sábado, 22 de octubre de 2022

Los fariseos de hoy (1/2)

Hay que tener cuidado para no dejarnos engañar por el hecho de que los fariseos del tiempo de Jesús fueran tradicionalistas, para acusar de fariseísmo solamente a los pasadistas y exonerar a los modernistas, que no son tradicionalistas. No, los actuales fariseos no son sólo los modernistas ni sólo los lefebvrianos o viganianos o minutellianos o restauracionistas o anti-progre o contrarrevolucionarios. No. El corazón, la esencia, la "levadura" del fariseísmo, no está aquí. Al fariseo de hoy (como al fariseo de siempre) no le interesa para nada el tradicionalismo ni el modernismo. [En la imagen: fragmento de "Cena en casa de Simón el fariseo", óleo sobre tela de 1544, obra de Alessandro Bonvicino Il Moretto, actualmente en la Iglesia de la Piedad, Venecia, Italia].

El fariseismo como raíz común del pasadismo y del modernismo
   
----------Para formular en una sola frase la tesis del presente artículo, lo que a continuación intentaré explicar es que: los modernistas son los fariseos de hoy. Sin embargo, esta tesis, así, tal como la formulo, puede generar malentendidos. Por ejemplo, si lee esa frase alguno de esos pasadistas que suele visitar a menudo este sitio, podría sentirse tranquilo de que hoy mis dardos no le apuntan a él, con lo que se equivocaría. Cuando digo que los modernistas son los fariseos de hoy, no toco más que la superficie del problema, a menos que me explique a fondo sobre lo que quiero decir, y llegue a la raíz de la cuestión (como espero hacerlo). Con mi tesis estoy afirmando algo parecido a como si dijera que los tradicionalistas eran los fariseos del tiempo de Jesús, lo cual es verdad, pero con ello tampoco iría más allá de la superficie del problema, sin llegar a la raíz, la cual, quiero aclararlo de entrada, fue individuada por Jesús mismo: la hipocresía.
----------El movimiento discursivo de este artículo intenta llegar a la raíz del pecado del fariseísmo, que es la hipocresía, y a partir de ella explicar tanto el tradicionalismo del tiempo de Jesús (y el pasadismo actual) como el modernismo de nuestro tiempo. La hipocresía, como veremos, está en la raíz tanto de una como de la otra corriente. De hecho, el actual pasadismo tiene origen como descriteriada reacción al modernismo y sigue siendo funcional y dependiente del modernismo, y la simple (aunque no evidente) explicación de su parentesco es que ambos, modernismo y pasadismo, tienen una misma raíz: el fariseísmo.
----------Puestos a la tarea de responder a la pregunta acerca de quiénes pueden ser los fariseos de hoy día, lo primero que hay que advertir es que no debemos dejarnos engañar por el hecho de que los fariseos del tiempo de Jesús fueran sin duda tradicionalistas, para así acusar hoy de fariseísmo por ejemplo a los lefebvrianos o a los minutellianos o los viganianos o a los restauracionistas o a los contrarrevolucionarios o a los "anti-progre", y exonerar al mismo tiempo de fariseísmo a los modernistas, que no son tradicionalistas.
