a su Esposo crucificado, no le produce particular preocupación. La Iglesia sabe, sin embargo, que su Esposo ha vencido al mundo y que por tanto ella espera serenamente la victoria.
----------Pero el caso fue que ya esas palabras del nuevo Papa, que hablaba con tanta claridad de la pasión de la Iglesia en las huellas de la pasión de Cristo, cayeron enseguida en saco roto para los modernistas, los cuales, como es su costumbre, se estaban construyendo un Papa ad usum delphini, sin darse cuenta de la gran desilusión que pronto experimentarían, desilusión que los transformaría (como hemos podido comprobar en estos últimos años) de dulces y entusiastas aduladores de Francisco, en feroces y sarcásticos enemigos, aun cuando nosotros en cuanto católicos, siempre debemos esperar y orar por su conversión.
----------Algo similar había sucedido también apenas inició Benedicto XVI su pontificado. Inmediatamente después de su elección, Hans Küng, quien había trabajado junto al joven teólogo Joseph Ratzinger como perito en el Concilio Vaticano II, y con quien había tenido una antigua amistad, se precipitó hacia el ahora Papa y mantuvo con él un coloquio de dos horas en el que muy probablemente, recordando aquella vieja amistad, trató de acercar a su viejo amigo alemán hacia el lado de los modernistas.
----------Salvo por el hecho de que, sin embargo, el herético teólogo suizo pasó esa vez por alto que hacía ya muchos años que Ratzinger se había manifestado netamente opuesto a los neo-modernistas, sobre todo en su tendencia rahneriana, por lo cual no había nada que hacer. Entonces Küng, con toda la furia, arremetió contra Benedicto, retomando aquella su vieja costumbre, la que le había procurado la intervención disciplinar por parte de Roma, la cual lo había despojado hacia ya años del título de "docente católico".
----------Este es, por lo demás, el tradicional método de los herejes, los cuales o bien atacan directamente al Papa, a menudo con insultos y calumnias, o bien intentan manipularlo y ponerlo de su lado (tanto los modernistas rahnerianos como los pasadistas lefebvrianos comparten también este modus operandi bipolar). Ejemplo famoso de esta actitud fue el de Giordano Bruno, quien llegó a Italia desde el extranjero con la intención y la esperanza de convencer al Papa de sus ideas. Pero, como sabemos, quedó malamente sorprendido, aunque naturalmente y con justa razón la Iglesia de hoy ha abandonado una tal severidad.
----------En años recientes, todos hemos sido testigos de cómo los lefebvrianos han tenido la misma actitud. Siguiendo las huellas de su fundador, quien no midió blasfemias ni insultos hacia el Concilio Vaticano II y hacia los Papas y el magisterio del postconcilio, no cesaron ni cesan de calumniar a la Sede Apostólica en su ardua labor por implementar el Concilio frente a las falsificaciones modernistas. Sin embargo, por un tiempo, con la magnanimidad y benevolencia manifestada por el papa Benedicto XVI, moderaron sus expresiones y no vacilaron en acudir a Roma confiando en atraer al Papa de su lado.
----------Pero cuando, después del diálogo, llegó el momento de poner las cosas en claro, y Benedicto no vaciló en decirles que si no aceptaban las nuevas doctrinas del Vaticano II permanecerían alejados de la plena comunión eclesial, o sea, seguirían siendo cismáticos, los lefebvrianos volvieron a sus viejos hábitos, con insultos y calumnias al Papa, como hasta el presente, a pesar de la magnanimidad demostrada hacia ellos también por el papa Francisco. En suma, así como los lefebvrianos han copiado de los modernistas su interpretación del Magisterio del Concilio Vaticano II, así también, como no podía ser de otro modo, copian sus mismas actitudes hacia Roma. Desde siglos, éstas han sido las mismas actitudes de todos los herejes.
