domingo, 29 de enero de 2023

Dos pontificados, similitudes y diferencias (1/4)

Dos Papas, en aquello que esencialmente obran, no pueden sino reflejar el rostro del divino Maestro y Redentor, del cual son vicarios en la tierra, y sin embargo, como creaturas humanas heridas por el pecado original y curadas por la gracia, no pueden dejar de presentar los signos de la humana fragilidad y grandeza, que son siempre diferentes para cada Papa. Pero en lo que obran en cuanto Papas, no pueden sino hacer que la Iglesia progrese ("olvidándome del pasado, me lanzo hacia el futuro", Fil 3,13) y a la vez se mantenga ella misma ("guarda el depósito", 1 Tim 6,20). [En la imagen: una escena de la Misa exequial por Benedicto XVI].

Dos formas de ser Papa
   
----------Dos Papas, en aquello que esencialmente obran, no pueden sino reflejar el rostro del divino Maestro y Redentor, nuestro Señor Jesucristo, del cual son vicarios en la tierra, y sin embargo, como creaturas humanas heridas por el pecado original y curadas por la gracia, no pueden dejar de presentar los signos de la humana fragilidad y la humana grandeza, que son siempre diferentes para cada Papa.
----------Por consiguiente, tanto Benedicto como Francisco, en cuanto Sumos Pontífices Sucesores de Pedro y Obispos de Roma, pastores universales de la Iglesia, han sido los supremos custodios del culto al verdadero y único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, han mantenido íntegro el depósito de la fe basado en la Tradición y la Sagrada Escritura, rechazando los errores, y por tanto han enseñado la verdad sobre la Iglesia, la sacramentaria, la ética evangélica, la escatología, la angelología y la mariología.
----------Sobre el plano humano, en particular de sus ideas y de su conducta moral, han tenido sus lados positivos y negativos, virtudes y defectos, como todos nosotros, han realizado muchos actos y muchas elecciones, sobre las cuales una evaluación no es siempre fácil. Me limitaré a expresar mis modestas opiniones.
----------El papa Benedicto ha dejado este mundo y el papa Francisco ha llegado ya al término de su pontificado. Podemos por tanto hacer un balance de los dos pontificados esbozando una comparación, naturalmente con modestia, y teniendo en cuenta la posibilidad de equivocarnos en algunos juicios.
----------Comencemos inmediatamente diciendo que el cliché periodístico de un Benedicto conservador y un Francisco progresista es sustancialmente falso, pero no privado de una cierta verdad, como todas las cosas falsas, que no engañarían, si no presentaran un cierto aspecto de verdad, que es el espejito para la alondra, ya que todos buscamos naturalmente lo verdadero y nadie ama lo falso por lo falso.
----------En realidad, Benedicto ha sido reformador y mejor que Francisco, porque, con su calculada prudencia y su moderación y circunspección, ha obtenido más y ha sido más equilibrado, a diferencia de Francisco, que ha tocado el gran bombo, ha sido aclamado Papa de la misericordia, del giro epocal, del nuevo paradigma y de la revolución, pero la calidad de los resultados no llega a la de Benedicto y de hecho se ha verificado un agravamiento de las divisiones ya existentes en la Iglesia y un descenso del nivel moral medio del vivir católico, aunque se deben destacar las importantes encíclicas Lumen fidei de 2013, Laudato si' de 2015 y Fratelli tutti de 2020, las exhortaciones apostólicas Amoris laetitia de 2016, la Gaudete et exsultate de 2018, y algunos actos indudablemente importantes por no decir inauditos, como la convención de Abu-Dhabi, la condena del pelagianismo y del gnosticismo y la catequesis sobre el diablo, mientras ha tenido la felicísima idea de recomendar a santo Tomás Doctor Común de la Iglesia, retomando la tradición de unos ochenta Papas de los siglos pasados, algo que ni siquiera Benedicto y san Juan Pablo II habían hecho.
----------Sin embargo, es una pena que el papa Francisco, en ninguna ocasión en los diez años de su pontificado, no haya tratado expresamente del importante tema de la metafísica, como lo han hecho muchísimos Papas antes que él, hasta sus predecesores más recientes, como san Paulo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Si la humanidad hoy corre el riesgo de ser destruida por la inmensa conflagración atómica por el estallido de la tercera guerra mundial, esto es debido al hecho de que la humanidad se encuentra frustrada en su tensión hacia la trascendencia, íntimamente dividida en sí misma por la conflictualidad que surge de falta de un razonar común y de un conocimiento universal, lo que conduce a la autodestrucción y se ha perdido la vía de la concordia y de la paz, que es asegurada por la sabiduría metafísica, máxima y fundamental expresión de la universalidad de la razón. Y la fe cristiana como valor universal puede edificarse solamente sobre la universalidad de la razón, principio de la igualdad, de la fraternidad y de la libertad humanas.
----------Y ello es así porque la metafísica da el sentido de la realidad y de los grados de la realidad, hace comprender el primado del ser sobre el pensamiento, de la verdad sobre la apariencia, de la conciencia sobre la ciencia, del bien sobre el mal, del amar sobre el conocer, de lo eterno sobre lo temporal, del espíritu sobre la materia, del hombre sobre la naturaleza, de Dios sobre el hombre.
----------Por eso, tanto más complace saber que Bergoglio, siendo joven sacerdote, tuvo ocasión en Alemania, durante sus estudios, de esbozar un breve pero denso escrito de metafísica, que La Civiltà Cattolica, en abril del año pasado, ha tenido la felicísima idea de publicar. Se trata de un breve manuscrito de 1987-88, titulado "Interpretar la realidad", una colección de pensamientos sobre el valor de la metafísica, sobre su método y sobre la relación del intelecto con la verdad y con la realidad. He comentado ese documento meses atrás en este blog, con un artículo en cuatro partes titulado La metafísica del padre Bergoglio.
   
