jueves, 20 de octubre de 2022

El principio fundamental de la síntesis tomista (4/4)

A todo filósofo realista, como Tomás de Aquino, le importa más el objeto (en definitiva, el ente), que la perfección subjetiva del conocer. Captar el orden de las cosas ciertamente trae satisfacción a la razón, que de tal modo alcanza un conocimiento claro, distinto, unívoco y preciso; pero para el realista es mejor llegar a lo real en el corazón de su ser, aunque sea a costa de un saber aproximativo y confuso, como el que es concedido por la analogía, que procede por medio de imágenes, comparaciones, metáforas y semejanzas. [En la imagen: detalle de "Santo Tomás de Aquino", óleo sobre tela, obra de Antonio del Castillo y Saavedra, pintada entre 1600 y 1649, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, España].

La "complejidad mínima" de Giuseppe Barzaghi
   
----------Barzaghi expone su punto de vista en un pasaje que vale la pena citar entero, por su importancia y porque esconde los errores que intentaré resaltar. Después de haber rechazado acertadamente, como hemos visto, una concepción univocista del ente, de sabor scotista (obviamente Duns Scoto no es como Parménides que rechaza la diversidad; sin embargo, para Scoto las diferencias de las cosas no son internas al concepto del ente, sino extrínsecas, como si el ente fuera un género), como "principio simplicísimo" y "universalísimo", que "disolvería la diversidad", Barzaghi no recurre, como habría sido lo más lógico, a poner en luz al verdadero principio del tomismo, esto es, a la analogía del ente, sino al "orden".
----------Dice Barzaghi: "Si quiero alcanzar las características distintivas, específicas de las cosas, entonces deberé tener presente que el principio en base al cual me puedo mover en esta complejidad es el mínimo indispensable en el complejo. Y por lo tanto debe ser una forma de complejidad mínima, pero aún así siempre complejidad. Esta forma de mínima complejidad es la noción de orden.
----------Es una forma de complejidad, porque diciendo orden se dice uno y muchos juntos. Y por tanto salvaguarda el hecho de las exigencias de podernos mover dentro del complejo. Pero sigue siendo mínimo, porque no dice cómo es este uno y no dice cómo son estos muchos. No es el mínimo indispensable absolutamente hablando, que es el principio de no-contradicción, porque ésto es la condición indispensable para concebir la simplicidad. Aquello que es y aquello que no es. El ser no puede no ser. Una cosa, para ser sí misma, no puede ser diferente de sí. Es un mínimo indispensable en la simplicidad.
----------Puede garantizar un desarrollo, como en el caso de las dicotomías recordadas, es decir, potencia-acto y esencia-existencia. Pero si yo quiero el mínimo indispensable para moverme en la complejidad, esto será el mínimo de la complejidad. Debo respetar la complejidad porque es el dato rígido, pero para poderme mover en la complejidad no puedo ser complicado.
----------Pero tampoco puedo ser desprevenido. No puedo cancelar todo como hace Parménides. El mínimo indispensable es el mínimo de la complejidad: en cuanto mínimo, permite no perder el hilo conductor; pero mínimo en la complejidad, es decir, te vuelve cauteloso para salvaguardar todos los aspectos que encuentras y para no resolverlos todos en un único aspecto. Por consiguiente, en mi opinión, la noción de orden es el mínimo de la complejidad y contiene en sí el análisis y la síntesis o es la síntesis como pleno cumplimiento del análisis" (Barzaghi, Il fondamento teoretico della sintesi tomista, ESD, Bologna 2015, pp.53-54).
   