----------Pero (volviendo ahora a los modernistas y a aquellos primeros tiempos del pontificado de Francisco) la perfidia de su operación consistió en la tentativa absurda de descalificar al papa Ratzinger, ahora papa emérito, presentado como un retrógrado ligado al poder de la Curia Romana, de miras estrechas e insensible al clamor de los pobres, mientras que toda la esperanza se volvía hacia el nuevo Papa, tal como se hace cuando ha caído un dictador, y los del entorno se lanzan en brazos, no se sabe con cuánta sinceridad, del nuevo régimen que ha expulsado al precedente. De lo cual vemos con cuanta miopía secularista estos modernistas toman en consideración y valoran la obra y el deber del Sumo Pontífice.
----------Así, en este cuadro mezquino de consideraciones, la dimisión del papa Ratzinger, según el mencionado artículo de Boff, habría sido causada por el "fracaso de su teología" atrasada y autoritaria, como si el Magisterio pontificio fuera el mero reflejo de las personales ideas, más o menos discutibles, del mismo Papa, y no lo que es realmente: la expresión del Magisterio perenne, universal e infalible de la Iglesia.
----------En realidad, como he venido explicando desde hace tiempo en este blog y he retomado el tema en esta serie de notas, Benedicto XVI, como se desprende de muchos signos y pruebas y no de la fantasía morbosa e hipócrita de Boff, se ha encontrado incapaz en la empresa de continuar guiando una Iglesia dentro de la cual los modernistas han dado la escalada al poder, hasta llegar incluso, como testimonia por ejemplo el asunto Paolo Gabriele, al interior mismo de la Secretaría de Estado. Tales modernistas, aunque no lo quieran reconocer, son aliados y expresión del gran poder financiero masónico corruptor y corrupto internacional, opresor de las grandes masas de pobres en el mundo, incluida nuestra América Latina.
----------En tal modo, al inicio de 2013 el papa Ratzinger se ha encontrado en la imposibilidad de continuar con su ministerio de Sumpo Pontífice, que estaba a punto de expresarse con una encíclica acerca de la fe, la cual ciertamente habría desenmascarado las tramas de los corruptores de la Iglesia, algo que para ellos era evidentemente insoportable y que, en definitiva, los impulsó a bloquear al entonces Papa.
----------Naturalmente, si bien es cierto que estos entrometidos lograron detener la obra que intentaba desarrollar un Papa, ciertamente no podrán detener al Papado, y por eso al papa Benedicto ha sucedido el papa Francisco, y al papa Francisco lo sucederá otro Papa, cuando la divina Providencia lo disponga, pero que los modernistas no se sigan engañando ni sigan forjando vanas esperanzas de que un hipotético Papa pueda llegar a negar o a cambiar esa línea de doctrina y de gobierno, que no ha caracterizado a Ratzinger en cuanto persona privada, sino al Magisterio de la Iglesia como tal, llamado en la perpetuidad y en la universalidad de su doctrina a desafiar los siglos y a  guiar a la humanidad a la plenitud final del Reino de Dios.
----------Por otra parte, los modernistas también se equivocaron al pensar que Ratzinger, como Papa emérito, pudiera guardar silencio, aún cuando él, con tanta humildad y fuerte espíritu religioso, hubiera dicho que quería retirarse a la soledad y al silencio para prepararse para el final encuentro con el Señor. Recordemos que Benedicto, dirigiéndose a los fieles, pocos días antes de dejar su ministerio, les habló de "dejar el mundo", pero no la Iglesia, lo que evidentemente significaba que él, considerando su gran cultura de teólogo y su larga y rica experiencia de pastor, ciertamente todavía sentía la responsabilidad de dar su contribución al bien de la Iglesia en la plena comunión y sumisión al nuevo Vicario de Cristo. De hecho, hemos sido testigos de que Benedicto XVI así lo hizo durante los diez años de su emeritado pontificio.
----------Podríamos añadir, en este rememorar los hechos de aquellos primeros tiempos del pontificado de Francisco, que uno de los elementos sobre los cuales los neo-modernistas ciertamente intentaron hacer leva y aprovecharse llevando agua para su molino, fueron los elogios hechos por el papa Francisco al cardenal Kasper por su libro dedicado a la misericordia divina, tema evidentemente fundamental de la ética cristiana, y del cual el Santo Padre se ha inspirado para ofrecernos sabias palabras, en innumerables ocasiones.
