En la Iglesia de la actualidad, los hipócritas son aquellos gnósticos (es indiferente que se trate de gnósticos modernistas o gnósticos pasadistas), gnósticos denunciados por el papa Francisco, quienes, de modo similar a los hipócritas del tiempo de Jesús, creyéndose en posesión de la ciencia absoluta, desde la altísima cúspide de su inteligencia, descienden benignamente a iluminarnos a nosotros, comunes mortales, y se dignan hacer de maestros del Romano Pontífice y del mismo Jesucristo. [En la imagen: fragmento de "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos!", obra de James Tissot, elaborada entre 1886 y 1894, gouache sobre grafito sobre papel avitelado gris, conservada en el Museo de Arte de Brooklyn, New York, USA].
¿Qué es la hipocresía?
----------En griego ypokrisis, de donde viene hipocresía, significa literalmente "juzgo-bajo". Se trata de un juzgar oculto, no manifiesto, escondido bajo un juzgar evidente y contrario a él. El sujeto, de tal modo, da a entender lo que realmente no piensa. Por tanto, es un doble juzgar. De ahí la calificación moral de doblez. Es un fingir creer lo que no se cree en serio. Es un decir que sí, mientras se está convencido de que no.
----------Al término español hipócrita corresponde al hebreo hanef, que significa impuro, perverso, que es traducido por la Vulgata con hipócrita. Es interesante confrontar el sentido de estos dos conceptos, que no es el mismo, aunque existe entre ellos una conexión, de lo contrario san Jerónimo no habría adoptado ese término. En cuanto a la pureza, ella es la propiedad de aquello que no está mezclado con nada que le sea extraño, que se supone pueda corromperlo, así como decimos vino puro, agua pura, etc.
----------Así, Jesús habla de la pureza de corazón, para significar un corazón, en cuanto símbolo del centro vital del hombre: intelecto, conciencia y voluntad, actuado y viviendo según sus finalidades propias y méritos propios de orientarse sólo hacia Dios y dejarse regular por la voluntad divina y por nada más. Pureza es sinónimo de verdad, integridad, perfección, autenticidad, sinceridad. Es la condición de aquello que no ha sido contaminado, adulterado, corrompido, sofisticado, alterado, violado.
----------Pureza e impureza en la Sagrada Escritura son términos conexos respectivamente con lo inmaculado y con lo inmundo, con lo limpio y con lo sucio, y son metáforas de la justicia y del pecado. Pureza del cuerpo es la higiene física, pureza del espíritu es la virtud y la santidad, el pecado es visto como una mancha. De ahí precisamente el rito del bautismo para quitar la mancha del pecado.
----------Por tanto, como la pureza del corazón es la honestidad, la sinceridad, la simplicidad, la veracidad, el camino directo, así la impureza del corazón es la deslealtad, la deshonestidad, la falsedad, la mentira, el engaño, el fraude, la ficción, la simulación, precisamente la hipocresía.
¿Por qué Cristo es tan severo con los hipócritas?
----------Todos sabemos en qué medida es áspera e insistente la polémica de nuestro Señor Jesucristo contra la hipocresía. Cuando se trata de este vicio, en Jesús no encontramos ninguna misericordia, sino una dura condena y un tono airado con amenazas de condenación y con el lanzamiento de ásperas invectivas. No encontramos en Él ninguna mansedumbre, ninguna dulzura, sino reproche severo.
----------¿Y por qué esta actitud en Nuestro Señor? ¿Precisamente Él, quien nos recomienda ser mansos y misericordiosos como él y amar a nuestros enemigos? Jesús que en tantas ocasiones asume un tono dulce, practica la persuasión, y está dispuesto al diálogo, es paciente y comprensivo, lleno de tacto y delicadeza, está dispuesto a excusar y a ser compasivo, ¿por qué en el denunciar la hipocresía se manifiesta de tal modo indignado? ¿Por qué estos, sus ataques, ataques sabiendo que no habría de recibir a cambio más que insultos? Sabiendo que no los habría de persuadir, ¿no habría hecho mejor en quedarse callado? ¿Acaso no tiene el aspecto de un provocador? Al fin de cuentas, es esta actitud inflexible de Jesús la que provocará en sus enemigos ese odio mortal que los impulsará a procurarle la muerte.
