martes, 31 de enero de 2023

Dos pontificados, similitudes y diferencias (3/4)

Continuamos pasando revista a los diversos aspectos que nos sugieren similitudes y diferencias entre los dos Pontificados de estas dos décadas, el de Benedicto XVI y el de Francisco I. Hoy nos referiremos a la cuestión de la verdad, a la cuestión del gnosticismo, a lo realizado en el ámbito ecuménico e interreligioso, para abordar finalmente la dramática cuestión del sexo. [En la imagen: una escena de la Misa exequial por Benedicto XVI].

La cuestión de la verdad
   
----------Demasiado preocupado por evitar la ideología y el abstractismo, el papa Francisco posee una fuerte sensibilidad y atención por las personas individuales, por lo concreto, por la historicidad de la salvación, mientras parece notarse en él una cierta antipatía por la doctrina y por la teoría. Esto podría hacer sospechar una cierta antipatía por la especulación y, en consecuencia, por el dogma, mientras en cambio son claros en el papa Benedicto la sensibilidad y el respeto por todos los valores mencionados.
----------Surge entonces la cuestión sumamente seria de la verdad y de aquello que es el propio oficio petrino. Al respecto sabemos cómo todo el pontificado de Francisco ha sido objeto de periódicos ataques colectivos por parte de católicos anticonciliares, que lo han acusado de herejía, un fenómeno inaudito en la historia del Papado, dado que las acusaciones de herejía siempre han venido de elementos declaradamente contrarios al catolicismo y en nombre de principios heréticos. Ahora bien, hay que decir que si bien los lefebvrianos se consideran para sí mismos católicos y no herejes, escudándose en el hecho de que en estas cinco décadas los Papas no han declarado expresamente sus herejías, nos preguntamos, sin embargo: ¿puede considerarse ortodoxia integral aquella que excluye el Magisterio de la Iglesia desde san Juan XXIII hasta nuestros días?
----------A la pregunta planteada, la respuesta es evidentemente no: la de los lefebvrianos no puede llamarse ortodoxia integral, cuando rechazan todo el Magisterio de la Iglesia desde el papa san Juan XXIII hasta hoy. Sin embargo, y dejando a salvo la potestad exclusiva de la autoridad competente para declarar formalmente las herejías, me pregunto cómo se puede negar el estado de herejía (al menos material y objetiva) en que se encuentran los lefebvrianos. Por mi parte, haciendo valer el derecho de cualquier teólogo, e incluso de cualquier fiel católico culto y de buen sentido común, ya he señalado en repetidas ocasiones al menos tres o cuatro herejías de Marcel Lefebvre y de sus seguidores. No existe ninguna duda que ellos siguen siendo herejes y cismáticos. En lo que a mi respecta, me inclino a considerar herejes a los lefebvrianos, porque Lefebvre creía que las doctrinas nuevas del Concilio Vaticano II y la Misa Novus Ordo contuvieran elementos heréticos. Ahora bien, está claro que quien acusa de herejía a la doctrina de la Iglesia no puede ser sino un hereje él mismo. Además de este aspecto, es mucho más evidente la actitud cismática, también porque su estado cismático ha sido mencionado por el papa Francisco en el motu proprio Traditionis Custodes.
----------La hostilidad de los lefebvrianos, filo-lefebvrianos y pasadistas en general, que rechazan con pertinacia el Concilio Vaticano II en nombre de la Tradición católica se explica, aunque no se justifica, en razón del lenguaje, como ya he dicho, no siempre claro del papa Francisco, y también sobre este punto no se señalan otros casos similares en la historia del Papado. En el pasado, aquellos que se han opuesto al Papa no han tenido nunca la intención de permanecer y seguir llamándose católicos, sino que se han separado de la comunión católica y han dado comienzo a comunidades declaradamente contrarias a la Iglesia católica.
