Hay presupuestos que debemos tener presentes para abordar el diálogo con los musulmanes, diálogo al cual nos impulsa el Concilio Vaticano II. El grave problema es que en el Corán existen errores sobre el concepto de Dios. Estos errores no son revelación divina, sino que, tratándose de errores teológicos perniciosos, que perduran desde hace catorce siglos, no está excluído que esos errores vengan de una oscura y poderosísima sugerencia diabólica, ignota para los propios musulmanes. [En la imagen: fragmento de "Científicos y Pensadores de la Edad Media", miniatura del siglo XVI que muestra a los astrónomos árabes del Observatorio de Galata, fundado por el Sultán Suleiman, actualmente en la Biblioteca de la Universidad de Istambul, Turquía].
Un monoteísmo auténtico, pero cerrado a la comprensión de la Trinidad
----------Es interesante cómo el Concilio Vaticano II, hablando del monoteísmo islámico, asocia, en la traducción española por ejemplo, dos expresiones diversas, que son posibles en español, pues nuestro idioma español consta de los artículos, a diferencia del latín que, como se sabe, no los tiene: "un único Dios" (unicum Deum, en Lumen Gentium, n.16) y "el único Dios" (unicum Deum en Nostra aetate, n.3).
----------¿Cuál es la diferencia entre decir un único Dios y el único Dios? Esta: que se puede admitir un único Dios, que sin embargo no es el verdadero único Dios. Por ejemplo, Plotino admite el Uno, Un único Dios, que sin embargo no es el verdadero, porque no es creador; Ockham admite un único Dios, que no es el verdadero, porque puede ordenar el adulterio; Descartes y Kant admiten un único Dios, pero no es el verdadero, porque su existencia no está demostrada partiendo de la experiencia de las cosas, sino que es una idea apriori; Hegel admite un único Dios, que sin embargo no es el verdadero, porque es un Dios que no puede existir sin el mundo; Rahner admite un único Dios, pero no es el verdadero, porque su existencia no es demostrrada partiendo de la experiencia de las cosas, sino que es un dato inmediato preconceptual de una experiencia trascendental; los buenistas admiten un único Dios, pero no el verdadero, porque es un Dios que no castiga, contra la enseñanza de la Escritura. En este punto el Corán se acerca más a la Biblia que los buenistas.
----------Para saber reconocer si un único Dios es el único Dios, es necesario verificar los atributos que le vienen asignados. Ahora bien, dado que el Concilio Vaticano II enumera algunos atributos del verdadero único Dios, incluso si el texto latino permite las dos traducciones antes mencionadas, está muy claro que la traducción correcta es "el único Dios". Por lo tanto, el creer en un único Dios no es todavía el verdadero monoteísmo, si los atributos no son correctos. Si me afirmo en hablar de un único Dios, puedo suponer muchos diversos, y todos mal concebidos, de estos dioses únicos, como hemos visto en los ejemplos antes indicados. Pero si yo concibo todos y sólo los atributos correctos, entonces ya no puede haber muchos dioses únicos, en conflicto entre sí, sino que habrá uno solo, que es el verdadero.
----------No cabe duda que en el Corán la constante preocupación por afirmar que existe un único verdadero Dios y que el verdadero Dios es uno solo, es fortísima, insistente y repetitiva, casi martilleante. De modo similar a la Sagrada Escritura, el Corán proclama una y otra vez que hay un solo verdadero Dios y no hay otros fuera de él o con él o a la par de él: "No tendréis otro Dios fuera de Mí".
----------Aquí encontramos la misma preocupación de la Escritura por evitar la idolatría y por evitar divinizar a la creatura, es decir, elevarla al nivel de Dios "asociándola" a Él. Para el Corán los "asociadores" son los idólatras y los politeístas, aquellos a los cuales un solo Dios no basta y quieren asociar a Dios otro Dios u otros dioses, y por eso mismo falsos, porque no hay otro Dios fuera de Dios.