----------A decir verdad, al desarrollar la tesis de este artículo ("los modernistas son los fariseos de hoy") sólo estoy afirmando dos cosas: 1) que los modernistas están afectados en su raíz por el pecado de fariseísmo (y lo demostraré), y 2) que actualmente los modernistas son el principal problema de la Iglesia (lo cual no necesito demostrarlo, porque es una evidencia o, en todo caso, ya lo he probado en repetidas ocasiones). Esto no quita que sea verdad que: 3) los pasadistas están afectados también radicalmente del pecado de fariseísmo, y 4) que los pasadistas son también hoy un problema (aunque no el principal problema, por la sencilla razón de que no tienen ni poder ni mayor influencia en la Iglesia, al ser una ínfima minoría).
----------El caso es que si consideramos la cuestión sólo superficialmente (es decir, en el mero plano histórico y sociológico), entonces observaremos que, sí, los fariseos de la época de Jesús eran partidarios de la tradición; por consiguiente, podemos decir que, bajo este aspecto, los modernistas de hoy no son fariseos, y que de modo similar a los fariseos tradicionalistas del tiempo de Jesús, hoy son fariseos los actuales pasadistas, en sus diversas vertientes. Sin embargo, si abandonamos la superficie y vamos a la raíz del fariseísmo, y entendemos por fariseo lo que entendió y nos explicó Jesús, es decir, una persona hipócrita o doble, entonces podemos decir que, de varias maneras y en diferentes medidas, tanto los modernistas como los pasadistas son fariseos. Sin embargo (volviendo a la superficie o a la constatación sociológica), por su número, su poder, y su influencia, se mantiene la tesis: los modernistas son los fariseos de hoy.
----------Un escritor argentino que ha hecho muchas alusiones al fariseísmo ha sido el padre Leonardo Castellani [1899-1981], aunque nunca jamás escribió ni un tratado teológico moral, ni siquiera un libro entero dedicado exclusivamente al tema. Sin embargo, suele afirmarse, incluso entre aquellos que se presentan como discípulos suyos, que el fariseísmo ha sido la principal preocupación teológica del publicista argentino, así como también los temas de la escatología. Sin embargo, tal suposición no es totalmente cierta. En realidad, si hacemos un repaso a todas las intervenciones de Castellani sobre el tema del fariseísmo (que muchas veces se reducen a alusiones literarias), resulta que, para decirlo con absoluta franqueza, en mi opinión nunca aparece un pensamiento del todo coherente, sistemático y articulado sobre este fundamental problema.
----------Y esto no nos tiene por qué asombrar en Castellani, quien antes que filósofo o teólogo o exégeta, quiso ser un literato. De ahí que advertimos que el análisis que del fariseísmo hace Castellani, se ha reducido a la exégesis de los textos biblicos, aplicados a los problemas del clero de su tiempo (y muy frecuentemente relativos a sus sufrimientos personales, en excesiva auto-referencialidad) por lo cual era natural que Castellani partiera del fariseísmo de los tiempos de Jesús, siendo ese fariseísmo sobre todo abusivamente tradicionalista. Sin embargo, Castellani tiene el mérito de haber individuado la esencia o raíz del fariseísmo en la hipocresía, por lo cual creo que hubiera podido llegar a identificar esa misma raíz en el actual modernismo postconciliar, que Castellani no parece haber llegado a discernir claramente en su ancianidad, en el inmediato postconcilio.
   