Benedicto, ¿un Papa conservador?
   
----------¿Ha sido Benedicto -como dice el periodismo- un Papa conservador? Sí, pero en el mejor sentido de la palabra, sin ninguna nota de reprobación, en cuanto se sabe que compete ante todo al Papa conservar intacto el depósito de la fe. Al respecto, el magisterio de Benedicto aparece doctrinalmente mucho más rico que el de Francisco, sobre todo si consideramos, además de las tres encíclicas del papa Ratzinger, la Deus caritas est, la Spe salvi y la Caritas in veritate, también los documentos publicados cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, entre los más famosos los de la teología de la liberación de 1984 y de 1986, el de la atención a las personas homosexuales de 1986, el del respeto a la vida humana naciente de 1987, la instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo de 1990, el de algunos aspectos de la Iglesia entendida como comunión de 1992, la declaración Dominus Iesus del 2000 acerca de la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia, la declaración sobre el compromiso de los católicos en política de 2002, y el de la colaboración entre hombre y mujer en la Iglesia y en el mundo de 2004.
----------Lo cierto es que el papa Benedicto ha sido un verdadero Papa reformador, y en tal sentido un Papa progresista, si "progresista" quiere decir amante y fautor del progreso. ¿Acaso progresar en el bien no es un preciso deber? La caridad que no progresa no es caridad, dice san Agustín de Hipona.
----------Al fin de cuentas, el Concilio Vaticano II ha sido un Concilio progresista, no debemos temer decirlo; y es precisamente éste el mérito del Concilio de nuestro tiempo, éste es su motivo de gloria y su valor, progresista naturalmente no en el sentido en el cual los modernistas entienden el progreso, es decir, como ruptura con el pasado, a la manera hegeliana, aún cuando es cierto que hay un pasado con el cual se debe romper, el pasado del pecado, o un pasado para olvidar, el pasado de la miseria y del sufrimiento.
----------Pero el progreso que quebranta e infringe la obligación de la fidelidad no es progreso, sino traición. El progreso que cambia lo que debe permanecer no es un progresar, sino que es un deformar. La discontinuidad allí donde debe haber continuidad no es progreso, sino falsificación. Por eso, el gran programa de reformas que el papa Benedicto XVI se propuso en 2005 e implementó a lo largo de los ocho años de su pontificado se resume en la fórmula "progreso en la continuidad".
----------Benedicto ha mostrado más interés por la filosofía y la teología cristianas que Francisco, ha recordado repetidamente el valor de la metafísica y de los valores universales y perennes de la razón tanto en el campo especulativo como en el campo moral, evidenciando el valor de la cultura greco-romana y criticando diversos errores como el positivismo, el relativismo, el idealismo, el iluminismo, el cientificismo, la masonería.
----------Por cuanto respecta a la relación del cristianismo con la cultura, Benedicto tenía muy en claro el primado de la cultura greco-romana sobre las otras culturas, aunque supiera muy bien lo que es la inculturación. Y esto es así porque Benedicto conocía bien la universalidad de la razón, aunque en la multiplicidad de sus expresiones en las diversas culturas. Sin embargo, sabía bien que si existen las culturas es porque existe la cultura, así como si existen los hombres individuales es porque existe la naturaleza humana. A menos que queramos caer en el necio nominalismo que dice que lo universal es solo un nombre.
----------Al respecto de esa temática, la universalidad de lo humano, el papa Francisco la expresa mediante los conceptos de fraternidad y de igualdad. Sin embargo, en Francisco falta la percepción de los niveles de la cultura, por lo cual a propósito del Sínodo sobre la Amazonía, el cual había hablado de la "sabiduría ancestral" del pueblo amazónico, es necesario decir que nadie duda de tal sabiduría, a condición sin embargo de no poner a Pachamama al mismo nivel del Dios de Aristóteles o del Dios de Platón.
