jueves, 12 de enero de 2023

A diez años de la dimisión de Benedicto XVI (7/8)

Durante los diez años de coexistencia de dos Papas, el Papa en el cargo, y el Papa emérito, aquella situación lamentable que los modernistas habían creado con la esperanza de deshacerse del papa Ratzinger para sustituirlo por un Pontífice al que deseaban manipular, se ha tornado en contra de los mismos modernistas de un modo formidable: dos Papas, algo que nunca había sucedido en la historia, en solidaridad contra las amenazas que hoy se ciernen sobre la Iglesia, por el verdadero crecimiento del Pueblo de Dios y la victoria sobre el poder del pecado y de las tinieblas. [En la imagen: una escena de los primeros días de Benedicto como Papa emérito].

Fruta y verdura para el Papa emérito Benedicto XVI
   
----------En este recorrido por la memoria de aquellos meses vividos inmediatamente antes e inmediatamente después de la dimisión del papa Benedicto XVI a su ministerio de Sumo Pontífice, señalo hoy un interesante artículo aparecido en el Corriere della Sera del 27 de mayo del 2013, sobre cómo el papa Benedicto pasaba sus días en la retirada residencia que había iniciado en el monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano. El autor de ese artículo se valía de noticias de un prelado de la Curia Romana que permanecía en el anonimato, el cual refería que el Papa emérito pasaba sus jornadas, junto a su fiel secretario mons. Georg Gänswein, en compañía de un pequeño perro, escuchando música de Bach, Mozart y Beethoven, haciendo paseos, entregándose a la lectura y a mucha oración, y frecuentando dos huertos de fruta y verdura.
----------Aquellas que constituyen actualmente ya muy viejas noticias, sin embargo, siguen suscitando en mí algunas reflexiones. Si los modernistas querían hacer desaparecer al papa Benedicto XVI de la escena mundial y hacerlo callar, debe precisamente decirse que su diabólico e inaudito plan efectivamente había tenido éxito. Fue un atentado perfecta y satánicamente conducido, como el de las torres gemelas de New York. Sin embargo, el proverbio italiano dice que el diablo hace las ollas pero no las tapas. Los modernistas, probablemente, por entonces creyeron que se habían quitado del medio al Vicario de Cristo, el "dulce Cristo en la tierra", como lo llamaba santa Catalina de Siena, la cual no escatimaba al Papa vigorosos llamamientos, reproches filiales y sentidas súplicas, no privadas de frecuentes amenazas de eternos castigos.
----------El papa Benedicto, al dimitir de su oficio petrino, dijo que "habría de permanecer escondido para el mundo, dedicado a la oración, pero no escondido para la Iglesia". Se trataba de palabras bellas y profundas, muy dignas de él, como hombre espiritual tal cual se había manifestado en multitud de ocasiones, una personalidad madurada en los sufrimientos y humillaciones recibidos, en la estela de la más pura tradición ascética de los Santos Padres, por él bien conocidos, tradición diría casi monástica del cristianismo.
----------Pero, a diez años de pronunciadas aquellas palabras de Benedicto, todavía no sé cuánto sobre ellas habían entendido los modernistas, a los cuales no les interesa la Iglesia sino el mundo o que reducen la Iglesia al mundo, y la espiritualidad a luchas de poder, lo que al final son lo mismo. A ellos, en aquel año 2013, sólo les interesaba que el papa Ratzinger ya no apareciera en la escena pública de este mundo o en la escena pública de la Iglesia visible terrena; mientras que todo lo demás, ya sea la Iglesia celestial, o la soledad orante, o el silencio y el ocultamiento contemplativo en la oración, a ellos les da lo mismo porque no creen en todo eso, lo consideran privado de cualquier eficacia para poner en peligro sus intereses y trafican con el dominio terreno y sus fines masónicos de transformar y someter a esos propósitos a la Iglesia como mera asociación filantrópica de operaciones socioeconómicas y financieras. También hay que señalar que el papa Benedicto, en su condición de Papa emérito, seguía siendo consciente de estar en el corazón de la Iglesia, mientras que no sé cuánto sus perseguidores estaban y están realmente en la Iglesia o sólo en el cuerpo.
----------A una década de todos aquellos sucesos, todavía me parece increíble cómo estos poderosos escribas, fariseos y sumos sacerdotes de nuestros tiempos, hayan podido silenciar imprevista e inesperadamente a uno de los más grandes teólogos del siglo pasado y de nuestro siglo, faro de la Iglesia, personalidad riquísima que sintetizaba de modo ejemplar en su pensamiento y en su enseñanza el mismo principio hermenéutico enunciado por él del "progreso en la continuidad", abierto a los aspectos positivos de la modernidad pero enemigo de los monstruos del modernismo, alto testigo de la sacralidad de la liturgia, firmemente aferrado a la valores perennes y universales "no negociables" de la razón y de la fe, pero al mismo tiempo y precisamente para este campeón del ecumenismo y del diálogo interreligioso y del diálogo con todo hombre de buena voluntad, atento a toda miseria humana, la del cuerpo como la del espíritu, hombre de Dios y amoroso pastor, como Papa, de la Iglesia, uno de los máximos protagonistas del Concilio Vaticano II y durante veinte años celoso custodio de la sana doctrina en nombre del papa san Juan Pablo II.