----------No es difícil notar, en transparencia, la polémica contra los cristianos, los cuales, a juicio del Corán, asocian a Dios a Jesús como si Jesús fuera otro Dios. Al respecto, es oscilante aquello que el Corán refiere sobre la conducta y sobre las enseñanzas de Cristo: a veces el Corán presenta un Jesús sujeto a Dios y que afirma no ser Dios; y este es el Jesús que agrada al Corán, y le agrada tanto como para considerarlo santo y presente en la resurrección de los muertos, en el fin del mundo y en el juicio universal. Claro que si Mahoma hubiera tenido en cuenta el dogma de Calcedonia con la distinción entre naturaleza divina y Persona divina, habría comprendido que Jesús no pretende en absoluto añadirse al Dios único, que es el Dios de la razón y del Antiguo Testamento y ese Dios que el Corán adora.
----------La divinidad de Cristo es la misma divinidad de Dios. Jesús no es una creatura divinizada que el cristiano asocia a Dios, sino que es Dios mismo, el Dios único al que solo debemos adorar. Pero Dios es una naturaleza divina, una sola sustancia, un solo Dios, el solo y único Dios en tres personas, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Tres Personas divinas no quiere decir tres dioses. La Persona divina no es la naturaleza divina, sino relación subsistente de paternidad, de filiación, de espiración. Si Jesús se relaciona al Padre, no es otro Dios que se acerca o se asocia a Dios, sino que es una Persona divina que se relaciona a otra Persona divina, mientras que entrambas son el único Dios: una naturaleza divina y dos Personas divinas.
----------De todo esto vemos con claridad cuán grave es la impostura de Mahoma de querer presentar el libro del Corán como revelación divina, mientras que, por el contrario, se muestra en su verdadera realidad: ciertamente una obra genial de estro religioso, pero al mismo tiempo obra contaminada por abominables falsedades sobre Cristo, que permiten entender un influjo diabólico, es decir, el espíritu del anticristo.
----------Mahoma no ha comprendido que la unidad de Dios no cierra la posibilidad de la Trinidad. Si bien es cierto que el uno y el tres se excluyen mutuamente, es también cierto que el uno es el origen y el fundamento del tres. Si bien es cierto que la naturaleza no dice persona, sin embargo, también es cierto que la naturaleza humana específica es el fundamento de la pluralidad de las personas humanas.
----------Ahora bien, queda todavía el escollo de concebir a la Persona como relación subsistente. Sin embargo, esto tampoco es del todo inimaginable. Es claro que entre nosotros, seres humanos, el padre es un sujeto preexistente al ser padre y distinto de su relación paterna con el hijo y el hijo es un sujeto que no es sólo hijo y que, entre otras relaciones, tiene la de tener relación filial con el padre. Ahora bien, se trata de imaginar un padre que sea todo y solo padre y un hijo que sea todo y solo hijo. ¡Qué perfección de paternidad! ¡Y qué perfección de filiación! Imposible entre nosotros, pero no inimaginable.
----------En cuanto al Espíritu Santo, para Mahoma no es Dios, sino que se trata del espíritu de los profetas, espíritu que desciende de Dios, o bien es un Ángel, más fácilmente el Arcángel Gabriel. Mahoma, por lo tanto, enumera entre los "asociadores" también a aquellos que creen en la divinidad del Espíritu Santo. La negación de la personalidad divina del Espíritu Santo es consecuente en el Corán a la negación de la Persona del Padre y del Hijo, dado que el Espíritu procede de estas dos Personas.
----------Veamos algunos pasajes del Corán acerca de ese "Espíritu": "Cuando dijo Alá: ¡Jesús, hijo de María! Recuerda Mi gracia, que os dispensé a ti y a tu madre cuando te fortalecí con el Espíritu Puro!" (sura 5,110); "Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: Voy a crear a un mortal de barro arcilloso, maleable" (sura 15,28); "y, cuando lo haya formado armoniosamente e infundido en él de Mi Espíritu, caed prosternados ante él" (sura 15,29); "Di: El Espíritu Puro lo ha revelado, de tu Señor, con la Verdad, para confirmar a los que creen y como dirección y buena nueva para los que se someten a Alá" (sura 16,102); "Y a la que conservó su virginidad. Infundimos en ella de Nuestro Espíritu e hicimos de ella y de su hijo signo para todo el mundo" (sura 21,91); "y, cuando lo haya formado armoniosamente e infundido en él de Mi Espíritu, ¡caed prosternados ante él!" (sura 38,72); "De elevada dignidad y Señor del Trono, echa el Espíritu que procede de Su orden sobre quien Él quiere de Sus siervos, para que prevenga contra el día del Encuentro" (sura 40,15).