Identificación de una mala costumbre generalizada
   
----------Una cosa de la cual debemos darnos cuenta es que, a ciento quince años de la publicación de la famosa encíclica Pascendi Dominici gregis del papa san Pío X, el modernismo todavía sigue existiendo hoy, como ya muy temprano lo señalara Jacques Maritain en el lejano 1966 (en Le paysan de la Garonne, Desclée de Brouwer, Paris 1966, p.16), y el filósofo y teólogo francés supo advertir que este resurgido modernismo es, de hecho, mucho peor que el de la época del papa Sarto. A decir verdad, el modernismo nunca ha sido completamente derrotado; y los errores condenados por el venerable papa Pío XII en la Humani generis no son otros sino los que están en la línea de los errores modernistas condenados por san Pío X.
----------En efecto, el modernismo no ha sido sólo ese fenómeno histórico, que fue enfrentado por el papa san Pío X, con aquellas precisas características históricas, parte de las cuales han desaparecido, y hoy ya no son actuales, sino que se puede considerar como un especial vicio del espíritu, como tal por encima del tiempo y que, por lo tanto, en cuanto tal, puede siempre volver a presentarse en el curso de la historia.
----------Ahora bien, aquello que en sí constituye, en este sentido, el modernismo, lo dice la palabra misma: es una exaltación idolátrica de la modernidad, es querer ser modernos de un modo descriteriado, es decir, hacer de la modernidad, tomada en bloque, en su conjunto, a ojos cerrados, sin distinguir valores y defectos, como un ideal o modelo o referencia absolutos, por encima del mismo Evangelio, del cual en tal modo los modernistas toman solamente aquello que a ellos les gusta, rechazando todo el resto.
----------El modernismo se puede considerar una forma moderna de fariseísmo, en cuanto tanto el modernismo como el fariseísmo están inspirados en esa hipocresía, que viene denunciada y condenada por nuestro Señor Jesucristo, hipocresía que es el vicio de quien finge una religiosidad, de la cual no está interiormente convencido, de ahí su incongruencia entre su profesión religiosa y su práctica de vida, entre aquello que dice y aquello que hace. De hecho, Cristo asocia de tal manera el fariseísmo a la hipocresía, que el fariseísmo ha permanecido también en los siglos siguientes hasta hoy como sinónimo de hipocresía.
----------Esto nos lleva a una consideración que en mi opinión es importante y que me parece que sólo muy pocos hacen. Se suele atribuir la causa del actual malestar de la Iglesia al contraste y a la lucha entre pasadistas y modernistas; y eso es correcto. Pero lo que a mi juicio constituye el fondo y la raíz primera del mal, que afecta a entrambas partidos adversarios, pero sobre todo a los modernistas, es la pésima costumbre, que se ha creado y difundido en muchos, de un uso capcioso, engañoso y deshonesto de la razón y del lenguaje, en la falsa convicción, de origen ockhamista y luterano, de que la fe se afirme haciendo violencia a la razón, y que la razón no sepa hacer otra cosa más que construir razonamientos sofísticos y engañosos, por lo cual el creyente, que quiere usar de la razón para defender o difundir la fe, se siente autorizado a defenderse en modo desleal y a hablar al otro de manera deshonesta, sin tener en cuenta las reglas del pensar, del razonar y del hablar, que no son sólo reglas gramaticales, técnicas o lógicas, sino también actos humanos voluntarios, los cuales, en cuanto tales, no pueden no tener relación con el bien y con el mal (o sea, con lo moral), con el favor o con el daño hecho al prójimo, por lo cual se puede pecar en el razonamiento no sólo en sentido formal usando las así llamadas "falacias", sino también en sentido moral, si son usadas con malicia para engañar o para encubrir las propias fechorías. He aquí entonces que aparece el pecado de mentira o de hipocresía.
----------Se ha llegado de tal manera lejos en esta adulteración del recto pensar y del honesto hablar, que actualmente muchos sedicentes "católicos", bajo el pretexto de reconocer al que es "diferente", llegan al punto de negar validez al principio del tercero excluido, sosteniendo, por ejemplo, que no se debe excluir que a la alternativa "o es verdadero o es falso" se pueda agregar una tercera posibilidad: "es verdadero y falso". De modo que lo falso ya no es lo contrario de lo verdadero, sino que es simplemente "diferente", "diverso"; y por consiguiente, el mal no está opuesto al bien, sino que es simplemente "diferente".
----------Como ya hizo Hegel, hoy no se está contento solamente con ocultar el error detrás de la apariencia de la verdad, y el pecado bajo el disfraz de la virtud, sino que se llega a violar el principio de no-contradicción, llevando al máximo la hipocresía y el engaño de quien quiere hacer aparecer verdadero no sólo lo que es falso o incoherente, sino incluso absurdo e imposible (esta es la suposición sostenida por Chiara Giaccardi y Mauro Magatti, en un libro al cual ya he hecho referencia en otros artículos de este blog: La scommessa cattolica, Editrice Il Mulino, Bologna, 2019, pp.85-86). Con esto, estamos en la total insensatez, en el disparate total: no se podría ofender al catolicismo de un modo más grave.
   
