martes, 24 de enero de 2023

El católico y su obligado realismo (3/6)

Ya desde el Medioevo se registra sin duda una serie de tesis gnoseológico-metafísicas, que gradualmente se alejan del realismo tomista, dando siempre una mayor importancia a la idea o al concepto, que tiende a sustituir a lo real, correspectivamente a una progresiva pérdida de vista de la importancia primaria de lo real, que tiende a ser reducido a lo ideal o a lo conceptual. [En la imagen: fragmento de "San Buenaventura en el concilio de Lyon", óleo sobre lienzo de Francisco de Zurbarán, c.1629, conservado y expuesto en el Museo del Louvre].

Las acusaciones de los idealistas a los realistas
   
----------Ingenuidad. Es la acusación más frecuente, sobre todo desde Fichte, a través de Hegel, hasta llegar a Husserl. Es la acusación de aceptar en modo directo y sin verificación crítica el dato inmediato de la sensación o de la intelección como realidad indiscutible y cierta.
----------Al comienzo de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Hegel presenta tres concepciones erróneas de la filosofía según una escala ascendente que parte de la concepción más burda, para pasar a la menos inadecuada, que sería la intuicionista-ontologista de Carl Gustav Jacobi [1804-1851]. Pues bien, la primera es precisamente el realismo, que él describe en estos términos:
----------"La primera posición está dada por el proceder ingenuo, que sin tener consciencia todavía del contraste del pensamiento en y consigo mismo, contiene la creencia de que mediante la reflexión se conozca la verdad y se adquiera el conocimiento de lo que los objetos verdaderamente son. En esta creencia el pensamiento va dirigido a los objetos [a diferencia del modo retorcido con el cual el idealista va hacia lo real, afirmando y negando a un tiempo, y jugando con el equívoco], reproduce el contenido de las sensaciones e intuiciones, haciéndolo contenido del pensamiento y se satisface con él como con la verdad. Toda la filosofía en sus comienzos, todas las ciencias y también el modo de proceder cotidiano de la conciencia viven de tal creencia [que para Hegel es obviamente ilusoria, como lo es y lo sigue siendo para Descartes, no obstante el cogito y las certezas que quisiera derivar de él]. […] Tal era en su forma más típica y más próxima a nosotros, la antigua metafísica, tal como se encontraba constituida, antes de la filosofía kantiana. […]
----------Esta ciencia consideraba las determinaciones del pensamiento como las determinaciones fundamentales de las cosas, y por tal presuposición, de que lo que es, por el hecho de que es pensado, es conocido en sí mismo, estaba ciertamente más alto que la posterior filosofía crítica. […] Pero la metafísica las acogía desde la conciencia representativa y por eso las ponía como fundamento al aplicarles a ellas las determinaciones del intelecto, como sujetos ya bellos y hechos. […] Esta metafísica deviene dogmatismo porque, siguiendo la naturaleza de las determinaciones finitas, debía admitir que de dos afirmaciones opuestas, tal como las proponían aquellas proposiciones, una debiera ser verdadera y la otra falsa" (Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Compendio, FCE, México 1968, pp.36-39).
----------Contra lo aquí afirmado por Hegel, debe decirse que el realismo supone las cosas ya existentes independientemente de la actividad del pensamiento que las piensa. Las cosas existen antes de que pensemos en ellas y existen incluso si no pensamos en ellas. No nos corresponde a nosotros constituirlas en su ser o crearlas o ponerlas en el existir. Sino que esto compete a la causalidad creadora divina. La soberbia del idealista es el querer ponerse en el lugar de Dios. Poder y deber de nuestro pensamiento es reflejar las cosas en la mente y en la conciencia tal como son.
----------Nótese que al final de la cita anterior, Hegel califica de dogmatismo a la actitud del realista. Esto es así, porque el pensamiento idealista no conoce el principio de identidad y, en consecuencia, tampoco el principio de no-contradicción y el del tercero excluido. Para el idealista no se pueden hacer afirmaciones absolutas y no existen verdades eternas, porque el fondo del idealismo, más allá de sus sentencias inapelables, es un sustancial escepticismo, que depende de esa laceración interior, que hemos visto, entre la natural propensión realista del pensamiento y el replegamiento del pensamiento sobre sí mismo propio del idealismo. Lo cual no quita que el idealista trate de encubrir su incerteza de fondo con las sentencias antes mencionadas, las cuales sí son verdadero y propio dogmatismo gratuito, mientras que al idealista le parece dogmatismo aquello que no es otra cosa que la certeza fundada del realista.
