lunes, 17 de octubre de 2022

El principio fundamental de la síntesis tomista (1/4)

Ofrezco aquí una propuesta interpretativa de lo que constituye el principio fundamental que inspira y guía la síntesis tomista. Invividuaremos y explicaremos el fundamento teorético de la síntesis tomista, y al mismo tiempo, lo confrontaremos con otras concepciones hoy presentadas como sustitutos aparentemente "superadores" de la síntesis tomista. [En la Imagen: fragmento de Tomás de Aquino, detalle del Políptico de Valle Romita, óleo sobre tabla de Gentile da Fabriano, que data de 1410-1412, actualmente en la Pinacoteca de Brera, Milán, Italia].

Qué es y cómo funciona el principio fundamental de un sistema filosófico
   
----------Es válido intentar una nueva propuesta interpretativa de lo que es el principio fundamental que inspira y guía la síntesis teológica de santo Tomás de Aquino [1225-1274]. Sin embargo, antes de entrar en materia, para una evaluación de esta propuesta, detengámonos brevemente a considerar de modo general cuál es el principio fundamental de un sistema filosófico, cómo se encuentra y cómo funciona.
----------Los medioevales no tenían esta preocupación y este interés por el sistema. No concebían la filosofía como saber autónomo, sino que se servían de ella sólo ocasionalmente para explicar el dogma de la fe. En Tomás existen indudablemente los principios, las premisas y los elementos dispersos para construir un sistema; pero él lo deja entrever de manera dispersa e irreflexiva, aun cuando para él era clarísima la dignidad del saber racional y por tanto sabía tratar con alta sabiduría los grandes temas y problemas de la razón humana.
----------El claro, reflexivo, razonado y programático propósito de fundar un sistema filosófico ordenado, unitario, deductivo y coherente, que abarque todo el campo del saber filosófico en sus diversas disciplinas, aparte de los sistemas neoplatónicos de los siglos III a V, surge sólo con Descartes (el primer sistema metafísico son las Disputationes metaphysicae de Francisco Suárez, en el siglo XVI) y se prolonga en los grandes sistemas idealistas alemanes del siglo XIX. Estas empresas nacen de una exigencia de armonizar la unidad con la multiplicidad en la totalidad. Existe la necesidad de fundarse sobre una base sólida e irrefutable de verdad y de certeza, sobre la cual construir todo el resto con un método riguroso. La empresa es muy bella, debida y atrayente. Pero no es fácil. Se necesitaría estar movidos fundamentalmente por una instancia realista, que lamentablemente falta en cambio en la mentalidad que tiende a sustituir por lo ideal a lo real.
----------Por lo tanto, debemos decir ante todo que el fundamento teorético de un sistema de pensamiento, como en nuestro caso, es el objeto real fundamental, el punto de partida y de apoyo, el principio universal de la teoría del pensador, en nuestro caso santo Tomás de Aquino.
----------Es ese contenido inteligible universal o trascendental, en torno al cual todo el saber viene reunido, recogido, unificado, ordenado, sistematizado, organizado y sintetizado; el principio inspirador de todo el sistema; el contenido originario de valor absoluto, el resorte y el incentivo de todo el movimiento y el progreso del pensamiento; lo pensable y lo pensando, sin lo cual es imposible pensar; lo que da sentido a todo lo demás; el contenido fundamental del pensamiento, de lo cual todo deriva y a lo cual todo se refiere y remite, el contenido u objeto que es primariamente intuido o entendido y del cual la teoría deriva todo y a lo cual todo reconduce, lo que hace inteligible todo el resto, lo que se encuentra en todos los objetos de la teoría, ese contenido que sirve para sistematizar y ordenar todo lo demás, el principio de la síntesis de todo, lo que reduce todo a la unidad explicando la multiplicidad, lo que permanece siendo lo mismo en el variar de los objetos.
----------Ahora bien, debemos decir, con santo Tomás, que todo aquello que nosotros pensamos, y de lo cual nos hacemos una idea o un concepto, lo concebimos, conscientemente o inconscientemente, implícitamente o explícitamente, con la noción del ente y suponemos que sea algo, es decir, un ente. Lo concebimos a la luz y en el horizonte del ente, determinando el concepto del ente. Veremos esto mejor más adelante.
----------Es necesario distinguir, sin embargo, el fundamento del saber del fundamento del ser. Nosotros iniciamos el saber por el contacto con las cosas y subimos a Dios. En cambio, el fundamento del ser es Dios, del cual proceden las cosas. Nosotros, por lo tanto, conocemos al final lo que ontológicamente está al inicio. En cambio, para el idealista, que reduce el ser a lo pensado, el primum cognitum coincide con el Primum Ens, con Dios. Esto es particularmente evidente en algunos idealistas, como por ejemplo en Fichte, que dá inicio a la ciencia con la Autoconciencia del Yo absoluto, y en Schelling, que inicia el filosofar con la intuición del Absoluto.
   
¿El orden como clave interpretativa del sistema tomista?
   