Observaciones críticas
   
----------En primer lugar, lo que más salta a los ojos en la tesis de Barzaghi, es su intento de sustituir la función de la analogía por el concepto de orden. Es cierto que orden "dice uno y muchos juntos". Pero en el orden, los muchos están explicitados y cuantificados. Un ingeniero sabe muy bien cuántas y cuáles son las partes de la máquina que ha ideado y cuál es el orden que conecta a las partes entre sí. Un físico está en grado de decirnos cuáles son, en el estado actual del conocimiento, los componentes fundamentales de la materia cósmica o del sistema sideral, y cuál es el orden que conecta los componentes entre sí.
----------Pero el sistema de santo Tomás de Aquino no es una especie de automóvil, en el cual se pueda indicar el funcionamiento del motor, tomado aparte, y el orden de las partes del motor entre ellas como mecanismo o dispositivo de mínima complejidad, respecto a la mayor complejidad del vehículo, y sin embargo siendo el motor razón de ser y fundamental propulsor del mismo vehículo.
----------Ciertamente, considerando el motor, tomado aparte del vehículo, yo puedo ampliar mi mirada a la visión del fin y del significado del entero vehículo. Ciertamente, el motor viene construído a fin de construir el automóvil y el auto existe sobre el fundamento de la existencia del motor. Pero permanece una neta distinción y una clara diferencia entre el motor y el resto del automóvil, diferencia que no está en absoluto implícita en el motor, como si ella pudiera surgir del motor, como en lógica las consecuencias surgen de las premisas, sino que el auto debe ser construido aparte, con materiales diferentes.
----------Por el contrario, la síntesis tomista es algo vivo, como los grandes productos de la inteligencia, como el cuerpo está virtualmente implícito en el alma, donde el alma contiene virtualmente el cuerpo, dándole su vida y su forma, cosa, esta, que no puede ser comprendida e interpretada en modo adecuado con un esquema lógico como es el del orden, sino sólo recurriendo a la noción polisemántica, polivalente y poliedrica de la analogía del ente, noción ella sola capaz de significar, de conjugar, de confrontar y de distinguir, sin confundir al mismo tiempo, en modo verdadero, aunque confuso, lo uno y lo múltiple. Ya había sido Aristóteles quien tuvo la intuición famosa de la analogía del ente con su dicho to on pollacòs legòmenon (el ente se dice de muchos modos), en relación a un uno que es el supremo analogado.
----------En segundo lugar, Barzaghi se equivoca al formular, siguiendo a Emanuele Severino, el principio de no-contradicción, que no dice "el ser no puede no ser", como lo formula Severino, sino: "es imposible que el ente sea y no sea simultáneamente bajo el mismo aspecto". De acuerdo con la primera formulación, se sigue que existe sólo el Ser necesario, es decir, sólo existe Dios, como efectivamente afirma Barzaghi en uno de sus escritos. El ser como tal coincide con el ser necesario. Ciertamente no es ésta la concepción tomista del ser (esse).
----------En tercer lugar, no tiene sentido pensar que la noción del orden sea más vasta o comprehensiva que la noción de acto de ser, noción que por otra parte Barzaghi confunde con la de existencia. Veremos luego la diferencia. No existe absolutamente una noción superior a la de acto de ser. Esto resulta evidentísimo, examinando los numerosos pasajes donde Tomás trata del actus essendi o del simple esse.
----------He aquí algunos de ellos: "El ser es la perfección de lo existente" (Sum.Theol., I, q.14, a.4); "el mismo ser es aquello de más perfecto entre todas las cosas; en efecto, es comparado con todas las cosas como acto; en efecto, nada tiene de actualidad, sino en cuanto existe, por lo cual el mismo ser es la actualidad de todas las cosas y también de las mismas formas. Por lo cual no se compara con los otras como receptor a recibido, sino más bien como recibido a receptor" (Sum.Theol., I, q.4, a.1, ad 3m), "las perfecciones de todas las cosas conciernen a la perfección del ser" (Sum.Theol., I, q.4, a.2, 2).