----------Otros textos: "Así es como te hemos inspirado un Espíritu que procede de Nuestra orden. Tú no sabías lo que eran la Escritura y la Fe, pero hemos hecho de él luz con la que guiamos a quienes queremos de Nuestros siervos. Ciertamente, tú guías a los hombres a una vía recta" (sura 42,52); "En cambio, borrará las malas obras y mejorará la condición de quienes hayan creído, obrado bien y creído en la revelación hecha a Muhammad, la cual es la Verdad que viene de su Señor" (sura 47,2); "Y a María, hija de Imran, que conservó su virginidad y en la que infundimos de Nuestro Espíritu. Tuvo por auténticas las palabras y Escritura de su Señor y fue de las devotas" (sura 66,12); "Dimos a Jesús, hijo de María, las pruebas claras y le fortalecimos con el Espíritu Puro. ¿Es que teníais que mostraros altivos siempre que venía a vosotros un enviado con algo que no deseabais? A unos les desmentisteis, a otros les disteis muerte" (sura 2,87); "¡Gente de la Escritura! ¡No exageréis en vuestra religión! ¡No digáis de Alá sino la verdad: que el Ungido, Jesús, hijo de María, es solamente el enviado de Alá y Su Palabra, que Él ha comunicado a María, y un espíritu que procede de Él!" (sura 5,171).
----------Y en cuanto a los pasajes en que ese "Espíritu" puede referirse al Arcángel Gabriel, véase estos textos: "Y tendió un velo para ocultarse de ellos. Le enviamos Nuestro Espíritu y éste se le presentó como un mortal acabado" (sura 19,17); "Día en que el Espíritu y los ángeles estarán de pie, en fila, sin hablar, excepto aquél a quien el Compasivo se lo permita y diga algo oportuno" (sura 78,38); "Los ángeles y el Espíritu descienden en ella, con permiso de su Señor, para fijarlo todo" (sura 97,4).
----------Ciertamente, por otra parte, nosotros sabemos por qué tres personas y no dos o cuatro. No podemos demostrarlo, pero debemos creerlo. Sabemos que la Trinidad no es efecto de la voluntad de Dios, sino que es estructural a la esencia divina. Entre las Personas divinas hay un nexo necesario, que nosotros no podemos racionalmente demostrar. Sólo sabemos que es necesario. San Agustín de Hipona propone parangonar las Tres Personas a la tríada psicológica esse-nosse-velle: el Padre es el sujeto, el Hijo es su pensamiento; el Espíritu es su amor. Pero son solo motivos de conveniencia que no demuestran nada.
----------Por lo demás, es ridícula la interpretación de monseñor Bruno Forte, de las Tres Personas divinas agitadas y adoloradas por la muerte del Hijo: más que un cuadro teológico, parece la escena patética de una comedia napolitana. Véase al respecto el libro de Forte: Trinidad como Historia (ediciones Sígueme, Salamanca 1988). Título inconveniente y reprobable. La Trinidad trasciende la historia y no forma parte de la historia. No existe una historia de la Trinidad como la novela de los Tres Mosqueteros. No es ciertamente éste el modo de presentar la Trinidad a los musulmanes, a menos que se quiera hacerlos reír. Buena en cambio es la idea de Forte de proponer la vida cristiana bajo el signo de la Trinidad.
Un Dios contradictorio
----------Es necesario decir que el Dios islámico, más que ser un dios falso o un ídolo, es profundamente contradictorio e incoherente. El Corán tiene una concepción realista de Dios, sobre el modelo del Dios bíblico. El Corán está lejanísimo del concepto indio de Dios como fondo último del yo. El panteísmo está excluído y hay un vivo sentido de la trascendencia de Dios, que genera respeto, reverencia y sacro temor por la inmensa Majestad divina, Rex tremendae maiestatis (como dice el himno Dies irae, de Inocencio III), el Soberano de los Soberanos, para impulsar a la adoración, a la devoción, a la obediencia y a la plegaria. De hecho, como hace notar el papa Benedicto XVI (en su ya citado famoso discurso en la Universidad de Ratisbona, en 2006), este sentido de la trascendencia divina, es incluso exagerado, casi hasta el punto de hacer perder al hombre la conciencia de que, al fin de cuentas, él ha sido creado a imagen de Dios.