----------¿Cómo es que Jesús, tan capaz de dialogar y de persuadir, no ha logrado convencer a los escribas, a los fariseos y a los doctores de la ley de que estaban equivocados? Precisamente porque no estaban en buena fe, no se equivocaban por ignorancia, sino por malicia. Ardían ellos de escozor por el hecho de que Jesús supiera leer tan bien en sus corazones, como para denunciar su hipocresía. Para dialogar se necesitan dos. Uno puede tener todas las mejores disposiciones para el diálogo, pero si el otro no está dispuesto, no hay nada que hacer. Aquí Jesús se sitúa a nuestro nivel humano.
----------Si hubiera querido, habría podido en cuanto Dios, convertir en un instante sus corazones, como lo hizo con san Pablo. Pero no ha querido hacerlo para enseñarnos cómo debemos comportarnos con los impíos, con los soberbios y con los hipócritas, adoptando naturalmente la máxima prudencia al juzgar su situación.
----------Y de hecho no es fácil darse cuenta de que uno es un hipócrita, precisamente porque sabe ocultar bien sus verdaderas intenciones bajo actitudes e ideas que son aparentemente sublimes. Por otra parte, del modo como son desenmascarados, los fariseos no tenían argumentos para rebatir.
----------No les quedaba a los fariseos, escribas y doctores de la ley, más que o ignorar con desprecio las palabras de Jesús, como si fueran ofensas o locuras, o bien optar por la arrogancia, la presuntuosa altanería y la protervia. La acusación de impiedad que le harán a Jesús muestra bien que ellos partían de un concepto erróneo de Dios, confundiendo -como les acusará Jesús- a Dios con el demonio.
----------Aquí vale el proverbio: "no hay peor sordo que el que no quiere oír". Aunque sabían que estaban en pecado, ellos se consideraban los detentadores de la verdad sobre Dios y sobre la Ley, y por lo tanto se consideraban capaces de saber que Jesús no podía ser el Mesías.
----------Obviamente, incluso en esos momentos de duro enfrentamiento, es siempre la caridad lo que mueve a nuestro Señor Jesucristo y a su divina voluntad a obrar de todos modos el bien y para el bien de sus adversarios y enemigos. Insensata e inadmisible sería, por tanto, la opinión de quien viera en aquellos episodios a un Jesús "encolerizado", que perdiera el control de sí mismo y se dejara vencer por la pasión, como haríamos probablemente nosotros, que somos miserables pecadores.
----------Jesús es particularmente severo con los hipócritas, sobre todo con los escribas, fariseos y doctores de la ley, por el hecho de que, conociendo todos ellos muy bien la Ley y estando obligados a dar al pueblo ejemplo de honestidad y sinceridad, en cambio, conscientemente y voluntariamente adulteraron y falsificaron en su conducta y en sus palabras un valor vital importantísimo, como es la verdad de la Palabra de Dios, que es camino y medio necesario para obtener la eterna salvación.
----------Jesús es severo porque los hipócritas son hombres impenitentes, presuntuosos y soberbios, llenos completamente de sí mismos, nada en absoluto dispuestos a arrepentirse o a convertirse, sino que quieren dárselas de maestros para Jesús, con la pretensión o el intento de redargüirlo o sorprenderlo en falta o ponerlo en contradicción consigo mismo, cuando ellos son los primeros, como veremos, en despreciar el principio de no-contradicción y de la honestidad en el pensar y en el hablar.
----------En la Iglesia de la actualidad, los hipócritas de hoy son aquellos gnósticos (es indiferente que se trate de gnósticos modernistas o gnósticos pasadistas), gnósticos denunciados por el papa Francisco, quienes, de modo similar a los hipócritas del tiempo de Jesús, creyéndose en posesión de la ciencia absoluta, desde la altísima cúspide de su inteligencia, descienden benignamente a iluminarnos a nosotros, comunes mortales, y se dignan hacer de maestros del Romano Pontífice y del mismo Jesucristo, al que consideran un realista ingenuo, ligado al concepto de un Dios trascendente, y por tanto incapaz de reconocer la divinidad del hombre, que ellos ya habían descubierto desde los tiempos de la antiquísima filosofía india.
Características de la hipocresía
----------De todos los vicios morales, la hipocresía es uno de los más graves, porque supone un cálculo malicioso, por el cual el hipócrita pretende parecer exteriormente estimable, según un criterio correcto o incorrecto, ocultando su verdadera intención, que es la de hacer la propia voluntad y no la de Dios; un pecar en secreto sin darlo a ver, un parecer justo sin serlo, un buscar la gloria humana y no la divina, un temer a los hombres y no temer a Dios, exhibiendo un comportamiento y un hablar que dan la apariencia de la justicia, o fingiendo una falsa pureza moral, que da más importancia a minuciosas y pedantes prácticas jurídicas, litúrgicas, siempre convencionales, consuetudinarias, rituales o ceremoniales, y no a las exigencias y a las necesidades primarias de la conciencia o del espíritu, como la piedad, la justicia y la misericordia. Los hipócritas son precisamente aquellos contra los que clamó el profeta Isaías al decir: "Este pueblo se acerca a mi con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi" (Is 29,11).