----------El idealista reconoce que el realismo, consistente en creer que existen cosas fuera de nosotros, por lo cual la verdad está dada adecuándonos a ellas, es el sentir común de la vida cotidiana y cumple una función en el saber técnico-experimental, pero sostiene que, si queremos elevarnos al saber filosófico, debemos con Descartes sustituir los sentidos por el cogito como principio de certeza y de verdad, teniendo presente que la certeza fundada en el cogito no es una certeza objetiva que quita la duda universal, como pretende ser la del los realistas (también en Aristóteles, en san Agustín de Hipona y en santo Tomás de Aquino está el cogito, pero no es conciencia de dudar de todo; sino que es en cambio conciencia de saber que existe una realidad externa y que la conozco por medio de los sentidos), sino que es una certeza querida por la voluntad, que por tanto permanece ante el intelecto como duda universal, ya que cogito no quiere decir "pienso en las cosas", sino que quiero decir "dudo". Para el cartesianismo, el intelecto está detenido por la fuerza de la voluntad, no porque el objeto lo necesite. Para el cartesiano el ser no es lo que es, sino lo que él quiere que sea. El sum que es deducido, por tanto, no es a su vez una certeza, sino que es voluntariamente puesto por el yo como ser del yo o, como comprenderá Fichte, es puesto por el yo como ser absoluto.
----------Dogmatismo. Es la acusación que hace Kant al realismo: dar por descontado lo que se debe demostrar. Afirmaciones absolutas sin fundamento y verificación crítica. Imposición de la propia opinión como si fuera verdad absoluta. Dar o tomar por cierto lo que es dudoso o incluso falso. Afirmaciones categóricas no confirmadas, de hecho refutables por la experiencia.
----------Exteriorismo materialista. Es la acusación de Armando Carlini [1878-1959] en su libro El mito del realismo (obra de 1936): el realista no sabe qué es la interioridad, qué es la conciencia y la auto-conciencia. No comprende cuál es el valor del espíritu, el cual no es externo al sujeto, sino el alma del mismo sujeto.
----------Objetivismo. Para el idealista, como por ejemplo Fichte y Schelling, el fundamento de la verdad no está en el objeto, sino en el sujeto. Es el sujeto y no el objeto el que es la regla de la verdad. Según el idealismo, el objeto es puesto y producido por el sujeto y no es el objeto el que produce al sujeto. El sujeto es superior al objeto como la causa es superior al efecto.
----------Empirismo. El idealista sostiene contra el realista que el punto de partida del saber no es el supuesto contacto con cosas sensibles externas, sino que, como enseña Descartes, es la auto-conciencia. Es ésta la condición de posibilidad de la experiencia. El conocimiento a posteriori viene después del conocimiento a priori. El realista pone antes lo que está después y viene después.
----------El realista -prosigue su crítica el idealista- pretende demostrar la existencia del espíritu partiendo de la experiencia de los sentidos. En cambio, según el idealista, esto da solo lo que es empírico. El espíritu existe, pero sólo es captado en el cogito cartesiano, es decir, como dato inmediato de conciencia. La metafísica sólo es posible como experiencia de los contenidos de conciencia. El ser no es externo a la conciencia, sino que es ser de conciencia inmanente a la conciencia.
----------Abstractismo. El realista no comprende que el ser no es un vacío abstracto ser indistinguible de la nada; sino que el ser es el sujeto concreto e individual, es el yo existente aquí y ahora, como Fichte ha recabado lógicamente del sum cartesiano. Esta es la verdadera metafísica.
----------Yo existo no porque he recibido mi ser de un Ser superior o supremo, que me habría creado de la nada (como considera el realismo). Sino que mi ser es simplemente el ser, como ha visto bien Hegel. Yo existo porque con mi mismo acto de pensarme he puesto mi ser, como ha visto bien Fichte. Si Dios existe, no existe en cuanto ente anterior a mí, y fuera de mí y por encima de mí, sino como inmanente a mi conciencia, como idea suprema de mi razón, como ha visto bien Kant.
----------Dualismo. Es la acusación de Bontadini de dividir el ser, en el cual el pensamiento es uno con el ser, en dos horizontes separados, de modo que el uno parece extraño al otro: el del pensamiento y el del ser. Así, el ser es puesto como externo al pensamiento, superior y trascendente a él. El idealista objeta que el ser no es extraño al pensamiento, sino que no es otra cosa que el ser pensado.
----------Insuficiente radicalismo y rigor crítico. Es la acusación de Husserl: tomar la apariencia sensible por verdad; incapacidad para fundar la certeza primera y originaria del saber.
----------Superficialidad. Es la acusación de Severino: inadvertencia de lo que es el plano profundo, primero y originario de la realidad. No existen entes como sustancias distintas entre sí, sino que existe un único y solo Ser, que es el Ser, del cual los entes, eternos como el Ser, son fugaces apariciones.
   