----------En efecto, el Corán conoce los atributos divinos. No atribuye a Dios los límites del hombre o caracteres humano o peor, caracteres bestiales o físicos, como sucede en la idolatría. El Corán insiste mucho en la unicidad de Dios. Pero le falta el sentido exacto de la unidad de Dios. Para el Islam sólo hay un Dios y no hay otro fuera de él. Admite un único Dios. Es un Dios único, pero no es un Dios coherentemente uno. Entra en contradicción consigo mismo. Es, diría el Cusano, una coincidentia oppositorum.
----------Tiene en sí lo verdadero y lo falso, el bien y el mal. Lo que deja entender que la esencia de este Dios no es una, no es idéntica a sí misma: es contradictoria en sí misma. Dios es inmutable y mutable, es bueno y malo, es justo e injusto, es leal y desleal. Aún conociendo la distinción entre el hombre y Dios, termina por atribuir a Dios los defectos humanos. Por lo tanto, asigna a Dios atributos contradictorios.
----------La idea de Dios en el Corán mezcla los atributos divinos con los atributos humanos en la misma divinidad, manteniendo sin embargo una rigurosa distinción ontológica entre persona humana y Persona divina metafísica. Y es en nombre de esta distinción que el Corán rechaza la idea cristiana de Cristo hombre y Dios. Por lo tanto existe el monoteísmo y el rechazo del politeísmo. Rechaza la idea pagana de la divinización del hombre elevado a la paridad con Dios y asociado a Él, como si fuera otro Dios al lado de Dios, otro Dios que se añade a Dios. Es en nombre de esta exigencia de unicidad divina, que en sí misma es justa, que el Corán rechaza la divinidad de Jesús, aunque admirándolo como santo y profeta.
----------Ahora bien, nos preguntamos ¿de dónde surge la concepción voluntarista de Dios? De un erróneo concepto de la omnipotencia divina, que falsea la relación entre intelecto y voluntad en Dios y por consecuencia en el hombre, en cuanto que la ética humana se inspira en la costumbre y en la conducta de Dios. Para el Corán Dios puede hacer no sólo lo que es imposible para el hombre, porque supera sus fuerzas, sino también lo que es absolutamente imposible, lo que no puede existir porque es contradictorio, como por ejemplo algo que sea verdadero y falso o bueno y malo al mismo tiempo.
----------Nos preguntamos, entonces, ¿cómo es posible someterse a un Dios insensato, despótico y prepotente, que violenta la razón y genera violencia, que no da razón de lo que hace o de lo que quiere, que puede mandar o permitir cosas irrazonables o contrarias a la propia conciencia o reprobar aquello que es razonable o conforme a la conciencia, que puede negar aquello que ha dicho y no mantener sus promesas? ¿Cómo puede ser leal y rechazar la doblez? ¿Cómo nos podemos confiar en un Dios de este género? ¿Cómo se puede contar con su ayuda y su protección? ¿Cómo se puede esperar en él?
----------¿Cómo podemos estar seguros de que nos diga la verdad? ¿Cómo puede ser el creador y guía de la razón? ¿Cómo puede guiar a la virtud y a la santidad? ¿Cómo puede pretender corregir nuestros errores y nuestros vicios? ¿Qué felicidad nos procura? ¿Cómo puede presidir el orden de la naturaleza? ¿Cómo puede hacer justicia premiando a los buenos y castigando a los malos? ¿Qué ventajas, qué beneficios nos esperan de tal Dios? ¿Cómo puede un Dios de tal género atraer hacia sí la devoción de miles de millones de hombres desde hace catorce siglos? ¿Qué artes usa para engañarlos y convertirlos en esclavos de este modo? ¿O son ellos mismos los que se complacen de tal Dios, porque se lo han creado ellos para su propia conveniencia? Esta es la tesis de Magdi Allam y lo que se puede recabar del mencionado discurso de Benedicto XVI.