----------Es útil recordar el pensamiento del padre Giuseppe Barzagui OP [n.1958], del cual los lectores ya tienen noticias (véase mi artículo de fines de agosto pasado, titulado: El gnosticismo de Giuseppe Barzaghi, y otros artículos anteriores). También Barzaghi entiende el ser como coincidente con el pensamiento, por lo cual extiende a todo el ser esa identidad de pensamiento y de ser que para Tomás existe sólo en Dios (cf. Sum.Theol., I, q.14, a.4). Barzaghi tiene una visión monista del ser, según la cual el ser, como en Parménides y en Severino, se identifica simplemente con el Absoluto o lo Necesario o lo Eterno, o sea con Dios.
----------La concepción de Barzaghi es una visión, que a él le viene también de Bontadini (sobre la metafísica de Barzaghi, véase. mi ya citado artículo: El gnosticismo de Giuseppe Barzaghi), según la cual la realidad no es un conjunto o una familia de entes, donde Dios, creador de todos los entes, está en el vértice de todos (summum Ens), infinitamente por encima de todos, sino que la realidad es un solo Ser, un "Todo", un "Entero", un único ser absoluto, compacto, sintético y ordenado, "lleno y redondo", para usar una eficaz expresión de Parménides, un Uno, tal para el cual ninguna parte se puede eliminar sin eliminar el todo.
----------En efecto, para la visión parmenídea del ser, lo múltiple no está fuera, sino en lo interno del Todo, así como en una máquina perfecta, cada parte es esencial y necesaria, por lo cual, si se la quita, el todo se bloquea. El "Entero" es como una manzana: si le quitas una rebanada, el Entero ya no es el Entero, lo que sin embargo es imposible en la realidad, porque el Entero es el "Absoluto", es Dios.
----------Para Barzaghi, la totalidad de los entes coincide con la Totalidad divina, en modo tal que al final Dios no aparece como trascendente al mundo, sino como el resultado de la síntesis de los entes. La trascendental totalidad del ser coincide con la Totalidad divina, con el Absoluto, que absorbe en sí todo el ser, sin que quede nada fuera. Por lo cual no existe un mundo distinto de Dios, sino que Dios coincide con el mundo, el cual a lo sumo es un "aparecer" de Dios, una "teofanía" divina (remito una vez más a mi citado artículo).
----------En efecto, en la visión metafísica de Barzaghi, así como cada parte es necesaria al Todo, la supresión de una parte comportaría la anulación del Todo; lo cual es absurdo. Para Barzaghi, si un mosquito dejara de existir, todo el universo se extinguiría. De ahí la idea de Barzaghi, recabada de Severino, de que en realidad la muerte no existe. "Todo está a salvo", como él dice. Y tampoco parece existir el mal. Dice Barzaghi, de hecho, enunciando el principio del buenismo, hoy tan de moda, que "todo está bien como está". E incluso admitida la existencia del mal, ¿cómo liberarse de él, si "todo es eterno"? Y si Dios coincide con el mundo y en el mundo existe el mal, ¿entonces el mal también está en Dios? Son, éstos, nterrogantes gravísimos, a los cuales Barzaghi no da nunca jamás ninguna respuesta clara y satisfactoria.
----------La muerte, para Barzaghi, no es corrupción ni disolución ni anulación, sino la desaparición del ente, ente que continúa en el existir, como desde siempre ha existido, pero está oculto a nuestra vista, porque "todo es eterno". Nada surge de la nada y nada se aniquila. No hay nada posible, sino que todo está en acto. Lo que es como decir que todo es necesario. Y de hecho, para Barzaghi, el ser es sólo el ser necesario, como él mismo afirma retomando a Severino: "el ser no puede no ser" (véase al respecto: Giuseppe Barzaghi, Il fondamento teoretico della sintesi tomista. L'Exemplar, ESD-Edizioni Studio Domenicano, Bolonia 2015, p.53). Ahora bien, dado que Dios es el Ser necesario, se sigue que todo es Dios y sólo Dios existe. Se comprende entonces cuáles son las dificultades que surgen en el pensamiento barzaghiano por cuanto respecta al dogma de la creación como productio a Deo totius entis ex nihilo.
----------Barzaghi siente la exigencia de la unidad en la multiplicidad; pero en lugar de darse cuenta de que Tomás la satisface con el concepto de analogía del ente, verdadero gozne y principio de síntesis de todo su pensamiento, considera que el Aquinate la satisface con la noción de "idea como ejemplar" (op.cit. p.92). "La ejemplar -dice (op.cit. p.89)- es una de las cinco causas, pero puede representar el nivel sintético en el cual la filosofía tomista puede encontrar el mínimo de complejidad que guía al máximo de complejidad".
----------Barzaghi considera que no se puede descender o, si queremos, no puede elevarse desde la complejidad hacia un único concepto de máxima extensión, simple y comprensivo, como sería el del ente, concepto que para Barzaghi, en su simplicidad y en su carácter abstractivo, está privado de contenido y de diversificación, tal por consiguiente como para no explicar ni significar la multiplicidad y la diversidad.
----------Por ello Barzaghi considera que el primum, el fundamento, el fundamento principal del sistema, es una "complejidad mínima", que recoge y sintetiza las "dicotomías" fundamentales, pero no resolutivas, de la esencia-existencia, acto-potencia, materia-forma y sustancia-accidentes. Se olvida de la dualidad ideal-real, que le habría causado incomodidad a su idealismo y lo habría obligado, por así decir, a "mostrar las cartas", o sea a apoyarse en el dogma idealista fundamental de la identidad del pensamiento y del ser, que él ha sostenido sin pudor en obras anteriores. El juego de Barzaghi estaría demasiado a la vista.
----------El ejemplar es por tanto un "orden", es una "estructura originaria" (op.cit., p.93). En tal sentido dice que "el principio de la síntesis tomista es el orden" (op.cit., p.45). "El orden es la matriz y el marco propio de la síntesis tomista. En efecto, el concepto de orden tiene el carácter sintético suficiente para presentarse con las características requeridas para ser el alma de la síntesis tomista" (op.cit., p.51). "La noción de orden es aquella que, a mi parecer, constituye el verdaderio y propio telar de la síntesis tomista" (op.cit., p.33). "La síntesis tomista tiene como marco o cuadro propio la idea de orden" (op.cit., p.84).
----------Así, Barzaghi rechaza "un primer principio simplicísimo. Es necesario un mínimo indispensable que no reduzca todo a un agrupamiento insípido. Un primer principio universalísimo disolvería la diversidad" (op.cit. p.53). "No basta la absoluta simplicidad para orientarse en la complejidad: con la simple noción de ente, no se va a ninguna parte. Es necesario el mínimo de la complejidad. Es decir, un orden causal" (op.cit. p.83).
----------Probablemente Barzaghi piensa en la noción scotista o suareziana del ente, infectada de logicismo y univocismo, que no es ciertamente la noción tomista del ente. Pero para remediar este concepto erróneo del ente, que ignora la multiplicidad y la complejidad, Barzaghi no propone la noción correcta, o sea el ente analógico tomista, sino más bien un "orden" o una "estructura ideal mínima", por lo tanto un esquema lógico, que puede ciertamente servir para llegar a captar el fundamento o para ilustrar racionalmente las derivaciones trascendentales del fundamento, pero que no lo capta en absoluto en sí mismo, así como no podemos poner en el lugar de lo real nuestros esquemas lógicos y pensar que todo se resuelva en un orden de bellas ideas. Es necesario representar lo real, aunque sea ordenadamente, antes que nuestras ideas.
----------"Si yo quiero alcanzar -dice el autor- las características distintivas, específicas de las cosas, entonces deberé tener presente que el principio en base al cual me puedo mover en esta complejidad es el mínimo indispensable en lo complejo. Y por lo tanto debe ser una forma de complejidad mínima, pero aún así siempre complejidad. Esta forma de mínima complejidad es la noción de orden" (íbid.).
   
