miércoles, 12 de octubre de 2022

El valor de la religión cristiana y del sacrificio (2/2)

¿Qué es lo que hoy puede generar rechazo en la idea de sacrificio expiatorio? ¿Cuáles son las características que hacen completamente diferente el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo respecto a los sacrificios de la Antigua Alianza, e incluso de los sacrificios vigentes en las demás religiones? ¿Cuál ha sido el malentendido de Lutero respecto al sacrificio de Cristo y a la Última Cena? ¿Quién ha querido el sacrificio de Cristo? [En la imagen: fragmento de una Ilustración de Jesús Crucificado de un Manuscrito Iluminado de los años 1200 a 1232, actualmente en la Biblioteca Pierpont Morgan, Nueva York, USA].

Las dificultades de Bruni con la idea de sacrificio expiatorio
   
----------Luigino Bruni, en el citado artículo sub examine, está perturbado por la imagen de la víctima y por la idea del sacrificio expiatorio, que le causa horror, como si ese tipo de sacrificio fuera sinónimo de crueldad, sed de sangre y autolesionismo. Pero bastaría que él se detuviera un momento en la etimología de la expresión para encontrar serenidad y para apreciar el valor y la belleza del sacrificio. En efecto, sacri-ficium no quiere decir otra cosa que sacrum facio, realizo una acción sagrada; sacer-dos no significa nada más que sacrum dans, el dador de lo sagrado; sacramentum no significa nada más que signum sacrum; mientras que ex-piatio quiere decir cumplir un acto de pietas, la virtud por la cual uno es pius, religioso.
----------Ahora bien, lo sacrum y la pietas no son otra cosa que el horizonte semántico de lo divino, de lo que concierne a Dios, en el ámbito de lo cual vige la virtud de religión. Entonces, ¿dónde podría terminar todo este escándalo y este horror?... Me ahorro decirlo. A menos que (Dios no lo quiera) exista en el alma de Bruni una especie de antipatía preconcebida hacia la cruz de Cristo, lo cual sería algo abominable.
----------Por otra parte, es grande la diferencia que existe entre los sacrificios que se practicaban en la Antigua Alianza y el único y definitivo sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, el sacrificio de la Nueva Alianza, diferencia que se le escapa a Bruni en una única condena sumaria. El sacrificio mosaico es el sacrificio propio de la religión natural monoteísta, pero presente de algún modo también en el politeísmo: el sacerdote y en todo caso el oferente, que también puede ser un simple laico (véase por ejemplo el sacrificio en el Islam), ofrece una víctima, preferentemente una animal (por ejemplo un cordero) al que se le da muerte, para significar que la víctima es sustraída del dominio del hombre y pertenece sólo a Dios.
----------Por otra parte, el sufrimiento que le produce el sacrificio al oferente y a quien se asocia a su sacrificio, por el hecho de privarse de la víctima, que se supone preciosa y valiosa, es computado como descuento del pecado y para obtener el fin buscado, que es la paz con Dios. En el sacrificio mosaico la víctima es distinta del sacerdote, y el efecto del sacrificio no es real, sino sólo simbólico, ya que está claro que el sacrificio de un animal no es suficiente para obtener la remisión de los pecados, los cuales constituyen daños de tal manera grandes, que para repararlos, se necesita mucho más que la muerte de un animal.
----------Por otra parte, a fin de que se produzca una reparación real, se necesitaría que la víctima consintiera voluntariamente en la ofrenda sacrificial de sí misma, dado que aquí los que juegan son factores voluntarios, siendo tanto el pecado como la reparación actos de la voluntad. Ahora bien, evidentemente, dado que en el sacrificio mosaico la víctima es un animal, carente de libre albedrío, está claro que la víctima es llevada a la muerte por la fuerza, sin que ella pueda dar ningún consentimiento a su muerte.
----------Por lo demás, en el sacrificio mosaico el sacerdote ofrece simplemente una víctima distinta de él; el sacerdote no sufre ninguna muerte; no está seriamente involucrado en el sacrificio que ofrece; no le cuesta nada; tiene la posibilidad, si quiere, de ofrecerlo sin participación interior, de forma puramente burocrática y ritualista. Puede sacrificar sin ser movido por el amor o por el arrepentimiento, sino sólo por deber de oficio.
----------Muy diferente es el sacrificio de Cristo y en consecuencia el modo de sacrificar del sacerdote cristiano. Este divino sacrificio está ya adumbrado y prefigurado por el profeta Isaías en el c.53. El profeta, en efecto, prevé la obra y el sufrimiento de un futuro Siervo de Dios, grato a Dios -ciertamente el Mesías-, el cual, tomando sobre sí el pecado de muchos, los liberará ofreciéndose en sacrificio de expiación en su lugar, apareciendo como pecador castigado, mientras que él era inocente y salvador de muchos.
    