----------Por eso, la Iglesia ha utilizado la filosofía griega para la formulación de los dogmas y, con todo el respeto por Pachamama, también los indígenas de la Amazonía podrán llegar a la comprensión de la doctrina católica sólo a condición de que acepten las fórmulas dogmáticas y los artículos del Credo, que la Iglesia ha elaborado utilizando y purificando la metafísica, la antropología y la cosmología de Aristóteles.
----------Por otra parte, el lenguaje con el cual se expresaba el papa Benedicto, por su precisión y claridad teológica, nunca creó problemas de interpretación, nunca se prestó a interpretaciones de tipo modernista, siempre estuvo libre de ambigüedades y de dobles sentidos, por lo cual nunca suscitó discusiones acerca del sentido de sus palabras; en todo caso, era precisamente cuanto decía lo que suscitaba críticas y disensos, tanto entre rahnerianos como lefebvrianos, entre modernistas y pasadistas.
----------Es cierto que el papa Francisco es sistemáticamente incomprendido hasta el día de hoy por pasadistas obstinados e impenitentes, que lo acusan falsamente, pero esto es claramente un escándalo farisaico, que no debe tenerse en cuenta en absoluto. Sin embargo, debemos también tener en cuenta que ha habido un escándalo entre los simples y aquí creo que Francisco habría debido dar una respuesta y una aclaración, cosa que casi nunca ha hecho. Por ejemplo, ¿cuánto le costaba tranquilizar a los cuatro Cardenales, que le habían expuesto los famosos dubia acerca de la exhortación Amoris laetitia?
----------Naturalmente, lo que acabo de decir no excluye mi convicción de que la actitud de aquellos cuatro cardenales fue incorrecta al cuestionar en cierto modo o poner en duda la indefectibilidad de la fe del sucesor de Pedro. Considero que aquellos dubia no eran preguntas humildes de un hijo al padre común, sino una forma en cierto modo hipócrita de tratar al Romano Pontífice como si fuera un hereje, o al menos de dudar de su fe, lo cual es inconcebible para todo católico. Sin embargo, habiendo dicho eso, repito: nada le costaba al papa Francisco tranquilizar a aquellos cuatro Cardenales, respondiendo a sus dudas, aunque no hubieran sido correctamente planteadas. Naturalmente aquí, como en gran parte de lo que digo y diré en este artículo, se trata de mis simples opiniones. Sin embargo, estoy empeñado en el deseo de prestar un servicio a los lectores para su mejor comunión con estos dos sucesores de Pedro, Benedicto y Francisco, a quienes la Providencia en sus misteriosos designios ha querido unir en una fraterna colaboración por el bien de la Iglesia.
----------Sin embargo, deberíamos preguntarnos por qué nadie ha pensado nunca en acusar al papa Benedicto de herejía. El motivo es simple, porque el papa Benedicto XVI siempre ha tenido un lenguaje tan claro, apropiado e inequívoco, que nunca ha ofrecido ningún apoyo a acusaciones de tal género. Benedicto, como es bien sabido, no ha sido atacado tanto por los pasadistas, sino más bien por los modernistas, los cuales con sus insensatas acusaciones no han hecho más que mostrarse más patentemente en su propia malicia.
----------Por supuesto, lo que acabo de decir, acerca de que las mayores críticas hacia Benedicto hayan partido del ámbito modernista, no excluye que también su pontificado haya sido muy criticado por pasadistas, pseudo-tradicionalistas. Es cierto que el papa Benedicto ha sido mayormente atacado por neo-modernistas (quienes incluso conspiraron para que renuncie). Esto está muy claro. Sin embargo, esto no quiere decir que los únicos críticos de Benedicto hayan sido los modernistas. Me permito detenerme sobre este punto, porque el considerar erróneamente que Benedicto haya sido criticado sólo por modernistas, genera equívocos.