----------Este es el Papa que los modernistas, para usar el habitual lenguaje que usan ellos, habían llegado a "eliminar", así al menos ellos lo creían y aún hoy lo siguen creyendo, satisfechos con un placer no siempre bien disimulado para no parecer estar excediéndose en la victoria, como es usual que haga el mafioso después de que se ha vengado de su víctima en un golpe hábilmente preparado desde hace tiempo.
----------Pero la astucia más grande y refinada de los modernistas ha sido aquella comúnmente usada en las dictaduras y en los sistemas opresores, por ejemplo usada por los comunistas o mafiosos: hacer de modo que sea la víctima misma, ahora despreciada, calumniada, marginada, exasperada o asustada o vuelta impotente, la que se rindiera o declarara o pidiera retirarse, para así tener la ocasión de derramar sobre el Papa renunciante lágrimas de cocodrilo y de agradecerle y de elogiarle por el "precioso servicio prestado".
----------De tal modo en el colmo de su hipocresía, los intrigantes venían a decir que era la propia víctima la que había querido alejarse por cobardía, traicionando a su propia comunidad o a su propio compromiso religioso. Ciertamente, tratándose de un Papa no hubieran podido maniobrar demasiado "sucio" y simplemente destituirlo de su cargo, como pueden hacer en cambio ciertos superiores o ciertos prelados con sus súbditos.
----------Pero en cualquier caso, el resultado obtenido hace diez años ha sido sustancialmente el mismo, con la ventaja de que la prepotencia de los confabulados quedaba oculta, pero no demasiado, con tal de que sólo reflexionemos un poco sobre la dramática situación eclesial que se venía arrastrando desde tiempos de san Paulo VI, de la sistemática rebelión de los modernistas contra el Papa y el Magisterio (el "magisterio paralelo"), acompañada de su escalada al poder, que en el curso de las últimas décadas ha alcanzado los máximos niveles de la jerarquía eclesiástica y de los supremos cargos de la Iglesia.
----------A decir verdad, al papa Benedicto no le han sucedido cosas muy diferentes a estas, aunque obviamente se ha respetado la forma exterior, que establece que un Papa no puede ser depuesto o expulsado, sino por patentes motivos gravísimos, como también ha sucedido en el pasado; pero, en ausencia de tales motivos, como es precisamente el caso del papa Ratzinger, ha debido o podido él mismo decir que se ha ido "libremente después de una madura reflexión", como también lo permite el derecho canónico.
----------En todo caso, aunque ya había ocurrido en la historia de la Iglesia que un Romano Pontífice hubiera sido depuesto, esto solamente ocurrió por obra de un Concilio y no por una mal disimulada conjura palaciega como ha sucedido en el caso del papa Benedicto XVI, y sobre todo por cuestiones organizativas o jurídicas y no (cosa del todo inaudita) porque se ha llegado a poner al Papa en las condiciones de no sentirse ya en la capacidad, como el mismo Benedicto declaró, de afrontar los específicos "problemas de la fe"; los motivos de salud han sido un simple condimento, una mera movida diplomática, para amortiguar el shock causado en el Pueblo fiel, pero ciertamente no han sido las razones determinantes. Benedicto todavía siguió bien, aunque obviamente tanto como un hombre de su edad podía estar bien. De tal modo, el Papa experimentaba el mismo sufrimiento de Cristo: "vino entre los suyos y los suyos no lo han recibido" (Jn 1,11).
----------Si ahora nuestro pensamiento se dirige al Papa actual, podríamos preguntarnos: ¿cuáles son las fuerzas que han llevado al cardenal Bergoglio al trono de Pedro? Difícil saberlo. Pero no creo que hayan tenido mucho peso los modernistas. Por como el papa Francisco se ha venido comportando, se tiene la impresión de que él sea fruto de una corriente eclesial deseosa de un nuevo anuncio del Evangelio abierto en la medida de lo posible a todos los hombres de buena voluntad, en la línea misionera del Concilio Vaticano II.
----------En cuanto a los modernistas, a una década de aquellos dramáticos hechos del 2013, resulta claro que ellos desde un primer momento intentaron acapararse al papa Bergoglio, contraponiéndolo deslealmente al papa Ratzinger, como de hecho sucedió con las ya mencionadas intervenciones de Küng, de Enzo Bianchi, de Melloni y de Boff, entre otros; pero ciertamente su operación no tuvo éxito.
   