Las fuentes escriturísticas y católicas del verdadero sacrificio cultual
   
----------Isaías dice: "Él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias... El fue traspasado por nuestras rebeldías... El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados... El Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros... Si ofrece su vida en sacrificio de expiación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él... Mi Servidor justo justificará a muchos... Por eso le daré en premio las multitudes... Porque expuso su vida a la muerte..., siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los pecadores".
----------El Concilio de Trento, al definir lo que Cristo ha hecho por nuestra salvación, no hace más que explicitar las palabras de Isaías a la luz del Evangelio, afirmando que Cristo "con su santísima pasión sobre el madero de la cruz nos mereció la justificación y satisfizo al Padre por nosotros" (Denz.1529).
----------Y el Catecismo de la Iglesia Católica (en los números 599-618) se expresa de la siguiente manera sobre el sacrificio de Cristo: "Habéis sido rescatados no con algo caduco, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por nosotros" (1 Pe 1,18-20).
----------"Dios no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros" (Rm 8,32). "En esto consiste el amor: Dios envió a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados" (1 Jn 4,10). Jesús afirma "dar su vida en rescate por muchos" (Mt 20,28). "Él es víctima de expiación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (1 Jn 2,2).
----------"Nosotros somos santificados por medio de la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecho de una vez y para siempre" (Hb 10,5-10). Jesús afirma que el Padre lo ama porque ofrece su vida (Jn 10,17). Jesús siente que es su deber beber el cáliz que Dios le ha dado (cf. Jn 18,11). Juan señala a Jesús como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Jesús entiende su sacrificio como ese amor del cual no hay mayor: dar la propia vida por los amigos (Jn 15,3).
----------"Jesús afirma que nadie le quita la vida, sino que la ofrece de sí mismo (cf. Jn 10,18). San Pablo afirma que "Cristo ha sido inmolado" (1 Cor 5,7). La libre ofrenda que Jesús hace de sí mismo tiene su más alta expresión en la Cena consumada con los Doce Apóstoles (Mt 26,20). Aceptando en su voluntad humana que se haga la voluntad del Padre (Mt 26,42), Jesús acepta su muerte como redentora.
----------"El sacrificio de Cristo es ante todo un don del mismo Padre que entrega a su Hijo para reconciliarnos con Él (1 Jn 4,10). Al mismo tiempo es ofrenda del Hijo de Dios hecho hombre, que libremente y por amor ofrece su vida (Jn 10,17-18) al Padre en el Espíritu Santo (Hb 9,14) para reparar nuestra desobediencia. Es el amor "hasta el extremo" (Jn 13,1) que confiere valor de redención, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. "El amor de Cristo nos impulsa a pensar que uno murió por todos y por lo tanto todos han muerto" (2 Cor 5,15). "Él padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus huellas (1 Pe 2,21)".
----------El sacrificio de Cristo se diferencia de los antiguos sacrificios por diversos aspectos, que hacen de él un sacrificio único, excelentísimo y perfectísimo, insuperable, inimitable y no reiterable, y además suficientísimo para la redención y salvación de toda la humanidad, según un sacerdocio que ya no es genealógico, sino espiritual y eterno, según el orden de Melquisedec, un sacrificio que, por tanto, sustituye a los de los animales de la Antigua Alianza, y que hace obsoleto e inútil el sacerdocio de Leví y Aarón.
   
Lo que entendió mal Martín Lutero
   
----------Respecto a lo anterior, Lutero había visto correctamente. Sin embargo, la superación del sacerdocio levítico no ha querido decir superación del sacerdocio tout court. Es aquí donde Lutero se ha equivocado. Lutero ha entendido que Cristo nos ha salvado mediante el sacrificio de la cruz, pero no ha entendido que ha sido un sacrificio sacerdotal. Lutero no ha entendido que Cristo nos ha salvado gracias a un nuevo sacerdocio. Lutero, por lo tanto, no ha visto a Cristo como el sumo sacerdote de la Nueva Alianza.
----------Y, en consecuencia, Lutero no ha visto en Cristo, en el momento de la Última Cena, al instituidor del sacramento del sacerdocio cristiano, que permite al sacerdote celebrar la Misa como renovación y actualización incruentas del sacrificio de Cristo. Cada Misa no es un nuevo sacrificio que se añade al de Cristo, sino que es simplemente un nuevo actualizarse del sacrificio de Cristo en el tiempo y en el espacio. El sacerdote no celebra un sacrificio suyo, sino el sacrificio eterno de Cristo aquí y ahora.
----------Lutero se ha detenido en la cruz de Cristo, sin ver en ella ningún sacrificio sacerdotal, sino simplemente el sacrificio del hombre-Dios Jesús muerto por la salvación del mundo, sin ver en absoluto en la Última Cena ninguna institución de un sacerdocio humano, como si Cristo hubiera querido añadir algo al ya perfectísimo y único sacrificio que habría de consumar al día siguiente en la cruz. Lutero no ha entendido que Cristo no quería en absoluto añadir al suyo un sacrificio sacerdotal humano, sino que simplemente quería hacer partícipes a los apóstoles de su sacrificio y de su sacerdocio.
   