----------Quien haya seguido (aunque más no fuere sobrevolando de modo panorámico) lo acontecido durante estas dos últimas décadas en la "burbuja pasadista" (muy mal llamada tradicionalista), puede tranquilamente asegurar que los pasadistas han sido tan feroces contra Benedicto XVI, como lo habían sido contra los papas san Paulo VI y san Juan Pablo II. Me estoy refiriendo a los lefebvrianos y a los filo-lefebvrianos. Incluso algunos pasadistas más cautelosos en sus estilos y maneras, salvaguardando siempre las apariencias, como es el caso del profesor Roberto de Mattei, no han dejado de criticar obstinadamente el pontificado de Benedicto. De Mattei, por ejemplo, criticó duramente la decisión de Benedicto XVI de volver a convocar la reunión de oración interreligiosa en Asís, al igual que criticó la insistencia de Benedicto en enfatizar los aspectos dogmáticos vinculantes del Concilio Vaticano II, o, finalmente, ha proseguido De Mattei en recientes días, incluso después de la muerte de Benedicto, rechazando el magisterio sobre el "emeritado pontificio" tal como Benedicto lo expresó en su declaración de renuncia (verdadero acto magisterial). Aquí me ahorro citar las críticas a Benedicto XVI por parte de los lefebvrianos, que están siempre muy lejos de conservar las formas más educadas y respetuosas en que las expresan los pasadistas al estilo De Mattei.
----------Por tanto, Benedicto también ha sido criticado por los pasadistas, aunque por los modernistas en mucho mayor medida. El haber sido atacado por los dos partidos extremos es señal de que su posición era imparcial y constituye un punto de equilibrio, tal como corresponde al Vicario de Cristo. De esa posición debemos tomar ejemplo. Por ello, nuestro deseo y nuestra intención, precisamente porque debemos también todos tener esta posición super partes, es hacer todo lo posible por acercar a los dos adversarios, resaltando los aspectos positivos de ambos, modernistas y pasadistas, aspectos que de por sí están hechos para complementarse mutuamente. Este es el voto más importante que me gustaría expresar para el próximo Papado. Esta es, de hecho, la necesidad más urgente que tiene hoy la Iglesia, llamada más que nunca a ser signo de paz para un mundo en peligro de destrucción. Sin embargo, sólo una Iglesia que haya superado este conflicto interno puede cumplir con credibilidad su misión de llevar la paz de Cristo al mundo.
----------Por otra parte, Benedicto XVI tenía también un corazón muy sensible por la unidad y santidad de la Iglesia, hasta el punto de que era capaz de recoger aspectos positivos dondequiera que se encontraran, fueran lefebvrianos o rahnerianos y, por eso mismo, Benedicto ha sido capaz de crear contacto y acercamiento entre las opuestas facciones, para favorecer la recíproca integración y el diálogo, la conciliación y la concordia, aunque en la diversidad de las posiciones y de las cualidades propias de cada una.
----------Ahora bien, por una parte, Benedicto percibía los valores de la firmeza, de la continuidad, estabilidad, seguridad, constancia, certeza, identidad, coherencia, inmutabilidad, fidelidad, perseverancia, conservación, obediencia. Tenía bien presente que nuestro Señor Jesucristo nos ha consignado su Evangelio en el pasado. Por eso el Evangelio contiene una Palabra inmutable, una Palabra que no pasa: "cielo y tierra pasarán; mis palabras no pasarán". De ahí la percepción del valor de la Tradición, como conservación y transmisión oral de la Palabra de Dios a través de la sucesión apostólica en la guía de la Iglesia.
----------Pero por otra parte nadie puede dudar que Benedicto tenía claro en qué consiste el progreso teológico y moral del individuo cristiano y de la Iglesia en la historia. Sabía bien que progresar quiere decir avanzar, hacer crecer, desarrollar, mejorar, renovar, aumentar, profundizar, explicitar aquello mismo que debemos conservar fielmente, tal como es, sin cambiarlo, sin quitarle nada y sin añadir nada.
----------Benedicto XVI tenía muy claro el intrincamiento recíproco que se ha producido desde los inicios del cristianismo, del logos griego con el Logos joánneo, no sólo como para promover el progreso de la técnica y de todos los ciencias de la naturaleza, sino sobre todo para generar la singularísima originalidad de la filosofía cristiana y de la teología cristiana, que han edificado la cultura, la Iglesia y la civilización europea, modelo luego de cultura, de Iglesia y de civilización para todo el resto del mundo.
   