----------Si hipotéticamente los anglicanos se consideraran "católicos", esta sería en ellos una pura palabra, según su mentalidad nominalista, pero de hecho no conservan casi nada de los contenidos de la doctrina de la Iglesia católica romana, a diferencia de los lefebvrianos, que la conocen bien, llegando incluso a aceptar a santo Tomás de Aquino, pero aceptan la doctrina católica sólo hasta Pío XII, acusando a los Papas siguientes de haber caído en el modernismo (acusación que conlleva caer en herejía en quien la proclama).
----------Y lo que sorprende, por otra parte, es en cambio lo mucho que Francisco se preocupa y se esfuerza, aún en su actual ancianidad y notoria enfermedad, por la comunicación, una comunicación que efectivamente realiza con inmensas multitudes y de modo extraordinario, pero nos preguntamos, sin embargo: ¿cuántos entienden verdaderamente lo que dice y no lo confunden con un modernista?
----------Con Benedicto este desafortunado equívoco no se ha verificado jamas (naturalmente, dejando aparte la insensatez de las acusaciones de los pasadistas). Nadie lo ha confundido nunca con un modernista; en cualquier caso, lo han confundido con un lefebvriano, pero se trata ella de una insinuación desleal inventada por los modernistas para tener un arma contra él: la mentira o tontería del Papa "conservador".
----------El papa Benedicto estaba muy atento a la cuestión de la verdad y del dogma, poseía una amplia apertura y largueza de pensamiento, nutrida de estudios bíblicos, conocimiento de los Padres y de los Santos y Doctores de la Iglesia, en particular un eco de la sabiduría agustiniana y bonaventuriana, cercano a la teología de Romano Guardini, conocedor del idealismo alemán y del luteranismo.
----------El papa Francisco, en cambio, sobre todo en sus intervenciones improvisadas y espontáneas, como por ejemplo concediendo entrevistas a periodistas o en audiencias generales o discursos ante grupos o asociaciones o institutos, a menudo ha salido con expresiones que han perturbado o escandalizado a ciertos católicos tradicionalistas, tanto que ellos en repetidas ocasiones han tenido la osadía de acusarlo de herejía, acusación insostenible frente a un Pontífice, el cual es como tal maestro de la fe.
----------El hecho ha sido que Francisco no se ha mostrado interesado en la refutación argumentada de errores teológicos o dogmáticos, refutación que estaría destinada a mostrar en qué consiste el error y cómo se lo corrige, para ayudarnos a encontrarlo y evitarlo. En cambio, su pastoral educativa y correctiva insiste sobre todo acerca de errores de conducta moral, combatiendo vicios y exaltando virtudes.
----------También hay que decir que, tanto Benedicto como Francisco, han hecho trabajar poco a la Congregación para la Doctrina de la Fe, no obstante la cantidad de herejías que hoy están en circulación. Los modernistas han aprovechado esta actitud de ambos Papas para infiltrarse incluso en las Universidades pontificias y en la publicística católica. No hay comparación con cuanto hizo Ratzinger como Prefecto de la CDF bajo san Juan Pablo II. ¿Por qué todo esto? Los dos Pontífices han preferido dar espacio a la refutación operada por filósofos tomistas como Vittorio Possenti, teólogos tomistas como Antonio Livi y por periodistas de valía como Antonio Socci, Aldo Maria Valli y Marco Eugenio Tosatti (aunque estos últimos no están exentos de excesos críticos hacia Francisco), así como a editores católicos como Giovanni Zenone y Aurelio Porfiri.