----------La hipocresía es la impureza de corazón y de mente, sugerida por aquel que el evangelista Marcos llama "espíritu impuro" (Mc 1,23), es decir, el demonio, padre de la mentira (Jn 8,44). Esta impureza consiste en el escindir el pensamiento y ponerlo en contraste consigo mismo. El pensamiento viene puesto por la voluntad, es decir, por la protervia, por la soberbia y por la arrogancia, en una dirección contraria a su inclinación natural hacia la realidad, sin poder, sin embargo, eliminarla del todo, dado que forma parte de la esencia misma del pensamiento. De este modo el pensamiento se escinde en dos, se desdobla, perdiendo su simplicidad, y se mueve en dos direcciones opuestas: una hacia la realidad, la otra hacia sí mismo.
----------El hipócrita da más importancia al parecer que al ser. Al hipócrita le interesa el reconocimiento social, es decir, cómo él viene juzgado por los otros, le interesa ser aprobado o admirado por los demás, porque es eso lo que le importa, no el juicio divino. No trata de verificar si los demás se basan o no en valores objetivamente correctos, valores verdaderos, sino que para él es suficiente con su aprobación.
----------¿Al entorno social le complacen ciertas ideas o ciertos comportamientos? A él le basta con hacer o pensar como el medio social quiere, sin importar lo que Dios piense al respecto. No le interesa verificar cómo son verdaderamente las cosas, porque lo que le interesa no es cómo son, sino cómo aparecen.
----------El hipócrita no considera que pueda haber una brecha entre el aparecer y el ser. El principio de identidad y de no-contradicción a él no le interesa: en cuanto hipócrita, si una determinada cosa me parece de tal naturaleza y a otro le parece de la naturaleza contraria, no me planteo el problema de quién tiene razón; cada uno mantiene su propia idea, a menos que perjudique mis intereses.
----------No cree que exista una verdad objetiva establecida por Dios sobre esa cosa, una verdad a la cual todos deban atenerse. Si me conviene, me quedo con mi idea; pero si me conviene la de otro, me quedo con la suya. Todo se juega sobre las apariencias, no sobre la realidad. Por lo tanto, a la hipocresía subyace el ateísmo. No existe ningún Dios que juzgue entre los hombres quién tiene razón y quién está equivocado.
----------En el Evangelio los hipócritas son inexorables legalistas e intransigentes moralistas, que "filtran el mosquito y se tragan el camello" (Mt 23,24), apegados a las tradiciones humanas más que a la Palabra de Dios, esclavos de la exterioridad y sin vida interior, servidores de Dios y de las riquezas, sedientos de la gloria humana e indiferentes de la que viene de Dios, "sepulcros blanqueados" (Mt 23,27), "serpientes, raza de víboras" (Mt 23,33), "ciegos y guías de la ciegos" (Mt 15,14). Hoy se podría hablar de un fariseísmo a la inversa, es decir, de los que fingen desprecio por el legalismo y estima por la espontaneidad, pero sólo porque hoy muchos admiran este estilo, y no por una auténtica preocupación por la vida espiritual.
----------Así la hipocresía es fuente de herejías, porque es un falso amor por la verdad. Demos algunos ejemplos. Como quiere aparecer justo sin renunciar a pecar, entonces sostiene que uno puede estar en gracia y al mismo tiempo estar en estado de pecado moral. Como su soberbia no le permite sujetarse al magisterio del Papa, entonces niega la autoridad del Papa. Como no quiere vencer las tentaciones carnales, entonces niega valor al voto de castidad. Como está a favor del mundo, entonces niega que Dios castigue a nadie y sostiene que todos se salvan. Como le pesa el esfuerzo ascético, entonces niega que la muerte de Cristo haya sido un sacrificio. Como le pesa el esfuerzo del razonar, entonces sostiene que la fe excluye la razón. Como no tiene humildad para reconocer que ha sido creado de la nada, entonces sostiene ser una aparición de Dios. Como no tiene la humildad para someter su intelecto a la realidad, entonces sostiene que el pensar coincide con el ser. Como está apegado a las cosas materiales, entonces sostiene que la metafísica es imposible.