2013-2022: los diez años con los dos Papas
   
----------La Iglesia ha tenido que afrontar la inaudita prueba del desdoblamiento del Papado, que ha parecido a algunos una traición a lo instituído por nuestro Señor Jesucristo: la única guía de la Iglesia. Por el contrario, estos diez años de convivencia entre los dos Papas, el papa en el cargo y el papa emérito, han aclarado la diferente posición y el rol diferente del papa Benedicto y del papa Francisco: ambos gozando del munus petrino, pero solo Francisco ha agregado al munus el ministerium, como para decir que el ser Papa (munus) ha pertenecido a ambos; mientras que el hacer el Papa (ministerium), es decir, el gobernar efectivamente la Iglesia, ha sido propiedad exclusiva de Francisco. Por eso Benedicto se ha autonominado Papa "emérito", sobre el modelo de los obispos eméritos. Lo que significa que, dadas estas aquí sucintas explicaciones, hemos tenido según la voluntad de Cristo un solo Papa al gobierno de la Iglesia.
----------Sobre el motivo de la renuncia de Benedicto infinitas han sido las discusiones. Cosa sabia y obligada es atenerse a las explicaciones dadas oficialmente por Benedicto en la Declaración de su renuncia. Estos días ha sido conocida una enfermedad de Benedicto durante todo su pontificado, pero que no hace más que confirmar lo expresado por él en su Declaratio: "vigor quidam corporis et animae... in me modo tali minuitur". Sin embargo, no está prohibido expresar hipótesis y más que hipótesis sus motivos profundos, que no desmienten en absoluto los oficiales, pero que aparecen ante una mirada atenta a la situación de la Iglesia de hoy, a saber, el hecho de que el papa Benedicto ha encontrado una oposición entre sus propios colaboradores, oposición que de tal modo ha debilitado su poder, que Benedicto ya no se ha sentido capaz de continuar gobernando la Iglesia: "in mundo nostri temporis... et quaestionibus magni ponderis pro vita fidei perturbato".