El modernismo es manifestación de hipocresía
   
----------En efecto, como dice Jesús: "estad atentos y cuidaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos" (Mt 16,6), la levadura de los fariseos es la hipocresía. Para aclarar la relación del fariseísmo con el modernismo, como forma moderna de hipocresía, es necesario, por tanto, aclarar por qué motivo Jesús es tan severo contra la hipocresía. De hecho, parece ser para Él el peor de todos los pecados. Existe, es verdad, gravísimo e imperdonable, el pecado contra el Espíritu Santo (Mc 3,28), pero a mi parecer la hipocresía manifiesta su gravedad, en cuanto ella puede ser reconducida, como a su raíz primera, al pecado de soberbia, por el cual el sujeto, centrado en sí mismo antes que en Dios, se cierra soberbiamente en punto de muerte al ofrecimiento del perdón divino. En la raíz de la hipocresía de los fariseos está la soberbia, por la cual ellos, según la acusación lanzada contra ellos por Jesús en el dramático enfrentamiento con ellos narrado por Juan (Jn 8,31-59), no son de Dios, sino que son hijos del diablo (Jn 8,38 y 44).
----------También hay que tener presente que la conducta del hipócrita, como la denuncia Jesús mismo, está hecha de apariencia exterior, ya sea para obtener prestigio o admiración o seguimiento o poder y honores por parte de la gente. Para obtener eso, el hipócrita asume en su conducta y en sus ideas lo que es apreciado por los poderosos, por la mayoría y por las masas. Ahora bien, sin embargo, es evidente que el objeto de esta apreciación cambia con el pasar del tiempo y con los cambios históricos.
----------La hipocresía, que aquí nos interesa y a la cual sobre todo se refiere el Señor, es la hipocresía religiosa. Por eso Castellani adscribe el pecado de fariseísmo a una determinada función social, la clerical, pues afirmaba que "el fariseísmo es la corrupción propia de los sacerdotes". La hipocresía religiosa (y sobre todo la hipocresía del clero) es el simular o fingir públicamente una piedad aparente, para atraer la estima y la admiración de los hombres piadosos, claro que, sin embargo para mantener, sobre todo en secreto, una conducta en verdad inmoral, completamente en contradicción con la falsa piedad exterior manifestada en público.
----------Cabe señalar, sin embargo, que el mantener oculto un cierto comportamiento o un cierto discurso no es siempre necesariamente hipocresía, cuando lo que ocultamos no esté en contraste con nuestro decir y hacer exterior. Cristo mismo, en efecto, nos manda mantener en el ocultamiento, o sea, no decir, no mostrar, a ciertas personas, ciertas verdades o ciertos comportamientos que son en sí justos y santos (Mt 7,6), pero que, sin embargo, debido a la impreparación del sujeto que nos escucha, podrían ser malinterpretados o entendidos al revés, ya sea por ser malévolos fariseos o por ser simples inocentes ingenuos.
----------Este sagaz procedimiento indicado por Jesús es un expediente pedagógico o anagógico funcional a la iniciación catequética a los misterios de la fe más recónditos, elevados y alejados del común sentir, que para ser comprendidos y apreciados, como por ejemplo la Eucaristía o el significado de la Cruz o el de la Resurrección, requieren precisamente una preparación, que está dada sólo a los iniciados.
----------También hay que considerar que lo que esencialmente interesa al hipócrita es la estima y los honores por parte del mundo, sobre todo por parte de la mayoría de la gente y de la clase de los poderosos y de las personas influyentes, cualquiera que sean. Por esto, el hipócrita no cree necesariamente en la absolutez de los valores morales y religiosos; de hecho puede ser muy bien un relativista. Pero no se piense que el relativizar el dogma sea algo exclusivo del modernismo, pues lo es también del pasadismo, que también escoge de la Escritura o de la Tradición o del Magisterio solo aquello que armoniza con la ideología asumida.
----------En cambio, aquello a lo cual los fariseos prestan la máxima atención, es ver lo que está en auge o de moda en su tiempo y en su ambiente (podríamos decir: en su estudio de "mercado"), aunque se tratara de falsos valores, y comportarse practicando esos valores. En tal modo, el éxito, que es lo único que el fariseo desea, está asegurado. ¿En el "estudio de mercado" que el fariseo ha hecho del ambiente en que se mueve está de moda el tradicionalismo? Pues bien, el hipócrita se muestra un perfecto tradicionalista. ¿En el ambiente en que se mueve está de moda el modernismo? El hipócrita es un modelo de modernista.
----------Por eso, hay que tener cuidado y no debemos dejarnos engañar por el hecho de que los fariseos del tiempo de Jesús fueran tradicionalistas, para acusar de fariseísmo solamente a los lefebvrianos y exonerar a los modernistas, que no son tradicionalistas. El corazón, la esencia, la "levadura" del fariseísmo, no está aquí. Al fariseo de hoy (como al fariseo de siempre) no le interesa para nada el tradicionalismo ni el modernismo. A él, como he dicho y repetido, sólo le interesa el aplauso de la gente. Hoy él hace de modernista, solo porque el modernismo está de moda. Por eso he dicho que los modernistas son los fariseos de hoy. Hablando en general, hoy los fariseos hacen de modernistas, porque esa es la moda; pero eso no quita que en los minoritarios cantones tradicionalistas haya fariseos que hagan de tradicionalistas.
----------Por otra parte, debe señalarse la diferencia entre hipocresía y descaro. No se trata tanto de dos pecados de diferente contenido específico, cuanto de un diferente modo de pecar: el hipócrita parece exteriormente una persona virtuosa, pero peca en secreto o al menos es incoherente entre el decir y el hacer, es una persona con una lengua doble (cf. Sir 28,13), que sirve a dos señores (Mt 6,24): Dios y mammón.
----------A la inversa, el descarado es aquel que peca descaradamente, desfachatadamente, abiertamente y manifiestamente coram populo, sin ningún freno ni vergüenza, sino de hecho arrogantemente y jactándose de su pecado o enorgulleciéndose de él. Pues bien, santo Tomás de Aquino, al tratar el tema de la hipocresía (Sum.Theol., II-II, q.111, a.2), aun reconociendo que puede ser pecado mortal, señala que al menos el hipócrita guarda las apariencias y no tiene la desfachatez de quien peca abiertamente.

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