----------Habiendo escrito lo anterior, he dudado algunos instantes en borrarlo, pues ahora que lo pienso, no sé si es del todo cierto hablar de "periodistas de valía", sobre todo en los casos de Valli y Tosatti (afortunadamente Socci se ha convertido de sus excesos críticos). Acaso he sido algo benévolo y diplomático hacia aquellos que no solo han firmado artículos filo-lefebvrianos sino que han hospedado y siguen hospedando artículos de otros autores claramente panfletarios y propagandistas del pasadismo más rancio y extremo. Es triste ver que últimamente han asumido una actitud de hostilidad hacia el Papa, que no es buena. Pero es difícil ser severo cuando uno lleva décadas compartiendo preocupaciones y esperanzas con estos interlocutores virtuales. Pero sí, reconozco no haber sido lo suficientemente severo al evaluar su actitud actual. Aún así, he dejado el párrafo anterior tal como lo escribí de primeras, sin renunciar a la esperanza de la reanudación de un sentimiento común hacia el Papa, aunque en la expresión de una legítima crítica, porque también el Papa es un ser humano, hijo de Adán. Pero lo que disgusta de ellos es el hecho de que no ven en Francisco más que defectos y no son capaces de hacer una crítica constructiva y de trabajar en colaboración con él.
----------Pero volvamos al tema de la predicación pontificia, particularmente en lo que respecta a la docencia de la verdad. Pues bien, si deber del cristiano es aquel de predicar el Evangelio en su integralidad, es decir, todas las verdades del Evangelio, este es supremo deber de un Romano Pontífice. También es necesario tener presente que las verdades evangélicas vienen en parejas, donde los dos términos se iluminan entre sí, por lo que siempre es necesario enunciarlas juntas, de lo contrario sólo se dice una verdad a medias, se asume una posición unilateral que, si no es una negación formal de la verdad, es al final siempre un error.
----------Así, por ejemplo, en la visión cristiana el pensamiento está siempre en unión con lo real, la voluntad está con el intelecto, el saber está con el hacer, la palabra está con la acción, lo absoluto está con lo relativo, lo mutable está con lo inmutable, lo necesario está con lo contingente, la verdad está con la caridad, lo eterno con lo temporal, el dogma está con la moral, la misericordia está con la justicia, lo natural está con lo sobrenatural, la gracia con el libre albedrío, lo gratuito está con lo meritorio, el creer está con el razonar, la acción está con la contemplación, la fe con las obras, la Escritura con la Tradición, la obediencia está con la libertad, el premio está con el castigo, el amor está con la ley, la cruz está con la alegría, el varón con la mujer, el infierno está con el paraíso del cielo, los condenados están con los elegidos, etc.
----------Por el contrario, el papa Francisco repite continuamente las mismas verdades y guarda silencio sobre otras, que sin embargo deberían ser conectadas. Ciertamente, esto no quiere decir que diga falsedades, pero ¿por qué guarda silencio sobre las otras, cuando parecería apropiado recordarlas? Es imposible que no crea en ellas porque se trata de verdades de fe. Por lo tanto, es su opción pastoral. Pero nos está permitido expresar reservas. Aquí el Papa no es infalible. Esta actitud no se nota en Benedicto.
----------Por otra parte, tarea específica e insustituible de un Papa es la de confirmar a la grey en la fe, robustecer la fe, explicarla, cimentarla, motivarla, defenderla, aclarar qué cosa es de fe y qué cosa no lo es, resolver dudas de fe. El papa Benedicto ha sido ejemplar en esto; el papa Francisco, no, por el hecho de que en sus discursos, sobre todo improvisados, no siempre da a entender claramente si expresa sus simples opiniones, si habla como doctor privado o como Papa y maestro de la fe.
----------El discernimiento del cual habla a menudo Francisco no es tanto esa agudeza de juicio crítico, que nos hace distinguir lo ortodoxo de lo herético, sino sobre todo el saber discernir en los casos concretos e imprevistos qué cosa hacer o no hacer. Benedicto, en cambio, con la experiencia que había adquirido como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido un maestro en el indicarnos las astucias del error y en el ayudarnos a encontrarlas y evitarlas.
   