Los precedentes históricos del idealismo
   
----------El testimonio más antiguo del idealismo en Occidente (naturalmente aparte del más antiguo, que es el idealismo indio, que aquí no tomamos en consideración), es el de Parménides en el siglo VI a.C. con su famoso principio: to autó to noein kai to einai, el pensamiento y el ser son la misma cosa; principio que está conectado con el otro: el ser es, el no-ser no es.
----------Se trata de dos principios basilares que pueden tener un sentido válido: el primero puede querer decir que la verdad está dada por la correspondencia del pensar con el ser: cuando yo estoy en la verdad, lo que entiendo es lo mismo que existe. De lo contrario, estaría en el error. El segundo es el principio de identidad: el ser no puede ser y no-ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.
----------Pero los idealistas han entendido el primero como si quisiera sostener la identidad de lo real con lo ideal y el segundo como si quisiera sostener que el ser es único y uno solo y por lo tanto la unicidad del ser. Así ha sucedido que la tendencia a confundir el ser con el pensamiento y a entender el ser en sentido unívoco es como un río kárstico subterráneo, que cada tanto emerge en la historia de la filosofía.
----------Dos casos eminentes en el Medioevo son los de san Anselmo de Aosta [1033-1109] y san Buenaventura de Bagnoregio [1221-1274]. Como cristianos estaban bien convencidos de la exterioridad de las cosas y de la realidad, creadas por Dios, respecto a sus ideas. Y sabían que no existe un único ente, que no existe sólo el ser absoluto, sino muchos entes, diferentes el uno del otro y que Dios es distinto del mundo.
----------Y sin embargo, mientras san Anselmo pensaba poder demostrar la existencia de Dios, suprema Realidad, no partiendo de los efectos reales creados, sino partiendo de su idea de Dios, san Buenaventura tenía una idea del ser, a la que él llamaba "puro ser" (Itinerario de la mente a Dios, BAC, Madrid 1969, c.V), por la cual creía poder demostrar que Dios existe simplemente explicitando hasta las extremas consecuencias el contenido de esta idea, de modo que al final, sin darse cuenta, identifica a Dios como Acto puro de ser, por lo tanto puro Ser en este sentido, con su idea del puro ser, que no es otra cosa que una abstracción suprema, que, aunque conteniendo todo, prescinde de todo. No es otra cosa que el concepto o cuadro lógico abstractísimo y universalísimo del ente común, que nada tiene que ver con el concepto realista del ser como acto de ser, que es ese ser por el cual Dios es el ipsum Esse per se subsistens. El ser puro lógico, no siendo real, no puede ser un ente personal como es Dios.
----------Pero es posible que mientras Anselmo no pretendiera probar en base a la realidad que Dios existe, sino simplemente reflexionar sobre el hecho de que si Dios es el id quo nihil maius cogitari potest, no puede no existir, Buenaventura se hubiera expresado mal y entendiera decir precisamente lo que entendía santo Tomás de Aquino con su concepto de Dios como el ipsum Esse per se subsistens.
----------Pero aparte de estos precedentes históricos, queda en pie de todos modos que el idealismo cartesiano, muy lejos de ser, como le gustaría presentarse a Descartes, una radical refundación de la filosofía sobre nuevas bases capaces de proporcionar una certeza hasta entonces buscada en vano, es en realidad el resultado de quiebra final de un precedente proceso de decadencia, y simultáneamente es el arrogante punto de partida de un camino filosófico que, conducido hasta el final, llevará a la catástrofe del pensamiento y de la civilización, como lo han demostrado las dos guerras mundiales sufridas el siglo pasado y, visto que aún no nos hemos liberado de esta filosofía deletérea, hoy corremos el riesgo de una tercera y última guerra mundial; no sólo eso, sino que nos estamos dirigiendo hacia un iter catastrófico que puede conducir a una crisis todavía peor que aquella de la cual Descartes señala la cumbre.