----------En cuarto lugar, Barzaghi habla de una "idea ejemplar", que presidiría y daría orden a la "estructura originaria" que comprende en sí misma las "dicotomías" fundamentales; pero no aclara cuál debería ser el nexo entre esta idea matriz, la noción del ser y los componentes de la estructura, ni cuáles serían las relaciones recíprocas de las dicotomías, de modo que todo permanece en lo vago y en la pura formalidad, además de estar ausente y ciertamente mal comprendida, como he mostrado, y esto es lo más grave, una verdadera justificación del principio fundamental de la teoresis tomista.
----------Es cierto que el orden organiza las "cinco causas" (la ideal, la final, la formal, la eficiente, la material). Pero incluso esto es todavía demasiado poco, porque no entra en el tema, que sería el de las "dicotomías", para explicarnos cómo se conectan entre sí y el porqué de su importancia respecto del ser.
----------En quinto lugar, el autor se equivoca también al confundir lo posible con lo potencial, donde, en la página 44 de su mencionada obra, escribe: "posible (potencia)". No son la misma cosa. Lo posible es lo simplemente pensable, puesto en el plano de lo ideal, de acuerdo con el principio de no-contradicción. A lo posible se opone por contradicción lo imposible y el complemento, lo real, que es la actuación de lo posible. La potencia, en cambio, es entidad, es realidad, aunque incoativa; es el poder-ser actuado por el acto de ser. Es la materia actuada por la forma y la esencia actuada por el ser.
----------En correspondencia con esto, Barzaghi identifica el ser con el existir ("ser o existencia" dice en la p.40 de la obra citada). Pero en esto Barzaghi también está equivocado. El ser es el acto de la esencia, tal para componer el ente posible o real de acto y potencia. El existir es la actuación de la esencia posible, compuesta de potencia y acto, o sea, de esencia y de ser.
----------Pero el existir también puede referirse al ente ideal o de razón. En tal sentido decimos que el mal existe, que la nada existe, que la idea existe. Pero no decimos que el mal o la nada o la idea tienen el acto de ser. La Mafalda del historietista mendocino Quino, existe en la mente de los niños, o de los adultos; pero no tiene el actus essendi. Sin embargo, distinguimos una existencia real de una existencia ideal y decimos que la quimera no existe, es decir, no tiene ser, aunque sí tenga una existencia ideal.
----------Por otra parte, lo real se sigue de lo posible: una lluvia posible deviene real. La lluvia que el meteorólogo declaró el lunes posible para Mendoza, devino real el martes y el miércoles de esta semana. En cambio, el acto coexiste con la potencia, para formar el ente, si bien es cierto que existe en el devenir un pasaje de la potencia al acto. Esto, sin embargo, produce perfeccionamiento; mientras que el pasaje de lo posible a lo actual puede decir corrupción: las hojas en otoño de reales o actuales devienen posibles.
----------Por lo demás, el ser no es simple existir, por el hecho de que no es simple actuación de la esencia, aquella que el jesuita Francisco Suárez llamaba "essentia realis", sino que el acto es actuación de la potencia que ya existe como componente del ente real y sujeto del ser. Pero el sujeto del existir no es ni la potencia ni la materia, sino el ente compuesto de acto y potencia.
----------En la esencia existente, entre esencia y existencia hay de por sí una distinción de razón, como dice Suárez; en efecto, aquí podemos estar en un plano puramente ideal, como por ejemplo entre la esencia de Mafalda y su existencia. Siendo Mafalda un mero ser de razón, es lógico que la distinción en él entre su esencia y su existencia sea puramente ideal.
----------Por tanto, es necesario decir, con santo Tomás, que en el plano de la realidad, la distinción entre esencia y ser es una distinción real. Pues aquel que identifica, como los idealistas, ser (esse ut actus) y existir (esse in actu), parece haber confundido la noción tomista del ser con la suareziana.
   