El diabólico golpe de dos Papas en la Iglesia transformado para bien
   
----------Por otra parte, estuvo clarísimo desde el inicio que el papa Benedicto XVI dejaba en herencia al papa Francisco, más allá naturalmente de todo lo positivo de su inmenso legado en cuanto a esclarecedor magisterio y a sabias decisiones pastorales y de gobierno, numerosos y graves problemas eclesiales atinentes tanto a la doctrina como a la vida cristiana, problemas que debían ser afrontados cuanto antes, problemas ante los cuales el papa Benedicto se había rendido por la gravedad de los mismos y porque él había sido obstaculizado por los modernistas. Era de prever que al afrontar esos problemas, Francisco encontraría las mismas oposiciones que encontró Benedicto. Sin embargo, no era descartable que el Espíritu Santo pudiera proporcionarle a Francisco la fuerza y ​​la sabiduría apropiadas para el grave momento presente.
----------En cuanto al papa Ratzinger, en su condición de Papa emérito, ha sido bueno y oportuno que, más allá de su promesa de retiro monástico, él se mantuviera presente con algún escrito o alguna intervención, como de hecho ha sucedido, sobre todo porque, como se puso de manifiesto durante todo el curso de su emeritado pontificio, él todavía se mantuvo providencialmente lucidísimo. Creo que para ello no tuvo necesidad de hacer ulteriores estudios, sino de utilizar la gran sabiduría, cultura y experiencia pastoral, que había adquirido a lo largo de su vida y en el ejercicio mismo del ministerio petrino.
----------Por mi parte, he visto perfectamente bien que el Papa emérito, con tales intervenciones, haya venido en apoyo del ministerio del papa Francisco, cuya autoridad y notoriedad como teólogo son obviamente un tanto inferiores a aquellas que eran las de Ratzinger. En mi opinión, nada impedía a la condición de un Papa emérito la posibilidad de apoyar la acción del Papa en el cargo proponiendo valores y refutando errores, para así ayudarlo en la formación del Pueblo de Dios y en su defensa contra las fuerzas hostiles, para así ayudarlo, como Ratzinger dijo en el 2005, a quitar la "inmundicia" de la Iglesia.
----------De esta manera, aquella situación lamentable que los modernistas habían creado con la esperanza de deshacerse del papa Ratzinger para sustituirlo por un Pontífice al que querían manipular, se ha tornado en contra de los mismos modernistas de un modo formidable: dos Papas, algo que nunca había sucedido en la historia, en solidaridad contra las amenazas que hoy se ciernen sobre la Iglesia, por el verdadero crecimiento del Pueblo de Dios y la victoria sobre el poder del pecado y de las tinieblas.
----------En estos últimos diez años, durante su emeritado pontificio, el papa Benedicto XVI, el pontífice alemán, con su luminoso testimonio, ha ofrecido a la Iglesia una muestra de aquella delicada, refinada, profunda, poética y noble espiritualidad de la cual es capaz la cultura alemana, contra las oscuras intrigas del materialismo ateo (Marx) y del idealismo panteísta germánico (Hegel), que está en los orígenes del modernismo.