La cuestión del gnosticismo
   
----------El mayor mérito doctrinal del papa Francisco ha sido indudablemente la condena del gnosticismo, refinada expresión ancestral de la soberbia intelectual y de la hipocresía del yo, que, habiendo escuchado a la antigua serpiente, finge servir a Dios pero en realidad sirve al demonio, sustituyendo a Dios por el propio yo. Es ese espíritu farisaico de falsa religiosidad contra el cual Jesús es severísimo, espíritu de impiedad, de mentira y de odio que será responsable de su condena a muerte. En los tiempos de Nuestro Señor la hipocresía gnóstica pertenecía sobre todo al ámbito pasadista o tradicionalista, hoy es más neta en el ámbito modernista, aunque, por supuesto, es también muy evidente el actual gnosticismo pasadista.
----------Así define el papa Francisco al gnosticismo: "El gnosticismo supone una fe encerrada en el subjetivismo, donde interesa únicamente una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos que se cree pueden confortar e iluminar, pero donde el sujeto en definitiva permanece cerrado en la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos" (Gaudete et exsultate, del 19 marzo de 2018, n.36).
----------El gnosticismo "logra subyugar a algunos con un encanto engañoso, porque el equilibrio gnóstico es formal y presume ser aséptico, y puede asumir el aspecto de una cierta armonía o de un orden que lo engloba todo" (n.38). El gnosticismo "pretende reducir la enseñanza de Jesús a una lógica fría y dura que pretende dominarlo todo" (n.39). "El gnosticismo es una de las peores ideologías, porque, mientras exalta indebidamente el conocimiento o una determinada experiencia, considera que la propia visión de la realidad sea la perfección. […] El gnosticismo, por su propia naturaleza, quiere domesticar el misterio" (n.40). "Quiere todo claro y seguro y pretende dominar la trascendencia de Dios" (n.41).
----------Es evidente la referencia al idealismo alemán, cuyo príncipe es Hegel, para quien el pensamiento se identifica con el ser, el sujeto es la totalidad de lo real, la lógica es la síntesis del sí y del no, de donde surge la ética de la soberbia y de la doblez, moderna versión del fariseísmo bíblico.
----------Este idealismo trascendental alemán es el desarrollo panteísta de la instancia moderna de la conciencia, instancia en sí muy válida, gran mérito de la modernidad, que ha contribuido mucho a iluminar y profundizar el misterio de la psicología humana, pero que aparece de modo explosivo y descompuesto con Lutero y en forma sutilmente escéptica y sofística en Descartes, para llegar a través de Fichte hasta Hegel y Gentile, inspiradores del modernismo pasado y presente.
----------Ningún Papa hasta ahora había aplastado la cabeza de esta serpiente venenosa, que es el tormento de la Iglesia de hoy. Esta empresa histórica le ha tocado a Francisco, sobre quien algunos han ironizado por su limitada preparación teológica y aparente simpleza. Por el contrario, el Espíritu Santo, del Cual Francisco es instrumento como Vicario de Cristo, ha querido que fuera precisamente él quien derribara con algunos pocos golpes certeros al monstruo, cual pequeño David que ha abatido al gigante Goliat.
   
El ecumenismo adormecido
   
----------Por cuanto respecta a las actividades ecuménicas, la conducta de los dos Papas ha sido muy similar, si se exceptúa la habitual diferencia entre el papa Benedicto, más atento al factor cultural, filosófico y teológico, y el papa Francisco, más atento en cambio al aspecto solidario, colaboracionista, de intercambio, fraternizante, penitencial, carismático. Pero en substancia no ha habido diferencias.
----------Sin embargo, desde hace sesenta años la Iglesia espera un progreso en el acercamiento de los hermanos separados hacia la plenitud de la comunión con Roma.
----------Los Romanos Pontífices ciertamente gozan de notable prestigio en los encuentros ecuménicos, pero los hermanos separados hasta ahora no han dado casi ninguna señal de abandonar los viejos errores tantas veces refutados por los teólogos católicos, por lo cual la pregunta que podemos hacernos es: ¿pero estos hermanos alejados de Roma, desean verdaderamente la unidad o se han acomodado con un cierto sarcasmo y pedantería, quizás también debido a una cierta pereza por parte de nosotros, los católicos, en un clima de convencionales benevolencias, de frases hechas, de fórmulas rituales, de actitudes rutinarias, de amenos coloquios, de débiles oraciones, dando vueltas en círculo? ¿Qué está logrando este tipo de ecumenismo? ¿Es precisamente esto lo que ha querido el decreto Unitatis redintegratio del Concilio Vaticano II?
----------En cambio, distinto ha sucedido en el ámbito del diálogo interreligioso: algo se ha movido en el diálogo con el Islam. Aquí los dos Papas han escuchado mejor la voz del Espíritu en dos formas recíprocamente complementarias: Benedicto ha movido las aguas; con gran coraje y acribia le ha dado a la conciencia islámica una saludable sacudida: basta de fanatismo, basta de fatalismo, el verdadero Dios es el guardián, el garante y el vindicador de la razón; mientras que, por su parte, Francisco ha sabido tocar el corazón y la conciencia de los musulmanes mostrándoles que Dios es Padre de todos y todos somos hermanos.
----------La respuesta del Islam ha sido sorprendente. Si ha habido una reacción de irritación ante el severo reclamo de Benedicto, no hubo ninguna protesta por las palabras de Francisco, a pesar de que se hubiera osado hablar de fraternidad entre cristianos y musulmanes, cosa inaudita después de catorce siglos de sangrientas guerras. Después de estas apasionadas palabras de Francisco, el Islam comprenderá que en Benedicto la Iglesia ha pronunciado severas palabras de amor hacia ellos.
   