----------A este respecto, es necesario volver a señalar de inmediato, a fin de frustrar cualquier tipo de confusión relativa a una supuesta defensa del modernismo por parte del Romano Pontífice, que los elogios del papa Francisco ciertamente no se dirigían a la teología de Kasper en su conjunto, ni a los fundamentos trinitarios y cristológicos del libro de Kasper, ni a todas las tesis del libro, y esto es muy importante, ya que lamentablemente Kasper, antes de ser elevado al cardenalato, escribió algunas obras sobre cristología que contenían tesis no conformes a la doctrina de la fe, como ha sido bien demostrado hace ya tiempo.
----------Para aclararlo, es suficiente unas pocas referencias. El defecto de la cristología de Kasper concierne de manera particular a su concepción de la Redención, en la cual no emerge el tradicional aspecto expiatorio y reparador de la obra de Cristo como satisfacción vicaria dada al Padre por el pecado del hombre y por tanto para la remisión de los pecados, como dice el Concilio de Trento: "satisfecit pro nobis".
----------Esta, que es la mayor obra de misericordia que el Padre ha cumplido en el Hijo y en el Espíritu Santo para la salvación del hombre, es interpretada por Kasper, en cambio, con explícita referencia a Hegel, en modo dialéctico, es decir, como retorno de Dios a Dios en la síntesis dialéctica que se opera sobre la base de la auto-alienación de Dios. Traduciendo esto en términos teológicos, la cruz de Cristo aparece, en esta visión, como Dios que se niega a sí mismo, mientras que la aceptación que el Padre hace del sacrificio de Cristo, se presenta siempre en modo dialéctico como la reunión de Dios Hijo con Dios Padre.
----------Ahora bien, es evidente que en esta visión kasperiana de la redención no se salva la visión católica de la misericordia divina, que en cambio aparece no como un misterio de fe, sino como el resultado de un proceso dialéctico, a lo máximo basado en una contradicción entre Dios y Dios, que pone en crisis lo que es la simplicidad y la unidad de la naturaleza divina, así como el amor que une al Padre con el Hijo, aunque el Padre ha pedido al Hijo sacrificarse por la salvación del mundo.
----------Por lo tanto, frente a la tesis de Kasper sobre la misericordia divina, debemos observar que la verdadera misericordia en el sentido cristiano no es una simple solidaridad con los pobres o una compasión por los que sufren, cosa que también se ve en otras religiones como por ejemplo el budismo. En efecto, al citar las palabras de Kasper, el Papa presentaba la misericordia como simple sentimiento humano, lo que naturalmente no es equivocado, pero aún así no es suficiente y esto es atestiguado por el hecho de que el Pontífice retoma por cuenta propia el discurso de Kasper y lo profundiza en un sentido auténticamente cristiano.
----------Este significado cristiano de la misericordia está ligado a la obra de la reparación, que es ante todo la cumplida por Cristo, que se ofrece al Padre en lugar nuestro, no porque nosotros estemos exentos del deber de colaborar en esta obra reparadora, sino por el simple hecho de que Cristo, siendo Dios, es solamente Él quien puede compensar adecuadamente al Padre por la ofensa infinita del pecado.
----------Por el contrario, como ha sido ya bien demostrado por eminentes teólogos, lamentablemente en la cristología de Kasper, al faltar el concepto de reparación, se compromete también el significado auténtico de la misericordia cristiana, la cual, como enseña santo Tomás de Aquino, ha conducido al Padre celestial a darnos en Cristo la posibilidad de reparar por nuestros pecados. Por tanto, la obra de la misericordia implica ciertamente la atención a los que sufren y a los necesitados, pero desde un punto de vista cristiano debe ser entendida sobre todo como obra de liberación del hombre de las tinieblas del pecado.
----------En esta visual, santo Tomás de Aquino podía decir que la mayor obra de misericordia es conducir al hermano de las tinieblas del error a la luz de la verdad, aun cuando es claro que en ciertas circunstancias, en las cuales el hombre se ve afligido por el hambre del alimento material, ante todo es necesario asistirle en su hambre material con la intención última de saciar su hambre de Dios.

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