Insuficiencia del principio del orden
   
----------Por consiguiente, Barzaghi cree encontrar "la unidad en la diversidad" no en la noción de la analogía del ente (principio fundamental de la síntesis tomista), sino en la noción de "orden" (op.cit., p.54), es decir, en una noción no trascendental, sino categorial, perteneciente al plano del accidente, porque no se refiere al ente como tal (ens ut ens), sino a lo múltiple, que resulta del accidente de la cantidad. El orden supone lo múltiple y dice relación entre entes, por lo cual, si es cierto que todo ente está ordenado, no está ordenado en cuanto ente, sino en cuanto relacionado a un conjunto según una regla o una idea.
----------En efecto, el orden, hablando en general, es una propiedad de lo real, por la cual en un conjunto unitario de elementos o de entes, que constituyen las partes de un todo sustancial o de un conjunto de sustancias, cada uno de ellos tiene su lugar en sí mismo y respecto a los otros, de modo de unirse todos juntos entre sí armoniosamente y proporcionadamente, y convergiendo todos hacia un único principio ordenador ideal o intencional, que establece el orden en los elementos ordenados.
----------Está claro que es nuestro deber poner orden en nuestros pensamientos, en nuestro actuar y en la cosas. Y está claro que existe un orden en las cosas. Pero tanto nuestros pensamientos como nuestro actuar y como las cosas, ya poseen por sí la regla de su orden, que no depende de nosotros establecer, sino del Creador del pensamiento, de la acción y del ser. Según santo Tomás de Aquino, el orden es principio de belleza, como él dice a propósito del Sacramento del Orden (Sum.Theol., Suppl., De sacramento ordinis, q.34).
----------Por el contrario, Barzaghi rechaza que el desarrollo de la síntesis parta de un único concepto trascendental y omnicomprensivo, porque teme que ello no pueda implicar o salvar la multiplicidad y la complejidad, a las cuales en cambio Tomás de Aquino es muy sensible. Barzaghi se olvida del valor de la noción analógica del ente, que, entonces, es el verdadero fundamento de la teoresis tomista, y parece pensar aquí ante todo, como he dicho, -rechazándolo con razón- en el concepto scotista y suareziano del ens simplicissimum o essentia realis, que efectivamente, en su abstractísima y sumamente genérica univocidad, aparece totalmente vacío y parece casi preceder al famoso seyn hegeliano, que se identifica con la nada.

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