----------Por su parte, el papa Francisco, durante estos diez años de pontificado, con su extraordinaria cordialidad y su franciscana simplicidad, nos ha podido dar una muestra del Evangelio de la misericordia que Cristo ha venido a anunciar a los pequeños, a los humildes, a los pobres y a los pueblos según aquel corte mariano, piadoso, dulce, entusiasta y combativo que es propio de la cristiandad latinoamericana.
----------Entre los publicistas católicos han sido pocos los que han podido comprender la misteriosa misión de Benedicto XVI como Papa emérito desde 2013 hasta su muerte. Y no sólo ha sido incomprendida la misión de Benedicto XVI en su condición de Papa emérito, con las particulares características que de hecho ella asumió, sino, de modo general y aún más importante, todavía no ha sido comprendido el Emeritado Pontificio, ese nuevo desarrollo doctrinal de la institución petrina, que el Magisterio pontificio ha develado con la renuncia de Benedicto en 2013. En efecto Benedicto, aún en su cargo y, por ende, aún con el carisma de su infalibilidad docente, ha explicitado virtualidades que estaban ocultas en la divina institución del Sumo Pontificado, virtualidades que hoy la teología está llamada a explicar y el derecho canónico a aplicar.
----------Pero incomprendido por todos, el emeritado pontificio, vale decir, en concreto, la misión particular de Benedicto como Papa emérito al lado del Papa en el cargo, ha sido algo bien entendido y compartido por el papa Francisco, a quien Benedicto evidentemente le explicó todo. "Es un santo. Es un hombre de alta vida espiritual. Lo visito a menudo y me edifica su mirada transparente. Vive en la contemplación... Admiro su lucidez. Es un gran hombre". Así se expresaba Francisco, ante el empeoramiento de la salud del Papa emérito, en una entrevista, un par de semanas antes de la muerte de Benedicto.
----------El Santo Padre describió bien la misión desarrollada por Benedicto como Papa emérito cuando, al final de la audiencia del pasado 28 de diciembre, pidió rezar por él: "Me gustaría pedirles a todos una oración especial, por el Papa emérito Benedicto, que en silencio está apoyando a la Iglesia. Recordarlo (está muy enfermo) pidiendo al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final". Estas no han sido palabras de circunstancia. Afirmar que Benedicto XVI "en silencio está apoyando a la Iglesia" y pedir que el "Señor lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final" significa que Francisco confirma lo que el Papa emérito declaró que tenía que hacer y quería hacer en el momento de su renuncia, es decir, llevar a cabo una misión de oración y ofrenda por la Iglesia.
----------Hace diez años, en la audiencia del 27 de febrero de 2013, en la que explicaba las razones de su decisión, Benedicto XVI había dicho en la plenitud de su carisma magisterial petrino: "No abandono la cruz, sino que permanezco de una manera nueva con el Señor crucificado. Ya no tengo el poder del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración permanezco, por así decirlo, en el recinto de San Pedro. San Benito, cuyo nombre llevo como Papa, será un gran ejemplo para mí en esto. Él nos ha mostrado el camino hacia una vida que, activa o pasiva, pertenece totalmente a la obra de Dios".

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