11 comentarios:

  1. Estimado padre: ¿podría explicar mejor la referencia que usted hace a los cardenales de los dubia? Usted dice que el papa Francisco debería haberles respondido. Pero a la vez dice que plantear los dubia no ha sido correcto. ¿Podría explicarse mejor? Gracias.

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    1. Estimado Fernando,
      los Dubia carecían de esa simplicidad que debe caracterizar la pregunta de quien desea ser instruido con un sí o con un no.
      En cambio, tenían el aspecto de querer hacer como una verificación de la ortodoxia del papa Francisco. En este punto es comprensible que el Papa se haya ofendido.
      En mi opinión, habría podido convocar a los Cardenales y reprenderlos paternalmente. Y aprovechar la ocasión para aclararles cualquier duda que tuvieran.

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  2. Estimado Filemón,
    la sola pregunta acerca de si el de Benedicto ha sido un pontificado conservador, o si el de Francisco es un pontificado progresista, revela las limitaciones de tal pregunta, mucho más si semejante pregunta implicara una disyuntiva, como si se pensara que si la cualificación de ser un católico conservador o tradicionalista signifique a la vez la imposibilidad de ser un católico reformador o progresista.
    Me parece que, en última instancia, el único comienzo posible para dar una respuesta y solución a tal pregunta comienza por la definición de tales términos: qué se entiende por conservador, tradicionalista, reformador, progresista...
    Finalmente, otra pregunta que ronda la misma cuestión: ¿pueden ser usados tales adjetivos fuera del ámbito faccioso en e que viven algunos miembros de la Iglesia?

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    1. Querido Berengario,
      acerca de los cuatro términos que mencionas (conservador, tradicionalista, reformador, progresista) existen en la actualidad tantas confusiones, malentendidos y equívocos que quien necesite usar esos vocablos seriamente, deberá necesariamente explicar en qué sentido los usa.
      De ahí que (respondiendo a tu última pregunta) tanto el término tradicionalismo como progresismo, si se explica su correcto y sano significado (como yo lo he hecho en repetidas ocasiones) son vocablos que pueden ser usados para cualificar la tendencia (legítima e incluso necesaria) de auténticos católicos, que pueden estar más o menos inclinados a la tarea de conservación del depósito de la fe como a la obra del progreso en la explicitación de la verdad y crecimiento de la virtud en la Iglesia.
      De hecho, ser tradicionalista (en el sentido de conservar el depósito de la Revelación), como ser progresista (en el sentido de progresar en la Fe y en la vida cristiana), no son términos que se excluyan, sino que se complementan. En tal sentido, el Papa, aunque pueda tener personalmente una mayor tendencia hacia una u otra obra eclesial, en cuanto Sumo Pontífice, no puede sino hacer obra de conservación y de progreso.
      El loable apelativo de progresista es usufructuado maliciosamente por los modernistas. El laudable apelativo de tradicionalista es usufructuado maliciosamente por los pasadistas.
      En cambio, considero que los términos "modernismo/modernista" y "pasadismo/pasadista", son de por sí suficientemente explícitos como para evitar cualquier equívoco, y estar bien ciertos de su nocividad. Ni modernismo ni pasadismo pueden albergar ni expresar ningún buen significado.

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  3. El papa Benedicto ha dejado este mundo.
    Pero ¿por qué dice que el papa Francisco ha llegado ya al término de su pontificado?

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    1. Estimado Raúl,
      intenté referirme al hecho de su avanzada edad y a aquello que humanamente es previsible, augurándole en todo caso todavía muchos años más de vida y de gobierno de la Iglesia.

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    2. En ese aspecto es cierto que pareciera que no le queda mucho. Benedicto renunció a los 85 y Francisco ya tiene 86 años.