La dramática cuestión del sexo
   
----------Por cuanto respecta en modo particular al problema de la sodomía y de la conducta a tenerse con los homosexuales, así como a los deberes morales a los cuales están sujetos, partimos de una antigua tradición de gran severidad, que se encuentra en los mismos textos bíblicos, pero hoy corremos el riesgo de caer en el exceso opuesto, por un excesivo temor a la "rigidez", y un mal entendido respeto por lo "diferente", confundido con lo malo. Lamentablemente, el lenguaje de Francisco no siempre ha sido claro al respecto, incluso si el Papa ha reiterado que la sodomía es pecado. Pero el Papa tiene razón al recordarnos que también el homosexual tiene sus propios dones de Dios y está llamado a vivir en la Iglesia y a hacerse santo.
----------En esta temática debemos ir más profundo, y lograr comprender que la cuestión de la homosexualidad no es más que el aspecto más evidente de un profundo malestar que hoy está sufriendo la Iglesia, la cual en tema de ética sexual ha alcanzado un giro epocal, que involucra a la misma concepción del hombre animal racional, compuesto de alma y cuerpo, espíritu y sexo. En toda la historia de la Iglesia nunca ha habido una corrupción tan extendida y grave de las costumbres sexuales, pero nunca ha aparecido tan clara la altísima dignidad de la sexualidad humana, que no es una realidad limitada al plano de la animalidad, sino que implica la actividad espiritual propia de la persona humana movida por el Espíritu Santo.
----------La perspectiva epocal que tenemos ante nosotros ha sido abierta por san Juan Pablo II, quien ha puesto en acto un estímulo proveniente del Concilio Vaticano II (se trata de la relación hombre-mujer en clave escatológica y en referencia a la dignidad de la mujer tal como emerge del cap. VIII de la constitución Lumen gentium dedicado a Nuestra Señora) por la mediación de san Paulo VI (se trata del principio enunciado en la encíclica Humanae vitae, según el cual la unión sexual expresa el amor e incrementa el amor). Juan Pablo II propone una nueva concepción del hombre basada sobre el c.2 del Génesis, donde el hombre aparece no como una sustancia simple o monádica, según aquella concepción machista que identifica al hombre con el sexo masculino, sino al hombre como sustancia doble biunívoca, entrelazada, resultante de un doble factor formal paritario, masculino y femenino, el hombre no como individuo aislado sino como pareja, en base a las palabras "no es bueno que el hombre esté solo" (Gén 2,18), por lo cual hombre y mujer deben estar unidos de modo de formar "una sola carne" (Gén 2,24).
----------Es decir, el ser hombre-mujer entra en la definición del hombre, ser hombre-mujer enraizado en la animalidad, pero terminado en la razón, en el espíritu. El alma no es asexuada, sino masculina y femenina (al respecto, véase en este blog mi artículo: ¿Qué diferencia hay entre el alma del hombre y la de la mujer?). En sustancia, la voluntad divina originaria y, por tanto, escatológica, es la unión del hombre con la mujer. La separación y hostilidad entre hombre y mujer ha sido causada por el pecado original por instigación del demonio. Esa separación es un dato de hecho, como castigo del pecado.
----------Sin embargo, esa separación también deviene una medida de emergencia, dada la actual oposición de la carne al espíritu, que también es consecuencia del pecado. Sin embargo, esta separación ascética y prudencial es transitoria, y apunta a la reunificación de hombre y mujer en clave escatológica. Esta es la enseñanza que se recaba de la ética sexual explicitada y enseñada por el papa san Juan Pablo II.
----------Respecto a esta temática del sexo, que implica abordar la urgentísima tarea de encontrar una solución pastoral a la dramática y escandalosa propagación de la lujuria en la actualidad, tanto en el mundo como en la Iglesia, trataremos en nuestra ultima nota de esta serie, junto con otros aspectos que nos sugieren similitudes y diferencias entre los dos Pontificados, el de Benedicto XVI y el de Francisco I.

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