Sacrificios mosaicos y sacrificio cristiano
   
----------El sacrificio de nuestro Señor Jesucristo se diferencia claramente de los antiguos sacrificios mosaicos por los siguientes caracteres:
----------1. Por el hecho de que mientras en los sacrificios mosaicos el sacerdote es distinto de la víctima, en el caso de Cristo, es el mismo sacerdote, es decir, Cristo, hombre-Dios, quien se sacrifica a sí mismo como víctima del sacrificio que ofrece al Padre. De ahí deriva una estrecha implicación o involucración del sacerdote en el sacrificio que cumple. Él está más al resguardo de una actitud de ficción, a la cual podría haber estado sujeto el antiguo sacrificio, y está obligado a implicarse o involucrarse personalmente en lo que hace.
----------Además, así como este sacrificio es entendido por Jesús como un dar la vida por el prójimo, es más difícil para el sacerdote cristiano separar el acto litúrgico del concreto servicio al prójimo, que por tanto no es un momento práctico que se agregue a ese acto, que de todos modos sigue siendo válido, sino que se convierte en su concreta y necesaria extensión en la vida cotidiana.
----------2. El hecho de ser el sacrificio de la Nueva Alianza el sacrificio del hombre-Dios, da al sacrificio cristiano un poder divino para intercesión ante el Padre y para anular la culpa y la pena del pecado y para retribuir plenísimamente al Padre por la ofensa recibida por el hombre pecador. Cristo en cuanto hombre merece infinitamente y adecuadamente la salvación para la entera humanidad. El cristiano en gracia merece de manera congrua, uniendo los propios sufrimientos a los de Cristo.
----------3. La víctima del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo es el mismo Cristo ahora viviente en el cielo, por tanto es una víctima viva, de la cual podemos nutrirnos en la Eucaristía. Jesús vivo y presente entre nosotros es, de este modo, a la vez víctima y efecto saludable y vivificante de su sacrificio. Por eso la celebración de la Misa es a la vez acto de liberación del pecado y experiencia escatológica de la vida futura. En la Eucaristía, como dice santo Tomás de Aquino, "se nos da una prenda de la vida futura".
----------4. En el caso del sacrificio de Cristo, la víctima no está obligada a hacer de víctima, porque no es un animal privado de libre albedrío, sino que es una víctima humana, es el mismo Cristo hombre, el cual ha consentido libremente al plan del Padre, como nos lo muestra claramente la Carta a los Hebreos, que hace hablar al Hijo con el Padre en estos términos: "Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo, como está escrito de mí en el libro de la Ley, para hacer, Dios, tu voluntad" (Heb 10,5-7).
----------Y es interesante el comentario del Autor de la Carta, el cual observa que el sacrificio de Cristo ha sido esencialmente el sacrificio de su voluntad: su acto de obediencia al Padre, con el cual Cristo ha vencido la desobediencia de Adán. El sacrificio cristiano no es tanto el ofrecer algo externo a nosotros, sino el ofrecimiento de nuestra voluntad. Es un acto de obediencia por amor. Este es el sacrum facere cristiano.
----------5. Los sacrificios veterotestamentarios, los sacrificios de la religión mosaica, habían sido queridos por el hombre, aunque fuera un hombre de Dios como Moisés. Ciertamente se trataba de sacrificios que eran gratos a Dios, pero sólo por condescendencia, no porque tuvieran una real eficacia. En cambio, el sacrificio de la Nueva Alianza ha sido querido por Dios mismo, el Cuál ha dispuesto cuál debía ser la víctima, cuál debía ser el sacerdote y cómo debía ser realizado este sacrificio, con cuáles intenciones y con cuáles resultados. Todo esto ha sido revelado y realizado por Cristo, quien precisamente se ha sacrificado por nosotros en estos términos y en esta modalidad en perfecta ejecución de la voluntad del Padre y nos ha enseñado en la Misa cómo realizar el sacrificio de salvación de la Nueva y eterna Alianza en Su propia Sangre.
   
¿Quién ha querido el sacrificio de Cristo?
   
----------El Nuevo Testamento, en efecto, nos dice claramente que ha sido el Padre quien ha querido el sacrificio del Hijo, y el Hijo ha obedecido, aunque humanamente le ha sido sumamente duro. Pero Padre e Hijo han actuado por amor a nosotros. La muerte de Cristo ha sido querida por maldad de sus asesinos, pero el Padre, en su justicia y misericordia, ha querido que el Hijo la utilizara como sacrificio redentor.
----------El Padre, al idear el plan de la salvación de la humanidad caída, ha querido tener en cuenta la muerte, como dato de hecho, en cuanto consecuencia del pecado original, y que el Hijo hiciera suya esa muerte que la humanidad había merecido a causa del pecado. Y con su divino poder, el Padre ha querido que el Hijo, inocente de todo pecado, muriendo, venciera la muerte.
----------Los asesinos de Cristo han querido la muerte en odio a Cristo. El Padre, en cambio, la ha querido para glorificar a Cristo y para salvar a la humanidad: por tanto una nobilísima finalidad de amor. Los asesinos de Cristo estaban sedientos de sangre. El Padre ha querido hacer preciosa la sangre de Cristo como precio de nuestro rescate y bebida de salvación. Los asesinos de Cristo han querido suprimir la Vida. El Padre, por medio de Cristo, ha recabado la Vida de la muerte.

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