----------De hecho, ya desde el Medioevo se registra sin duda una serie de tesis gnoseológico-metafísicas, que gradualmente se alejan del realismo tomista, dando siempre una mayor importancia a la idea o al concepto, que tiende a sustituir a lo real, correspectivamente a una progresiva pérdida de vista de la importancia primaria de lo real, que tiende a ser reducido a lo ideal o a lo conceptual.
----------Después de la poderosa síntesis tomista, de sentido y de intelecto, de esencia y de ser, de universal y de singular, de abstracto y de concreto, de uno y de múltiple, de posible y de actual, de real y de ideal, no ciertamente los discípulos del Aquinate, quienes se mantienen fieles hasta nuestros días, alentados por el Magisterio de la Iglesia, sino algunos filósofos que no son ya capaces de comprender la altura, la universalidad, el radicalismo y la ductilidad del realismo tomista, pierden de vista su concepción analógica del ente, la distinción real entre esencia y ser, y separan lo que Tomás había sabiamente unido: por una parte, con Juan Duns Scoto [1266-1308], se dejan atraer demasiado por la importancia del obrar de la mente en el producir el concepto, y por otra, con Guillermo de Ockham [1287-1347], restringen el horizonte del intelecto a lo sensible, entendiendo la metafísica no como ciencia del ente universal o común, sino como intuición experimental de este individual ente presente al sentido o que aparece al sentido.
----------La decadencia de la metafísica después del vértice tomista conlleva también la pérdida del sentido del ser (esse), tal como Tomás lo había definido: no simple afirmación de existencia, predicable univocamente de todo lo que puede existir, sino acto, energía, perfección y cumplimiento de la esencia según diversos grados de perfección, como ya había intuido Platón con la doctrina de la participación, en modo tal que el ser está sujeto a diversos grados, donde el máximo es el divino. Por eso la Biblia llama a Dios el "Altísimo" (cf. la obra magistral de Cornelio Fabro, La nozione metafisica di partecipazione secondo San Tommaso d’Aquino, SEI, Torino 1950).
----------Una cosa existe o no existe. También al ser, ciertamente, se opone el no-ser. Sin embargo el mal existe, pero es privación del ser. La nada es no-ser, pero si sabemos lo que es la nada, quiere decir que de algún modo, la nada, en cuanto idea, existe. Las ideas existen, pero no tienen ser. La esencia de las cosas existe en Dios, pero de por sí la esencia todavía no tiene el ser, si Dios no se lo dá. El no existir es ciertamente no-ser. Pero no-ser no dice necesariamente no-existir.
----------La idea existe, pero no tiene ser, es decir, no es lo real. Si algo es, quiere decir que existe. A la inversa, algo puede existir, como lo posible, sin tener el ser en la realidad. Por tanto, el pleno realismo no se contenta con lo simple posible, con lo ideal, el realismo no se contenta con la esencia y con el existir, sino que apunta al ser, porque está aquí lo verdadero real.
----------He aquí porqué la decadencia de la metafísica conlleva que el pensar, entendido como simple producir ideas o formar conceptos, tiende a separarse de lo real y a cerrarse en sí mismo. El conceptualizar viene preferido al intuir lo real. Se prefiere un concepto más perfecto, es decir, unívoco, a uno más perspicuo, aunque imperfecto, como es el analógico.
----------Parece que el objeto del saber y de la metafísica sea no tanto lo real externo, sino ante todo lo que el intelecto forma en sí mismo de lo real conocido, lo que Francisco Suárez [1548-1617] llamará conceptus obiectivus, y al cual Descartes dará tanta importancia como para ontologizarlo, tal como para considerarlo un efecto en la mente de la acción en ella de las cosas externas. Por lo cual Descartes piensa poder demostrar que "no está solo", sino que además de él existen otras cosas porque ellas causan en su mente la "realidad objetiva de las ideas" (cf. el conceptus obiectivus), es decir, las ideas de las cosas.

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