----------El Corán no niega en absoluto en Dios -¿y cómo podría hacerlo?- el atributo de la sabiduría. Excepto que no está claro lo que entiende con este sublime atributo, y el temor es que, considerado el contexto voluntarista, la sabiduría termina por ser la proverbial astucia oriental, presente incluso en la Escritura -véanse por ejemplo los episodios de Sansón y Dalila o Jacob y Esaú o Judith y Holofernes- para no hablar de la doblez.
----------Este sublime atributo está ligado por otra parte al intelecto divino, a la razón divina, a la ciencia divina, a la verdad divina, a la revelación divina, a la Palabra de Dios. Estamos ante un plexo de valores altísimos, donde lamentablemente el Corán da una prueba un tanto decepcionante, aunque no los niegue en absoluto y esto ciertamente le hace honor, pero queda de todas maneras que el Corán no está a la altura de los temas tratados, como en cambio sí lo está la Sagrada Escritura.
----------De hecho, el caso es que en el Corán, mientras que la voluntad es la protagonista, la razón tiene, en cambio, un escasísimo papel y casi nunca aparece, mientras que en la Sagrada Escritura abundan los sabios razonamientos, sobre todo en los Libros Sapienciales, se promueve el buen razonar (Sir 17,5), se condenan los razonamientos falaces (Qo 7,29), tortuosos (Sab 1,3), descabellados (Job 15,2), insensatos (Sab 11,5) y vanos (Rom 1,21; Ef 5,6). El apóstol san Pablo recuerda que los paganos descubren la ley natural a través del razonamiento (Rom 2,5), recomienda el razonar de adulto (1 Cor 13,11) y un culto razonable (cf. Rom 12,1), y aplica el principio de causalidad para demostrar la existencia de Dios (Rom 1,20), mientras que Judas condena a los hombres que son como animales sin razón (Jud 10). No es de maravillarse, por tanto, del hecho de que el Dios bíblico explica los motivos de su actuar, y si ellos son misteriosos, no por ello son irrazonables. En cambio, el Dios coránico no da razones de lo que hace y ordena incluso contra la razón.
Un irracional Dios para la razón
----------Si bien el Corán, carente de sentido metafísico, no se detiene en el concepto mosaico de Dios como "El Que Es", no obstante eso, al concebirlo como creador, sobrentiende claramente este concepto, que será de algún modo explicitado en el siglo XII por Avicena como el "Necesario", El que no puede no ser, porque su esencia coincide con su ser, como luego explicará santo Tomás de Aquino.
----------Por otra parte, el Dios coránico es Espíritu, no está compuesto de materia y forma como los dioses paganos y es creador también de los ángeles y de los demonios, que son puros espíritus. Indudablemente es un espíritu masculino, porque para el Islam el soberano es siempre varón y no concibe, como en el cristianismo, una espiritualidad femenina. De ahí la concepción de la mujer como inferior al varón y sujeta al varón.
----------Dios concede gracias y favores, es misericordioso, consuela, socorre y perdona, pero el hombre no puede tener esa confianza con Dios, entrar en comunión o en intimidad o en verdadera amistad con Él, como prospecta el cristianismo, que llega a parangonar la relación del alma con Dios a la unión entre esposos.
----------Pero la gracia divina en el sentido coránico es muy diferente de la gracia en sentido cristiano. Esta es participación de la misma naturaleza divina de Cristo Hijo de Dios. Pero según el Corán -véase la sura 6,101- es imposible que Dios tenga un hijo, porque para tener un hijo, "debería tener una pareja". En cambio, la gracia en el sentido coránico es, sí, un don divino, pero no como para elevar al hombre a una vida sobrenatural y ni siquiera como para liberarlo de un estado de culpa, que no puede ser expiado por la simple penitencia. Para el Corán, el hombre pecador que está arrepentido y desea recibir el perdón divino, puede obtener el perdón con la simple ofrenda del cordero y la petición a Dios de ser perdonado.