La posición de Santo Tomás de Aquino
   
----------Tomás de Aquino, en cambio, después de haber presentado la noción analógica del ente, distingue ante todo (cosa que Barzaghi no hace), el acto de ser como tal (esse) del acto de ser divino (ipsum esse). El primero es perfección de aquello que Tomás llama ens ut ens, ens in communi o ens universale. Es el acto del ente. El segundo es el puro Acto de ser, subsistente y desprovisto de potencia. Tanto uno como otro son suma perfección, pero en un sentido diversísimo, que sería peligrosísimo confundir, so pena de caer en el panteísmo. Nada es antes del ser o más allá del ser; pero, de nuevo, una cosa es el ser como acto (esse ut actus) y otra cosa es el ser como Acto puro (Dios).
----------El sistema tomista tiene su fundamento y su inicio en el esse, no en el ipsum Esse. Tomás de Aquino parte desde el esse para ascender al ipsum Esse y para encontrar la causa creadora en el ipsum Esse (cf. E.Gilson, Introduction à la philosophie chrétienne, Librairie philosophique J.Vrin, Paris 1960; Le thomisme. Introduction à la philosophie de saint Thomas d’Aquin, Librairie philosophique J.Vrin, Paris 1957). En el horizonte del esse y a la luz del esse, el Aquinate alcanza al ipsum Esse (inventio) y de nuevo en la luz del ipsum Esse Tomás evalúa (resolutio) al ser creado.
----------Esta ascensión de la mente a Dios es conexa con los grados del ser y de las esencias, y por tanto con la participación del ser, por la cual, mientras la creatura, compuesta de esencia y de ser, tiene el ser por participación, Dios, Acto puro, en el cual la esencia coincide con su ser, es Ser por esencia.
----------Al realista, como Tomás, le importa más el objeto, en tal caso el ente, en la cima del cual está Dios, que la perfección subjetiva del conocer. Ahora bien, captar el orden de las cosas ciertamente trae satisfacción a la razón, que de tal modo alcanza un conocimiento claro, distinto, unívoco y preciso.
----------Pero para el realista, sobre todo en metafísica, en moral y en teología, es mejor llegar a lo real en el corazón de su ser, aunque sea a costa de un saber aproximativo y confuso, como el que es concedido por la analogía, que procede por medio de imágenes, comparaciones, metáforas y semejanzas.
----------Por eso la Sagrada blo nos enseña que ahora vemos a Dios "como en un espejo, enigmáticamente" (1 Cor 13,12), mientras que, como es sabido, el relato bíblico de la creación nos dice que el hombre ha sido creado "a imagen y semejanza de Dios", todas expresiones que hacen referencia en varios modos a la analogía, aunque no cabe duda de que los grados de la analogía están ordenados.
----------Pero el punto es siempre que, mientras el orden hace referencia a un modo o a la estructura del ente, el conocimiento analógico capta el ente en sí mismo, en todos sus matices, y en su totalidad, en su mismo acto de ser. Y esto es lo que le importaba a santo Tomás de Aquino. Y por esto es la analogía y no el orden lo que parece ser la piedra angular del sistema tomista.
   
Conclusión
   
----------Buena ha sido la idea de Giuseppe Barzaghi de proponer una nueva interpretación del alma del pensamiento tomista. Y buena, en sí misma, es también la referencia a una idea ejemplar como matriz y guía del orden del sistema tomista. Esta es sin duda una observación válida.
----------Debo reconocer que, por cuanto yo sepa, ningún tomista como Barzaghi había arrojado hasta ahora tanta luz sobre la idea de orden, como clave de lectura del fundamento del sistema tomista, y el propio santo Tomás quizás a nivel explícito no da al concepto de orden la importancia que merecería.
----------Sin embargo, habiendo dicho esto, también debo decir, con franqueza y desagrado, que donde se equivoca en cambio Barzaghi (y creo haberlo demostrado) es en su sorprendente incapacidad para reconocer y comprender el realismo tomista, que es el alma verdadera del pensamiento tomista, algo evidente, siempre subrayado por todos los tomistas y señalado varias veces por el mismo Magisterio de la Iglesia: véanse, además de la citada Carta de san Paulo VI, la famosa encíclica Aeterni Patris de León XIII, el Motu proprio Doctoris Angelici de san Pío X del 29 de junio de 1914, la encíclica Studiorum Ducem de Pío XI del 29 de junio de 1923, hasta la encíclica Fides et Ratio de san Juan Pablo II; y véanse también las recomendaciones del pensamiento tomista hechas por el Concilio Vaticano II (Optatam totius, n.16 y Gravissimum educationis n.10). En lugar de todas esas afirmaciones del Magisterio, Barzaghi plantea la absurda pretensión de interpretar el esse tomista sobre el modelo de la concepción de Emanuele Severino y en general del idealismo, cuando, si el realismo tiene un enemigo histórico y teórico, éste es precisamente el idealismo (véase en este blog la serie: El principio "la realidad es superior a la idea" en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del papa Francisco, 4 notas, y también la serie: El papa Francisco contra el idealismo, 4 notas).
----------La propuesta de Barzaghi del "exemplar", como factor ideal para organización y ordenamiento del sistema tomista, puede ser aceptada, pero sólo a condición de integrarla y someterla al fundamental principio tomista del ente análogo y participativo, de tal modo que este exemplar no tenga la pretensión de descollar en primer plano en lugar del ens reale, que es el único al que compete el primer puesto en el ámbito de lo real y de lo ideal.

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