----------El hipócrita puede tener un mundo interior censurable, al cual está apegado. Pero como se preocupa por causar una buena impresión frente a los buenos, entonces finge tener una conducta ejemplar. O bien, por el contrario, puede tener interiormente buenos sentimientos e ideas correctas. Pero como aspira al consenso social y el entorno social practica falsos valores, así, por temor a ser desaprobado o marginado, asume exteriormente esos falsos valores. Es claro que en tal caso de nada le sirve tener interiormente buenas intenciones, si luego no tiene el coraje de manifestarlas y ponerlas en práctica al exterior.
----------Debe observarse, sin embargo, contra ciertas ideas corrientes, que la verdadera sinceridad no radica tanto en el manifestarse como se es, si este ser no es conforme al deber de ser. El manifestar abiertamente la propia ira o la propia sensualidad es, en efecto, una forma de sinceridad, mientras que el fingir mansedumbre o castidad cuando en cambio dentro la pasión hierve, es indudablemente hipocresía, a propósito de la cual santo Tomás de Aquino es bastante indulgente, porque observa que aquí se salvan al menos las apariencias. Sin embargo, es erróneo creer que el refrenar una pasión excesiva es falta de sinceridad; lo contrario es, en cambio, lo verdadero, porque la verdadera sinceridad es comportarse como uno se debe comportar. En Mendoza llamamos "vino sincero" al que se hace según regla del arte, no el vino agriado.
----------También santo Tomás de Aquino, en efecto, muestra lo odioso de la hipocresía, que surge del rechazo de la evidencia del primer principio de la demostración -non est afirmare et negare simul-, cuando comentando el fundamental y estupendo libro IV de la Metafísica de Aristóteles, califica de "protervia" al vicio de los negadores escépticos de ese principio, que se remitían a Protágoras, mientras que Aristóteles habla de apaideusia, indocilidad, por la cual la mente que se rebela contra la verdad niega la evidencia impugnando voluntariamente la verdad incontestable de ese primer principio del saber, el principio de no-contradicción, fundado en el primer principio del ser, que es el principio de identidad, según el cual todo ente es lo que es y no puede no ser desde el momento en que es según su ser y su esencia.
----------Tomás demuestra cómo, quien rechaza ese principio se refuta a sí mismo, hace imposible el diálogo, niega cualquier posibilidad de acuerdo intelectual, genera una conflictualidad ideológica universal e irresoluble e impide por lo tanto cualquier convivencia social pacífica y ordenada, en una sana y armoniosa pluralidad y diversidad de libres elecciones y opiniones (véase el Comentario a la Metafísica de Aristóteles, libro IV, lect.VIII, nn.649,650; lect.IX, nn.653, 654,661; lect.XI, nn.670.671; lect.XII, n.680).
----------Para Jesús la hipocresía es un falso fermento, una falsa levadura, ella procura y expresa un falso fervor, un falso celo por la justicia y por la verdad, no engendra misericordia sino misericordismo, no genera bondad sino buenismo, no es sabiduría sino astucia, no es sagacidad sino doblez, no es prudencia sino oportunismo, no es mansedumbre ni discreción sino espíritu astuto, no es humor sino espíritu socarrón, no es humorismo sino espíritu burlón, no es un reir, sino un escarnecer. La sinceridad no es un aludir, un dejar entender o insinuar la acusación sin hablar con franqueza y abiertamente. Por eso Jesús nos pone en guardia: "Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía" (Lc 12,1).
----------La hipocresía, si queremos decirlo con las mismas palabras del apóstol Santiago, no es la verdadera "sabiduría, que viene de lo alto, la cual es pura y sin hipocresía" (Sgo 3,17), sino que es una sabiduría "terrena, carnal y diabólica" (ibid.), donde encontramos la ya vista correspondencia hebrea entre impuro e hipócrita, y correspectivamente la concordancia de puro y sincero.
----------En sustancia, ¿quién es el hipócrita? El hipócrita es un soberbio, un presuntuoso, un impío impenitente, apegado a sí mismo, un desobediente a Dios, en el fondo termina siendo un ateo, un deshonesto, un falso amante de la verdad, un mentiroso, una persona doble, un falso sabio, un egocéntrico, un orgulloso, un exhibicionista, un narcisista, un absolutista, un escéptico, un falsario, un impostor, un astuto seductor. Es, para decirlo con palabras del apóstol san Pablo, un "hombre inicuo, hijo de la perdición, siervo del demonio, un espíritu de contradicción (antikéimenos), que se eleva por encima de todo lo que es llamado Dios (epí panta legómenon Theón)". Es aquel que se exalta, y que será humillado (cf. Lc 14,11).
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