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  4. Sergio Villaflores30 de enero de 2023, 6:28

    Estimado padre Filemón,
    respecto a su último punto, el referido a la situación de los dos Papas durante los años 2013 a 2022, y respecto a la necesidad o no de legislar canónicamente acerca del Papa emérito, el papa Francisco ha tenido algunas expresiones en una entrevista de la semana pasada con The Associated Press.

    El periodista le preguntó: ¿Usted tiene ya una idea de qué haría de forma diferente si llega el momento de su jubilación?
    El papa Francisco respondió: Me preguntaron una vez. ¿Y vos qué harías? Bueno, yo soy obispo emérito de Roma, si renuncio. Me voy a vivir a la casa del Clero de Roma, y punto. Es decir, la experiencia de Benedicto ya da lugar a que los nuevos papas que renuncien se inserten de una manera más libre, porque él todavía era esclavo, entre comillas, de un Papa, ¿no? De la visión de un Papa, de un sistema, ¿no? Esclavo en el sentido bueno de la palabra. En el que no era del todo libre, como quizás hubiera querido él volver a su Alemania y seguir desde ahí estudiando teología. Pero hizo todo lo que pudo para estar lo más cercano. Y esta fue una buena solución intermedia, una buena solución.

    Y enseguida vino la pregunta: ¿Y se van a promulgar normas, regularizar esa nueva institución de la Iglesia?
    Francisco: ¿La de Papa emérito? No se me ocurrió. Le digo la verdad. Incluso no se me ocurrió hacer testamento sobre mí, no. Creo que la cosa se tiene que dar sola, ¿no? Y después de alguna experiencia más, ahí se podría regularizar más o reglamentar más. Pero por el momento no se me ocurrió.

    A mí me llama la atención en su insistencia sobre su título de "Obispo de Roma", aunque parece que también ha considerado la posibilidad de legislar acerca de la situación del Papa emérito.
    ¿Qué opina usted?
    Gracias

    Sergio Villaflores, Valencia, SP

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    1. Estimado Sergio,
      gracias por lo que me informa. Pero para tener una visión general del contexto, ¿podría usted informarme de algún enlace en el que hallar el texto completo de la entrevista que usted menciona? Se lo agradeceré.

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    2. Sergio Villaflores1 de febrero de 2023, 4:49

      La entrevista de Associated Press con el Papa es del 24 de enero, y se puede encontrar completa en Vatican News: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-01/el-papa-francisco-las-criticas-ayudan-a-crecer-entrevista.html

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    3. Estimado Sergio,
      gracias por la información acerca de esa entrevista. La he leído de inmediato.
      Respecto a la necesidad o no de legislar canónicamente acerca del emeritado pontificio, las palabras del papa Francisco en esa entrevista, parecen sugerir su inclinación hacia la afirmativa, aunque él no esté dispuesto a hacerlo en su pontificado, sino que parece dejar esa tarea a su sucesor.
      Francisco considera la decisión tomada por Benedicto XVI como "una buena solución intermedia, una buena solución". Y respecto a la pregunta que le hace el periodista acerca de si se van a promulgar normas, y regularizar la nueva institución del emeritado pontificio en la Iglesia, Francisco responde: "¿La de Papa emérito? No se me ocurrió. Le digo la verdad. [...] Creo que la cosa se tiene que dar sola, ¿no? Y después de alguna experiencia más, ahí se podría regularizar más o reglamentar más. Pero por el momento no se me ocurrió".
      Por lo tanto: de las palabras de Francisco surge que él tiene en claro que la del Papa emérito es una nueva institución en la Iglesia, pero que "no se le ocurre" a él legislar durante su pontificado, sino que esa tarea la deja para su posteridad.
      Respecto a su otra pregunta, acerca de la insistencia de Francisco en llamarse "Obispo de Roma", ¿qué hay de malo en ello? Está en línea con el Magisterio, la Escritura y la Tradición: el Obispo de Roma es el Papa, y el Papa es el Obispo de Roma. ¿Cuál es el problema?

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