----------Para el Corán, el hombre no puede ni siquiera tener la confianza que un hijo tiene con su padre, porque falta el misterio de la encarnación del Verbo y, en consecuencia, falta el acceso del hombre a la filiación divina y a la fruición de la gracia. El hombre no puede ni siquiera sentir a Dios como hermano, así como el cristiano puede sentir a Cristo como hermano. El máximo de perfección religiosa para el Corán es el postrarse en adoración y plegaria ante Dios, reconociéndolo como el único verdadero Dios junto con su Profeta.
----------Por consiguiente, la relación del hombre con Dios según el Corán alcanza su máximo y se agota en la sola relación de devoción y de obediencia de la creatura hacia el creador; el musulmán, aún el más religioso y devoto, no puede alcanzar, como en el cristianismo, una relación de filiación, relación basada en el hecho de que el cristiano participa de la misma filiación de Jesús Hijo del Padre.
----------El hombre, según el Corán, ciertamente posee el libre albedrío, algo que resulta evidente por el simple hecho de que Dios legisla, ordena, recomienda, prohíbe, promete y amenaza al hombre. Sin embargo, según el Corán el hombre parece, al mismo tiempo y contradictoriamente, esclavo y dominado por decretos divinos que son irracionales, violentos, arbitrarios e injustos, aceptados supinamente y fatalistamente por un falso concepto de fe, que ofende la razón y corrompe la conducta moral.
----------Si examinamos con atención el concepto coránico de Dios, nos damos cuenta de que no dice nada que no sea demostrable y alcanzable por la simple razón natural. Sin embargo, Mahoma persuadió a los suyos de que él había recibido una revelación divina. El Concilio Vaticano II mismo admite que los musulmanes reconocen que "Dios ha hablado a los hombres".
¿Corregir el Corán?
----------Hay, entonces, presupuestos que debemos tener presentes para abordar el diálogo con los musulmanes al cual nos impulsa el Concilio Vaticano II. El grave problema es que, tal cual he mostrado en este articulo, en el Corán existen errores sobre el concepto de Dios. Estos errores no son revelación divina, sino que, tratándose de errores teológicos perniciosos que perduran desde hace catorce siglos, no está excluído que ellos vengan de una oscura y poderosísima sugerencia diabólica, ignota para los propios musulmanes.
----------El Corán tendría necesidad de correcciones teológicas, pero el caso es que durante catorce siglos no ha habido forma de persuadir a los musulmanes, convencidos de que están ante una intocable revelación divina hasta en la más mínima palabra: se necesitaría hacerles razonar. Está claro que la exégesis coránica es todavía demasiado literal. La exégesis coránica debería aprender de los modernos métodos histórico-críticos que están en uso en la Iglesia católica desde hace más de un siglo. Estos métodos nos ayudan a distinguir en la Escritura aquello que es verdadera revelación de Dios, sagrada, inmutable e intocable, de la parte debida al hagiógrafo, como tal superada o superable, y a veces errónea.
----------Pero lamentablemente los musulmanes, convencidos como están de que Dios puede revelar o mandar cosas contrarias a la razón, el uso de la razón que guía los mencionados métodos, a ellos les parece una impiedad y parece ofender a Dios. A ellos les parece la impía pretensión de corregir a Dios. No entienden que Dios es el protector y el garante, no el enemigo de la razón. He aquí los daños del voluntarismo. Sienten en peligro su fe, sin la cual van al infierno. Por esto no hay manera de persuadirlos.
----------Parecen víctimas de un maleficio diabólico. ¿Pero cómo se lo han procurado? ¿Cómo poderlo quitar? ¿Cómo hacen los predicadores islámicos para difundirlo? ¿Con las amenazas? ¿En qué se apoyan? ¿Sobre cuáles intereses? ¿Sobre qué aspiraciones? ¿Cuáles son sus métodos? Se debería hacer un atento estudio. La Iglesia debería promover investigación, diálogos, sínodos, congresos y centros de estudio. Y por cierto que la Iglesia tiene dos mil años de experiencia de evangelización: ¡cuántos pueblos la Iglesia ha conducido hacia sí! ¡A cuántos paganos, idólatras, politeístas o fieles de otras religiones o incluso ateos ella ha conducido a Cristo! ¿Acaso no están llamados a la salvación también los musulmanes?
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